viernes, 25 de enero de 2019

Continuar Sin Desfallecer


"La mayoría de nosotros subestimamos de lo que somos todavía capaces cuando estamos al límite"

La fuerza de la mente es x-veces superior a nuestro cuerpo pero pocos logran activarla.
No son tiempos fáciles los que estamos viviendo. Muchas personas están en  situaciones difíciles que no les permiten tener una visión optimista del futuro. Aunque incluso estés en una situación extrema con deudas no tienes el derecho de rendirte.

Da igual si eres emprendedor o trabajas por cuenta ajena. Todos tenemos momentos donde estamos al límite y cuesta mucho tirar para adelante. Desde que corro maratones me considero una persona mentalmente más fuerte. Cuando físicamente ya estas agotado después de 25km, tienes todavía 17km por delante pero aún así consigues terminar la carrera sabes que todo es posible. Es entonces que te das cuenta de lo eres capaz de hacer si no permites rendirte nunca  y tu mente acaba siendo más fuerte que tu cuerpo.

1. No le eches la culpa a nadie: todo depende de ti. No le eches la culpa a nadie. Si realmente quieres que las cosas cambien deja de quejarte sobre terceros que no hayan hecho bien su trabajo. Otros han estado en situaciones parecidas que tú y si lo han logrado. ¿Tal vez las cosas hubieran sido más fáciles si España no estuviera en la situación de crisis que esta? Puede. ¿Y si juegas a la lotería puede que te toque? Puede. Deja de perder tu energía en justificar tu fracaso e inviértela en tu futuro éxito.

2. Visualiza el éxito: imagínate la sensación que vas a tener cuando logres a salir de tu situación o puedas lograr el objetivo que te has propuesto. Tienes que tener claro lo que quieres conseguir y visualizar que ya lo has conseguido. Lo que la mayoría de las personas hace es dar un paso delante del otro pero sin ser capaz de mirar más allá del tercer paso. Si no tienes ni idea de lo genial que será el lugar al que vas a llegar no tiene sentido esforzarse. En tu cabeza tienes que tener una imagen por la que vale la pena luchar y no rendirse. Quítate ese cartel delante de la cara cuando andas para que veas lo que te espera al final del camino y darte cuenta que realmente merece la pena todo ese esfuerzo.

3. Divide el camino largo en pequeñas etapas: cuando tu reto es muy grande o tu problema es muy gordo divídelo en muchas partes pequeñas. Para Javier Echaleku esto significo ir pagando uno a uno las personas a las que debía dinero. Con cada sobre de dinero que entregaba había superado una etapa y avanzado un paso. Los estudios en la universidad no se finalizan con un examen. Se dividen en muchas partes pequeñas porque si únicamente ves la montaña de libros y páginas que vas a leer pierdes la fe que algún día acabarás con un diploma.


Superar Dificultades

Quizá el mito que mejor ilustre lo que es la resiliencia es aquel del ave fénix, que moría consumida por el fuego sólo para renacer una y otra vez de sus propias cenizas y ascender al sol. La resiliencia es la capacidad de las personas de recuperarse de un evento traumático como una enfermedad o accidente, la muerte de un ser querido e incluso experiencias más extremas como el abuso físico o psicológico.  Los mecanismos detrás de nuestra capacidad de sobreponernos a la adversidad y el dolor han llamado la atención de los investigadores.

 La cuestión fundamental sobre este tema es que no se puede  conocer la resistencia propia hasta que no se enfrentan dificultades. El psicólogo Norman Garmezy  realizó investigaciones al respecto durante 40 años para la Universidad de Minnesota.  Durante este tiempo visitó escuelas de todo Estados Unidos, especialmente aquellas de comunidades con un rezago económico. En ellas se reunía con el personal para preguntarles si tenían algún niño con antecedentes conflictivos que en lugar de volverse problemático fuera motivo de orgullo.

Su propósito era descubrir qué era lo que hacía a estos individuos sobreponerse a sus circunstancias y desarrollarse exitosamente en la vida.  A diferencia de otros que frente a las adversidades tenían problemas para relacionarse y se volvían conflictivos o desarrollaban conductas agresivas y auto-destructivas. Hay dos formas de dividir los factores de estrés: crónicos y agudos. Los primeros pueden estar relacionados al abuso, padres con problemas psicológicos, estar expuestos a un divorcio problemático. Los segundos podrían estar relacionados a ser testigo de actos traumáticos o violentos como un accidente. 

El trabajo de Garmezy es de particular importancia porque anteriormente las investigaciones se enfocaban en estudiar a los niños “conflictivos” y no a los que lo estaban haciendo bien a pesar de todo.  Ya que la directriz de la investigación era buscar áreas vulnerables para dilucidar qué hacía a la gente susceptible a malos resultados en su vida. En lugar de buscar área as de oportunidad para construir fuerza. 

Las investigaciones de Garmezy permitieron dar a conocer los factores que protegen a los residentes: aquellos relacionados con sus antecedentes, su personalidad. Los factores son individuales, psicológicos y externos o ambientales. 

También indican que lo que el punto clave entre quienes superan un reto y los que se rinden frente a él radica en cómo conciben su situación. La diferencia de perspectiva es la siguiente: aquellos que ven en su situación una oportunidad para crecer y salir adelante  logran mejores resultados que quienes lo conciben como una tragedia. 

Básicamente las creencias que tengamos con respecto a nuestras experiencias tienen un papel definitivo en lo que pasará después.

El lado positivo es que se puede enseñar a las personas a construir fortaleza. Las personas pueden aprender a regular mejor sus emociones y descubrir cómo sus pensamientos afectan qué tan vulnerables se sienten.  Por otro lado, los mismos mecanismos mentales que nos permiten ser resilientes también pueden actuar a en nuestra contra. La tendencia a rumiar los pensamientos, repasándolos una y otra vez y sintiendo ira o tristeza cada vez que los recordamos puede incrementar nuestro estrés. Tomar un detalle y obsesionarse con él es la receta perfecta para hacer que este detalle se sienta como lo peor que nos pudo haber pasado en la vida.

Básicamente pensar en las dificultades como un reto nos hace más flexibles y capaces de manejarlo, aprender y crecer. Mientras que enfocarnos en la situación como una amenaza o tragedia puede hacerlo un problema permanente que afecte los eventos posteriores de nuestra vida. En palabras de Joseph Rain:


 “La felicidad no es inherentemente libre de dificultad o preocupación. Es un nivel de consciencia positiva y entendimiento que exhibimos a todo lo largo del camino y frecuente a pesar de los muchos retos que la vida nos otorga. En otras palabras, la felicidad es resiliencia”. 

Vencer La Ignorancia


Las sociedades requieren de manera constante apostar por el conocimiento. Solo así podrán fortalecerse y mejorar las condiciones de vida, objetivo principal de cada una de ellas. Sin cultura no habrá progreso. Para que exista progreso, se debe vencer a la ignorancia.

A pesar de los errores cometidos en el área, Paraguay atraviesa un proceso de fortalecimiento en su sistema educativo, que en lo que respecta al razonamiento para leer la realidad, tiene sus primeros resultados en la reacción, sobre todo de la franja joven. El reclamo de los estudiantes secundarios y universitarios para una mejor educación es una muestra que ese pensamiento crítico se ha instalado, probablemente de manera incipiente aún, pero es un avance significativo en las libertades de pensamiento, expresión y manifestación.

Debemos tratar de entender cuáles son las razones por las que se afirma que "al paraguayo no le gusta leer". Una de ellas puede ser el mismo sistema educativo que –si bien con avances– aún tiene resabios del aplicado por décadas durante el período autoritario en el que pensar prácticamente no estaba permitido, y sobre todo si era diferente al sistema. La mayoría de los docentes que hoy están a cargo de la enseñanza son resultado del anterior sistema, por lo que hasta es entendible el bajo nivel general que existe en la educación en todos sus niveles.

Otra razón de esa afirmación puede estar sustentada en el acceso a los materiales de lectura. En esta era en la que un sector puede darse la comodidad de tener en sus manos dispositivos móviles con miles de oportunidades de lectura, gran parte de la población sufre la incapacidad estatal para dotar hasta en las propias instituciones educativas públicas materiales básicos. La situación económica, además, incide de manera drástica para el acceso a textos. Para muchos, comprar un libro es un lujo que no pueden darse.

No se debe tratar de tapar la incapacidad general en ofrecer mejores condiciones para lograr una sociedad con mayor conocimiento y pensamiento crítico. El peor enemigo de toda sociedad es la ignorancia. Si como país deseamos avanzar para salir del subdesarrollo económico es imprescindible sustituir viejos esquemas en la educación y destinar los recursos necesarios para vencer no solo la pobreza económica, sino también la mental
.
El Estado debe esforzarse en fortalecer la educación, esa es su responsabilidad. Pero el ciudadano no puede esperar que por obra de magia logre conocimiento. Debe leer, no hay otra forma. Nadie lo hará por él.


La lectura es contagiosa, por lo que si cada uno decidiera empezar a agarrar un libro de seguro esa costumbre se expandirá como una cura que, con seguridad, vencerá a la ignorancia.

Marginal

En su famoso ensayo La migración y el hombre marginal, Robert Park, uno de los fundadores de la escuela sociológica de Chicago, definió la marginalidad como una especie de limbo entre, por lo menos, dos entornos culturales. 

La formulación de "marginalidad" de Park está directamente relacionada con la expuesta por Georg Simmel en El extranjero, donde ese "extranjero" es potencialmente un flâneur [haragán], con libertad para ir y venir a su antojo. Es una persona desapegada que, en uno u otro momento, entra en contacto con todos los individuos, pero sin estar orgánicamente relacionado con ninguno en particular. Lo que caracteriza el concepto de "extranjero" de Simmel no es sólo el desapego sino la "cercanía".

Situándose en el contexto de una ciudad moderna, Simmel es consciente de que la marginalidad surge de la urbanización y la industrialización de las sociedades contemporáneas. Se suele decir que la marginalidad define una personalidad en transición que, aislada y desprotegida, busca en vano una oportunidad para echar raíces en un discurso o una cultura dominante. 

Sin embargo, una situación de marginación cultural describe más bien la experiencia de alguien moldeado por el contacto con dos o más tradiciones culturales. Esa persona no suele encajar perfectamente en ninguna de las culturas con las que ha entrado en contacto, sino que, manteniendo una distancia crítica respecto a ambas, puede situarse cómodamente al borde, en los márgenes de cada una de ellas. Esta ubicación cultural intermedia apunta a un tipo de marginalidad positiva que consigue moverse con facilidad y vigor entre diferentes tradiciones culturales, actuando adecuadamente y sintiéndose cómodo en ambas.

Los marginados interculturales suelen dar buen uso a sus experiencias multiculturales. En el mundo actual la relación entre el centro y el margen ha cambiado. Estamos asistiendo a un doble desplazamiento del foco. En primer lugar, el centro se ha fragmentado, de manera que, al contrario de lo que le ocurría a la filosofía moderna, ya no es posible encajar en una ontología subjetivista absoluta. En segundo lugar, podemos contemplar cómo surgen nuevas creaciones desde los márgenes y en dirección al centro. La marginalidad, en tanto que percepción discontinua del mundo, sustituye el discurso lineal y monolítico de la realidad por una visión dialógica de la civilización. La consideración de la comprensión dialógica como auténtica matriz del encuentro hermenéutico siempre genera una lógica de diferenciación y negociación constante que aspira a autorizar una nueva forma de abordar el fenómeno de la civilización como un proceso de auto concienciación del ser humano.

Si no se tiene la firme convicción de que a los demás seres humanos, ciudadanos de la historia, hay que cuidarlos y compartir la vida con ellos no podrá haber un proceso fenomenológico de construcción de la civilización. Sin embargo, al decir que la ciudadanía dialógica reside en la autoridad de la tradición se suele negar la posibilidad de reflexionar críticamente sobre uno mismo y de que así se pueda acabar con los elementos dogmáticos que, en todas las tradiciones intelectuales, van en contra de cualquier iniciativa de diálogo. 

En consecuencia, lo que puede convertir ese estado de interconexión en algo auténtico y práctico no será obra de la racionalidad, ni tampoco de nuestra utilización del lenguaje, sino de una percepción empática de la unión. 

Dicho de otro modo, la empatía tiene que basarse en la participación en la experiencia ajena, que es el reconocimiento de que, en el contexto de la vida humana, hay otros que son similares a nosotros, en tanto que seres humanos, pero diferentes porque pertenecen a otra tradición intelectual. Partiendo de esto podemos observar que el hecho de vivir dentro de una tradición intelectual va automáticamente acompañado de la sensación de compartir valores con otros miembros de la misma comunidad, pero que también tiene que ver con lo que podríamos llamar un impulso universal, en el sentido de que la tendencia de esa tradición a acercarse a su propia experiencia vital se basa en la idea de que las demás comunidades expresan distintas experiencias de una misma vida compartida.

La idea de compartir la vida vincula de varias maneras a miembros de distintas comunidades, aunque ese vínculo no provenga del reconocimiento de que otras comunidades y culturas son o deben ser parecidas. En consecuencia, en ese contexto la creación de la sensación de solidaridad no solo se basa en la conciencia de la existencia de similitudes, sino en las discrepancias y diferencias que existen entre las culturas humanas. De hecho, las discrepancias pueden llevar a cada una de ellas a la solidaridad con las otras. Como señaló Clifford Geertz: "La naturaleza humana no existe al margen de la cultura". Dicho de otro modo, los seres humanos son seres creadores de cultura. 

La labor de la cultura es crear, reproducir y alterar a los individuos transformándolos en seres humanos culturalmente moldeados. En consecuencia, no hace falta decir que los seres humanos son productores y producto de las culturas. Sin embargo, también son capaces de repensar radicalmente ideas muy queridas sobre la humanidad en tanto que portadora de dignidad. 

Esta es la razón de que las culturas, yendo más allá de sus propios límites, sirvan para otorgar sentido a los seres humanos en tanto que integrantes de la raza humana.

Los seres humanos son creados por las culturas a imagen y semejanza de sus propias sociedades. Pero constituyen una enorme paradoja. Aunque están hechos para sus propias culturas, pueden tender la mano a otras. Los seres humanos pueden sacar humanidad de lo inhumano, del mismo modo que pueden extraer belleza de la fealdad y paz de la guerra. Así que la cultura es una eficaz herramienta de supervivencia, pero también es un fenómeno frágil, porque siempre está cambiando y se degrada y destruye con facilidad. 

Sin embargo, nuestra humanidad no se mide únicamente por la pertenencia a nuestra propia cultura sino por la actitud hacia las demás. La cultura no es simplemente, como planteó Matthew Arnold, "lo mejor que se ha pensado y dicho en el mundo". La cultura es lo que proporciona a los seres humanos la capacidad crítica para salir de su marginalidad. En consecuencia, aquí lo importante no es saber por qué somos marginales sino qué hacemos con nuestra marginalidad, que es intensa, extensa y polifacética. 

Así que lo que cabe preguntarse es si estamos en un momento histórico en el que debemos perder la fe en la marginalidad o esforzarnos por promover condiciones que sirvan de base para establecer un diálogo entre marginalidades que forje nuevas normas para la solidaridad en un mundo plural.



Construir El Futuro

Para construir un futuro exitoso es necesario ir transformando el presente, ya que el futuro lo construimos a diario con nuestras acciones, nuestra forma de pensar, la influencia de nuestro entorno y lo que estemos dispuestas a cambiar en nuestro presente para mejorar nuestro futuro.

El éxito es un concepto diferente para cada persona, para unos puede ser lograr una estabilidad emocional, para otros un logro económico, una mejora laboral….pero todo esta basado en el deseo de mejora innato en las personas, y para mejorar tienes que empezar a  hacer cambios hoy y ahora, recuerda que los grandes cambios empiezan por cambiar las cosas pequeñas.

Una de las cosas que tenemos que mejorar la mayoría de las personas son los hábitos, si quieres cambiar tu futuro, no sigas haciendo lo mismo todos los días, empieza a cambiar actitudes y hábitos que te limitan, proponte una meta medible, o sea que puedas cumplir sin agobiarte y acostúmbrate a perseguirla hasta que se convierta en un hábito
.
Haz estos pequeños ejercicios que te llevarán a grandes metas.
– Implanta un hábito
Si eres de esas personas que les falta organización, empieza con algo sencillo, organizar tus papeles, tus armarios, parece una tontería pero no lo es, es ir implantando hábitos que cada vez  te costará menos seguir y te harán sentir una gran satisfacción.
– Fíjate una meta
No te crees una gran meta de pronto, será difícil de cumplir y eso te va a generar frustración  y pensamiento negativo sobre tu forma de actuar, procura que sea una meta medible y escalonada y ve subiendo los peldaños poco a poco pero con constancia.
-Celebra tus logros

Cada cosa, hábito o actitud que vayas cambiando celébrala, imagínate cuanto has cambiado y mejorado con el paso del tiempo y tu nueva forma de pensar, disfruta cada pequeño logro porque será la base de tus grandes éxitos.

Alcanzar Objetivos

Como líder, entiendes lo importante que es tener una visión del futuro. La mejor manera de lograr esa visión es establecer metas. Necesitarás objetivos a corto y largo plazo, siendo las metas a corto plazo bloques sobre los que construir para llegar a los objetivos a largo plazo. Sigue los pasos a continuación para comenzar a definir y, lo que es más importante, alcanzar tus metas.

Primer paso: Define tus metas a largo plazo. Trabajar hacia la consecución de metas y lograrlas en todos los aspectos de tu vida es una gran fuente de motivación y satisfacción. Las metas a largo plazo son las metas más grandes que te fijas para ti mismo, por ejemplo, hacerte doctor, recibir un título de posgrado o comenzar un negocio. Al crear metas, asegúrate de definir también cómo medir el éxito. Por ejemplo, si tu objetivo es iniciar un negocio, podrías decir que tiene éxito si el negocio sigue en funcionamiento un año desde el momento en que se establece.

Un objetivo sólido cumplirá estas condiciones:

Es específico: Define tu objetivo en detalle. ¡Es difícil trabajar hacia un objetivo indefinido!

Es mensurable: Identifica las maneras en que sabrás que tu meta se ha logrado.

Es alcanzable: Asegúrate de que tu objetivo es algo se puede lograr de manera realista. Acabar con la pobreza tal vez no sea posible por tu cuenta, pero ofrecer oportunidades educativas para los jóvenes desfavorecidos puede que lo sea.

Es relevante: Tus metas deben alinearse con la dirección que quieres que tu vida tome y, si corresponde, con las necesidades de tu comunidad.

Es limitado en el tiempo: Poner un plazo a tus metas te mantendrá motivado y encaminado.

Cada objetivo debe cumplir todas las condiciones. Si las pasa, es indicio de que has creado una meta excelente para ti.

Segundo paso: Define tus metas a corto plazo. Los objetivos a corto plazo te mantienen en el camino hacia el logro de los de largo plazo. Si tu objetivo a largo plazo es iniciar un negocio, tus metas a corto plazo pueden ser realizar una investigación de mercado, elaborar un plan de negocios, reunirte con un mentor, etc. Basándose en el resultado de una meta a corto plazo, puede que necesites reevaluar tu meta a largo plazo. Tal vez, al desarrollar el plan de negocios, averiguaste que el costo de iniciar un negocio es mayor de lo previsto. ¿Cambiará esto tu meta a largo plazo? ¿Hay metas adicionales a corto plazo que puedas establecer para ayudarte a trabajar en la consecución de tu meta a largo plazo? Asegúrate de reevaluar tu plan a largo plazo a medida que completes cada meta a corto plazo. Recuerda que los objetivos a corto plazo no necesitan ser tan ambiciosos como lo son los de largo plazo. Desarrollar tus habilidades profesionales es un gran objetivo a corto plazo. Si esa es una de tus metas, echa un vistazo a nuestros recursos sobre cómo redactar una biografía, prepararse para una entrevista de trabajo y pronunciar un discurso.

Tercer paso: Identifica los recursos que necesitarás para alcanzar tus metas. Después de definir tus metas, haz una lista de los recursos que necesitarás para alcanzar cada una. Los recursos pueden incluir investigación e información, dinero o apoyo financiero, o ayuda de otros, como familia, amigos, miembros de tu comunidad o compañeros de trabajo. Al tener una lista de lo que necesitas, sabrás dónde y a quién recurrir para obtener apoyo. 

Después de haber definido tus metas y lo que necesitas para lograrlas, asegúrate de continuar revisando tus metas establecidas para que puedas permanecer en buen camino. La mejor manera de hacer esto es anotar todo

La Mente Fértil


¿Quieres vivir bien?

Entonces limpia tu mente de todo lo que ya no tiene sentido en tu vida, no busques ya vivir del pasado, pasa la página de la vida y vive de ahora en adelante. Para muchos se hace difícil desvencijarse del pasado, y no es tan fácil, lo sé; en nuestra mente quedan grabados todos los buenos momentos vividos, y a veces también los momentos que no fueron felices, y ese pasado queda marcado como un tatuaje en nuestro corazón.

Un gran amor que hemos vivido, de tanta intensidad y fuerza que siempre viene a la superficie aquella nostalgia, de aquellos momentos felices e intensos, que a todas horas están presentes en nuestra memoria; y cuando no vivimos nada siquiera semejante, revivimos y resucitamos aquel momento del pasado.

Un amor infeliz que tuvimos, y que nos ha hecho sufrir mucho, sea por el abandono, por el desprecio, porque simplemente no ha salido bien, nos roba la paz y nos mantiene rehenes de aquellas experiencias pasadas, cerrando de manera abrupta la entrada de nuevas personas en nuestra vida.

Acontecimientos como esos están grabados en nuestra mente y nos impiden ser felices.

Las experiencias pasadas son válidas para aprender y conocer el modo de vivirlas en el aquí y ahora; ya las hemos vivido, ya hemos pasado por ellas, y lo correcto sería no sufrir más; no obstante, mientras la mente no esté limpia de los acontecimientos del pasado, nada habrá que pueda ser distinto.

En general la mente procura esclavizarnos por la razón, todo pensamiento la mente lo racionaliza; por lo regular, sufrimos la influencia de un torbellino de informaciones, ya por los medios de comunicación, por influencias de amigos, y a menudo por personas cercanas a nosotros; el núcleo familiar influye mucho sobre nosotros con valores que sirvieron para nuestros padres, abuelos y tíos, pero que en la actualidad ya no nos son de gran valía.

¿Te imaginas a tu familia aceptando una relación *G* ? Me parece que ni siquiera tú la aceptarías, pero esa es la realidad de los tiempos modernos. Y, cuando se depara con esa realidad, la racionalidad de tu mente es la primera en bloquear ese tipo de relación, y ¿qué haces tú? Condenas vehementemente tal relación, por lo que has aprendido acerca de lo que estaría bien o mal, y lo conviertes en radical para todo lo nuevo.

Y de esa manera una serie de factores que conciernen a la vida son bloqueados por nuestra mente, por el prejuicio, que en realidad es un juicio previo que formamos de algo que no conocemos y que nos fue inculcado juntamente con nuestra educación en tiempos que ya no se combinan con nuestra realidad; pero desgraciadamente aún se ven jóvenes con mente retrógrada para los valores actuales, que no aceptan las diferencias.

Pero ¿cuál es el punto?

Es necesario hacer una limpieza en la mente; nada florece perfecto en un terreno árido, no siendo las hierbas dañinas; la gran mayoría lleva la mente atiborrada de sentimientos negativos, sufrimientos, amarguras, resentimientos, desesperanza, odio, deseos de venganza, lo cual redundará únicamente en una vida más sufrida.

Si dejamos suelta nuestra mente, nos hará prisioneros de los valores erróneos que albergamos y alimentamos día a día; es necesario que tomemos las riendas de la situación, sin dejarnos llevar por lo que nuestra mente racionaliza dentro de nosotros.

Procura hacer una limpieza en tu mente, como si fueses a limpiar el jardín de tu casa, cultivando la tierra, abonando, arrancando las hierbas dañinas, sembrando las plantas que habrán de florecer; en otro caso, tendrás un jardín repleto de plagas, pues así es nuestra mente, cultivamos en ella lo que deseamos que florezca; de nada sirve quejarnos de que nuestra vida es difícil, si siempre arrastramos resentimientos.

Somos los responsables de nuestra sembradura y cosecha, por lo tanto, procura abonar tu mente y plantar en ella solo buenas semillas, y así recogerás buenos frutos; caso contrario, te amargarás siempre en una vida de desesperanza al servicio de aquellos que no soportan ver un jardín florido y una vida de felicidad en quien quiera que fuese.

Piensa en ello...

jueves, 24 de enero de 2019

El Desborde Emocional

Casi todos, en alguna que otra ocasión, nos hemos visto envueltos en una discusión en la que dejamos que las emociones fluyeran sin control. No me refiero a esos pequeños fogonazos de ira sino a verdaderas oleadas de sentimientos negativos, que prácticamente nos desbordan y hacen que actuemos de forma poco racional.

El escenario típico es: estás en medio de un desencuentro, la otra persona dice algo y, repentinamente, es como si cayeras en un agujero negro. Lo único que percibes y emites es ira, miedo, pánico y/o frustración. Cuando experimentamos estas sensaciones nuestros músculos se tensan, listos para la acción, y nuestra mente funciona tan rápido que no somos capaces de seguirla “conscientemente”.

La diferencia entre la inundación emocional y las emociones que experimentamos todos los días radica en la magnitud. Durante un episodio de inundación emocional nuestra mente racional se desconecta, ocurre un secuestro emocional en toda regla. Nuestro sistema nervioso se satura y la corteza prefrontal deja de ejercer su rol controlador. En este punto, nuestras reacciones instintivas pueden empeorar aún más la situación, generando una cascada de ira. 

Básicamente, lo que ocurre es que reaccionamos haciendo lo mismo que percibimos en el otro. En una discusión, sobre todo cuando se va acalorando, es normal que adoptemos una actitud de lucha/huida. Cuando una persona se siente atacada, percibe que la situación la sobrepasa o está llena de ira, se produce una activación fisiológica que genera esa sensación de peligro inminente.

De esta forma, el cerebro percibe que existe un nivel de estrés que no podemos manejar y, por tanto, responde como si estuviéramos ante un riesgo real, aumentando la presión sanguínea, haciendo que la respiración sea más superficial y dilatando las pupilas, respuestas que nos animan a tomar solo dos caminos: atacar a nuestro adversario o huir de la situación.

El problema es que resulta muy probable que nuestro interlocutor reaccione de la misma manera y, como resultado, ambas personas terminen perdiendo el control. Se produce una inundación emocional en toda regla donde no hay espacio para el entendimiento ya que en ese momento la empatía desaparece y es como si cada cual luchase por su vida.

Cuentan que un hombre sufría a menudo ataques de ira y cólera, así que un día decidió solucionar este problema. Para ello, le pidió ayuda a un viejo sabio que tenía fama de conocer la naturaleza humana. Cuando llegó, le dijo:

- Señor, quiero que me ayudes, tengo fuertes arranques de ira que están arruinando mi vida. Sé que soy así, pero también sé que puedo mejorar.

- Lo que me cuentas es muy interesante - dijo el anciano. De todas formas, para poder tratar tu problema, necesito que me muestres tu ira. Solo así podré descubrir su naturaleza.
- Pero ahora no estoy enfadado - argumentó el hombre.
 - Bien - contestó en anciano. - En ese caso, la próxima vez que la ira te invada, ven lo más rápido que puedas a enseñármela.
El hombre estuvo de de acuerdo y regresó a su casa. A los pocos días sufrió un ataque de cólera y marchó rápidamente a ver al anciano. Sin embargo, el sabio vivía en lo más alto de una colina muy alejada, así que cuando alcanzó la cima y se presentó al sabio…
- Señor, estoy aquí de nuevo.
- Estupendo, muéstrame tu ira.
Pero al pobre hombre se le había pasado el enojo durante el camino.
- Es posible que no hayas venido lo suficientemente rápido - dijo el anciano. - La próxima vez corre más deprisa y así llegarás todavía enfadado.
Pasados unos días, al hombre le asaltó otro fuerte ataque de cólera y, recordando la recomendación del sabio, comenzó a correr cuesta arriba. Cuando media hora después llegó completamente agotado a casa del viejo, este le reprendió:
- Esto no puede continuar así, otra vez llegas sin ira. Creo que debes esforzarte más y subir la cuesta mucho más rápido. De otro modo no voy a poder ayudarte.
El hombre se fue entristecido, jurándose a sí mismo que la próxima vez correría con todas sus fuerzas para llegar a tiempo de mostrar su ira.
Pero no ocurrió así. Una y otra vez subía la cuesta, y cada vez llegaba más fatigado y sin rastro de ira.
Un día que llegó especialmente extenuado, el maestro, por fin, le dijo:

- Creo que me has engañado. Si la ira formara parte de ti, podrías enseñármela. Has subido veinte veces y nunca has sido capaz de mostrarla. Esa ira no te pertenece. No es tuya. Te atrapa en cualquier lugar y con cualquier motivo pero luego te abandona. Por tanto, la solución es fácil: la próxima vez que quiera llegar a ti, no la recojas.

Esta fábula nos deja diferentes enseñanzas prácticas que podemos aplicar para evitar que las emociones tomen el control:

El Recurso De La Ilusión

La palabra ilusión viene del latín illusio, -ionis, que significa "engaño", del verbo illúdere que quiere decir "burlarse de" y "jugar contra". De ahí que en español, como en otros idiomas, tenga que ver con engaño, idea irreal o distorsión de la percepción de los sentidos, que se hace patente en expresiones como "ilusión óptica", "ser iluso", "de ilusión también se vive" o "hacerse ilusiones", entre otras.

Sin embargo, también tiene un segundo significado, el más popular y arraigado en la actualidad, y que se refiere a algo positivo, favorable y optimista o a expectativas favorables depositadas en personas o cosas. Así, algunos diccionarios también la definen como la ilusión que implica alegría o felicidad que se experimenta con la posesión, contemplación o esperanza de algo (María Moliner) o esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo o viva complacencia en una persona, cosa, tarea, etc. (Real Academia Española).

Según Lecina Fernández, psicóloga clínica, "la ilusión significa una cosa distinta para cada individuo: en el interior de cada uno ha germinado y crecido una idea de la ilusión asociada a las ganas de vivir que motivan, a proyectos, o a la alegría, entre otros. Por ello, la ilusión implica un conjunto y una sucesión de actos y actitudes tales como: creer en los sueños; sentirse capaz para diseñarlos y hacer real lo imaginado; emprender conductas para perseguirlos; mantener, perseverar en comportamientos para conseguirlos; tener esperanza en lograrlos a pesar de la incertidumbre y de las adversidades; y, además, realizar todos estos pasos con ganas y alegría".

Así, pues, la ilusión invita a la acción, hace referencia al tiempo presente y al futuro, habita en la imaginación y va ligada a emociones, sensaciones, pensamientos y actitudes positivas de las personas. Y, aunque parece que tiene mucha semejanza con la motivación, no es lo mismo. 

Esta experta aclara que "cuando tenemos ilusión estamos motivados, pero no siempre que estamos motivados tenemos ilusión". Pone como ejemplo que se puede estar motivado por estudiar y aprobar una asignatura, pero no tener ilusión por ella ni estar ilusionado por dedicar la profesión a ella.
Otros rasgos que las distinguen es que la motivación se centra más en el presente, en el ahora, 
mientras que la ilusión acompaña para construir el futuro. 

Para estar motivados hay que buscar un argumento, dar explicaciones para suscitar interés para sentirse animado a hacer algo; para estar ilusionados no hacen falta explicaciones, la propia ilusión conlleva el ánimo, el deseo y el argumento. A la motivación le acompaña saber que se obtendrá un premio al final; en la ilusión no se sabe si habrá recompensa, la propia ilusión y el perseguirla es el premio, con independencia de si al final se consigue lo propuesto.

Sobre la ilusión no se imparte formación en ningún área escolar ni familiar ni laboral ni de salud. Solo se cuenta con ese legado popular que mantiene viva la llama de la ilusión y cada persona recoge un sentido o significado de la misma. "Sí nacemos -unos más otros menos- con características personales afines a ilusionarnos, como el entusiasmo, el ánimo, la facilidad para soñar, diseñar proyectos, sensibilidad para percibir, la razón y el análisis, etc. Y también, a medida que crecemos, la aprendemos o nos la contagian", especifica Fernández.

"La ilusión forma parte de la vida, del comportamiento. Y el comportamiento incluye conductas, pensamientos, sentimientos y actitudes. Y si la ilusión es una actitud ante la vida, la psicología, como ciencia del comportamiento humano, ha mostrado que se puede aprender, cambiar y cultivar", puntualiza. "Los conceptos, valores y fortalezas del ser humano se pueden cultivar y potenciar", añade esta experta.

La gran mayoría de las personas da a la ilusión un sentido positivo, aunque cada uno tiene su propia definición y vivencia. Son sensaciones positivas sobre sí mismo, sus ganas de vivir y su potencial en crear su futuro. ¿Quiere decir esto que las personas que no tienen ilusión, no tienen este tipo de vivencias y sensaciones positivas sobre sí mismas en su presente y hacia su futuro?


La respuesta es complicada. Pero en realidad la ilusión y la esperanza ayudan a vivir mejor. Para Fernández no es igual la vida con ilusión que sin ella: "En ocasiones sirve para que la vida sea más agradable y atractiva y, en otras, para que no sea tan fea, ayuda a vivir menos mal".

Multitud De Solitarios


Hace ya muchas décadas que vivimos en una sociedad totalmente masificada. En las grandes ciudades nos hemos acostumbrado tanto que ya nos parece lo normal vivir permanentemente en medio de una multitud. Da igual que sea en un atasco, caminando por el centro o haciendo cola para entrar en algún sitio.

La realidad es que cada vez estamos más rodeados de gente pero también que cada día que pasa estamos más solos.

En las culturas mediterráneas somos convencidos practicantes de la inclusión en el grupo.

Ya desde muy pequeños se nos fomenta la integración en diferentes grupos sociales con el fin de adquirir habilidades personales y relacionarnos con otros seres humanos con los que intercambiar nuestras experiencias vitales.

Pero en esta cultura del grupo, en muchas ocasiones, nos encontramos sin suficientes herramientas cuando fallan los mecanismos de integración.

La individualidad de cualquier ser humano como expresión de las características únicas que lo distinguen del resto, es algo maravilloso. Un patrimonio a proteger si tenemos en cuenta el potencial de la suma de todas las individualidades que existen en el mundo.

El grupo como suma de las diferentes personalidades de todos sus miembros supone un amplificador maravilloso que nos recuerda aquello de que no siempre: “1+1=2”.

Pero el grupo como rodillo homogeneizador que busca la uniformidad de todas las personalidades que lo componen, el grupo como elemento excluyente que señala y maltrata a todos aquellos que no se doblegan ante sus imposiciones se termina por convertir en un generador de violencia, aislamiento y soledad.

La próxima vez que lean una noticia sobre acoso escolar, presten atención. Ya verán como en algún momento se relatará que el acoso viene de un grupo a un individuo.

La próxima noticia que encuentren en la prensa sobre algún ser humano que recibe una paliza por ser considerado diferente (sea esto ser homosexual, extranjero o cualquier otra condición), fíjense en el hecho de que los agresores siempre son varios. Van en grupo.

Cuando les llegue información sobre algún tipo de abuso o atentado contra los derechos humanos, hagan el ejercicio de identificar el grupo que hay detrás. Porque desgraciadamente, siempre hay un grupo.

El grupo no es de por sí un elemento negativo. La familia es un grupo. Los amigos son un grupo. Los compañeros de trabajo, de partido o de luchas reivindicativas, son todos grupos.

Los grupos implican fuerza y poder. Y esa capacidad de transformación es algo que puede tener efectos maravillosamente positivos en nuestra sociedad.

Pero la fuerza y el poder utilizados de la forma incorrecta pueden provocar mucho dolor y daños irreparables.

Todos pertenecemos de alguna manera a algún grupo o a otro. Analícenlo por un momento.

Piensen de qué grupos forman parte a día de hoy, y piensen cuál es su papel dentro de esos grupos. ¿Son ustedes líderes? o acaso ¿Son seguidores?

Y ya que estamos haciendo este análisis, pregúntense también si ese grupo les suma y les aporta o solo les genera una cierta soledad acompañada. Piensen en la relación de esos grupos a los que pertenecen con el resto de la sociedad, ¿son positivas o negativas?.

Si la pertenencia a grupos nos hace ir a más como seres humanos o consigue que aportemos algo bueno de nosotros a otros, entonces ¡vivan los grupos!

De lo contrario, deberíamos hacer el esfuerzo de poner por delante la valentía y la autoestima para no estar donde no se hace ningún bien.

Al fin y al cabo la vida son dos días y no merece la pena hacer este viaje en malas compañías.

Conectados Con La Vida

Gracias a la revolución digital ahora vivimos en un mundo en el que estamos conectados con más sitios, personas, acontecimientos y culturas que nunca. Mientras que la cantidad de estas conexiones es verdaderamente arrebatadora (quinientos “amigos” en Facebook, por ejemplo), la calidad de nuestra conexión con otros y con nosotros  mismos en particular es “pobre” hasta el punto de crearnos padecimiento y enfermedad en nuestras vidas.

Es fundamental volver a conectarnos con nosotros mismos. ¿Por qué? No podemos estar verdaderamente felices si no estamos en contacto con nosotros mismos. Si no estamos en contacto con nosotros mismos, nuestra capacidad para estar presente para los demás – nuestros hijos, nuestra pareja, familia y amigos – se verá empobrecida.

Uno de los requisitos básicos de la niñez es el amor y la conexión emocional que fomenta. Cuando lo recibimos aprendemos a sentirnos validados y amados. Muchos de nosotros hemos sido criados sin que estas necesidades hayan sido suficientemente satisfechas. Esta falta de conexión puede producir consecuencias físicas y psicológicas de largo alcance para nosotros.

No experimentar el amor siendo niño ocurre en muchas familias aparentemente normales y exitosas y puede llevarnos a sentir un anhelo profundo y melancólico cuando somos adultos. Un aspecto clave de “Mindfulness” consiste en redescubrir y fortalecer la conexión con nosotros mismos y por tanto con otros. Así que ¿qué significa esto para la vida diaria?

 1. Vacío Interior Vs Tranquilidad Interior
Cuando estamos desconectados de nosotros mismos – de nuestros sentimientos, de quienes somos verdaderamente; cuando no estamos satisfaciendo suficientemente, nuestra necesidad de estar conectados y ser amados (puede que ni siquiera reconozcamos que tenemos tal necesidad), crea una especie de vacío dentro de nosotros mismos. El vacío que hemos creado por abandonarnos a nosotros mismos actúa como una especie de agujero negro que intenta chupar amor de otros. Esta necesidad emocional tiende a repeler a otras personas de manera que nos sentimos aún más impulsados y menos amados. Cuando asumimos responsabilidad para nuestro propio bienestar y estamos dispuestos a aprender cómo querernos a nosotros mismos, abrimos la puerta a la conexión con nosotros mismos y la profunda plenitud interior que esto puede conllevar.

 2. Depresión y Soledad Vs Felicidad y Alegría
La depresión es un enorme problema en nuestra sociedad hoy en día. Una de las causas es una desconexión de nosotros mismos – es decir, abandonarnos a nosotros mismos. Igual que un niño se deprime cuando el padre se desconecta y no está disponible, como adultos, es fácil terminar deprimidos cuando estamos desconectados de nuestros sentimientos y no estamos asumiendo responsabilidad cariñosa para ellos.

Otra causa de la depresión es el aislamiento social y la soledad resultante, lo que muchas veces es resultado de desconectarnos con nosotros mismos y luego ser incapaces de conectarnos con otros.
Sin embargo, muchas personas que han intentado  establecer comunidades acaban abandonándolas por la misma razón por la que abandonan matrimonios: no funciona si las personas no están conectadas con sí mismas y si no asumen responsabilidad para sus propios sentimientos.

 3. Enfermedad Vs Salud Física 
Se ha demostrado, estudio tras estudio, que la ansiedad y el estrés crónicos son causas importantes de enfermedad. Cuando vivimos nuestras vidas desconectados de nosotros mismos –  sin escuchar ni cuidar de nuestros sentimientos – es decir, cuando vivimos desconectados de nuestra fuente personal de dirección, amor y consuelo, no podemos gestionar el estrés muy bien. Abandonarnos a nosotros mismos en sí causa mucha ansiedad y mucho estrés, lo que activa la respuesta “lucha-o-huida” y afecta nuestros sistemas inmunológicos de modo negativo.

 4. Adicciones Vs Auto-Regulación 
Cuando no hemos aprendido cómo conectar con nuestros sentimientos y con el amor y el consuelo de nuestra dirección interior, muchas veces caemos en adicciones como una manera de gestionar los sentimientos dolorosos. Para poder gestionar y regular nuestros sentimientos de manera sana, necesitamos conectar con ellos con el deseo de responsabilizarnos de ellos de modo cariñoso. El comportamiento adictivo es una forma de abandonarse a sí mismo – una manera de evitar nuestras emociones y puede resultar en muchas consecuencias negativas.

 5. Violencia Vs Compasión 
Si no hemos aprendido cómo sentir nuestras emociones dolorosas plenamente; si no hemos aprendido a gestionarlas con compasión, aprendiendo de ellas y luego soltándolas, puede que perdamos contacto con nuestro sentido básico de la compasión. Es precisamente la incapacidad para gestionar el dolor lo que puede resultar en un comportamiento destructivo. Cuando no podemos conectar con y sentir compasión para nuestros propios sentimientos, puede que perdamos nuestra capacidad para sentir compasión hacia otras personas. Cuando esto ocurre, podemos fácilmente comportarnos de maneras violentas y dañinas.

 6. Aburrimiento Vs Pasión y Creatividad 
La pasión y la creatividad prosperan cuando estamos conectados con nuestros sentimientos. Cuando nos desconectamos de  nuestros sentimientos para evitar el dolor, podemos también fácilmente perder conexión con nuestra alegría, creatividad y pasión. La vida puede parecer sosa, sin sentido. El amor y la alegría se alojan en el mismo lugar en el corazón que la soledad y el desamor. Cuando hacemos oídos sordos, intentando no sentir nuestra soledad o desamor, también nos cerramos a nuestra capacidad para sentir amor y alegría. Es una manera muy triste de vivir.

 Una consecuencia natural de las varias prácticas de “Mindulness” es descubrir que no tienes por qué vivir de esta manera. Sí, puedes aprender a conectar contigo mismo. Puedes aprender a cambiar tu enfoque desde el exterior hacia el interior queriéndote a ti mismo de verdad y a otras personas. 

Puedes aprender a moverte desde la posición de evitar sentir tus sentimientos dolorosos a la posición de abrazarlos con compasión, con un deseo de aprender sobre lo que te están diciendo. Sí, puedes aprender a cuidarte a ti mismo con cariño y experimentar la profunda alegría de compartir tu amor con otros. En otras palabras CONECTAR.


El Valor De La Conciencia

Proviene de las palabras latinas “cum”= con y “scientĭa”= conocimiento, pasando a significar el conocimiento que tiene alguien de su propia persona, y de lo que lo rodea.

La conciencia es el juez interior que gobierna nuestras acciones y nos impone las normas morales de acuerdo al código ético en ella conformado. Su inobservancia trae como castigo el remordimiento. La conciencia moral se va firmando en etapas desde edades tempranas de la vida. 

Se produce a través de la captación de estímulos sensitivos que interactúan con los valores aprehendidos por el sujeto.

Los estoicos elaboraron el concepto de conciencia, como un vigilante continuo de nuestros actos, e integrante del orden divino. La conciencia le permite al hombre controlar lo que puede controlar, y ante lo inevitable decidirse por la indiferencia. El cristianismo toma esta noción de conciencia, y la reformula. Santo Tomás de Aquino llamó sindéresis a la conciencia moral, facultad humana que le permite captar los principios universales y evidentes.

La conciencia impone al sujeto un imperativo categórico que libremente puede o no aceptar. Por el contrario, la naturaleza obliga al sujeto con independencia de su voluntad.

Hegel a partir de su confianza en la facultad racional del hombre, funda la filosofía en ella.

Heidegger sostuvo que la conciencia debe proyectarse al mundo, pero este mismo mundo condiciona a la propia conciencia, que está inmersa en ese mismo mundo, y por eso fracasa.

Para el psicoanálisis la conciencia se halla condicionada por el inconsciente. Marx llevó al plano político su idea de conciencia referida a las clases sociales, que le permitía al hombre reconocerse como miembro de un cierto grupo dentro de la sociedad con el que mantenía intereses comunes, y a los que se une para luchar en conjunto, reivindicando sus derechos.



Valores Ético-Morales

La toma de decisiones consiste en el proceso mediante el cual un individuo escoge entre dos o más alternativas posibles. En este proceso juega un importante papel la voluntad al activar unos motivos y atenuar otros en la lucha que se establece entre ellos.

En todo momento un individuo presenta gran cantidad de necesidades y motivos entre los cuales va a existir algún tipo de contradicción ya que no va a poder satisfacerlas todas al mismo tiempo, e incluso para lograr la satisfacción de algunas debe renunciar a la satisfacción de otras. Cuando dos motivos o grupos de ellos son contradictorios o excluyentes estamos en presencia de un conflicto.

La voluntad es precisamente el proceso de selección y jerarquización de determinados motivos de la actividad con respecto a otros, lo cual significa una solución continua de conflictos mediante la inhibición de una serie de motivos y la activación de otros.

La voluntad no existe de forma independiente, sino apoyada por algún objetivo. Ella siempre debe "adherirse" a alguna otra necesidad, iniciadora del comportamiento. 

Todos los motivos y necesidades no tienen la misma intensidad ni potencial inductor de la actividad. Para realizar actividades relacionadas con motivos y necesidades que predominan sobre los demás no es necesaria la voluntad. Esta es necesaria y se expresa cada vez que resultan insuficientes las motivaciones iniciadoras de la actividad y es necesario reforzarlas, o cuando otros motivos competidores son tan fuertes que resulta necesario inhibirlos.

El eslabón inicial del acto volitivo consiste en el establecimiento y comprensión del fin; luego en tomar la decisión de actuar, en elegir los procedimientos más adecuados para dar cumplimiento a la acción.

El acto volitivo se lleva a cabo dentro de un determinado contexto con determinadas características que ofrecerá mayores o menores posibilidades de poder llevar a cabo las decisiones tomadas.
La voluntad puede ser evaluada desde el punto de vista ético moral tanto en su fuerza o debilidad como en su flexibilidad o rigidez.

La fuerza de voluntad es un requisito indispensable para que el individuo sea portador de valores ético morales, fundamentalmente de aquellos relacionados con el autocontrol o fortaleza espiritual. Un componente sumamente importante de estos valores es el compromiso emocional con objetivos, y es en función de ellos que el individuo puede ser paciente, perseverante o valiente.

Si la voluntad es débil el individuo se encuentra a merced de las influencias del medio y de sus propios impulsos y deseos. Generalmente, en estos casos lo que ocurre es que el individuo carece de objetivos con los cuales se encuentra emocionalmente comprometido.


Si en el ejercicio de la voluntad no se tiene en cuenta los cambios que se producen en el medio y en el propio individuo, fundamentalmente cuando estos imposibilitan o aumentan el tiempo y el esfuerzo necesario para el cumplimiento de la decisión tomada, existiendo otras formas menos costosas, estaremos en presencia de la obstinación.

Los Grados Del Saber

El hombre es un ser abierto a las cosas, este "abrirse" a la realidad no es un simple "estar" ante ella, el hombre se caracteriza por su capacidad de conocer, captar y aprehender intencionalmente el mundo. El hombre "se hace" del mundo, trae hacia sí el mundo, este "hacerse" del mundo admite varios grados, el más elemental es el del saber vulgar, al que todos los hombres tienen acceso.

Saber vulgar

Saber científico

Saber filosófico

Saber teológico

Es un conjunto de conocimientos adquiridos mediante el contacto con las cosas, y recibidos espontáneamente del medio en que se vive, nace de la experiencia, es un saber sin estudio, sin esfuerzo, ni método, que comprende hechos concretos, y hechos generales cuyas causas se desconocen.

El conocimiento vulgar es poseído por el hombre sin hacerse problema de él, los dichos populares son el más fiel reflejo de el saber vulgar, por ejemplo: "Dime con quién andas y te diré quién eres", etc.

Características

Es superficial: Se conforma con lo aparente.

Es sensitivo: Se basa en los sentidos.

Es subjetivo: El mismo sujeto organiza las experiencias y conocimientos.

No es sistemático: carece de sistema.

Es verdadero: No podemos descartar que el conocimiento vulgar sea verdad, sus niveles más altos colindan o se confunden con los primeros del conocimiento científico.

Saber científico

Es un saber que tiene rigor, organización y método. Se lo obtiene con esfuerzo, es reflexión, razonamiento lógico, y búsqueda intencionada para saber la verdad.

En el saber vulgar interesaba conocer simplemente lo que hay, era una mera experiencia, en cambio, en el saber científico interesa la ley, la causa, e inclusive el sentido, busca la causa. Obedece al principio de causalidad causa-efecto.

¿Cómo llegar al conocimiento científico?

Por aproximaciones sucesivas.

De lo simple a lo complejo.

Características

El conocimiento científico no es acabado.

No puede dogmático, no hay verdad absoluta.

No es un fin en si mismo.

Está siempre dirigido a la transformación de la realidad.



Saber filosófico

Todo hombre, quiera o no, es filosófico, una vida sin filosofía no puede vivirse, el animal se orienta por medio del instinto, no es libre, no tiene opción, está determinado a hacer lo que hace. El hombre en cambio tiene conciencia de la problematicidad de su existencia, es inevitable en él la búsqueda de orientación y el forzoso discurrir para darse un sentido.

La encrucijada de la vida obliga al hombre a pensar, con el fin de saber a qué atenerse, vivir es tener que pensar sobre el peso de la existencia, y pensar es filosofar.

Características

La universalidad.

El carácter racional.

La unidad sistemática.

La Universalidad

El saber filosófico es la primera forma de saber teórico, es decir, abstracto y ordenado que se quiso desarrollar, seguramente, esta circunstancia llevó a que la reflexión filosófica sintiera el deber de ocuparse de la totalidad de los fenómenos, convirtiéndose en la ciencia del "todo".

Ese rasgo de totalidad fue desapareciendo con el nacimiento y crecimiento de las múltiples ciencias específicas, las cuales se ocupan de muy determinados sectores de la realidad (Física, Química, Biología y demás).

El conocimiento filosófico tiende a la universalidad, mientras que las ciencias particulares solo se ocupan de un sector limitado de los objetos, puesto que estudian solo una parte de ellos.

¿Por qué es universal?

Es universal por que no pretende buscar conocimientos cuya validez se limite a lugares o momentos específicos, sino que persigue aquellos fundamentos o principios esenciales de los problemas.

¿Cuáles son estos fundamentos o principios esenciales?

Cuando los griegos, con Sócrates y los Sofistas, afrontaron el problema del ser humano a través de la pregunta ¿Que es el hombre?, no buscaban una respuesta que sólo hablara del ateniense, o del griego, o del hombre de aquella época, ni del blanco, negro, o amarillo. Para Sócrates la preocupación por la naturaleza del ser humano se dirigía a cualquier persona que existiera, hubiera existido o estuviera por existir en cualquier parte del universo.

Y cuando en materia de moral concluyó que el bien es aquello que conviene a todos los seres humanos, no hizo distinciones entre libres y esclavos, ni entre griegos y extranjeros.

El carácter racional

La filosofía resulta de la lucha por superar las explicaciones mitológicas de los fenómenos del mundo humano y natural, la primera forma de superar esta situación sería la de llevar rigor lógico a las explicaciones y las reflexiones de los problemas afrontados, pero, ¿De dónde obtener ese rigor lógico? Para resolver tal problema se debió acudir a una de las más importantes facultades humanas, la razón.

Y en ella habrían de ser buscados los principios más evidentes, es decir, aquellos que no se prestaran a ninguna discusión respecto de la validez o de su universalidad.

Saber Teológico

El saber teológico es el estudio de Dios, la palabra teología proviene de dos voces griegas: Teo = Dios y Logos = Tratado, en resumen es el conocimiento de Dios por la fe.

La filosofía tiene también como uno de los temas de estudio a Dios, pero lo trata de explicar por medio de la razón.

¿Quién fue el primero en usar la palabra filosofía?

Refiere a la tradición de Pitágoras interrogado por el tirano Leonte acerca de su profesión, le respondió que era filósofo, es decir un simple "amante del saber" y no un sabio (Sofo). Pitágoras quería significar con esto que no poseía la verdad hecha, sino que su amor a ella le llevaba a consagrar la vida a su búsqueda.

¿Cuál es la definición etimológica de filosofía?

La palabra filosofía está formada por las palabras griegas: Philos = Amor y Sophia = Sabiduría, por consiguiente, etimológicamente filosofía significa Amor a la sabiduría.

Pero considerar la filosofía la filosofía como un simple amor a la ciencia de acuerdo con la etimología del vocablo, es darle un significado muy vago, porque sería filósofo el culto de cualquier ciencia o de un grupo de disciplinas especiales, sin embargo, hoy no es éste el sentido de los términos "Filósofo" y "Filosofía".

La filosofía en sus comienzos, indudablemente que abarcaba todas las ciencias, pero desde el siglo XVI, muchas cosas paulatinamente se fueron desprendiendo de su seno, hasta convertirse en disciplinas científicas independientes.

Es preciso saber ¿Qué a quedado como residuo de este gradual desprendimiento, que pueda considerarse como típicamente filosófico? Los filósofos ¿De qué han hablado, a que se han dedicado y cuál es la esencia del quehacer filosófico?.

Los filósofos contestan las eternas preguntas del hombre sobre la vida, la muerte, el hombre, la materia, Dios, el ser absoluto. La filosofía es la ciencia de las primeras causas y principios, por ello, su verdad es más fundamental que la verdad de las ciencias.

El Mundo Que Percibimos

Filosofía
El Mundo Que Percibimos
Durante mucho tiempo, filósofos y científicos se han preguntado cómo percibimos la realidad y cómo adquirimos el conocimiento. En este artículo vamos a hablar de una de las posturas que da respuesta a estas preguntas, el constructivismo. La teoría contructivista nos aporta una visión interesante a la hora de hacer frente al estudio de la psicología.

Antes de hablar del constructivismo per se, tenemos que hacer un repaso de su historia para entender de dónde viene esta postura. Buscando la sencillez en la exposición, vamos a intentar plantearlo siguiendo dos vías diferentes: los antecedentes sobre la adquisición del conocimiento y los antecedentes sobre la percepción de la realidad.

¿Cómo adquirimos el conocimiento?
¿De dónde vienen nuestras ideas y representaciones mentales? Las teorías clásicas que explican esta pregunta se agrupan en dos corrientes: el empirismo y el innatismo.

El empirismo parte de la premisa de que todo nuestro conocimiento viene dado por la experiencia. Hasta la idea más pequeña y simple vendría dada por nuestro ambiente, para luego ser captada por nuestro cerebro y aprenderla.

El supuesto de esta posición es que el conocimiento está por completo fuera del sujeto y este pasa a su mente: puede venir de otros o de la realidad misma, que el sujeto copiaría. El empirismo es una teoría muy acorde al sentido común y ha inspirado a corrientes psicológicas, como el conductismo.
El innatismo nace debido a que el empirismo parece insuficiente. Si bien podríamos aceptar que una buena parte del conocimiento lo hemos adquirido del exterior, no es menos cierto que nacemos con ciertas disposiciones, como la de relacionarnos utilizando un lenguaje sofisticado.

Así, el innatismo parte del postulado de que existen conocimientos o programaciones que no son adquiridas a través de la experiencia. Estos conocimientos -o programaciones- serían, por ejemplo, aquellos que son muy necesarios para organizar nuestra experiencia (categorías de espacio, tiempo, número…).

El problema que nos plantea el innatismo es que se queda corto a la hora de explicar cómo surgen esos conocimientos o por qué aparecen en distintos momentos, y sobre todo por qué existen las diferencias individuales. El constructivismo busca solventar este problema, junto con los problemas que también parece presentar el empirismo.

El constructivismo parte del principio de que la adquisición del conocimiento es el resultado de una interacción continua entre la realidad y el sujeto. El individuo es como un científico intuitivo, recoge datos sobre su realidad y crea interpretaciones sobre su ambiente. Estas interpretaciones nos ayudarían a crear nuestro propio mundo y utilizarlo como base para las siguientes interpretaciones.

¿Cómo percibimos la realidad?
Esta ha sido también una de las grandes preguntas, y han surgido multitud de posibles soluciones ante ella. La respuesta más intuitiva y de las primeras que nos muestra la historia es el realismo. Desde esta postura se piensa que nosotros recibimos una copia exacta de la realidad, lo que vemos, oímos y tocamos es exactamente lo que percibimos; y todos los individuos lo perciben igual.

El realismo pronto cayó por su propio peso, muchos filósofos se dieron cuenta que los sentidos no percibían la realidad de forma perfecta. Descartes y Hume incluso llegaron al punto de decir que era posible que no hubiera realidad detrás de los sentidos. Aquí aparece otra de las posibles soluciones, los sentidos nos dan un reflejo impreciso de la realidad. Ya no observamos la realidad directamente, esta premisa dice que lo que vemos es una sombra de la realidad.

Aun así podemos observas algunas deficiencias en esta última explicación. Por ejemplo a pesar de que todos tenemos los mismos sentidos, no todos percibimos lo mismo en la misma situación. Parece ser que la sombra de la realidad cambia según el individuo que la mire

Aquí es donde el constructivismo nos dice que nuestra percepción no es solo un reflejo, es algo más complejo.

La teoría constructivista nos dice que los sentidos nos aportan información de la realidad, pero esta es demasiado caótica para nuestro cerebro. Por lo tanto para poder procesar esta información, el cerebro tiene que estructurarla, y para ello categoriza toda esa información desestructurada en conceptos e interpretaciones. Con esta afirmación la realidad se vuelve algo inaccesible a nosotros.

Constructivismo y ocioconstructivismo
En resumen, podemos entender el constructivismo como un postulado epistemológico. En el cual nosotros somos agentes activos de nuestra percepción, no recibimos una copia literal del mundo.

Somos nosotros, a través de nuestras percepciones, los que le damos forma al mundo que hay dentro de nosotros, pero también fuera. Ahora bien, si cada uno de nosotros es una persona activa que construye su realidad ¿cómo es posible que todas las personas tengan una visión de la realidad muy parecida?

Para hallar respuesta a esto, podemos acudir al psicólogo Vigotsky y su teoría socio constructivista basada en la cultura. A pesar de que cada uno construye su mundo, todos nacemos en una sociedad y cultura que nos guía. Al nacer inmersos en una cultura, esta no solo orienta nuestras interpretaciones, sino que también cogemos prestada de ella multitud de construcciones. Una evidencia a favor de esto es que nuestras construcciones de la realidad se asemejan más con personas de nuestra cultura que con personas de países distantes.

La conclusión que subyace a esto es que todas las ideas, conocimientos y teorías son constructos sociales. La realidad es ajena a nosotros, hasta las leyes físicas tendrían una parte de construcción social en un marco conceptual compartido. En este aspecto la ciencia ya no explicaría los acontecimientos de la realidad, sino los acontecimientos de nuestra construcción conjunta de la realidad.

Estos postulados han supuesto en cierta medida una revolución en la historia de la psicología y en otras ciencias. Gracias al socio constructivismo muchas áreas de la psicología han cambiado totalmente de paradigma y han ampliado su espectro. La pregunta que nos puede surgir ahora es: ¿el constructivismo es la respuesta correcta o todavía nos queda mucho por saber?


Saber En Soledad

Si me lo permiten, quiero completar esto. Pienso que el conocimiento nunca es sufrimiento. Simplemente las cosas son como son. A veces las personas están como “dormidas”. Estas son aquellas que no quieren pensar. A lo mejor no quieren ver, porque si vieran no podrían soportar en qué estado están. El conocimiento sí que tiene un inconveniente: la soledad.

Todos estamos en una llanura. Todos estamos teniendo la misma visión de lo que nos rodea porque todos tenemos el mismo campo de visión. Al fondo de la llanura hay una montaña. De repente, a un grupo se le ocurre ir a la montaña porque se sienten picados por la curiosidad. Y suben un poco la montaña. Ahora desde la altura que han alcanzado ya tienen una visión distinta de cuando estaban abajo. Pero ya no están abajo con todos los demás.

Algunos de los que han subido se sienten satisfechos con lo que están viendo. También, de repente a algunos de estos, se les ocurre ¿y por qué no subimos más? ¿Qué veremos cuando subamos más? Y deciden subir.

Ya estos están teniendo otra visión superior y distinta de los de la llanura y de los que se quedaron en el primer tramo de la montaña. Pero ya son menos.

Y al poco tiempo, algunos de estos pocos deciden subir más a lo alto. Y consiguen otra perspectiva, porque su campo de visión ha cambiado. Pero ya estos pocos están separados de los de la llanura, de los del primer tramo, de los del segundo tramo.

Nadie es mejor ni peor. Todos están en el mismo. Pero las visiones de unos y de otros han cambiado. El que está más arriba saborea más porque su visión es más amplia. Pero está más solo. Y así pasa conforme vas subiendo.

Yo me dedico a acompañar a la gente a subir a la montaña. En este sentido soy como un sherpa. Te acompaño a subir la montaña. Pero la montaña la tienes que subir tú. Y en la montaña estaremos más solos. Eso es el conocimiento.


Sinceridad

La sinceridad es una virtud que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones.

Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que cuesta más trabajo. Con aires de ser “francos” o “sincero”, decimos con facilidad los errores que cometen los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.

Pero no todo esta en la palabra, también se puede ver la sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice. “dime de que presumes... y te diré de que careces”.

Cabe enfatizar que “decir” la verdad es una parte de la sinceridad, pero también “actuar” conforme a la verdad, es requisito indispensable.

El mostrarnos “como somos en realidad”, nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones.

Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.

Para ser sincero también se requiere “tacto”, esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente pueda incomodarla principalmente debemos ser conscientes que el propósito es “ayudar” o lo que es lo mismo, no hacerlo por despecho, enojo o porque “nos cae mal”, eso tiene otro nombre, y no es el de sinceridad, aunque lo que digas no falte a la verdad. Hay que encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.

En algún momento la sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al que dirán.

Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.

“La sinceridad y la humildad son dos formas de designar una única realidad”


Para ver la realidad de tal modo que sirva de base para una progresión personal, hace falta distinguir entre lo importante y lo secundario. Si la persona no quiere mejorar, si entiende la vida como una condición en que puede encontrar el placer y no le incumbe ningún esfuerzo de mejora en función de la finalidad última por la cual ha sido creado, distinguir entre lo importante y lo secundario no vale la pena.