sábado, 7 de enero de 2017

Las Imágenes Prediseñadas


En esta búsqueda constante y si se quiere también un tanto dramática de nuestros orígenes como “criatura humana” lo cual a nuestro entender constituye un “derecho natural” en nuestra condición de ser, existe algo altamente distorsionador en nuestro “punto de partida”, que si no lo consideramos, bien que nos puede llegar a confundir el verdadero propósito de esta búsqueda el cual sin lugar a dudas es el poder encontrar nuestra “identidad” en este confuso escenario en el cual nos movemos y expresamos las “criaturas humanas.”

Nos estamos refiriendo de que existen fuertemente instaladas en nuestro imaginario colectivo imágenes prediseñadas que condicionan “nuestro ideario original” al haberse apoderado de todas nuestras referencias con relación a todo aquello que pudiese identificar “algún tipo de antecedente válido” que nos permitiese de algún modo una reconstrucción seria y responsable de todos aquellos que nos han precedido.

Estas imágenes prediseñadas nos muestran como “ideales virtuosos dignos a imitar” a personajes de ambos sexos que parecieran haber sido extraídos de “personajes de origen europeo” que conservan cierta reminiscencia con aquellos que solemos observar en las “guías turísticas” del mal llamado “primer mundo”

Entendemos que aquellos que han ejercido el poder tanto político como religioso, pareciera que más estos últimos, hayan encomendado a artistas de renombre, como también a literatos, que “construyan un ideal de persona” que les permita condicionar en las mentes de las nuevas generaciones un ideario acorde con las “nuevas enseñanzas impartidas”

Desde entonces nos acompañan estas figuras asexuadas, de orígenes tan difusos como incomprensibles, como seres dignos de adoración y potenciales guías de nuestro mal entendido destino.

Hugo W Arostegui


Una Tribuna Abierta


He aquí algunas expresiones que me han llegado a través de distintos medios que me ha parecido prudente exponerlas tal cual han sido formuladas.

Cada uno se manifiesta desde su propia óptica y nos comenta sobre sus experiencias de vida en esta búsqueda constante de respuestas que le puedan ayudar a comprender mejor su propia identidad.

“Y es que cada vez que  quiero ser feliz tengo  miedo de no serlo; y cuanto más  quiero a mi familia, con la misma intensidad temo perderla; cuando más anhelo poder amar a mi amigo(a), al mismo tiempo tengo miedo ser rechazado por él(a); quiero amar con la misma intensidad que temo ser rechazado; quiero hacer cosas grandes, y al mismo tiempo me produce miedo elevarme”.

Por otro lado no sería extraño que una persona triste y cargada de frustración haya pronunciado muchas veces frases como: “Si hubiera hecho…”, “Si hubiera aprovechado”, “Si…”... No sería extraño porque nadie quisiera desperdiciar su vida dejando de lados sus anhelos, traicionando sus sueños, olvidando sus aspiraciones, negando su humanidad que anhela el infinito”
Y ante esta experiencia ¿Qué debo hacer?:
¿emprender mis sueños, aun sabiendo el riesgo que ello implica? o ¿Quizás debo abandonar mis sueños y así  evitar el dolor de ser defraudado?...”.

Esto lo vemos todo el tiempo: Desde amistades superficiales que temen entregarse de verdad, noviazgos en los que ninguno se compromete con el otro, hasta los llamados matrimonios a prueba. Lo vemos cuando muchas personas han traicionado sus anhelos más profundos y se han conformado con las seguridades que trae una profesión más rentable o cuando muchos traicionan su conciencia y su moral por no dar una mala imagen ante los demás”.

Pero nos damos cuenta que si queremos alcanzar la grandeza en nuestra vida  tenemos que sumergirnos en los riesgos, peligros, incluso en el dolor, la fatiga, el trabajo…  en el fondo sabemos que la existencia más hermosa tiene que estar rodeada de estas situaciones aventurezcas, que al mismo tiempo queremos y  no queremos”

El hombre no debe anhelar que el riesgo sea eliminado de su existencia. Todos sentimos la tentación de instalarnos, de aburguesarnos, de colocarnos al abrigo de todo riesgo, de apartar el miedo de nuestras vidas, de buscar sentirnos bien”.

“Y a pesar de esto tenemos una intuición casi certera de que lo mejor para cada uno es la aceptación del riesgo existencial”

Esto lo vemos todo el tiempo: Desde amistades superficiales que temen entregarse de verdad, noviazgos en los que ninguno se compromete con el otro, hasta los llamados matrimonios a prueba. Lo vemos cuando muchas personas han traicionado sus anhelos más profundos y se han conformado con las seguridades que trae una profesión más rentable o cuando muchos traicionan su conciencia y su moral por no dar una mala imagen ante los demás”


Hugo W Arostegui

viernes, 6 de enero de 2017

Estudiosidad



Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.
Confucio
Filósofo chino (551 AC-478 AC)

A la pitonisa de Delfos se le preguntó una vez: “¿Quién es el hombre más sabio de Grecia?”. Ella respondió lacónicamente: “Sócrates”. A su vez Platón, en la Apología de Sócrates, pone en boca de su genial maestro la siguiente frase:  “Este hombre cree que sabe algo, mientras que no sabe nada. Y yo, que igualmente no sé, tampoco creo saber”.

De ahí pasó a la tradición occidental la importancia del no-saber: “scio me nihil scire”, “scio me nescire” (sólo sé que no sé nada).
Puede hacerse sobre esta frase una consideración teórica; pero también otra práctica
Según la primera, el hombre conoce por conocer, por penetrar en la verdad universal y necesaria de las cosas, sin atender a nada más. 
Según las segunda, el hombre conoce para obrar, especialmente para obrar bien o moralmente: se trata de un conocer que no está dirigido a las cosas universales, sino a las singulares y contingentes de nuestra existencia, con las que tenemos que hacer una vida buena.
Comenzaré por la teórica. Muchos  autores  han indicado normalmente que Sócrates no quiso decir que no sabía nada de nada, sino que aquello que sabía no lo conocía con certeza cabal. Sócrates pretendía cambiar el enfoque de quienes se aferraban a su propia opinión, sin buscar argumentos más sólidos y convincentes, o sea, sin abrirse a una búsqueda inteligente y progresiva de la verdad de las cosas humanas.
Por tanto, esa frase –saber que no se sabe– indicaría el principio de un buen aprendizaje. Primero, porque empezamos a reconocer que sobre cualquier cosa no lo sabemos todo: siempre hay aspectos que se nos escapan o que, por la movilidad de lo finito, tardan en aparecer y hay que esperar pacientemente que se manifiesten. Si no se es paciente, o si uno es avasallador, suple ese hueco con el autoengaño, con la superioridad del que se cree saberlo todo: ése cataloga las cosas con los clichés de su propio interés.
Así se  ahorra el esfuerzo y la sorpresa. Frente a ese actitud dominadora, sólo cabe la frase socrática: “sólo sé que no sé nada”. El que ignora que no sabe acaba engañándose a sí mismo, sin ver sus propias carencias.

Reconocer nuestros límites y enderezar la mente hacia nuevos horizontes es el principio del que quiere aprender, poniendo los errores y los fracasos al servicio de la propia experiencia abierta y llana. 
La frase socrática le permite ir aprendiendo teóricamente. De él deberíamos decir que ejerce un aspecto de la virtud de la “estudiosidad”. Por eso, el Diccionario de la Lengua dice que  la “inclinación y aplicación al estudio” se llama estudiosidad. 

Hoy Lo Haré Mejor Que Ayer



“En el proceso de la vida vamos conformándonos y acomodándonos a lo que tenemos y lo que somos, cuando únicamente está en nuestras manos cambiar, "desaprender" como dice Eduard Punset, "dejar de ser tú" como dice Dr. Joe Dispenza. 

De qué depende que desaprendamos o dejemos de ser nosotros para ser nuestro mejor yo, depende de nuestra VOLUNTAD, de esa ILUSION por la vida, de pensar que somos los escultores de nosotros mismos, sabemos dónde fallamos, pero no hacemos nada por remediarlo, por eso planteo "Hoy seré mejor que ayer", porque este cambio de ser nuestro mejor yo, se da poco a poco, proponernos aunque sea en un sólo aspecto del día de hoy, hacerlo mejor que lo que lo hicimos el día de ayer. Por ejemplo si nos toca mejorar en el aspecto de la amabilidad, practicar la observación consciente de que no hemos sido amables con determinada persona, perdonarnos y decirnos, de acuerdo, la próxima vez que esté en contacto con cualquier persona, practicaré la amabilidad. Es una cuestión de observación consciente de nuestros actos y de práctica, no me gusta ser determinante en mis planteamientos, pero si sé que es fundamental la observación consciente y la práctica”.

"No busco ser mejor que nadie, sólo ser mejor de lo que era"(Wayne Dyer)

“En vez de retroceder mejor piensa en avanzar, no seas un ignorante o una gaviota en el mar, quien no se esfuerza en ser mejor que no pretenda progresar, ni exigirle a los demás lo que él no puede dar.
Cada día de la vida y en la cotidianidad, no aspires a ser menos, aspira a ser más. fortalece tus debilidades mejora tus aptitudes y veras en poco tiempo como conquistas altitudes.
Ayer pudiste fracasar pero hoy puedes intentar y si vuelves a fallar mañana podrás continuar,  tienes toda la vida para tus metas lograr, siempre lucha, no te rindas así vas a progresar”.
Toda distancia a superar comienza con un paso, en este día que transcurre deberemos avanzar un poco más, sentirnos que estamos más cerca de lo que nos hemos propuesto alcanzar,

¿Qué pasará en el día de mañana? Si tienes un mañana, continúa avanzando, el horizonte de la senda que tienes por delante siempre así te lo indicará.


Hugo W Arostegui

jueves, 5 de enero de 2017

Esencia De Ser



“La esencia da cuenta de aquellas características sin las cuales un ser no sería quien es, características que determinan que algo sea invariablemente de una manera específica y no de otra.

Aristóteles fue quien usó por primera vez el concepto, ligándolo a lo que define una cosa.

Es decir que el filósofo griego definió a la esencia de un ser como a aquello que se considera que es en relación consigo mismo. Por lo tanto la definición de una cosa establece la esencia de ella, lo importante y trascendente, lo que no cambia ni se transforma.

Se opone al concepto de accidente, es decir, a lo superfluo o superficial.

Para la filosofía, accidente es aquello que si bien pertenece a una cosa, no es permanente, invariable, necesario ni  constante como es la esencia.

Los seres concretos tienen algo inteligible y estable, rasgos de su naturaleza que hacen que ese ser sea de determinada manera y no de otra, que algo sea lo que es y no sea otra cosa.

A eso se refiere la esencia, a lo que no es contingente, a lo que le pertenece de modo tal que si no lo tuviera llegaría a aniquilarse.

De este modo, en la esencia del ser humano está implícito su ser racional como uno de los fundamentos constitutivos del hombre.

Sin embargo no es de su esencia el pertenecer a una raza determinada, tener determinada altura o color de piel, rasgos que son accidentales y accesorios sin los cuales el hombre no dejaría de ser hombre”.


Hugo W. Arostegui

miércoles, 4 de enero de 2017

Tomémonos Un Tiempo Para Leerlo


La percepción subjetiva del tiempo, el cómo sentimos su paso, tiene un papel muy importante en la vida, pues afecta a nuestra salud somática y mental.
El sentido subjetivo del tiempo hace que tengamos una noción del pasado, del presente y del futuro. Lo utilizamos para entender el curso y la duración de los acontecimientos, situarlos en su momento y generar expectativas sobre ellos. Nos sirve también para cosas como apreciar la velocidad de lo que se mueve, valorar el tamaño de un objeto cuando lo exploramos por el tacto, o ejercer la prosodia, el mensaje emocional que va en la entonación y el curso de las palabras habladas. Nuestra sensibilidad para percibir y responder al tiempo está implicada también en tareas mentales complejas, como atender a lo que pasa, pensar para solucionar problemas o tomar decisiones, planificar el futuro o incluso entender las mentes ajenas.
La percepción subjetiva que tenemos del tiempo es influenciada por muchos factores externos e internos a nuestro organismo. El tiempo vuela cuando lo estamos pasando bien, cuando nos gusta lo que hacemos, cuando estamos motivados, cuando lo que hacemos es novedoso o cuando estamos ocupados. Las experiencias previas también influyen en nuestra percepción del tiempo. Eso es lo que ocurre cuando, por ejemplo, una película nos parece más corta al verla por segunda vez. Contrariamente, el tiempo pasa más lentamente, es decir, se nos hace más largo, cuando lo estamos pasando mal, cuando esperamos con impaciencia, cuando tenemos prisas, cuando estamos enfermos, cuando nos duele algo o cuando estamos cansados o incómodos. Se nos hace asimismo eterno cuando llevamos una carga pesada encima y, sobre todo, cuando estamos en peligro. También apreciamos su curso como más lento cuando nos aburrimos y, especialmente, cuando le prestamos atención, es decir, cuando estamos pendientes de él. Si no le hacemos caso, el tiempo transcurre más rápidamente. Nuestra percepción subjetiva del tiempo depende mucho de la situación emocional en que nos encontremos. Si estamos emocionados nos equivocamos mucho al valorar el tiempo transcurrido. Eso es lo que pasa cuando llega por fin la persona o la noticia ansiosamente esperada y sentimos que la hemos esperado una eternidad, cuando en realidad fue mucho menos tiempo. Del mismo modo, si tenemos prisa sentimos que el autobús tarda mucho más en llegar y que el semáforo está mucho más tiempo en rojo. Cuando estamos disgustados el tiempo pasa también con más lentitud.
Buena parte de las percepciones que tenemos son posibles gracias a receptores especializados de nuestro organismo que captan los estímulos correspondientes y los convierten en señales eléctricas que envían al cerebro. Así, para percibir la luz o el color disponemos de los ojos y la retina y para percibir los sonidos del órgano de Corti en el oído interno. Sin embargo, para percibir el tiempo no disponemos de ningún órgano especializado semejante a esos otros. No tenemos, por así decirlo, un reloj o medidor biológico que informe a nuestro cerebro del tiempo transcurrido, lo que complica nuestra comprensión de cómo lo consigue. Pero es bien cierto que todos tenemos un sentido del paso del tiempo que nos hace distinguir muy bien lo que pasó hace años o días de lo que pasó hace un rato o acaba de suceder. Precisamos más todavía, pues podemos distinguir minutos de segundos y éstos de milisegundos.
Nuestro cerebro tiene relojes biológicos, como el núcleo supraquiasmático del hipotálamo o la glándula pineal, que controlan los ciclos de sueño y vigilia y la producción de hormonas y neurotransmisores que influyen en nuestra fisiología y comportamiento. Pero esas estructuras, aunque colaboran, no son las encargadas de percibir el tiempo subjetivo. Hay también marcadores o circunstancias externas que nos ayudan a hacerlo, como los relojes artificiales, los cambios de la luz del día o incluso el ver crecer a los hijos, en diferentes escalas temporales. Y también los hay internos, como el propio ciclo de sueño y vigilia, la atención que prestamos a la duración de los eventos o incluso la vejiga de la orina, que nos marca tiempos de evacuación que pueden servirnos de referencia. Pero todo eso no es suficiente pues la mayor incógnita sigue siendo cómo el cerebro representa y percibe el paso del tiempo.
Una clave para descubrirlo la tenemos en los diferentes sentidos, pues el tiempo que percibimos tiene mucho que ver con ellos. Por ejemplo, evaluamos con más precisión lo que dura un sonido que lo que dura una imagen visual o un estímulo olfatorio. Lo cual no es extraño, pues, por su naturaleza, el sistema auditivo es el sistema sensorial humano con más especialización y capacidad para percibir el tiempo. De ahí que un sencillo truco para percibir con precisión la duración de un evento corto consista en evocar mentalmente una canción conocida que nos sirva de referencia temporal. Pero la evaluación del tiempo transcurrido es siempre mejor cuando combinamos diferentes modalidades sensoriales. De ese modo, para evaluar la duración de una nota musical nos puede ayudar el ver la nota escrita durante el mismo tiempo que la oímos. Igualmente, el ver al músico que interpreta la melodía puede permitirnos evaluar su duración con más precisión que si sólo la oímos. Nuestra capacidad para formar recuerdos es otro componente esencial de la percepción del tiempo, pues la memoria es siempre necesaria para medirlo. Una de las cosas que pierden los enfermos amnésicos es precisamente capacidad para percibir el tiempo, tanto de periodos cortos como largos del mismo.
Todo ello nos hace pensar que en el cerebro humano no existe un único reloj biológico que marque el tiempo subjetivo, sino quizá diferentes relojes que incluso pueden no estar sincronizados. De hecho, son muchas las partes del mismo que han sido involucradas en la percepción del tiempo. Entre ellas podemos citar, además de las cortezas auditiva y visual, la corteza prefrontal, los ganglios basales e incluso el cerebelo. Una amplia red de neuronas podría estar entonces implicada en la percepción subjetiva del tiempo. Con todo, hay una cierta especialización funcional, pues sabemos, por ejemplo, que la corteza visual es necesaria para que percibamos la duración de una imagen pero no para percibir la de un sonido. Sin embargo, todavía no sabemos cómo puede representarse en esa o en otras partes de la corteza cerebral el tiempo percibido para cada evento. El cómo esa representación ocurre podría explicar mucho de lo que conocemos por experiencia sobre la percepción del tiempo, como el que nos equivocamos más cuando los tiempos a medir son más largos o, como ya dijimos, cuando no le prestamos suficiente atención a la duración de lo que sea. El cerebro, en cualquier caso, debe de funcionar bien para que podamos percibir el tiempo con precisión. Los niños de menos de ocho años tienen una precisión temporal pobre, debido probablemente a falta de madurez de los circuitos neuronales que lo permiten, y al llegar la vejez hay también cambios neuronales que hacen que los marcadores internos se enlentezcan haciendo que el tiempo subjetivo pase más rápido. Es entonces cuando los años se hacen cortos y la vida en general va más deprisa.
Las observaciones y razonamientos anteriores nos ayudan a comprender el valor que tiene la percepción del tiempo en nuestras vidas. Es por ello que controlar los factores que influyen en esa percepción resulta muy importante para nuestra salud. Como muy bien ha explicado el profesor Ramón Bayés (El reloj emocional; Barcelona: Alienta Ed. 2007), gestionar el tiempo interior, es decir, el que apreciamos subjetivamente, es algo muy importante para conseguir bienestar. El tiempo que percibimos no siempre coincide con el deseado. A veces queremos que corra y en muchas ocasiones desearíamos detenerlo. Conocer sus características y razonar sobre los factores que determinan el tiempo subjetivo puede ayudarnos a equiparar el tiempo que sentimos con el esperado, o a modificar nuestro sentimiento para adaptarlo al tiempo objetivo, al que marcan los relojes. Cuando no es así se disparan los sistemas emocionales del cerebro y si ello perdura se genera un estado de estrés que perjudica nuestra salud. El lector debe recordar que en situaciones de estrés las glándulas suprarrenales liberan hormonas como el cortisol que dañan el organismo ya que pueden producir alteraciones cardiovasculares, depresión del sistema inmunológico y muerte de neuronas en el cerebro. En general no es bueno estar muy pendientes del tiempo. El trabajo a destajo o contrarreloj es un buen ejemplo, pues cuando se perpetúa puede acabar castigando al organismo y debilitando la salud somática y mental de quien lo realiza. Controlar nuestros tiempos o, por lo menos, tener la sensación de que los controlamos, es un factor clave del bienestar somático y mental de las personas.
www.investigacionyciencia.es/blogs/psicología-y.../la-percepción-del-tiempo


Comienza Ahora Tu Emprendimiento


“¿Qué caracteriza a las personas emprendedoras? ¿Qué comparten todos aquellos que quieren ser emprendedores?
La actitud de las personas emprendedoras de éxito puede detallarse en doce conductas básicas. ¿En cuántas de ellas te ves reflejado?
1. Pasión.- Los emprendedores se entregan a su actividad con cuerpo y alma para lograr las metas y objetivos trazados. La pasión es un componente esencial  que orienta otras  conductas, y hace sobrevivir al sacrificio que requiere la empresa.
2. Visión.- Para alcanzar el éxito cada emprendedor necesita un plan y la visualización de los objetivos finales. El trabajo comienza  definiendo los pasos estratégicos que lo llevará a alcanzar los resultados.  Además a  partir del establecimiento de  las  metas, se  gana una perspectiva más clara de cuáles son las prioridades inmediatas y necesidades en el presente.
3. Capacidad de aprendizaje.-  Los emprendedores exitosos reconocen que están aprendiendo siempre y que pueden aprender de todos cada día. No estar dispuesto a escuchar y a aprender, es negarse muchas oportunidades. Saben cómo mejorar la formación para estar al día en cada una de las cuestiones que le afectan.
4. Buscar lograr resultados.- Los emprendedores son personas prácticas que creen que pueden controlar su propio destino y que toman decisiones llevadas a la acción para lograr objetivos en un plazo determinado. Es necesario plantear los objetivos correctamente para saber si conseguimos los resultados que esperamos.
5. Determinación y coraje.- Los emprendedoretienen que aceptar los problemas y tomar oportunas y firmes  decisiones para  solucionarlos con eficacia. Existen algunos errores de emprendedores que se cometen a menudo. El emprendedor debe anticiparse a las dificultades, y estar en la capacidad de identificar cuando algo está mal para corregirlo.
6. Creatividad e innovación– La creatividad es el proceso por medio del cual las ideas de negocios son generadas, desarrolladas y transformadas en valor agregado. No es necesario inventar lo que ya está inventado, pero si es necesario identificar nuevas posibilidades de hacer las cosas y garantizar diferenciación.
7. Persistencia.- Toda  iniciativa  debe ser persistente. Tratar una sola vez y darse por vencido no es suficiente. Hay que dar un paso a la vez y buscar perfeccionarlo de manera creativa y organizada si es que no ha dado los resultados esperados a la primera.
8. Sentido de oportunidad.-  El emprendedor identifica necesidades, problemas y tendencias  de las personas que viven a su alrededor y trata de concebir alternativas de satisfacción o solución según sea el caso.
9. Trabajo en equipo.-  El liderazgo del emprendedor busca unificar ideas y lograr consensos ante los problemas que se le presenta haciendo que el grupo humano involucrado en el emprendimiento funcione en armonía. En el mundo del emprendedor es necesario saber cómo gestionar los equipos de trabajo para que cada una de las personas dé el máximo rendimiento posible.
10.  Autoestima.- El emprendedor es optimista y seguro. De tener confianza en uno mismo y en las propias habilidades y capacidades surge el poder mágico de ser positivo y atraer el éxito.
11. Asertividad.- No dar rodeos e ir directo al grano para manifestar lo que se piensa, siente y quiere sin lastimar a los demás es una característica básica para poder alcanzar los objetivos trazados.
12. Organización.-  Establecer un cronograma de actividades que se programa con la capacidad de recibir ajustes permanentes.
Son muchas las características que poseen los grandes emprendedores. Pero, ¿cómo son los emprendedores actuales? Descubre cuál es el perfil de los emprendedores que triunfan en la actualidad.
Es verdad que los emprendedores de éxito comparten muchas cosas en referencia a su forma de ser o su visión de la vida y el mundo empresarial. Sin embargo, no todos las personas que emprenden son iguales, ya que si fuera así, no tendríamos esa diversidad creativa que surge día a día. Por ello, podemos encontrar diferentes tipos de emprendedores según el perfil que posean y cómo se enfrentan a la realidad que se le presenta delante”.
www.emprendepyme.net › Consejos y Trucos
Solo una cosa es segura, y con seguridad esa característica tú la posees, todo lo que tienes que hacer con lo que tienes es generar la suficiente confianza y repetirte tantas veces como sea necesario… Yo puedo…Yo puedo…Yo puedo…..
Hugo W Arostegui




Queridos Reyes Magos


He podido apreciar la redacción de una carta de un niño muy pequeño dirigida a los tres Reyes Magos, a saber: Melchor, Gaspar y Baltasar, por el motivo de que se me solicito “dar una vichada” a su contenido además de tener que responder algunas preguntas muy precisas, como ser: si todavía tenían tiempo para enviarla, cosa que respondí afirmativamente, y por último, la más difícil de responder, que le dijese el número de casilla de correo de los destinatarios.

Sobre el contenido de la tal solicitud no tuve ninguna observación a realizar pues se trataba de un pedido formulado desde la inocencia de un niño a unos bondadosos Reyes Magos que depositarían en sus zapatos los tan preciados regalos en esa mágica madrugada del viernes seis de enero, sin duda, los destinatarios del tal pedido al realizar en forma conjunta la lectura de tal misiva, no escatimarían esfuerzo alguno en pasar furtivamente mientras el pequeño dormía sumido en su dulce sueño  y dejarle junto a sus zapatitos el regalo solicitado.

Demás estar decir, que hablamos de los preparativos para la noche del cinco de enero, incluyendo dónde y cuánto pastito juntar  como también escoger un recipiente adecuado para llenar con agua suficiente como para calmar la sed de los camellos.

Esto que comento esta mañana tuvo la particularidad de “desplazar de un plumazo” en un abrir y cerrar de ojos, toda la distancia que pudiese haber habido entre los consabidos tiempos de nuestra respectiva niñez, dejando disponible el único espacio admisible, el de dos niños ilusionados en esa “dulce expectativa” que solo culminaría con la apertura de los anhelados presentes.

Confieso de que estuve  tentado de agregar mis zapatos esa noche.

Hugo W Arostegui



martes, 3 de enero de 2017

El Burrito Cordobés


Ante tantas cosas que tengo por delante, todas con el rótulo de “tareas a realizar” que prácticamente al apilarse unas sobre otras ocultan mi mesa de trabajo a un punto de no tener la menor idea de por cual empezar, téngase presente de que mi labor profesional es la de asesoramiento en gestión de empresas y que en esta época del año se suelen analizar los resultados obtenidos en el ejercicio cerrado al 31 de diciembre, hace solamente dos días atrás, para luego trazar las previsiones para el ejercicio en curso, ajustar las cuentas de resultados, hacer el balance de situación con la correspondiente liquidación de impuestos.

 No voy a dramatizar sobre algo que me gusta mucho realizar y que además tengo la mayoría de los datos sujetos a analizar totalmente cerrados y listos para presentar, esto no quiere decir que no estén diseminados por varios lados, que tapen literalmente mi escritorio, que sueñe con ellos por las noches ni que me invada, como me invade, una tremenda pereza que se manifiesta justamente a la hora de tener que ordenar la tarea.

Además creo que merece cierta consideración el hecho innegable de que de todas mis tareas pendientes de realización algunas de ellas ocupan casi toda la atención de mi mente en una manera tal que pareciera que me condicionan el pensamiento, entonces claro, la conclusión no puede ser otra que la de admitir que lo primero es lo primero, es por esta razón de que estoy escribiendo en mi notebook, voy a publicar este artículo como base de partida para la realización de todos mis asuntos pendientes.

Esta es la razón del encabezado de este artículo, no voy a avanzar sobre los granos de maíz como las gallinas de mi niñez, tomando la tarea que tengo por delante una por una hasta terminar todo lo que tengo para hacer, sino que voy a sentarme a tararear una canción que me consuela y me trae mucha paz en medio de tantos desafíos.

Escuchen e imaginen como si viniera de lejos este burrito cordobés:

“Tranquilo al trotecito, tranquilito en el andar, total no tiene apuro, apuro por llegar, uy uy uy,      no lo apures, uy uy uy, no lo silbes, total no tiene apuro mi burrito cordobés.”

Hugo W Arostegui



Imágenes Recurrentes


A medida en que transcurre el tiempo en este mundo de los que estamos vivos, y conste que nada tiene que ver el hecho de estar vivos con cualquier otra interpretación, como la de “avivados” , por ejemplo, resulta de que nos vamos dando cuenta de “algunas insinuaciones” de que el tiempo inexorablemente pasa como bien puede ser el hecho de que algunas personas que han sido amigos contemporáneos nuestros, ahora figuran en la nomenclatura de nuestra ciudad dándole nombre a una serie de calles en los distintos barrios de la ciudad, es como si nos recordaran aquel viejo dicho que nos dice: “que cuando el río suena…” o el de aquel otro que aconseja: “cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”.

Lo cierto que ya nos van quedando pocos contemporáneos y si permanecemos en la actividad conservando algún atisbo de lucidez es de puro porfiado que somos nada más.

Está claro que a esta altura ya son más los que no están que aquellos que desafiando todos los pronósticos continúan obcecados en esta tan grata tarea de continuar viviendo.

Lo que he podido observar cuando tránsito por las calles céntricas o cuando visitamos lugares con cierta aglomeración de personas como pueden ser, locales comerciales, plazas de comida rápida, etc. es la presencia de personas mayores, parejas con hijos o también, por qué no, algunos nietos, que estas personas con la cuales me cruzo y saludo cordialmente conservan en sus aspectos físicos o en algunas de sus espontáneas expresiones, como si fuesen flases de imágenes congeladas en el tiempo, de aquellos viejos amigos que nos transmiten su impronta y pareciera que nos dijeran “hola como estas amigo” aquí continuamos en las nuevas generaciones.

Esta es una muy dulce sensación que perdura y que nos ayuda a comprender mejor muchas cosas.


Hugo W Arostegui

lunes, 2 de enero de 2017

Decimos Lo Que Decimos

Cuando decimos lo que decimos somos nosotros quienes nos expresamos, el término “nosotros" que utilizo como referencia, al igual que cuando utilizamos el “decimos” no tiene la intención de considerar que seamos muchos  los que decimos , no estamos comunicando el pensamiento en términos de cantidad ni al mencionar el “nosotros” caemos en la insinuación de pretender representar unanimidades de pensamiento, de manera que al introducir estos términos no estamos asociando  valores de cantidad o de unanimidad en nada que tenga como referencia implícita la capacidad de pensar.

Muchos lectores se preguntarán el por qué se dice lo que se dice, valga la redundancia, y lo que sucede tiene como respuesta obligada el hecho de que nuestro idioma que es tan rico en sus expresiones idiomáticas  nos permite la introducción de diferentes tiempos verbales en el desarrollo de una temática cualquiera.

Es posible que al darle una expresión escrita a los dictados de nuestro pensamiento cometamos una enormidad de faltas gramaticales, bueno es tener en cuenta de que no somos expertos en el lenguaje que utilizamos siendo más que probable que en más de una ocasión al teclear las letras impresas en nuestro notebook intentemos decir algo y lo que nos salga escrito no tenga mucho que ver con lo que en un principio digimos.

Lo que sucede con todo lo que expresamos, es que ocurre con lo que hacemos, lo mismo que sucedería si en lugar del pensamiento, utilizáramos un arma de fuego, cualquier experto en balística podría identificar el arma utilizada y cual es el origen del contenido analizado.

Nuestros escritos contienen nuestra impronta, tienen latente nuestros genes y a nuestro modesto entender contienen en sí mismos nuestra imagen y semejanza, de manera que queda como evidencia lo que expresa un viejo dicho: “para muestra basta un botón”

Hugo W Arostegui


Tiempo De Renovación


Tenemos una canción que en su estribillo nos dice: “año nuevo vida nueva con salud y prosperidad” cosa que entendemos está muy bien como una expresión de ánimo y confianza que todos precisamos adoptar en lo que se entiende es una nueva etapa con sus consecuentes desafíos y oportunidades.

Ahora bien, tengamos en cuenta que renovarse no es dejar de ser uno mismo ni tampoco se trata de asumir otras identidades en el intento de parecernos a los que a nuestro entender han tenido mucho más éxito en sus actividades que lo que pudimos realizar nosotros, tampoco entendemos la renovación como un ejercicio de imitación, nadie puede sustituirnos, nuestra participación es única e indelegable, ni nadie debe estar dispuestos a negarse a sí mismo marginándose de participar con su aporte individual en el quehacer colectivo.

Renovarse tampoco puede entenderse como un medio de sepultar nuestras acciones pasadas como quien pretende una vida nueva “barriendo debajo de la alfombra” todo aquello que hace, que sabe que es él y sólo él quien lo hace y en lugar de llamarse al orden a sí mismo corrigiendo errores y asumiendo nuevos compromisos consigo mismo prefiere disimular sus flaquezas con el artilugio del ocultamiento sin darse cuenta que todo aquello que ocultemos debajo de la alfombra nos puede impedir, y sin duda lo impedirá, levantar sin delatarnos cualquiera de sus puntas.

Un periódico de izquierda que circulaba en mis tiempos de estudiante en plena dictadura exhibía en el frente de su portada la siguiente frase que siempre recordaré y que viene muy en cuenta en este caso:

“La basura que se barre, siempre será basura, aunque por los aires suba, basura será en el aire.”


Hugo W Arostegui

domingo, 1 de enero de 2017

El Mundo Que Elaboramos


Nuestros contactos con familiares y amigos nos permiten en algún modo “acortar distancias” y de esta manera “recargar nuestras pilas afectivas” para reiniciar, luego de esta pausa, nuestra reinserción en un mundo que no se detiene y que continúa, minuto a minuto, en su constante tránsito en el que sepultamos el pasado, consumimos el presente y de no ser un tanto precavidos con nuestras acciones diarias, hipotecaremos también el futuro.

Así estamos, este es el mundo que entre todos construimos, somos, como se diría en ámbitos  judiciales, partícipes necesarios, nada de lo que habitualmente sucede, sucedería sin nuestra complicidad ya sea por lo que hacemos o, lo que sin duda resulta peor, lo que deberíamos hacer y no hacemos, todo aquello a lo que “le sacamos el cuerpo” y que con un simple “movimiento de hombros” pareciera que dijéramos “aquí no pasa nada”.

Todo lo que tenemos, lo que podamos haber encontrado cuando llegamos, representa lo que ha sido posible realizar entre todos, tanto lo que han podido legarnos quienes ya no están con nosotros, como todo aquello que con nosotros aportando, o a pesar de nosotros, cuando “nos escapamos por la tangente” hemos podido realizar como integrantes de esta comunidad de humanos que en definitiva somos.

Estamos asumiendo la responsabilidad de ser capaces de “dejar este mundo en el cual vivimos” mucho mejor “de lo que pudiese haber estado cuando lo encontramos” no nos servirá de nada intentar eludir responsabilidades culpando a otros por lo que pudiésemos encontrar que no nos guste, el resentimiento no hace historia, debemos asumir “nuestra cuota parte” y constituirnos “en hacedores” de una sociedad que sea capaz de cobijar a nuestros hijos.

Este es el mundo que entre todos elaboramos.

Hugo W Arostegui


Mi Abuela Rebustiana



En los primeros minutos de este nuevo año, hablando en comunicación digital con mis queridas hermanas Ana María y Rosario, surgieron noticias referentes a los demás integrantes de nuestra familia y entre ellas hablamos del hijo único de mi hermana Rosario, Daniel, un talentoso muchacho al que veo muy poco, por la distancia que nos separan entre la ciudad de Montevideo, donde viven ellos y la frontera entre Uruguay y Brasil, la ciudad de Santana Do Livramento, Brasil, donde vivimos nosotros.

Lo que viene al caso es que mi sobrino, Daniel, que ya ha tenido una muy buena experiencia en Europa, posee ciertas características físicas y al parecer también intelectuales que le resultan a ojos de su madre, Rosario, muy similares a las que yo supe tener en mis años mozos.

Es por esta razón  y también por aquello de que “lo que se hereda no se roba” es que recordé a mi abuela Rebustiana, ella fue quién me cuidó desde mi primera niñez, me proporcionó su amor incondicional, compartiendo los mejores y más marcantes momentos de los que tenga memoria.

Es por eso que comparto en forma muy escueta y sencilla esta historia que seguramente les será de mucha utilidad para quienes no hayan tenido la oportunidad de conocer.  

Cuenta nuestra historia familiar que Isaías Castro, oriundo de Las Islas Canarias, llegó a lo que es hoy la novena secc. Judicial de Cerro Largo, por el entorno de finales del siglo XIX relacionándose sentimentalmente con una indígena arachana llamada Cándida Acosta , fruto de esa unión es que vino al mundo Rebustiana Castro, mi abuela materna.

En su juventud, nuestra abuela Rebustiana se relacionó con un hombre de origen vasco navarro cuyo nombre fue Polonio Aristimuño con mucho renombre  en su tiempo por ser una persona capaz de cruzar a nado el río negro que separaba los márgenes de los departamentos de Cerro Largo y de Tacuarembó,  de esa unión entre Polonio y Rebustiana, (los que han tenido muchos otros hijos e hijas) es que ha nacido María  Esther Aristimuño, nuestra madre.

Lo que pretendo decir, como un legado a las generaciones futuras es que a través de Isaías Castro, y sobre todo de su compañera, Cándida Acosta, tenemos un marcado componente indígena que se manifiesta en una innata independencia y en esa rebeldía natural contra todo atisbo de injusticia o intento de marginación social.

Siempre es muy bueno tener noticias y mejor aun cuando podemos reconocer el valioso aporte de tantas personas que como nuestra querida abuela nos han brindado.

Hugo W Arostegui


Alguien Ha Plantado Esta Semilla


Mi herencia genética me dice que desciendo de emigrantes vascos navarros y vaya uno a saber los por qué conservo algunas características propias de esta raza, como ser la tenacidad por no dejar las cosas sueltas y sin hacer, esto es algo que agradezco muchísimo, dentro de tantas cosas heredadas, y bueno es recordar que todo aquello que se hereda no se roba, suelo utilizar esta circunstancia, lo heredado, para intentar disimular un poco, aquello que dice “que de genios y de locos todos tenemos un poco”

De manera que sigamos adelante, mientras encuentre páginas en blanco voy a intentar “borronearlas” espero que la cordura se imponga a la “impulsividad” y que lo que pueda exponer en ellas, me refiero a las páginas en blanco, tenga el sentido que me lleva a expresarme el cual siempre obedece a mi necesidad “pienso a esta altura que heredada” sobre todo cuando me viene a la mente mi muy querida tía María Del Carmen, hermana de mi padre la cual solía expresarse en forma brillante, en fin, sigamos con lo nuestro, decía que en mi caso particular el impulso a escribir ha estado y pienso que a esta altura, siempre estará, en esa tan mentada necesidad de comunicarme con todo aquel que siento que pueda escucharme en algún lugar de este tan globalizado mundo que cada vez se torna más parecido con aquellos viejos conventillos de nuestra niñez.

Esto es lo que pienso que va a ocurrir, seguiré estudiando como en mi primer día de clases, consultaré y pediré consejo tanto a mis viejos amigos habituados al cultivo del pensamiento como a las nuevas generaciones que aportan ese tan inefable como necesario aire fresco para ventilar viejas y herrumbradas estructuras que solo permanecen en pie bajo el amparo de las tan vetustas como obsoletas estructuras que todavía permanecen asidas a su ignorancia.

Continuar eso es lo que haremos, no encuentro otra palabra que defina mejor nuestras intenciones, continuar, continuar, quizás alguno pregunte: “hasta cuando”  la respuesta que me viene a la mente será esta: “hasta que no tengamos más cuando”

Hugo W Arostegui

 

La Vida Continúa


Los términos “hubo una vez” o “hace un tiempo atrás,  que solíamos escuchar al comienzo de los cuentos infantiles o en los relatos de acontecimientos de nuestra historia, pertenecen a situaciones pasadas “situaciones que ya fueron” es como decir yo he sido tal o cual cosa o “en mi época no ocurrían estas cosas”, son referencias al pasado que pueden tener alguna vigencia en nuestras evaluaciones y que sin lugar a dudas constituyen un bien de gran valor en cuánto a “lecciones de vida” en algún momento dado.

Sin llegar a desestimar los hechos del pasado que ya son parte de la historia tanto a lo concerniente a lo que fuimos o hicimos como a los hechos que por su trascendencia ya han sido rescatados y forman una parte esencial en nuestra historia colectiva.

Lo que debemos tener bien claro es que nuestra vida se conjuga en tiempo presente, es aquí, y ahora, con la implicancia de todos nosotros en los hechos del día a día.

Si hemos tenido la oportunidad de ser considerados valiosos en los hechos del pasado eso no nos exime de continuar aportando en el tiempo presente, es más, diría que la experiencia acumulada enriquece nuestra vida y puede ser un muy valioso instrumento de consulta y de evaluación para todos aquellos que aún no han tenido ocasiones similares.

Los que estamos vivos podremos visitar los museos para admirar y valorar lo que constituye “nuestro pasado” pero los museos pertenecen a “la vida que ya fue” cuyas referencias personales podremos visitar y llevar flores en los cementerios, cosa que está muy bien que así suceda, pero cuando comienza un nuevo día deberemos decir “aquí estoy presente” pueden contar conmigo” nuestra humanidad y su constante evolución así nos lo reclama.

Vale la pena vivir la vida, disfrutar de sus oportunidades es un deber y un derecho que nos pertenece a todos y a cada uno, vivámosla en todos sus extremos de punta a punta.

Hugo W Arostegui



Los Granos De Maíz Y Las Gallinas


Cuando éramos pequeños recordamos aquellos momentos en los cuales alimentábamos a nuestras gallinas para lo cual llenábamos nuestros pequeños puños con granos de maíz extraídos de una gran bolsa para luego esparcirlos al voleo delante de ellas.

Resultaba muy interesante el poder observarla actitud de las gallinas ante lo que para nosotros era una enorme cantidad de granos esparcidos por todo el lugar donde ellas se alimentaban.

Pues bien, lejos de amilanarse por lo que pareciera una enorme tarea a realizar, ellas, las gallinas, comenzaban su tarea picoteando, lenta pero persistentemente, grano por grano y en mucho menos tiempo del que pudiésemos suponer ingerían todo el alimento sin dejar rastros de los granos que habíamos esparcido.

Esta observación  que recuerdo nítidamente en mis retinas ha sido una de las primeras grandes lecciones que he recibido a lo largo de mi vida, es como si ellas me dijeran: “aunque la tarea pueda parecer a simple vista un tanto abrumadora comenzamos a comer los granos de maíz uno por uno y de esta manera logramos culminar nuestro trabajo”.

Eso es lo que aprendí observando a las gallinas, ahora que me encuentro pleno de proyectos y quizás un tanto abrumado por la enorme tarea que tengo por delante, me ha venido a la mente esta experiencia, no deja de ser cierta la complejidad de todo lo que pretendo abarcar, pero tengo en cuenta de que no tengo que realizar todo a la vez, como la gallina de mis recuerdos, tomaré una por una, cada cosa que tenga por delante, hasta culminar con todo lo que encuentre diseminado en el amplio terreno de mi mente.


Hugo W Arostegui

sábado, 31 de diciembre de 2016

Seguimos Aquí


Un sábado a la mañana que tiene la particularidad de no ser un sábado cualquiera, en realidad no existe un día cualquiera en la semana de ningún calendario, pero, este sábado tiene “algo diferente” que le adjudica un sentido de especial o diferente al resto de los días, es que ocurre que además de ser sábado, es el último día de este año, dos mil dieciséis,(según diríamos antiguamente, el año de gracia de dos mil dieciséis).

Para aquellos que han dejado “cuentas pendientes”  aunque convengamos de que mantiene plena vigencia el dicho “de que siempre habrá tiempo para hacer lo que es correcto” la cruda realidad nos demuestra de que lamentablemente todo aquello que debimos haber hecho y por la circunstancia que fuese no hemos hecho, quedará como una “materia pendiente” a la que deberemos atender debidamente si pretendemos “calificar” en nuestras pretensiones de “ser mejores personas” en este nuevo año que confiamos poder iniciar.

Es que todo pasa tan rápido en este mundo globalizado que integramos (en este momento estoy mirando en la pantalla del televisor, en un canal argentino, los fuegos artificiales de un nuevo año en Nueva Zelanda) tenemos todavía unas cuantas horas durante las cuales todavía podremos hacer algunas cosas que no habíamos pensado realizar, un saludo, un apretón de manos, podremos quizás darnos un abrazo y por qué no un beso en alguna mejilla que hace ya algún tiempo que no vemos ni acariciamos.

Demos espacio a los sentimientos y extraigamos de entre ellos el más preciado de todos, me refiero a la gratitud por sentir la vida en los latidos de nuestro corazón, por la lucidez de nuestro pensamiento y por esta mente que puede recrearnos tantas vivencias compartidas que nos recuerdan de que no estamos solos y que nos debemos los unos a los otros el poder “congratularnos” por esta maravillosa oportunidad de continuar existiendo.

Agradecemos por tener oportunidades de hacer muchas cosas en las cuales podremos impregnar nuestra impronta la cual es única, insustituible e irreemplazable.

Lo que no hagamos nadie más lo podrá realizar, por más que se esmere nada podrá disimular nuestra ausencia, no dejemos pasar esta oportunidad, ni esta, ni ninguna otra vez.

Un fuerte abrazo desde siempre


Hugo W Arostegui

viernes, 30 de diciembre de 2016

Nuestros Augurios



Uno con el tiempo aprende la diferencia, digamos que la gran diferencia, entre manifestar nuestros deseos de buenos augurios, especialmente en esta época del año, con relación al próximo, que está prácticamente a las puertas de su comienzo y nuestra capacidad de asumir el compromiso solidario de estar presente para ayudar en todo lo que pueda estar a nuestro alcance para cultivar juntos una constructiva relación durante todo ese período.

La convivencia social nos familiariza con cierta forma de expresarnos en el cual desarrollamos determinadas habilidades que hacen a nuestras relaciones sociales mediante las cuales aprendemos a decirnos muchas cosas que muy difícilmente ultrapasen el umbral de las mejores intenciones en un intercambio, digamos que “socialmente correcto” por medio del cual manifestamos muchas cosas pero concretamente no decimos nada.

Es nuestro genuino deseo que este nuevo año que prontamente se inicia nos traiga todas las oportunidades de gozar de la mayor plenitud de nuestras facultades humanas cultivando en forma conjunta todos aquellos valores que nos hacen socialmente desarrollados.


Hugo W Arostegui 

Nuestra Disciplina

Nuestra Disciplina
Cuando aplicamos sólidos criterios de comportamiento tanto en lo que concierne a nuestra conducta personal como al que apliquemos en nuestras relaciones sociales no solamente nos hace más confiables y previsibles sino que además, nos representa como “actores conductores” individuos capaces de alcanzar los objetivos propuestos con la voluntad y confianza propias de quienes aspiran a alcanzar sus metas superando con su esfuerzo constante todos los desafíos que puedan eventualmente encontrarse por delante.

“La noción de disciplina, por lo tanto, puede estar vinculada al comportamiento o a la actitud de alguien. Se dice que la disciplina es buena cuando la persona respeta las reglas, las leyes o las normativas dentro de algún ámbito: “Insultar a una maestra es una falta grave de disciplina”, “Todos los jugadores tienen que respetar la disciplina impuesta por el entrenador”.
Y eso sin olvidar lo que se conoce como disciplina personal o autodisciplina que es aquella que se compone de una serie de pautas y de comportamientos que alguien lleva a cabo, de manera constante y férrea, en beneficio de una estabilidad y de la consecución de los objetivos que se ha marcado.
Es por ello que cuando se habla de autodisciplina en muchas ocasiones se identifica con éxito personal pues se establece que es la forma de lograr los sueños que tenemos. En este sentido, un perfecto ejemplo es el conjunto de atletas que tienen como meta ganar sus competiciones y las pruebas a las que tienen que enfrentarse. Así, para lograr la victoria en las mismas se hace necesario que tengan una disciplina de entrenamiento y de alimentación que les capacite física y mentalmente.
De esta manera, se establece que este tipo de disciplina propia se sustenta en una serie de principios o de reglas básicas como son la fuerza de voluntad, la persistencia, el trabajo duro, la aceptación y la laboriosidad. Elementos todos ellos que se convierten en la clave para establecer nuestra disciplina y, por tanto, para alcanzar los fines que nos hayamos marcado.
La disciplina, por otra parte, puede ser un campo profesional o de estudio. La antropología, la escultura, la kinesiología y el fútbol son cuestiones muy diferentes que, sin embargo, pueden considerarse como disciplinas según el contexto. Así es posible encontrarse con expresiones como “John Koggrer es un experto en antropología, sociología y otras disciplinas de las ciencias sociales” o “La escultura es mi disciplina artística favorita”.

La disciplina es una opción de vida que nos permite un trazado firme y concreto como asimismo establecer las prioridades, sabiendo escoger, separando aquello que le resulte vital de todo lo trivial que pudiese conspirar en contra de todo aquello que se ha propuesto alcanzar.

Hugo W. Arostegui

jueves, 29 de diciembre de 2016

Tengamos Buena Disposición




Lo esencial para comenzar a transitar por un nuevo año es el de poder contar con una muy buena disposición para todo lo que podamos hacer durante el transcurso del mismo.

Demás estaría decir de que el ejercicio de la buena voluntad comienza por la actitud que tengamos para con nosotros mismos y del grado de autoestima que nos tengamos para enfrentar con el mejor de los ánimos todas las tareas que nos puedan desafiar durante todo este período, del cual sabemos cuándo comienza pero no tenemos aviso previo de una posible alteración de nuestras previsiones, eso es en virtud a nuestra conocida condición de ser “simples mortales”

Hablando de disposición es bueno que incursionemos un poco en su significado y su aplicación en cada uno de nosotros:

“La palabra disposición admite varias referencias.

Uno de los sentidos del término más empleados es aquel que expresa la ordenación de algo de un modo coherente con la misión de lograr un objetivo. La nueva disposición de los libros te permitirá encontrarlos de manera más eficiente y sencilla.

Por otro lado, la palabra disposición puede designar el estado de ánimo o el estado de salud que una persona manifiesta. Si mi disposición no es buena, no creo que vaya esta noche a la reunión.

Otro uso extendido es como sinónimo de conceptos tales como ley y norma. Existe una disposición nueva que prohíbe el ingreso de animales a la plaza.

En el lenguaje coloquial se suele usar esta palabra para dar cuenta de la habilidad, de la aptitud que presenta una persona para realizar una determinada actividad o tarea. Tu hijo tiene una total disposición hacia el canto y el baile.

A instancias de la decoración de interiores, la palabra disposición presenta un uso especial, dado que la misma refiere la distribución de los espacios dentro de una vivienda, de un comercio, una oficina, entre otros. La disposición de los muebles es lo primero que tendremos que modificar en la sala de estar, dado que la achican visualmente.

Y al medio que se emplea con la misión de lograr un fin, meta, objetivo determinado, se lo denomina como disposición. La administración fijó nuevas disposiciones con respecto al uso de las áreas comunes del edificio.

En tanto, existen varias frases de empleo popular que contienen la palabra que nos ocupa, como ser: última disposición (el testamento de una persona), a la disposición de (se trata de una frase de cortesía a partir de la cual una persona le ofrece ya sea su ayuda o su servicio a otro), estar o hallarse en disposición (permite dar cuenta de la capacidad de una persona para realizar algo).

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/general/disposicion.php

De cualquier manera comencemos por disponer de la mejor actitud ante los sucesos del porvenir, que sin ninguna duda vendrán, y tomar estos proverbiales acontecimientos que tendremos por delante como una magnífica oportunidad de aprender a ser mejores personas en la puesta en práctica de todo lo que hagamos.


Hugo W Arostergui