martes, 13 de febrero de 2018

Disfruta Cada Día


Hay veces en las que la vida se convierte en un círculo vicioso, un espiral infinito, una serpiente que se muerde la cola y se envenena una y otra vez. 

Esos errores que cometemos que se convierten en rutina porque no nos paramos a pensar en que puede que haya otra manera de ver las cosas. Puede que aquella puerta que creímos ver cerrada, en realidad siempre estuvo entre abierta. Esas pequeñas cosas de la vida que te hacen sonreír sin ningún motivo aparente, son a las que deberíamos aferrarnos.

Sin embargo, huimos, corremos, desaparecemos, escapamos y sobre todo abandonamos. Esquivamos todo aquello que nos hace feliz, por miedo a que un día se desvanezca. Vivimos afianzados de un miedo irrazonable por el cual somos perseguidos a cada minuto que pasa y a cada momento feliz que presenciamos. 

Caminamos en un cuerpo fusiforme luchando contra sí mismo en busca de la felicidad, pero al mismo tiempo erradicándola. Somos dignos de nuestro instinto animal dado que por mucho que nuestro ego nos diga que somos la especie más inteligente, utilizamos estos recursos para así hacernos la vida más fácil.

La sencillez es monotonía hoy en día. Simplemente, avanzamos creando y destruyendo a cada paso. Nuestro instinto animal a pesar de estar reprimido lo utilizamos más que aquella inteligencia divina de la que alardeamos. 

Vagamos por este mundo creyéndonos superiores pero al mismo tiempo no hacemos nada para corroborarlo. 

La felicidad y el amor son cosas que con el tiempo se han ido desgastando en nuestra sociedad. 

Aquella persona que ama con locura sin pensar en lo que pueda ocurrir, es marginada por no pertenecer a este grupo de gente con corazones fríos y mentes vacías. 

Aquella persona que es feliz con poco o sin ningún motivo, es rechazada hasta que se convierte en una persona amargada y pesimista para así poder encajar.

Respiramos y pasamos el tiempo viviendo sin pasarnos a pensar en que es lo que conlleva “vivir”. Vivir no es solo caminar hasta el final. Vivir significa un mundo para cada persona.

No estoy escribiendo para decirte cómo has de vivir la vida, ni cuál es la mejor manera para hacerlo. Sin embargo, lo que sí se es que siempre se puede mejorar.

Nos centramos en cosas insignificantes que pensamos que tendrán un impacto desmesurado en nuestra vida. Pero no es así. Sólo decir que lo más importante es que hagas de tu vida un viaje inolvidable, crea un cambio, comienza algo para luego no terminarlo, escapa de la rutina siempre que puedas, simplemente vive.


Ser O Parecer


Ser y parecer. En la experiencia moral hay, entre otras, dos clases de individuos. Quienes se ocupan de las acciones y los que se preocupan por las actuaciones.

Jean-Jacques Rousseau se lamentaba, en su tiempo, del triste espectáculo que a su parecer ofrecía la humanidad, deslumbrada por las Luces del gran carnaval de la historia, mientras él, cegado por ellas, advertía conturbado como el civismo «pérfido» y las costumbres sociales sólo dibujaban máscaras y proyectaban sombras deformantes: «Nadie se atreve ya a parecer lo que es».{*} 

Apariencia y realidad forman acaso la pareja conceptual más convocada en la historia de la filosofía, desde sus inicios hasta el presente; sin desmerecer el valor de otros combinados no menos potentes: ser y devenir; razón y pasión; el bien y el mal; verdad y falsedad; Dios y hombre; naturaleza y cultura; 

Ser o parecer. En la vida hay dos clases de individuos. Están quienes, conscientes de sus carencias, no las contemplan como faltas, sino más bien como espacios libres, siendo capaces de actuar -aplicarse a la acción- a fin de prosperar en ese inabarcable itinerario que es la existencia. Pero, también los hay que no parecen de este mundo, porque no se reconocen en él (ni tampoco a sí mismos), su actuar -abandonarse a la representación- no brota de la energía propia de la acción, y hacen estragos con su mareante aparecer y desaparecer en el escenario de la vida, consumando una interpretación de personajes tan variados que no sabemos en realidad quién de entre todos es en verdad, y resulta que ellos tampoco desean saberlo, pues temen ser y que sepamos lo que son.

En el fondo, los hombres somos todos tan parecidos entre sí que no nos reconocemos. Surgimos del mismo punto y nos perdemos en líneas de recorridos tan dispares que terminan extraviándose en el horizonte, porque jamás se encuentran. Unos con acciones, otros con actuaciones (a veces con ambas), todos, criaturas del tiempo, deseamos dejar una herencia: la herencia del recuerdo. 

Todos, sí, sin excepción, queriendo dejar un rastro de nuestro transcurrir, perpetuando la memoria para así, tal vez, hacerla eterna.

¿Cómo construimos la memoria, la de cada cual? Memorizamos la vida haciendo memoria y haciéndola memoria. De este modo, creemos haber sintetizado el pasado y el futuro. Con vistas a esa necesidad de ser recordado, algunos olvidan un requisito básico sin el cual las intenciones y los proyectos son fútiles: la vida es vivida por uno mismo con los demás (compartiéndola con ellos), pero no para los demás (mirando por ellos, para que nos miren a su vez).

Comprobamos así que en la memoria de la existencia hay, pues, dos modos de conducirse: 1) entendiendo nuestra vida y nuestro ser como queremos que sea vivida, y cómo nos vemos en ella; 2) haciendo de nuestra vida una función para que los demás nos vean y juzguen, asumiendo sin recato que somos lo que los otros resuelven que seamos. 

Es posible encontrar un correlato inocultable en este enfrentado duelo: la percepción de la muerte. Sucede que quien vive para sí odia la muerte porque clausura la vida; el que vive para el otro teme la muerte porque tras ella sospecha ser borrado (vale decir también, «enterrado») por ellos. 

Dedicar la vida a levantar la memoria o empeñar la vida en que los otros nos recuerden. He aquí la bifurcación existencial que conduce al mérito de la gloria o al crédito de la fama.

Unos cobran la fama y otros cardan la lana. Todo tiene un precio, y aquél que fomenta la simulación, actúa en nombre de la fama, la vocea y la publicita, de ella y en ella vive; es el que promueve la suplantación y la representación escénica; es el que cobra la fama. Porque están los que disfrutan la fama y quienes la padecen: tienen mala fama. Aquel que se limita a laborar y a ocuparse de sus asuntos, sigue los pasos de la discreción y la coherencia, sin abandonarse a la estéril explicación redundante o la justificación lisonjera, más que ganarse la fama, suele pagar por ella. El sólo trabajar y hacer, corre el riesgo de contraer mala fama, al dar (mal) ejemplo y poner en evidencia a los demás; es el que carda la lana.


En nuestros días, la inmortalidad es más breve que antaño. También la eternidad se ha vuelto menos duradera. Son estos tiempos tan veloces que no dan tiempo ni para poder captarlos con un mínimo de fijeza. 

Y es que la auténtica atención precisa (sin prisa) de la detención de los acontecimientos para poder concentrarse en lo que uno hace.

Conocer Nuestros Límites


No aceptar nuestras propias carencias tiene consecuencias limitantes en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.

Nuestra valía como personas desde la exigencia, se sostiene con alfileres y nos orienta hacia una imagen idealizada de lo que “deberíamos ser”. Esto produce un gran desgaste, ya que la relación que establecemos con nosotros mismos se convierte en una lucha incesante en la que no hay tregua: “deberías de…” “tendrías que…” “si no haces esto o aquello eres un…”,….

Con respecto a la relación que establecemos con los demás, esta entelequia nos lleva a manifestarnos como alguien que no somos, escondiendo aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Desde esta perspectiva limitante, cuando tenemos frente a nosotros alguien que posee aquello de lo que nosotros carecemos, se despierta la envidia y el rechazo. Por tanto, ni somos honestos al no mostrar nuestra verdadera naturaleza, ni vemos al otro (sólo vemos aquello de lo que carecemos).

Quienes no pueden aceptar sus carencias están presos de la lógica del todo o nada, es decir, si no puedo todo, no valgo nada. En cambio, quienes aceptan sus carencias, están en paz consigo mismos y pueden disfrutar de más ocasiones de placer. No invierten todas sus energías en mostrase “perfectos” (tarea imposible), sino que aprenden a buscar la satisfacción en otras fuentes, aquellas que les permiten explotar sus potencialidades. La parcialidad posible siempre es más satisfactoria que pretender lo absoluto inalcanzable.

Las víctimas del ideal de perfección son personas que viven la vida con ansiedad, que no cesan en su empeño por tener una “silueta diez”, poseer más y más conocimientos, más bienes, más poder,… La frase que resume este estado de búsqueda incesante de la perfección es “nunca es suficiente”. Cuando se llega al objetivo marcado (perder 5 kg, hacer un nuevo máster, ganar un sueldo extra,….) de nuevo la meta se aleja para dejar una sensación de frustración y vacío enorme. Esta es una búsqueda sin final, porque la verdad es que la perfección no existe, es un ideal, no una realidad. Miento… la perfección es precisamente saberse y conocerse, y aceptar esta realidad “perfecta”, sin aditivos ni conservantes.

Todo esto no quiere decir que renunciemos a evolucionar, a mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos. Pero, evolucionar como personas es diametralmente opuesto a destruirnos por un ideal. Esto último es algo impuesto. Impuesto por nosotros mismos, para satisfacer a una sociedad que predica ideales de perfección, para satisfacer a nuestros padres, a nuestros amigos,…, en definitiva, para sentirnos aceptados. La aceptación…., a veces se parece tanto a sentirnos queridos…, que nos volvemos adictos a ella. ¿Cuál es el coste?

Nos esclavizamos cuando decretamos que no somos suficientemente bellos si no pesamos x kilos, o que no somos suficientemente buenos en nuestro trabajo si no ganamos x dinero,… La libertad se obtiene desde la elección, no desde la imposición de cánones establecidos.

Reconocer nuestros propios límites y que no podemos con todo, no nos convierte en menos valiosos, sino que nos capacita para pedir y aceptar ayuda sin sufrir por ello. Quienes luchan por abarcarlo todo y pretenden hacerlo además maquillados con una sonrisa, están condenados a la frustración y la impotencia. El ideal de omnipotencia limita a la persona y la aleja de la realidad, empobreciéndola, al dejarla constreñida en su propia fantasía.

Quien es exigente consigo mismo, también lo es con los demás. Esto se hace muy evidente en las relaciones de pareja. Así, quienes tienen un concepto idealizado de cómo habrían de ser ellos mismos, también lo tienen respecto a la pareja. Y aquí es donde le exigimos al otro que cambie para que pueda encajar en nuestro ideal.


En este caso, igualmente, matizamos que en una relación siempre se generan ajustes, pero es esencial que se haga desde la libertad de cada uno.

Conocimiento Y Conciencia


El conocimiento sirve para resolver problemas, crear nuevas realidades e impulsar el progreso. Es poderoso y necesario. Sin embargo, el conocimiento también puede usarse para abusar de otros y fabricar una ilusión de certeza para esconder nuestra incapacidad de manejar la incertidumbre. En estos casos, el conocimiento se hace inútil, incluso contraproducente. De hecho, se transforma en un rudimentario vehículo para expresar nuestra soberbia y nuestro miedo.

No en vano la primera metáfora bíblica sobre la desdicha humana narra que Adán y Eva perdieron el paraíso cuando tomaron el fruto del árbol del conocimiento. Por supuesto que el conocimiento no tiene nada de malo. El problema es lo que le sucede al ser humano cuando se aferra a él como si fuese una verdad absoluta. El conocimiento es solo una aproximación a la realidad, no la realidad misma. Es relativo, no absoluto. Lo que ayer era considerado conocimiento, hoy es considerado ignorancia, y así será siempre. 

Por lo tanto, cuando nos aferramos a nuestro conocimiento actual como si fuese una verdad absoluta, estamos al mismo tiempo sembrando la semilla de la ignorancia y el conflicto del mañana. Por ello, el conocimiento, tal como lo demuestra la historia humana, es una espada de doble filo.

Es incomprensible que, a pesar de todo el conocimiento que hemos acumulado a lo largo de la historia, la humanidad esté hoy más amenazada que nunca. 

El calentamiento global, pobreza injustificable y guerras interminables afligen al mundo como si no tuviéramos el conocimiento para detenerlos; pero sí lo tenemos. El conocimiento parece haber caído prisionero de un círculo vicioso en el que sólo se producen soluciones incompletas a problemas creados usando ese mismo conocimiento. 

Esta es una trampa de la que sólo podemos salir con el despertar de la conciencia: un sentido de identidad y propósito más allá del conocimiento. Nuestra evolución ya no depende de la ciencia y la tecnología, depende de lo que podemos ver y sentir cuando cerramos los ojos. Necesitamos recuperar el paraíso, y el paraíso está dentro de nosotros.

La humanidad tiene una gran confusión entre dos conceptos fundamentales: conocimiento y conciencia. El conocimiento no es otra cosa que un conjunto de juicios compartidos sobre el universo, que han pasado la prueba de validación de terceros. Cuanto más se valida el conocimiento, más robusto y útil se torna. Tal validación, sin embargo, siempre está fundamentada en evidencia circunstancial, ya que es imposible validar una hipótesis en todos los escenarios posibles. 

Por ello, tal como se estableció anteriormente, lo que ayer era considerado conocimiento, hoy es considerado ignorancia.

La conciencia, por otro lado, es la capacidad de distinguir entre nuestro ego y nuestro ser interior de manera de no hacernos esclavos de nuestro conocimiento actual. La conciencia nos permite evolucionar cuando el conocimiento actual se hace obsoleto. La conciencia también nos permite descubrir nuestro propósito de vida, el cual es la referencia más valiosa para el uso del conocimiento actual y futuro.

El conocimiento es fundamental para la expansión de nuestro intelecto, el mejoramiento de nuestra calidad de vida y la evolución de la civilización. De hecho, si se usa apropiadamente, el conocimiento puede también ayudar al despertar de la conciencia. Sin embargo, después de cierto punto, todo conocimiento se hace insuficiente ante la grandeza y el misterio del espíritu humano. 

Sólo mediante el desarrollo de nuestra conciencia podemos conquistar nuestra naturaleza humana y darle solución definitiva a los problemas que amenazan nuestra supervivencia. Como dijo Carl Gustav Jung: “quien mira hacia fuera sueña; quien mira hacia adentro despierta”. El conocimiento está afuera; la conciencia está adentro. 

Adquiramos conocimiento, pero, más importante aún, seamos conscientes. ¡Despertemos!


Como Sabemos Lo Que Sabemos


Filosofía

¿Has pensado alguna vez cómo sabes las cosas que sabes? Algunas las sabemos porque alguien nos lo contó, otras porque las hemos visto, otras porque las hemos pensado... ¿Cuántas cosas podemos saber? Por lo que respecta a cuánto podemos saber, es decir, a los grados de conocimiento, Platón diferencia dos grados. Y lo hace atendiendo a su definición del mundo en dos regiones. 

¿Recuerdas? Mundo de las ideas y mundo de las cosas. Al mundo de las cosas corresponde la opinión y al de las ideas la ciencia.

¿Es posible que alguna vez alguien sepa absolutamente todo, referido a todo? ¿Y si alguien te preguntara que le digas qué es una idea? ¿Qué dirías? Entre otras cosas, de las condiciones, límites y posibilidad de lo que podemos conocer se ocupa la teoría del conocimiento. Vamos a ver aquí, que decía Platón de este asunto.

Y a Platón se le planteaba un problema: ¿cómo conocemos las ideas si pertenecen a un mundo (el inteligible) en el que el hombre no está porque vive en el sensible? Para responder a esto, Platón lo explicó gracias a dos conceptos que son importantes: la reminiscencia o recuerdo, y la dialéctica.

¿Cómo conocemos las ideas si están en el mundo inteligible? Básicamente Platón sostiene que podemos conocerlas recordando. Pero puede recordarlas a través de las cosas del mundo sensible. Se trata de recordar lo que hay en el alma y que ésta conoció cuando estuvo en el mundo inteligible. 

Según Platón, solamente la contemplación directa de las ideas en el mundo inteligible nos permite conocerlas. Y el alma humana vivió en ese mundo, contemplándolas allí. Cuando nuestra alma cayó al mundo sensible y se unió al cuerpo las olvidó. La reminiscencia, por tanto, es recordar.

¿A qué te recuerda esto? La religión cristiana, siglos después de Platón, también habló de un paraíso original perdido, de un alma que es "castigada" a vivir en la tierra... Son muchas las semejanzas que hay entre el pensamiento platónico y la religión cristiana.


O dicho de otra manera, el cristianismo asumió y transformó en religión conceptos filosóficos de Platón.

Mapas Mentales


A veces vivimos inmersos en una vida caótica y no sabemos cuál es la mejor manera para gestionar nuestro día a día, ni cómo organizar mejor nuestro trabajo. Para poner solución a esto existen técnicas que nos ayudarán a ser más productivos tanto en lo que hacemos como en lo que pensamos.

Entre una de ellas están los mapas mentales. Una herramienta increíblemente flexible que te permite manipular ideas, conocimiento o información con mucha libertad. Se representa mediante un diagrama donde representamos ideas, tareas o conceptos ligados a una palabra central.

Este diagrama es tan sencillo que te permitirá tener una visión de conjunto sobre un tema en concreto, y a su vez una visión más detallada de cualquier elemento del mismo documento.

¿En qué te puede ayudar hacer mapas mentales?

 1.- OBTENER MAYOR CLARIDAD. Si de cualquier tema que tengas en mente haces una lluvia de ideas y reordenas esas ideas, te permitirá verlas desde un contexto diferente y más objetivo.
2.-TOMAR LA DECISIÓN ACERTADA. Al ver toda la situación a la que te enfrentas de una forma visual, hará que puedas generar ideas sobre cómo solucionarlo de la mejor forma. Viendo y analizando los pros y los contras de cada uno de los temas que integran ese mapa.
3.- PLANIFICAR. Ver la idea en su conjunto te permitirá planificar mejor todo lo que tienes por delante sin que te dejes atrás ningún paso importante en tu decisión.
4.- POTENCIAL ORGANIZADOR. Los mapas mentales te permiten contener enlaces a páginas web o ficheros de forma que al revisarlos rápidamente empleas menos tiempo buscando información.
5.-RESOLVER PROBLEMAS CREATIVOS. Hacer un mapa visual de la información, dado que nuestro cerebro trabaja por asociación, te ayudará a generar nuevas ideas y ser más creativo a la hora de solucionar problemas.
6.- TOMAR NOTAS. Si una vez que hayas terminado tu mapa mental se te ocurren nuevas ideas puedes agregarlas sin problema. Esto hará que agrupes con facilidad la información y captures ideas al vuelo.

Un mapa mental es tan personal como las ideas y proyectos que reflejan. Por ello puedes hacerlo a mano, mientras más colorido y visual mejor. O utilizando una de las aplicaciones y herramientas de software que permiten hacerlo de forma dinámica.


lunes, 12 de febrero de 2018

La Ayuda Al Prójimo



Lamentablemente, el valor de ayudar al prójimo ya no es tan frecuente, nos damos cuenta de ello en el trabajo, en las calles y hasta en la misma familia, donde se olvida que el apoyo mutuo es tarea de todos los días.

La ayuda al prójimo es la acción más sencilla y más valiosa que si todos lo aplicaran creceríamos humanamente siendo principalmente nosotros los beneficiados. Sin embargo hay quienes de forma ventajosa opinan lo contrario, rechazan toda ideología solidaria y se cierran en círculos elitistas ignorando muchas veces la situación de crisis en la que estamos.

Ayudar a los demás es estar bien con uno mismo, ¿cuántos de nosotros al hacerlo, no sentimos una sensación placentera? En entrevista con yoinfluyo.com, Oscar Solorio Rincón, psicólogo en Psicología Para Todos señaló que al tender la mano a quien la solicita debemos estar convencido de que el reconocimiento debe ser interno, “nuestra recompensa es la satisfacción de hacer el bien sin esperar nada a cambio”.

Además aseguró que la práctica de buenas acciones nos ayuda con la estabilidad de nuestras emociones, “muchas veces el egoísmo se apodera de nosotros, queremos estar bien con uno mismo pero no hacemos lo correcto para lograrlo, 
por ello la importancia de sensibilizarnos y concientizarnos ante la decadencia de los demás. Si nuestro entorno está bien es claro que nosotros también”.

El especialista comentó que la inteligencia interpersonal o empatía con el prójimo es una “herramienta” para sensibilizarnos y actuar de forma adecuada, “ponernos en los zapatos de otros es un método que nos motiva a ayudar, recuerda que no siempre necesitan o necesitamos de dinero u otra apoyo tangible, también requerimos consejos y apoyo emocional”.

Debemos cuidar y ayudar a nuestra sociedad y sin duda alguna la mejor manera de hacerlo es buscando a las personas que creemos nos necesitan, además de encontrar el momento. Muchas veces la ayuda te es solicitada sin tu buscarla, no dudes en echarle la mano siempre y cuando la situación esté a tu alcance.

Por otro lado, es importante saber que se necesita para ser solidario con el prójimo, para ello, el sitio critica.com da algunos puntos que debemos tomar en cuenta.

 Para ser solidario y ayudar al prójimo se necesita:
 • Tener mucha sensibilidad humana para vibrar ante la presencia de los demás.
 • Usar su inteligencia y desarrollar su audacia, agudizando su ingenio para emprender una obra de amor con el que lo necesita. A este respecto Jesús dice que hay que ser blandos como las palomas, pero muy astutos como las serpientes.
 • Mucha valentía para comenzar una obra de ayuda: puede que usted vaya sólo al comienzo y el coraje es fundamental para ser solidario.

• Se necesita generosidad para desprenderse de lo que es suyo.
 • Perseverancia para continuar la lucha pase lo que pase.
 • Un espíritu universal y abierto para estrechar sus manos con las manos del que sufre, sin importarle el credo, política o religión.

La mayoría de las personas nos hemos visto en momentos difíciles pero es importante saber que nunca estamos solos, alguien tenderá su mano y nos la ofrecerá como tú alguna vez lo hiciste. La importancia de mantenernos unidos y apoyados depende de cada uno de nosotros.


Siempre Dar Lo Mejor De Sí


A lo que sea que te dediques siempre agradece lo que estás haciendo, debes saber que para algo esa labor llegó a tu vida y que si la disfrutas y das lo mejor de ti, esa energía te impulsará a seguir avanzando a tus sueños, a lo que deseas, 
asumiendo que de pronto lo que haces es tan solo un escalón. Y en caso de que ya vives el sueño de tu vida, es importante recordar que no porque hayas alcanzado la cima te puedes dormir en los laureles, porque siempre hay quienes están invirtiendo mayor energía y entusiasmo a eso que quizás tú crees que dominas.

Nunca debes parar, nunca te conformes, hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor excelente. Sé fuerte, sonríe, demuéstrate que tú puedes ser feliz, hagan lo que hagan, digan lo que digan los demás.
Algunas preguntas que suelo hacerle

No hagas las cosas porque sí y porque toca hacerlas, da un paso más y comienza a ver de qué forma, eso que haces, te ayuda, es un escalón más hacia tus logros personales y profesionales. Esto contribuirá a que seas más productivo, a que cada tarea que haces tenga un sentido; aumentará tu autoestima, tu capacidad de hacer las cosas, tu satisfacción, y por supuesto, aportará a tu crecimiento personal y profesional. Te alejará, además, la monotonía y el aburrimiento.

Con frecuencia nos vemos tentados a no dar lo mejor de nosotros mismos, y a responder exactamente de la misma manera que lo hacemos siempre, a dejarlos envolver por la rutina y por simplemente cumplir. Cada día, en cada actividad que realizas, sea personal o laboral, sé consciente de la gran cantidad de energía, 
de motivación, de creatividad, de inspiración, de pasión, de ilusión, de optimismo, y muchas cosas más que posees, que te llevan a realizar de forma correcta aquello que debes hacer.

Cuando alguien te diga que no puedes hacer algo, da lo mejor de ti y demuéstrate que esa persona estaba equivocada. Cuando no puedas más, mira a la grada, imagínate un grupo de porristas animándote, avanza y da lo mejor de ti. Bien dijo Albert Einstein que algo sólo es imposible hasta que alguien lo duda y acaba probando lo contrario.


Por eso, llega el momento en que en vez de usar viejos materiales o de segunda -como lo hizo el carpintero del cuento mencionado- debemos aprender que cada material que utilicemos en la construcción de nuestra vida -en cada rol que desempeñamos- debe ser lo mejor. Compite contra ti y contra nadie más por ser mejor hij@, espos@, compañer@, profesional, amig@, por ser mejor persona, mejor hombre, mejor mujer.

Discriminación


La discriminación es la distinción en el trato por motivos injustos como el origen racial, sexo, el nivel socio-económico, etc. La discriminación es por una infinidad de motivos, haciendo de menos a quien se discrimina, la discriminación se ha calificado como una forma de violencia pasiva.

Algunas de las razones por las que una persona discrimine a otra son:

Origen étnico: Un 38% de personas cree que tienen una limitación social por su aspecto físico mientras que el resto piensa que nunca habrá más desarrollo en su país porque son inferiores y no tienen la capacidad.
Aspecto físico: La gente cree que las personas que usan barba, pelo largo y tatuajes, ya sean juntos o por separado, deben de cambiar su aspecto porque nunca tendrán un trabajo además que los consideran delincuentes.
Por ser mujeres: Se tiene la creencia que las mujeres no sirven para trabajar y aunque trabajen deben de ganar menos.
Pobreza: Muchos piensan los pobres son pobres porque ellos quieren y no se esfuerzan para salir de su pobreza, hay quienes piensan que como son pobres no tienen idea de lo que trabajar e incluso piensan que están así porque son ignorantes y nunca podrán hacer algo.
SIDA: Las personas que sufren esta enfermedad deben ser aisladas para esperar la muerte o al menos la gente cree eso.
Discapacidad: Muchas personas piensan que las personas que sufren discapacidades son un obstáculo para el desarrollo y además causan mal aspecto.
Reinserción social: Muchas personas piensan que las personas que salieron de la cárcel no merecen tener un trabajo.
Religión: Piensan que por ser religiosos intentaran convencerlos de aceptar su religión y que les quitarán su dinero.
Regionalismo: Muchas personas piensan que si región es mejor otras y por ello deben ser superiores a los demás.
Color de su piel: El color de su piel causa una “sensación negativa” y además lo puede “contaminar” según las personas.

Estas son algunas de las razones, pero existen infinidad de razones pero una de las principales es que la persona que discrimina no tiene cultura y tiene una visión que no alcanza ver más que su beneficio propio.


Por último, cabe recordar que cuando alguna persona discrimina es una persona “pobre” en muchos sentidos, por lo tanto nunca alcanzará el éxito total

Autenticidad





La humildad auténtica es fecunda y genera muchos beneficios en la persona y en su entorno laboral, familiar y social.

La imagen popular del humilde da como para que, en principio, nadie quiera serlo. Suelen presentarlo, en la publicidad y en las series, como el ingenuo al que es fácil tomar el pelo.

Es primo hermano del friki y del nerd (desubicado). No consume marcas, no se impone, no brilla por nada, pasa desapercibido, no hace la competencia en el trabajo porque no tiene ambición y es fácil aprovecharse de él sin que lo note.
Ese perfil de supuesto humilde más bien suele ir con la cabeza gacha, una media sonrisa de bondad angelical y nunca levanta la voz.

Vaya. ¡Qué error creer que eso es la humildad auténtica!

Por suerte, alguien de una escuela de negocios se puso a inspeccionar qué era de verdad aquello de ser humilde ¡y le pareció muy provechoso para el mundo de la empresa!

Hay headhunters que entre los valores que persiguen en un directivo está la humildad. Veamos por qué.

La humildad real es la del que trata de conocerse a fondo. Se hace un 360 grados, sabe cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Si hace un DAFO (una herramienta de estudio de la situación de una empresa) en un proceso de selección, llena enseguida las Debilidades, Aptitudes, Fortalezas y Obstáculos. Y al mismo tiempo lo hace sin miedo. Se tiene tomadas las medidas.

El humilde se sabe consciente de limitaciones, pero al mismo tiempo tiene clara idea de cómo somos las personas: nadie es perfecto, todos somos mejorables si queremos.

El humilde quiere ser mejor, por tanto pondrá los medios para serlo. Ahí está una diferencia importante con el orgulloso, que no asume sus defectos; y con el pesimista, que no se ve capaz de cambiar a mejor.

La auténtica humildad creo que puede ser comparada con el bambú. En apariencia es frágil, delgado y poca cosa. No hace sombra a nadie. Sin embargo, crece, oxigena el ambiente y es flexible.

Crece: la persona humilde se enriquece con valores en el terreno familiar, personal, laboral… Siempre busca cómo mejorar y tira de sí misma hacia arriba.

Oxigena el ambiente: crea a su alrededor una buena conversación pública, es buen ciudadano, mejora su calidad de vida y la de las personas que lo rodean.

Es flexible: cuando llega un vendaval, así como muchos árboles crujen y se rompen, el bambú se orienta de tal forma que deja pasar la tormenta y sigue en pie. Claro que la nota y es consciente del problema, pero su fortaleza está en hacer un esfuerzo para adaptarse al cambio sin perder las raíces ni el tronco.

Ser humilde se consigue cuando uno tiene habilidad en hacer examen y pronto valora las cosas que tiene por delante: ¿mi vida me lleva a mi objetivo? ¿Esto me hará feliz? ¿Me ayuda en el camino de la vida que pretendo? ¿O es un espejismo? ¿Sintoniza mi conciencia con lo que luego llevo a cabo?


Y llegamos a un punto importante: aceptar que no somos perfectos.

Incursionar En Nuestra Oscuridad


"Cuando las personas han integrado la mayoría de sus sombras, desperdician menos energía reprimiéndolas y negando la realidad interna. Pasan menos tiempo librando batallas externas porque no proyectan tan frecuentemente su sombra sobre los demás."

"Conocer tu propia oscuridad es el mejor método para enfrentarte a la oscuridad de otras personas"
"Enfrentar a una persona con su sombra es mostrarle su propia luz"
--Carl Jung

“Debajo de la máscara social que usamos todos los días tenemos un lado oculto de sombra, una parte impulsiva, herida, triste o aislada que generalmente tratamos de ignorar. La Sombra puede ser una fuente de riqueza emocional y vitalidad, y reconocerla puede ser un camino para sanarse y para una vida auténtica. Nos reunimos con nuestro lado oscuro, lo aceptamos por lo que es y aprendemos a utilizar sus poderosas energías en formas productivas.

La Sombra sabe por qué las personas buenas a veces hacen cosas “malas”. Enamorarse de la Sombra y aprender a leer los mensajes que codifica en la vida diaria puede profundizar su conciencia, imaginación y alma.” 

Carl Jung – 1958 De “Romancing the Shadow” (Enamorandose de la sombra)
por Connie Zweig, y Steve Wolf.

“La Sombra describe la parte de la psiquis que un individuo preferiría no reconocer. Contiene las partes negadas del yo. Ya que el yo contiene estos aspectos, ellos afloran de un modo u otro. Traer el material de la Sombra a la conciencia drena su poder oscuro e incluso puede recuperar recursos valiosos de ella. Sin embargo, el mayor poder viene de haber aceptado sus partes de sombra e integrarlas como componentes de su Yo.”
Teoría de Jung sobre La Sombra de John Elder
Todos llevan una Sombra, y a menos que esté encarnada en la vida consciente del individuo, más negra y densa es. De todas maneras, forma un impedimento inconsciente, frustrando nuestras mejores intenciones.” “Uno no se vuelve iluminado imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad.”
Jung
“¿Quién no sintió, alguna vez, una amargura, ira, egoísmo, envidia y orgullo con el que no sabía qué hacer, o cómo soportar, surgiendo en él sin su consentimiento, cubriendo de oscuridad todos sus pensamientos, y luego, repentinamente, marchándose de nuevo, ya sea por la alegría del sol o el aire, o algún accidente agradable, y nuevamente a veces, igual de rápido, cubriéndolo de nuevo?

Esas son suficientes indicaciones para cada hombre de que hay un invitado oscuro en su interior, escondido bajo la cubierta de carne y sangre, muchas veces puesto a dormir por la luz mundana y las diversiones, sin embargo, pese a todo, se mostrará… Es increíblemente bueno y beneficioso para nosotros descubrir este fuego oscuro, desordenado, de nuestra alma, porque cuando se lo conoce correctamente y se lo encara correctamente, bien puede constituirse en los cimientos del cielo así como lo es del infierno.” – William Law, The Grounds and Reasons of Christian Regeneration (1739) (Los Fundamentos y Razones de la Regeneración Cristiana)

“La sombra es tanto la cosa o aquello tan horrible que necesita redención, como el sufrido redentor que la puede brindar” DrL.Greene PhD in Psychology and Psychoastrologer

“En la naturaleza no hay recompensas ni castigos –hay consecuencias.” No estamos siendo seleccionados para ser castigados, simplemente estamos experimentando las consecuencias de nuestra propia rigidez. Si elegimos la seguridad en lugar del cambio, tenemos que sufrir las consecuencias”         Robert Green Ingalls

Podemos aprender a reconocer nuestra propia rigidez y cómo corregirla. Se necesita sinceridad y valor, y si no puedes solo, busca ayuda externa. Las recompensas son inmensas. Ante todo, el sufrimiento innecesario cesa. Este es el signo más seguro de que hemos elegido el camino correcto. Más importante aún, se abren nuevas posibilidades en todas partes en nuestra vida. Donde todo parecía estéril y árido, y parecía que no había respuestas posibles, ahora todo parece posible. 

Las posibilidades pueden dar miedo, porque cada una ofrece un camino que nunca hemos tomado antes, pero es una buena clase de temor, como el que experimenta un eximio pianista antes de un concierto. 

De “Shadow Dancing” por Robin Robertson.

“Si no cambiamos, no crecemos. Si no crecemos, no estamos viviendo realmente.

El crecimiento demanda dejar temporalmente la seguridad.”
Gail Sheehy

Flores En Las Cumbres


Cada día en la historia de los hombres es una galería de experiencias vividas en carne propia y compartida por los demás. Flores en las cumbres ofrece una serie de artículos independientes, breves y atractivos sobre eventos de la vida ordinaria. 

Cada uno de ellos es visto y comentado con ojos humanos y a luz de la fe cristiana, en busca de una enseñanza que abra un nuevo horizonte en la propia existencia.

El parque Jardins du Monde (jardines del mundo) en Royan, Francia, adquirió en abril de 2005 un olivo milenario de dieciséis toneladas. Fue vendido por un vivero de Tarragona (España) a 25 000 euros. La adquisición valió la pena pues se calcula que el olivo tiene unos 1800 años. Será un deleite para las personas que lo contemplen mientras pasean con sus familias o cuando se sienten bajo su sombra a leer unas páginas interesantes.

El contenido de Flores en las cumbres tiene algunos rasgos similares al olivo milenario
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Se ofrece al lector una serie de artículos independientes que se asoman a eventos de la vida ordinaria. Se podría decir que el autor fue de compras al vivero de las experiencias, noticias y hazañas de nuestra sociedad y escogió unas cuantas para trasplantarlas al jardín de la propia vida.

El objetivo es ofrecer al lector un momento de amistad, de descanso y de enriquecimiento humano y espiritual. La óptica parte de la fe y del amor cristiano. Cada acontecimiento en la vida de los hombres es como las flores que despuntan en las cumbres de las altas montañas: miran directamente al cielo mientras sus raíces se agarran fuertemente a las rocas. ¡Raíces que nunca han visto el sol, pero que han hecho posible que una flor muestre su rostro bello, lozano y colorido! 

Nuestras experiencias se van acumulando y es necesario que dediquemos momentos para reflexionar y para valorarlas en el presente, de tal manera que sea posible abrir un mejor camino para el futuro. 

Cada experiencia en la vida es como las flores en las cumbres que solo son contempladas por los que están dispuestos a escalar las montañas. Un gozo muy hondo brota espontáneo cuando se va llegando a la cumbre y la quietud de una atmósfera casi mística envuelve los pensamientos y sentimientos. Allí las flores son más bellas, porque parece que han sido plantadas directamente por Dios.


Con el empeño por reflexionar y valorar las propias experiencias de cara al Señor, se supera la humana distracción de la vida. Es necesario sudar un poco para respirar el aire incontaminado de las altas montañas y deleitarse con las maravillas ofrecidas en alta cuota. 

Queda lejos, de esa manera, la posibilidad de ser personas que, desde el valle, vemos con binoculares las flores en las cumbres, o que nos arriesgamos a no verlas nunca si nos fiamos de la agudeza de nuestra mirada. 

Es necesario ponerse en marcha hacia la conquista de las cumbres. Las reflexiones en torno a los hechos presentados en este libro son una ofrenda al pensar y sentir de cada lector. 

Son una posible pista, no un término de llegada sino un camino abierto que puede llevar a cumbres más altas y a visiones más espléndidas.

Convertir Tu Sueño En Realidad



“Todo objeto atrae la esencia de lo que se asemeja a él, así que cuenta la historia que quieras vivir y acabarás viviéndola”

Lo que viene a explicar esta frase, es que atraemos todo lo que pensamos, todo aquello en lo que centramos nuestra mente, por lo tanto, si pensamos cosas positivas, nos centramos únicamente en LO QUE QUEREMOS CONSEGUIR y apartamos de nuestra mente aquello que nos impide avanzar permitiendo avanzar cada vez más a nuestra meta. 

Por la sencilla razón de que si pensamos en lo contrario de lo que queremos, es decir, el miedo al fracaso, cosas negativas que nos puedan ocurrir  en el trayecto y continuos pensamientos que nos frenan a seguir hacia delante, finalmente es lo que terminará por ocurrir si nos centramos en estos pensamientos.


“Imagina, visualiza y verbaliza tu nueva historia; con el tiempo te la creerás y cuando suceda eso, pronto llegarán pruebas a tu vida. Una creencia es un pensamiento continuado; cuando tus creencias coinciden con tus deseos, estos se hacen realidad”

domingo, 11 de febrero de 2018

La Concentración


Los problemas de concentración no pueden considerarse una enfermedad pero disminuyen de forma notable los niveles de productividad y la calidad de vida de las personas. ¿Te ha pasado alguna vez que, al terminar de leer un texto, 
descubres que no has retenido nada en absoluto de lo que acabas de leer? 

La concentración es como un músculo, podemos aprender a entrenar nuestra capacidad de atención para así mejorar nuestros niveles de concentración y, de ésta forma, aumentar nuestra productividad.

Si realizamos cada día actividades para mantener nuestro cerebro activo, la habilidad para recordar y para memorizar, se estará estimulando. Así recordaremos más fácilmente la lista del supermercado, números de teléfono de familiares, nombres de los vecinos, etc... y los niños aprenderán de manera diferente y divertida las letras y los números. 

¿Qué se puede hacer para mejorar el nivel de atención en general? Los consejos a realizar cada día

Relajarse

Antes de iniciar cualquier actividad que requiera concentración practicar durante 5 minutos la respiración consciente: centrar toda la atención en el aire que entra por la nariz y observar cómo lentamente sale. Aunque aparezcan pensamientos que distraigan es aconsejable volver a concentrarse en la respiración.

Ejercitar la mente
Diversas actividades son aconsejables: hacer crucigramas, sopas de letras, sudoku, leer y hacer cursillos de cosas que nos gusten o nos apetezcan. Realizar otras actividades que hagan trabajar al cerebro como escribir o cepillarse los dientes con su mano no dominante.

Aprender cosas de memoria
Es conveniente para ejercitar la concentración obligarse cada día a aprender algo nuevo de memoria: una poesía, una canción, una oración, varios números de teléfonos, palabras nuevas del diccionario y su significado, etc... 

Hacer descansos cada cierto tiempo
El nivel de concentración va disminuyendo a partir de un cierto tiempo de atención a una tarea o actividad. Por esta razón, es importante descansar durante 5 minutos por cada hora de trabajo. 

Quédate mirando fijamente alguna cosa durante 5 minutos
Un lápiz, una marca en la pared, la uña de tu dedo índice, tu escritorio, una planta, una esquina de la habitación, un botón de tu camisa, una foto... Cualquier cosa que se te ocurra. Se trata de mirar fijamente un objeto hasta que empieces a ver cosas en las que normalmente nunca te fijas. Por ejemplo, el punto negro que hay en la pared y las manchas cerca del techo. Pero si lo miras fijamente durante un tiempo empezarás a darte cuenta de que parece distinto, que la forma que tiene no era la que tú pensabas que tenía. No hace falta nada más. Mira fijamente y observa. 

Siéntate
En una silla o en el suelo, cierra los ojos y escucha a ver cuántos sonidos distintos eres capaz de reconocer. Poco a poco vas a identificar sonidos distintos, empieza a contarlos y cada vez que haya uno nuevo, incrementa la cuenta.

Respetar los ciclos de sueño-vigilia

Deporte y buenos hábitos alimentarios
Ambos nos ayudan a reducir el estrés, a mejorar la sensación de bienestar, la salud y, en la medida que estemos bien físicamente, estaremos en mejores condiciones intelectuales, lo que puede aumentar nuestra capacidad de rendimiento. La práctica regular de un deporte ayuda a liberar la tensión muscular lo que conlleva liberar tensión mental: aumentan las endorfinas y con ellas se reduce la sensación subjetiva de ansiedad y de estrés.

Aprender estrategias para mejorar la memoria
Los recursos o nemotecnias, siglas, rimas y chistes pueden ayudar a recordar las cosas que deseas recordar, como nombres y fechas. La repetición o la información relativa a algo a la que estás más familiarizado pueden ayudarte. 

Beber agua en abundancia 
Ayuda a deshacerse de toxinas y, en general, a mantener el cuerpo y la mente sana. 

Saber más


Esclavitud



Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición. La esclavitud persiste, solo los grilletes han cambiado.

La UNESCO institucionalizó el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición desde 1998 con el objetivo de guardar en la memoria de los pueblos del mundo la tragedia que significó el comercio de esclavos, de tal forma que se pueda llevar a cabo un examen sobre las causas y consecuencias que esta práctica generó y sigue generando.

La fecha se eligió para conmemorar el inicio de la revolución haitiana en 1791, un hecho que sería clave para la abolición de la esclavitud.

Pese a que la mayoría de los países han declarado a la esclavitud como un acto anticonstitucional, lo cierto es que actualmente hay más esclavos que en ninguna otra época de la historia humana. Las nuevas formas de esclavitud oscilan entre el trabajo sexual, la explotación laboral por parte de empresas o personal y el pago de deudas, como en el que caso de los migrantes.

En 2015 había 21 millones de personas en el mundo que realizaban trabajos forzados, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo.

Del total, 1.8 millones viven en América Latina y el Caribe.

En promedio, 4.5 millones son explotadas sexualmente.

Casi el 70% son forzados a trabajar en actividades como la agricultura, la construcción, la manufactura y los empleos domésticos.

La vida de un esclavo en el siglo XIX valía cerca de 40 mil dólares. Actualmente solo cuesta en promedio 90 dólares.



Ética Políticamente Correcta


Los pueblos somos resultado de muchas fuentes de aprendizaje: la sociedad y sus costumbres, su familia y su contexto escolar, religioso, entre otros. Durante la historia la humanidad ha ido acumulando una especie de “expertise” que va transmitiendo a lo largo de sus generaciones, una serie de fuentes de enseñanza que le indican al ser humano lo que le conviene y lo que no. 

Es decir, es la práctica empírica la que en un momento determinado le enseña a un niño a no meter la mano a una fogata para no lastimarse; luego, con unos años más, aprenderá con las clases de ciencia básica los usos del fuego y el peligro que puede representar si no se utiliza adecuadamente.

Entonces, esta composición de aprendizajes –de cultura entendida como el cúmulo de costumbres– indica humanamente la forma en que podemos seguir participando de este contrato social, que a su vez nos ayuda a ser interdependientes.

La cultura o la transmisión de usos y costumbres, ambas tienen una carretera de ida y vuelta, nos obligan a regresar a los orígenes para no perder el sentido del caminar y nos indican que en los usos y costumbres hay que distinguir los que nos construyen y los que nos destruyen (imagínese amigo lector que siendo un uso habitual el fumar cigarros, aprehendiéramos este hábito como bueno porque lo realizan muchos cientos de miles de personas desde hace tanto tiempo, y no diéramos paso a la ciencia para afirmar los daños del tabaquismo).

Por lo tanto, en ese razonamiento de ida y vuelta, quisiera compartirle una opinión sobre lo “políticamente correcto”.

Pues mire, el otro día participé en un foro sobre lo que habría qué decir ante ciertos escenarios, sobre todo en los universitarios. La idea es que las universidades tendrían que entrar en la materia de la globalización para efectos del proceso de enseñanza-aprendizaje, la investigación y la cátedra, pero también porque los valores se han globalizado por igual. Es cierto eso, pero el discurso no tendría por qué cambiar.

La esencia de una institución educativa tenderá siempre al origen de la academia griega: el donde nace el conocimiento.

Los políticos, los artistas, los personajes de la vida pública en general, guardan las formas para efectos de su “rating”, más que porque así lo crean. De ahí se deriva el lenguaje incluyente; más los efectos del lenguaje incluyente han polarizado los grupos, en lugar de unirlos. Sin embargo, el centro de la charla no es esa.

En efecto, hay quienes guardan los discursos para mejores ocasiones; pero la educación se ha de centrar no en dogmas, ni en estigmas, sino en argumentos para localizar la verdad. Si la institución educativa, como la universidad, pierde la intencionalidad de fomentar en sus alumnos la empatía por el conocimiento, por la verdad –aunque ésta duela–, en ese caso hemos perdido a la universidad.

En el caso de lo políticamente correcto, se aplican dos versiones:                   
– Lo convenientemente correcto de acuerdo al contexto, nos sugiere que lo correcto es ser amantes de la diplomacia, para que no nos desencadene una serie de desacuerdos que se basan en la percepción o en los argumentos. En esta versión de lo políticamente correcto, debemos decir las cosas con la intención de no lastimar, dogmatizar, abrumar o insultar a alguien por lo que se es. Pero lo que no podemos hacer en el ambiente educativo, es dejar de decirlas, porque nuestros orígenes hablan de que hay una preponderancia en el mensaje que se manda desde la educación y que trasciende y ha trascendido a las generaciones para los grandes cambios de comportamiento.
– El otro gran tema es la dignidad humana. En primer lugar, la dignidad óntica, referida a aquella que se posee por el hecho de ser persona humana, no se pierde por los accidentes. Una persona, aunque sea la más villana de la historia, tiene una dignidad, al menos óntica, lo que le vale para que sea respetada su vida y su espacio vital. Sí, pero además debemos aclarar que la dignidad se compone también del comportamiento del sujeto específico. No es el sujeto contra lo que la verdad habla, sino quizás contra sus actos.

Debemos hablar con claridad de muchos temas en las instituciones educativas, y eso tiene ciertamente que matizarse con el detalle del tono humano, pero nunca perder su fin constructivo, reparador o mejorador de la persona, es decir, guiarla de donde está, a donde quiere llegar. De otro modo, caeríamos en la complacencia de los respetos humanos, en que, por no generar discordia, discusión, disenso, preferimos el silencio de la indiferencia.

– La otra dignidad es la ética. Es la que nos ha de distinguir, de saber el lado bueno y malo de un tema, e inclinarse por el bueno, con lo que esto implique. Lo que nunca se ha de perder es el sentido reponedor, nunca usar el conocimiento para denigrar o discriminar, sino para construir.

La diferencia de una educación transformadora y una políticamente correcta, es que en este momento de la historia, con la globalización a tope, hay que abandonar el silencio que nos mantuvo callados, con la creencia de que algún día todo se arreglaría por generación espontánea. Hoy, hay que hablar.

Hoy, hay que defender el matrimonio, la familia, la vida humana, la verdad y el conocimiento, no callarse. Porque hoy es cuando se necesita aclarar en las leyes lo que sí es un matrimonio, lo que sí es el ser humano en el vientre materno, lo que sí es el cuidado paliativo y no la eutanasia, lo que sí es un factor de protección y no el supuesto derecho a legalizar la mariguana.

Es hoy cuando hay que aclararle al mundo de forma empírica y científica lo que conviene social y humanamente. Es una obligación de los educadores, de los ciudadanos. Pienso en aquellos que han quedado complacidos con este concepto de ser políticamente correctos en un aula, si tienen hijos, corren el riesgo de padecerlo alguna vez.

La globalización, por su parte, sí ha permitido que la comunicación supere la velocidad de la luz, y que las noticias corran como pólvora a través de las redes. Pero esa misma globalización que nos permite conocer los lugares más hermosos del mundo, y rescatar sendos artículos de los mejores escritores, y un sinfín de buenas cosas, también como una especie de condición colateral, también nos ha traído una confusión extrema sobre la realidad y la verdad misma.

Al paso de la globalización hacia la “aldea mundial”, hemos caído en una situación en que hoy todo puede ser verdad o mentira –el relativismo en su máxima expresión–, poniendo en tela de juicio todos los aprendizajes de la historia y descontextualizando a los seres humanos de lo que son, de lo que en parte deben a sus padres y a su historia personal. Hemos caído pues en una imposición ideológica forzada, a tal grado que ahora las universidades y las instituciones educativas tienen que repensar si siguen enseñando conocimientos, o poniéndolos a juicio del educando, para ver si son de su agrado.

El peor peligro que tiene la humanidad es que una de las instituciones más seguras, más confiables, como la educativa, se pierda en los respetos y los dichos políticamente correctos y caiga en este juego de palabras para no perturbar la paz de sus integrantes, pues cuando eso sucede, no se pierden sus integrantes, se pierde una sociedad. Se pierde y difícilmente se podrá recuperar del todo, si es que un día sucede.

Lo políticamente correcto sucede para las campañas políticas, para los encuentros diplomáticos; pero la verdad es una y hay que decirla, decirla bien y decirla fuerte, no importan las consecuencias. 

Es eso, o seguir la cobarde sombra de un consenso hacia la perdición humana.


Determinación O Libre Albedrío


“El ser humano está Determinado o estamos sujetos al libre Albedrío???”

Bueno, hace un tiempo leí algo sobre Determinación y Libre Albedrío. Es un tema de discusión muy controvertido cuyos inicios se remontan incluso antes de la Antigua Grecia. 

Es cierto que hoy en día se da por válida la teoría del Libre Albedrío, por lo menos en el contexto social, pero yo no lo tengo tan claro.

Creo que estamos vinculados a una genética y a una cultura, y es en base a estas dos premisas donde realizamos todas las elecciones en la vida (yo soy yo y mis consecuencias). Una idea no puede surgir de la nada, pues para generar una idea se necesita conocer algo para aplicarla sobre algo. 

Es decir, el ser humano no puede decidir a priori absolutamente nada, todo lo decidimos en base a algo, nuestra forma de ser, lo que hemos aprendido, nuestra moral, nada se escapa a nuestra biología. 

Solamente un ser ajeno a nuestro universo, sin conocimientos, sin datos de ningún tipo podría elegir de forma libre, y solo se me ocurre Dios para hacer esto.

No me voy a explayar, pero solo una curiosidad más. Pienso que estamos determinados, todo lo que hacemos, todo lo que somos no lo elegimos, ni las ideas que tenemos las tenemos libremente, pero eso sí, somos autoconscientes de esa determinación aunque en apariencia no lo veamos (por lo menos yo si soy consciente de ello)

Mateo 10:30 “Pues aun vuestros cabellos están todos contados”


La Imposibilidad De No Pensar



 Si lo ha intentado alguna vez no creo que lo haya conseguido, pues, aunque intentemos evitarlo es muy difícil, si no imposible, detener el pensamiento del mismo modo que detenemos la imagen del televisor presionando el botón de pausa. 

Otra cosa es dejar de pensar en algo concreto. Eso sí es posible y mucho más fácil, pero si intentamos dejar de pensar por completo, el intento mismo ya es una forma de pensamiento. No podemos parar al cerebro, detenerlo en su inercia pensante. Lo que muchas veces llamamos quedarse en blanco, nunca es un blanco perfecto. Siempre hay algo en nuestro pensamiento, simple o complejo, 
más estático o más dinámico, quizá nunca completamente estático, salvo cuando dormimos sin soñar o cuando nos anestesian en un quirófano. 

El cerebro no se para nunca pues, mientras funcione, estamos pensando de un modo u otro. Una mente sin pensamientos tiene poco sentido, sería algo así como un recipiente vacío y, por tanto, un mero adorno.

Por un lado, los pensamientos pueden ser queridos, voluntarios, como cuando razonamos intencionadamente sobre algo, o cuando soñamos despiertos imaginando que pasan determinadas cosas, sean buenas o malas. De forma intencionada podemos pensar en que nos ha tocado la lotería, o dejar de pensar en que se acaban las vacaciones. Sin embargo, ¡ay!, cuando los pensamientos están impregnados de emociones, entonces difícilmente podemos evitarlos.

Entonces nos acosan y se nos imponen. Cuando temo el resultado de una prueba médica no puedo dejar de pensar en ello por mucho que lo intente. Pero el pensamiento es otras veces errante, vago y aleatorio, influido por percepciones momentáneas, por los estímulos exteriores que afrontamos en cada momento. Influido también, sin que lo sepamos, por la actividad inconsciente del cerebro, algo que no tenemos por qué considerar pensamiento propiamente dicho.

Sabemos muy bien a qué nos referimos ordinariamente cuando hablamos de pensar, no obstante, más difícil es tratar de definir el pensamiento mismo. ¿Qué es, cuál es su naturaleza? Utilizamos el término en muchos sentidos, incluidos algunos incongruentes y poco científicos. Hablamos de personas que piensan poco o mucho, que piensan bien o mal, o incluso de gente que no piensa. 

Curiosamente, en ambientes académicos o intelectuales se suele hablar también de aprender a pensar, como si el pensar fuera algo que hay que aprenderlo, igual que el hablar o el andar. Ese lenguaje es básicamente erróneo porque el pensamiento se nos impone, es decir, surge espontáneamente y se modula con la estimulación ambiental cuando el cerebro madura en el recién nacido. 

Antes incluso de nacer, el feto ya puede tener ciertas formas de pensamiento basadas en los estímulos que recibe. No tenemos que aprender a pensar, pues nacemos genéticamente dotados para ello. Otra cosa es aprender a pensar de un modo particular sobre algo, o a razonar convenientemente sobre determinadas cosas.

Una definición científica del pensamiento es la que lo considera como la actividad mental, y, por tanto, cerebral, que tiene lugar en ausencia de la cosa misma sobre la que se piensa. Cuando contemplamos un paisaje u oímos una melodía las primeras impresiones que invaden nuestra mente son de luces, colores, formas o sonidos. Son sensaciones inmediatas que, según dicha definición, no son todavía pensamiento. El pensamiento surge cuando nos ponemos a razonar sobre esas sensaciones, es decir, cuando empezamos a reconocerlas, valorarlas, compararlas con información almacenada en la memoria o tomar decisiones sobre ellas o a partir de ellas. 

Tal como lo concebimos no es fácil discernir el momento en que la sensación se convierte en pensamiento, pero sí podemos decir que cuando reconocemos las cosas que vemos u oímos las sensaciones ya se han convertido en percepciones y eso ya es una primera forma de pensamiento. Éste se hace especialmente profundo, implicando una gran actividad cerebral, cuando hacemos cosas complejas, como resolver problemas matemáticos o dilemas morales.

La pléyade de estímulos de toda índole que nos invade en el mundo moderno hace que nuestro cerebro se vuelva adicto a los mismos, es decir, hace que se convierta en un órgano al que no le bastan sus propios pensamientos y necesite ser estimulado por doquier. De ello da fe un experimento reciente de la Universidad de Virginia en Estados Unidos, donde el psicólogo social Timothy Wilson sometió a un buen número de estudiantes universitarios y a otros voluntarios a sesiones de entre seis y diez minutos, en una habitación pobremente ambientada o en sus propias casas, en las que tenían que quedarse a solas con sus propios pensamientos, sin compañía de ningún objeto o aparato estimulador o distractor, como móviles, ordenadores o incluso bolígrafos. El resultado fue que esa experiencia resultó tan desagradable para el sesenta y siete por ciento de los hombres y el veinticinco por ciento de las mujeres que muchos de ellos prefirieron administrarse una descarga eléctrica de cierta intensidad antes que volver a repetirla.

Imagínese usted mismo sin móvil, ni televisor, ni periódicos, ni agendas, ni ordenador, ni cadena musical, ni libros o revistas. Se pasa verdaderamente mal cuando hoy en día, en nuestro sofisticado y enriquecido mundo, te quedas completamente a solas con tus pensamientos. 

Hay incluso quien dice que una prueba de hambre de estímulos y adicción informativa es la imperiosa necesidad de consultar el whatsapp o el correo electrónico que tienen algunas personas cuando se levantan a media noche para ir al baño.




Cuando La Mente Se Ilusiona


Atravesamos la vida tratando de hacer equilibrio entre la paranoia y la ingenuidad. En algunos casos, tendemos a ver amenazas donde no las hay o no tienen la dimensión que les otorgamos, y en otros, adoptamos una postura cándida que se inclina por ver las cosas mejor de lo que realmente son.

Una revisión constante de la experiencia y de las reflexiones que la sustentan nos sirve para ir calibrando nuestros juicios, que con el tiempo se van haciendo más certeros, aunque nunca exactos.

Si te ilusionas e idealizas “todo el tiempo” es probable que no estés evaluando tu experiencia de manera adecuada. En general, esto sucede cuando los datos de la realidad desafían creencias muy arraigadas y que nos negamos a modificar. 
Entonces, para conservar esas creencias, evitamos confrontarlas con la información que las contradice.

A menudo, este apego a determinadas creencias toma la siguiente forma: las cosas “deben” ser de una cierta manera. Como consecuencia de esta postura, aunque comprobemos una y otra vez que la realidad nos desmiente, hacemos caso omiso de esto y continuamos en nuestra búsqueda para ver si la próxima vez las cosas son finalmente como nosotros creemos que deben ser.


Para no hacerse falsas ilusiones es importante que evites pensar tanto en el futuro y que te centres en el presente. Muchas veces, por anticiparnos demasiado a los hechos, evitamos disfrutar de lo que es realmente importante y, lo importante, es la vida que tienes hoy. 

Así que disfruta del momento sin pensar en el mañana. Este es el mejor consejo para que tu vida sea satisfactoria.