sábado, 11 de mayo de 2019
Mantener La Iniciativa
La iniciativa te establece como líder, independientemente de tu cargo o posición. Cuando tienes iniciativa, se te conoce como la persona en la que se puede confiar – el que hará de todo para lograrlo. Mientras todos los demás señalan una tarea que hay que hacer y dicen: «Oh, bueno, ese no es mi trabajo», tú serás el que dé un paso al frente y se haga cargo. ¿Ves cómo esto te diferencia?
La iniciativa requiere que tomes propiedad de tu trabajo, tu negocio o tu hogar. Requiere que encuentres una necesidad y la llenes. Y a veces, tendrás que dar un paso al frente y hacer preguntas.
Puedes tomar la iniciativa al aprender más acerca de tu trabajo o tú negocio e incrementar tus habilidades al mismo tiempo. Si ves que tus habilidades están débiles en cierta área, pide ayuda o toma una clase que te ayudará a mejorar tus habilidades en esa área. Conviértete en un solucionador de problemas. Siempre busca soluciones.
Así que ahora mismo, quiero que te evalúes. Mírate a ti mismo de manera objetiva. ¿Cómo calificarías tu iniciativa? ¡No te evalúes a ti mismo en función a cómo piensas que es tu iniciativa –califica tu iniciativa según tus resultados!
Si careces de iniciativa, observa si algunos de estos «asesinos de iniciativa» están presentes:
Pereza – la pereza MATA la iniciativa. La iniciativa aporta motivación, pero la falta de iniciativa abre la puerta a la pereza. Nunca hay un problema con la falta de motivación. No hay un «no estoy motivado para hacerlo». Sólo hay una falta de iniciativa. Cuando caminas con iniciativa y buscas agujeros para llenar y buscas obtener resultados, la motivación se adhiere de forma automática.
Ser Social Por Naturaleza
"El hombre es un ser social por naturaleza" es una
frase del filósofo Aristóteles (384-322, a. de C.) para constatar que nacemos
con la característica social y la vamos desarrollando a lo largo de nuestra
vida, ya que necesitamos de los otros para sobrevivir.
Según Aristóteles se "es" en tanto se
"co-es". Esto significa que cada hombre posee una dimensión
individual que desarrolla su personalidad o su "ser", y que
dicha dimensión está integrada en la dimensión social del hombre, para la convivencia
en comunidad desde que nace, resultando en la coexistencia.
La dimensión individual del hombre son las
cualidades que el hombre posee, reconoce, explora y usa para convivir en
comunidad pacíficamente y beneficiarse los unos a los otros. La dimensión
individual, donde radica el ser, debe aprender a concordar con la dimensión
social para convivir en sociedad. Este aprendizaje se llama proceso de
sociabilización.
El proceso de sociabilización es el conjunto de
aprendizajes que el hombre necesita para relacionarse con autonomía,
autorrealización y autorregulación dentro de una sociedad. Por ejemplo, la
incorporación de normas de conductas, el lenguaje, la cultura, etc. En suma,
aprehendemos elementos para mejorar la capacidad de comunicación y la capacidad
de relacionarnos en comunidad.
Dice Aristóteles:
“El ser humano es un ser social por naturaleza, y el
insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano o más que humano (…). La
sociedad es por naturaleza anterior al individuo (…) el que no puede vivir en
sociedad, o no necesita nada para su propia suficiencia, no es miembro de la
sociedad, sino una bestia o un dios”.
En función de satisfacer las exigencias físicas y
espirituales, el hombre necesita vivir en sociedad ya que el hombre racional e
individual no es autosuficiente y requiere de la ayuda y protección de los
demás de su especie, formando lo que llamamos comunidades.
Un hombre aislado no puede desarrollarse como persona y
de ahí nuestra tendencia a agruparnos en vez de aislarnos. Un ejemplo es el
nacimiento de las redes sociales y su rápida expansión a pesar de que nuestros
avances científicos y tecnológicos han hecho que los otros seres humanos sean
menos indispensables en nuestra vida. Es por ello que continuamos inventando
nuevas formas de comunicarnos y convivir en sociedad.
En su obra de filosofía política Política, Aristóteles
afirma, entre otras cosas, que el hombre es un ser social y político. La
sociabilización es la naturaleza del hombre. Según este filósofo, la familia es
la primera comunidad o sociedad formada, que es necesaria para el ser social.
Sin embargo, la familia no es suficiente para satisfacer
todas las necesidades del ser humano, por lo que este genera naturalmente una
sociedad. Para ello, se organizarían aldeas y luego estas constituirían la polis, o
ciudad griega de aquel entonces.
La organización de la sociedad requiere de la naturaleza
política del hombre, y esta organización deriva en el derecho, gracias a la
virtud de los ciudadanos y a la práctica de la justicia. El derecho o lo justo
como tal sólo tiene sentido para el hombre en sociedad, y dicho derecho asegura
la felicidad del mismo.
Orígenes Del Conocimiento Humano
Filosofía
Orígenes Del
Conocimiento Humano
La conciencia
cognoscente es capaz de formular juicios que provienen de la experiencia y del
pensamiento.
Algunos juicios los
formulamos según determinadas percepciones apoyándonos en los datos que nos
proporcionan nuestros sentidos a través de la experiencia.
Pero el juicio
tiene un factor que no se encuentra en la experiencia, que afirma que entre
esos dos procesos, o sea entre el pensamiento y la experiencia, hay una
conexión causal, o sea que la mente agrega la idea de que un proceso resulta de
otro, o sea la lógica o razón.
El origen del
conocimiento se puede considerar de origen psicológico como lógico. Quien
participa de la idea de que la razón es la única base del conocimiento
considera que los procesos del pensamiento tienen autonomía psicológica; y el que
funda el conocimiento en la experiencia negará que el pensamiento tiene
autonomía.
El racionalismo es
la posición epistemológica que mantiene la postura de que la fuente
principal del conocimiento humano es la razón. Sostiene que sólo se puede
hablar de conocimiento cuando es lógicamente necesario y universalmente válido.
Los juicios tienen que poseer una necesidad lógica, o sea no admitir lo
contrario y universalmente válidos, es decir, ser así siempre y en todo lugar.
Otros juicios
pueden ser válidos dentro de determinados límites, según la experiencia; como
por ejemplo: el agua hierve a cien grados o todos los cuerpos son pesados.
Podemos juzgar en estos casos que es así, pero no necesariamente tiene que ser
así porque estos juicios no tienen necesidad lógica y les falta validez
universal.
El conocimiento
matemático es el modelo por excelencia del racionalismo y casi todos sus
representantes proceden de la matemática.
La forma más
antigua de racionalismo fue Platón. Para Platón la posibilidad del conocimiento
proviene del mundo de las ideas, del reino de las esencias ideales metafísicas.
Las ideas son los modelos del mundo sensible que el alma contempló antes de
nacer. Es un racionalismo trascendente.
Para San Agustín,
la verdad es irradiada por Dios a nuestro espíritu. Es un racionalismo
teológico.
En la Edad Moderna
Descartes y Leibniz defienden la teoría de las ideas innatas. Según Descartes
son conceptos, mientras Leibniz propone que existen en nosotros ideas en
potencia como facultad del espíritu. Este racionalismo es inmanente, opuesto al
teológico trascendente.
El Empirismo,
contrario al racionalismo sostiene que la única fuente de conocimiento es la
experiencia, que no existe nada “a priori; y que el espíritu humano es una
“tabula rasa” sin ningún contenido previo. Fundamenta esta tesis en la
evolución del pensamiento y del conocimiento a través de la historia del
conocimiento.
Los representantes
del empirismo provienen de las ciencias naturales mientras los que consideran
el pensamiento como única fuente de conocimiento provienen de la matemática.
Una forma de
empirismo es el sensualismo que afirma que la base de la experiencia son los
sentidos.
En la antigüedad
las ideas empiristas las encontramos en los sofistas y luego en los estoicos y
los epicúreos. Pero su verdadero desarrollo fue en la Edad Moderna,
especialmente en la filosofía inglesa de los siglos XVII y XVIII.
Su fundador es John
Locke (1632-1704) que además reconoce verdades “a priori”.
David Hume
(1711-1776) desarrolla el empirismo de Locke reconociendo también el
conocimiento de la matemática como independiente de la experiencia y
universalmente válido
.
Los racionalistas
tienden a un dogmatismo metafísico en cambio los empiristas se orientas hacia
un escepticismo metafísico.
El intento de
mediación entre el racionalismo y el empirismo es el intelectualismo afirmando
que tanto la razón como la experiencia son la base del conocimiento.
Otro intento de
mediación entre el racionalismo y el empirismo es el «apriorismo» que acepta
tanto la razón como la experiencia presentando elementos «a priori»
independientes de la experiencia.
El fundador de este
apriorismo es Kant que dedica toda su filosofía a mediar entre el racionalismo
y el empirismo.
El Gusto Por La Lectura
Pareciera ser, a
primera vista, que no habría mucha diferencia entre quien lee y quien no lo
hace frecuentemente. Pero es sólo un engaño. Las diferencias son bastante
grandes y notorias. En primer lugar, quien lee aumenta su cultura, la hace
sólida si es endeble y la enriquece cada vez más.
Quien permanece
ajeno a los libros, por el motivo que sea, también es cómplice de su
ignorancia, que se acrecienta a medida que sigue huyendo de las páginas
escritas.
En segundo lugar,
la lectura aporta un panorama más amplio para el desarrollo de las propias
ideas y fomenta una actitud crítica, pero no en sentido negativo, sino
positivo, ya que remueve los preconceptos e instala la necesidad de contrastar
unos datos y otros, algunos más veraces y otros, pobres y caducos.
Quien lee no cree
lo primero que escucha, al menos tiene un cierto bagaje cultural que matiza
cualquier intento de absolutismo respecto a ciertos temas.
En tercer lugar, la
lectura es fuente de conocimientos. La falta de lectura, por el contrario,
adormece el espíritu y la inquietud intelectual. Pero, tampoco es suficiente
con ser un devorador de libros, ya que se puede leer mucho pero mal.
Es decir:
siempre se debe buscar, mediante el consejo de alguien o guiados por el propio
sentido común, las lecturas que favorezcan el desarrollo personal, que son
todas aquellas que no están reñidas ni con la moral ni con la ética, ni
menosprecien el valor individual de las personas ni sus creencias.
Hay personas que, a
fuerza de consumir basuras editoriales, que las hay y muchas, han hecho de su
intelecto un refugio para las ideas más depravadas y siniestras. No hay que
leer cualquier cosa, hay que leer siempre con un criterio determinado para cada
circunstancia.
Comprensión Lectora
La capacidad de
comprender nos acompaña durante toda nuestra existencia y representa una de las
expresiones más significativas del conocimiento humano. Gracias a ella
disfrutamos de las bondades de la ciencia y la tecnología, los goces del arte y
todas las humanidades, hasta nuestro entorno histórico eco sociocultural
variado que nos toca significar.
Sin embargo, no siempre adquirimos las
suficientes habilidades y destrezas de comprensión lectora, debido a que los sistemas
educacionales no nos aseguraron las mismas, o no tuvimos las suficientes
motivaciones personales y sociales para asumir con éxito el reto.
Así lo
reflejan las pruebas aplicadas en nuestros sistemas escolares en los países
denominados en desarrollo y lo que se encuentran en vías del mismo, sobre todo
aquellos países que reflejan ciertas deficiencias en asegurar una educación de
calidad en los primeros años de escolaridad.
No comprender lo
que se lee es una experiencia frustrante, es como caminar en plena oscuridad
sobre todo en la experiencia escolar. Leer y no comprender es tal vez una de
las causas del fracaso escolar que ha causado un impacto negativo de
proporciones mayores en las reformas que experimentan sobre todo los sistemas
educativos latinoamericanos.
Una mayoría de estudiantes de todos los niveles y
modalidades comprueban que la lectura no es una actividad que produzca
felicidad, al contrario termina por convertirse en un acompañante tedioso,
incómodo y hermético por lo que generalmente se abandona la lectura de textos
que son fundamentales en el proceso de formación y capacitación humana.
viernes, 10 de mayo de 2019
El Valor De La Franqueza
En el ámbito de los valores morales, se conoce como
Franqueza a la capacidad que tiene un individuo de ser
sincero y actuar constantemente apegado a la verdad, tanto
con los demás como para sí mismo, siendo de la misma forma congruente con sus
pensamientos y acciones.
De esta manera, una persona franca será aquella que se reirá
cuando en verdad algo le cause gracia, o que manifieste tristeza cuando de
verdad se sienta mal, pues su naturaleza franca la hará comportarse
genuinamente y sólo según lo que dictan sus sentimientos, sin ocultarlos o pretender mostrar lo
contrario.
A pesar de que la Franqueza es una actitud inherente al
humano, la Psicología afirma que este valor debe ser inculcado y
estimulado en los más pequeños, desde las primeras etapas de la infancia,
a fin de formar adultos que tengan integrado este valor en su comportamiento,
garantizando que el futuro sean personas que bases sus relaciones y actitudes
en la verdad, la honestidad y la espontaneidad.
El Valor Persona
Alfredo, con el rostro
abatido de pensar se reúne con su amiga Marisa en un bar a tomar un café.
Deprimido descargó en ella
sus angustias... que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja,
que su vocación...todo parecía estar mal en su vida.
Marisa introdujo la mano en
su cartera, sacó un billete de 50 dólares y le dijo:
-Alfredo, quieres este
billete?
Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:
-Claro Marisa...son 50 dólares, quién no los querría?
Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo un pequeño bollo. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo volvió a preguntarle.
- Y ahora igual lo quieres?
-Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dólares, claro que los tomaré si me lo entregas.
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y los restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
-Lo sigues queriendo?
-Mira Marisa, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 50 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor...
-Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo hayas sido...lo que debes preguntarte es CUANTO VALES en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un determinado momento.
Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:
-Claro Marisa...son 50 dólares, quién no los querría?
Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo un pequeño bollo. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo volvió a preguntarle.
- Y ahora igual lo quieres?
-Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dólares, claro que los tomaré si me lo entregas.
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y los restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
-Lo sigues queriendo?
-Mira Marisa, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 50 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor...
-Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo hayas sido...lo que debes preguntarte es CUANTO VALES en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un determinado momento.
Alfredo se quedó mirando a
Marisa sin decir palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba
profundamente en su cerebro.
-Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas mal...pero me debes un billete NUEVO de 50 dólares para poder usar con el próximo amigo que lo necesite!!!!
-Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas mal...pero me debes un billete NUEVO de 50 dólares para poder usar con el próximo amigo que lo necesite!!!!
Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente Merecemos más y que podemos conseguirlo si nos lo proponemos. Claro que el mero propósito no alcanza... se requiere de Acción para lograr los beneficios. Yo sé que se puede y que existen innumerables caminos para conseguirlo.
Luchar Sin Desistir
Claro, hay que luchar. Como
se dice comúnmente, no hay que tirar la toalla ni creer que se ha perdido la
pelea en el primer round. Pero irse al extremo tampoco es sano. Encapricharse
en una idea, una relación, un negocio, incluso, un sueño, puede pasarle cuenta
de cobro tarde o temprano.
Usted debe ser consciente, no perder los estribos.
Con los pies en la tierra y lejos de la emotividad, decirse si ya es imposible
seguir, si se han desgastado todas las posibilidades y ni aún así, ha
encontrado el resultado esperado.
Esto puede ocurrirle con una relación de noviazgo, de matrimonio, con un negocio, con su empresa, con su sueño de ser cantante, actor, modelo.
No es fácil decir “se acabó”, “no hay nada que hacer”, “estamos en quiebra”, “ya no tengo la edad para ir tras mi sueño”.
Y es aún más difícil porque a nadie le enseñaron a perder, a decir no más, a retirarse. Mucho menos le enseñaron a aprender del fracaso. Solo le dijeron que perder es frustración, que duele.
Pero es hora de aprender de verdad del fracaso, de no postergar esa decisión crucial de decir “no va más” y empezar de cero cuanto antes.
La lección debe ser aprendida.
Le tenemos miedo al fracaso
porque no somos educados para perder. Desde que somos niños tenemos una
respuesta competitiva a ganar o a obtener todo aquello que deseamos.
En la adolescencia también empezamos a explorar nuevas cosas y darnos cuenta que otros logran algunas cosas que nosotros quisiéramos lograr pero que por constancia, oportunidades o por otros motivos no logramos.
Esa necesidad de reconocimiento en un grupo permanece en el adulto y se refleja en el miedo al fracaso que cada uno maneja, tanto en su vida personal, como en su vida profesional.
En ese proceso de aprendizaje nadie nos enseña que fracasar es parte del éxito de quien es exitoso hoy. Nadie nos habla de eso, solo de que es un sentimiento desagradable que nadie quiere sentir. No nos lo enseñaron y no se enseña, y se siente como una pérdida, es parecido al duelo o pérdida de expectativas, de sueños; despedirnos de todo lo que hemos invertido nos cuesta y le tememos tanto al fracaso.
Hay personas que pierden el
rumbo y le dan relevancia a los comentarios de terceros. ¿Qué pensarán? ¡Que me
quedó grande el matrimonio!, ¡que no pude con una idea de negocio¡ Dirán que
soy un fracasado.
Al respecto, explicó la psicóloga Ana Juliana Becerra, es importante derribar esos pensamientos que le apuntan al qué dirán y al contrario aprender.
“Fracasar es algo normal y lo que menos nos puede dar es pena. No solo nos sucede a nosotros. Por otro lado, debemos darle el peso que tienen, que son algo externo. Si es una persona en la que confiamos, y no es razonable lo que dicen, se debe desechar el resto”, enfatizó Becerra.
Alcanzar Un Sueño
Todos tenemos sueños…
Algunas personas los alimentan con optimismo y esperanza,
otros se sientan a esperar que algún día puedan lograrlos y finalmente otros
luchamos y nos esforzamos por hacer los sueños realidad.
Sin duda, para alcanzar un sueño, se necesita tener mucha
disposición de hacer lo necesario para lograrlo.
Y mientras eso que tengamos que hacer sea legal, moral y
ético en la sociedad, simplemente no importa cuánto tardaremos, cuán difícil
pueda resultar o cuánto nos exija cada día para avanzar un poco.
La pregunta de muchos es:
¿Qué Tan Fácil Es Alcanzar Un Sueño?
Cuando tienes un sueño o un anhelo interno por alcanzar una
meta, debes iniciar un proceso mental enfocado en crear y materializar ese
sueño dentro de tu mente.
Al poder visualizarlo, y de hecho, al sentir en todo tu
interior como si ya estuvieras viviendo ese sueño… La motivación por lograrlo,
se vuelve mucho más grande que cualquier cosa.
Se vuelve más sencillo el poder llenarte de energía para
empezar a hacerlo realidad.
Tu deseo de alcanzar un sueño, te facilita el diseño de un
plan estratégico para alcanzarlo.
Dentro de estos parámetros, se puede afirmar que es fácil
alcanzar un sueño, si tienes la firme decisión de esforzarte para lograrlo.
Hay una historia que es relatada comúnmente en seminarios de
Superación Personal, Conferencias y hasta colegios y Universidades, donde se
busca entregar un mensaje de motivación a aquellos soñadores empedernidos.
La historia es la siguiente…
Se trata de un niño que iba a la playa muy de mañana y
recogía estrellas de mar que habían quedado sobre la arena, a las cuales volvía
a poner dentro del agua.
Un señor un día se le acercó y le preguntó: « ¿Qué estás
haciendo?».
«Estoy recogiendo las estrellas de mar que quedaron
atrapadas en la playa y las devuelvo al agua antes de que el sol las queme y se
mueran» – respondió.
«¿Pero no ves lo enorme que es esta playa? ¡Hay miles de
estrellas de mar en la arena y en todas las playas del mundo! ¿No te das cuenta
que lo que estás haciendo no sirve para nada?» – dijo el señor.
El niño tomó otra estrella, la devolvió al mar, se paró,
miró fijamente a los ojos del hombre y contestó:
«Ahora pregúntale a esta estrella de mar si lo que estoy
haciendo no sirve para nada».
Desde ese día, el hombre regresó a la playa cada mañana para
ayudar al niño a salvar estrellas de mar.
Aquel niño de la historia dio el paso más importante que
marcó la diferencia: Creer, actuar y dar ejemplo.
Seamos Emprendedores
Los emprendedores sociales toman riesgos, actúan a pesar de
las limitaciones en sus recursos y están orientados hacia los resultados,
generalmente buscando rendir cuentas de sus iniciativas.
Desde la Revolución Industrial, el desarrollo económico y
social se ha dado en gran medida por el intercambio de ideas, el conocimiento y
la innovación. Grandes emprendedores como Thomas Newcomen y James Watt
transformaron las instituciones económicas y políticas de aquellos tiempos con
sus increíbles aportes tecnológicos. Con sus ideas generaron una transformación
en la sociedad.
Muchos de esos avances fueron posibles por reformas que
fortalecieron la propiedad privada. El surgimiento de protección a la propiedad
intelectual creó incentivos a la innovación garantizando un retorno económico
para los nuevos emprendedores.
A finales de los años 90, una nueva ola de emprendedores ha
transformado, nuevamente, las instituciones económicas y políticas de nuestra
sociedad. El concepto de “emprendimiento social” nace para definir la
combinación de una misión social con la disciplina y formalidad de un negocio o
empresa. Es así como los nuevos “emprendedores sociales”, al notar las
carencias en el sector público y privado por parte de los gobiernos y la
empresa privada, buscan generar nuevos modelos de negocio que generan un mayor
impacto en la sociedad.
Grandes figuras como Muhammad Yunus, el padre del micro
finanza, y Bill Drayton, fundador de Ashoka, han impactado el mundo con sus
proyectos que combinan métodos eficientes de desarrollo y las formalidades
necesarias para cumplir su misión social. Han generado un proceso de
destrucción creativa con el cual buscan revolucionar los procesos de producción
y proveer productos y servicios a un nuevo mercado: los menos privilegiados.
Con sus ideas y proyectos ponen en marcha la economía y borran las líneas entre
las organizaciones sin fines de lucro y las empresas privadas.
Gregory Dees, en su artículo The Meaning of Social
Entrepreneurship, establece cinco formas por medio de las cuales los
emprendedores sociales son agentes de cambio. En primer lugar, menciona, estos
actores adoptan la misión de generar un valor social en sus negocios; sus
logros no se reducen únicamente a ganancias privadas sino que trascienden al
generar ganancias para la sociedad. Buscan siempre nuevas ideas y oportunidades
para cumplir con su misión. Sus negocios y emprendimientos tienen como eje
central la misión social a través de la cual esperan generar un impacto.
De igual manera, están comprometidos con un constante
proceso de evolución por medio de la innovación, la adaptación y el
aprendizaje. Los emprendedores sociales toman riesgos, actúan a pesar de las
limitaciones en sus recursos y están orientados hacia los resultados,
generalmente buscando rendir cuentas de sus iniciativas.
La visión a futuro de estos emprendedores y su entrega a la
misión social que buscan cumplir, ha generado enormes beneficios para un sector
de la población que por muchos años había estado olvidado. Estas iniciativas
han demostrado que la flexibilidad en las instituciones, combinada con la
claridad de objetivos y procesos innovadores, puede impactar en la economía de
forma positiva. Promovamos la innovación social en el país, ¡seamos emprendedores!
El Engaño Como Recurso
“Los hombres son tan simples y unidos a la necesidad, que
siempre el que quiera engañar encontrará a quien le permita ser
engañado.”
Maquiavelo
“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante
la guerra y después de la cacería.” Frase de Bismarck, ciertamente se afirma
que uno domina sus silencios y no sus palabras. Es probable que así sea, que
seamos más dueños de lo que callamos que de lo que decimos.
Hay hombres que
están uncidos al verbo engañar y tocamos el cielo de engañarnos nosotros
mismos, como si un espejo nos reflejara la mayor mentira todas las mañanas,
“nuestra mediocridad”.
Pobres electores que sueñan con los cambios (¿de personas?,
¿de partidos?), para continuar con la cadena de mentiras y tener argumentos
para las siguientes elecciones. En efecto, somos convocados por mentirosos,
amorales y cobardes, que con premeditación hacen abordar a los electores al
barco de las ilusiones, en donde navegarán con la vara y su zanahoria al
extremo, y que nunca será alcanzada.
Las amenazas y las extorsiones lanzadas al
pueblo por parte de los gobernantes, no son otra cosa que utilizar el engaño,
para apretar a otro nivel de gobierno, para que se violente el orden jurídico y
se consume la burla contra él. Sabias reflexiones de los ciudadanos contra los
mentirosos que alertan a la comunidad entera sobre la mediocridad en su más
pura expresión.
Las campañas políticas, de suyo, contienen un alto grado de
mendacidades, pues desde el interior de los institutos políticos, ya se
consumaron las mentiras con los propios miembros. Y todavía hay quienes se
preguntan ¿por qué las gentes no acuden a las urnas electorales a expresar su
voluntad?
Los mismos mentirosos hablan de “hartazgos y de desconfianzas” y
buscan culpables por todos lados, menos en sí mismos. Recordemos el espejo
mañanero.
Compartir Experiencias
Hoy se habla mucho de experiencia, pero esta palabra tiene
muchos sentidos y aplicaciones. Por eso comenzamos por precisar ¿qué entendemos
por experiencia?
La experiencia es el conocimiento directo que una persona
logra por haber realizado, vivido, sentido o sufrido algo ella misma. Es un
conocimiento obtenido de manera individual, no es transferible o enseñado…
La experiencia depende de la interacción que tenga una
persona con la realidad cotidiana, por eso no está asociada necesariamente a
los años que una persona dedica a una actividad, los grados académicos o los
puestos de responsabilidad que ha desempeñado…
La experiencia, pues, no
se puede calificar como buena o mala, porque lo que para una persona puede ser
bueno para otra puede ser totalmente contrario, lo que para una persona es
positivo para otra puede ser negativo…
La experiencia es «eso que me pasa». Lo cual supone, en
primer lugar, que es algo subjetiva, es a mí que me pasa, no a otra persona; en
segundo lugar, es un movimiento de ida y vuelta, es algo que sale de mí y
termina afectándome; en tercer lugar, es algo que pasa a mis palabras, ideas,
sentimientos, representaciones, es decir que la experiencia me forma y
transforma. Se requiere pues vivir un proceso para que pueda afirmar: “he
tenido una experiencia”.
¿Cuándo podemos decir que hay experiencia?
La experiencia es como una travesía que hacemos, en
diferentes ocasiones, en el camino de la vida, este es el recorrido que solemos
hacer, de una forma u otra:
1) Me pongo en contacto vital
con la realidad, la percibo y me interesa. La realidad son los
hechos, situaciones, sentimientos, reacciones, descubrimientos, intuiciones,
relaciones, encuentros, luchas, esfuerzos, etc. Lo que normalmente calificamos
como vivencias (vivencia: el hecho de vivir o experimentar algo). “Experiencia
es ESO que me pasa”.
2) Tomo
conciencia, es decir, trato de comprender y de descifrar lo que me está pasando
en esta interacción concreta con la realidad. Gracias a que reflexiono e
interpreto lo vivenciado, es como llego a tener experiencia. “Experiencia es
eso que me PASA”.
3) Considero las
vivencias como algo que me está pasando a mí, a nadie más. Lo que
vivo en esta experiencia forma parte de mí ser.
Las experiencias, pues, van configurando mi identidad personal. “Experiencia es
eso que ME pasa”.
4) Siento necesidad de
compartir, comunicar, narrar la novedad que he vivido en la experiencia, a mí
mismo y a las personas con las que convivo. El narrar la experiencia me ayuda a
percibirla como más real, clara y creíble para mí y para quienes la escuchan. “Te cuento mi
experiencia”.
Definir Intenciones
La palabra intención en un concepto general, trata acerca de
los propósitos o la voluntad de realizar algo. A través de ella se evidencia la razón de
ser de una palabra o acción específica.
La intención es absolutamente
subjetiva, se encuentra inmersa en lo más profundo de la conciencia humana.
La mayoría de las veces las personas cometen el error de
sacar conclusiones incorrectas, partiendo de interpretaciones, sobre hechos
externos, cuando la verdad, es que solamente la
persona es la que conoce realmente, cuál es la intención que lo impulsa a
ejecutar una acción.
Por eso es muy importante que los individuos, aprendan a
enfrentar las situaciones, de esta manera se evitará las especulaciones y la
formación de ideas propias. En las relaciones personales, el diálogo, es fundamental, ya que se aclaran las dudas, al obtener respuestas,
que dan a conocer la intención real de la otra persona.
Existen casos en donde la intención no logra los resultados
deseados. Por ejemplo, cuando una persona entrega un obsequio a otra, pero dicho regalo no ha
sido del agrado del que lo recibe. En esta situación, lo que en realidad debe valorar la
persona que recibe el regalo es la intención del que se lo regala, ya que
detrás de toda buena intención existe una muestra de
amor y cariño.
Cabe acotar que toda intención debe mostrar congruencia
entre los hechos y las palabras. Por ejemplo se dice que alguien envía un
mensaje ilógico a nivel de
intención, cuando un sujeto dice una cosa y hace todo lo contrario.
La intención refleja la esencia de una persona, la cual es
transmitida a otra.
No se debe olvidar, que para que una persona pueda tener
clara sus intenciones, debe tener la certeza de lo que se desea y
cuál es la mejor vía para alcanzar la meta propuesta. Ya que al tener dudas de
tus objetivos, también tendrás dudas de tus intenciones.
Lenguaje Y Territorio
La articulación a través del lenguaje de los sistemas
(personas y territorio) condiciona las necesidades socioculturales delimitadas
por el mundo de la vida. Como plantea Boisier (2001) el desarrollo es entendido
como el logro de un contexto o medio que facilite la potenciación del ser
humano para auto-transformarse en persona humana en su doble dimensión:
biológica y espiritual, siendo capaz, en esta última condición, de conocer y
amar.
Esto significa reubicar el concepto de desarrollo en un marco
constructivista, subjetivo e intersubjetivo, valorativo o axiológico, y por
cierto, endógeno. Lo anterior supone un escenario directamente dependiente de
la auto-confianza colectiva en la capacidad para inventar recursos, movilizar
los ya existentes y actuar en forma cooperativa y solidaria desde el propio
territorio, generando una pro alimentación de compensación (Boisier 2001).
Esta valoración del ser humano en su dimensionalidad
biológica y espiritual condiciona un tipo de participación que va más allá de
lo meramente instrumental, debido a que desplaza la necesidad individual y
subjetiva,
a una valoración del sujeto como ente capaz de acción y diagnosis, o sea, como
un observador igualmente adiestrado para analizar la realidad, lo cual implica
considerar a las personas como integrantes clave para que este desarrollo sea
factible.
Una visión más completa de ciudadanía reconoce a las
personas como usuarios y a la vez como accionistas (co-gestores) de los
servicios públicos. Bajo esta mirada adquiere especial relevancia la
participación ciudadana en los distintos aspectos de la gestión, determinación
de prioridades, en la evaluación de la eficiencia de los procesos y en la
fiscalización y el control de las políticas o programas públicos (Calderón y
Orellana 2003).
Si así quisiera llamarse esta nueva revaloración, implica ver
al sujeto en su dimensión real, no desde una perspectiva sobre idealizada
de la pro actividad social, tampoco teniendo una visión meramente cuantificada
de los escenarios territoriales, pues dicha revaloración implica, en el fondo,
voluntad política que permita ceder espacios de poder en los cuales los
especialistas, tanto técnicos como dirigentes locales, puedan compartir un
escenario sociotemporal de interacción que valide mutuamente, a nivel
ontológico, el rol que a cada sujeto le corresponde en el desarrollo, ya sea
que esto se haga desde la institucionalidad, o desde la dirigencia social en
que se pone en juego el poder normativo para guiar el desarrollo territorial.
Al compartir un espacio determinado se valida una
construcción social en base a la interacción copresente en un mundo de la vida
como factor principal para contextualizar la acción social. Es decir, el
abordaje axiológico está enmarcado dentro de una mirada que evita los
reduccionismos del sujeto y del territorio como sistemas, evitando la alienación,
enajenación de su realidad con la finalidad de comprender la acción en base a
la propia territorialidad.
Solucionar Conflictos
Conflictos, nadie los quiere, pero todo el mundo los
tiene en algún momento de la vida. No hemos sido educados para su gestión, a
pesar de que formarán parte de nuestra vida y trabajo con seguridad.
Tal vez
afrontar crisis no sea lo acertado, sino aprender a prevenirlas y “gestionar soluciones”.
Todos nosotros, a nivel personal, tenemos desencuentros de alguna clase en
nuestras relaciones, pero aplicar ciertas pautas de autocontrol puede abrir
vías de acuerdo. Un conflicto es un desacuerdo persistente entre personas o
entre colectivos humanos. Es un choque de egos y de intereses. La forma puede
adoptar diferentes apariencias: mala comunicación, intereses opuestos,
opiniones encontradas, incompatibilidades, discusiones, peleas… pero en el
fondo todo eso es reflejo de la necesidad oculta de “tener la razón”.
La
intensidad y cantidad de confrontaciones de una persona o colectivo es proporcional
al nivel de autocontrol. Cualquier persona debería preferir tener paz a tener
razón.
Para simplificarlo, el origen de nuestras dificultades está
en el ego, autoconcepto o autoimagen construida, que asumimos como identidad
real. Y cuando un ego cuestiona a otro, se percibe como un ataque a la
identidad propia, y la explosión está servida. No es exagerado afirmar que el
mundo no tiene problemas; lo que sí tiene es personas con el ego inflado que
confunden su identidad real y esencial con su ego fabricado.
Todo desacuerdo implica una serie de emociones: un deseo o
voluntad no satisfecha que genera frustración, decepción, enfado, ira,
agresión, violencia. Estas tres primeras emociones –que forman parte del ámbito
interno– cristalizan en aquellos tres siguientes comportamientos en el ámbito
externo.
Pero la frustración no es un problema real, simplemente es
la no aceptación de una realidad. Las personas inmaduras emocionalmente son
incapaces de aceptar lo que no está en su mano cambiar.
Niegan la realidad en
sus mentes y cuando ven que el mundo no se aviene a sus exigencias, se
encolerizan. Exigen una reparación y el desasosiego que crean es proporcional a
su necesidad de ser reparados.
Así nacen los conflictos: un abismo que se abre entre lo que
es y lo que debería ser. Y aún peor, se procrean, crean réplicas y reacciones
que empeoran el problema.
Un conflicto es la “representación mental” de unos acontecimientos o situación, una cosa son los hechos y otra las interpretaciones. Y es la interpretación de los hechos lo que enemista a las personas. De hecho, muchas crisis empiezan desde la pura nada: un silencio, una omisión, una presuposición, un olvido, una creencia, una petición no expresada, un derecho imaginario… En realidad nada ha ocurrido salvo la fabricación de un desacuerdo.
Un conflicto es la “representación mental” de unos acontecimientos o situación, una cosa son los hechos y otra las interpretaciones. Y es la interpretación de los hechos lo que enemista a las personas. De hecho, muchas crisis empiezan desde la pura nada: un silencio, una omisión, una presuposición, un olvido, una creencia, una petición no expresada, un derecho imaginario… En realidad nada ha ocurrido salvo la fabricación de un desacuerdo.
Todo problema tiene una o más soluciones, y ninguno carece
de ella. Más bien las partes encontradas son las que necesitan solucionar sus
posiciones mentales antes de poder negociar una salida justa y digna para
todos. La realidad es que siempre hay una opción de acuerdo, lo que ocurre es
que no gusta. Por alguna razón creemos que las soluciones deben ser agradables
y fáciles y, sobre todo, que impliquen un beneficio a costa del perjuicio del
otro. Pero no todas las alternativas son fáciles, la paz también tiene un
precio. El problema, el único, es que las partes no quieren pagarlo: salida
gratis, sin concesiones. No es realista.
Como el problema no ha sido resuelto, sino solamente
sofocado por la fuerza, uno nuevo surgirá tarde o temprano como consecuencia
del anterior.
No hay conflictos en el mundo, pero sí mentes conflictivas
que creen firmemente en ellos. Como aceptarlo es muy duro, lo fácil es señalar
hacia los demás. La pregunta que debemos formularnos es: ¿cómo es que mis
problemas son los demás? Si entendemos el desacuerdo como una posesión mental,
¿cómo puede estar en el mundo algo que ocurre en la mente?
Cada elección que tomamos es en el fondo una elección entre
la paz o el conflicto. (La pregunta que hay que formularse es: ¿esta elección
que voy a tomar aporta más paz o menos a mi vida?). Porque, más allá de lo que
ocurra y de lo que hagan los demás, siempre podemos encontrar la paz en lugar
de lo que vemos.
¿Qué hacer y cómo reaccionar en un desacuerdo? Cuanto antes
se actúe, mucho mejor, porque cuando los ánimos se caldean, hace falta mucha
agua para enfriarlos de nuevo. Cuando el problema empieza a hacerse visible, es
el mejor momento para atajarlo; después ya puede ser tarde. Para entenderlo
valen los símiles de una enfermedad o un incendio: actuar rápido es la mejor
opción.
El proceso es predecible y todos lo hemos experimentado en
alguna ocasión: aparece un desacuerdo que puede ser menor o mayor y que actúa
como desencadenante, en una escalada de confrontaciones que acaban o bien en la
resolución, o en un punto de no retorno que conduce a la explosión. Como el
problema no ha sido resuelto, sino solamente sofocado por la fuerza, uno nuevo
surgirá tarde o temprano como consecuencia del anterior.
La crisis retroalimenta una espiral difícil de atajar. En su
propia dinámica ascendente, cuanto más lejos se llega, más rápidos son los
acontecimientos que genera hasta que se alcanza un punto en el que la explosión
es casi inevitable. Y cuanto más se avanza, menos controlable es evitar el
punto en el que no se puede volver atrás.
Finalmente, ganar una confrontación es una victoria
provisional. Puede tener beneficios, pero seguro que tiene también costes.
Estos no siempre son evidentes. Para prevenirlos, todas las partes deberían
evaluarlos, tal vez descubrieran que son superiores a las ventajas que se
pretenden conseguir.
jueves, 9 de mayo de 2019
Interpretar Las Emociones
El ritmo de vida, los resultados al instante, la
competitividad, el estrés, el demostrar…, actitudes sociales que hacen que la persona
se acabe rompiendo y perdiendo todo control emocional sobre sí misma. El
malestar que siente es tan grande que busca acciones impulsivas, rápidas,
inminentes, que le proporcionen sensaciones placenteras o la
aleje de la fuente de dolor emocional, lo que llamamos la búsqueda de
satisfacciones inmediatas: abandonar a una pareja por temor a una ruptura,
compras impulsivas, atiborrarse a chocolate, relaciones sexuales constantes sin
implicación emocional, consumo de sustancias, etc. Es lógico pensar que esta
falta de autocontrol emocional no puede derivar en consecuencias muy
satisfactorias, ¿no?
Cuando tenemos dificultad para controlar nuestros impulsos,
nos vemos incapaces de dejar de hacer algo que deseamos hacer, aunque sepamos
que no debemos hacerlo o resulte peligroso para nosotros mismos o para los
demás. Simplemente no podemos postergar el placer que nos proporciona esa
acción. Pero, las conductas impulsivas muchas veces se transforman en conductas
de riesgo ya que, pese a que vienen seguidas de consecuencias placenteras
inmediatas, los efectos negativos de las mismas pueden presentarse a largo
plazo: baja tolerancia a la frustración, problemas de autoestima,
desorganización, atención, planificación del
tiempo, etc. ¿Por qué?
Porque al tratarse de impulsos, la mente no aprende de
la experiencia, no le estamos dando el suficiente tiempo para interiorizar lo
que sucede, y por tanto, no tomamos consciencia de hacia dónde nos puede llevar
esa falta de control. Es decir, son conductas motivadas por lo “emocional”,
donde lo “racional” ha quedado apartado.
Cuando realizamos una conducta que podemos considerar
adaptativa existe un equilibrio entre el “quiero, puedo y debo”, ¿qué pasa ante
una desadaptada cómo la impulsividad? Se rige simplemente por el “quiero
hacer”, perdiendo toda objetividad sobre el beneficio o perjuicio emocional en
el que pueda derivar.
Cuando tenemos dificultad para controlar nuestros impulsos,
nos vemos incapaces de dejar de hacer algo que deseamos hacer, aunque sepamos
que no debemos hacerlo o resulte peligroso para nosotros mismos o para los
demás.
No toda impulsividad es mala, la impulsividad o conducta
impulsiva es un mecanismo de defensa que evita el que la persona se pare a
reflexionar sobre los aspectos y motivaciones de su comportamiento y, por
tanto, frente a las emociones que estos le generan. Por lo que, en ocasiones,
ayuda a evitar un mal mayor cuando nos alertamos de un peligro real. Por
ejemplo, si voy conduciendo por la autopista y de repente tengo la sensación de
que el coche de al lado va a hacer una maniobra que me puede sacar de la carretera,
el hecho de adelantarme a dicha maniobra y frenar puede evitar que tenga un
accidente (no es un proceso racional, es un impulso, una sensación, una
intuición). Si finalmente el coche acaba haciendo esa maniobra, habré salvado
mi vida. Por tanto, en este caso la impulsividad ha sido positiva.
Otra de las características de la personalidad impulsiva y
de la falta de autocontrol emocional es la dificultad para aceptar los
límites y la poca tolerancia al estrés y la frustración. No es capaz de
escuchar los miedos que pueden aparecer tras sus deseos y se vuelve contra-fóbica.
¿Qué significa esto? Que en vez de huir de la conducta impulsiva la busca
constantemente, tratando de evitar así el dolor o miedo que le produce la
ansiedad y que le ha llevado a caer en este tipo de conductas desadaptadas. Es
decir, utiliza la impulsividad como vía para paliar la angustia buscando
salvarse de los sentimientos de vacío interior, cuando el mundo se torna
amenazador y decepcionante.
Para trabajar la impulsividad lo más efectivo es aprender a
gestionarnos emocionalmente: autocontrol emocional. ¿Cómo ejerceremos un
control sobre nuestras emociones? A través de varias estrategias o técnicas que
tienen que ver con la cognición y la conducta.
La clave la encontramos en la forma de interpretar
nuestras emociones ya que es lo que determina nuestra forma de actuar. La
forma en que reaccionamos frente a una emoción específica condicionará cómo
actuará dicha emoción sobre nosotros. Mientras que hay personas que pagarían lo
que fuese para montarse en una montaña rusa, otros no se montarían jamás. Ambas
sienten los mismos nervios,
pero los interpretan de manera diferente: diversión frente a miedo.
Por tanto, el
cuerpo nos proporciona la energía para hacer algo (emociones), pero cómo usar
esa energía es una decisión nuestra.
Saber Quién Eres
Para saber quién somos no
es suficiente con mirar el DNI o el pasaporte, hay que mirar en nuestro interior y ver quién
somos en realidad. Hay veces en las que nos miramos en el
espejo y no somos capaces de reconocernos.
Para hacerlo es imprescindible hacer
un viaje interior, descubrir
quién se esconde ahí. Sin embargo, no se trata de un viaje fácil así que si tu
también te preguntas cómo saber quién soy te
vamos a guiar paso a paso en este largo viaje de autorreconocimiento que te permitirá saber quién eres en realidad.
¿Cómo saber quién eres en realidad?
Como hemos dicho, saber quién eres no es algo tan sencillo como
parece. Hay personas que lo tienen clarísimo y otras que andan un poco más
perdidas. Para saber quiénes somos plenamente y no fallarnos a nosotros mismos
deberemos realizar un viaje a nuestro interior.
Las preguntas profundas
Lo primero que deberás hacer es tomarte un tiempo a solas para reflexionar
sobre ti, sobre tu vida y sobre qué crees que te deparará el futuro.
Tu objetivo vital, qué te mueve, para qué vives, para qué quieres disfrutar, qué cosas son importantes para ti en esta
vida, por qué eres o no eres feliz, qué haces que no te gustaría estar haciendo,
qué te impide alcanzar la felicidad, con qué objetivo te levantas cada
día... Cuestiones que no se pueden resolver en media mañana, sino que nos
exigen un tiempo para contestarlas.
A partir de esas respuestas irán apareciendo una serie de valores que nos servirán para empezar a
trazar el esbozo de quién somos. Es muy importante que seas honesto contigo
mismo, ya que si eres incapaz de responder a tus propias
preguntas con sinceridad este ejercicio no servirá de nada. Con los valores o
respuestas recurrentes que coincidan podrás hacerte una idea de la respuesta
final, pero para completarla puedes recurrir a tu círculo más íntimo.
Saber quién soy es una carrera de larga distancia, tan
larga que puedes pasar años y años indagando en lo más profundo de tu ser y
buscando respuesta a esa pregunta. Es muy importante que te tomes esta búsqueda
con calma para no acabar desesperado por la ausencia de resultados. También
puedes probar diferentes herramientas para agilizar esta búsqueda como
practicar la yoga para
encontrar tu yo interior.
Tampoco hay que darle demasiadas
vueltas a las cosas, y a veces viene bien tomarte un respiro de unos meses, o
incluso años, para analizar las cosas a través de la experiencia que da la
vida.
En este sentido, puedes aprovechar este recorrido para mejorar tu
autoestima y la autoconfianza.
El desarrollo de la confianza en uno mismo es otro largo camino que
recorremos a pasos pequeñitos, en el que muchas veces acabamos retrocediendo. Tener
esa confianza en ti mismo te ayudará a ponerte a prueba y a superar todos los
retos que aparezcan en esa búsqueda interior a la vez que creces como
persona.
Durante este largo camino es fácil que aparezcan momentos en
los que dudes sobre si sigues el itinerario correcto, sobre qué hacer con tu
vida, etc. Es esencial que conserves tus creencias o tus costumbres,
aspectos que forman parte de tu auténtico yo. Si renuncias a ellas por la
influencia de otras personas o porque durante el proceso te comparas con otras
personas -un grave error- y las consideras un lastre, estarás renunciando a tu
identidad, lo que se traduce en más dificultades para saber quién eres
realmente.
Ahínco: El Esfuerzo Agregado
El término ahínco nos permite dar cuenta del
empeño, la diligencia y la eficacia con los cuales se lleva a cabo una tarea o
se realiza alguna solicitud ante una persona u organismo.
Trabajé con tanto ahínco este último año que finalmente mi jefe me
recompensó con un aumento. Fue tal el ahínco que puso para conseguir un lugar
en la lista de convocados que finalmente el director técnico de
la selección nacional convocó al delantero.
Disponer de ahínco es de alguna manera una capacidad
especial que permitirá a la persona en cuestión que la posea concretar una actividad o
tarea.
Generalmente, el ahínco se pone en práctica cuando
la tarea que debe realizarse es de suma importancia personal o para la
comunidad a la que estará dirigida, es decir, para pequeñas actividades
cotidianas no hace falta poner demasiado empeño, ni diligencia, sino que basta
con las ganas, en cambio, cuando el fin es realmente importante para
el futuro personal sí será necesario disponer de todo lo mejor que se posea
para conseguir el resultado deseado.
Por ejemplo, si el objetivo de una persona es recibirse
antes de fin de año, para lograrlo, deberá poner empeño y dedicación para
sentarse largas horas frente a los libros y leer, leer, hasta conseguir los
conocimientos necesarios para aprobar los exámenes en cuestión y además,
llegado el momento del examen deberá resultar ser eficaz con las respuestas
que brinde para poder aprobar las asignaturas y así conseguir el fin último que
es recibirse.
Disonancia Cognitiva
En ocasiones muchos de los buenos propósitos que
tenemos quedan vacíos si no van acompañados de actos que los dibujen sobre la
realidad. Otras veces es mejor quedarse en las buenas intenciones en lugar
de pasar directamente al acto: podemos predecir una consecuencia indeseada
y suficientemente disuasoria como para apartar el propósito.
Aunque muchos de los buenos deseos los realizamos pensando en lo mejor para el otro,
es posible que el resultado final no sea el esperado. Muchas veces tomamos
decisiones en base a sentimientos y, con la ingenuidad de nuestro lado,
pensamos que todo es posible si se acompaña con el corazón.
«El camino al infierno está construido de buenas
intenciones»
-Carlos Ruiz Zafón-
Sin embargo no siempre salen las cosas como nos gustaría. Pese
a los buenos deseos nuestras acciones pueden hacer mucho daño. Antes
de pasar a la acción conviene reflexionar sobre qué hacemos, si tenemos la capacidad
necesaria para llevarlo a cabo y qué consecuencias puede producir su materialización.
Pese a los continuos mensajes que recibimos del tipo «para
conseguirlo solo necesitas soñarlo» o «no hay nada imposible», lo cierto es que
sí hay cosas que no podemos lograr solo con desearlas.
Si las buenas intenciones no están apoyadas de los conocimientos
necesarios pueden resultar peligrosas. Las decisiones que
tomamos pueden influir tanto en nosotros mismos como en las personas que
queremos y, sin intención de hacerles daño, pueden acabar resultando
perjudiciales.
Si quisiésemos operar a un familiar enfermo para salvarle la
vida necesitaríamos no solo buenas intenciones, sino también los conocimientos
necesarios; de lo contrario acabaríamos matándole (eso sí, lo habríamos hecho
con toda nuestra buena intención).
El conocido efecto Dunning-Kruger viene
a decir que cuanto menos sabemos de algo más creemos saber. Así, las personas
que poseen poco conocimiento sobre un área concreta pueden sentirse competentes
sin ser conscientes de su gran ignorancia. De hecho. Muchos psicólogos están
cansados de escuchar ”si yo sé más de psicología que tú, aunque no haya estudiado
la carrera”.
«La sobrevaloración del incompetente nace de la mala
interpretación de la capacidad de uno mismo. La infravaloración del competente
nace de la mala interpretación de la capacidad de los demás»
-David Dunning y Justin Kruger-
Lo mismo puede pasar con las acciones que realizamos o
consejos que damos a otros pensando en lo mejor para ellos. Familiares, amigos
o personas desconocidas que construyen su negocio únicamente sobre los
cimientos de las buenas intenciones, sin reparar en el conocimiento,
normalmente están sellando su fracaso.
Cuando alguien solo mira en una dirección es complicado
abrirle los ojos a otros horizontes. Las ideas en conflicto no se llevan
bien, causan malestar y no son bien recibidas en nuestra mente. Por eso mismo
solemos desechar una perspectiva, acomodando la realidad a la visión que más
nos agrada.
El efecto de la disonancia
cognitiva explica que cuando la persona tiene dos pensamientos
contrarios, por ejemplo, «creo que lo que hago es bueno para los demás» y muchas
personas dicen que lo que hago puede ser perjudicial sentimos un malestar
interno que trataremos de eliminar.
Debido al propio funcionamiento de nuestra mente es complicado salir de las ideas predeterminadas
que tenemos. Cuando algo contradice nuestro punto de vista, la salida más
natural es neutralizarlo rápidamente, buscando algo que apoye a nuestra postura
o descalificando a la persona que propone la nueva idea. Para algunos este
«ejercicio de defensa se ha convertido en un proceso tan automático que ni
siquiera son conscientes de que lo están ejecutando.
Cuando sumas el efecto Dunning-Kruger y la disonancia
cognitiva los resultados pueden ser nefastos. No hay nada más peligroso que un
ignorante que se cree capaz de cualquier hazaña y que además es incapaz de mirar
en otras direcciones que no sea la suya propia.
Pese a que muchas personas se acercan a nosotros con buenas
intenciones recuerda que a veces no son suficientes. Reflexionar antes de actuar y acudir a una
opinión experta en
ocasiones puede ser más beneficioso que dejarse guiar por palabras que resultan
tan bonitas y seductoras como peligrosas.
El Sentido De Comprensión
Filosofía
El Sentido De Comprensión
Como comprensión se conoce la acción de comprender. En este
sentido, la comprensión es la facultad de la inteligencia por medio de la cual
logramos entender o penetrar en las cosas para entender sus razones o para
hacernos una idea clara de estas. La palabra, como tal, deriva de comprehensión.
Asimismo, la comprensión es también la actitud de quien es comprensivo y tolerante hacia las razones o
las motivaciones de otra persona. Manifestamos comprensión cuando, por ejemplo,
no somos tan severos al juzgar a alguien que ha cometido un error que
cualquiera hubiera podido cometer.
Por otro lado, la comprensión es fundamental entre las
destrezas lingüísticas de una persona. De allí que para ingresar a la
universidad, en muchos sistemas educativos se evalúe la comprensión verbal de los aspirantes.
Del mismo modo, la comprensión oral se considera muy
importante para quienes están en proceso de adquisición de una lengua
extranjera, pues implica que las personas sean capaces de entender lo que se
les dice o el sentido de una conversación.
Comprensión lectora
Se denomina comprensión lectora o de lectura a la capacidad de las personas para entender e
interpretar lo que lee. Como tal, es considerada una destreza
lingüística que permite la interpretación del discurso escrito.
La comprensión lectora supone entender, en un primer lugar,
el significado de las palabras, consideradas como unidades mínimas del texto,
para, a continuación, pasar a las unidades más extensas, es decir, las
oraciones, las frases y los párrafos.
La suma de todos estos elementos, o sea, de todas las ideas
y la información que contiene el texto en cada palabra, oración o párrafo, la
manera en que están dispuestas y la forma en que se interrelacionan, es lo que
nos permite extraer el mensaje global del texto, su sentido y su intención.
En este sentido, la comprensión lectora abarca desde la mera
descodificación de un texto y su comprensión lingüística, hasta la
interpretación y valoración personal que cada quien pueda aportar. De allí que
una buena comprensión lectora nos permita responder tres preguntas fundamentales
sobre el texto: qué leemos, para qué leemos y cómo leemos.
Comprensión en Filosofía
Según la Filosofía, como comprensión se conoce el modo en
que aprehendemos los objetos de las ciencias humanas, como la Filosofía o la
Psicología. Como tal, se opone a la explicación, que es la forma en que las
ciencias naturales, como la Biología, la Química o la Física, proceden para
aprehender sus objetos de estudio.
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