La mayoría de las veces que se habla de imaginación se
piensa en niños. No cabe duda que la imaginación
en la etapa infantil es fundamental, pero no es menos
importante en la edad adulta. Como elemento clave de la creatividad, la
imaginación se convierte en una capacidad fundamental para tener algo que todos
necesitamos en algún momento: ideas.
Las ideas están
detrás de todo tipo de creaciones, proyectos, planes y soluciones. Son las
buenas ideas las que nos permiten resolver los problemas que se plantean
en estas situaciones, las que nos permiten salvar los obstáculos que surgen por
el camino.
“Al mundo no lo mueve el dinero, lo mueven las ideas
brillantes”
-Bernardo Stamateas-
Lo bueno de las ideas es que son como las plantas: de una pequeña
semilla puede salir una flor, una planta o un árbol. Pero
una semilla por sí misma no es nada si no la plantas. Y si quieres que brote
tienes que sembrarla en condiciones óptimas. Esas condiciones dependen de cada
semilla. Unas son más delicadas y otras nacen incluso en condiciones
extremas. En cualquier caso, todas las plantas tienen el mismo principio:
la plantación de una semilla.
Pero no todas las semillas brotan. Y de las que brotan no
todas se desarrollan con la misma fuerza y vigor ni dan frutos igual de
sabrosos. Todo depende de las condiciones a las que estén sometidas y de los
cuidados que reciban. Algunas incluso darán lugar a nuevas semillas, algunas de
las cuales podrán dar lugar a nuevas plantas en el futuro.
Con las ideas pasa igual. Tienes que sembrar muchas
ideas para que algunas prosperen, incluso para que alguna llegue a ser una gran
idea. Esas ideas que germinen y crezcan tendrán que ser alimentadas y cuidadas,
incluso protegidas cuando venga el mal tiempo.
Así, como para recoger hay que sembrar, la clave está
precisamente en dejar fluir las ideas. Pero, ¿cómo? Seguramente hayas
experimentado que, cuanto más necesitas una idea y más te pones a ello más
difícil es que surja algo interesante. Esto no es nada raro, sino que es lo
normal. Tienes a tu cerebro tan
ocupado pensando en pensar que no le dejas libre para que fluyan las ideas. Las
ideas necesitan tener la pista libre para salir.
La imaginación no es solo una cosa de niños. Sin embargo, ellos
mejor que nadie saben sacarle partido. ¿Por qué?
Principalmente porque no le ponen trabas a sus pensamientos, porque se dejan
llevar por las ideas que surgen y se dejan inspirar por cosas sencillas. Un
niño es capaz de crear un imperio con dos cajas y tres palos (incluso con
menos).
Como adultos podemos recuperar la capacidad de imaginar y de
generar y desarrollar ideas. Da igual que no todas lleguen a
algún sitio. Lo importante es el entrenamiento, porque eso es lo que te
permitirá convertir una buena idea potencial en una gran idea. Cuantas más
ideas tengas más posibilidades hay de dar con una de estas y más preparado
estarás para gestionarla.