sábado, 7 de abril de 2018

La Energía Del Alma


Los grandes disturbios sociales que tenemos en el planeta, no se originan en los grupos, sino dentro de cada individuo. Nadie puede hacer más por ti, que tú mismo.

Tu relación más importante es contigo, y debes mantenerla en armonía. Para hacerlo, debes estar en constante estado de auto educación y sintonización con la fuente de quien realmente eres. 

Es probable que algunas veces te hayas salido de equilibrio, y te hayas encontrado re-dirigiendo tus emociones para que estas no te manejen. ¿Quién crees tú que hace eso? ¿Te has sentido alguna vez tan perturbado, que te dio dolor en la boca del estómago y te pusiste a orar, pero las cosas no mejoraron hasta que no fuiste a ese lugar de paz y amor dentro de ti? Ese lugar es tu Alma. La energía del Alma nos trae bienestar, alegría y paz.

No es falta de vitalidad, sino acción dirigida. La alcanzas cuando te ubicas en ese lugar dentro de ti, que es de naturaleza amable y bondadosa, y está libre de juicios e irritaciones. La mente, las emociones y el cuerpo, buscan la satisfacción por medio de las cosas materiales. El alma no. Ella está aquí para aprender a usar la energía de la creación con sabiduría. Una clave muy importante para hacerlo, es reconocer que la energía sigue al pensamiento.

Existe un viejo adagio que dice: “Atraes hacia ti lo que temes” pero si el miedo está en tu interior, eres tu quien lo crea. Más allá de la energía del miedo, reside el amor del espíritu, que te permite crear lo que sea que quieras a través de tu cuerpo, imaginación, mente y emociones. Lo que estás sintiendo determina en gran medida, lo que haces. 

Si te sientes deprimido, seguramente no tendrás ánimo para limpiar la casa, o cortar el césped. La depresión no es otra cosa que la falta de energía para movilizar tu cuerpo hacia una actividad positiva. Pero por debajo de la depresión está el pensamiento negativo.

Sin embargo, recuerda que eres más que tus pensamientos y sentimientos. Si te elevas lo suficiente, encontrarás que tu alma irradiará su energía a tu mente, emociones y cuerpo. Hay un gran mandamiento que dice: “Ama al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu Alma y toda tu mente”, y otro gran mandamiento que dice: “Ama a tu prójimo, como a ti mismo”. 

Si verdaderamente comienzas a hacerlo, la energía de Dios fluirá a través tuyo, y entonces podrás expandirla a todos los que estén a tu alrededor, y ver como ellos se trasforman ante tus ojos. 

Se te dio la vida para experimentar abundancia y gozo, si no lo estás experimentando, observa cómo estás bloqueando esas experiencias, y luego, usa esos bloqueos como peldaños para ascender. Úsalos como oportunidades que te permitan elevarte.

Nunca uses nada para crear desesperación, porque entonces será eso lo que cosecharas. Trasforma tu desesperación en crecimiento. Eres un creador, si durante tu permanencia en este mundo creas amor, al terminar tu vida podrás ponerte de pie sobre esa columna de amor, y elevarte en ella hasta el corazón de Dios.


Superación


La realización personal es un desafío para toda persona, pero su logro implica la superación de muchos obstáculos, entre ellos la mala interpretación del concepto, pues la realización no se limita al placer momentáneo, sino que engloba una serie de metas que producen satisfacción verdadera y duradera.

La realización es la plenitud de vida
La realización personal consiste en vivir una vida plena, total; abarca todas las áreas de la persona. Podemos lograrla cumpliendo nuestros compromisos, formando con ellos un todo armonioso y viviendo ese conjunto armonioso de compromisos. No somos ni podemos ser personas completas al margen de los demás, porque la mayoría de nuestros compromisos tienen carácter social: nos unimos con otras personas para participar en los bienes humanos y así lograr nuestra realización y la de los demás. 

Dos ideas equivocadas de la realización personal- El placer intenso: La experiencia de placer solo es válida para una parte de nuestro yo. El placer, cualquiera que sea el modo en que se experimente, está limitado a la conciencia, y no tiene en cuenta el vivir entero del ser humano. 
No es que el placer se identifique con la parte “más baja” o “animal”, del ser humano, mientras que la realización se refiera a la “más alta” y “espiritual”, pues es inaceptable una división de la persona humana en dos partes.

La realización personal no se limita al placer. Por ejemplo, sentimos placer cuando bebemos agua fresca después de una calurosa y polvorienta caminata, pero allí termina.

Un ejemplo, traído del campo de la ciencia ficción, ilustra de manera similar el problema del placer, y aclara por qué este no supone una imagen cabal de la realización propia: Supongamos que fuera posible mantener vivo un cerebro humano en un laboratorio, alimentándolo con una corriente continua de ondas cerebrales artificiales, para producir en él sensaciones de una vida placentera. El cerebro estaría aislado de todo dolor y disfrutando continua y conscientemente de un intenso placer. ¿Valdría la pena hacer esto para conseguir la realización de aquel cerebro? Aunque fuera posible producir ese estado placentero de conciencia al margen de la experiencia real, sería un absurdo y nadie confundiría tal estado con la realización.

Un estado de conciencia solamente tiene significado en relación con la vida consciente. Si no existe una vida realmente vivida (como es el caso de ese hipotético cerebro), el estado de conciencia no tiene significado.

La tendencia a buscar el placer, aunque se busque conjuntamente con otras personas, tiene una condición individual inevitable. Por el contrario, la realización verdadera no es, ni puede ser, individualista, ya que nadie se realiza si no es con los demás. El placer, como estado de conciencia de una privacidad inherente, no puede ser compartido. 

La realización es un producto social, y como el placer es un estado de privacidad no conduce a ella. Lo que sí podemos compartir son las tareas comunes, los proyectos y el compromiso hacia bienes en los cuales las personas colaboran juntas.
La persecución de un objetivo: Definir una meta, trabajar para alcanzarla y, finalmente, conseguirla. Este planteamiento sitúa el significado último de la vida en resultado de una acción. Muchas personas identifican la felicidad con la persecución y el logro de metas, y buscan en ello la realización.

Esta clase de acciones es una parte necesaria e importante la vida. Sin embargo, la idea de que la auténtica realización está en la persecución y el logro de metas no es del todo satisfactoria, porque después de conseguir una meta, comienza de inmediato la búsqueda de otra nueva. La realización está siempre en el futuro y, precisamente por esa razón, no satisface nuestra esperanza de realizarse aquí y ahora.

El problema que se plantea al identificar la realización con la persecución de objetivos futuros es que los objetivos son, precisamente, futuros, y una persona que vive de cara al futuro roba al presente su significado. Vivir así hace que el presente se considere meramente como algo para lograr un fin ulterior, cualquiera que sea, y el presente tiene poco o incluso ningún valor; depende de la medida en que contribuye al logro del objetivo.


La Voluntad Humana


Filosofía
La Voluntad Humana
Voluntad (del latín “voluntas”, derivado de “volo”, “yo quiero”) Deseo consciente que lleva al hombre a realizar determinadas acciones.

El idealismo considera, de manera errónea, la voluntad como una propiedad independiente de influjos y circunstancias exteriores, desligada de toda necesidad objetiva, y ve las acciones y la conducta del hombre como una manifestación de la voluntad “libre”, a la que concibe con un criterio idealista.

En realidad, la fuente de la actividad volitiva del hombre dirigida hacia un fin, radica en el mundo objetivo. Reflejado a través del prisma de las condiciones interiores del sujeto (necesidades, intereses, deseos, conocimientos, &c.), el mundo objetivo ofrece al hombre la posibilidad de plantearse fines diversos, de tomar resoluciones, de actuar de tal o cual modo.

No es libre la voluntad que elige partiendo sólo de los deseos del sujeto (voluntarismo, existencialismo), sino la que elige con acierto, en consonancia con la necesidad objetiva. 

Según palabras de Engels, el libre albedrío no significa otra cosa que la facultad de tomar una resolución con conocimiento de causa.

El carácter volitivo de una acción o de un acto de conducta aparece con máxima claridad en los casos en que el hombre, para alcanzar un objetivo, ha de vencer obstáculos exteriores o interiores.

El eslabón inicial del acto volitivo consiste en el establecimiento y en la comprensión del fin; luego, en tomar la decisión de actuar, en elegir los procedimientos más adecuados para dar cumplimiento a la acción. 

Lo decisivo para caracterizar como volitiva una acción dada es que la decisión tomada se haya cumplido
.

El hombre no posee por naturaleza la fuerza de voluntad. La destreza y la capacidad para elegir un objetivo, tomar resoluciones acertadas y cumplirlas, para llevar hasta el fin la empresa iniciada, son fruto del saber, de la experiencia, de la educación y de la autoformación.

viernes, 6 de abril de 2018

La Ternura Humana


Si algún elemento da belleza y sentido a la vida, ese es, sin duda, la ternura. La ternura es la expresión más serena, bella y firme del amor. Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en la caricia, en el detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice o en el abrazo entregado y sincero. Gracias a la ternura, las relaciones afectivas crean las raíces del vínculo, del respeto, de la consideración y del verdadero amor. Sin ternura es difícil que prospere la relación de pareja. Pero además es gracias a la ternura que nuestros hijos reciben también un sostén emocional fundamental para su desarrollo como futuras personas.
Parece ser que los recuerdos que más nos acompañan en los últimos momentos instantes de nuestra vida no tienen que ver con momentos de triunfo o de éxito, sino con experiencias donde lo que acontece es un encuentro profundo con un ser amado, un momento de intimidad cargado de significado: palabras de gratitud, caricias, miradas, un adiós, un reencuentro, un gracias, un perdón, un te quiero. Son esos instantes los que al parecer quedan grabados en la memoria gracias a la luz de la ternura que revela la excelencia del ser humano a través del cuidado y el afecto.
Paradójico, la ternura no es blanda, sino fuerte, firme y audaz, porque se muestra sin barreras, sin miedo. Es más, no sólo la ternura puede leerse como un acto de coraje, sino también de voluntad de mantener y reforzar el vínculo de una relación. La ternura hace fuerte el amor y enciende la chispa de la alegría en la adversidad. Gracias a ella, toda relación deviene más profunda y duradera porque su expresión no es más que un síntoma del deseo de que el otro esté bien. La ternura encuentra también un espacio para desarrollar su extraordinario valor en los momentos difíciles.
Expresar el afecto, saber escuchar, hacerse cargo de los problemas del otro, comprender, acariciar, cultivar el detalle, acompañar, estar física y anímica en el momento adecuado…, son actos de entrega cargados de significado. Y es que en el amor no hay nada pequeño.
Esperar las grandes ocasiones para expresar la ternura nos lleva a perder las mejores oportunidades que nos brinda lo cotidiano para hacer saber al ser amado cuán importante es para nosotros su existencia, su presencia, su compañía. Nadie puede vivir sin ella porque la vida sería muy difícil si faltara.
Una palabra que va directa al corazón, pues evoca los momentos en los que nos encontramos maravillosamente bien, distendidos, confiados y gozosos de amar y ser amados…Una palabra que sintetiza afecto, calor, dulzura y consuelo. Es la ternura de los padres para con los hijos, de la esposa respecto a su esposo, de los hermanos y hermanas, de los amigos…
Una palabra de la que se tiene a veces miedo, pues no se conoce cuál será la reacción del otro. Hay gente tan especial que se mofa de quien posee este don magnífico de la ternura, pero le llaman sentimental y romántico con sentido despreciativo.
La ternura es un valor tan necesario en nuestra vida como el aire o el alimento. Se alimenta de cosas pequeñas que brotan del corazón: una mirada, una mano, una sonrisa, un gesto, una palabra, un estímulo, un aliento…
Un valor casi imposible de traducir si se tiene la cabeza vacía y el corazón de piedra, si alguien se deja llevar de la molicie o de la pasividad, si se es tan sólo un fuego artificial epidérmico o un momento fugitivo…Una puerta abierta a los sufrimientos más íntimos, más secretos, más recónditos, aquellos que apenas nos atrevemos a balbucir…Una alegría, creación duradera de un amor que crece, de una amistad que se construye…
La ternura, ¿es un riesgo que hay que correr? Sí, el riesgo de la gratuidad. La ternura es un producto raro. Sin embargo, sin ella, el hombre y la mujer no llegan a ser verdaderamente seres humanos. Pero la ternura es a menudo desacreditada ya que se confunde con estados que no son ella. Siempre es peyorativo que alguien es “tierno”. La ternura se confunde con la sensiblería y el sentimentalismo. Es un error, pues la ternura no tiene nada de amaneramiento.
Cuando los fortalezas se derrumban, vamos hacia el otro y tenemos al mismo tiempo miedo de él o de ella por el riesgo de representar un papel que se le asigna. Ante todo esto, tenemos medios para defendernos y neutralizar los ataques de gente desaprensiva. Con ellos la ternura sobra. La ternura aparece cuando nuestras relaciones humanas dejan de ser utilitarias, cuando no esperamos necesariamente algo de los otros. Comienza con el respeto y el reconocimiento de su libertad.
Ella está en la base de una alegría rara pero única: la que se experimenta cuando se da sin esperar inmediatamente nada a cambio.
Es verdad que el amor todo lo vence… es a través de la ternura.

Delirios De Grandeza



Se puede definir delirio de grandeza como una serie de pensamientos, ideas y creencias incongruentes e irreales, en donde una persona se considera especial, superior, más grande y mas importante, que las demás, sin importar su clase social, genero, religión, raza, nacionalidad, edad, profesión, etc.

El delirio de grandeza también es conocido como megalomanía y es una idea y un comportamiento de grandiosidad, una falta de empatía y una necesidad de admiración exagerada, que puede venir acompañada de uno o varios trastornos mentales.

Algunas características de la persona con delirios de grandeza son las siguientes:
Se consideran muy importantes y creen que los demás de igual manera así los ven.

Exageran sus logros y capacidades, esperando ser reconocidos como superiores, se ocupan demasiado en fantasías de ilimitado poder, éxito, belleza, brillantez, etc., exigen excesivamente la admiración de los demás, se muestran en ocasiones arrogantes y soberbios (as), son pretenciosos (as) exigen trato especial y que se cumplan sus deseos, tienden a sacar provecho de los demás y no son empáticos.

Padecen de una vanidad exagerada, pueden llegar a creer que tienen poderes divinos o cierta belleza o inteligencia que nadie más posee. 

Por lo tanto son personas que viven fuera de la realidad.

¿Porque se considera delirio?
Porque es una creencia que no existe, es una ilusión, no es real, solo está en la mente de la persona con delirio de grandeza, en donde se aparenta una alta autoestima que no existe, el sujeto utiliza una máscara de grandeza para sentirse importante.

La persona que tiene un delirio de grandeza o megalomanía está dominada por una idea fija, que es la superioridad, sobrevalora sus capacidades y exagera sus  logros, niega totalmente sus defectos e incapacidades, ya que se considera perfecto y de conducta intachable, se ofende enormemente ante una contradicción, un desaire, un reclamo o un regaño.

¿Qué esconde el delirio de grandeza?
Las personas con delirio de grandeza o megalomanía tienen una autoestima muy frágil, aunque parezca lo contrario. Demuestran seguridad y sana autoestima, pero es una máscara que sirve para ocultar un complejo de inferioridad y una autoestima bastante deteriorada.

Tienen una autoestima muy vulnerable en donde a pesar de las apariencias una crítica los lleva a una fuerte frustración y sentimiento de humillación, pueden llegar a obsesionarse con la crítica y atacar al otro, ya que lo que les interesa es la imagen que proyectan hacia el exterior.

Más que buscar ser el centro de atención buscan ser el centro de admiración, buscan que los demás los atiendan como verdaderos reyes, se sienten fuera de serie, consideran que son demasiado importantes en lo que son, lo que hacen y lo que viven.

Las relaciones amorosas se dan solo cuando la otra parte esta dispuesta a cumplir sus caprichos narcisistas y les adoran, no le dan importancia a las necesidades y deseos de su pareja, a menudo son desdeñosos e impacientes con los demás cuando les comentan  sus problemas, sueños, logros, ambiciones o preocupaciones, menosprecian los logros, los problemas y los sentimientos de otros, creyendo que solo ellos importan, son egocéntricos.


Universos Paralelos


La verdadera diferencia entre los relatos bíblicos y un estudio científico de los orígenes del universo no consiste tanto en el método empleado como en las preguntas planteadas. 

Los físicos y los biólogos de nuestro tiempo se interesan ante todo por los mecanismos mediante los cuales el mundo y la vida han sido formados y que les permiten continuar funcionando. 

Los autores bíblicos tenían una preocupación distinta: querían expresar la continuidad entre la historia de Israel con su Dios, por un lado, y la humanidad y el universo en su conjunto por otra. Querían dar a comprender que su Dios era realmente universal, implicado a fondo en la existencia y la suerte de todo lo que existe.

Además, querían mostrar cómo el mundo tal como lo conocemos fluye de la identidad de ese Dios. ¿Qué es lo que forma parte de esos rasgos esenciales como creado por Dios y, contrariamente, lo que no está en conformidad con su estado de creación divina? 

Comprender nuestros orígenes de esta manera es encontrar las bases que nos permiten vivir como es preciso. 

La preocupación de los autores bíblicos es de esta manera todo salvo teórico. Su búsqueda forma parte de lo que la Biblia llama la sabiduría, la tentativa de llevar una existencia en armonía con lo real.

Ver en los relatos bíblicos de la creación una alternativa a las teorías científicas o una película sobre «cómo era realmente», sería estar condenado a la decepción. 

Si por el contrario intentamos comprender el significado de nuestra existencia, podremos encontrar en dichos textos intuiciones que nos ayudarán a avanzar. 

Si todo procede en definitiva de Dios, la relación con él da la llave para situarnos en una vida que tiene verdaderamente sentido.



Nuestra Mente No Decae


Resulta habitual pensar que todas las capacidades humanas decaen con la edad pasada la treintena, y que la inteligencia no es una excepción a esta regla. Sin embargo, parece ser que esto no es del todo cierto y no siempre ocurre con todas las habilidades cognitivas por igual. 

Podemos creer esto, entre otras cosas, porque un equipo de investigadores ha encontrado indicios de que ciertos aspectos de la inteligencia llegan a su apogeo una vez pasada la juventud, mientras que otras lo hacen mucho antes, alrededor de los 20 años.

A pesar de que todos tendemos a asociar el concepto "inteligencia" al conjunto de habilidades que se ponen en práctica a la hora de completar los famosos test de CI, cada vez se encuentran más capas matices en lo que podría parecer una definición rígida y monolítica. Se ha hablado, por ejemplo, de inteligencia emocional e inteligencias múltiples, concepciones de inteligencia que van mucho más allá de lo que se mide a través de las clásicas hojas en las que hay que apuntar la respuesta correcta. Uno de estos quiebros interesantes en la idea de intelecto se ha dado con la propuesta de dos clases de habilidades cognitivas: las que dan forma a la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada.

Estas diferentes formas de clasificar los tipos de inteligencia no es gratuita: son modelos teóricos que intentan explicar procesos profundos que ocurren en nuestro cerebro y, por lo tanto, nuestra manera de pensar. Por eso resulta interesante cuando se encuentran pruebas de que diferentes tipos de inteligencia evolucionan de forma distinta. En este sentido, un artículo publicado en la Journal of Applied Psychology apunta que, mientras que la inteligencia fluida (es decir, la que va asociada a la resolución exitosa de problemas nuevos) empieza a decaer en la tercera década de vida, la inteligencia cristalizada, relacionada con la gestión de lo ya aprendido, sigue mejorando con la edad hasta que se llega, en algunos casos, a los 70 años o más.

Después de analizar los datos recogidos, los investigadores vieron que las personas de mayor edad mostraron puntuaciones en inteligencia fluida significativamente más bajas que las de las personas de menos de 30 años, especialmente pasada la cincuentena. Sin embargo, en las tareas de habilidad verbal asociadas a la inteligencia cristalizada la tendencia se invertía: la media de puntuaciones que correspondía al grupo de mayor edad era más alta.

Aunque este no es el único estudio que describe estas tendencias en la evolución de estos tipos de inteligencia, sí es uno de los pocos que se centra en el contexto profesional. Investigaciones en esta línea podrían ser útiles a la hora de saber qué tipo de tareas son más fáciles de resolver en una u otra franja de edad, con resultados beneficiosos tanto para la persona como para el grupo de trabajo en el que se encuentra.

Desde luego, ambos tipos de inteligencia decaen con la edad, lo que ocurre es que lo hacen de manera distinta y a partir de un momento de madurez diferente. 

Tiene sentido que sea así. La inteligencia fluida es especialmente útil para adaptarse a entornos relativamente nuevos a los que no se está muy adaptado y que aún puede ocasionar imprevistos dada la poca experiencia del individuo. La inteligencia cristalizada, sin embargo, tiene una aplicación más conservadora, ligada a la resolución de problemas a partir de lo que ya se sabe. 


Estos dos tipos de habilidades se despliegan en etapas diferentes, y nuestro cerebro parece ser capaz de adaptarse a estas etapas ajustándose a lo que se espera de él. 

De algún modo, parece como si la evolución aspirara a hacernos tan sabios como ella.

Comportamiento Humano

El comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por el ser humano y está determinado por absolutamente todo el entorno en que se vive; tiene influencias más sociales.

El comportamiento humano desde los inicios de su historia se ha tratado de estudiar y comprender, esto para tratar de aprovechar sus características en el desarrollo de actividades o mejorarlo para permitirle al mismo vivir de una mejor manera, ya sea observando sus fortalezas, mejorando esos aspectos y tratar de disminuir las debilidades aumentando la atención en los puntos en los que generalmente el ser humano suele fallar.

Muchos consideran el comportamiento humano algo muy complicado, sin embargo no lo es, puesto que desde sus inicios el ser humano ha demostrado su interés de aprender sobre lo que lo rodea y aprovecharlo para su beneficio y comodidad, si bien el ser humano es curioso, también es creativo, al inventar toda una serie de formas para comunicarse, desde el [lenguaje] por señas, el escrito, incluso el oral, entre otras muchas más cosas que ayudaron a facilitar la vida del ser humano, así como su supervivencia. 

Otro aspecto importante sobre la forma de ser de las personas es el hecho de la manera en la que éstas aprenden; siendo esto la imitación, este recurso es muy utilizado por el ser humano desde la antigüedad, evidentes ejemplos de esto es el hecho de que mediante la copia o imitación se aprende a hablar o caminar. 

Algunos de los inventos se basan en la imitación de la naturaleza como lo es el caso de los aviones, imitando la anatomía de las aves o el del helicóptero, siendo muy parecido a las libélulas. El aspecto del comportamiento, en el cual las personas deben poner atención, es el hecho que la imitación está presente y posee mucha relevancia ya que desde la infancia se fomenta el imitar como una manera de aprender, así se aprende a hablar, caminar entre otras cosas; de esta manera muchos prácticamente adoptan la personalidad de otra persona, por lo cual las personas deben tener cuidado en su forma de actuar, ya que aquellos quienes tienden a copiar lo que ven son los infantes que siempre tienen en mente ser como su “héroe” es decir a quien admiran.

En primera instancia, se tiene a los padres o tutores encargados de los infantes como figura, de los cuales, en sus primeros pasos tendrán como ejemplo durante esta etapa. El comportamiento humano de los infantes, es en su mayoría, el reflejo de lo que observa y oye en su entorno, como su hogar, la escuela o los lugares a los que normalmente concurre, así como de las personas de las que se rodea, padres, hermanos, familia en general, maestros, compañeros, etc.

Cuando el infante empieza a dejar la infancia para convertirse en preadolescente, empezaran cambios físicos y psicológicos, que drásticamente irán en torno a su comportamiento humano, ya que la etapa de cambio, genera la entrada a un nuevo modo de pensar, se viven situaciones muy diferentes que en los primeros años de vida.

El comportamiento de la persona (así como de otros organismos e incluso mecanismos), cae dentro del rango de lo que es visto como lo común, lo inusual, lo aceptable y por fuera de los límites aceptables. 

En sociología el comportamiento es considerado como vacío de significado, no dirigido a otro sujeto y por lo tanto una acción esencialmente humana. 

El comportamiento humano no puede confundirse con el comportamiento social que es una acción más desarrollada y que está dirigido a otro sujeto. La aceptación del comportamiento es relativamente evaluada por la norma social y regulada por diferentes medios de control social.

El comportamiento de la gente es estudiado por las disciplinas académicas de la psicología, la sociología, la economía, la antropología, la criminología y sus diferentes ramas
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Relación con su entorno: el hábitat del hombre no adaptación sino transformación.

El animal está vinculado a su entorno. Entorno en el que encuentra satisfacción a sus estímulos y eso le basta. Es verdad que el hombre también busca la satisfacción de sus instintos pero, al mismo tiempo, se hace cargo de mucho más, conoce otras muchas realidades y se interesa por ellas aunque no le sean útiles ni le proporcionen una satisfacción.

Para la ardilla no existe la hormiga que sube por el mismo árbol. Para el hombre no solo existen ambas sino también las lejanas montañas y las estrellas, cosa que desde el punto de vista biológico es totalmente superfluo.

El animal capta y conoce una parte del mundo lo que necesita del mundo, y eso es para él "Todo el mundo". El hombre está abierto a todo el mundo, o mejor, a todo el ser.



Cosa De Veteranos


Mi querido viejo, pensarás que me gustan mucho las canciones y los versos sobre nosotros los viejos y tienes razón, ¡hay tantas cosas que podemos disfrutar ahora que hemos llegado a estas edades!, entre ellas están las canciones y los versos.

Hablemos del placer de caminar; caminar es una de las más sabrosas actividades humanas; seguramente recuerdas los primeros pasos, los “pininos” (¿de dónde viene esa palabra?) de los bebés que avanzan vacilantes, a veces tropiezan pero siempre están alegres; luego los pasos de los jóvenes que comienzan a conquistar el mundo, pasos firmes, optimistas, y luego los pasos de los adultos, que saben lo que quieren y saben a dónde van.
Seguramente tú pasaste por esas etapas, tal vez no recuerdas tus primeros pasos de bebé, pero sí los pasos apresurados, casi brincando, en tu adolescencia, recuerdas cómo podías subir las escaleras saltando dos o incluso tres escalones, y a veces hasta les ganabas a quienes subían por el elevador.
¿Y los pasos de nosotros los viejos?
Lo primero que sucede, si no tomamos las medidas necesarias, es que parece que nuestras piernas ya no son las mismas; es posible que veas que los muslos y las piernas adelgazaron, aun cuando la barriga siga siendo igual; eso significa que perdiste parte de la grasa que llenaba tus piernas y que los músculos ya no son tan firmes y voluminosos como antes; tal vez haya además ciertas molestias o dolor en rodillas o tobillos, o un dedo que te molesta en las noches o al caminar.
Y puede ser que, casi sin darte cuenta, tus pasos sean ahora vacilantes, pasos pequeños, y tal vez camines con la columna vertebral un poco encorvada, mirando al piso.
¿Es normal esto?, ¡no, de ninguna manera!, caminar así no tiene nada que ver con la edad.
En primer lugar, cuando caminas encorvado no puedes respirar bien y llenar los pulmones de oxígeno, y los pasos breves pueden hacer que pierdas el equilibrio porque tu cuerpo tiene una base de sustentación corta y puedes tropezar o caer.
¿Qué hacer? Recuerda, mi querido viejo, que puedes (y debes) caminar viendo hacia adelante, al caminar erguido te oxigenarás mejor, pero sobre todo, tus pasos podrán ser más firmes, pasos grandes, que aumenten tu base de sustentación al caminar y te permitan sentirte dueño de tu caminar; pasos fuertes, pasos optimistas, pasos seguros, mirando hacia adelante.
“Se hace camino al andar”, dice el poeta; tú tienes por delante mucho camino por andar.
Que nadie te diga que “no se puede”; ejercita tus piernas, disfruta el caminar, rápido o despacio, pero con pasos grandes, firmes, que mejorarán tu salud y te darán más confianza en tu cuerpo.

 


jueves, 5 de abril de 2018

Conceptos De Inteligente



Estamos acostumbrados a relacionar la inteligencia con el raciocinio lógico, con el coeficiente intelectual que determina las habilidades para las ciencias exactas, la comprensión y capacidad de análisis reflexivo, el razonamiento espacial, la capacidad verbal y las habilidades mecánicas.

Sin embargo, en el mundo empresarial se está empezando a tener en cuenta y a valorar más la denominada "Inteligencia Emocional", que determina cómo nos manejamos respecto nosotros mismos y con los demás.
 
La Inteligencia Emocional es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc., y que puede definirse, como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones sociales.

Las características de este tipo de inteligencia, serían entonces: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que los estados afectivos interfieran con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar con los demás. 

El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos progresan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban perdidos en el tiempo…

Viviendo inteligentemente en sociedad.
Hoy se sabe que la Inteligencia Emocional por sí sola tampoco es suficiente, que es necesario complementarla con la llamada Inteligencia Social.

La Inteligencia Social es la capacidad que tiene una persona de entender, y llevarse bien con la gente que le rodea. Es lo que hace que una persona sea capaz de tener mil amigos dispuestos a dar la vida por ella en caso de ser necesario. 

En una palabra: la Inteligencia Social es la parte de nuestra inteligencia que utilizamos para relacionarnos eficientemente con la gente que nos rodea.

Es la cualidad humana que nos permite optimizar al máximo nuestra relación con la gente, sacando lo mejor de ellos, generando el mínimo el nivel de rechazo y consiguiendo los mejores resultados de ellos.

Alguien con una Inteligencia Social muy desarrollada es una persona capaz de entender e intuir qué siente la gente en cada momento, qué necesita, cómo se comporta y qué espera de nosotros. Los políticos, los oradores, los grandes seductores, los grandes vendedores, los profesores que hacen amar lo que enseñan, los hombres de negocios poderosos, etc. son personas con una gran Inteligencia Social.

La Inteligencia Social junto con la Inteligencia Emocional, son, sin duda, las habilidades más útiles para triunfar en la vida. Si sabemos controlar nuestros impulsos y aprendemos a tratar a la gente que nos rodea, seguramente tendremos en las relaciones profesionales, los amigos, los negocios, las parejas sexuales, la familia, etc...

Comenzando otra vez ¿Es usted inteligente?

Recuerde que tener un resultado académico brillante es algo muy bueno, pero no le garantiza el éxito en la vida. Ser un triunfador depende, en mayor grado de la motivación y del grado de empatía que usted tenga en su vida cotidiana; y en la capacidad de demostrar esa empatía.

De acuerdo a esto, preguntemos, ¿Soy inteligente? Mire a su alrededor, y responda sinceramente; si ha alcanzado el objetivo deseado en su vida, si está rodeado de la gente que más quiere y es apoyado por ella en forma incondicional; entonces felicitaciones, seguramente es usted muy inteligente.


El Ser Y La Conciencia


Filosofía
El Ser Y La Conciencia

Estas son unas observaciones sobre términos importantes, de cuya claridad se puede desprender una  mejor comprensión de la vida. Hacen parte del libro “Pequeño Diccionario sobre la Comprensión de la Vida”.

¿Qué es el SER?
SER es la energía o esencia fundamental invisible y eterna de la que todo está hecho. Cualquier cosa que sea o exista, hace o es parte integrante de ese SER. En él formamos el TODO, el UNO, o como se le quiera llamar a la TOTALIDAD o a DIOS.

¿Qué es la CONCIENCIA?

Es la manifestación espiritual individual del SER en las criaturas vivas, que le permite al humano darse cuenta de que existe en este momento en un cuerpo-mente, que puede observar, y que algún día morirá.

La CONCIENCIA despierta es la que decide que la mente quede en blanco o que actúe, bien sea pensando o ejecutando acciones con el cuerpo.

¿Qué es un EGO?
Es una personalidad ficticia que se origina en la observación del entorno y se interioriza en la mente, donde puede cobrar vida. Vive en el pasado o en el futuro (no en el presente), como en sueños; mientras que el cuerpo continúa actuando aquí y ahora.

Cuando la CONCIENCIA está dormida, los EGOS toman el papel de la CONCIENCIA y utilizan la mente, haciendo actuar al cuerpo de manera automática e inconsciente.

¿Qué es el PENSAMIENTO?
Es una capacidad mental exclusivamente humana, que le permite crear lenguajes y símbolos, darse cuenta del paso del tiempo y establecer comparaciones y juicios. Es manejado por la CONCIENCIA o, cuando ella está dormida,  por los EGOS.

¿Qué relación hay entre SER, CONCIENCIA y PENSAMIENTO?
Cuando la CONCIENCIA permanece despierta y maneja el PENSAMIENTO se produce armonía en el humano y llega a comprender que él es una manifestación del SER que está disfrutando de una experiencia transitoria que terminará cuando su cuerpo muera, mientras que el SER continuará siendo eternamente.


Aprender A Perder


Cuando las cosas no son como esperamos, o hay deseos o expectativas que no se cumplen, nos visita la frustración, junto con otras emociones como el enojo y la tristeza. A veces se nos cortan las alas. Y si observamos la vida, hay un continuo de frustraciones que vamos transitando, y son esas pérdidas inevitables. ¿Nos preparan nuestras familias, la escuela, la televisión, la sociedad para sobrellevar de manera saludable las frustraciones de la vida? Claro que no.

Porque todo está orientado para que “ganemos”, para tener “éxitos”, para estar “pum” para arriba, porque si no seremos parte de los “perdedores”, los “fracasados”, los que quedan al margen, “marginados”. 

¿Por qué nadie nos enseña a perder? ¿Por qué no nos enseñan a equivocarnos? ¿Por qué siempre hay que subirse al tren de lo que se supone que es “normal”?
Nunca encontré un curso que diga: “Aprenda a perder y a retirarse a tiempo”, temática que aborda el psicólogo Walter Riso.

Intuyo que lo que pasa es que nos preparan para la lucha, para dejar todo en la cancha, para guerrear hasta las últimas consecuencias, para la exigencia, perfeccionismo. Y así estamos, con índices asombrosos de ansiedad, estrés,  y para contrarrestar esa hiperactividad, sea acude a una gran ingesta de ansiolíticos, comida, consumismo, alcohol y todo lo que calme o anestesie, ahhh!!! y después tomar algo para que te levante al otro día.

Esta vida acelerada no nos da tiempo a la reflexión, los tiempos se extralimitan, se llega más allá de los límites, sin tener en cuenta las consecuencias para nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestras relaciones que se deterioran. 

En una sociedad así en donde el límite es vivido como frustración, esta última es vista como negativa, y no podemos ver su parte funcional y esencial. La frustración aparece cuando nos encontramos ante un límite. Y los límites pareciera que coartan nuestra libertad, como si libertad sería “tener todo”, “lograr todo” y que nada quede afuera.

Dice el escritor Irving Yalom: “El hecho de que “las elecciones excluyen” es el motivo oculto por el cual tantas personas quedan paralizadas cuando llega el momento de tomar una decisión. Cada "sí” conlleva un "no”, y cada elección en un aspecto significa que debe haber una renuncia en otro. Muchos de nosotros nos negamos a entender que los límites, la reducción y la pérdida forman parte indisoluble de la existencia.”

Y así, vivimos juzgando las cosas como buenas o malas, sin darnos cuenta que nos atamos a esas concepciones que pueden ser relativas a la situación que estamos viviendo; y que algo que aparentemente es “muy bueno” quizás no lo sea tanto; y algo que consideramos detestable (como la mentira), puede llegar a ser necesario como parte de un proceso, (no como un fin en sí mismo). 

No percibimos que nuestra manera de estar en el mundo, depende totalmente de nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos y de pensar cómo funciona la vida. Vivimos sin cuestionar nuestra vida cotidiana, tememos que nos rechacen, pasar hambre, perder el trabajo, que nadie nos quiera, ser un fracasado, que nos critiquen, y sin darnos cuenta permitimos que muchas de nuestras conductas sean moldeadas por el miedo. 

Y demasiadas veces estamos en batallas que no son nuestras. De hecho, por mi parte he dejado de ver la vida como una lucha, porque eso agota y te mantiene a la defensiva, prefiero frenar mi lucha interna y estar entero para vivir la vida como una aventura.

Aprender a perder es saber soltar cuando todo nos dice que ese no es nuestro camino. Como dice Joan Garriga: “Saber ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a unos mismo”.

Perder significa soltar, dejar de oponer resistencia cuando todo nos indica que nos estamos agotando, que es en vano seguir luchando contra algo que nos insume gran cantidad de energía, nos frustra de continuo, nos desgasta, nos deja impotente o intuimos que lo que queremos lograr es más una cuestión de “orgullo-ego” (o quizás capricho) que algo posible, racional y realmente bueno para nosotros.

Y es todo un desafío soltar, el dolor y la tristeza no estarán ausentes, …se nos van parte, como dice mi amiga María Alejandra Suárez: “Cuando elegimos a veces desandamos caminos, y se nos van partes, soltamos, debemos inevitablemente soltar lo que creíamos que estaba bien, aunque sea algo sólo de uno mismo. Nos desarmamos, nos desgarramos, pero podemos optar por ver cómo salir de las oscuridades más profundas.”

Y cuando aprendemos a perder, y nos aventuramos a hacerlo, andamos más sueltos, nos sentimos liviano, ya no tenemos que mantener todo bajo control (que nos agota tanto), descargamos la mochila, y así podemos mirar al futuro desde un lugar diferente, sin la tenaza de las exigencias (ni hacia los demás, ni hacía sí mismo), disminuimos las expectativa en todo, nos relacionamos más con lo presente que con lo ausente (lo imaginado).

Si aceptamos con amor lo que verdaderamente queremos, es posible que perderemos ideas fundantes que ya no nos sirven, personas importantes que hay que dejarlas ir, proyectos ansiados, trabajos que ya tuvieron su tiempo, cosas materiales, pero nunca perderemos nuestra dignidad como persona, al contrario, la reforzaremos, porque cada pérdida nos da sabiduría y nos prepara para que podamos disfrutar plenamente y sin culpa “cuando nos vaya bien”.

Cuando nos atrevemos a perder, le estamos abriendo la puerta a millones de posibilidades inimaginables. 

Saber perder, es también, saber decir Sí a la vida, y volver a volar!


Aprender En La Diversidad


Con mate o facturas de por medio. Sentados en una confortable sala o en una ruidosa estación de servicio. De a dos o entre cinco. Estudiar en grupo ofrece infinidad de variantes, aunque no siempre garantiza que todos sus integrantes obtendrán buenos resultados. 

De todas maneras, la mayoría de los estudiantes prefiere buscar compañía a la hora de interpretar los contenidos de un espacio curricular. Las razones para hacerlo no son pocas ni triviales.

Reunirse para estudiar permite compartir diferentes puntos de vista acerca de una misma lección y esto, a su vez, ayuda a reflexionar de manera más profunda la materia y a analizarla desde tantas perspectivas como jóvenes se agrupen. 

Además, el aprendizaje mejora sustancialmente porque cada chico juega tanto el rol de profesor como el de alumno, es decir, enseña a sus pares y escucha o pregunta cuando otros exponen. 

"Estudiar en grupo me parece fundamental. En primer lugar, porque la persona se sabe acompañada y, además, porque entre los integrantes se ayudan a entender ciertas terminologías complicadas. 

Conversando cada lección, se aprende de una manera distinta, aunque eso no implica que inventen un vocabulario propio. Es aconsejable no formar agrupaciones demasiado grandes ya que, en ellas, los adolescentes están más propensos a distraerse", manifestó la psicóloga y profesora Carmen Cuesta Santillán. 

La experta indicó, además, que siempre que una persona está próxima a rendir un examen, se muestra angustiada. "Compartir esa experiencia con un par ayuda a ambos a tranquilizarse", expresó.

Un requisito importante para aprender en forma adecuada es reunirse con compañeros afines, que sean igualmente responsables y que prefieran estilos de trabajos similares o complementarios. De esa manera, ninguno de ellos sentirá que es el único que se encarga de todo mientras los demás solamente se divierten. 


Puntos Divergentes



Observo cuánto se obstina el ser humano en imponer sus ideas preconcebidas, que toma por verdades universales.

Detesto la polémica, que a mi modo de ver no es sino una forma de manipulación mental mediante la que se pretende imponer y justificar el propio punto de vista, como si existiera una verdad absoluta. Por mi parte, aprecio la diversidad, que enriquece, que completa y que nos lleva a reconsiderar lo aprendido. Es sana y constructiva. Pero para un intercambio así, es necesario que esta disposición la compartan todos los interlocutores. Y, desgraciadamente, es muy raro poder vivir un intercambio de este tipo en internet, desde el mutuo respeto por las convicciones del otro.

¿Hay que recordar que existen tantos puntos de vista como seres humanos? He volado suficientes veces para ser consciente de que una escena puede ser percibida de forma muy diferente según si se la contempla desde el valle, desde la montaña o desde el cielo. Para reconstruir una imagen tridimensional de un objeto, resulta imperativo fotografiarlo bajo ángulos diferentes, y no es sino a través de la complementariedad de estas imágenes como podremos reconstruir el objeto de la forma más próxima a su realidad.

Debería ocurrir lo mismo en todos nuestros intercambios. La búsqueda de la diferencia solo puede hacernos crecer. En este sentido, me gusta conocer a seres diferentes con los que a veces no comparto más que unas pocas afinidades. No por ello les tengo menos estima y siento menos gratitud hacia ellos. 

Sus opiniones me interesan, mientras estas no se transformen en juicios inapelables. No es fácil, sin embargo, buscar la diversidad constructiva sin caer en la polémica estéril…


Aprender Es Vivir


¿Por qué es importante aprender? No puedes hacer nada si antes no lo aprendes.

 Y no aprendes nada que no quieras aprender y que por tanto, te interese. Por eso es tan trascendental explicitar tus intereses de forma consciente. 

Aprender es un medio para lograr un fin. Cuando conozco mis objetivos (lo que me interesa), entonces aprender se convierte en una herramienta que me ayuda a acercarme o a conseguirlos. Y es entonces cuando estoy motivado para aprender.

Cuando no aprendes, no puedes cambiar y si no cambias, mueres. Las propias células de tu cuerpo cambian continuamente para que tú puedas crecer. Por tanto, aunque sea tan solo para mantener lo que haces, necesitas seguir aprendiendo.

Finalmente, las maquinas son mucho más eficientes que nosotros en gestionar la rutina. No podemos competir con ellas en capacidad de almacenamiento, en velocidad o precisión... La discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo es apasionante y la conclusión es que si no aprendemos cosas que las máquinas no pueden hacer, estaremos en serio peligro. 

Si dejas de aprender porque ya crees saberlo todo, porque careces de intereses o por que no te quedan energías, todo se vuelve rutina y te conviertes en un zombi.

Ahora bien, no podemos desconocer que aprender lleva consigo aparejadas algunas contraprestaciones complejas:

Exige esfuerzo: Los seres humanos estamos diseñados para economizar energía. 

La famosa “resistencia al cambio” no es más que la reacción natural del organismo en su intento de mantener el estado de comodidad que proporciona la rutina. Aprender requiere abandonar la “zona de confort” mientras reaprovechar lo que ya sabes (gestionar el conocimiento) es mucho más seguro.

Es un proceso personal e intransferible: Aprendes tú y nadie puede hacerlo por ti igual que nadie puede comer o dormir por ti.

Requiere proactividad: Aprender depende de ti y no de agentes externos como de tus padres, tu profesor, tu jefe o tu empresa. La iniciativa, la responsabilidad y desde luego el beneficio de aprender son tuyos e indelegables.

Aprender exige recordar y también olvidar lo que no es útil. La mayoría de errores ocurren no porque no sepamos qué hacer sino porque olvidamos.
Sin embargo, aprender también entrega recompensas de incalculable valor:

Aprender es adictivo: Cada vez que aprendes algo que te interesa, se produce una emoción indescriptible, consecuencia del descubrimiento de lo nuevo (el efecto eureka). Dicha emoción te conduce irremediablemente a querer saber más. 

Al igual que ocurre con el entretenimiento, el acto de descubrir es apasionante y por eso las películas, las series o los libros tratan de involucrarte con tramas y escenarios basados en la sorpresa. Es en ese instante cuando aprender deja de suponer un esfuerzo al que no le veo sentido para convertirse en un proceso placentero que me ayuda a conseguir lo que estoy buscando.

Aprender te proyecta hacia el futuro: hacia lo que no sabes todavía. Mientras el conocimiento te relaciona con el pasado (lo que ya sabes), aprender te mueve hacia adelante, es el mecanismo para lograr aquello que te cautiva. Por eso, aprender es un proceso íntimamente guiado por tus intereses (y no los de terceros). Y por eso, no puedes aprender aquello que no te importa (tan solo disimulas haciendo que aprendes). 

Dado que aprender es la única forma de conectarse con lo que vendrá, para innovar hay que ser experto en aprendizaje. Lo más importante de la educación no es lo que te enseña sino que sea capaz de crearte el hábito de aprender, se asegure de enseñarte cómo aprender todo lo que necesitarás en la vida.

No hay nada más importante que aprender. Está científicamente comprobado que si no comes te mueres y si no duermes te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea por una seta venenosa, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina.

Según Jack London “La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mala mano”. Y para eso hay que aprender. El verdadero proceso de aprendizaje comienza siempre a partir de lo que te interesa, te ilusiona, te hace feliz. Y eso está íntimamente ligado a priorizar tus intereses y buscar tu propio camino. Aprender no tiene nada que ver con el tedioso ejercicio de estudiar, hacer cursos o sacar buenas notas sino con seguir tus intereses sin miedo, ser curioso, hacerte preguntas y dejarte llevar. 

Aprender es un ejercicio de libertad donde aprendo sobre lo que yo quiero, sin límites. Y desde luego, aprender puede y debe ser entretenido lo que no significa que todo juego sea sinónimo de aprendizaje.

El aprendizaje es la principal característica del ser humano. Somos el ser vivo que más ha perfeccionado ese proceso. Durante largo tiempo, aprender para el hombre fue sinónimo de supervivencia. Tuvo que aprender a luchar con enemigos mucho más fuertes (hasta llegar incluso a domesticarlos) y crear conocimiento para lidiar con enfermedades y catástrofes naturales que lo diezmaron. 

La tecnología es la mejor muestra de la capacidad de aprendizaje del ser humano a lo largo de la historia. Si nosotros disfrutamos de una vida apacible es porque las generaciones anteriores aprendieron lo necesario para asegurarnos el bienestar. Una civilización más avanzada que las demás (lo mismo que una empresa líder), basa su predomino en su capacidad de aprender. 

No es cuestión de fuerza o de tamaño. Una de las principales cualidades de una persona no es ya su capacidad de aprender sino sus ganas. Si una persona no quiere aprender, se convierte en una rémora. Cuando las empresas se refieren a la dificultad de acometer procesos de gestión del cambio, justamente reconocen que sus empleados están acostumbrados a hacer las cosas de una manera (la que siempre han hecho y les ha funcionado) y no sienten deseos de progresar.


Empiezas a morir cuando dejas de aprender porque todo proceso de mejora obliga a invertir tiempo y recursos. En realidad, no puedes no aprender nada porque de otra forma dejas de existir. 

Si quieres vivir, aprende. ¿Por qué estás dispuesto a luchar? ¿Por qué cosas merece la pena vivir? 

“Vive cada día como si fuera el ultimo, aprende como si fueras a vivir para siempre” (Gandhi)

Creatividad


Libera al genio creativo
Se una esponja: Los creativos tienen que actuar como esponjas, tienen que empaparse de lo que les rodea todo el tiempo. Puedes encontrar grandes ideas en los libros que lees, en algún anuncio que veas en la calle o en una conversación que escuches en el metro. Nunca se sabe lo que va a ser útil.

Deja vagar tus pensamientos: las mejores ideas pueden venir cuando no estás pensando en nada en concreto, sino simplemente divagando. Hay evidencias de que el cansancio puede ayudar a la resolución de problemas creativos, al bajar las barreras que nos impiden pensar n cualquier cosa.

Sé sociable: Tener a alguien con quien intercambiar ideas tiene un valor incalculable. En primer lugar, cuando hablas con alguien de una idea te ves obligado a examinarla más cerca. Y en segundo lugar, otra persona puede hacer que se te ocurran nuevas cosas que quizás nunca habrían surgido estando solo.

Piensa a lo grande: cuando pienses en un proyecto por primera vez, vete primero a las ideas más salvajes sin tener en cuenta el coste o la practicidad y luego ve hacia atrás desde allí. Una vez que haya explorado las opciones más locas, cualquier otra te parecerá mucho más realista y fácil de realizar.

Inspírate en otros: no se trata de copiar lo que hayan hecho otros, sino de tomar ideas de otra gente e intentar adaptarlas para tus propias creaciones. 

Toma algo que te guste y dale una vuelta añadiéndole tu propio toque personal.

Trabaja, trabaja y trabaja: seguro que has oído aquello de “que las musas te encuentren trabajando”. Ese es posiblemente el mejor consejo que podamos darte.  


No te preocupes si alguno de estos consejos no es bueno para ti. Lo que funciona para alguien puede ser o inútil o incluso contraproducente para otras personas, pero la clave es ser capaz de convertir la creatividad en un proceso que te permita ser más eficaz y eficiente en el trabajo, sin agotarte innecesariamente.

Tu Tiempo, Mi Tiempo…Nuestro Tiempo


Vivimos en la dimensión temporal no sin cierta angustia, pero pocas veces nos paramos a pensar en el tiempo, nuestro tiempo y cómo lo estamos gestionando.

No vamos a hablar aquí de cómo organizar nuestra agenda o cómo podemos sacarle más rendimiento a nuestras horas. Pretendemos reflexionar, durante los minutos que invertirás en esta lectura del papel que tiene y que le otorgamos a nuestro propio tiempo.

Sentimos el tiempo como un bien limitado que tenemos que distribuir de forma óptima para llegar a todo lo que queremos llegar: trabajo, relaciones, ocio, deporte… La sensación que tenemos la mayoría de las personas es que 24 horas no son suficientes para cumplir con todos nuestros deberes, satisfacer nuestras necesidades básicas y, además, hacer algo de lo que disfrutemos.

¿Cuántas veces te has lamentado por no tener suficiente tiempo? ¿Cuántas veces has criticado el ritmo de vida que te ves obligado a llevar por el modelo social en el que vivimos, por el momento intergeneracional en el que te encuentras (hijos dependientes, padres mayores…)? Probablemente tus quejas tienen toda la razón de ser.

¿Tienes un minuto para pensar en tu tiempo?
Quizás ha llegado el momento de pararse a pensar con un poco de calma en qué, cómo y por qué exactamente estás invirtiendo tu tiempo como lo haces.

Por ejemplo, la mayoría de nosotros tendemos a organizarnos el tiempo según lo que es urgente, priorizándolo a lo que es importante. 

Algunas preguntas interesantes que nos podemos plantear son:
¿Quién decide realmente a qué dedico mi tiempo?
¿Soy yo quien determina aquello que es urgente?
¿Respeto mis necesidades y deseos cuando decido hacer una inversión de mi propio tiempo?
¿De qué forma adquiero mis compromisos sociales, familiares…?
¿Me planteo lo que realmente quiero yo cuando comprometo mi tiempo?
¿Cuántos compromisos adquiridos evitaría si pudiera?

Seguro que una pregunta te llevará a otra mucho más concreta respecto a tus dinámicas personales, haz que aparezcan e intenta responderlas. Un primer paso es siempre tomar conciencia, darse cuenta, de qué y cómo estamos decidiendo sobre nuestro tiempo y invirtiéndolo.

Solo desde una mirada consciente podemos observar los mecanismos que nos arrastran dónde no queremos y que nos hacen sentir agotados, alienados y frustrados.

Cuando criticamos que no tenemos tiempo en realidad estamos criticando el modo en que nosotros mismos priorizamos. Por otro lado, la saturación temporal nos impide centrarnos en la única realidad que existe: el aquí y el ahora. 

Nuestros “pendientes de hacer” colman nuestro pensamiento, con lo que vivimos planificando el futuro y le prestamos escasa atención al momento presente, lo que a la vez nos impide el proceso de darnos cuenta, de ser conscientes de lo que realmente ocurre en nuestro interior y alrededor nuestro.

¿Qué podemos hacer?
Aunque las personas, los acontecimientos y la presión social nos llenan la agenda, la responsabilidad sobre ella es nuestra y también cambiar algo de lo que no nos aporta bienestar o nos imponemos hacer por miedo a perder relaciones. 

Si podemos ir más livianos de deberes, más libres, haremos las cosas con mayor alegría, sin tanta sensación de no llegar a todo. Para ello es importante, primero, aligerarnos. También es positivo olvidarse de las comparaciones: podemos tener la sensación de que otras personas llegan a todo, sin cansancio, con energía y buen humor… Pero los límites de los demás poco nos cuentan de nuestros propios límites y aquello que llena y hace feliz al otro poco nos aporta sobre lo que nos llena y hace feliz a nosotros mismos.

Estás a tiempo de reparar errores, de decir: ahora no, de disculparte si hace falta y de priorizarte.

¡Nunca es tarde para decidir conscientemente sobre tu propio tiempo!



Mirar Siempre Adelante


“Joven es el que no tiene pasado y viejo el que carece de futuro. Así de cierto, así de exacto”

 Dicho está: joven es el que no tiene pasado y viejo el que carece de futuro. Así de cierto, así de exacto. El joven vive para lo que será y el viejo de lo que fue. Alguien dijo que estas eran verdades que merecían ser esculpidas en la roca viva; pero… ¿será cierto?

Tal vez no tanto. Al día siguiente de haber nacido, comenzamos a recordar; solamente que son recuerdos que guardamos cuidadosamente en el subconsciente, como también hacemos con los sueños. Algún día, la ciencia los podrá entresacar y reflejarlos en una pantalla, como si estuviéramos viendo una película.

Entonces, posiblemente, podríamos saber lo que somos. De esta manera, la sentencia socrática de “conócete a ti mismo” confirmaría la intuición que el filósofo expuso hace más de veinticuatro siglos y que la palabra bíblica recogió: la verdad es la fuente de la libertad.

Persistencia. El viejo, aun cuando sabe que pronto morirá, está pensando en lo que le falta por hacer, creyendo en la posibilidad de realizarlo. Como el anciano de Nicoya, con ciento cuatro años de edad, que aparece en la información de la prensa con un bastón en una mano y un machete en la otra, desyerbando, porque tiene que preparar el campo para sembrar, cuando se presenten las primeras lluvias del invierno.

O como Miguel Ángel, que frente al palpitar de la muerte daba golpes con su mazo al cincel porque sentía el impulso místico de terminar una nueva obra maestra, lleno, todo él, de esperanzadora ilusión de crear.

Recordar, sí, pero mirando siempre adelante, hacia los horizontes abiertos, hacia la luz, creyendo, firmemente, que podemos esperar un día más para emprender una nueva tarea.

Sembrar, asidos al bastón del recuerdo, sin preocuparnos de quien pueda recoger la cosecha.