Los grandes
disturbios sociales que tenemos en el planeta, no se originan en los grupos,
sino dentro de cada individuo. Nadie puede hacer más por ti, que tú mismo.
Tu relación más
importante es contigo, y debes mantenerla en armonía. Para hacerlo, debes estar
en constante estado de auto educación y sintonización con la fuente de quien
realmente eres.
Es probable que algunas veces te hayas salido de equilibrio, y
te hayas encontrado re-dirigiendo tus emociones para que estas no te manejen.
¿Quién crees tú que hace eso? ¿Te has sentido alguna vez tan perturbado, que te
dio dolor en la boca del estómago y te pusiste a orar, pero las cosas no
mejoraron hasta que no fuiste a ese lugar de paz y amor dentro de ti? Ese lugar
es tu Alma. La energía del Alma nos trae bienestar, alegría y paz.
No es falta de
vitalidad, sino acción dirigida. La alcanzas cuando te ubicas en ese lugar
dentro de ti, que es de naturaleza amable y bondadosa, y está libre de juicios
e irritaciones. La mente, las emociones y el cuerpo, buscan la satisfacción por
medio de las cosas materiales. El alma no. Ella está aquí para aprender a usar
la energía de la creación con sabiduría. Una clave muy importante para hacerlo,
es reconocer que la energía sigue al pensamiento.
Existe un viejo
adagio que dice: “Atraes hacia ti lo que temes” pero si el miedo está en tu
interior, eres tu quien lo crea. Más allá de la energía del miedo, reside el
amor del espíritu, que te permite crear lo que sea que quieras a través de tu
cuerpo, imaginación, mente y emociones. Lo que estás sintiendo determina en
gran medida, lo que haces.
Si te sientes deprimido, seguramente no tendrás ánimo
para limpiar la casa, o cortar el césped. La depresión no es otra cosa que la
falta de energía para movilizar tu cuerpo hacia una actividad positiva. Pero
por debajo de la depresión está el pensamiento negativo.
Sin embargo,
recuerda que eres más que tus pensamientos y sentimientos. Si te elevas lo
suficiente, encontrarás que tu alma irradiará su energía a tu mente, emociones
y cuerpo. Hay un gran mandamiento que dice: “Ama al Señor tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu Alma y toda tu mente”, y otro gran mandamiento que dice: “Ama
a tu prójimo, como a ti mismo”.
Si verdaderamente comienzas a hacerlo, la
energía de Dios fluirá a través tuyo, y entonces podrás expandirla a todos los
que estén a tu alrededor, y ver como ellos se trasforman ante tus ojos.
Se te
dio la vida para experimentar abundancia y gozo, si no lo estás experimentando,
observa cómo estás bloqueando esas experiencias, y luego, usa esos bloqueos
como peldaños para ascender. Úsalos como oportunidades que te permitan
elevarte.
Nunca uses nada
para crear desesperación, porque entonces será eso lo que cosecharas. Trasforma
tu desesperación en crecimiento. Eres un creador, si durante tu permanencia en
este mundo creas amor, al terminar tu vida podrás ponerte de pie sobre esa columna
de amor, y elevarte en ella hasta el corazón de Dios.