domingo, 10 de septiembre de 2017

El Ser Y El Parecer


Esta frase es muy cierta.  Si quieres ser un profesional, tienes que parecerlo. Si vas al nutriólogo esperas que esté delgado, si te entrenan en algún deporte, esperas que esté  saludable y en forma. Si te detiene un policía de tránsito esperas que traiga un uniforme cuando te detiene.

De otra forma, si no eres congruente entre lo que proyectas y lo que haces, puede hacer que disminuya tu credibilidad.  Las personas hacemos juicios en base a poca información y aun cuando no sabemos la historia completa, asumimos que sí.

Pararte frente a un escenario no es fácil, y tratar de transmitir un mensaje y persuadir a otras personas a que ejecuten una acción después de escuchar tu presentación, tampoco es sencillo.  Me pareció un buen ejemplo de alguien que explicó con detalle, por qué es importante y cómo hacer una presentación, y lo pregonó con el ejemplo
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Hay  personas que crecen hasta llegar a puestos claves en las organizaciones, y que tienen que mantenerse ahí proyectando un liderazgo fortalecido.  Deben tener las cualidades que hagan que un grupo de personas lo sigan y le sean leales.  No todos cumplen al 100% con la mayoría de los requisitos que se esperan de un líder. Sin embargo, es fácil trabajar en mejorar ciertos comportamientos y tu forma de comunicarte para poder lograrlo. 

Con esto me refiero simplemente, a que puedes llegar a la cima en base a tus aptitudes, tus conocimientos y experiencia pero también debes tener una capacidad para relacionarte con otros.  Las personas cerca de ti, esperan y exigen mucho más cuando llegas a tener niveles altos en la organización.

Estás en la mira de una lupa altamente magnificada y estarán constantemente observando y haciendo juicios de lo que haces. Si no cuidas cumplir con exigencia todo esto, puede ir mermando la credibilidad de tu liderazgo.  Es importante no sólo ser un líder, también debes parecerlo. Trabajar constantemente en mejorar tus habilidades para relacionarte, tu forma de comunicarte con otros, ser  accesible y considerado, permitirá que no sólo lo seas, sino que también lo parezcas.

Si llegas a este nivel y no cuidas tus formas al comunicarte, si eres desordenado, tu arreglo personal no es adecuado, impuntual y desconsiderado hacia otros, puede afectar el cómo otros te ven y es importante cuidar estos detalles para seguir siendo un buen líder.  Recuerda de rodearte siempre de personas más listas que tú.  Podrán realizar actividades para las que tienen mejores aptitudes que tú, fortaleciendo así  el trabajo en equipo que se verá reflejado en el resultado de tus metas. 

Tener duda de darle crédito a otros por que parezca que no eres tan buen jefe, solo es señal de inseguridad y disminuye tu mensaje profesional.

SI tienes que hacer presentaciones en público dada la naturaleza de tu puesto, puedes trabajar en perfeccionar estas habilidades de comunicación.  Si después de varios intentos, descubres que no es lo que mejor puedes hacer, no eches a perder tu liderazgo forzando la situación. Es mejor que reflejes que eres un profesional y escoger a alguien en tu lugar que lo haga mejor.  

Eso también transmite la inteligencia y sabiduría de un buen líder.  Reconocer que no puedes hacer todo el trabajo y que no tienes miedo a que esto parezca que  eres débil, hace más efectivo tu habilidad para tomar decisiones.


Si para ser hay que parecer, cuida entonces tu apariencia, tu forma de comunicarte, tu comportamiento y si esto significa rodearte de un grupo de personas con habilidades que te hagan brillar como líder, entonces hazlo y demuestra que eres congruente con lo la imagen que proyectas.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Hacer Lo Correcto


¿Qué tanta diferencia habrá entre robar y aprovechar algo que no le sirve a nadie, aunque… no sea exactamente tuyo? Hay ocasiones en las que la vida te enfrenta al dilema de querer hacer algo que dentro de ti sabes que no deberías. Una parte de ti te dice que “más vale pedir perdón que pedir permiso” pero otra te detiene porque, en el fondo, sabes que no es lo correcto.

Creo que es algo que pasa todo el tiempo, incluso ante pequeñas decisiones… el problema está cuando te encuentras en el momento de elegir entre un camino y otro con algo realmente importante que puede incluso afectar a terceros. Y es aquí donde me ha surgido la duda sobre el verdadero significado de “hacer lo correcto”; tal vez lo que para ti está bien para los demás no lo es del todo o puede ser que sepas que no es lo ideal pero a largo plazo todos se darán cuenta de que fue lo mejor.

Y el dilema puede ser aún peor cuando sabes que cualquier decisión que tomes tendrá serias consecuencias. Por eso te recomiendo que, ante esta situación, hagas una lista de los pros y contras de cada uno de los posibles caminos; valora los beneficios y perjuicios de cada uno y elige… siempre con la conciencia de que tendrás que enfrentarte a los resultados.

Es posible que tus decisiones puedan lastimar a alguien, por eso intenta tomarlas con la cabeza bien fría pero sin olvidar tus valores. Descarta aquellos caminos en donde será inevitable herir a otro y, si no encuentras una mejor opción, consúltalo con la persona involucrada… tal vez esté de acuerdo contigo o juntos logren encontrar otra solución.

Hagas lo que hagas siempre habrá peros, frustraciones y hasta decepciones porque no eres perfecto y puedes equivocar el camino; pero si no decides ni arriesgas, no serás dueño de tu destino.


Siempre Dar Lo Mejor De Ti Mismo


Dar lo mejor de ti mismo es la única receta que te llevará al éxito. En el plano material, aparentemente no siempre ganamos cuando damos lo mejor de nosotros mismos. Muchas veces las cosas no salen como lo planeábamos, y es frustrante a veces ver que nuestros sueños o ideales no se mueven al ritmo que nosotros queremos; pero en el plano espiritual, no hay forma de sentirte perdedor si estás dando siempre lo mejor de ti mismo.

La receta del éxito es simple: ¡Da siempre lo mejor de ti mismo! y no te rindas, no mires atrás, no midas tu valor en relación a la retribución o a la opinión de los demás; sino en respuesta a tu satisfacción personal. Toma tiempo  para que la gente te escuche, y te escucharán sólo quienes estén listos. Tu pasión, tu dedicación y tu determinación; son las herramientas que se encargarán de que tu voz llegue lejos, de que tus sueños se materialicen en una maravillosa realidad; que por maravillosa, nunca será perfecta, ni nunca estará completa. Porque los soñadores se alimentan de sueños, y cuando un sueño se cumple, uno nuevo y más grande se vuelve a soñar.

El mundo es de quienes tienen fe en si mismos, y encuentran en cada reto una oportunidad de transformación, de ajuste. Un llamado de atención! Acercarnos al éxito o crecer en él no hace las cosas más simples, sino que cuando estamos haciendo lo que amamos, esa pasión es la que hace que todo sea posible; y es la que nos mantiene conectados, activados y dispuestos a invertir toda nuestra fe en lo que creemos.

Un ingrediente indispensable de la receta al éxito es: Determinar cuál es tu propio éxito.
Mientras no tengas claro donde vas, estarás caminando en círculos.

Mientras dejes que el éxito ajeno influencie el tuyo, nunca llegarás a ningún lugar.

Cree en ti, en tu éxito personal, y sin mirar a los lados, camina despacio, o si quieres camina rápido.. pero no dudes que tarde o temprano llegarás, y es ese sendero el que te dará todas las armas para continuar; aunque a veces caigas, aunque a veces dudes o aunque a veces necesites parar a descansar.


Desmotivados


Es imposible no tener malos días, y es bastante difícil sobreponerse a esos momentos en los que faltan ganas para todo. Sin embargo, siempre hay un par de cosas que podemos hacer para ayudarnos a salir el hueco negro donde los vagos se quedan a vivir para siempre.

Hacer la cama todos los días
Esto suena sumamente simple y tonto, pero es letal. De hecho, cuando una persona está en duelo o deprimida, muchos terapeutas recomiendan intentar al menos hacer tu propia cama todos los días. La simple acción de "lograr" algo así sea tan simple como dejar una cobija sin arrugas sobre el sitio en el que duermes te da la sensación de que el día inició. A mi personalmente me da un poco de energía, y ver la cama hecha y bonita me borra la idea de la mente de que podría seguir durmiendo todo el día.

Hidratarse
Más del 60% del cuerpo humano es agua, y todo el tiempo perdemos el precioso líquido, aún cuando estamos simplemente sentados pensando en la inmortalidad del cangrejo. Mientras dormimos en la noche pasan muchas horas en las que no tomamos agua, al levantarnos es una excelente idea ir a por un vasito. La deshidratación leve es más común de lo que parece, si tienes los labios algo rotos, sientes seca la garganta y hasta los ojos te pican un poco, bebe agua y santo remedio.

Si bebes poca agua vas a funcionar muy por debajo de tu potencial, y solucionarlo es extremadamente fácil. Tu día puede mejorar un poco simplemente con esto. Apuesto a que tanto leer sobre agua ya te dio sed, pero, se lo que estás pensando, el café no cuenta, ni tampoco las bebidas esas que dan alas. Las bebidas con cafeína y mucha azúcar por supuesto te van a poner alerta en pocos minutos, pero no son lo mejor para tu salud, y no debes reemplazar el agua con ellas.

Desayunar
En las primeras horas del día tanto tu cerebro como tu hígado necesitan glucosa para funcionar bien. Ayunar es terrible para el cuerpo y la mente, aunque sea algo ligero, intenta siempre comer algo. Y tomar solo una taza de café con mucha leche y azúcar no cuenta, agrega algo que puedas masticar y no sea 80% de azúcares refinados.

Establece una rutina
No se por qué hay tanta gente que odia las rutinas, las rutinas son tus mejores amigas. ¿Por qué? pues porque todo tu organismo trabaja bajo su propia rutina interna, el reloj biológico que tenemos trabaja a horarios fijos y no le vienen bien los retrasos. Los ritmos circadianos hacen que nos sintamos de una forma de día y de otra de noche, por algo cuando confundimos a nuestro cuerpo viajando a países con otro huso horario terminamos sufriendo los horrores del jetlag.

Tener una rutina no te hace aburrido y predecible, te hace práctico y sano. Hacer la cama todos los días, beber agua, comer un buen desayuno, son cosas simples que muchos pasamos por alto por considerarlas poco relevantes, cuando en realidad determinan en gran parte el resto de nuestro rendimiento durante todo el día. Decir "no tengo tiempo para desayunar" equivale a rendir menos en tu trabajo o estudios y terminar perdiendo mucho más tiempo.

Muévete
Si tienes un trabajo moderno en los que la gente pasa la mayoría del tiempo sentado, es importante que te pares de esa silla y estires las piernas un par de veces cada hora. Si crees que tu jefe te vas a despedir al verte tomar un descanso de 5 minutos para no convertirte en arcilla humana, deberías considerar cambiar de trabajo.

Descansar la vista, relajarte unos minutos, no pasar más de una hora en la terrible posición destruye espaldas, etc., no te quita casi nada de tiempo, pero de aporta mucho. No cuenta solo hacer 30 minutos de ejercicio todos los días si igual pasas 6 horas seguidas sentado. Una cosa no elimina la otra.

Planifica tiempo para entretenerte
La mayoría de la gente cree que lo único que hay que planificar son las cosas del trabajo o la escuela, las bodas y los funerales. Es importante tomarse una parte del día para decidir qué hacer con nuestro tiempo libre, tal vez te parezca contradictorio tratar el ocio como su fuese otra cosa en tu lista de tareas, pero la verdad es que ayuda mucho.


Vivir en esta época en la que hay tanto entretenimiento disponible al nuestro alcance puede hacer que nos sintamos abrumados con tantas opciones. ¿Quién no pasa horas intentando elegir qué ver en la televisión y menos tiempo viéndolo? Intenta siempre separar tiempo para relajarte, ya sea paseando por un parque, saliendo a cenar, leyendo un libro, jugando videojuegos, tejiendo una bufanda o lo que sea que te guste hacer. ¿Por qué no ser productivo a la hora de entretenernos también?

Ignorancia


La ignorancia es la falta de conocimientos en particular o de cultura en general. Aparte de la ausencia total o parcial de conocimientos, la ignorancia puede ser determinada por la imperfección en los contenidos del saber o por la falta de congruencia de la información que se maneja como cierta, por ejemplo, al difundir una idea falsa, pensando que es verdadera.

El ignorante ignora, está ausente e inconsciente, pasa por la vida mirando sin ver, oyendo sin escuchar y hablando sin decir nada. Así, la ignorancia aplicada como adjetivo a una persona se toma como sinónimo de estupidez, tomándose de ese modo como un insulto o un desprecio.

“La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía”
Emiliano Zapata

“Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte”
Pancho Villa

“Si te vieres rodeado de mucha gente ignorante, no te envanezcas por lo que sabes, más bien mira a los que te superan en conocimientos y verás que aún no eres lo que te imaginas ser; y estás por debajo de muchos”
Mahoma

“Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”
Isaac Newton

“Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es”
Pitágoras

“No está bien ocultar la propia ignorancia, sino descubrirla y ponerle remedio”
Heráclito




viernes, 8 de septiembre de 2017

Cultivar Un Buen Carácter


Hace poco hablé sobre la ira y el auto-control, como nos enfadamos por pequeñas cosas sin importancia y como finalmente perdemos la paciencia, diciendo cosas a las personas que apreciamos, lastimando-los ,  sin haberlo pretendido, y al final nos arrepentimos.

A estas personas que normalmente actúan así, se las llaman comúnmente que tienen un mal carácter. (Entendido el carácter como la  personalidad o forma de ser). Si nos paramos a pensar un poco las personas de mal carácter o mal genio llevan etiquetadas palabras como:
agrio, amargo, apagado, áspero, brusco, fiera, duro, terrible, etc.

Estas personas llevan fijadas connotaciones muy negativas en su persona, y no creo que los individuos sólo sean lo que su carácter dice de ellos.

Por ello, aquellas personas que les gustaría suavizar su carácter, les narraré un pequeño cuento que les puede hacer ver, hasta que punto su forma de hablar puede hacer daño.

LOS CLAVOS
Había una vez un chico que perdía la paciencia con facilidad y por ello se enfadaba constantemente con sus compañeros y hermanos.

Es decir, que tenia mal carácter…

Un día su padre cansado de su mal genio, le propuso un juego. Le entregó un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien.

El primer día clavó 40 clavos, al chico le parecieron muchos, se sorprendió bastante y como no era una mala persona, durante las semanas siguientes se propuso ser más paciente. Día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos. Finalmente llego el día en el que ya no clavaba ningún clavo.

Entonces fue a ver a su padre para mostrárselo. Su padre lo elogió, por su perseverancia, su constancia y por alcanzar su objetivo. Pero le manifestó que en aquel momento era la ocasión de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia.

Los días pasaron y finalmente el chico pudo anunciar a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. Entonces el padre lo  condujo  hasta la verja y le dijo:

 “Hijo mío, has procedido correctamente, pero observa cómo está la verja, mira todos los agujeros que han quedado en la valla. Como sabrás, esta verja nunca será como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como esta. 

Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre quedará la herida. 

No importa las veces que pidas perdón, la herida permanecerá. Lo mismo pasa con la palabra, una herida provocada con la palabra (una herida emocional) hace tanto daño como una herida física.”

Este cuento nos hace ver como las palabras tienen el poder de dañar o sanar, tu eres el responsable de utilizar las palabras para tal fin, tú decides si quieres dañar o no. Enfadarse es fácil cuando los acontecimientos son molestos o fastidiosos, pero hacer frente a la frustración con calma precisa de una gran fortaleza, igual que aceptar a los demás y perdonar sus errores.

Necesitamos de una gran entereza para crear situaciones agradables.


El Ser Servicial


El valor de ser servicial, es el valor de sentir el amor y la disposición de ayudar a otros cuando nos necesitan, de darle una mano a quien la pide a gritos.

Ser una persona servicial, es pensar en los demás y en su bienestar, y más que eso, es idear la manera de ayudarlos a que sean felices y motivarlos a lograr sus sueños.

Las personas serviciales solo tienen como interés sentirse bien con los demás y sobre todo con ellas mismas, al saber que están dando de lo que tienen, para provocar sonrisas y bienestar en los que están a su alrededor.

La servicialidad nos permite atraer el bien a nuestra vida, rebozar de satisfacción y alegría por volver sólidas nuestras relaciones interpersonales.

Ser una persona servicial, es pensar en los demás y en su bienestar, y más que eso, es idear la manera de ayudarlos a que sean felices y motivarlos a lograr sus sueños
Dejamos de pensar que "siempre me lo piden a mí". Observemos cuantas veces nos negamos a servir, seguramente muchas y muy frecuentes.

Las personas serviciales solo tienen como interés sentirse bien con los demás y sobre todo con ellas mismas, al saber que están dando de lo que tienen, para provocar sonrisas y bienestar en los que están a su alrededor.

La servicialidad nos permite atraer el bien a nuestra vida, rebozar de satisfacción y alegría por volver sólidas nuestras relaciones interpersonales.

Observemos cuantas cosas hacen los demás por nosotros y sin que lo pidamos. Cada una de ellas puedes convertirla en un propósito y una acción personal.


Solidaridad Humana


Todo empezó en otro lugar
Aunque sus datos estén siempre a la espera de ulteriores hallazgos, los paleoantropólogos datan el origen remoto de lo que hoy entendemos por “humanidad” hace varios millones de años (200.000 años si hablamos del homo sapiens) y lo sitúan en el corazón de África. A partir de ahí y mediante sucesivas oleadas motivadas por causas diversas y no siempre suficientemente conocidas, esos primeros homínidos fueron paulatinamente poblando el resto del planeta, dando así lugar a la rica diversidad de la que hoy disfrutamos.

¿Disfrutamos? Bueno, disfrutamos y padecemos. Porque esa mixtura que conforma el género humano ha sido motivo y coartada a lo largo de los siglos para las más variadas tropelías. El “otro”, el extraño, el diferente, es decir, cualquier persona para todas las demás, ha sido a menudo tratado como chivo expiatorio, despersonalizado, cosificado y expuesto ante “los propios” como causante de todos los males, como origen último de todas las amenazas. Es como si en todas las culturas anidara, más o menos aletargada, más o menos vigilante, una perversa necesidad de encontrar un “otro” que focalice los temores de la comunidad y oficie así como “cabeza de turco”. Proyectar sobre esas personas todos los males que a una determinada comunidad aquejan, actúa como una suerte de exorcismo que, sin resolver realmente ningún problema, parece ser tranquilizador.

Como dice García Canclini (2004), “la extrañeza de la otredad y el rechazo de su diferencia se forman a menudo al ir depositando en los demás caracteres que negamos en nuestra vida para proteger la coherencia de nuestra imagen”. Caracteres que, a menudo, no tienen ninguna relación real con las personas sobre las que se proyectan, que acaban encarnando estereotipos imaginarios que, sin embargo, tienen un impacto cierto en la realidad. En palabras de Amin Maalouf (1999), “es nuestra mirada la que muchas veces encierra a los demás en sus pertenencias más limitadas”. En parte porque, al parecer, necesitamos esa proyección, de manera más o menos inconsciente, para construir nuestra propia identidad, nuestra particular diferencia. 

Como dice Amartya Sen (2007), “la atribución de determinadas características a un grupo específico puede preparar el camino para la persecución y la muerte”. A lo que añade que “ver a una persona solo en términos de una de sus muchas identidades constituye una operación mental profundamente rudimentaria”. Investimos a los otros de identidades que resultan, en gran medida, de construcciones imaginarias que, sin embargo, tienen un impacto efectivo sobre la realidad. Un impacto con frecuencia negativo para la convivencia entre personas diferentes, porque reviste la realidad de un sinfín de fantasmas de los que resulta difícil desprenderse.

Sin embargo, a pesar de que la historia revela incontables barbaridades basadas en esta dinámica social y cultural, también podría escribirse una historia alternativa de la humanidad en la que se pusiera de manifiesto el enorme acervo cultural que la diversidad que nos caracteriza como especie ha generado. Además, no se trata de una riqueza estanca como la que puede verse en cualquier museo que albergue en sus diversas salas momentos petrificados de la historia de la humanidad o de una determinada cultura o país. Por el contrario, humanos y humanas del siglo XXI somos lo que somos como resultado azaroso de un aluvión de mezclas en las que ya resulta imposible discriminar la procedencia de cada rasgo. Y no solo desde el punto de vista físico, que también. La música que escuchamos; los libros que leemos; las personas con las que trabajamos o nos relacionamos presencialmente o a través de internet; los alimentos que llenan nuestros platos; las ropas que vestimos; los objetos que decoran nuestras casas…; en definitiva, las personas que somos, son fruto del mestizaje, de la impregnación de nuestras culturas “de origen” por todas aquellas otras culturas que, a través de una relación directa o mediada, van formando los cimientos en los que nuestra identidad se basa. Somos, como dice Amin Maalouf (1999), “seres tejidos con hilos de todos los colores que comparten con la gran comunidad de sus contemporáneos lo esencial de sus referencias, de sus comportamientos, de sus creencias”. Una afirmación compartida por Sen (2007), en la obra ya citada, cuando recuerda que “cada uno de nosotros puede tener, y tiene, diferentes identidades relacionadas con diferentes grupos significativos a los que pertenece de manera simultánea”.

Somos, en definitiva, resultado de incesantes mezclas. Y podemos crecer con tal riqueza o utilizarla como vía para desacreditar al otro y mitigar así nuestros temores, nuestras inseguridades.


jueves, 7 de septiembre de 2017

Superación Personal


Hay veces en que la vida pega muy duro. Hay momentos en donde parece que todo se acaba, y casi no hay fuerzas ni ganas para seguir viviendo. Sin embargo, donde hubo llanto, desesperanza y dolor, también hay lugar para que lo mejor de cada uno florezca. “A los 19 años uno se cree inmortal, me sentía casi a la misma altura de Dios, sin embargo el accidente que tuve en la moto hizo que mi vida diera un vuelco tremendo”, así Lucas Nicolás Díaz Aspiroz comenzó relatándonos su historia. Una historia que por la manera positiva y esperanzadora con la que transita sus días bien puede sintetizarse en una frase que compartió en facebook: “La vida te pone obstáculos… Los límites te los ponés vos”. Hoy Lucas compite a nivel internacional en paracanotaje, y su presente merece destacarse porque inspira a no darse nunca por vencido y confiar.

El destino lo sentó de prepo en una silla de ruedas y lo llenó de culpas al ver todo el esfuerzo que su entorno hacía para que de algún modo pudiese volver a ser el mismo de siempre. Durante su etapa de recuperación pasó momento difíciles, pero salió adelante. Tuvo mucha fuerza de voluntad y una familia que además de apoyarlo siempre, también se animó a soltarlo cuando más lo necesitó. “La única manera en que te hacés fuerte es si te sueltan, sólo así ganás en confianza” enfatizó Lucas, quien hoy, a los 34 años, no sólo aprendió a valerse por sí mismo y se nutrió de grandes aprendizajes, también se transformó en un símbolo deportivo de autosuperación. 

Lucas integra la selección argentina de paracanotaje y viaja por todo el mundo compitiendo.

Jugó al tenis en silla de ruedas, pero ni bien conoció la disciplina del paracanotaje no solamente pensó en vincularse al deporte como un modo de integración, sino también en competir en los niveles de élite. “En realidad la vengo remando desde hace bastante” puntualizó sonriendo, en alusión a lo difícil que le resultó sobreponerse al accidente de tránsito que lo dejó sin volver a caminar. “Me gusta mostrar que se puede -remarcó-, cuando a mí me pasó lo del accidente YouTube no existía. Yo para salir adelante no tenía videos que me inspiraran a superarme, me maté a palos solo, por eso sé que se puede y eso es lo que quiero transmitirle a todos aquellos que hoy están en una condición similar a la mía“.

Cabe destacar que a varios de los eventos deportivos en los que le ha tocado participar, Lucas ha viajado con Brenda Sardón (integrante de la Selección Argentina de paracanotaje, que nació en la ciudad de Bolívar). Además, él tiene como máximo referente en su disciplina al brasileño Fernando Fernándes (un ex modelo de Dolce Gavanna y participante del “Gran Hermano” de Brasil, que ahora cuenta con un instituto cuyo objetivo es proporcionar motivación y ayudar a mejorar la calidad de vida de niños y adolescentes con diversos tipos de discapacidad a través de piragüismo), quien sufrió un accidente similar al suyo; ambos competidores también impulsan un mensaje de superación personal que va más allá del deporte.


Recientemente Lucas logró su pase a los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, que se desarrollarán en el mes de agosto, tras obtener el cuarto puesto en la final A en K1 200m KL1 del Mundial de Milán, Italia, de ahí que actualmente se encuentre entrenando duro y con mucho entusiasmo.

¿Qué Es Inclusión?


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La Inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los  procesos sociales, culturales y en las comunidad
La inclusión es necesaria si queremos:

• Un mundo más equitativo y más respetuoso frente a las diferencias.
• Beneficiar a todas las personas independientemente de sus características, sin etiquetar ni  excluir.
• Proporcionar un acceso equitativo, haciendo ajustes permanentes para permitir la participación de todos y valorando el aporte de cada persona a la sociedad.

Incluir y contener a algo o alguien.- Para entender lo que el término inclusión significa, deberíamos empezar por definir la acción de incluir. La misma supone contener o englobar a algo o alguien dentro de otra cosa, espacio o circunstancia específica. Incluir entonces es sumar algo a otra cosa ya existente. Así, el término inclusión hace referencia al acto de incluir y contener a algo o alguien.
Usualmente, este concepto se utiliza en relación con situaciones o circunstancias sociales en las cuales se incluyen o se deja afuera de ciertos beneficios sociales a grupos sociales específicos.

Inclusión social: no dejar fuera de beneficios a ciertos sectores de la sociedad
La inclusión, entendida desde un punto de vista social, tiene que ver con el trabajo que diferentes personas realizan a diario para asegurar que grandes sectores de la sociedad no queden por fuera de esta y entren entonces en una espiral de violencia, delincuencia y paupérrimas condiciones de vida. 

La inclusión social significa integrar a la vida comunitaria a todos los miembros de la sociedad, independientemente de su origen, de su actividad, de su condición socio-económica o de su pensamiento.

Normalmente, la inclusión social se relaciona con los sectores más humildes, pero también puede tener que ver con minorías discriminadas y dejadas de lado, tal es el caso de comunidades aborígenes o de etnias minoritarias.

Entonces, dentro de la inclusión debemos agrupar a las actitudes, las políticas y las tendencias, que se propongan integrar a las personas de distintos sectores a la sociedad a la cual pertenecen, 
proponiéndose que las mismas contribuyan aportando sus talentos y que al mismo tiempo obtengan un feedback recibiendo por parte de la sociedad beneficios. La inclusión debe concretarse desde todos los planos: político, económico, educativo, social, entre otros.


Los métodos a los que se recurre para llevar adelante el fenómeno de inclusión social pueden ser muy variados, aunque por lo general tienen que ver con proveer a esos sectores desprotegidos y discriminados con todos aquellos medios necesarios para poder desarrollar un estilo de vida digno y estable. En este sentido, la inclusión social puede significar asegurar trabajo, salud, viviendas dignas y seguras, educación, seguridad y muchas otras cosas que contribuyen a que toda la sociedad de desarrolle de manera orgánica y ordenada. 

La inclusión social es un fenómeno característico de estos últimos años en los que las crisis económicas mundiales y regionales han hecho que importantes sectores de las poblaciones humanas entren en desamparo y abandono.


Empatía


La empatía consiste en tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro. 

La empatía básicamente es comprensión. Comprender el punto de vista de la otra persona, 
comprender su estado emocional y anímico, comprender sus circunstancias personales y su historia de vida. La comprensión  nos ayuda a conocer al otro por lo que ese conocimiento profundo hace que sea más nuestro y nos facilita la aceptación y la capacidad de perdonar a la persona que tenemos en frente. 

Ser empático no implica necesariamente estar de acuerdo con el otro, ni supone abandonar nuestras creencias o valores. Puede darse el caso de opinar de manera totalmente contraria al otro y estar en completo desacuerdo, pero lo importante es intentar respetar su punto de vista y aceptar como válidas y correctas sus propias opiniones, ideas o valores.

La empatía es una habilidad social básica. Y como cualquiera de las habilidades sociales, no se nace con ella. Se puede entrenar, modificar y mejorar.

“La empatía es la que nos convierte en arquitectos de nosotros mismos, para salir del yo al tú, aceptarlo, amarle, desearle felicidad y procurársela en lo posible. La empatía es la que hace posible la socialización, porque ayuda al yo a humanizarse, a enriquecerse y a lograr una convivencia mutuamente constructiva y gratificante con el tú, y de ahí llegar al nosotros social de todos para todos.”
Bernabé Tierno

Ventajas de la empatía:
Favorece la afectividad, el cariño y la ternura
Desarrolla el diálogo y la conversación con los demás
Potencia la capacidad de respetar las opiniones del resto
Nos proporciona conocimiento sobre el otro y sus circunstancias
Propicia la conducta prosocial y el altruismo 

Con frecuencia, nos quejamos de los comportamientos y actitudes de los demás considerándonos a veces el centro del universo y pensando que somos los únicos que tenemos problemas. ¡Intentemos ponernos en el lugar del otro!


Ponte las gafas de la empatía y observa que hay detrás de las personas.

Entrenando La Mente


Se dice a menudo que los seres humanos sólo usamos un pequeño porcentaje de nuestra capacidad mental, y en eso parecía estar pensando el escritor neoyorquino Clive Thompson cuando tituló su libro “Smarter Than You Think”, es decir, "más listo de lo que crees". Según este escritor, todos podemos ejercitar determinadas actividades cerebrales que nos ayudarán, en general, a ser más listos y hábiles mentalmente.

Pasar cantidades significativas de tiempo desconectado
Thompson está convencido de que es importante no pasar el día conectado a internet, prueba de ello es que dice no consultar su correo electrónico durante los fines de semana, ni tampoco las redes sociales. Mucha agente afirma no poder prescindir de ello, ya que sus jefes o su situación laboral le exige la consulta del correo electrónico o de las redes sociales todos los días de la semana, pero esto no es en absoluto beneficioso y, además, no es exigible. Si tenemos que estar atentos al correo electrónico los fines de semana, deberíamos obtener remuneración por ello. Pues no sólo se trata del tiempo que destinemos a consultar los mensajes, sino también de un "estar pendientes", de tener que acordarnos de consultarlo: nuestra concentración se disipa y nuestra energía mental se divide. 

Es incluso malo para el trabajo estar constantemente pensando en él: la mente necesita oxigenarse. 

Hay que desconectar y permitir que los demás desconecten.

Comprometerse con la 'diversidad cognitiva': tener actividad mental distinta
Las maneras de pensar, expresarse y comunicarse a través de internet son muy diferentes de los modos de hacerlo offline. Thompson considera increíblemente productiva una inmersión de varias horas seguidas en la lectura, un paseo prolongado o una discusión sin la constante interrupción de los dispositivos tecnológicos. No porque las tecnologías sean malas per se: de la misma manera que alguien que pasa el día escribiendo agradecerá salir a la calle y darse un paseo, la mente agradece no estar continuamente en "modo Google".

No aislarse: aprender pensamiento social
¿Somos más tontos si no estamos rodeados de gente? ¿Y más listos cuando sí lo estamos? Thompson considera que la respuesta a esta pregunta es, sin lugar a dudas, sí. Los demás actúan como una suerte de andamio de las cosas que decimos y pensamos, la interacción es mayor, pueden recordarnos lo que hemos dicho anteriormente... son reposos del pensamiento, que es mejor si es colectivo (hecho que Thompson liga a la propia definición de la condición humana). Tenemos la concepción de que pensar o reflexionar implica sentarse en soledad a leer un libro, mito que Thompson pretende desmontar.
Thompson considera que internet ha descubierto la amplia diversidad de los intereses y las pasiones humanas. Ya no sólo podemos interesarnos por lo que sucede en nuestro pueblo o región, sino que tenemos acceso a todo y podemos desarrollar una pasión casi por cualquier cosa. Pasión que queda como huella en la red, en las páginas, foros y demás publicaciones que hay sobre cualquier tipo de tema.

Así, internet visibiliza las cosas que realmente preocupan a la gran mayoría de la gente, por lo que no sólo debemos ya quedarnos en lo que dicta una élite cultural o intelectual, sino abarcar todo tipo de intereses.

Saber cuándo confiar en la 'inteligencia subcontratada'
No debemos delegar toda nuestra actividad intelectual en una calculadora, en los buscadores de internet o en los traductores automáticos. Tampoco debemos mecanizar ciertos procesos mentales, sino preguntar y reaccionar constantemente. Evitemos ser unos vagos intelectuales, porque entonces no seremos intelectuales de ningún modo.

Adaptar las estrategias de pensamiento
Debemos ser flexibles y adaptar nuestros modos de pensar, que no son iguales cuando leemos Fortunata y Jacinta que cuando leemos una serie de tuiteos, un blog o un mensaje de Facebook. 

Tampoco leemos igual en un ebook, en un libro o en el ordenador. Debemos sacarle partido a todos estos medios.



Dicen Que Dicen


Quelo... ¡Ay, Quelo! ¡Qué muchachito insólito! 
Sus catorce años no podían concentrar más esnobismo, no podían sumar más extravagancias... 

En el pensar, en el vestir, en sus gustos, en sus actitudes... 
La mayor parte de la gente de Alamares —el pueblo en que vivía— opinaba que se trataba de «un flaco estrafalario», mientras que su familia lo consideraba una criatura «singular»... 

Era un espectáculo verlo en sus ires y venires rumbo a o de regreso de la escuela o trabajo como cadete en el laboratorio de investigaciones científicas de Alamares. Siempre bailoteando al compás de una música que solamente él oía. Los oídos enchufados a los auriculares de su inseparable aparatito pasacasetes, a ese walkman del que casi no se desprendía ni para bañarse. 

Presumido de su apariencia, lo cierto era que tenía el aspecto de un muestrario de tienda, ya que los colores de todas las prendas los combinaba, sí, pero con el blanco del ojo. Además, parecía una cartelera publicitaria, un letrero andante de propagandas de todo tipo: jamás se ponía nada que no fuera de marca conocida y —menos que menos— si esa marca no estaba impresa en algún lugar bien visible de la vestimenta o del calzado.

Sus padres gozaban de una buena situación económica, de modo que Quelo trabajaba, únicamente, para comprarse más ropa. Y más casetes. Ah... y goma de mascar. 

Engreído, creyéndose superior a todo el género humano, en escasas ocasiones prestaba atención a lo que le decían ni lo entendía con claridad. Y eso que quien intentaba comunicarse con él debía hacerlo a los gritos, por aquello de que, invariablemente, estaba conectado con su walkman. ¡En cuántas malas interpretaciones de las palabras de los otros incurría entonces Quelo
! 

Claro que —a decir verdad— ellos hablaban poco y nada, enfrascados sobre sus microscopios, abstraídos del entorno debido a sus investigaciones, por lo que la silenciosa presencia del cadete no los perturbaba, por más estrambótica que fuese. Acaso les servía de necesaria y momentánea diversión. Vaya uno a saber. 

Quelo tampoco era dado a conversar y esa característica, allí, era apreciada. 
Qué más podía pretender el muchacho entonces que realizar sus tareas de archivo teniendo la posibilidad de no desvincularse de su pasacasetes y en un lugar donde no lo interrumpieran. Su trabajo era tan sencillo y rutinario que no le exigía otra concentración que la requerida para mascar su chicle. 

Una tarde, el Profesor Linares —uno de los científicos del laboratorio— abandonó repentinamente microscopio y silla y llamó a sus compañeros de labor. 

En un instante, todo el equipo de investigaciones estaba a su lado. A pocos metros de allí, con el walkman conectado y realizando, robóticamente, sus tareas, Quelo. 

Casualmente, el muchacho había levantado la vista de unas carpetas cuando advirtió que algo diferente, muy importante, estaba sucediendo.
 
Era la primera vez que veía al Profesor Linares expresándose de ese modo. Contentísimo. Muy entusiasmado. Casi eufórico. Como todos los que lo rodeaban y que lo escuchaban atentamente.

De pronto, Quelo tuvo la confirmación de que un hecho extraordinario había ocurrido porque el Profesor Linares y su grupo se empezaron a palmotear las espaldas, a darse las manos, a abrazarse, mientras que el Doctor Florini —el más joven de los investigadores— se subía a un banco y anunciaba algo como si lo hiciera a una multitud. Entre los dedos índice y pulgar de su mano derecha, exponía cierto objeto tan diminuto que resultaba invisible a los ojos de Quelo. 
Y se reía. 

Sin disminuir el volumen de la música que estaba oyendo, el muchacho «paró las orejas», intrigadísimo. 

Mascó su chicle a más velocidad que de costumbre. 
Lo que escuchó entonces le heló la sangre. 

El Doctor Florini —como si de golpe se hubiera y transformado en el más perverso de los demonios— repetía: 
—En la próxima semana, un terrible terremoto destruirá este pueblito como si fuera un poroto. Sé discreto. Guarda el secreto.

Después de ese episodio, la familia y la gente de Alamares empezó a toparse con un Quelo distinto. 

Desde que había escuchado esa tremenda revelación y durante los tres días que le siguieron, iba y venía de aquí para allá como un sonámbulo, con la mirada echada para adentro. Continuaba en conexión con su walkman y atacando —a muela limpia— la goma de mascar, pero se notaba muy preocupado.
 
«Peligro... Peligro... Peligro...», se decía, sin saber qué hacer.

 Ya habían transcurrido tres días; a «la semana próxima» sólo le restaban cuatro para presentarse y él —Quelo— prisionero de un secreto que sin dudas estaba relacionado con enemigos de Alamares.

Con enemigos internacionales que festejaban por anticipado el terremoto que iba a producirse. Con enemigos que saboreaban la destrucción de todo y de todos por esos pagos. De lo contrario —pensaba Quelo— ¿por qué no alertaron todavía a las autoridades acerca de la inminencia de semejante fenómeno? Malditos invasores... 

Las uñas de Quelo se redujeron a su mínima expresión en los días que siguieron y poniendo un pretexto cualquiera renunció a su empleo. 

Nadie le pidió explicaciones. Si sólo trabajaba para acumular ropa, casetes y chicles...

Faltaban apenas dos días para que el tremebundo secreto que tanto le pesaba se hiciera realidad en Alamares, cuando el muchacho no lo aguantó más y les contó a sus padres lo que callaba. 

En Alamares, las horas de la siesta eran tan calurosas que exponerse a ellas significaba correr el riesgo de derretirse. También, los cerebros de los alamarenses se recalentaban entonces. 

De otro modo, no se explica cómo a pesar de considerarlo un muchacho «rarito», la mayoría dio crédito a sus palabras, que con la celeridad de un rayo se propagaron de norte a sur, de este a oeste del pueblo no bien la mamá de Quelo (a las tres de la tarde del mismo día en que su hijo se lo dijera) lanzó a correr el rumor de que cuarenta y ocho horas más y un terremoto asolaría la localidad... y que el laboratorio de investigaciones científicas estaba tomado por monstruos de otras galaxias... y que ellos hablan programado el desastre... y que apenas si contaban con el tiempo imprescindible como para empacar algunas pertenencias y largarse de allí, antes de que se produjera la catástrofe. 

Este rumor se difundió con la contundencia de una gigantesca bola de nieve y congeló todos los razonamientos, a pesar de las altas temperaturas.
 
Entretanto, los investigadores del laboratorio —ajenos aún a los acontecimientos que se desarrollaban fuera de su predio— proseguían con la esforzada labor: habían logrado aislar, nada menos, que el microbio que causaba la peste rayada. 

La peste rayada... causante de tantas muertes en Alamares... y en el mundo entero. 

Aislar ese mortífero microbio era ya una sensacional hazaña científica.

¡Qué decir entonces de su invento para fotografiarlo y ampliar su imagen al tamaño de un poroto! 
Gracias a ello, podrían estudiarlo a fondo y pronto lograrían crear la vacuna capaz de aniquilarlo. 
Por eso, el Profesor Linares había estado tan, tan alegre la tarde del descubrimiento. Por eso había contagiado con su humor al equipo. Por eso, el Doctor Florini —consciente del incalculable valor del hallazgo de su maestro— se había entusiasmado al punto de animarse a jugar y actuar como locutor del momento en que tal noticia sería oficialmente comunicada. 

Y como jugando había anunciado —subido en un banco— aquellas palabras que se transformaron en otras en los nada fiables oídos de Quelo. 
El Doctor Florini había dicho: 

—En la próxima semana estará lista la foto de este mini microbito y ampliada como un poroto. Sean discretos. Guarden el secreto. 

Esas habían sido sus palabras. Textuales. 
La errada interpretación de Quelo corría por su cuenta. 
Lástima que —también— por la de cientos y cientos de alamarenses. 
Aterrorizados, cama y huesos de espanto, los habitantes del pueblo entero se habían dejado arrastrar —sin dudas— por la cola de un rumor. Un rumor cuyo origen estaba en el «flaco estrafalario» de la comunidad. 
¡Quelo...! Y buah.

Horas antes de que se cumpliese la hora señalada para el falsamente pronosticado terremoto, ya no quedaba casi nadie en Alamares.

Los alamarenses habían partido en disparatado éxodo, formando una multitudinaria caravana empeñada en llegar al pueblo vecino en busca de auxilio. 

Quelo y su familia, al frente del perturbado gentío. ¡Ya iban a ver esos monstruos la que les esperaba! 

Aún quedaba una hora y media para contraatacarlos en su guarida del laboratorio. Una cuadrilla especial de las fuerzas de seguridad ya había sido puesta al corriente de todo y se dirigía hacia allí, provista del armamento más sofisticado. 

Una hora y media. 
La misma durante la cual el equipo del laboratorio de investigaciones científicas —con el Profesor Linares a la cabeza— decidió abrir un breve paréntesis en su trabajo y encender la radio, tras una semana de ininterrumpida dedicación a las investigaciones acerca del microbio de la peste rayada. 
La radio —a través de todas las emisoras— difundía el mismo disco. Rayado, como la peste, informaba lo siguiente: 

«Estado de emergencia. La Gobernación de Alamares alerta a los vecinos que todavía permanezcan en nuestro pueblo. Se les reitera que deben abandonarlo cuanto antes. Invasores extragalácticos van a provocar un terremoto aquí mismo, con fines que no estamos en condiciones de evaluar. Escapen. Sálvese quien pueda. Los saluda y los ama, su gobernador.» 

Dicen que dicen que los investigadores huyeron despavoridos del laboratorio, tras escuchar la estremecedora noticia. 
Y despavoridos corrieron a través de las desiertas calles de Alamares, hasta alcanzar el último grupo de la caravana que abandonaba el pueblo.

Cuento: Dicen que dicen 

(Por Elsa Bornemann)

miércoles, 6 de septiembre de 2017

De La Antigua China: Moralejas


‘La sospecha’
Una vez, un hombre perdió una de sus herramientas de trabajo, y se le ocurrió que el ladrón había sido uno de los hijos de su vecino. Durante días, no podía dejar de mirar su forma de caminar, que le parecía que era la de un ladrón, y también su forma de comportarse. Al final, todo lo que hacía le parecía propio de un delincuente.

Días después, encontró sus herramientas en un camino del bosque, y desde entonces todos los gestos de su vecino le parecieron completamente normales.

¿Qué nos enseña este cuento con moraleja?

A no juzgar o acusar a las personas sin tener ninguna razón. El hijo del vecino no había sido quien le había quitado sus herramientas, pero es común caer en este error: en vez de culparnos a nosotros mismos, muchas veces buscamos la culpa en otras personas.

‘El oro’
Había una vez un hombre que ansiaba tener una pieza de oro más que nada en la vida. Un día, se vistió de gala y fue al mercado a buscar al comerciante. Al verlo, tomó una de sus piezas y salió corriendo sin pagarla. Cuando le detuvieron, le preguntaron por qué había robado la pieza de oro delante de tanta gente, cuando estaba claro que le atraparían. El hombre contestó que estaba tan cegado por el oro que para él no había nadie más alrededor.

¿Qué nos enseña este cuento con moraleja?
Que la codicia a veces no nos deja ver más allá y que destruye nuestras relaciones sociales, al impulsarnos a hacer cosas que no están bien.

‘La campana robada’
Un hombre quería robar una campana, pero era demasiado grande y pesada para transportarla. Se le ocurrió que podía quebrar el metal con un martillo y así le sería más sencillo, pero solo consiguió hacer un ruido estrepitoso contra el metal.

¿Qué nos enseña este cuento con moraleja?
Que las malas acciones se descubren pronto y que pueden sorprendernos robando o haciendo cualquier acto ilegal aunque tengamos cuidado.


¿Qué te han parecido estos cuentos con moraleja de la antigua China? Como ves, se trata de fábulas muy sencillas pensadas para hacernos reflexionar sobre temas cotidianos, por lo que son una buena forma de transmitir valores a los más pequeños. 

El Derrotero Seguro


“Si no sabes adónde vas, cualquier camino es bueno”. 

Esta es una frase famosa del sonriente gato de Alicia en el país de las Maravillas. Y es muy cierta. Desde pequeño, maestros y padres nos invitan a trazarnos un camino:  a trazarnos metas. A veces esto se vuelve como una tradición. Pero, ¿te has preguntado cuál es tu meta en la vida? ¿O en los próximos 20 años?

¿Te has preguntado por qué casi ninguno nos trazamos metas en concreto? ¿Por qué no las plasmamos con papel y lápiz? Para mí, la respuesta es muy sencilla: cuando nos planteamos una meta, lo hacemos como “soñando”, pensamos que nuestra gran meta es demasiado alta para lograrla… y nos desinflamos rápido en el intento. Y sí, es importantísimo soñar, pero también visualizar el trayecto, repasarlo en nuestra mente, buscar y seguir soñando en estrategias, caminos, atajos… y finalmente hacerlo.

Si nos trazamos metas extraordinarias, como “ser dueño de mi propia empresa multinacional”, puede que inmediatamente una vocecita dentro nos desinfle y diga: eso no va a pasar. ¿Por dónde? ¿Cómo? ¿Con qué? Y entonces nos decimos: algún día. Y allí se estancó la historia.

El error no está en plantearse metas tan grandes, sino en el concepto que tenemos de nuestras capacidades y aptitudes. No nos hemos visto aún haciendo algo tan grande, por lo que nuestra mente no tiene registrado un éxito de esa magnitud y no “se lo cree”. Eso no quiere decir que debamos ponernos metas demasiado fáciles, porque sería hacer trampa.

Los pasos para trazarse metas van de esta manera:
-Fijar una gran meta: que sea grande, aunque nos cueste vernos aún en ella. Hay que verla. Seguramente cuando lleguemos, podremos trazarnos una mayor.

-Fijar metas medianas: esas que representan reto y trabajo para nosotros, pero que posiblemente son más fáciles de visualizar. Al irlas cumpliendo poco a poco, estaremos mucho más cerca de la Gran Meta.

-Fijar pasos específicos y simples para lograr esas metas: Ponernos tiempos y acciones.
Regresemos al ejemplo de la multinacional. Se trata de la gran meta. Dividámosla en metas medianas: la preparación (¿Ya la tengo? ¿La necesito?). Esa sería una buena meta mediana: terminar mis estudios en administración de empresas. ¿Puedo hacerlo? Sí, podría. Requerirá de sacrificios, tiempo, desvelos y estudio, pero si estoy dispuesto a darlo, claro que sí puedo.

Cuando vamos desglosando las acciones para lograr nuestra meta mediana, las preguntas claves son: ¿Soy capaz de hacer esto? ¿Puedo hacerlo? Y seguramente la respuesta será: Sí puedo. Paso a paso, sin perder de vista la meta mediana y, a su vez, la gran meta.

Si vamos viéndonos triunfar y conseguir cada vez más metas, nuestro autoconcepto crecerá y será más fácil seguir adelante. Cualquier trayecto, por muy largo que sea, se inicia con el primer paso.



A Contrapelo



El flamante secretario del Pensamiento Nacional citó al filósofo alemán Walter Benjamin y propuso "leer lo que no se ha leído, escuchar las voces de los que no tuvieron la posibilidad de ser escuchados".

El filósofo y flamante secretario del Pensamiento Nacional, Ricardo Forster, aseguró este viernes "hoy lo nacional es una gran provocación al poder global neoliberal" al reivindicar la propuesta que desarrollará desde esa función y ante las reacciones que se conocieron en las últimas horas.

Forster ofreció anoche una charla en la Universidad Nacional del Comahue, en Neuquén, y en dialogo con la agencia Télam dijo que "hoy lo nacional, y sobre todo desde América Latina, es un gran desafío, es una gran provocación al poder global neoliberal".

"Colocarlo en esa dimensión, resignificarlo, implica justamente mirarlo desde otro lugar y eso supone que también podamos ver hacia atrás", señaló.

"Como diría un filósofo que siempre me interesó mucho que es Walter Benjamin, -agregó- pasarle a la historia el cepillo a contrapelo, es decir leer lo que no se ha leído, escuchar las voces de los que no tuvieron la posibilidad de ser escuchados, hacer la historia de los vencidos y por supuesto leer la compleja trama de la cultura de la lengua y las tradiciones argentinas y latinoamericanas".

Forster puntualizó, al opinar acerca de las reacciones que generó su designación al frente de la secretaría del Pensamiento Nacional, que "los medios son como una fábrica permanente de –entre comillas- novedades, buscarán rápidamente alguna otra cosa en la que cebarse y multiplicar en muchos casos una mirada muy brutal, muy prejuiciosa".

"Supongo que también vendrán días intensos pero los pongo dentro de lo que valoro de esta época, porque para que ésta época haya generado a veces estas intemperancias, este nivel de violencia retórica importante en algunos sectores, significa que también está cargada de contenido, de desafío, que se han tocado cosas que en la Argentina parecía que ya nadie podía tocar", afirmó. 

Dijo que "también pasa en el plano de las ideas que se han podido revitalizar, tradiciones políticas que parecía que ya no iban a tener más lugar en nuestra historia".

"Supongo que eso genera en muchos casos este tipo de respuesta, así que no está mal que se genere, no la respuesta horrible, violenta, sino la puesta en evidencia de una sociedad que discute, que disputa, porque dentro de la sociedad democrática hay distintas visiones, distintos intereses, y por lo tanto la diversidad y la conflictividad son parte de la vida democrática y la enriquecen también", señaló.

Destacó el encuentro celebrado anoche en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue, al que asistieron docentes, investigadores de las ciencias sociales para "ver de qué manera se van construyendo redes, foros, intercambios en este mundo tan complejo y rico de las universidades públicas".

"Cuando hoy decimos lo nacional, no estamos pensando en el nacionalismo de los años `20 o `30, sino que estamos pensando en el contexto de una sociedad global, que ha tendido a homogeneizar culturas, a pasteurizarlas y que ha avanzado desde una lógica corporativa que todo lo pone en el mismo plano y va como vaciando el concepto mismo de soberanía".


Descripción: https://www.minutouno.com/_post/minutouno/count.php?idNota=325361


Los Mundos De Al Lado


La invención de la imprenta y el inicio de la era Gutenberg son antecedentes útiles para comprender el alcance y la magnitud de Internet, ese invento creado para la comunicación militar de Estados Unidos durante la Guerra Fría que ahora domina nuestras vidas. Con la llegada de la imprenta sucedió algo muy importante: se acabó con el monopolio del conocimiento.

Hasta ese momento, el poder estaba en manos de aquellos que tenían acceso a la cultura escrita, una clase dirigente cuyo dominio se basaba en el analfabetismo y la ignorancia de la mayoría, incluso sobre textos sagrados como la Biblia. Años después de esta revolución, Lutero inició su reforma, un movimiento que acabó con el concepto del poder único.

Lo mismo ha ocurrido con Internet en nuestro tiempo. Resultó tan fascinante que empezamos a descubrir, uno tras otro, los capítulos pendientes en la comunicación humana y la Red se convirtió en la panacea de la libertad personal. Y así, sobre el imperio que se ha ido construyendo con el software inventado por Bill Gates y los suyos, la batalla tecnológica y estética de Apple y el intento de Steve Jobs por convertirse en un dictador en su compañía, hemos creado un mundo donde a lomos de Facebook, Twitter, Instagram y el resto de las redes sociales se ha producido una contrarreforma que se refleja en el rechazo a la estructura política y social que gobierna el planeta.

La gran contradicción es que la Red fue en sus orígenes un invento impulsado con dinero público que un grupo de jóvenes brillantes, desde los Zuckerberg hasta los Gates, aprovecharon para imponer —según la doctrina política y social de Estados Unidos— el sacrosanto ejercicio de la libertad mediante la inviolabilidad de las comunicaciones humanas.

Pero existen otros jugadores que están en esta guerra, no solo ideológica sino profesionalmente. Me refiero a los tres únicos países que pueden interrumpir el flujo de Internet. El primero es China, que ha conseguido crear casi una Administración paralela, de forma que cada avance tecnológico sea usado como un elemento de control social y cohesión militar.

El segundo es Israel que, desde que recluta a sus jóvenes hackers en el mundo de los videojuegos, ha desarrollado toda una industria cuyo único propósito es la defensa y ha sido capaz no solo de desarrollar los más eficaces cortafuegos en las comunicaciones, sino también los mejores ataques cibernéticos. Finalmente, está Rusia, que utiliza la Red como una prolongación más de sus sistemas militares o de inteligencia, usando a los hackers como agentes capaces de comprar todo lo necesario en la parte oscura del mundo flat de Internet.

En Estados Unidos, intentar abrir el iPhone de un terrorista para tratar de obtener información acerca de un atentado en San Bernardino, California, es una batalla legal de primer orden porque el sistema, lejos de usar los avances tecnológicos como un elemento defensivo, los emplea, incluso a riesgo de vulnerar sus propias leyes porque la esencia del sistema es defender la libertad individual.

Para China, Rusia e Israel el problema es que el uso de la tecnología está directamente al servicio del Estado y de sus objetivos cívicos y militares. No hay ningún intermediario, no hay complejos, no hay leyes, no hay nada.

Sabido es que con un simple ordenador pueden apagarse todos los semáforos al mismo tiempo o anular el funcionamiento de los aeropuertos de un país. Estamos en manos del software y es muy importante saber que, más allá de la cooperación con los gobiernos del mundo libre, hay alguien que controla la irrupción y desarrollo de esas armas de destrucción masiva que han transformado el mundo a partir de la creación de Internet.

Estados Unidos fuerza sus leyes cada vez que intenta usar el sistema en beneficio propio porque está alterando elementos constitucionales de primer orden. China, Rusia e Israel, por el contrario, no tienen ese problema, que nos conduce a una guerra vergonzosa, una guerra oculta desde el lado libre, y una guerra plena sin complejos y sin inhibiciones desde el lado del mundo considerado como el menos democrático.