La vida nos pone muchas veces a prueba… incluso
cuando no lo hace, una de las cosas que mayor miedo nos da es pensar ¿Cómo
reaccionaría ante esto? ¡Seguro
que si me pasara me moriría!… pero, en realidad somos mucho
más fuertes de
lo que pensamos y es que todos llevamos
dentro a un valiente que
se crece ante las adversidades.
Por eso no podemos vivir con miedo, pensando y
pensando, ¿Si pierdo el trabajo… y si pierdo este amor… y si pierdo a
este ser querido y si enfermo?
Porque, aunque no lo creas, “después de la tormenta siempre
llega la calma”. Así, aunque los primeros momentos son realmente
difíciles, cuando ya no nos quedan lágrimas y hemos aceptado que la vida hoy
fue ingrata con nosotros… aparece una fuerza interior (resiliencia) que nos protege, nos ayuda y que nos hace
crecer como personas…
Todo lo malo que nos ocurre tiene una parte
positiva aunque
no seamos capaces de verla.
Incluso, puede que en este momento te esté ocurriendo a ti,
querido lector y pienses que no lo vas a superar, que esto no lo vas a poder
sobrellevar o que siempre vas a vivir “con esa mala suerte que te persigue”,
pero…
La vida son etapas, son momentos, buenos y malos, alegres y
tristes… porque así es este viaje y así tenemos que entenderlo:
si un día está nublado, incluso dos o tres, ten por seguro que el sol tiene que
volver a salir
Algunas veces este astro es un poco perezoso y pone a prueba
nuestra paciencia, otras veces nos sorprende con su luz radiante después de una
buena tormenta y otras tantas que lo dislumbramos desde lejos, muy pequeñito…
al final va acercándose poco a poco a nosotros hasta inundarnos con su luz.
Recuerda que cuando reflexiones sobre aquello tan
tremendo que te ocurrió, piensa que no solo sobreviviste sino que le
pusiste garra y fuerza, entonces te sentirás feliz contigo.
Te sentirás como aquel aspirante a guerrero a final
consiguió ganarse su armadura y su casco… y que ahora ya no tiene
miedo… porque sabe que ya le ha plantado cara una vez al sufrimiento y ha
sabido defenderse.