La Espada De Damocles
No obstante haber oído muchas
veces esta sentencia rara vez alguien se ha detenido a pensar seriamente en su significado,
nos parece que ese dicho ha llegado a nosotros por un capricho agregado a
nuestras clases sobre literatura o de historia clásica griega, algo que
pertenece a un pasado remoto que nada tiene que ver con la modernidad de ahora.
En realidad esta metáfora de
Damocles es una clara analogía que bien puede compararse con la finitud del ser
humano quién desde que tiene uso de razón sabe que el reloj que marca su
existencia carece en absoluto de garantías en cuánto a los plazos de validez.
Desde que recibimos la primera
palmadita en nuestras tiernas nalgas, se nos dice que es una costumbre que
tiene como finalidad estimular a nuestros nóveles pulmones a inhalar el aire
vital, desde ese momento, si pudiésemos observar el techo que nos cobija, veríamos
pender de un hilo, sobre nuestras cabezas (esperamos cada uno que sea muy
resistente) una muy filosa espada la cual nadie sabe cuándo podría
precipitarse.
“En la leyenda griega de
Damocles, este cortesano anhelaba el poder y autoridad de Dionisio de Siracusa.
Cuando Dionisio le ofreció que probará esa vida que tanto lo encandilaba,
Damocles se dio cuenta que sobre el “privilegiado” asiento de Dionisio había
colgando solo del pelo de un caballo una enorme espada que apuntaba hacia
su cabeza. En forma análoga, los griegos modernos han aceptado un pacto fatal,
a sabiendas de que –más temprano que tarde- ese pelo será incapaz de resistir
el descomunal peso que de él pende. Como siempre ocurre, el principal verdugo
de toda quimera es lo evidente, en esta caso, la fuerza de gravedad..”
Nos parecemos en mucho a las flores que crecen en los bordes de
los caminos, las manos que muchos llaman del destino, como las manos de los
niños traviesos que corren alegremente, bien que podrían tentar arrancar
algunas de ellas, tal es nuestra seguridad en la permanencia.
Vivamos el hoy, el mañana aún no ha llegado, y por lo tanto, no
nos pertenece.
Hugo W Arostegui