El enfoque consiste en estar presente, y ser consciente de
lo que se está haciendo. Ser conscientes de la actividad, o tarea que estamos
desarrollando en ese preciso instante, sin distracciones o pensamientos
dispersos que interfieran en su realización.
El enfoque y
concentración, son la capacidad que tenemos para prestar atención, y por
consiguiente, para que nuestra actividad, trabajo o estudio, sean de calidad.
Si nos desenfocamos durante la realización de una tarea o
actividad, si nos desconcentramos, es más que probable, que cometamos algún
error, y lo que es peor, se estima que la mente humana necesita en torno a 10
minutos para volver a conseguir el estado de concentración anterior. ¿Lo
imaginas? ¿Imaginas que por dos interrupciones de 5 minutos, necesites 20 minutos para
recobrar tu enfoque y concentración?
Por desgracia, no siempre podemos conseguir un estado de
enfoque y concentración suficientes, nuestro entorno es agresivo, bullicioso,
con múltiples distracciones, ocasionadas por otros o por nosotros mismos.
Un
entorno hostil, con interrupciones acústicas, nos dificultará mucho conseguir
el enfoque y concentración deseados.
Algunos ejemplos de distracciones más comunes son:
Nuestra
propia mente
Nuestra propia mente es un foco de distracciones, durante la
realización de una tarea o actividad, nuestra mente está pensando en otra cosa,
o incluso hace que tengamos diálogos internos con nosotros mismos, con lo cual,
físicamente estamos desarrollando una actividad o tarea, pero mentalmente
estamos pensando en otra cosa, incluso podemos estar discutiendo internamente
con nosotros mismos, que haremos el fin de semana, o en las próximas
vacaciones.
El resultado será una tarea o actividad desarrolladas de
forma mediocre, porque no hemos puesto todo nuestro enfoque y concentración
sobre lo que estábamos haciendo.
Este es a mi entender, uno de los peores motivos de perdida
de atención, ya que de nosotros depende no perder la atención, en este caso no
interviene ninguna interrupción ‘externa’, somos nosotros mismos y nuestra
mente quienes generamos la interrupción.
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