viernes, 6 de abril de 2018

Cosa De Veteranos


Mi querido viejo, pensarás que me gustan mucho las canciones y los versos sobre nosotros los viejos y tienes razón, ¡hay tantas cosas que podemos disfrutar ahora que hemos llegado a estas edades!, entre ellas están las canciones y los versos.

Hablemos del placer de caminar; caminar es una de las más sabrosas actividades humanas; seguramente recuerdas los primeros pasos, los “pininos” (¿de dónde viene esa palabra?) de los bebés que avanzan vacilantes, a veces tropiezan pero siempre están alegres; luego los pasos de los jóvenes que comienzan a conquistar el mundo, pasos firmes, optimistas, y luego los pasos de los adultos, que saben lo que quieren y saben a dónde van.
Seguramente tú pasaste por esas etapas, tal vez no recuerdas tus primeros pasos de bebé, pero sí los pasos apresurados, casi brincando, en tu adolescencia, recuerdas cómo podías subir las escaleras saltando dos o incluso tres escalones, y a veces hasta les ganabas a quienes subían por el elevador.
¿Y los pasos de nosotros los viejos?
Lo primero que sucede, si no tomamos las medidas necesarias, es que parece que nuestras piernas ya no son las mismas; es posible que veas que los muslos y las piernas adelgazaron, aun cuando la barriga siga siendo igual; eso significa que perdiste parte de la grasa que llenaba tus piernas y que los músculos ya no son tan firmes y voluminosos como antes; tal vez haya además ciertas molestias o dolor en rodillas o tobillos, o un dedo que te molesta en las noches o al caminar.
Y puede ser que, casi sin darte cuenta, tus pasos sean ahora vacilantes, pasos pequeños, y tal vez camines con la columna vertebral un poco encorvada, mirando al piso.
¿Es normal esto?, ¡no, de ninguna manera!, caminar así no tiene nada que ver con la edad.
En primer lugar, cuando caminas encorvado no puedes respirar bien y llenar los pulmones de oxígeno, y los pasos breves pueden hacer que pierdas el equilibrio porque tu cuerpo tiene una base de sustentación corta y puedes tropezar o caer.
¿Qué hacer? Recuerda, mi querido viejo, que puedes (y debes) caminar viendo hacia adelante, al caminar erguido te oxigenarás mejor, pero sobre todo, tus pasos podrán ser más firmes, pasos grandes, que aumenten tu base de sustentación al caminar y te permitan sentirte dueño de tu caminar; pasos fuertes, pasos optimistas, pasos seguros, mirando hacia adelante.
“Se hace camino al andar”, dice el poeta; tú tienes por delante mucho camino por andar.
Que nadie te diga que “no se puede”; ejercita tus piernas, disfruta el caminar, rápido o despacio, pero con pasos grandes, firmes, que mejorarán tu salud y te darán más confianza en tu cuerpo.

 


jueves, 5 de abril de 2018

Conceptos De Inteligente



Estamos acostumbrados a relacionar la inteligencia con el raciocinio lógico, con el coeficiente intelectual que determina las habilidades para las ciencias exactas, la comprensión y capacidad de análisis reflexivo, el razonamiento espacial, la capacidad verbal y las habilidades mecánicas.

Sin embargo, en el mundo empresarial se está empezando a tener en cuenta y a valorar más la denominada "Inteligencia Emocional", que determina cómo nos manejamos respecto nosotros mismos y con los demás.
 
La Inteligencia Emocional es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, sus reacciones, estados mentales, etc., y que puede definirse, como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones sociales.

Las características de este tipo de inteligencia, serían entonces: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que los estados afectivos interfieran con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar con los demás. 

El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos progresan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban perdidos en el tiempo…

Viviendo inteligentemente en sociedad.
Hoy se sabe que la Inteligencia Emocional por sí sola tampoco es suficiente, que es necesario complementarla con la llamada Inteligencia Social.

La Inteligencia Social es la capacidad que tiene una persona de entender, y llevarse bien con la gente que le rodea. Es lo que hace que una persona sea capaz de tener mil amigos dispuestos a dar la vida por ella en caso de ser necesario. 

En una palabra: la Inteligencia Social es la parte de nuestra inteligencia que utilizamos para relacionarnos eficientemente con la gente que nos rodea.

Es la cualidad humana que nos permite optimizar al máximo nuestra relación con la gente, sacando lo mejor de ellos, generando el mínimo el nivel de rechazo y consiguiendo los mejores resultados de ellos.

Alguien con una Inteligencia Social muy desarrollada es una persona capaz de entender e intuir qué siente la gente en cada momento, qué necesita, cómo se comporta y qué espera de nosotros. Los políticos, los oradores, los grandes seductores, los grandes vendedores, los profesores que hacen amar lo que enseñan, los hombres de negocios poderosos, etc. son personas con una gran Inteligencia Social.

La Inteligencia Social junto con la Inteligencia Emocional, son, sin duda, las habilidades más útiles para triunfar en la vida. Si sabemos controlar nuestros impulsos y aprendemos a tratar a la gente que nos rodea, seguramente tendremos en las relaciones profesionales, los amigos, los negocios, las parejas sexuales, la familia, etc...

Comenzando otra vez ¿Es usted inteligente?

Recuerde que tener un resultado académico brillante es algo muy bueno, pero no le garantiza el éxito en la vida. Ser un triunfador depende, en mayor grado de la motivación y del grado de empatía que usted tenga en su vida cotidiana; y en la capacidad de demostrar esa empatía.

De acuerdo a esto, preguntemos, ¿Soy inteligente? Mire a su alrededor, y responda sinceramente; si ha alcanzado el objetivo deseado en su vida, si está rodeado de la gente que más quiere y es apoyado por ella en forma incondicional; entonces felicitaciones, seguramente es usted muy inteligente.


El Ser Y La Conciencia


Filosofía
El Ser Y La Conciencia

Estas son unas observaciones sobre términos importantes, de cuya claridad se puede desprender una  mejor comprensión de la vida. Hacen parte del libro “Pequeño Diccionario sobre la Comprensión de la Vida”.

¿Qué es el SER?
SER es la energía o esencia fundamental invisible y eterna de la que todo está hecho. Cualquier cosa que sea o exista, hace o es parte integrante de ese SER. En él formamos el TODO, el UNO, o como se le quiera llamar a la TOTALIDAD o a DIOS.

¿Qué es la CONCIENCIA?

Es la manifestación espiritual individual del SER en las criaturas vivas, que le permite al humano darse cuenta de que existe en este momento en un cuerpo-mente, que puede observar, y que algún día morirá.

La CONCIENCIA despierta es la que decide que la mente quede en blanco o que actúe, bien sea pensando o ejecutando acciones con el cuerpo.

¿Qué es un EGO?
Es una personalidad ficticia que se origina en la observación del entorno y se interioriza en la mente, donde puede cobrar vida. Vive en el pasado o en el futuro (no en el presente), como en sueños; mientras que el cuerpo continúa actuando aquí y ahora.

Cuando la CONCIENCIA está dormida, los EGOS toman el papel de la CONCIENCIA y utilizan la mente, haciendo actuar al cuerpo de manera automática e inconsciente.

¿Qué es el PENSAMIENTO?
Es una capacidad mental exclusivamente humana, que le permite crear lenguajes y símbolos, darse cuenta del paso del tiempo y establecer comparaciones y juicios. Es manejado por la CONCIENCIA o, cuando ella está dormida,  por los EGOS.

¿Qué relación hay entre SER, CONCIENCIA y PENSAMIENTO?
Cuando la CONCIENCIA permanece despierta y maneja el PENSAMIENTO se produce armonía en el humano y llega a comprender que él es una manifestación del SER que está disfrutando de una experiencia transitoria que terminará cuando su cuerpo muera, mientras que el SER continuará siendo eternamente.


Aprender A Perder


Cuando las cosas no son como esperamos, o hay deseos o expectativas que no se cumplen, nos visita la frustración, junto con otras emociones como el enojo y la tristeza. A veces se nos cortan las alas. Y si observamos la vida, hay un continuo de frustraciones que vamos transitando, y son esas pérdidas inevitables. ¿Nos preparan nuestras familias, la escuela, la televisión, la sociedad para sobrellevar de manera saludable las frustraciones de la vida? Claro que no.

Porque todo está orientado para que “ganemos”, para tener “éxitos”, para estar “pum” para arriba, porque si no seremos parte de los “perdedores”, los “fracasados”, los que quedan al margen, “marginados”. 

¿Por qué nadie nos enseña a perder? ¿Por qué no nos enseñan a equivocarnos? ¿Por qué siempre hay que subirse al tren de lo que se supone que es “normal”?
Nunca encontré un curso que diga: “Aprenda a perder y a retirarse a tiempo”, temática que aborda el psicólogo Walter Riso.

Intuyo que lo que pasa es que nos preparan para la lucha, para dejar todo en la cancha, para guerrear hasta las últimas consecuencias, para la exigencia, perfeccionismo. Y así estamos, con índices asombrosos de ansiedad, estrés,  y para contrarrestar esa hiperactividad, sea acude a una gran ingesta de ansiolíticos, comida, consumismo, alcohol y todo lo que calme o anestesie, ahhh!!! y después tomar algo para que te levante al otro día.

Esta vida acelerada no nos da tiempo a la reflexión, los tiempos se extralimitan, se llega más allá de los límites, sin tener en cuenta las consecuencias para nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestras relaciones que se deterioran. 

En una sociedad así en donde el límite es vivido como frustración, esta última es vista como negativa, y no podemos ver su parte funcional y esencial. La frustración aparece cuando nos encontramos ante un límite. Y los límites pareciera que coartan nuestra libertad, como si libertad sería “tener todo”, “lograr todo” y que nada quede afuera.

Dice el escritor Irving Yalom: “El hecho de que “las elecciones excluyen” es el motivo oculto por el cual tantas personas quedan paralizadas cuando llega el momento de tomar una decisión. Cada "sí” conlleva un "no”, y cada elección en un aspecto significa que debe haber una renuncia en otro. Muchos de nosotros nos negamos a entender que los límites, la reducción y la pérdida forman parte indisoluble de la existencia.”

Y así, vivimos juzgando las cosas como buenas o malas, sin darnos cuenta que nos atamos a esas concepciones que pueden ser relativas a la situación que estamos viviendo; y que algo que aparentemente es “muy bueno” quizás no lo sea tanto; y algo que consideramos detestable (como la mentira), puede llegar a ser necesario como parte de un proceso, (no como un fin en sí mismo). 

No percibimos que nuestra manera de estar en el mundo, depende totalmente de nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos y de pensar cómo funciona la vida. Vivimos sin cuestionar nuestra vida cotidiana, tememos que nos rechacen, pasar hambre, perder el trabajo, que nadie nos quiera, ser un fracasado, que nos critiquen, y sin darnos cuenta permitimos que muchas de nuestras conductas sean moldeadas por el miedo. 

Y demasiadas veces estamos en batallas que no son nuestras. De hecho, por mi parte he dejado de ver la vida como una lucha, porque eso agota y te mantiene a la defensiva, prefiero frenar mi lucha interna y estar entero para vivir la vida como una aventura.

Aprender a perder es saber soltar cuando todo nos dice que ese no es nuestro camino. Como dice Joan Garriga: “Saber ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a unos mismo”.

Perder significa soltar, dejar de oponer resistencia cuando todo nos indica que nos estamos agotando, que es en vano seguir luchando contra algo que nos insume gran cantidad de energía, nos frustra de continuo, nos desgasta, nos deja impotente o intuimos que lo que queremos lograr es más una cuestión de “orgullo-ego” (o quizás capricho) que algo posible, racional y realmente bueno para nosotros.

Y es todo un desafío soltar, el dolor y la tristeza no estarán ausentes, …se nos van parte, como dice mi amiga María Alejandra Suárez: “Cuando elegimos a veces desandamos caminos, y se nos van partes, soltamos, debemos inevitablemente soltar lo que creíamos que estaba bien, aunque sea algo sólo de uno mismo. Nos desarmamos, nos desgarramos, pero podemos optar por ver cómo salir de las oscuridades más profundas.”

Y cuando aprendemos a perder, y nos aventuramos a hacerlo, andamos más sueltos, nos sentimos liviano, ya no tenemos que mantener todo bajo control (que nos agota tanto), descargamos la mochila, y así podemos mirar al futuro desde un lugar diferente, sin la tenaza de las exigencias (ni hacia los demás, ni hacía sí mismo), disminuimos las expectativa en todo, nos relacionamos más con lo presente que con lo ausente (lo imaginado).

Si aceptamos con amor lo que verdaderamente queremos, es posible que perderemos ideas fundantes que ya no nos sirven, personas importantes que hay que dejarlas ir, proyectos ansiados, trabajos que ya tuvieron su tiempo, cosas materiales, pero nunca perderemos nuestra dignidad como persona, al contrario, la reforzaremos, porque cada pérdida nos da sabiduría y nos prepara para que podamos disfrutar plenamente y sin culpa “cuando nos vaya bien”.

Cuando nos atrevemos a perder, le estamos abriendo la puerta a millones de posibilidades inimaginables. 

Saber perder, es también, saber decir Sí a la vida, y volver a volar!


Aprender En La Diversidad


Con mate o facturas de por medio. Sentados en una confortable sala o en una ruidosa estación de servicio. De a dos o entre cinco. Estudiar en grupo ofrece infinidad de variantes, aunque no siempre garantiza que todos sus integrantes obtendrán buenos resultados. 

De todas maneras, la mayoría de los estudiantes prefiere buscar compañía a la hora de interpretar los contenidos de un espacio curricular. Las razones para hacerlo no son pocas ni triviales.

Reunirse para estudiar permite compartir diferentes puntos de vista acerca de una misma lección y esto, a su vez, ayuda a reflexionar de manera más profunda la materia y a analizarla desde tantas perspectivas como jóvenes se agrupen. 

Además, el aprendizaje mejora sustancialmente porque cada chico juega tanto el rol de profesor como el de alumno, es decir, enseña a sus pares y escucha o pregunta cuando otros exponen. 

"Estudiar en grupo me parece fundamental. En primer lugar, porque la persona se sabe acompañada y, además, porque entre los integrantes se ayudan a entender ciertas terminologías complicadas. 

Conversando cada lección, se aprende de una manera distinta, aunque eso no implica que inventen un vocabulario propio. Es aconsejable no formar agrupaciones demasiado grandes ya que, en ellas, los adolescentes están más propensos a distraerse", manifestó la psicóloga y profesora Carmen Cuesta Santillán. 

La experta indicó, además, que siempre que una persona está próxima a rendir un examen, se muestra angustiada. "Compartir esa experiencia con un par ayuda a ambos a tranquilizarse", expresó.

Un requisito importante para aprender en forma adecuada es reunirse con compañeros afines, que sean igualmente responsables y que prefieran estilos de trabajos similares o complementarios. De esa manera, ninguno de ellos sentirá que es el único que se encarga de todo mientras los demás solamente se divierten. 


Puntos Divergentes



Observo cuánto se obstina el ser humano en imponer sus ideas preconcebidas, que toma por verdades universales.

Detesto la polémica, que a mi modo de ver no es sino una forma de manipulación mental mediante la que se pretende imponer y justificar el propio punto de vista, como si existiera una verdad absoluta. Por mi parte, aprecio la diversidad, que enriquece, que completa y que nos lleva a reconsiderar lo aprendido. Es sana y constructiva. Pero para un intercambio así, es necesario que esta disposición la compartan todos los interlocutores. Y, desgraciadamente, es muy raro poder vivir un intercambio de este tipo en internet, desde el mutuo respeto por las convicciones del otro.

¿Hay que recordar que existen tantos puntos de vista como seres humanos? He volado suficientes veces para ser consciente de que una escena puede ser percibida de forma muy diferente según si se la contempla desde el valle, desde la montaña o desde el cielo. Para reconstruir una imagen tridimensional de un objeto, resulta imperativo fotografiarlo bajo ángulos diferentes, y no es sino a través de la complementariedad de estas imágenes como podremos reconstruir el objeto de la forma más próxima a su realidad.

Debería ocurrir lo mismo en todos nuestros intercambios. La búsqueda de la diferencia solo puede hacernos crecer. En este sentido, me gusta conocer a seres diferentes con los que a veces no comparto más que unas pocas afinidades. No por ello les tengo menos estima y siento menos gratitud hacia ellos. 

Sus opiniones me interesan, mientras estas no se transformen en juicios inapelables. No es fácil, sin embargo, buscar la diversidad constructiva sin caer en la polémica estéril…


Aprender Es Vivir


¿Por qué es importante aprender? No puedes hacer nada si antes no lo aprendes.

 Y no aprendes nada que no quieras aprender y que por tanto, te interese. Por eso es tan trascendental explicitar tus intereses de forma consciente. 

Aprender es un medio para lograr un fin. Cuando conozco mis objetivos (lo que me interesa), entonces aprender se convierte en una herramienta que me ayuda a acercarme o a conseguirlos. Y es entonces cuando estoy motivado para aprender.

Cuando no aprendes, no puedes cambiar y si no cambias, mueres. Las propias células de tu cuerpo cambian continuamente para que tú puedas crecer. Por tanto, aunque sea tan solo para mantener lo que haces, necesitas seguir aprendiendo.

Finalmente, las maquinas son mucho más eficientes que nosotros en gestionar la rutina. No podemos competir con ellas en capacidad de almacenamiento, en velocidad o precisión... La discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo es apasionante y la conclusión es que si no aprendemos cosas que las máquinas no pueden hacer, estaremos en serio peligro. 

Si dejas de aprender porque ya crees saberlo todo, porque careces de intereses o por que no te quedan energías, todo se vuelve rutina y te conviertes en un zombi.

Ahora bien, no podemos desconocer que aprender lleva consigo aparejadas algunas contraprestaciones complejas:

Exige esfuerzo: Los seres humanos estamos diseñados para economizar energía. 

La famosa “resistencia al cambio” no es más que la reacción natural del organismo en su intento de mantener el estado de comodidad que proporciona la rutina. Aprender requiere abandonar la “zona de confort” mientras reaprovechar lo que ya sabes (gestionar el conocimiento) es mucho más seguro.

Es un proceso personal e intransferible: Aprendes tú y nadie puede hacerlo por ti igual que nadie puede comer o dormir por ti.

Requiere proactividad: Aprender depende de ti y no de agentes externos como de tus padres, tu profesor, tu jefe o tu empresa. La iniciativa, la responsabilidad y desde luego el beneficio de aprender son tuyos e indelegables.

Aprender exige recordar y también olvidar lo que no es útil. La mayoría de errores ocurren no porque no sepamos qué hacer sino porque olvidamos.
Sin embargo, aprender también entrega recompensas de incalculable valor:

Aprender es adictivo: Cada vez que aprendes algo que te interesa, se produce una emoción indescriptible, consecuencia del descubrimiento de lo nuevo (el efecto eureka). Dicha emoción te conduce irremediablemente a querer saber más. 

Al igual que ocurre con el entretenimiento, el acto de descubrir es apasionante y por eso las películas, las series o los libros tratan de involucrarte con tramas y escenarios basados en la sorpresa. Es en ese instante cuando aprender deja de suponer un esfuerzo al que no le veo sentido para convertirse en un proceso placentero que me ayuda a conseguir lo que estoy buscando.

Aprender te proyecta hacia el futuro: hacia lo que no sabes todavía. Mientras el conocimiento te relaciona con el pasado (lo que ya sabes), aprender te mueve hacia adelante, es el mecanismo para lograr aquello que te cautiva. Por eso, aprender es un proceso íntimamente guiado por tus intereses (y no los de terceros). Y por eso, no puedes aprender aquello que no te importa (tan solo disimulas haciendo que aprendes). 

Dado que aprender es la única forma de conectarse con lo que vendrá, para innovar hay que ser experto en aprendizaje. Lo más importante de la educación no es lo que te enseña sino que sea capaz de crearte el hábito de aprender, se asegure de enseñarte cómo aprender todo lo que necesitarás en la vida.

No hay nada más importante que aprender. Está científicamente comprobado que si no comes te mueres y si no duermes te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea por una seta venenosa, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina.

Según Jack London “La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mala mano”. Y para eso hay que aprender. El verdadero proceso de aprendizaje comienza siempre a partir de lo que te interesa, te ilusiona, te hace feliz. Y eso está íntimamente ligado a priorizar tus intereses y buscar tu propio camino. Aprender no tiene nada que ver con el tedioso ejercicio de estudiar, hacer cursos o sacar buenas notas sino con seguir tus intereses sin miedo, ser curioso, hacerte preguntas y dejarte llevar. 

Aprender es un ejercicio de libertad donde aprendo sobre lo que yo quiero, sin límites. Y desde luego, aprender puede y debe ser entretenido lo que no significa que todo juego sea sinónimo de aprendizaje.

El aprendizaje es la principal característica del ser humano. Somos el ser vivo que más ha perfeccionado ese proceso. Durante largo tiempo, aprender para el hombre fue sinónimo de supervivencia. Tuvo que aprender a luchar con enemigos mucho más fuertes (hasta llegar incluso a domesticarlos) y crear conocimiento para lidiar con enfermedades y catástrofes naturales que lo diezmaron. 

La tecnología es la mejor muestra de la capacidad de aprendizaje del ser humano a lo largo de la historia. Si nosotros disfrutamos de una vida apacible es porque las generaciones anteriores aprendieron lo necesario para asegurarnos el bienestar. Una civilización más avanzada que las demás (lo mismo que una empresa líder), basa su predomino en su capacidad de aprender. 

No es cuestión de fuerza o de tamaño. Una de las principales cualidades de una persona no es ya su capacidad de aprender sino sus ganas. Si una persona no quiere aprender, se convierte en una rémora. Cuando las empresas se refieren a la dificultad de acometer procesos de gestión del cambio, justamente reconocen que sus empleados están acostumbrados a hacer las cosas de una manera (la que siempre han hecho y les ha funcionado) y no sienten deseos de progresar.


Empiezas a morir cuando dejas de aprender porque todo proceso de mejora obliga a invertir tiempo y recursos. En realidad, no puedes no aprender nada porque de otra forma dejas de existir. 

Si quieres vivir, aprende. ¿Por qué estás dispuesto a luchar? ¿Por qué cosas merece la pena vivir? 

“Vive cada día como si fuera el ultimo, aprende como si fueras a vivir para siempre” (Gandhi)

Creatividad


Libera al genio creativo
Se una esponja: Los creativos tienen que actuar como esponjas, tienen que empaparse de lo que les rodea todo el tiempo. Puedes encontrar grandes ideas en los libros que lees, en algún anuncio que veas en la calle o en una conversación que escuches en el metro. Nunca se sabe lo que va a ser útil.

Deja vagar tus pensamientos: las mejores ideas pueden venir cuando no estás pensando en nada en concreto, sino simplemente divagando. Hay evidencias de que el cansancio puede ayudar a la resolución de problemas creativos, al bajar las barreras que nos impiden pensar n cualquier cosa.

Sé sociable: Tener a alguien con quien intercambiar ideas tiene un valor incalculable. En primer lugar, cuando hablas con alguien de una idea te ves obligado a examinarla más cerca. Y en segundo lugar, otra persona puede hacer que se te ocurran nuevas cosas que quizás nunca habrían surgido estando solo.

Piensa a lo grande: cuando pienses en un proyecto por primera vez, vete primero a las ideas más salvajes sin tener en cuenta el coste o la practicidad y luego ve hacia atrás desde allí. Una vez que haya explorado las opciones más locas, cualquier otra te parecerá mucho más realista y fácil de realizar.

Inspírate en otros: no se trata de copiar lo que hayan hecho otros, sino de tomar ideas de otra gente e intentar adaptarlas para tus propias creaciones. 

Toma algo que te guste y dale una vuelta añadiéndole tu propio toque personal.

Trabaja, trabaja y trabaja: seguro que has oído aquello de “que las musas te encuentren trabajando”. Ese es posiblemente el mejor consejo que podamos darte.  


No te preocupes si alguno de estos consejos no es bueno para ti. Lo que funciona para alguien puede ser o inútil o incluso contraproducente para otras personas, pero la clave es ser capaz de convertir la creatividad en un proceso que te permita ser más eficaz y eficiente en el trabajo, sin agotarte innecesariamente.

Tu Tiempo, Mi Tiempo…Nuestro Tiempo


Vivimos en la dimensión temporal no sin cierta angustia, pero pocas veces nos paramos a pensar en el tiempo, nuestro tiempo y cómo lo estamos gestionando.

No vamos a hablar aquí de cómo organizar nuestra agenda o cómo podemos sacarle más rendimiento a nuestras horas. Pretendemos reflexionar, durante los minutos que invertirás en esta lectura del papel que tiene y que le otorgamos a nuestro propio tiempo.

Sentimos el tiempo como un bien limitado que tenemos que distribuir de forma óptima para llegar a todo lo que queremos llegar: trabajo, relaciones, ocio, deporte… La sensación que tenemos la mayoría de las personas es que 24 horas no son suficientes para cumplir con todos nuestros deberes, satisfacer nuestras necesidades básicas y, además, hacer algo de lo que disfrutemos.

¿Cuántas veces te has lamentado por no tener suficiente tiempo? ¿Cuántas veces has criticado el ritmo de vida que te ves obligado a llevar por el modelo social en el que vivimos, por el momento intergeneracional en el que te encuentras (hijos dependientes, padres mayores…)? Probablemente tus quejas tienen toda la razón de ser.

¿Tienes un minuto para pensar en tu tiempo?
Quizás ha llegado el momento de pararse a pensar con un poco de calma en qué, cómo y por qué exactamente estás invirtiendo tu tiempo como lo haces.

Por ejemplo, la mayoría de nosotros tendemos a organizarnos el tiempo según lo que es urgente, priorizándolo a lo que es importante. 

Algunas preguntas interesantes que nos podemos plantear son:
¿Quién decide realmente a qué dedico mi tiempo?
¿Soy yo quien determina aquello que es urgente?
¿Respeto mis necesidades y deseos cuando decido hacer una inversión de mi propio tiempo?
¿De qué forma adquiero mis compromisos sociales, familiares…?
¿Me planteo lo que realmente quiero yo cuando comprometo mi tiempo?
¿Cuántos compromisos adquiridos evitaría si pudiera?

Seguro que una pregunta te llevará a otra mucho más concreta respecto a tus dinámicas personales, haz que aparezcan e intenta responderlas. Un primer paso es siempre tomar conciencia, darse cuenta, de qué y cómo estamos decidiendo sobre nuestro tiempo y invirtiéndolo.

Solo desde una mirada consciente podemos observar los mecanismos que nos arrastran dónde no queremos y que nos hacen sentir agotados, alienados y frustrados.

Cuando criticamos que no tenemos tiempo en realidad estamos criticando el modo en que nosotros mismos priorizamos. Por otro lado, la saturación temporal nos impide centrarnos en la única realidad que existe: el aquí y el ahora. 

Nuestros “pendientes de hacer” colman nuestro pensamiento, con lo que vivimos planificando el futuro y le prestamos escasa atención al momento presente, lo que a la vez nos impide el proceso de darnos cuenta, de ser conscientes de lo que realmente ocurre en nuestro interior y alrededor nuestro.

¿Qué podemos hacer?
Aunque las personas, los acontecimientos y la presión social nos llenan la agenda, la responsabilidad sobre ella es nuestra y también cambiar algo de lo que no nos aporta bienestar o nos imponemos hacer por miedo a perder relaciones. 

Si podemos ir más livianos de deberes, más libres, haremos las cosas con mayor alegría, sin tanta sensación de no llegar a todo. Para ello es importante, primero, aligerarnos. También es positivo olvidarse de las comparaciones: podemos tener la sensación de que otras personas llegan a todo, sin cansancio, con energía y buen humor… Pero los límites de los demás poco nos cuentan de nuestros propios límites y aquello que llena y hace feliz al otro poco nos aporta sobre lo que nos llena y hace feliz a nosotros mismos.

Estás a tiempo de reparar errores, de decir: ahora no, de disculparte si hace falta y de priorizarte.

¡Nunca es tarde para decidir conscientemente sobre tu propio tiempo!



Mirar Siempre Adelante


“Joven es el que no tiene pasado y viejo el que carece de futuro. Así de cierto, así de exacto”

 Dicho está: joven es el que no tiene pasado y viejo el que carece de futuro. Así de cierto, así de exacto. El joven vive para lo que será y el viejo de lo que fue. Alguien dijo que estas eran verdades que merecían ser esculpidas en la roca viva; pero… ¿será cierto?

Tal vez no tanto. Al día siguiente de haber nacido, comenzamos a recordar; solamente que son recuerdos que guardamos cuidadosamente en el subconsciente, como también hacemos con los sueños. Algún día, la ciencia los podrá entresacar y reflejarlos en una pantalla, como si estuviéramos viendo una película.

Entonces, posiblemente, podríamos saber lo que somos. De esta manera, la sentencia socrática de “conócete a ti mismo” confirmaría la intuición que el filósofo expuso hace más de veinticuatro siglos y que la palabra bíblica recogió: la verdad es la fuente de la libertad.

Persistencia. El viejo, aun cuando sabe que pronto morirá, está pensando en lo que le falta por hacer, creyendo en la posibilidad de realizarlo. Como el anciano de Nicoya, con ciento cuatro años de edad, que aparece en la información de la prensa con un bastón en una mano y un machete en la otra, desyerbando, porque tiene que preparar el campo para sembrar, cuando se presenten las primeras lluvias del invierno.

O como Miguel Ángel, que frente al palpitar de la muerte daba golpes con su mazo al cincel porque sentía el impulso místico de terminar una nueva obra maestra, lleno, todo él, de esperanzadora ilusión de crear.

Recordar, sí, pero mirando siempre adelante, hacia los horizontes abiertos, hacia la luz, creyendo, firmemente, que podemos esperar un día más para emprender una nueva tarea.

Sembrar, asidos al bastón del recuerdo, sin preocuparnos de quien pueda recoger la cosecha.



miércoles, 4 de abril de 2018

Frases Que Animan

Siempre me han gustado las frases, los aforismos, los proverbios, los refranes. Creo que logran una cosa fantástica: sintetizan un montón de sabiduría en unas pocas palabras que te llegan, que te hacen pensar y encima, muchas veces, te hacen reír.

Estas son algunas de mis favoritas:

Que nadie llegue jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz. Santa Teresa de Calcuta
Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante. Stephen Covey
Sólo se vive una vez, pero una vez es suficiente si se hace bien. Woody Allen
Hay muchos tipos de conocimiento, pero hay uno más importante que los demás; el conocimiento de cómo hay que vivir, y éste conocimiento, casi siempre, se menosprecia. Tolstoi
Es mejor callarse y parecer tonto, que abrir la boca y confirmarlo.
Dirige tu mirada hacia el sol, y la sombra quedará detrás de ti. Proverbio persa
La paciencia es amarga, pero sus frutos dulces. Kant
Nuestra mayor gloria no se basa en no haber fracasado nunca, sino en habernos levantado cada vez que caímos. Confucio
Quien no vive para servir, no sirve para vivir. Tagore
Dos caminos divergían en un bosque y yo tomé el menos transitado de los dos; y eso lo cambió todo. Robert Frost
Reírse arruga la piel, pero no hacerlo arruga el alma.
Sé amable siempre que tengas la posibilidad; bien mirado siempre tienes esa posibilidad. Dalai Lama
Al final de nuestra vida se nos juzgará por el amor. Santa Teresa de Calcuta
¿Cómo es tu vida profesional?, ¿plena o plana?
El secreto de la vida consiste simplemente en aceptarla tal cual es. San Juan de la Cruz
Nunca es demasiado tarde para ser lo que quieres ser. George Eliot
Cuando camines, camina; cuando comas, come. Proverbio Zen
El que planta melones, recoge melones. El que planta habas, recoge habas. Proverbio chino
La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz. Proverbio escocés

Debemos convertirnos en el cambio que buscamos en el mundo. Gandhi

Dignidad Y Autoestima


Uno de los fundamentos principales de la dignidad es auto valorarse y auto respetarse, es decir auto amarse. La dignidad implica el merecer lo mejor.

La dignidad va mano con mano con nuestro auto estima porque nos impulsa a resistirnos a ser utilizados o explotados por alguien que quiere tomar ventaja de nosotros en el trabajo o en una relación sentimental.

La dignidad conlleva al balance emocional

Las personas que tienen dignidad son personas que tiene un buen balance emocional. La dignidad no debe ser confundida con el orgullo o la arrogancia de pensar que somos mejores que las demás personas.

Eso caería en creernos más y tratar de poner a otras personas por debajo de nosotros como lo hacen generalmente las personas que tienen una personalidad narcisista. La dignidad se desarrolla cuando tomamos control de nuestras acciones, libre y autónomamente.

Todos los seres humanos merecemos respeto, no importando la clase social a la que pertenecemos ni la cantidad de dinero que tenemos en el banco. 

La dignidad refuerza nuestra personalidad y nos da la sensación de una satisfacción interna.



Órganos Infantiles – Superar La Barbarie


Es reconfortante encontrar de cuando en cuando información que exalte los valores humanos en contra de las habituales noticias de acciones bárbaras, o por los menos, carentes de sentimientos.

 Esta es la historia de un sacerdote español, Ignacio María Doñoro, que en América Latina, dado que se ha movido por diferentes países de dicho continente, ha salvado la vida a miles de niños listos para ser vendidos o entregados, en muchas de las ocasiones por sus propios padres, a las mafias de venta de órganos y de prostitución infantil, dos de los negocios ilegales internacionales más extendidos y lucrativos del mundo.

 Y escasas son las Justicias de las diferentes naciones que pueden emprender acciones penales contra estas organizaciones traficantes de órganos y de carne viva, dado lo extendidos de sus entramados y la movilidad incontrolable de sus integrantes.

 Y ya que los Gobiernos nos pueden actuar por su propia cuenta, este sacerdote ha creado una organización, Hogar Nazaret, que compra a estos niños o los rescata de sus captores, para reintegrarlos en la sociedad mediante su inclusión en programas gubernamentales laborales y de estudios.

 Nos alegra conocer acciones de este tipo, a pesar de ser una gota de esperanza en el océano de la maldad.



Atrapados En La Red

El mundo a nuestro alrededor cambia cada día más. El vertiginoso avance tecnológico que nuestra sociedad experimenta desde mediados de siglo XX hasta hoy, especialmente en el ámbito de la informática y las telecomunicaciones, ha dado lugar a un proceso en cual actualmente nos vemos inmersos: la automatización, esto es, el empleo de recursos tecnológicos para desempeñar tareas que hacíamos nosotros mismos.

La novela de Carr analiza las consecuencias negativas de la automatización. El autor argumenta por qué la automatización puede ser perjudicial para las destrezas y habilidades cognitivas propias del ser humano, de qué modo estrecha la perspectiva y limita la capacidad de elección de las personas, y facilita la posibilidad de someter a la gente a la vigilancia y a la manipulación.

Desde la Revolución Industrial, el ser humano ha tenido una relación ambivalente hacia las máquinas. Por un lado, han sido un símbolo de progreso y una garantía de prosperidad. Por otro lado, han representado una amenaza tanto económica como moral, que roba tanto los trabajos como el proprio espíritu humano. Carr señala en el segundo capítulo de su libro los dos polos de la ambivalencia: durante los momentos de prosperidad triunfa la visión positiva y durante la crisis, la negativa.

Tejido a bases de curiosidades históricas y lúcidas descripciones de las últimas tendencias, la novela nos brinda una visión realista, y alarmante, de un poderoso fenómeno que no solo está determinando ya nuestras vidas sino que dominará el debate de las próximas décadas.

Nicholas Carr es autor de 'Superficiales. ¿Qué está haciendo el internet con nuestras mentes?', finalista del premio Pulitzer y éxito de crítica y venta en España. Otros de sus libros publicados son 'El gran interruptor'(2008) y 'Las tecnologías de la información. ¿Son realmente una ventaja competitiva?'(2004).

Ha escrito para The Atlantic, The New York Times, The Wall Street Journal, Wired, The Guardian, The Times of London, The Republic, The Financial Times, Die Zeit, y muchas otras publicaciones. Es escritor-residente de la Universidad de California, Berkeley y editor ejecutivo de Harvard Business Review.


Las Fuentes De Información


Según el nivel de información que proporcionan las fuentes de información pueden ser primarias o secundarias.

Las fuentes primarias contienen información nueva y original, resultado de un trabajo intelectual.

Son documentos primarios: libros, revistas científicas y de entretenimiento, periódicos, diarios, documentos oficiales de instituciones públicas, informes técnicos y de investigación de instituciones públicas o privadas, patentes, normas técnicas

Las fuentes secundarias contienen información organizada, elaborada, producto de análisis, extracción o reorganización que refiere a documentos primarios originales.


Son fuentes secundarias: enciclopedias, antologías, directorios, libros o artículos que interpretan otros trabajos o investigaciones.

Nuestro Lugar En El Universo


¿Tiene la humanidad un lugar especial en el universo? ¿Cuál es el significado de nuestras vidas? Para el biólogo y ganador del premio Pulitzer Edward O. Wilson, ya hemos aprendido lo suficiente sobre el universo y nosotros mismos, como para poder empezar a afrontar preguntas sobre nuestro lugar en el cosmos y el significado de la vida inteligente.

En El significado de la existencia humana, Wilson examina lo que hace que los seres humanos sean absolutamente distintos al resto de las especies. Buscando el significado de lo que Nietzsche en su día denominó «los colores del arco iris» en los límites exteriores del conocimiento y la imaginación, lleva a sus lectores a un viaje, entre la ciencia y la filosofía para crear un tratado del siglo XXI sobre la existencia humana, desde nuestros primeros inicios a una mirada provocativa a lo que presagia el futuro de la humanidad.

¿Cuál es el significado de la existencia humana?
Wilson sugiere que es la épica de las especies, que se inició en la evolución biológica y la prehistoria, pasó a la historia y, ahora con urgencia, día a día, cada vez más rápido hacia el futuro indefinido, es también lo que decidiremos que sea.
Los avances de la ciencia y la tecnología nos llevarán al mayor dilema moral desde que Dios sujetó la mano de Abrahán. Estamos a punto de abandonar la selección natural, el proceso que nos creó, a fin de dirigir nuestra propia evolución mediante selección voluntaria, el proceso de rediseño de nuestra biología y naturaleza humana como deseamos que sea. 

La prevalencia de algunos genes sobre otros ya no será resultado de las fuerzas medioambientales, la mayoría de las cuales están fuera del control humano o incluso del entendimiento. Los genes y sus rasgos prescritos pueden ser lo que queramos. Entonces, ¿qué pasa con vidas más longevas, una mayor memoria, una mejor visión, un comportamiento menos agresivo, una capacidad atlética superior, un olor corporal agradable? Como escribe Wilson, la lista de la compra es interminable.

Tenemos suficiente inteligencia, benevolencia, generosidad e iniciativa como para convertir la tierra en un paraíso, tanto para nosotros como para la biosfera que nos engendró. Podemos lograr ese objetivo de manera verosímil, al menos, ir por el buen camino a finales de este siglo. El problema que está frenando este proceso hasta ahora es que el Homo sapiens es una especie disfuncional de manera innata. La maldición paleolítica nos ha ralentizado: las adaptaciones genéticas que funcionaron muy bien durante millones de años de existencia de cazador-recolector, son cada vez obstáculo mayor en una sociedad urbana y tecnocientífica global. No parecemos capaces de estabilizar ni las políticas económicas, ni los medios de gobierno a un nivel superior al de un pueblo. Asimismo, la gran mayoría de la gente del mundo sigue siendo esclava de religiones tribales organizadas, dirigidas por hombres que afirman tener poderes sobrenaturales para competir por la obediencia y los recursos de la fe. 

Somos adictos al conflicto tribal, que es inofensivo y entretiene si existe en los equipos de deportes, pero mortales si se expresan como luchas étnicas, religiosas e ideológicas. Hay otros sesgos hereditarios. Seguimos destruyendo el medio ambiente natural, la herencia más preciosa e irremplazable de nuestra especie ya que estamos demasiado concentrados en nosotros mismos como para proteger el resto de la vida que existe.

Mientras el conocimiento científico y la tecnología sigan creciendo exponencialmente, duplicándose cada una o dos décadas, dependiendo de la disciplina, la tasa de crecimiento se reducirá inevitablemente. Los descubrimientos originales, habiendo generado enorme conocimiento, se reducirán y empezarán a disminuir en número. En las próximas décadas, el conocimiento de la cultura tecnocientífica será enorme en comparación con la del presente, pero también será la misma en todo el mundo.
Lo que seguirá desarrollándose y diversificándose de manera indefinida es la humanidad. Si se puede decir que nuestra especie tiene alma, esta reside en las humanidades.

Es cierto que la ciencia y las humanidades son fundamentalmente distintas la una de la otra en lo que afirman y en lo que hacen. Pero se complementan la una a la otra en origen, y surgen de los mismos procesos creativos en el cerebro humano. Si el poder heurístico y analítico de la ciencia se puede unir a la creatividad introspectiva de las humanidades, la existencia humana se elevará a un significado infinitamente más productivo e interesante.

Edward Osborne Wilson es reconocido como uno de los biólogos más importantes del mundo. Entre los reconocimientos que ha recibido en todo el mundo se encuentran la Medalla nacional de la ciencia de los EE. UU., el premio Crafoord de la Real Academia Sueca de las Ciencias, o el Premio internacional de biología de Japón. En el ámbito de las letras, dos premios Pulitzer, los premios Nonino y Serono en Italia y el premio COSMOS de Japón. Es Honorary Curator en etimología y catedrático emérito de investigación universitaria de la Universidad de Harvard. Es autor de Sobre la naturaleza humana (premio Pulitzer de 1979), Las hormigas (premio Pulitzer de 1991), Consiliencia: la unidad del conocimiento, El futuro de la vida o Cartas a un joven científico, entre otros libros.


Intentar Poner Las Cosas En Su Lugar


Tras el estallido de la última ola de violencia en Israel y Palestina y la muerte de más niños y niñas, no basta con pedir otro alto al fuego. Llegó el momento de emprender contundentes acciones no violentas que pongan fin a esta pesadilla que dura décadas.
Nuestros gobiernos han fracasado. Mientras hablaban de paz y aprobaban resoluciones de la ONU, han seguido comerciando, invirtiendo y contribuyendo a perpetuar la violencia junto a numerosas empresas.

Solo hay una manera de frenar este ciclo infernal de colonización israelí sobre tierras palestinas, acabar con el castigo colectivo a familias palestinas inocentes y poner fin al lanzamiento de proyectiles de Hamás y al bombardeo sobre Gaza: hacer que el coste económico de este conflicto sea tan alto que resulte insostenible.

Sabemos que funciona. Cuando los países de la UE acordaron unas directrices para no financiar los asentamientos ilegales, el gobierno israelí tembló. Y, cuando los ciudadanos persuadieron con éxito al fondo de pensiones holandés PGGM para que se retirara de Israel, hubo una auténtica tormenta política.

Puede que no parezca una forma directa de terminar con las actuales matanzas, pero la historia nos dice que incrementar el costo económico de la opresión puede forjar el camino hacia la paz. 

Firma para exigir a 6 bancos, fondos de pensiones y empresas clave que retiren sus inversiones de la ocupación israelí de Palestina. Si todos actuamos ahora de forma estratégica y calentamos la presión pública, podemos conseguir que la economía israelí sufra un duro revés y darle así la vuelta al juego que permite que los extremistas sigan sacando provecho político:


Haz Lo Que Debes Hacer


Te encuentras paralizado y te observas a ti mismo de esa manera, sin embargo en el fondo de ti sabes perfectamente qué tienes que hacer para levantar tu ánimo y, sobre todo, qué haría feliz a tu corazón. Sabes también que está en tus manos dar el paso para continuar, pero no lo haces: has escuchado internamente qué es lo que necesitas y algo en ti te lo niega. ¿Por qué ocurre esto?

“Donde no hay ningún miedo, no habrá tampoco ningún valor, necesario para vivir”
-Leonardo Boff-

El miedo suele ser el causante de la mayoría de situaciones negativas en las que nos vemos envueltos y superarlo normalmente nos conduce a grandes alegrías. Es posible que tengas las cosas más claras que cómo las percibes o también es probable que sepas la respuesta al siguiente movimiento en tu vida y que sea el temor y el pánico el que te mantenga quieto en la posición en la que estás.
¿Cómo me siento?

La respuesta a esta pregunta es bastante complicada porque exige mucha paciencia y cariño con uno mismo: con el fin de responder se te obliga a ser sincero y hablarte sin tapujos, por lo que puede suponer un gran esfuerzo emocional de tu parte.

En la posición en la que estás te ves incómodo, desconcentrado, torpe en tu día a día. Es como si supieras que no estás en el lugar adecuado pero no fueras capaz de moverte, por lo que el malestar se expande a todas tus emociones y tu humor se modifica.

La clave: el saber racional y el saber emocional
Todos nosotros disponemos de dos tipos de fundamentos para tomar decisiones: uno que tiene que ver con la parte más instintiva y racional del cerebro; el otro con su zona más emocional e impulsiva. La primera de ellas está ligada al control de las situaciones y la búsqueda de seguridad, por lo que es muy útil en los momentos en los que se requiere frialdad de actuación. La segunda, como su nombre indica, está unida a los sentimientos.

“Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón.
Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón”
-Eduardo Galeano-

Reorganiza tus motivaciones y escucha bien hacia dónde quieres de verdad ir, no hacia dónde deberías ir ya que a veces la razón no nos deja ser felices. Date el tiempo suficiente para encontrar el camino que te dicta el corazón y lucha contra tus miedos y tus traumas si te impiden hacerlo. Puedes vencer y merece la pena vencer: solo así sabrás que lo que estás haciendo se corresponde con lo que de verdad anhelas.

“Respira con la confiada profundidad que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieto, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve”

-Susanna Tamaro-

De Tal Palo...


El refrán “de tal palo, tal astilla” se emplea para referirse a las personas que imitan o adquieren algunas características o cualidades de sus padres o del entorno en el cual crecen o se crían.

En sentido explícito, significa que la astilla que se desprende de un palo tendrá, por fuerza, las mismas características de este.

El significado implícito, en cambio, alude a las relaciones de semejanza existentes entre padres e hijos, bien por herencia genética, bien por educación, según lo cual los hijos se parecerán a sus padres en su comportamiento, gustos, forma de ser o de actuar, así como en el físico, etc.

En un sentido general, se puede decir que lo que significa el dicho “de tal palo, tal astilla”, es que todo, de un modo u otro, se parece a su origen o a aquello de lo que proviene.

“De tal palo, tal astilla”, por lo tanto, puede ser empleado de forma positiva con la finalidad de resaltar una virtud del padre que posee el hijo: “Samanta adora estudiar, como su madre: de tal palo, tal astilla”.

Asimismo, el refrán puede ser usado con el objeto de señalar o enfatizar una característica negativa de la persona, que también posee el padre: “Al igual que su padre, a Miguel no le gusta caminar. De tal palo, tal astilla”.

Expresiones sinónimas de este dicho popular son: cual el cuervo, tal el huevo; cual es el padre, tal es el hijo; cual es la madre, así las hijas salen; de tal árbol, tal ramo; de tal parra, tal racimo; de tal simiente, tal gente, etc.

En inglés, el dicho “de tal palo, tal astilla” puede traducirse como like carpenter, like chips, que vendría a significar, literalmente, 'tal carpintero, tales astillas'.


martes, 3 de abril de 2018

Cultivar Las Buenas Palabras




De palabras se componen los poemas y las canciones, los exordios y las salmodias.

Palabras nos reciben cuando nacemos y palabras nos despiden al morir.

Con palabras añoramos lo lejano y con palabras conjuramos el porvenir para acercarlo a nosotros. «¡Verde que te quiero verde!» – dijo el poeta empleando palabras de color para pintar de esperanza su amor. Y con palabras le respondieron «Y yo dormiré a tus pies para guardar lo que sueñas.»

¡Ay Federico García, llama, llama a la Guardia Civil porque ay de los poetas sin palabras, pero sobre todo ay de nosotros sin las palabras de los poetas! ¡¿Cómo vivir sin los versos más tristes que pudo escribir otro poeta una noche cuando dijo que en las noches como ésa la tuvo entre sus brazos, la besó tantas veces bajo el cielo infinito?¡ ¡Allá los que puedan, yo no!

¿A qué esperar entonces para convertirnos en defensores denodados de las palabras?

¿A qué esperar para cultivar con más ahínco su uso adecuado, rechazando las impurezas que se anteponen al gratificante sonido del vocablo correcto?

Hagamos de las palabras nuestra peregrinación de a diario.

Prodiguemos con ellas lo mejor de nosotros para despertar en aquellos que nos rodean lo que también hay de bueno en ellos.

Trabajemos para que la palabra siga siendo la puerta hacia lo mágico y lo irreal maravilloso, para que nos sirva de vehículo hacia esa meta aún inalcanzada de la comunicación.