sábado, 13 de febrero de 2016

La Solidaridad Para Una Sociedad Sustentable


El concepto desarrollo sustentable se relaciona directamente con la llamada crisis ambiental, que no es un fenómeno reciente o nuevo pues sus primeras expresiones comienzan a ser analizadas en la década de los años sesenta del siglo pasado (hace casi cincuenta años). Al respecto, diversos autores señalan que es claro que los problemas socio-ambientales generados por el capitalismo, modelo de desarrollo depredador de la naturaleza y de las culturas, comienzan a evidenciarse precisamente en las últimas décadas del siglo XX.[1]
El desarrollo sustentable es un concepto híbrido que ha sido definido como aquel desarrollo económico dirigido al fomento de las capacidades humanas y sociales, fundado en el respeto por el medio ambiente. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2008) señala que “el propósito del desarrollo [sustentable] consiste en crear una atmósfera en que todos puedan aumentar su capacidad y las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras”.
Decimos que es un concepto híbrido porque, por una parte, el término desarrollo proviene de la economía neoclásica y se relaciona con la idea eurocéntrica de progreso, de modernización, ligada a la industrialización y urbanización, al predominio de la técnica y de la expansión tecnológica, en síntesis, a la aceptación plena de que el capitalismo es la única vía civilizatoria para todas las sociedades atrasadas. Esta idea fue impuesta al resto del mundo a través de la racionalidad instrumental de la modernidad, por la vía de la colonización del pensamiento, de la cultura, de la economía (a través de la producción y del comercio), o simplemente por la vía de las armas, la violencia y el sometimiento. Por otra parte, el concepto sustentabilidad, según Moacir Gadotti (2002:52), indica que “el desarrollo podía ser un proceso integral que incluyera dimensiones culturales, éticas, políticas, sociales y ambientales, y no sólo económicas”. Por tanto, dos lógicas no sólo distintas sino contradictorias –la primera excluyente y la segunda incluyente-, se combinan en el concepto desarrollo sustentable.
Fue en el Informe Brundtland (1987) donde se formalizó y se comenzó a generalizar el uso del término desarrollo sostenible o desarrollo sostenido (traducción equívoca del inglés sustainable development –desarrollo sustentable- que no obstante se mantuvo, pues en los últimos años, también erróneamente pero no por casualidad, los términos sostenible y sustentable se han utilizado como sinónimos). En dicho Informe, denominado Nuestro Futuro Común, el concepto de desarrollo sostenible es definido como aquel que “satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones” (ONU, 1987), lo que significa que se deben satisfacer las necesidades presentes sin poner en riesgo la posibilidad de que las futuras generaciones satisfagan sus propias necesidades, de ahí su carácter normativo.

Tomado de “El Desarrollo Humano Sustentable”

Hugo W Arostegui

miércoles, 10 de febrero de 2016

La Creatividad De Un Mensaje

Cuando tomamos la decisión de expresarnos sobre algún tema en cuestión partimos de la base de que el tema de referencia está instalado en nuestro pensamiento y tal forma de pensar está de alguna manera aguijoneando a nuestro intelecto para que juntos, organicemos los acontecimientos de una forma tal  como para que podamos “darle vida”, intelectualmente hablando, al acto creativo  que partiendo de la nada pueda darle vida a un tema que en su exposición,  exprese lo que sentimos y lo que entendemos que debe ser transmitido a los demás.
La capacidad de crear es un atributo esencialmente humano y la expresión creativa es en sí misma, un arte en su máxima forma de manifestarse, pues tal como ya lo hemos dicho, partimos de un espacio en blanco, sin atributo alguno que pueda darle un sentido al acto creativo del cual emergerá convertido en un “ser pensante” con la capacidad de manifestar sus ideas y plantearse, tanto a sí mismo como a quienes acedan a su lectura, puntos de vista susceptibles de ser analizados por todos aquellos que se introduzcan en el tema.
“La palabra pensamiento proviene del verbo latino "pensare" que es sinónimo de "pensar" o "reflexionar", mientras que creativo procede de "creare", también un verbo latino que puede traducirse como "engendrar" o "producir". La creatividad es la facultad de crear. Supone establecer o introducir por primera vez algo; hacerlo nacer o producir algo de la nada. El pensamiento por su parte, se define como todo aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto. El pensamiento creativo, por lo tanto, consiste en el desarrollo de nuevas ideas y conceptos. Se trata de la habilidad de formar nuevas combinaciones de ideas para llenar una necesidad. Por lo tanto, el resultado o producto del pensamiento creativo tiende a ser original.
Se puede entender entonces, por pensamiento creativo en la adquisición del conocimiento un modo particular de abordaje cognitivo que presenta características de originalidadflexibilidadplasticidad y fluidez, y funciona como estrategia o herramienta cognitiva en la formulación, construcción y resolución de situaciones problemáticas en el contexto de aprendizaje, dando lugar a la apropiación del saber.
Los elementos que conforman la creatividad serían:
  1. Producir una forma de pensar nueva
2.    El propósito de esta idea es darle solución a una problemática
3.    La idea original deberá desarrollarse al 100% de sus capacidades
4.    Tener previstas las consecuencias que la nueva idea traerá consigo.
Ejemplo del pensamiento creativo podría ser el escribir un libro, pintar, dibujar, construir algún objeto, entre otras cosas... Es necesario poner en práctica este actuar en el día a día porque de este modo el cerebro se desarrollará y se mantendrá activo; y de este modo podremos resolver las necesidades de forma rápida y eficaz 


Hugo W Arostegui

lunes, 8 de febrero de 2016

Cultura: El Acto De Cultivar El Huerto De La Diversidad


En el universo donde se desarrollan las actividades humanas existe un vastísimo campo fértil donde es posible encontrar la mayor variedad imaginable de expresiones creativas las cuales pareciera que surgen espontáneamente abonadas por el flujo constante de la imaginación.

Digo, pareciera, porque se suele confundir el fruto del esfuerzo del autocultivo el cual requiere una constante entrega al acto sublime “del querer saber”, la búsqueda de una respuesta que nos satisfaga a los innumerables por qué?, por qué si? o por qué no? que los acontecimientos de cada día nos deparan con el recurso que cada vez lamentablemente, utilizamos más, me refiero al uso de la improvisación, un atajo cultural que intenta evadir el esfuerzo de pensar una respuesta más elaborada.

Veamos otros valiosos aportes eferentes al desarrollo de nuestra cultura:

“1. Es culto quien está interesado en qué aspecto presenta el mundo desde otros ojos y quien ha aprendido a ampliar de ese modo el propio campo visual.

2. El hombre culto sabe que él es solamente “uno más”. No se toma a sí mismo muy en serio ni se considera muy importante. No extrae la percepción de su propia valía de la comparación con otros y a la vez tiene una acusada percepción de su propio valor.

3. El saber del hombre culto está estructurado. Lo que sabe tiene una trabazón interna. Y, cuando no la tiene, él trata de crearla o, al menos, de entender por qué es tan difícil conseguirla.

4. El hombre culto habla un lenguaje cotidiano bien diferenciado y rico en matices. No necesita usar términos científicos como muletas para orientarse en la vida y para entenderse con los demás.

5. El hombre culto se distingue por su capacidad de disfrutar de las cosas y por distanciarse del consumismo. 
Quien puede gozar realmente de lo que la realidad le ofrece, no necesita mucho de ella. Y quien se conforma con poco, tiene la mayor seguridad de que raramente le faltará de nada.

6. El hombre culto puede identificarse con algo sin ser un ingenuo o un ciego. Puede identificarse con amigos sin negar sus errores. Puede amar a su patria sin despreciar las patrias de los demás. Ve lo ajeno como un enriquecimiento sin el que no le gustaría vivir pero en lo ajeno no ve una razón para avergonzarse de lo propio. La continuidad biológica no es para él una condición de identificación.

7. El hombre culto puede admirar y entusiasmarse sin miedo a perder la dignidad por ello. Puede admirar sin envidia y puede alegrarse de excelencias que él no posee. No teme caer en ninguna clase de dependencia debido al agradecimiento. Es más, ni siquiera tiene algo en contra de depender de personas en las que confía. Prefiere correr el riesgo de que sus amigos lo decepcionen a la bajeza de desconfiar de ellos.

8. El hombre culto no teme hacer valoraciones y considera los juicios de valor como algo más que la expresión de estados de ánimo subjetivos. Reivindica para sus propios juicios de valor validez objetiva y, precisamente por eso, está dispuesto también a corregirlos. Sabe que hay obras de arte más cargadas de significado que otras y que hay personas mejores que otras.

9. El hombre culto sabe que la cultura no es lo más importante. Sabe que un hombre culto puede perfectamente llegar a ser un traidor. Es más, sabe que la distancia interna que lo distingue hace que la traición le resulte más fácil que a otras personas. Por otro lado, sabe también que alguien puede ser un hombre ruin o un pillo redomado y en el momento decisivo conservar la decencia.

10. Hay un punto en el que ser culto y ser bueno coinciden de modo plenamente natural y no forzado: en que un hombre culto ama la amistad y, sobre todo, la amistad con otros hombres cultos. En general, gozan más que otros y por eso —con independencia de las casualidades de la estimación social— vale la pena ser un hombre culto.”

Hugo W Arostegui

domingo, 7 de febrero de 2016

La Subjetividad: Una Unidad De Medida Implícita En La Comunicación

Los que nos consideramos usuarios de las llamadas “redes sociales” utilizamos nuestra capacidad de comunicación recurriendo a este medio altamente desarrollado por la tecnología vigente y disponible universalmente las cuales hacen posible que podamos exponer nuestras impresiones personales sobre cualquier punto que entendamos es lo suficientemente relevante como para ameritar que nos expresemos en absoluta libertad de pensamiento.
Se suele decir que el género humano es un universo en sí mismo, un ser único e irrepetible, esta realidad nos identifica a todos sin excepción y constituye nuestro mayor aporte a la intelectualidad de la sociedad contemporánea que todos integramos.
La mente humana y su particular forma de captar y evaluar las diferentes realidades que le circundan hacen que nuestras expresiones contengan en sí mismas lo que bien podríamos definir como “el condimento esencial” su contenido irrenunciable de subjetividad.
Es por esta razón que nos atrevemos a incursionar en el desarrollo de este tema
Veamos:
“La arquitectura de una propuesta donde el eje es el ser humano –su relación con el mundo, sus intereses, los contextos que lo rodean– no puede prescindir de un espacio dedicado a pensar en sí mismo. La realidad es decodificada a partir de un mundo interno personal, el interés es indagar cómo el hombre construye la mirada desde la que interpreta su alrededor.
El término subjetividad parte de la filosofía, se refiere a los puntos de vista particulares que un individuo sostiene. El valor del conocimiento en la subjetividad es lo que constituye al sujeto y no el objeto en sí. Disciplinas como la psicología y el psicoanálisis en particular, han enriquecido y complejizado la idea de lo subjetivo, no se trata únicamente de intuiciones sobre lo relativo en cada persona sino de una metodología y observaciones lúcidas que de ésta derivan. El mundo interno de una persona, lo que constituye la subjetividad, es el eje de estudio.
Desde la modernidad, la jerarquía de lo subjetivo toma relevancia. El auto-escrutinio se convierte en uno de los ejercicios centrales en novelistas, poetas y artistas. Si bien el siglo XX fue testigo de sistemas políticos autoritarios y represivos, también fue la plataforma para el movimiento de lo moralizante hacia lo introspectivo. La era por muchos definidos como post-cristiana, que en voz de Nietzsche proclama la muerte de Dios, deja al ser humano privado de un canon de creencias que, entre otras salidas, lo empuja a preguntarse sobre sí mismo fuera de la teosofía que hasta ese momento predominaba.
En el tránsito posmoderno actual, la idea de subjetividad permea los ámbitos de la cultura y de la ciencia. La posmodernidad se caracteriza por la desconfianza hacia lo que aparece como absoluto: ideologías, doctrinas, verdades incuestionables. Aparentemente, el individuo no se permite a sí mismo ser regido por fuerzas exógenas. Sin embargo, la posmodernidad parece tergiversar lo subjetivo y caer en un egocéntrico excesivo y egoísta, basta observar el consumismo insaciable y la falta de solidaridad que priva en el presente. En términos históricos, lo subjetivo es un valor recientemente descubierto, un capital que aparentemente no es invertido en el autoconocimiento ni en asumir este mundo interno poblado de emociones, mecanismos mentales y construcciones del pensamiento.
En otras palabras, hablar de subjetividad es hablar de la responsabilidad que tiene el individuo en la comprensión de sí. La capacidad de un sujeto por entender la complejidad de su mente y sus afectos enriquece la vida y los espacios intersubjetivos. El camino para llegar a puntos de encuentro con otros se da a partir de auto conciencia y el gobierno de la subjetividad.
Evidentemente, la subjetividad no conforma un sistema cerrado. Los valores, ideales, preferencias y costumbres de un sujeto se construyen no sólo desde mecanismos internos sino también a partir de una determinada cultura, de una condición social. La identificación es el medio básico por el cual un individuo se apropia de características que pertenecen a otro en lo particular y al grupo en general. En un proceso siempre dinámico, el ser humano hace suyo aquello que pertenece a la subjetividad de otros y a la colectividad. La exploración de la subjetividad se encamina entonces tanto al análisis del psiquismo individual como al cuestionamiento de las relaciones entre la persona y su entorno.”
fundacionpensar.org

Hugo W Arostegui


Mensajes En Nuestro Muro: Anverso Y Reverso


Cuando sentimos que han pasado algunos días sin que hayamos realizado algún comentario sobre las impresiones que diariamente nos dejan “sus marcas” como si fuesen picaduras de insectos que cada vez que “nos rascamos” nos hacen sentir que están ahí y pareciera que “nos pican más” lo mismo acontece con la ausencia de nuestros comentarios, sentimos que “continúan allí” haciéndonos sentir que algo deberíamos hacer al respecto.

Y bueno, aquí estamos, intentando hilvanar las impresiones recibidas para extraer de las mismas lo que entendemos pueda ser una respuesta adecuada, un decirle a nuestros amigos que hemos acusado el mensaje enviado y que no nos hemos quedado inmutables al mismo sino que vamos a responderles, aunque más no fuese, para aliviarnos del escozor que éste nos haya producido.

Pensando en las posibles respuestas que podamos elaborar, nos ha venido a la mente el título de este artículo, pues en realidad, lo que se expone en nuestros muros tiene implícito claramente estos dos aspectos de un mismo mensaje, en el anverso –la cara visible -quién envía el mensaje nos manifiesta su inquietud utilizando palabras e imágenes relativas al tema en cuestión   y en el  reverso -lo que se mantiene entrelineas- recibimos el sentimiento, la intención, de quién o quienes se nos manifiestan en la exposición de sus temas.

Las redes sociales por medio de las cuales nos intercomunicamos son el medio esencialmente humano que nos mantienen en un contacto permanente, nos identificamos como amigos y llegamos a conformar un nexo social que nos define como congéneres de una condición única e incomparable, la maravillosa raza humana.

Hugo W Arostegui


miércoles, 3 de febrero de 2016

Los Derechos Asumidos De Hecho Que Los Ejercemos De Igual Manera

Si tuviésemos el hipotético caso en que una persona humana, para ser reconocida como uno más entre sus iguales, tendría que haber incorporado a su condición de tal, una serie de realizaciones personales que lo habiliten para ser considerado, un ser humano socialmente maduro, lo suficientemente desarrollado como para habilitar su ingreso de pleno derecho a la sociedad de humanos que todos integramos, seguramente nos encontraríamos en la incómoda situación de que tendríamos que admitir el hecho de que no todos los que han nacido de humanos,- como todos nosotros- podrían demostrar ante sus congéneres que reúnen las condiciones mínimas necesarias para ser reconocidos como tales.
La realidad nos muestra que nos integramos de hecho en la sociedad, nadie nos exige nada para educarnos, formar parejas, ser reconocidos como ciudadanos, postularnos o elegir nuestros candidatos, formar parejas o no, tener hijos e hijas, ejercer la patria potestad como jefes de una familia que se desarrolla en medio de una abstracción  que puede estar representada por la mayor variedad posible en cada uno de sus integrantes.
En resumen: Podemos afirmar que si algo nos caracteriza como sociedad contemporánea es la ausencia absoluta de parámetros de comportamiento social donde cada uno y cada cual se expresa y ejerce sus valores según su real entender.
Repasemos algunos conceptos básicos que nos ayudarán a comprender mejor quienes somos y de dónde venimos.
“”El ser humano es un ser social, es un ser histórico, es un ser encarnado de una realidad y es allí en donde se manifiesta como ser de posibilidades.
Abarca la realidad físico-química, más lo espiritual. La persona humana goza de un carácter singular que la convierte en entidad única e irrepetible; por esto mismo, la persona humana goza de unas cualidades que la constituye la definen y la distinguen. Definir el ser humano constituye tener en cuenta las distintas cualidades que en él se destacan.
La persona humana es un subsistente en el orden del espíritu, tiene una profunda anterioridad, es auto conciente, libre y puede autodeterminarse, goza de una corporalidad, posee como dimensiones que lo caracterizan la coexistencia, la alteridad y la comunicabilidad, y su dimensión trascendente la libertad como elemento fundamental y la dignidad como valor absoluto del ser humano.
El ser humano es un ser social por naturaleza, trascendente e irrepetible, se diferencia de los animales por su inteligencia y razón, los animales tienen reacciones instintivas que los obligan a hacer ciertas cosas y les impide hacer otras.
Los seres humanos por el contrario vivimos conformes a reglas y normas. El hombre en su devenir no ha dejado de inventar cosas nuevas. Los seres humanos tenemos razón además de instintos, el hombre es el único ser que posee la palabra, posee el sentido de lo bueno y lo malo y es capaz de participar en comunidad, como decía Aristóteles “El hombre es un animal político”.
El ser humano es libre, tiene conciencia de su grandeza y de sus limitaciones y lucha por cada vez vivir más y mejor. Las ciencias humanas han constituido un avance en la medida que estudian al ser humano en sociedad.”
Hugo W Arostegui


domingo, 31 de enero de 2016

La Literatura Y Nosotros

Entre las muchas preguntas que suelen hacerme a través de mi correo electrónico hubo una de ellas que me ha dejado preocupado y confieso que un tanto triste, quizás no tanto por su contenido, el cual me resultó muy franco y fluido, sino porque pude captar en esas expresiones una absoluta orfandad de ciertos valores que a mi entender dejaban a mi interlocutor sumido en la peor ausencia que persona alguna pudiese padecer, como si la vida en sociedad heredada no contara con los eslabones básicos  que la unieran a esa cadena evolutiva que nos identifica como integrantes de pleno derecho a la sociedad humana que todos conformamos.

Me detuve expresamente en la siguiente expresión: “Para qué diablos sirve eso que hoy llamamos literatura” cuando en nuestra era utilizamos medios electrónicos que ponen a nuestro alcance toda la información que necesitamos al instante.

Estuve buscando una respuesta adecuada a la pregunta recibida y encontré este excelente trabajo que las responde claramente, espero que pueda serle útil su lectura y que pueda compensarle de alguna forma lo que entiendo solo obedece a una falta de observación.


Cómo sería la vida sin literatura? Creo que sin la literatura todo sería muy difícil de realizar. La literatura es uno de los grandes soportes de nuestra sociedad, es una herramienta que nosotros como personas, ocupamos casi a diario, es impensable lo que sucedería si no existiera. La literatura abarca un gran proceso en nuestra vida, abarca desde un medio de comunicación y expresarnos, hasta una forma de aprendizaje.

Desde la antigüedad, la literatura ha abarcado una buena parte del tiempo de las personas;
ha sido un medio en el cual nosotros como personas, podemos plasmar nuestras ideas y pensamientos en miles de formas, y miles de conceptos inimaginables, con la literatura nos expresamos y abrimos nuestro corazón e imaginación. La literatura abre un mundo de posibilidades infinitas a través de la belleza en la palabra, los sentimientos personales y una amplia gama de vocabulario, todo en conjunto, forma la literatura.

La literatura la podemos encontrar en todas partes; cuando vamos caminando por las calles siempre vemos letreros de publicidad, anuncios en los edificios, papeles volando; todo eso de alguna forma es literatura, y como vemos en esos ejemplos, es parte de la vida cotidiana.
Ahora, viendo a la literatura como un medio de desarrollo, se puede decir que si lo es. La literatura nos permite aprender cosas, esas cosas ayudan a realizar un trabajo, gracias al trabajo, ganamos dinero, y con el dinero, podemos seguir alimentándonos día a día. Si lo vemos desde un cierto punto, la literatura es una base para el desarrollo laboral de las personas, pues aporta los conocimientos que usamos día a día.

Escribir es una de crear algo que alguien necesita, llenar un vacío que tengas en tu vida; pero uno debe recordar que escribir no es solo para uno mismo, es para transmitir un mensaje que capte la atención de los demás, es una extensión más de ti mismo sin la cual no podríamos coexistir en la sociedad moderna.

Una vida sin literatura, es una vida sin imaginación. Sin la literatura, el mundo sería muy seco, la literatura nos da ese toque de creatividad e imaginación que tanto le hace falta al mundo, la literatura es emoción, es amor, felicidad, drama, tristeza, todas esas emociones que sentimos a diarios son expresadas gracias a la literatura.

Sin literatura, la gente no podría expresarse y desahogar todas esas emociones que uno carga a diario, no tendríamos emociones, no sentiríamos nada, no aprenderíamos a vivir, no pensaríamos.

Todos nuestros recuerdos, todas nuestras memorias, todo lo aprendido a través de toda la historia de la humanidad no existiría sin la literatura. Con la literatura aprendemos de nuestros errores como especie, como grupo de personas y como individuos, ¿se imaginan que pasaría si esto no existiera?, la verdad es que yo no puedo ni imaginármelo. Las personas no tendrían una base en la cual aprender, pues sin literatura no habría libros, toda la cultura que tenemos hasta ahorita no existiría, no sabríamos nada, no podríamos curar enfermedades, no avanzaríamos.

Poniéndolo más sencillo, todo nuestro lenguaje y la manera de comunicarnos entre nosotros provienen de la literatura, si no hay literatura, no nos comunicamos entre nosotros; es así de simple.

Toda nuestra vida está influida por la literatura, ya sea de manera directa o indirecta, tiene un efecto en nuestra vida más grande de lo que creemos, hay que estar agradecidos de que la literatura existe."

Bibliografía: http://www.uam.es/ra/sin/pensamiento/deleuze/vida.htm
Hozael Eduardo Villarroel Mtz. 4°C Bachillerato


Hugo W. Arostegui

jueves, 28 de enero de 2016

El Atrapasueños


El acontecer, como el existir, son simples abstracciones desde las que describimos lo que llamamos realidad. Hechos y situaciones no sucederían, ni se sucederían, si no los situáramos en unas coordenadas espaciales y temporales precisas, la realidad. 

Solo así son inteligibles, como datos, pero en los asuntos humanos, decía Weber, hay siempre una historia interna, por lo que no podemos alcanzar nunca más que una verdad parcial o relativa. 

Así pues, somos lo que imaginamos, nuestra propia existencia depende de cómo nos imaginamos. 

Pero lo que imaginamos nunca sucede como habíamos fantaseado, demasiados condicionamientos y categorías, demasiadas normas y abstracciones, todo es interpretación, nada existe por sí mismo, una tupida red de interdependencias envuelve todo cuanto hacemos o pensamos desde que se inició eso que llamamos pasado.






Encima de mi cabeza, pende agitado por la brisa que ingresa por la ventana donde suelo escribir un silencioso atrapasueños que cual si fuese un centinela me acompaña solícito albergando entre sus redes en forma de tela de arañas las imágenes que acuden a mi mente cada vez que la añoranza de otros tiempos que ya fueron comienzan a deslizar a mi alrededor su “danza de los recuerdos” donde percibo la proyección de aquellos hechos que permanecen atesorados ajenos al tiempo transcurrido entre aquel que una vez fui y las circunstancias que alguna vez pudieron ser y aquellas que aún son parte de mis logros y esperanzas.

Nota:

“Los atrapasueños son instrumentos de poder de la medicina chamánica, cuyo origen se remonta a las tribus indias americanas. Su aro representa la rueda de la vida, la malla o la red son los sueños que tejemos en el Tiempo de los sueños, en el alma y en el movimiento que generamos con nuestras actividades cotidianas. En el centro  de la red está el vacío, el espíritu creador, el “Gran Misterio”.
Según la tradición, estos objetos ayudan a mantener con nosotros las buenas ideas y los sueños agradables, así como a proteger a quien lo posee. El Tiempo de los sueños es influenciado por buenas y malas energías; estas últimas son atrapadas por la malla y se disipan por el agujero central con los primeros rayos de sol.”

Hugo W. Arostegui




martes, 26 de enero de 2016

Que Me Sobra Un Ojal Que Me Falta Un Botón


“Bendito el que hizo el por qué 
pa' disculpas de los males, 
bendito el que hizo el por qué 
pa' disculpas de los males, 
si te lo querés saber 
preguntá y después contame. 

Porque tengo razón 
que no tengo razón, 
que me falta un ojal 
que me sobra un botón. 
Porque sí, porque estoy, 
porque no, que me voy, 
porque soy, porque doy, 
porque fui. 

Una vez dijimos que cuando sabemos algo o mejor dicho, cuando pensamos que sabemos algo, y luego lo divulgamos, indefectiblemente, opinamos, y la emisión de nuestra opinión con seguridad estará impregnada de todas nuestras razones o los consabidos por qué de los “detalles agregados”

Parece que cuando nos extendemos en nuestros considerandos en el desarrollo de nuestro tema en cuestión perdemos un poco la noción de “dónde estamos” y debe ser por esa causa que en algunas oportunidades “las cuentas no nos cierran” vale decir, o nos sobra un ojal o nos falta un botón.

 Según suelen decir los entendidos en la materia, esta puede ser la causa de los malos entendidos, los consabidos “corto circuitos” el elemento humano de la razón de la sinrazón.

Hugo W. Arostegui


lunes, 25 de enero de 2016

Cada Cual Con Su Cada Cuala

Una vieja guaracha muy popular tiene en su estribillo esta frase:
“Cada cual con su cada cuala, la vida se desliza y el mundo se resbala”    Pepe Iglesias, “El Zorro
La Psicología es la ciencia que estudia la subjetividad humana, y la subjetividad es ese mundo interno que todo ser humano posee, real pero no palpable a simple vista y en el que se funden inexorablemente cogniciones y afectos.

La única manera en que podemos acceder a la subjetividad humana es a través de los diferentes comportamientos explícitos e implícitos que exhiben las personas, y a ese conjunto de comportamientos se le ha llamado históricamente en esta ciencia: conducta, expresión de la Personalidad en la que también está siempre presente la unidad de cognición y afecto. Es por eso que la Personalidad no es más que la manera en que se expresa la subjetividad humana de manera individual.

Todos tenemos una Personalidad, con matices individuales que la hacen, única e irrepetible, la cual se forma a partir de la relación que se establece entre nuestras características y condiciones biológicas, la influencia del medio social en el que nos hemos desarrollado a lo largo de la vida y nuestras particularidades psicológicas, pues no todos percibimos y aceptamos la vida de igual forma.

Con frecuencia escuchamos la popular frase que dice:" Cada persona es un mundo", y como casi siempre la sabiduría popular no se equivoca, esta frase se ha comprobado también científicamente, desde la Psicología, pues cada ser humano posee una particular jerarquía de necesidades y motivos, rasgos propios del carácter, intereses, hábitos, actitudes, ideales, proyectos de vida y concepciones del mundo, entre otras formaciones psicológicas que se van conformando de manera particular, constituyendo así la estructura de su Personalidad.
lo que desea, lo que hace para lograrlo y el reconocimiento de hasta que punto puede llegar, aceptando así elementos contradictorios, sin que se destruya la estabilidad de su autovaloración. Esto se expresa a través de ricas, variadas, coherentes y profundas reflexiones del sujeto sobre sí mismo y en la posibilidad que este posea de prever adecuadamente los niveles de realización que puede alcanzar.

Por lo expuesto anteriormente, lo del título de “cada cual con su cada cuala” alguno podría pensar de que se trata de una referencia a nuestra natural inclinación a vincularnos con el otro o la otra en el desarrollo de nuestras relaciones sociales pero en realidad nuestra intención es que logremos hacernos una “introspección” al interior de cada uno, para intentar conocernos mejor, para comprender nuestras manías más simples que sin lugar a dudas las tenemos, y de esta manera aceptarnos tal como somos, nuestro valor neto, sin el agregado de lo que pensamos que somos pues como bien suele decir un amigo mío: “Ninguno es un billete de cien dólares” para que todo el mundo lo quiera.

Hugo W. Arostegui

sábado, 23 de enero de 2016

Cuando Lo Que Vemos Lo Divulgamos: Opinamos

“La opinión en los seres humanos, dijo alguien, es como ciertos órganos de nuestra humanidad: cada uno tiene el suyo y lo utiliza como a bien tenga.    
Que la utilización que le dé coincida con la que le den otros, pues enhorabuena; y si no, mejor todavía, pues opinar es un oficio, es un arte y casi siempre las artes son dominio de minorías.”
En este maravilloso “mundo latino”, donde estamos insertos, es muy de nosotros la costumbre, diría, ancestralmente arraigada, de opinar, de dar nuestro parecer sobre los acontecimientos que diariamente por la divulgación de “las redes sociales” se nos “estrellan en nuestro muro” que si bien no podemos decir que sea “nuestro muro particular de las lamentaciones” suele tener el espacio suficiente como para que en el quepan “todos los sentires y pesares”
En nuestro acervo campero, figuran innúmeros registros de los dichos u opiniones del gaucho payador, que acompañado por el sonido característico de su guitarra se arrimaba a los fogones criollos para divulgar “sus sentires” a toda una audiencia deseosa de escucharle.
Algunas de estas estrofas, inmortalizadas por poetas de la talla de un Atahualpa Yupanqui, nos decían lo siguiente: (traducción libre adaptada a la comprensión y costumbres de todos los hispanohablantes)  
“Con su permiso, voy a entrar aunque no me hayan invitado, pero en mi tierra un asado no es de nadie y es de todos.
Yo voy a expresarme a mi modo, después que haya “churrasqueado” (comer la carne asada)…
… Cuando uno como Fierro (Martín) por ahí se larga a opinar, el pobre se va acercando con sus orejas alertas y el rico busca la puerta y se aleja reculando.”
De manera que esa manía que algunos tenemos de divulgar  “a los cuatro vientos” nuestra opinión acerca de lo que percibimos que está sucediendo a nuestro alrededor, que como vimos se dice que es un arte, quizás nos haga parecer cual si fuésemos “agoreros” de alguna calamidad pero en realidad nos asemeja a esas aves que desde lo alto de alguna rama emite sus sonidos de alerta para mantenernos pendientes de las posibles acechanzas en nuestro entorno.
Tal es nuestra naturaleza.

Hugo W. Arostegui

viernes, 22 de enero de 2016

La Lectura Light “Sus Considerandos”

Estos días pasados entablé una muy agradable conversación con una de mis lectoras la cual me agradecía por algunos conceptos vertidos – de esos que copio de alguna de mis publicaciones anteriores y los pego en mi muro de face book para compartir- según ella mis expresiones le habían gustado mucho y la ayudaron a comprender mejor algunas cuestiones que le habían sucedido últimamente.
Como el tiempo en ese momento nos permitió continuar nuestro coloquio  -vía chat- me permití mencionarle que eso que había leído en el muro del face, era parte de un artículo más extenso que había publicado con un enlace al face hace apenas unos pocos meses atrás, lo que me respondió me permitió observar que muy pocas personas tienen el hábito de la lectura, sobre todo si la extensión del escrito les exige una mayor concentración en su contenido, lo que mi amiga lectora me dijo fue algo así como: “…A.. sí… me parece que lo vi, pero lo dejé para leerlo más detenidamente más tarde y luego se me olvidó”.
Lo que he podido apreciar últimamente es que al igual que mi amiga lectora, cada vez son menos los que pueden dedicar del tiempo necesario para incursionar en la lectura, como si la mente sintiera el esfuerzo que tal acción podría llegar a infligirle, y, por lo tanto, prefiriese dejar el tema en cuestión para más adelante, para quizás algún otro día, y claro, la vorágine de las redes sociales les cubre con el manto “de la información al instante “ y el artículo en cuestión literalmente desaparece.
Entiendo que resulta más cómodo la lectura de textos cortos y sobre todo cuando son acompañados de imágenes de cierto impacto, sentimos una natural inclinación a todo lo que puede ingerirse, intelectualmente hablando, en un “combo informático” que nos mantenga al día en todo lo que consideramos “que está en onda”
Ahora bien, me permito recordarles que “el hábito de la lectura” es un ejercicio cultural ineludible y que requiere de un esfuerzo diario permanente, la lectura debe considerarse un placer, un espacio para elevar nuestras mayores aspiraciones, un ejercicio cotidiano que nos ayude a “eliminar la saturación del día a día” que nos ayude a incursionar en los confines de la imaginación, porque recordemos: “Cuando el ser humano imagina, todo el universo se expande”
“La comprensión lectora es una habilidad básica sobre la cual se despliega una serie de capacidades conexas: manejo de la oralidad, gusto por la lectura, pensamiento crítico. El desarrollo de habilidades para la comprensión lectora es una vía para la dotación de herramientas para la vida académica, laboral y social de los estudiantes.
La comprensión lectora es un indicador fundamental a la hora de trazar planes de desarrollo por parte de las autoridades gubernamentales; así como un indicador sensible de la calidad educativa. Una persona que entiende lo que lee es capaz de lograr un mejor desarrollo profesional, técnico y social.
La falta de comprensión lectora genera pobreza. Entender lo que se lee es un requisito sustantivo  para que un niño se convierta en un adulto que progresa y contribuya al desarrollo de la familia y del país.
La comprensión lectora también es un dato de impacto para las empresas al momento de tomar decisiones sobre planes de inversión y desarrollo. En efecto, las capacidades que detenta el personal en sus diferentes jerarquías es un dato de vital importancia  para las empresas.”
www.leer.pe ›


Hugo W. Arostegui

jueves, 21 de enero de 2016

Pues Según Dicen Nací Varón Porque En El Campo Faltaba Un Peón


“La frase “el trabajo es salud” aplicada a los niños en las actuales condiciones socioeconómicas, es en realidad privarlos de otros derechos y ponerlos en riesgo. Dejan la escuela, están por las calles y son víctimas de abuso sexual, violencia, explotación, y hasta de esclavitud. En Uruguay, el Estado trabaja contra el trabajo infantil (valga la redundancia) conjuntamente con las naciones que integran el Mercosur para erradicar, entre otros, la explotación sexual. Aquí, el Comité de Erradicación del Trabajo Infantil (CETI) elabora estrategias de trabajo para que el 8% de los niños uruguayos, quienes realizan trabajos peligrosos según datos del año 2011, deje de realizarlos.

¿Cuántas veces al día vemos a un niño o niña trabajando? En el ómnibus, en el campo, en los carritos tirados por caballos o por ellos mismos, o en las rutas (o calles de las ciudades) siendo explotados sexualmente. Un 8% de nuestros niños, niñas y adolescentes realiza tareas impropias a sus edades, es vulnerado en sus derechos, corre riesgos. Como en el resto del mundo, aquí hay niños, niñas y adolescentes que practican las peores formas de trabajo infantil.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de acuerdo a una encuesta del año 2011, en Uruguay el 11,6% de los niños realiza actividades económicas (remuneradas) siendo el área rural (21,1%), la que mayor requiere la mano de obra infantil frente a un 10% en la zona urbana. Además “las actividades remuneradas se realizan mayoritariamente en el día en un 92% de los casos, aunque también prevalece un 27% de niños que trabaja en la noche. 

El estudio presentado el año pasado sobre el trabajo infantil reveló que los trabajos más comunes son los de niñeras o vendedoras de comestibles para las niñas y la construcción y establecimientos ganaderos para los varones; son los trabajos más declarados por parte de los encuestados. Además, los varones son quienes realizan la mayor cantidad de trabajo con un 15%; hay un 11,4% de las niñas en los sectores netamente productivos (no domésticos).

Dentro de la amplia gama de trabajos que realizan nuestros niños, están los considerados peligrosos, o los que la OIT considera “las peores formas” del trabajo infantil. Ese tipo de trabajo es realizado por el 8,5% de los niños y adolescentes según el INE. Esto incluye las tareas de cargar peso, manejar máquinas, entre otros, y aquellos trabajos que son peligrosos por el solo hecho de realizarlos.”
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Hugo W. Arostegui


sábado, 16 de enero de 2016

Raíces: La Identidad Que Permanece


En estos días he tenido la visita un tanto sorpresiva de dos de mis nietas, Martina y Marcela, hijas de mi hijo mayor, Hugo Marcelo y de su esposa Elina, quienes quedaron junto a su hijo menor, Iñaki, en su residencia en el Estado de Bahía, Brasil, las cuales están de visita en nuestra frontera disfrutando de sus vacaciones.

Como seguramente se podrán imaginar, encontrarme, al abrir la puerta de mi casa, con dos hermosas jovencitas de 16 y 14 años a quienes no veía desde que eran unas niñas, me llenó de gozo aunque les confieso que no tenía la menor idea de que tal sería la experiencia compartida.

Allí estaba yo, su abuelo paterno, a quienes ellas tampoco veían tan seguido, digamos que mucho menos que lo que es esperable -seguramente debido a la distancia y a la exigente actividad que todos desplegamos- frente a ellas, de improviso, sin ensayo previo, tal cual somos en nuestra vida cotidiana, con la intención de compartir un tiempo juntos, una aventura fascinante que sin duda nos ayudaría a conocernos mejor y sentirnos en familia.

Lo bueno de todo esto es que hemos sabido compartir una muy cálida relación con la frescura que sólo se puede alcanzar en la autenticidad de la más absoluta espontaneidad, como les he dicho, nos hemos despojado de todo protocolo y nos dejamos llevar por la naturalidad de nuestra relación filial de un abuelo con sus nietas.

Ayer por la tarde, compartiendo un delicioso helado,  ambas me comentaron que les había causado cierta admiración el hecho de que al observar mi comportamiento, la forma de hablar, gesticular, etc. les hacía recordar a su padre y nos encontraban muy parecidos, al escucharles les confieso de que me sentí muy emocionado, al punto de que todo lo que atiné a decir fue esta frase: “Sin duda lo que se hereda no se roba”.

En lo personal mantengo lo que ya es un hábito incorporado, es decir el cultivo permanente de todas mis inquietudes, me gusta pasearme por el huerto de mis realizaciones y dejar al libre arbitrio de quienes puedan observarlo la extracción de sus propias conclusiones.

Nuestra descendencia conserva sus rasgos, existe un eslabón que nos identifica con nuestras raíces y que conserva inalterable la sana costumbre de cultivar los valores heredados de generación en generación.

Hugo W. Arostegui



lunes, 11 de enero de 2016

La Arena Es Un Puñadito…Pero Hay Montañas De Arena


Recortes de expresiones ya publicadas que nos atrevemos a reiterar, son apenas un puñadito, una insignificancia, simples gránulos de arena que apenas se perciben.

"... Y la analogía nos lleva a las profundidades de nuestro yo interior, la preocupación que mencionamos, también nos lleva a considerar las alteraciones constatadas en lo referente al clima, hablamos y hablamos, organizamos cabildos, creamos organizaciones ambientalistas que alzan su voz en todos los fórums abiertos para denunciar los abusos y exigir por soluciones a los gobiernos del mundo.
Y nosotros, en lo personal, en que clima vivimos, somos serenos como una mañana veraniega, o por el contrario, estamos sujetos a cambios bruscos de conducta , que transforman, la serena mañana que mencionamos, en estallidos de violencia, en la aridez de los desiertos causados por la intolerancia, el egoísmo o la ambición.
Nuevamente nos preguntamos:
¿Podremos mejorar la contaminación que nos rodea si no somos capaces de vivir en armonía con nosotros mismos?
Estuve observando el comportamiento de un grupo de personas que se divertían en una fiesta, en su jolgorio, elevaban vasos desbordantes de alcohol, los cuales volvían a llenarse una y otra vez, al finalizar la diversión, algunos ni siquiera podían estar de pie, a su alrededor pululaban cientos de vasos vacíos, aplastados bajo sus zapatos, cual si fuesen hojarascas después de un torbellino.
El medio ambiente esperaba, una vez más, que alguien pusiese las cosas en su lugar."

“…Hoy compartimos lo imposible lo que reside donde no hay encuentros, lo que puede estar orbitando en distancias no recorridas donde nuestros pies no han pisado, donde las huellas no han hollado un camino desconocido donde nunca has estado.
Existe un dicho que expresa: “Todo puede ocurrir en una dimensión desconocida” cuando hablamos del pensamiento humano y de su inconmensurable capacidad de crear nuevos mundos sería un grave error enfocarnos en una simple dimensión de su capacidad creativa.
Lo abstracto, lo irreal, lo subjetivo, son aristas de una constelación sideral donde se desplazan como en una autopista galáctica, todas las emociones, todos los encuentros y desencuentros, las vidas que fueron, las que nunca llegarán a ser y aquellas que convergen y se plasman como pinceladas que salpican y dan forma a todo lo inimaginable que sólo un ser único, indiviso y absolutamente imprevisible puede crear desde algo tan simple como un lápiz y una hoja de papel.”

“…Nos preguntamos: ¿cómo explicar a los demás? que existen visiones diferentes, distintas formas de percibir los acontecimientos, que los hechos han acontecido con absoluta independencia de lo que puedan aceptar como válidos o convenientes, los autoproclamados  formadores de opinión, que la realidad es independiente de la interpretación parcial que se le haga.

Nuevamente, volvemos al principio del Libre Albedrío, el acceso a la verdad es el fruto de la investigación exhaustiva de los hechos, no obstante contar con un enorme bagaje de información, de poder recurrir a la letra de la ley, expresión canonizada de la palabra de Dios, el gran mandamiento que recibimos nos exhorta a escudriñar las escrituras sagradas, escudriñar es investigar, comparar, consultar.

Esta exhortación va mucho más allá, no es una mera recomendación a que hagamos una simple lectura de la literatura oficialmente aceptada, es un imperativo de búsqueda universal a través de los incontables canales por los que discurre  el conocimiento.”
Hugo W. Arostegui



sábado, 9 de enero de 2016

La Palabra Escrita


Estamos a mediados de enero y las tradicionales fiestas han quedado en el recuerdo de algo que sin duda hemos disfrutado y, sobre todo, compartido, con todos nuestros allegados sin distinción de si éstos , nuestros allegados, están presentes o si permanecen arraigados como la amalgama de una joya muy valiosa y sentida en lo profundo de nuestro corazón.

Pienso que es una óptima oportunidad para que nos hagamos la firme determinación de iniciar un nuevo cultivo en nuestra “huerta imaginaria” aquella en la cual germina el fruto de nuestra capacidad creativa, allí donde en lo profundo del surco de nuestras emociones, que es donde brotan los sentimientos, es donde se pueden recoger las semillas del pensamiento humano, materia prima imprescindible para la elaboración de un relato.

 La fuerza de la palabra escrita
Ryszard Kapuscinski *
¿La escritura puede hacer que algo cambie? Sí, lo creo profundamente. Sin esa fe no podría escribir. Desde luego soy consciente de todas las restricciones que nos ponen las circunstancias, las situaciones, la historia y el tiempo. Por ello mi fe, aunque profunda, no es absoluta, no es ciega.
¿En qué consiste la principal restricción? La escritura sólo raras veces, en casos excepcionales, influye en la gente. Y, en el transcurso de la historia, no lo hace de forma directa, radical y de inmediato. La reacción a la palabra escrita es más bien mediata. En el primer momento puede ser incluso invisible, indetectable. Necesita tiempo para llegar a la conciencia del receptor, necesita tiempo para empezar a formar o cambiar esa conciencia. Sólo después de un largo camino podrá influir en nuestras decisiones, actitudes y acciones.
El que la escritura produzca cambios no lo deciden sólo los autores, sino sobre todo los lectores: su sensibilidad y confianza en la palabra, su prontitud y deseo para reaccionar a la palabra recibida. Es también importante el contexto, el ambiente, el estado de una cultura imperante en que esa palabra cae y es recibida. Con frecuencia estas son las circunstancias que pueden debilitar e incluso aniquilar el valor y la fuerza de la palabra escrita y sobre la cual el autor de un texto no tiene mayor influencia.
Sin embargo, a pesar de ese impedimento, estoy seguro que escribir puede provocar cambios. Lo digo con base en la experiencia de mis numerosos colegas que han puesto en peligro su vida y que, incluso, la han entregado. La entregaron para que su labor no sólo informara sobre lo que ocurre en el mundo, sino para desenmascarar el mal, sanar una situación o hacer al mundo más humano.
Daré un ejemplo. Desde 1959 Ruanda fue un país de masacres entre tribus y castas que se repetían en forma sistemática. El mundo lo ignoraba. Durante decenios ese país no dejó entrar a periodistas. Yo mismo, viviendo en la vecina Tanzania, traté en varias ocasiones, sin resultado alguno, de cruzar la frontera. Fue hasta que se escribió sobre las masacres de 1994 que la opinión mundial despertó. Y a partir de ese año Ruanda, por primera vez en su historia, dejó de ser lugar de sangrientos y masivos ajustes de cuentas internas.
Fue precisamente la escritura desenmascaradora y acusadora, y a menudo simplemente informativa, la que tuvo una importante papel en el conocimiento de los Gulags y de los campos de concentración, así como en el derrumbe de muchos regímenes criminales, de dictaduras del tipo de Pol Pot, Mobutu, Amin o Duvalier. Ello fue posible porque la palabra escrita pudo siempre cambiar muchas cosas. Ella ha provocado durante siglos el temor de todo poder autoritario que la ha combatido mediante diversos métodos. De ahí la colocación de libros en los índices eclesiásticos, de ahí la quema libros en las piras, de ahí obligar a los escritores al exilio, de condenarlos a muerte.
En el fondo no podemos imaginarnos un libro de texto de la historia universal que no tuviera un capítulo de cómo la palabra escrita en forma de volantes, escritos secretos, prensa clandestina y editoriales irregulares influyeron en el resultado de luchas sociales y políticas.
Cuando preguntamos: “¿la escritura puede hacer cambiar algo?”, la mayoría de las veces pensamos que se trata de un cambio positivo, dirigido a hacer un mundo mejor. Pero no olvidemos que la escritura puede intentar que el mundo sea peor, que contribuya a aumentar el mal, el odio y la agresión. Tal función la cumple cuando se escribe en el tono del fanatismo y la xenofobia, del fundamentalismo y el racismo. Por ejemplo, los libros al estilo de Protocolos de los sabios de Sion o Mi lucha de Hitler.
Pienso que la pregunta sobre cuál es el carácter de la relación entre la escritura y el cambio es muy importante y actual. Esta pregunta surge de la inquietud sobre la eficacia de nuestras acciones literarias por el valor mismo de la escritura. Porque por un lado vemos una enorme proliferación de la palabra escrita hay cada vez más libros, revistas y periódicos y al mismo tiempo percibimos cuánto mal hay en este mundo y como la cantidad de temores y conflictos en nuestro planeta aumenta en lugar de disminuir. De ahí el escepticismo de muchos creadores, de ahí la frecuente desconfianza e incluso la incredulidad en el sentido de nuestra escritura.
La mente de un hombre contemporáneo es constantemente regada con un diluvio de palabras, por lo que éstas pronto pierden su valor y fuerza. Cada vez nos hablan menos y más nos desorientan, agotan y fastidian. Y sin embargo, ese exceso, esa sobreproducción no debería desanimarnos.
La literatura siempre ha asumido su responsabilidad. Desde hace miles de años ha acompañado la vida de las sucesivas generaciones, a veces cambiándolas para ser mejores. Y hoy nada la libra de esa obligación. Por el contrario, los tiempos difíciles en los que vivimos nos ordenan que, con una fuerza y fe especial, digamos: “Sí, la escritura puede cambiar algo para que sea mejor, aunque sea poco, pero puede.

Tal como lo expresa magistralmente ,Ryszard Kapuzinski en el material que hemos expuesto, siempre valdrá la pena todo esfuerzo que realicemos para el cultivo profundo de la palabra escrita

Entiendo que lo mejor que podamos legar a nuestros congéneres sea el fruto de nuestro cultivo, aquel que surge como un manantial fecundo y fresco de la grieta profunda e inagotable de nuestra propia erudición, sin duda no habrá mayor presente que podamos ofrendar y que será imposible “comprarlo pronto” por la sencilla razón de que “nadie puede dar lo que no tiene” cultivado por sí mismo.


Hugo W Arostegui