miércoles, 24 de mayo de 2017

El Valor De La Vida


Nada debe valorarse más que la vida humana, de la misma manera que no hay justificación para que un ser humano se considere superior a otro. Sin embargo, nos encontramos inmersos en un sistema deshumanizante que otorga valor a las personas por el dinero, posesiones o logros. Esto nos crea la necesidad de redescubrir el valor del ser humano.

Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles.

La racionalidad y moralidad nos da la capacidad de obrar para el bien, no solo para sí mismo, sino también para los demás. ¿Qué ha ocurrido entonces que hemos desvalorizado la vida, perdiendo la sensibilidad ante la necesidad y el dolor ajeno? Los grandes desafíos que tenemos en nuestro país, como la desnutrición infantil, carencia de atención en salud primaria y preventiva, el hambre y la miseria, el analfabetismo, la violencia que produce muerte y dolor a millares de familias o la desintegración familiar, exigen de cada uno de nosotros una respuesta concreta, comenzando con los gobernantes, puesto que han sido puestos en autoridad para servir, para buscar el bien común, no el beneficio propio.

Con frecuencia argumentamos que somos un país pobre, dependiente y limitado para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, somos un país rico en recursos y potencial humano, con capacidad de generar oportunidades para el desarrollo integral de todos sus habitantes. El verdadero problema radica en que no estamos valorando la vida en la dimensión correcta, nos hemos vuelto indiferentes ante el drama de nuestros semejantes. Esto se evidencia, por un lado, en la forma como se administran y distribuyen los recursos públicos (actos de corrupción o en la priorización de cosas que no buscan satisfacer las necesidades primarias de la población) y por el otro, en la negativa o evasiva de cumplir a cabalidad la responsabilidad de pagar impuestos. Tanto lo uno como lo otro es inmoral y condenable.

La valoración del ser humano es un desafío ético para todos los que formamos parte de la sociedad. La riqueza y las posesiones son instrumentos que deben servir para el beneficio de los demás, no para fines egoístas.

Cada vida es única y valiosa en sí misma. Más allá de la indispensable cobertura de nuestras necesidades básicas, la felicidad no se encuentra en el consumo o la acumulación de bienes materiales, como trataron de hacernos creer, sino que la hallamos en todo aquello que no tiene precio: el amor, la amistad, la naturaleza… Apreciar y valorar los grandes regalos de la vida, es un primer paso para amarla y protegerla, uniendo nuestras fuerzas con las de todas las personas cuya sensibilidad humana haga palpitar su corazón al unísono con el de la humanidad.

El valor de la vida es una vida con sentido y con valores. Los valores como la generosidad, la bondad, la sabiduría, la integridad o la valentía nos hacen humanos. Casi todo el sufrimiento que padecemos nos lo causamos nosotros mismos y los unos a los otros, por causa de la falta de valores humanos que permiten la extensión de la codicia, la maldad, la envidia, el rencor… Tras cada vulneración de los derechos humanos hay alguien que hizo incumplimiento de sus deberes o valores humanos. Hasta que no comprendamos esto, nada cambiará. 

Y, para que cambie, tenemos que comenzar por cambiar cada uno de nosotros, cultivando lo mejor de nosotros mismos para ofrecerlo a los demás.


Comenzar Ahora


Dejar de lado lo que se ha sido para reinventarse no es una tarea fácil, entre otras cosas, porque se deben derrotar temores, replantear ideas, transformar objetivos y tomar la decisión de volar hacia mundos desconocidos.

Hay personas que están anquilosadas en el tiempo. Como prefieren permanecer en terrenos ya trajinados no avanzan y, lo que es peor, no tienen la más mínima posibilidad de cruzar los trayectos que les corresponden.

Son seres que no han aprendido a manejar bien la cotidianidad, ni han asumido el vuelo hacia destinos mejores o más gratificantes.

¿Es su caso?
Haga una sencilla reflexión sobre estas aseveraciones y pregúntese qué tanto de estas palabras retratan su estado actual.

De pronto detecta que todavía hay circunstancias de su realidad que necesitan de una intervención más franca y decidida de su parte.

Es probable que tenga pensamientos negativos que ha dejado anidar en su cabeza y que, en el fondo, lo único que han logrado es cultivar su inseguridad.

Suele ser muy fácil acomodarse a las viejas rutinas diarias lo que, de alguna forma, hace que sus días y los años pasen sin pena ni gloria. Usted, como todo ser humano, debe apuntarles a nuevas emociones como una manera de crecer. No puede abrir los brazos al tedio, porque él lo envolverá y le hará desperdiciar su vida.

Puede ser ‘aterrador’ ver el calendario y comprobar que los años están pasando sin lograr ‘nada de nada’.

Hacer cosas nuevas le ayudará a entender la importancia de correr ciertos riesgos. No tiene que tomar salidas radicales, pero sí deben ser acciones distintas a lo normal.

Empiece con pequeños cambios, pues ellos le abrirán la mente y le permitirán alimentar su espíritu.
Además, esas pequeñas cosas que emprenda le devolverán la confianza a usted mismo y le permitirán estar más abierto a opciones diferentes o a proyectos valiosos.

Yo creo que, de alguna forma, le hace falta poner los pies sobre la tierra y situarse en el camino que lo lleve a la renovación.

Lo que tiene que hacer es cambiar su forma de pensar y aprovechar las oportunidades que tiene a su alrededor.

Si se organiza mejor, si visualiza un mejor futuro, si tiene voluntad y si decide alzar el vuelo, luego de ese ‘plan de ajustes’ verá que las cosas empezarán a marchar mejor.

Está a tiempo de realizar modificaciones en su vida que, de alguna manera, le permitirán enfocar su existencia hacia mejores propósitos.

Ahora bien, incluir a Dios en estos planes de renovación le permitirá aumentar su fe y tener la certeza de que él le bendecirá. No le quepa la menor duda de que el Señor le enseñará a mirar con ojos nuevos y su corazón se expandirá.

Lo que quiero decir es que, en cada cosa nueva que emprenda podrá notar las manos de Dios, pues el encuentro con Él garantizará una continuidad entre su vida espiritual y su cotidianidad.

La experiencia de la fe se va haciendo más creíble en lo cotidiano y en nuestro estilo de vida, siempre y cuando decidamos renovarnos.

Solo me resta recordarle que la vida empieza todos los días y que, si lo analiza bien, hoy es un buen momento para comenzar a disfrutarla.


¡Adelante!

Influencias


Así, referida a las personas, la influencia es el poder o la autoridad de alguien sobre otro sujeto. Ese poder puede utilizarse para intervenir en un negocio, para obtener una ventaja o para ordenar algo. En otras palabras, la influencia es la capacidad de controlar y modificar las percepciones de los demás.

Este concepto es subjetivo y, como tal, la percepción de la influencia de una persona sobre otra varía según el observador. Existe una serie de situaciones que son mal vistas por la mayoría de los individuos de una misma cultura, como sucede con el consumo de estupefacientes, los asaltos a mano armada, los abusos sexuales y los asesinatos; cada una posee un nivel de gravedad diferente, pero todas estas acciones son consideradas delitos para la mayoría de las sociedades. Por lo tanto, si un padre sabe que su hijo ha entablado amistad con una persona adicta a alguna droga, seguramente se opondrá a la relación alegando que se trata de una mala influencia.

Del mismo modo, frente a una persona estudiosa y trabajadora, dentro de los parámetros normales, su cercanía a otro individuo será vista como una potencial buena influencia. Sin embargo, si dejamos a un costado los crímenes, dado que atentan contra la libertad de los demás y de ninguna manera pueden ser vistos como un acto positivo, la mayoría de las costumbres y de los gustos pueden ser vistos desde dos posturas opuestas.

Por ejemplo, un apasionado del cine que desea estudiar una carrera universitaria para convertirse en editor profesional puede encontrarse con la oposición de sus padres y con la sugerencia de escoger un camino tradicional, considerado más redituable. Otras personas con la misma visión de la vida pueden considerar que este joven representa una mala influencia para sus amigos. Este caso, que parece extremista, es muy común en muchas familias y resulta absurdo que todas ellas consuman arte en varias de sus formas: leen novelas y poesía pero aborrecen la idea de que sus hijos se conviertan en escritores; adoran el cine pero temen estar criando a futuros actores.


En la eterna lucha por la razón, alguien que en un entorno determinado tiene el poder para decidir qué está bien y qué está mal, puede ser considerado como una mala influencia por otra persona, y la complejidad de esta red de diferencias conceptuales es potencialmente infinita.

martes, 23 de mayo de 2017

Tu Luz Propia


Este relato tradicional tailandés expresa de una forma sencilla el sentido de “tu luz propia”.
La pequeña luciérnaga.

Había una vez una comunidad de luciérnagas que vivía en el interior del tronco de un altísimo lampati, uno de los árboles más majestuosos y viejos de Tailandia.

Cada anochecer, cuando todo se quedaba a oscuras y sólo se oía el murmullo del cercano río, todas las luciérnagas abandonaban el árbol para llenar el cielo de destellos. Jugaban a hacer figuras con sus luces bailando en el aire para crear un sinfín de centelleos más brillantes y espectaculares que los de un castillo de fuegos artificiales. Pero entre todas las luciérnagas que vivían en el lampati, había una muy pequeñita a la que no le gustaba salir a volar.-

No, no, hoy tampoco quiero salir a volar- decía todos los días la pequeña luciérnaga-.

Tanto sus abuelos como sus padres, hermanos y amigos esperaban con ansiedad a que llegara la noche para salir de casa y brillar en la oscuridad. Se lo pasaban tan bien que no comprendían cómo la pequeña luciérnaga no les acompañaba nunca. Le insistían para que fuera con ellas a volar, pero no había manera de convencerla.

– ¡Que no quiero salir a volar!- repetía la pequeña luciérnaga.

Toda la comunidad de luciérnagas estaba muy preocupada por la actitud de la pequeña. Pasaban los días y la pequeña seguía encerrada sin salir de casa.

Un anochecer, cuando todas las luciérnagas habían salido a volar, la abuela luciérnaga se acercó a la pequeña y le preguntó con delicadeza:

– ¿Qué te sucede, mi pequeña niña? ¿Por qué nunca quieres salir de casa? ¿Cuál es la razón por la que nunca quieres venir a volar e iluminar la noche con nosotros?

– ¡No me gusta volar!- respondió la pequeña luciérnaga
– Pero, ¿por qué no te gusta ni volar ni mostrar tu luz?

– Pues…- explicó por fin la luciérnaga-, ¿para qué he de salir si con la luz que tengo nunca podré brillar como la luna?. La luna es grande y brillante y yo a su lado no soy nada. Soy tan pequeñita que a su lado no soy más que una ridícula chispita. Por eso nunca quiero salir de casa y volar, porque nunca brillaré como la luna.-

¡Ay, mi niña!- sonrió la abuela-. Hay una cosa de la luna que has de saber y que desconoces
– ¿Y qué es lo que debo saber?

– Has de saber que la luna no tiene la misma luz todas las noches. La luna cambia todos los días. Hay noches en que está radiante. En cambio en otras se esconde, su brillo desaparece y deja al mundo sumido en la más profunda oscuridad.

– ¿De veras que hay noches en que se esconde la luna?

¡Claro que sí, mi niña! Hay noches en que la luna es enorme y otras en que se hace invisible. La luna no siempre brilla con la misma intensidad. La luz de la luna depende del sol. En cambio tú, pequeña, siempre brillarás con la misma fuerza y lo harás con tu propia luz.

A partir de entonces la pequeña luciérnaga salió cada noche a volar con su familia. Y así fue como aprendió que cada uno ha de brillar con su propia luz.

Relato tradicional de Tailandia extraído del libro de J.M. Hernández y A. Sáinz de la Maza. “Cuentos de todos los colores”. Ed. RBA-Libros, 2004.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

Eduardo Galeano “El libro de los abrazos”




Que Decir Y Cómo Decirlo



Solo puedes cuestionarte aquello que elegiste desde la mente.

Solo puedes temer equivocarte si no es tu mente quien está al mando.
Solo puedes arrepentirte cuando no has sido totalmente tú quién conduce tu expresión.

Cualquier experiencia vivida desde la verdad de tu corazón, contiene el saber necesario para volver la vista atrás y comprender el sentido de caminar rumbo a lo desconocido.

No hay que proponerse escribir una novela sino simplemente escribir, lo que se pueda, aquello que uno es capaz. Eso es lo que he aprendido con los últimos trabajos. ¿Qué quiero decir? Que el acto de escribir es lo más importante y es anterior a todo, al plan, a la posible estructura del libro. Es anterior a la idea de libro.

Escribir es lo que define al individuo, es lo que lo hace ser el que es. Es lo que me hace a mí ser el que soy y ser de este modo y no de otro. No importa si escribo una novela, fragmentos, reflexiones o simplemente juegos.

Negarse a escribir, resistir la intención, también es parte de la vida del escritor. 

Escribir solo cuando ya no se puede resistir más. Escribir es una doble resistencia. 

Se escribe para resistir las servidumbres que la vida impone y  se escribe para expresar nuestra opinión la cual puja dentro de nosotros con total prescindencia de cualquier estado anímico o condicionamiento.


Hugo W Arostegui

domingo, 21 de mayo de 2017

Cimientos Culturales Las “Cajas Negras” De La Civilización.

“En el presente vivimos los años mozos de la época denominada por el gran filósofo polaco, Zygmunt Bauman (1925), como “modernidad líquida” o posmodernidad, durante la cual van disminuyendo gradualmente los habitantes de la Tierra que recurren a los tesoros del saber, por considerarlos “inútiles” ante el delirio materialista imperante.

El planeta gime ante la displicencia generalizada en la consecución de los nutrientes intangibles que alimentan el intelecto. Estos, reemplazado a su vez, por remedios materiales que sacian los ímpetus a veces incomprensibles, de su desviada realidad.

En consecuencia, el “homo económico”, llevan la delantera en la carrera para sustituir y aun aproximarse al “homo sapiens”. ¿Pero, se preguntan algunos, de que sirven los deleites del espíritu, si tantos son los focos de atención que nos dirigen hacia los indispensables requerimientos de la población consumista?

A esta interrogante de la actualidad responde en el siglo pasado el genial filósofo y escritor español, Miguel de Unamuno, que : “Sólo el que sabe es libre, y más libre es el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar si no das alas; no la de pensar, si no das pensamiento”. Para terminar diciendo: “La verdadera libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”.

Somos, sin duda alguna, mitad materia que compone la armadura del animal viviente que vino al mundo; y como tal, comemos, hablamos, nos movemos, defecamos y hacemos el amor, entre otras actividades; pero sobre todo, sobresalimos en la creación porque somos los únicos seres provistos de la venerada capacidad de pensar, lo cual nos distingue orgullosamente de los demás animales y otros entes.

Y tanto necesita nuestro cuerpo de los alimentos para poder sobrevivir como también requiere nuestra mente del combustible intangible del saber, para con estas herramientas, hacernos siempre más libres y más felices.

Deplorable debe ser la realidad de los analfabetos, y aun de algunos que simplemente desestiman las bondades que ofrece la cultura, puesto que en una mente y una mirada vacías de tantos conocimientos distanciados de los rudimentos del diario vivir, se ven obligados a conformarse sólo con lo esencial, siendo ellos incapaces de analizar y conceptuar sobre los infinitos recursos de que disponemos en esta posmodernidad, para colmar cada uno dentro de su propia capacidad, esta efímera existencia terrenal, disfrutando así del conocimiento que nos brinda todo este grandioso universo.”

En el día de ayer participamos de un encuentro, para ser precisos se trataba de desarrollar un tema con un muy valioso contenido " El Placer En Nuestras Vidas” en un ciclo de encuentros que se realizan en “Sala Brocos” en el edificio “La Casa De La Cultura, en la ciudad de Tacuarembó, me resultó muy claro e interesante el desarrollo de una temática que forzosamente (despierta la curiosidad que les caracteriza) la necesidad de “buscar en sus registros” las mencionadas “cajas negras” que todos guardamos en algún recóndito lugar de la memoria.

Escuchando la muy buena disertación de los expositores, algunas expresiones lograron “activar” el añejo contenido de mi memoria y claro lo que surgió fue que comparando lo registrado en las “cajas negras” de mi niñez, no pude evitar la humorada que me causó tal comparación, a modo de ejemplo, les diré, que llegaron a mis oídos palabras tales como: "sexo oral” ocasionando que del contenido de lo registrado en mi memoria surgieran situaciones relacionadas con  la “oralidad” es que en mis registros sobre el tema obviamente no teníamos mayores referencias, para nosotros, setenta años atrás, cuando recibíamos la infausta noticia de que tendríamos una “prueba oral” significaba que todos y cada uno deberíamos exponer en palabras todo aquello que entendíamos que debíamos decir sobre alguna temática en cuestión.

Claramente se puede observar la gran diferencia generacional que separan a nuestros registros.

Es por eso que no he podido evitar “sofrenar al vasco medio loco” que todavía me caracteriza y me dije: por qué no decir algunas cosas que puedan ser captadas por los registros albergados en la memoria colectiva de los participantes, entonces es que no pude evitar, confieso que no he realizado ningún esfuerzo por evitarlo, y entonces “dije lo que dije” demás está decir de que acompaño el pedido de disculpas correspondiente.

Resumiendo: una hermosa oportunidad de “cultivar el pensamiento” en la fértil tierra de los “Viviendo”, muchas gracias.

Hugo W Arostegui


sábado, 20 de mayo de 2017

Espejismos Cotidianos


La búsqueda de la felicidad es una constante en la vida humana y, al parecer, mientras más la buscamos, más esquiva se nos vuelve.

Puesto que buscarla es suponer que no está, y nos lleva a poner el énfasis sobre nuestras carencias, sobre todo lo que hipotéticamente nos falta para llegar a ser felices. Nos lleva a vivir en la ansiedad y en el deseo, deseo de poseer, deseo de alcanzar y cuando aquello llega, vivimos en el miedo de perderlo…y seguimos sufriendo.

La persecución de la felicidad nos lleva a un permanente anhelo de lo que falta, a una atención constante sobre el futuro, sobre lo que vendrá después, sobre el logro, dejando de atender al ahora, al proceso, al disfrute del momento. 

Seré feliz cuando tenga un auto, me case, consiga ese trabajo, tenga el postgrado, los niños crezcan, y cuando eso llega, ya estamos situados en otra felicidad hipotética, esperando, siempre esperando que llegue ese momento idílico en que estaremos completos. 

Lo triste es que podemos llegar al final de la vida física así, quizás allí pensaremos… seré feliz cuando muera.

Nuestra cultura de consumo nos ha convencido que necesitamos agregar mucho a lo que tenemos para alcanzar la felicidad. Agregar cosas, experiencias, conocimientos y, así nos vuelve consumistas, no sólo de objetos, sino de afectos, vivencias, cursos, fiestas. Tragar y tragar esperando siempre otra cosa mejor. El hombre ideal, el trabajo perfecto, los hijos soñados.

Basta visitar un mall para observar como el estímulo visual y auditivo ha ido aumentando a niveles para muchos y, especialmente para los niños pequeños, intolerables. Cuál es la idea que hay detrás de esto? Una idea muy nuestra, que mientras más ropaje y estímulos tengamos, más felices seremos.

Los sobreestÍmulos y la sobreactividad de la vida urbana nos están convirtiendo en ciegos, sordos e insensibles. Como el drogadicto que ya no se conforma con una dosis y pide más y más sin lograr, después de un tiempo, el efecto deseado.

El gran espejismo consiste en pensar que el ser feliz depende de algo exterior, de algo que nos será dado desde fuera, que necesitamos determinadas circunstancias o hechos y olvidar que la fuente de la felicidad está dentro de nosotros y tiene que ver con una actitud interior, de agradecimiento y bendición a lo que está siendo la vida en este momento, aún en el dolor.



viernes, 19 de mayo de 2017

El Estado Consciente


Resulta difícil precisar qué es la conciencia, ya que no tiene un correlato físico. Se trata del conocimiento reflexivo de las cosas y de la actividad mental que sólo es accesible para el propio sujeto. Por eso, desde afuera, no pueden conocerse los detalles de lo consciente.

La etimología de la palabra indica que la conciencia incluye aquello que el sujeto conoce. En cambio, las cosas inconscientes son las que aparecen en otro nivel psíquico y que son involuntarias o incontrolables para el individuo.

Para la psicología, la conciencia es un estado cognitivo no-abstracto que permite que una persona interactúe e interprete con los estímulos externos que forman lo que conocemos como la realidad

Si una persona no tiene conciencia, se encuentra desconectada de la realidad y no percibe lo actuado.
La psicología distingue entre los niveles consciente (establece las prioridades), preconsciente (depende del objetivo a cumplir) e inconsciente (no se racionaliza). La estructura de la conciencia está dada por la relación que establecen estos tres niveles.

A través de la conciencia un individuo consigue tener una noción de sí mismo y de su entorno; es uno de los elementos que asegura la supervivencia de un ser vivo, pues le permite estar alerta a los peligros y actuar en consecuencia.

Este proceso, aunque resulta sumamente sencillo a simple vista, es el resultado de varios fenómenos psíquicos que tienen lugar en la mente de los individuos a cada instante sin que él tenga total noción de ello. Para resumirlo, este proceso consiste en percibir el entorno a través de los sentidos y analizarlo con la información que se tiene (las cuales fueron desarrolladas a partir de las experiencias con las que el individuo haya tenido que enfrentarse), la memoria.

Si la conciencia de un individuo funciona del modo “adecuado”, las valoraciones que éste hará sobre su realidad serán claras y le permitirán llevar una vida estable; si por el contrario, dado que ha padecido determinadas situaciones traumáticas, puede que su manera de entender en entorno no sea lúcida y, por ende, tome decisiones que causarán desajustes en su entorno. En este punto puede decirse que lucidez y claridad son sinónimos son para la psiquiatría los aspectos que definen una conciencia sana.

Cuando estamos despiertos nuestra conciencia se encuentra alerta y sólo se relaja cuando dormimos, momento en el que el subconsciente puede expresarse y lo hace a través de los sueños; por eso muchos especialistas basan sus estudios sobre el universo psíquico de los pacientes teniendo en cuenta aquello que recuerdan de los sueños, pues en ese momento no existen estructuras ni preconceptos y lo que se muestra sale sin ser analizado, pudiendo acceder a un espacio del individuo que durante el estado de conciencia se encuentra absolutamente oculto.


Es importante señalar que una de las causas de las alteraciones en la conciencia pueden ser problemas biológicos y psicológicos. 

El abuso de ciertas sustancias tóxicas como alcohol y fármacos, puede afectar determinadas zonas del cerebro y provocar alteraciones en la conciencia que pueden ser de diferentes niveles. También ciertas enfermedades psiquiátricas como la ansiedad y la depresión, pueden causar los mismos trastornos en la forma en la que el individuo concibe la realidad.

Conciencia De Ser


¿Qué se requiere para ser feliz? Las personas responden a esta pregunta de muchas maneras: cosas materiales como el alimento, la ropa y el abrigo; relaciones personales e íntimas como con la pareja, 
familia y amistades; o actividades de salud y placer como viajes, ejercicios, deportes, bailes, cenas y espectáculos. 

Sin embargo, está comprobado que la verdadera esencia de la felicidad yace en nuestro interior, en el concepto que uno tiene de la vida, en la actitud, valores, creencias y reglas que poseemos.

La mayoría de nosotros pasamos la vida buscando la felicidad en algo ó en alguien, sin darnos cuenta que todos los elementos necesarios para ser realmente felices se encuentran dentro de nosotros, en nuestro Ser. Vivimos la vida con una conciencia del ser dormida, permitiendo que nuestro subconsciente e inconsciente manejen nuestras acciones y emociones a través del ego.

Cuando despertamos nuestra conciencia del ser, y asumimos total responsabilidad de nuestras vidas, comienza a surgir el milagro de la felicidad, sin dramas, sin excusas. La palabra “Responsabilidad” proviene de dos palabras: Response (respuesta) y abilidad (habilidad). Responsabilidad significa: La habilidad que cada uno de nosotros posee para responder ante cualquier situación. No es lo que sucede lo que nos hace felices o infelices, es cómo actuamos o reaccionamos ante ese suceso lo que determina nuestro estado de ánimo. 

El manejo de las emociones está directamente relacionado con la conciencia del Ser.

Vivir con una conciencia activa del Ser es vivir en presente. Es reconocer el pasado como lo que es: experiencias y vivencias positivas y negativas que nos han permitido llegar a lo que somos hoy. Es comprender que el futuro aún no existe, y que sólo nos ofrece un mundo de posibilidades. ¿Quiere decir que no debemos hacer planes o establecer metas? ¡Absolutamente NO! Debemos siempre tener metas congruentes con nuestra esencia y propósito de vida, sabiendo que al vivir entregado en el presente estamos atrayendo todo aquello que anhelamos y que está en sintonía con el orden divino. Recuerda que Dios nos ha dado el regalo del Hoy y del Ahora; por eso se llama “Presente”.


jueves, 18 de mayo de 2017

La Integridad Personal

“…los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana…”

El derecho al respeto y garantía de la integridad física, psíquica y moral, es inherente a todas las personas en atención a su dignidad. Es un derecho inviolable; en virtud de que ni el Estado, ni los particulares, lo pueden vulnerar lícitamente; e inalienable, toda vez que no se puede renunciar a él y bajo ninguna circunstancia puede ser negado. 

Según la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el derecho a la integridad abarca tres aspectos de la persona: físico, psíquico y moral. El aspecto físico, hace referencia a la conservación de la anatomía del cuerpo humano, sus funciones corporales o fisiológicas de sus órganos. 

El aspecto psíquico, se relaciona con la preservación total y sin menoscabo de la psiquis de una persona; es decir, de sus funciones mentales; y El aspecto moral, se refiere a la capacidad y autonomía de una persona para mantener, cambiar o desarrollar sus propios valores personales. 

Es decir, el derecho a la integridad personal, implica un conjunto de condiciones que permiten a una persona llevar una vida plena. Por ello, tiene una relación estrecha con la protección de la dignidad humana y con la protección de otros derechos fundamentales como la libertad personal, la vida o la salud.

Para garantizar el respeto y garantía del derecho a la integridad personal, los estados tienen obligaciones que deben cumplir:

1. Obligación general de respetar y garantizar el derecho a la integridad personal.

2. Adecuar su legislación nacional y vigilar que sus cuerpos de seguridad a quienes se les ha conferido el uso de la fuerza legítima, respeten el derecho a la vida de quienes se encuentren bajo su jurisdicción.

3. De investigar violaciones a la integridad personal (como actos de tortura o tratos crueles)

4. De iniciar y realizar una investigación efectiva ante casos en que se vulnere el derecho a la integridad.

5. Obligación de otorgar asistencia básica en casos de desplazamiento.

6. De prevenir actos que atenten contra la integridad personal.

7. De no deportar ante la presunción de que una persona pueda ser sometida a tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes.


8. Obligación de reparar a las víctimas por afectaciones a su integridad personal.

Epistemología


“Parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento humano”

El primer paso necesario a la hora de definir un concepto es determinar el origen etimológico del mismo. En este sentido, podemos subrayar que es en el griego donde encontramos los antecedentes del término epistemología que ahora nos ocupa. Más aún, este sustantivo está compuesto por la unión de dos palabras: episteme que se puede traducir como “conocimiento o ciencia” y logos que vendría a significar “discurso”.

La epistemología es una disciplina que estudia cómo se genera y se valida el conocimiento de las ciencias. Su función es analizar los preceptos que se emplean para justificar los datos científicos, considerando los factores sociales, psicológicos y hasta históricos que entran en juego.

En ese sentido, podemos establecer de manera más clara aún que la epistemología de lo que se encarga es de abordar la filosofía y el conocimiento a través de la respuesta a diversas preguntas de vital importancia como las siguientes: ¿qué es el conocimiento?, ¿cómo llevamos a cabo los seres humanos el razonamiento? o ¿cómo comprobamos que lo que hemos entendido es verdad?

Hay quienes utilizan la noción de epistemología como sinónimo de gnoseología. Ambos conceptos, sin embargo, no se refieren a lo mismo. Mientras que la epistemología se centra en el conocimiento científico y es considerada como una teoría acerca de la ciencia, la disciplina que se conoce como gnoseología pretende descubrir el origen y el alcance de dichos conocimientos.

La epistemología, por otra parte, suele ser vinculada a la filosofía de la ciencia, aunque ésta es bastante más amplia. Ciertas cuestiones metafísicas, por citar un ejemplo, forman parte de la filosofía de la ciencia y no son objeto de estudio de los epistemólogos.

La epistemología suele ser confundida en ocasiones con la metodología, la filosofía de las ciencias y más recientemente con la gnoseología, ya que todas estas ciencias tienen en común que estudian el proceso de construcción del conocimiento. Sin embargo, la epistemología tiene diferencias que la vuelven única, siendo una herramienta indispensable para el análisis de la ciencia y de sus formas de desarrollo en general.

La función de la epistemología es cristalizar, es decir esclarecer cuales son las circunstancias en que se puede conocer y cuáles son sus límites, es decir que determina el alcance y la validez del conocimiento. Para ello utiliza como medio para determinar la validez o invalidez del conocimiento las argumentaciones. Las mismas pueden ser demostrativas, intuitivas, utilizando recursos de autoridad, entre otras.

La epistemología como ciencia se propone estudiar las circunstancias objetivas, históricas y sociales de la producción de distintos tipos de conocimiento que sean considerados científicos, cuáles son lo criterios que se utilizan para considerar algo como científico, y trabaja con conceptos tales como verdad, justificación, hipótesis, corroboración, etc. En síntesis, es el estudio de cómo y bajo qué condiciones se produce el conocimiento científico. 

Es considerada una de las ramas de la filosofía.

Hugo W Arostegui

Esperanza


La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados a eventos o circunstancias de la propia vida o el mundo en su conjunto.
Otras definiciones de tener esperanza incluyen los siguientes términos: «esperar confiado» y «abrigar un deseo con anticipación».

Las personas suelen aferrarse a la esperanza cuando se encuentran en una situación complicada. Se trata de un recurso que los ayuda a no caer en la depresión, basadas en la idea férrea de que pronto las cosas mejorarán. Esa confianza actúa como estímulo y aporta fuerza y tranquilidad; por otro lado, cuando se pierde o resulta difícil alcanzarla, la vida se vuelve una ardua batalla contra los obstáculos.

Frases de esperanza:

"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes"
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés

"Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción"
Samuel Johnson (1709-1784) Escritor inglés.

"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente"
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.

"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol"
Martin Luther King (1929-1968) Religioso estadounidense.

"Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano"
Martin Luther King (1929-1968) Religioso estadounidense.

"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo"
Maurice Maeterlinck (1862-1949) Escritor belga.

"Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar"
Proverbio japonés

Hugo W Arostegui


miércoles, 17 de mayo de 2017

La Lectura


La lectura es una actividad que consiste en interpretar y descifrar, mediante la vista, el valor fónico de una serie de signos escritos, ya sea mentalmente (en silencio) o en voz alta (oral). Esta actividad está caracterizada por la traducción de símbolos o letras en palabras y frases dotadas de significado
una vez descifrado el símbolo se pasa a reproducirlo. 

La lectura es hacer posible la interpretación y comprensión de los materiales escritos, evaluarlos y usarlos para nuestras necesidades.

Por regla general, el lector ve los símbolos en una página, transmitiendo esa imagen desde el ojo a determinadas áreas del cerebro capaces de procesarla e interpretarla. 

En muchos libros, periódicos, revistas y otros materiales de lectura se incluyen fotografías, dibujos, mapas, gráficas y cuadros, que aclaran, resumen, amplían o complementan la información textual. 

Las imágenes aportan información y ayudan a comprender mejor los textos. La lectura también se puede realizar por medio del tacto, como ocurre en el sistema Braille (lectura para ciegos).

La lectura de textos es la principal fuente de enriquecimiento personal, pues nos permite adquirir conocimientos útiles, mejorar nuestras destrezas comunicativas, desarrollar nuestra capacidad de análisis, nos ayuda a pensar con claridad o resolver problemas, también a recrearnos, entre otros. 

Antes de leer conviene saber cual es el propósito de la lectura, es decir, por qué nos interesa leer. Cuando sabemos que buscamos en una lectura, estamos mejor preparados para conseguir los materiales que puedan satisfacer nuestros intereses.

La lectura que se realiza con el propósito de estudiar y aprender puede ser más eficaz si se desarrollan estrategias de lectura, tales como la lectura exploratoria, lectura rápida, lectura profunda, relectura y repaso, y es más conveniente combinarlas con técnicas de estudio, como el subrayado, la formulación de preguntas, la consulta del diccionario, el resumen, la toma de notas, la elaboración de fichas, etc.

La lectura es una de las actividades más importantes y útiles que el ser humano realiza a lo largo de su vida. 

En primer lugar, la lectura, del mismo modo que todas las restantes actividades intelectuales, es una actividad exclusiva de los seres humanos, únicos seres vivos que han podido desarrollar un sistema intelectual y racional de avanzada. Esto quiere decir que la lectura es una de aquellas actividades que nos define por lo que somos frente al resto de los seres vivos. 

La lectura es una actividad que por lo general comienza a adquirirse muy lentamente desde temprana edad y se mantiene de por vida, es decir que no se pierde con el tiempo.


Por otro lado, la importancia de la lectura también reside en el hecho de que es a través suyo que el ser humano puede comenzar a recibir conocimientos de manera formal e insertarse así en el proceso tan complejo pero útil conocido como educación. La lectura supone siempre atención, concentración, compromiso, reflexión, todos elementos que hacen a un mejor desempeño y a mejores resultados.

Obviamente, la lectura puede realizarse de muchas maneras y con muchos objetivos. Así, no es lo mismo la lectura por placer que aquella que se realiza por obligación para cumplir determinado objetivo educativo o laboral. 

De cualquier modo, siempre la lectura actuará como un fenómeno que nos permite alentar nuestra imaginación, crear nuevos mundos en nuestras mentes, reflexionar sobre ideas o conceptos abstractos, entrar en contacto con nuestro idioma o con otros, mejorar nuestra ortografía, conocer más sobre otras realidades, etc. 

Es siempre relevante para que la lectura rinda sus mejores frutos que la misma se realice en ambientes relajados y tranquilos, que inviten a la concentración, que permitan que la persona se olvide de aquello que lo rodea y se sumerja en la historia que lee.




Homenaje A La Vida


Se entiende por homenaje a todo aquel acto que tiene como objetivo reconocer o recordar los logros de una persona en determinado ámbito ya sea laboral como también familiar o de amigos. El homenaje es un acto que puede llevarse a cabo con o sin ceremonia formal pero que siempre implica hacer algún tipo de reconocimiento a esa persona por algún logro particular. Los homenajes pueden además ser pensados y planeados con mucho tiempo, requerir mucho lujo y pompa aunque otros, más simples, pueden ser simples muestras de cariño y amor.

La noción de homenaje surge con la idea de que una persona ha logrado o hecho algo de lo cual sus seres queridos, sus seres cercanos y sus seguidores se sienten orgullosos. El homenaje es siempre por algo positivo y por tanto supone una celebración de mayor o menor cuantía hacia eso que se entiende como interesante, positivo o significativo. Homenajear a una persona es sin dudas algo particularmente emotivo ya que supone que quienes llevan a cabo el homenaje lo hacen porque realmente sienten orgullo, admiración y cariño por esa persona.

Los homenajes pueden variar mucho dependiendo de cada situación. Por lo general, cuando usamos el término homenaje hacemos referencia a cierto tipo de actos un poco más formales y públicos en los que pueden participar muchas personas: estos homenajes pueden ser a la carrera de una persona, a sus logros personales, a sus bondades. Otros homenajes, sin embargo, pueden ser extremadamente simples y estar representados solamente por la entrega de un ramo de flores, incluso quizás sólo con un beso o un abrazo. De hecho, las fiestas de cumpleaños son en cierto sentido un homenaje dedicado a la persona que cumple años y que celebra un año más de vida junto a sus seres queridos, amigos y familiares.


Poema de homenaje a la vida

La vida que golpea diariamente mi puerta
me trae una alegría detrás de mil tristezas,
pero vale la pena al final de la cuenta
verla llegar al alba con pájaros a cuestas...
Trepar por mi ventana con el sol que comienza,
barrilete del tiempo a subir por la siesta;
a correrme en la sangre como un vino de mesa
y a sacarme a las calles otra vez!

Yo que sé de morir todos los días
resucito a la luz cada mañana,
y al abrirle a la vida mis ventanas
le agradezco la flor, el sol, el viento...
Y aunque a veces me hiere despiadada
también le agradezco el sufrimiento
Porque saben reír mejor que nadie
los que lloran sus penas en silencio

Yo te agradezco vida que tu vengas
cada mañana a golpear en mi puerta,
yo te agradezco vida que tu vengas
aunque me traigas una nueva tristeza.

Autor desconocido 

La Sociedad Civil


El término sociedad civil, como concepto de la ciencia social, designa a la diversidad de personas que, con categoría de ciudadanos y generalmente de manera colectiva, actúan para tomar decisiones en el ámbito público que consideran a todo individuo que se halla fuera de las estructuras gubernamentales.

La Sociedad Civil es un concepto que pertenece especialmente al contexto de la ciencia política y refiere a todos aquellos individuos con el título de ciudadanos de una sociedad determinada que actúan de manera colectiva, con el objetivo de tomar decisiones en lo concerniente al ámbito público, por fuera de cualquier tipo de estructura gubernamental.

Por otra parte, la sociedad civil se encuentra conformada por dos elementos principales, por un lado, el conjunto de instituciones que manifiestan y defienden los derechos sociales, políticos e individuales y que son las que ejercen la función de propiciar su libre asociación y posibilitar su defensa en caso de necesitarlo, ya sea del estado, del mercado, en fin, de quien lo necesite.

Y el otro elemento constitutivo son el conjunto de los movimientos sociales que constantemente se encuentran planteando y proponiendo valores, demandas, derechos y ejercen además una función de contralor respecto del cumplimiento de todos aquellos derechos otorgados.

Las organizaciones no gubernamentales, más conocidas mundialmente como ONGs, las organizaciones no lucrativas (ONL), los clubes y cualquier otro tipo de asociación deportiva que exista, grupos religiosos, clubes sociales, sindicatos, colegios profesionales y las organizaciones barriales son algunas de las sociedades civiles más reconocidas mundialmente y con las cuales nos podemos topar y porque no también, acudir en caso de necesitar su ayuda, su mediación, para resolver, por ejemplo, algún litigio con el estado o con cualquier otro actor social.

Para las ciencias sociales, la sociedad civil es el grupo de sujetos que, asumiendo su rol de ciudadanos, desarrollan ciertas acciones para incidir en el ámbito público. La sociedad civil, en este sentido, puede actuar en política sin formar parte del gobierno o incluso sin pertenecer a un partido político o a otro tipo de organización.

El sociólogo y filósofo alemán Jürgen Habermas, aclamado por sus aportes a la filosofía práctica, aseguraba que la democracia —sin la cual no es posible la existencia de un Estado legítimo— dependía en parte de una distinción entre una sociedad política y una civil. En sus trabajos es posible encontrar los siguientes dos componentes de la sociedad civil:

las instituciones que defienden y definen los derechos sociales, políticos e individuales del pueblo y que permiten que se asocie libremente, que se defienda del monopolio y otras acciones que atenten contra sus libertades y que intervenga del propio sistema;

los movimientos sociales que constantemente traen a la mesa valores y principios nuevos, además de demandas por parte del pueblo y control sobre el respeto de sus derechos.

En el contexto del derecho, la sociedad civil es el contrato que establecen dos o más individuos, asumiendo la obligación de poner ciertos recursos en común para la creación de una persona jurídica que no posee un carácter exclusivamente comercial, aunque pretende generar un lucro que, en caso de obtenerse, se divide entre las partes.


Hugo W Arostegui

martes, 16 de mayo de 2017

La Mente A Tu Servicio


Vivir con intensidad en verdad representa un gran riesgo: tener una vida plena y feliz. Y es que una vez que das el primer paso, te resulta imposible dejarlo y no entiendes cómo vivías antes. No es que de pronto obtengas algún superpoder o algo por el estilo, sino que aprendes a vivir viendo y explorando todas las posibilidades.

Vivir con intensidad significa reír, despeinarte y aprender. También implica que llorarás y te preocuparás solo cuando haga falta. Mucha gente cree que vivir con intensidad forzosamente implica gastar demasiado dinero o correr riesgos sin control. Ninguna de estas cosas es cierta.

Vivir con intensidad y buscar la perfección son dos cosas que no combinan. No necesitas cumplir con ningún estereotipo o canon de belleza para tener una vida intensa. Lo único que te hace falta es vivir por y para ti. Piensa qué te gusta y luchar por lo que quieres.

Solo necesitas tomar la decisión y abrir las puertas que te llevan a tus objetivos. Vivir con intensidad implica vivir con pasión y alegría. Pensarás que es una locura cuando tienes tantas cosas de qué preocuparte.

Muchos han desarrollado la capacidad de ver solo los problemas y los contratiempos. Si lo analizas seguro que coincides conmigo en que esta forma de ver la vida no aporta nada. Bueno, sí, preocupaciones y estrés. Pero eso no te va a ayudar a llegar a ningún lado. No te hace productivo ni útil.

Vivir con intensidad te obliga a trabajar y salir de tu zona de confort. Entiendo que es más fácil quedarte en tu cómodo sueño que salir a buscar lo que quieres. Quizás piensas que ya es suficiente con el esfuerzo que implica levantarte cada día para ir al trabajo y cumplir con las obligaciones diarias.

Justo es esta mentalidad la que hace que mucha gente viva en automático. No es fácil y no va a haber nadie que te agradezca por cumplir tus sueños. No pienses que esto es injusto o que por ello no vale la pena intentarlo. 

Nadie aparte de la persona que te ve a través del espejo tiene que agradecerte cada vez que hagas algo por ti.

Olvida esa idea o te quedarás estancado. Mejor concéntrate en vivir con intensidad: ríe, despéinate, suda, ensúciate, cánsate y reta tu cuerpo y mente a llegar más lejos.



Una Disyuntiva Impostergable


En una de las "subdisciplinas" de la psicología, a saber la psicología social, se había venido presentando en las tres últimas décadas una crisis en torno a su desarrollo y aplicación, a tal punto que en los actuales momentos la psicología social que se enseña y se practica avanza por nuevos caminos teóricos que la separan de aquella "psicología" en la cual tuvo sus comienzos, e incluso, la "nueva" psicología social ya no puede ser considerada como una "subdisciplina" de la psicología (o de la sociología, según sea el caso) sino como una disciplina en sí misma, con su propios paradigmas, teorías y campos de aplicación (donde inclusive puede rivalizar con la psicología tradicional).

Sin embargo, más allá de la psicología social, en otras áreas donde se hace y se aplica la psicología (ej. la clínica, el asesoramiento, la industria, el deporte, etc.) tal crisis no ha tenido efecto y si lo ha tenido ha sido muy poco. En dichas áreas la psicología que se practica, aun cuando se presenta en diferentes posiciones teóricas (psicoanalíticas, conductistas, cognitivistas, humanistas, etc.), posee un conjunto de nociones "metafísicas" (en el sentido de no ser comprobables) que han caracterizado a la cultura occidental, principalmente, en el transcurso de la época moderna o período histórico posterior a la edad media.

Esas nociones "metafísicas" han sido el sustento filosófico de la psicología tradicional y de todas las disciplinas científicas y áreas del conocimiento que surgieron en la época moderna.

Sin embargo, dichas nociones se han visto cuestionadas desde el siglo XX, siglo en el cual, al parecer, se inicia una nueva época de la historia humana: una época postmoderna. La nueva época, de cuyo surgimiento y consolidación somos protagonistas, requiere un discurso que la legitime como tal y unos "principios" que fundamenten la "lógica" de los conocimientos y saberes que en ella se generen y difundan.

Este discurso legitimador de la nueva época ha de tener muchas fuentes que argumenten en su favor – fuentes que acá no pretendo dilucidar– las cuales de seguro abarcarán las distintas áreas en que la acción humana ha tenido parte, desde la filosofía hasta la ciencia, desde la religión hasta las artes.
Una de tales fuentes posibles del discurso legitimador de la nueva época lo constituye, sin lugar a dudas, la psicología; no solo porque las acciones humanas (que generan las condiciones para que surja la nueva época) y el estudio mismo del ser humano constituye su esfera de interés sino, porque es una disciplina cuya "delimitación científica" aún no se ha consolidado y ya ha comenzado, desde la psicología social, a jugar un rol protagónico en la aceptación de las consecuencias que la nueva época traerá a la ciencia. Consecuencias que de momento apuntan a la construcción de un nuevo paradigma para la ciencia.

En efecto, el cuestionamiento de los supuestos o nociones "metafísicas" de la época moderna que permitieron el origen de las "ciencias" ya hoy consolidadas como tales (las ciencias naturales) debilita las bases de dichas ciencias, por lo que se requiere de unos nuevos "supuestos" o "nociones" que las legitimen y que sustenten a las disciplinas que no gozan, aún, del status de ser científicas.


lunes, 15 de mayo de 2017

Mefistófeles


Mefistófeles o Mefisto, son las formas más comunes por las cuales se conoce a uno de los príncipes del Infierno, subordinado a Satanás, como su capturador de almas para el infierno. En muchas ocasiones también se toma como sinónimo del Diablo mismo. Fue antaño un ángel que siguió a Lucifer en su rebelión. Cayó pronto en combate frente a los arcángeles de Dios, precipitándose a la tierra y transformándose en demonio.

Se le representa como un personaje de elegancia y ropas de noble, es extremadamente racional y lo utiliza a su favor para engañar las mentes de los pecadores. No obstante, al ser un demonio es de naturaleza espiritual y no tiene un cuerpo físico propiamente dicho. A pesar de no ser especialmente poderoso ni como ángel ni como demonio, destaca por su extraordinaria inteligencia, la cual le convierte en uno de los principales demonios mayores y lugartenientes de Satanás.

Cabe aclarar que este demonio nunca es mencionado en la Biblia, a pesar de ello algunos escritos apócrifos dicen que fue el segundo demonio que se unió a Lucifer durante la rebelión contra Dios y también el segundo en caer durante la batalla.

Durante el Renacimiento, era conocido por el nombre de Mefostófiles, forma de la cual se deriva una de sus posibles etimologías, según la cual el nombre procede de la combinación de la partícula negativa griega μή, φής (luz), φιλής (el que ama), o lo que es lo mismo: El que no ama la luz. Sin embargo, el significado de la palabra no se ha establecido por completo. Butler menciona que el nombre sugiere conjeturas en idiomas griego, persa o hebreo. Entre los nombres sugeridos, están Mefotofiles (enemigo de la luz), Mefaustofiles (enemigo de Fausto), o Mefiz-Tofel (destructor-mentiroso). Extendido por el Romanticismo y universalizado por el Fausto, simboliza el proceso de pérdida de fe y concreción a lo práctico según un sistema moral relativista propio de las sociedades avanzadas como consecuencia de la Revolución científica y la industrial.

Mefistófeles es presentado muchas veces como una figura tragicómica, atrapado entre su victoria al lograr que las grandes masas dejen de considerar a Dios en el centro de todas las cosas, y su derrota al perder él mismo relevancia por el mismo motivo. En muchas culturas y mitologías se compara a Mefistófeles con Satanás. Lo cierto es que Mefisto, un demonio proveniente del odio hacia las reglas establecidas por Dios, fue la primera estrella caída en la pelea del Dragón y  Miguel,  en jerarquía demoníaca tiene alto rango sobre Astaroth, Azazel, Behemoth entre otros, y es el mal encarnado.

En el aspecto gráfico, Mefistófeles ha sido representado como la representación más "refinada" del mal, utilizando ropas fastuosas dignas de un personaje de la nobleza. Se le suele representar como un ser racional, altamente frío y con un alto nivel de lógica, misma que utilizaría para poder atrapar mentalmente a las personas y hacer que sigan sus oscuros designios. Mefistofeles es considerado el átomo oscuro, la contraparte de Lucifer, pues es el enemigo de la luz, sus características difieren de muchos demonios pues él siente que los humanos no somos dignos de verlo por lo cual tiene muchos demonios a su servicio, simplemente uno de los demonios más poderosos y sin duda el más maligno.

Nos cabe agregar que cualquier semejanza que podamos encontrar con algunos personajes de ambos sexos, o de cualquier otra de las opciones sexuales propias de la diversidad de nuestros días, (con los cuales  mantengamos algún tipo de contacto) donde seguramente encontraremos en la forma de proceder de estas personas algunos rasgos muy característicos por no decir similares al personaje aludido deberemos atribuirlo a la frondosa imaginación de cada lector.

Aunque es conveniente recordar, de acuerdo a los antecedentes de nuestra tradición,  que todo indica que procedemos del mismo linaje y que transitamos por esta vida en condiciones bastante similares.

Para pensar y preocuparse.  Conste que no me estoy riendo


Hugo W Arostegui

Supersticiones


La superstición suele basarse en tradiciones populares que se transmiten de generación en generación. Esto quiere decir que, dentro de una comunidad, los ancestros que sostenían que algunas acciones (como contar con un amuleto o repetir ciertas palabras) favorecían la buena suerte o alejaban lo negativo, transmitieron dichas creencias a sus descendientes.

Muchas son las supersticiones que forman parte ya de nuestro acervo cultural o tradición. No obstante, entre las más significativas se encuentran las siguientes:

• Un gato negro que camina hacia una persona significa mala suerte. Esta es una superstición que emana de la idea establecida por la Santa Inquisición de que ese animal era una reencarnación del Diablo.

• Un cuadro que está colgado torcido que luego se cae supone mala suerte. En este caso, dicha idea es fruto de la creencia que existía en la Antigua Grecia y que decía que si sucedía eso con el retrato de un dirigente, este iba a morir en breve periodo de tiempo.

• Siete años de desgracias trae consigo romper un espejo. Esta superstición, por su parte, emana del hecho de que antiguamente se establecía a ese elemento como un elemento de adivinación y su rotura indicaba que algo iba a ir muy mal.

• Apagar las velas del cumpleaños de un soplido. Esta supone un presagio de buena suerte y tiene su origen en la Edad Media pues fue entonces se puso en vigor como una manera de dejar atrás el pasado.

La ciencia considera que ciertas disciplinas son supersticiones, como la astrología, el espiritismo o el tarot. La superstición, de todas formas, no siempre forma parte de un cuerpo mayor sino que puede ser una creencia aislada.

Al creer en la superstición, la persona atribuye una relación causal entre acontecimientos a una fuerza sobrenatural. Un supersticioso puede creer que un gato negro trae mala suerte y, si se cruza con un animal de este tipo en la calle, preferirá retroceder. Nada prueba, por supuesto, que los gatos negros tengan capacidad de incidir en el destino o en la fortuna.

Por otra parte, si el supersticioso ve un gato negro y luego tropieza, atribuirá la caída a la presencia del felino, por más que haya tropezado porque la vereda estaba rota.



domingo, 14 de mayo de 2017

La Condición Humana


“Hermano, la vida es en todas partes la vida; está en nosotros mismos y no en el exterior”
Quiero recoger hoy un pensamiento que encuentro en una de las tantas cartas que escribió Dostoievski a su hermano Misha. Era el 22 de diciembre de 1849 y le narraba ese último minuto, previo a la ejecución de la sentencia de muerte, condena que había recibido junto con otros compañeros.

Se trataba de un acto de trágico ceremonial. Como se condenaba a militares –Dostoievski lo era en ese momento– se comenzaba por leerles la sentencia de muerte y se les permitía luego besar la cruz; 

les rompieron enseguida las espadas sobre sus cabezas y los ataviaron con camisas blancas para recibir la muerte.

Terminada la ceremonia, separaron a los condenados de tres en tres, para atarlos al poste de ejecución. El primer grupo ya estaba en el poste y Dostoievski pertenecía al segundo. “No me quedaba de vida más que un minuto, querido hermano mío; solo entonces me di cuenta de cuánto te quiero”.

Sin rencor. De pronto, se oyó el toque de retirada. “Nos comunicaron a todos que su majestad imperial nos concedía la vida”.

Aquel hombre superior había vivido, sin morir, el último minuto de su vida; sintió que su cabeza, que creaba y vivía de la vida superior del arte, habituada a las exigencias más altas del espíritu, se la habían arrancado de los hombros; pero contra sus verdugos nunca tuvo rencor.

“Hermano, la vida es en todas partes la vida; está en nosotros mismos y no en el exterior. Pienso que cerca de mí habrá gente siempre y que ser un ser humano entre la gente y mantenerse como tal es cumplir con la vida y con su objetivo”.

En ese último minuto, comprendió mejor que había que defender los principios elementales de la humanidad no obstante las situaciones difíciles que pudieran presentarse.

“He conservado el corazón y la misma carne y la misma sangre, capaces de amar y de sufrir y desear y recordar como antes, y eso es, a pesar de todo, la vida”
.
Amar, sufrir, desear, recordar… y perdonar, para decir con certeza que hemos logrado mantener la condición humana.