jueves, 24 de enero de 2019

El Desborde Emocional

Casi todos, en alguna que otra ocasión, nos hemos visto envueltos en una discusión en la que dejamos que las emociones fluyeran sin control. No me refiero a esos pequeños fogonazos de ira sino a verdaderas oleadas de sentimientos negativos, que prácticamente nos desbordan y hacen que actuemos de forma poco racional.

El escenario típico es: estás en medio de un desencuentro, la otra persona dice algo y, repentinamente, es como si cayeras en un agujero negro. Lo único que percibes y emites es ira, miedo, pánico y/o frustración. Cuando experimentamos estas sensaciones nuestros músculos se tensan, listos para la acción, y nuestra mente funciona tan rápido que no somos capaces de seguirla “conscientemente”.

La diferencia entre la inundación emocional y las emociones que experimentamos todos los días radica en la magnitud. Durante un episodio de inundación emocional nuestra mente racional se desconecta, ocurre un secuestro emocional en toda regla. Nuestro sistema nervioso se satura y la corteza prefrontal deja de ejercer su rol controlador. En este punto, nuestras reacciones instintivas pueden empeorar aún más la situación, generando una cascada de ira. 

Básicamente, lo que ocurre es que reaccionamos haciendo lo mismo que percibimos en el otro. En una discusión, sobre todo cuando se va acalorando, es normal que adoptemos una actitud de lucha/huida. Cuando una persona se siente atacada, percibe que la situación la sobrepasa o está llena de ira, se produce una activación fisiológica que genera esa sensación de peligro inminente.

De esta forma, el cerebro percibe que existe un nivel de estrés que no podemos manejar y, por tanto, responde como si estuviéramos ante un riesgo real, aumentando la presión sanguínea, haciendo que la respiración sea más superficial y dilatando las pupilas, respuestas que nos animan a tomar solo dos caminos: atacar a nuestro adversario o huir de la situación.

El problema es que resulta muy probable que nuestro interlocutor reaccione de la misma manera y, como resultado, ambas personas terminen perdiendo el control. Se produce una inundación emocional en toda regla donde no hay espacio para el entendimiento ya que en ese momento la empatía desaparece y es como si cada cual luchase por su vida.

Cuentan que un hombre sufría a menudo ataques de ira y cólera, así que un día decidió solucionar este problema. Para ello, le pidió ayuda a un viejo sabio que tenía fama de conocer la naturaleza humana. Cuando llegó, le dijo:

- Señor, quiero que me ayudes, tengo fuertes arranques de ira que están arruinando mi vida. Sé que soy así, pero también sé que puedo mejorar.

- Lo que me cuentas es muy interesante - dijo el anciano. De todas formas, para poder tratar tu problema, necesito que me muestres tu ira. Solo así podré descubrir su naturaleza.
- Pero ahora no estoy enfadado - argumentó el hombre.
 - Bien - contestó en anciano. - En ese caso, la próxima vez que la ira te invada, ven lo más rápido que puedas a enseñármela.
El hombre estuvo de de acuerdo y regresó a su casa. A los pocos días sufrió un ataque de cólera y marchó rápidamente a ver al anciano. Sin embargo, el sabio vivía en lo más alto de una colina muy alejada, así que cuando alcanzó la cima y se presentó al sabio…
- Señor, estoy aquí de nuevo.
- Estupendo, muéstrame tu ira.
Pero al pobre hombre se le había pasado el enojo durante el camino.
- Es posible que no hayas venido lo suficientemente rápido - dijo el anciano. - La próxima vez corre más deprisa y así llegarás todavía enfadado.
Pasados unos días, al hombre le asaltó otro fuerte ataque de cólera y, recordando la recomendación del sabio, comenzó a correr cuesta arriba. Cuando media hora después llegó completamente agotado a casa del viejo, este le reprendió:
- Esto no puede continuar así, otra vez llegas sin ira. Creo que debes esforzarte más y subir la cuesta mucho más rápido. De otro modo no voy a poder ayudarte.
El hombre se fue entristecido, jurándose a sí mismo que la próxima vez correría con todas sus fuerzas para llegar a tiempo de mostrar su ira.
Pero no ocurrió así. Una y otra vez subía la cuesta, y cada vez llegaba más fatigado y sin rastro de ira.
Un día que llegó especialmente extenuado, el maestro, por fin, le dijo:

- Creo que me has engañado. Si la ira formara parte de ti, podrías enseñármela. Has subido veinte veces y nunca has sido capaz de mostrarla. Esa ira no te pertenece. No es tuya. Te atrapa en cualquier lugar y con cualquier motivo pero luego te abandona. Por tanto, la solución es fácil: la próxima vez que quiera llegar a ti, no la recojas.

Esta fábula nos deja diferentes enseñanzas prácticas que podemos aplicar para evitar que las emociones tomen el control:

El Recurso De La Ilusión

La palabra ilusión viene del latín illusio, -ionis, que significa "engaño", del verbo illúdere que quiere decir "burlarse de" y "jugar contra". De ahí que en español, como en otros idiomas, tenga que ver con engaño, idea irreal o distorsión de la percepción de los sentidos, que se hace patente en expresiones como "ilusión óptica", "ser iluso", "de ilusión también se vive" o "hacerse ilusiones", entre otras.

Sin embargo, también tiene un segundo significado, el más popular y arraigado en la actualidad, y que se refiere a algo positivo, favorable y optimista o a expectativas favorables depositadas en personas o cosas. Así, algunos diccionarios también la definen como la ilusión que implica alegría o felicidad que se experimenta con la posesión, contemplación o esperanza de algo (María Moliner) o esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo o viva complacencia en una persona, cosa, tarea, etc. (Real Academia Española).

Según Lecina Fernández, psicóloga clínica, "la ilusión significa una cosa distinta para cada individuo: en el interior de cada uno ha germinado y crecido una idea de la ilusión asociada a las ganas de vivir que motivan, a proyectos, o a la alegría, entre otros. Por ello, la ilusión implica un conjunto y una sucesión de actos y actitudes tales como: creer en los sueños; sentirse capaz para diseñarlos y hacer real lo imaginado; emprender conductas para perseguirlos; mantener, perseverar en comportamientos para conseguirlos; tener esperanza en lograrlos a pesar de la incertidumbre y de las adversidades; y, además, realizar todos estos pasos con ganas y alegría".

Así, pues, la ilusión invita a la acción, hace referencia al tiempo presente y al futuro, habita en la imaginación y va ligada a emociones, sensaciones, pensamientos y actitudes positivas de las personas. Y, aunque parece que tiene mucha semejanza con la motivación, no es lo mismo. 

Esta experta aclara que "cuando tenemos ilusión estamos motivados, pero no siempre que estamos motivados tenemos ilusión". Pone como ejemplo que se puede estar motivado por estudiar y aprobar una asignatura, pero no tener ilusión por ella ni estar ilusionado por dedicar la profesión a ella.
Otros rasgos que las distinguen es que la motivación se centra más en el presente, en el ahora, 
mientras que la ilusión acompaña para construir el futuro. 

Para estar motivados hay que buscar un argumento, dar explicaciones para suscitar interés para sentirse animado a hacer algo; para estar ilusionados no hacen falta explicaciones, la propia ilusión conlleva el ánimo, el deseo y el argumento. A la motivación le acompaña saber que se obtendrá un premio al final; en la ilusión no se sabe si habrá recompensa, la propia ilusión y el perseguirla es el premio, con independencia de si al final se consigue lo propuesto.

Sobre la ilusión no se imparte formación en ningún área escolar ni familiar ni laboral ni de salud. Solo se cuenta con ese legado popular que mantiene viva la llama de la ilusión y cada persona recoge un sentido o significado de la misma. "Sí nacemos -unos más otros menos- con características personales afines a ilusionarnos, como el entusiasmo, el ánimo, la facilidad para soñar, diseñar proyectos, sensibilidad para percibir, la razón y el análisis, etc. Y también, a medida que crecemos, la aprendemos o nos la contagian", especifica Fernández.

"La ilusión forma parte de la vida, del comportamiento. Y el comportamiento incluye conductas, pensamientos, sentimientos y actitudes. Y si la ilusión es una actitud ante la vida, la psicología, como ciencia del comportamiento humano, ha mostrado que se puede aprender, cambiar y cultivar", puntualiza. "Los conceptos, valores y fortalezas del ser humano se pueden cultivar y potenciar", añade esta experta.

La gran mayoría de las personas da a la ilusión un sentido positivo, aunque cada uno tiene su propia definición y vivencia. Son sensaciones positivas sobre sí mismo, sus ganas de vivir y su potencial en crear su futuro. ¿Quiere decir esto que las personas que no tienen ilusión, no tienen este tipo de vivencias y sensaciones positivas sobre sí mismas en su presente y hacia su futuro?


La respuesta es complicada. Pero en realidad la ilusión y la esperanza ayudan a vivir mejor. Para Fernández no es igual la vida con ilusión que sin ella: "En ocasiones sirve para que la vida sea más agradable y atractiva y, en otras, para que no sea tan fea, ayuda a vivir menos mal".

Multitud De Solitarios


Hace ya muchas décadas que vivimos en una sociedad totalmente masificada. En las grandes ciudades nos hemos acostumbrado tanto que ya nos parece lo normal vivir permanentemente en medio de una multitud. Da igual que sea en un atasco, caminando por el centro o haciendo cola para entrar en algún sitio.

La realidad es que cada vez estamos más rodeados de gente pero también que cada día que pasa estamos más solos.

En las culturas mediterráneas somos convencidos practicantes de la inclusión en el grupo.

Ya desde muy pequeños se nos fomenta la integración en diferentes grupos sociales con el fin de adquirir habilidades personales y relacionarnos con otros seres humanos con los que intercambiar nuestras experiencias vitales.

Pero en esta cultura del grupo, en muchas ocasiones, nos encontramos sin suficientes herramientas cuando fallan los mecanismos de integración.

La individualidad de cualquier ser humano como expresión de las características únicas que lo distinguen del resto, es algo maravilloso. Un patrimonio a proteger si tenemos en cuenta el potencial de la suma de todas las individualidades que existen en el mundo.

El grupo como suma de las diferentes personalidades de todos sus miembros supone un amplificador maravilloso que nos recuerda aquello de que no siempre: “1+1=2”.

Pero el grupo como rodillo homogeneizador que busca la uniformidad de todas las personalidades que lo componen, el grupo como elemento excluyente que señala y maltrata a todos aquellos que no se doblegan ante sus imposiciones se termina por convertir en un generador de violencia, aislamiento y soledad.

La próxima vez que lean una noticia sobre acoso escolar, presten atención. Ya verán como en algún momento se relatará que el acoso viene de un grupo a un individuo.

La próxima noticia que encuentren en la prensa sobre algún ser humano que recibe una paliza por ser considerado diferente (sea esto ser homosexual, extranjero o cualquier otra condición), fíjense en el hecho de que los agresores siempre son varios. Van en grupo.

Cuando les llegue información sobre algún tipo de abuso o atentado contra los derechos humanos, hagan el ejercicio de identificar el grupo que hay detrás. Porque desgraciadamente, siempre hay un grupo.

El grupo no es de por sí un elemento negativo. La familia es un grupo. Los amigos son un grupo. Los compañeros de trabajo, de partido o de luchas reivindicativas, son todos grupos.

Los grupos implican fuerza y poder. Y esa capacidad de transformación es algo que puede tener efectos maravillosamente positivos en nuestra sociedad.

Pero la fuerza y el poder utilizados de la forma incorrecta pueden provocar mucho dolor y daños irreparables.

Todos pertenecemos de alguna manera a algún grupo o a otro. Analícenlo por un momento.

Piensen de qué grupos forman parte a día de hoy, y piensen cuál es su papel dentro de esos grupos. ¿Son ustedes líderes? o acaso ¿Son seguidores?

Y ya que estamos haciendo este análisis, pregúntense también si ese grupo les suma y les aporta o solo les genera una cierta soledad acompañada. Piensen en la relación de esos grupos a los que pertenecen con el resto de la sociedad, ¿son positivas o negativas?.

Si la pertenencia a grupos nos hace ir a más como seres humanos o consigue que aportemos algo bueno de nosotros a otros, entonces ¡vivan los grupos!

De lo contrario, deberíamos hacer el esfuerzo de poner por delante la valentía y la autoestima para no estar donde no se hace ningún bien.

Al fin y al cabo la vida son dos días y no merece la pena hacer este viaje en malas compañías.

Conectados Con La Vida

Gracias a la revolución digital ahora vivimos en un mundo en el que estamos conectados con más sitios, personas, acontecimientos y culturas que nunca. Mientras que la cantidad de estas conexiones es verdaderamente arrebatadora (quinientos “amigos” en Facebook, por ejemplo), la calidad de nuestra conexión con otros y con nosotros  mismos en particular es “pobre” hasta el punto de crearnos padecimiento y enfermedad en nuestras vidas.

Es fundamental volver a conectarnos con nosotros mismos. ¿Por qué? No podemos estar verdaderamente felices si no estamos en contacto con nosotros mismos. Si no estamos en contacto con nosotros mismos, nuestra capacidad para estar presente para los demás – nuestros hijos, nuestra pareja, familia y amigos – se verá empobrecida.

Uno de los requisitos básicos de la niñez es el amor y la conexión emocional que fomenta. Cuando lo recibimos aprendemos a sentirnos validados y amados. Muchos de nosotros hemos sido criados sin que estas necesidades hayan sido suficientemente satisfechas. Esta falta de conexión puede producir consecuencias físicas y psicológicas de largo alcance para nosotros.

No experimentar el amor siendo niño ocurre en muchas familias aparentemente normales y exitosas y puede llevarnos a sentir un anhelo profundo y melancólico cuando somos adultos. Un aspecto clave de “Mindfulness” consiste en redescubrir y fortalecer la conexión con nosotros mismos y por tanto con otros. Así que ¿qué significa esto para la vida diaria?

 1. Vacío Interior Vs Tranquilidad Interior
Cuando estamos desconectados de nosotros mismos – de nuestros sentimientos, de quienes somos verdaderamente; cuando no estamos satisfaciendo suficientemente, nuestra necesidad de estar conectados y ser amados (puede que ni siquiera reconozcamos que tenemos tal necesidad), crea una especie de vacío dentro de nosotros mismos. El vacío que hemos creado por abandonarnos a nosotros mismos actúa como una especie de agujero negro que intenta chupar amor de otros. Esta necesidad emocional tiende a repeler a otras personas de manera que nos sentimos aún más impulsados y menos amados. Cuando asumimos responsabilidad para nuestro propio bienestar y estamos dispuestos a aprender cómo querernos a nosotros mismos, abrimos la puerta a la conexión con nosotros mismos y la profunda plenitud interior que esto puede conllevar.

 2. Depresión y Soledad Vs Felicidad y Alegría
La depresión es un enorme problema en nuestra sociedad hoy en día. Una de las causas es una desconexión de nosotros mismos – es decir, abandonarnos a nosotros mismos. Igual que un niño se deprime cuando el padre se desconecta y no está disponible, como adultos, es fácil terminar deprimidos cuando estamos desconectados de nuestros sentimientos y no estamos asumiendo responsabilidad cariñosa para ellos.

Otra causa de la depresión es el aislamiento social y la soledad resultante, lo que muchas veces es resultado de desconectarnos con nosotros mismos y luego ser incapaces de conectarnos con otros.
Sin embargo, muchas personas que han intentado  establecer comunidades acaban abandonándolas por la misma razón por la que abandonan matrimonios: no funciona si las personas no están conectadas con sí mismas y si no asumen responsabilidad para sus propios sentimientos.

 3. Enfermedad Vs Salud Física 
Se ha demostrado, estudio tras estudio, que la ansiedad y el estrés crónicos son causas importantes de enfermedad. Cuando vivimos nuestras vidas desconectados de nosotros mismos –  sin escuchar ni cuidar de nuestros sentimientos – es decir, cuando vivimos desconectados de nuestra fuente personal de dirección, amor y consuelo, no podemos gestionar el estrés muy bien. Abandonarnos a nosotros mismos en sí causa mucha ansiedad y mucho estrés, lo que activa la respuesta “lucha-o-huida” y afecta nuestros sistemas inmunológicos de modo negativo.

 4. Adicciones Vs Auto-Regulación 
Cuando no hemos aprendido cómo conectar con nuestros sentimientos y con el amor y el consuelo de nuestra dirección interior, muchas veces caemos en adicciones como una manera de gestionar los sentimientos dolorosos. Para poder gestionar y regular nuestros sentimientos de manera sana, necesitamos conectar con ellos con el deseo de responsabilizarnos de ellos de modo cariñoso. El comportamiento adictivo es una forma de abandonarse a sí mismo – una manera de evitar nuestras emociones y puede resultar en muchas consecuencias negativas.

 5. Violencia Vs Compasión 
Si no hemos aprendido cómo sentir nuestras emociones dolorosas plenamente; si no hemos aprendido a gestionarlas con compasión, aprendiendo de ellas y luego soltándolas, puede que perdamos contacto con nuestro sentido básico de la compasión. Es precisamente la incapacidad para gestionar el dolor lo que puede resultar en un comportamiento destructivo. Cuando no podemos conectar con y sentir compasión para nuestros propios sentimientos, puede que perdamos nuestra capacidad para sentir compasión hacia otras personas. Cuando esto ocurre, podemos fácilmente comportarnos de maneras violentas y dañinas.

 6. Aburrimiento Vs Pasión y Creatividad 
La pasión y la creatividad prosperan cuando estamos conectados con nuestros sentimientos. Cuando nos desconectamos de  nuestros sentimientos para evitar el dolor, podemos también fácilmente perder conexión con nuestra alegría, creatividad y pasión. La vida puede parecer sosa, sin sentido. El amor y la alegría se alojan en el mismo lugar en el corazón que la soledad y el desamor. Cuando hacemos oídos sordos, intentando no sentir nuestra soledad o desamor, también nos cerramos a nuestra capacidad para sentir amor y alegría. Es una manera muy triste de vivir.

 Una consecuencia natural de las varias prácticas de “Mindulness” es descubrir que no tienes por qué vivir de esta manera. Sí, puedes aprender a conectar contigo mismo. Puedes aprender a cambiar tu enfoque desde el exterior hacia el interior queriéndote a ti mismo de verdad y a otras personas. 

Puedes aprender a moverte desde la posición de evitar sentir tus sentimientos dolorosos a la posición de abrazarlos con compasión, con un deseo de aprender sobre lo que te están diciendo. Sí, puedes aprender a cuidarte a ti mismo con cariño y experimentar la profunda alegría de compartir tu amor con otros. En otras palabras CONECTAR.


El Valor De La Conciencia

Proviene de las palabras latinas “cum”= con y “scientĭa”= conocimiento, pasando a significar el conocimiento que tiene alguien de su propia persona, y de lo que lo rodea.

La conciencia es el juez interior que gobierna nuestras acciones y nos impone las normas morales de acuerdo al código ético en ella conformado. Su inobservancia trae como castigo el remordimiento. La conciencia moral se va firmando en etapas desde edades tempranas de la vida. 

Se produce a través de la captación de estímulos sensitivos que interactúan con los valores aprehendidos por el sujeto.

Los estoicos elaboraron el concepto de conciencia, como un vigilante continuo de nuestros actos, e integrante del orden divino. La conciencia le permite al hombre controlar lo que puede controlar, y ante lo inevitable decidirse por la indiferencia. El cristianismo toma esta noción de conciencia, y la reformula. Santo Tomás de Aquino llamó sindéresis a la conciencia moral, facultad humana que le permite captar los principios universales y evidentes.

La conciencia impone al sujeto un imperativo categórico que libremente puede o no aceptar. Por el contrario, la naturaleza obliga al sujeto con independencia de su voluntad.

Hegel a partir de su confianza en la facultad racional del hombre, funda la filosofía en ella.

Heidegger sostuvo que la conciencia debe proyectarse al mundo, pero este mismo mundo condiciona a la propia conciencia, que está inmersa en ese mismo mundo, y por eso fracasa.

Para el psicoanálisis la conciencia se halla condicionada por el inconsciente. Marx llevó al plano político su idea de conciencia referida a las clases sociales, que le permitía al hombre reconocerse como miembro de un cierto grupo dentro de la sociedad con el que mantenía intereses comunes, y a los que se une para luchar en conjunto, reivindicando sus derechos.



Valores Ético-Morales

La toma de decisiones consiste en el proceso mediante el cual un individuo escoge entre dos o más alternativas posibles. En este proceso juega un importante papel la voluntad al activar unos motivos y atenuar otros en la lucha que se establece entre ellos.

En todo momento un individuo presenta gran cantidad de necesidades y motivos entre los cuales va a existir algún tipo de contradicción ya que no va a poder satisfacerlas todas al mismo tiempo, e incluso para lograr la satisfacción de algunas debe renunciar a la satisfacción de otras. Cuando dos motivos o grupos de ellos son contradictorios o excluyentes estamos en presencia de un conflicto.

La voluntad es precisamente el proceso de selección y jerarquización de determinados motivos de la actividad con respecto a otros, lo cual significa una solución continua de conflictos mediante la inhibición de una serie de motivos y la activación de otros.

La voluntad no existe de forma independiente, sino apoyada por algún objetivo. Ella siempre debe "adherirse" a alguna otra necesidad, iniciadora del comportamiento. 

Todos los motivos y necesidades no tienen la misma intensidad ni potencial inductor de la actividad. Para realizar actividades relacionadas con motivos y necesidades que predominan sobre los demás no es necesaria la voluntad. Esta es necesaria y se expresa cada vez que resultan insuficientes las motivaciones iniciadoras de la actividad y es necesario reforzarlas, o cuando otros motivos competidores son tan fuertes que resulta necesario inhibirlos.

El eslabón inicial del acto volitivo consiste en el establecimiento y comprensión del fin; luego en tomar la decisión de actuar, en elegir los procedimientos más adecuados para dar cumplimiento a la acción.

El acto volitivo se lleva a cabo dentro de un determinado contexto con determinadas características que ofrecerá mayores o menores posibilidades de poder llevar a cabo las decisiones tomadas.
La voluntad puede ser evaluada desde el punto de vista ético moral tanto en su fuerza o debilidad como en su flexibilidad o rigidez.

La fuerza de voluntad es un requisito indispensable para que el individuo sea portador de valores ético morales, fundamentalmente de aquellos relacionados con el autocontrol o fortaleza espiritual. Un componente sumamente importante de estos valores es el compromiso emocional con objetivos, y es en función de ellos que el individuo puede ser paciente, perseverante o valiente.

Si la voluntad es débil el individuo se encuentra a merced de las influencias del medio y de sus propios impulsos y deseos. Generalmente, en estos casos lo que ocurre es que el individuo carece de objetivos con los cuales se encuentra emocionalmente comprometido.


Si en el ejercicio de la voluntad no se tiene en cuenta los cambios que se producen en el medio y en el propio individuo, fundamentalmente cuando estos imposibilitan o aumentan el tiempo y el esfuerzo necesario para el cumplimiento de la decisión tomada, existiendo otras formas menos costosas, estaremos en presencia de la obstinación.

Los Grados Del Saber

El hombre es un ser abierto a las cosas, este "abrirse" a la realidad no es un simple "estar" ante ella, el hombre se caracteriza por su capacidad de conocer, captar y aprehender intencionalmente el mundo. El hombre "se hace" del mundo, trae hacia sí el mundo, este "hacerse" del mundo admite varios grados, el más elemental es el del saber vulgar, al que todos los hombres tienen acceso.

Saber vulgar

Saber científico

Saber filosófico

Saber teológico

Es un conjunto de conocimientos adquiridos mediante el contacto con las cosas, y recibidos espontáneamente del medio en que se vive, nace de la experiencia, es un saber sin estudio, sin esfuerzo, ni método, que comprende hechos concretos, y hechos generales cuyas causas se desconocen.

El conocimiento vulgar es poseído por el hombre sin hacerse problema de él, los dichos populares son el más fiel reflejo de el saber vulgar, por ejemplo: "Dime con quién andas y te diré quién eres", etc.

Características

Es superficial: Se conforma con lo aparente.

Es sensitivo: Se basa en los sentidos.

Es subjetivo: El mismo sujeto organiza las experiencias y conocimientos.

No es sistemático: carece de sistema.

Es verdadero: No podemos descartar que el conocimiento vulgar sea verdad, sus niveles más altos colindan o se confunden con los primeros del conocimiento científico.

Saber científico

Es un saber que tiene rigor, organización y método. Se lo obtiene con esfuerzo, es reflexión, razonamiento lógico, y búsqueda intencionada para saber la verdad.

En el saber vulgar interesaba conocer simplemente lo que hay, era una mera experiencia, en cambio, en el saber científico interesa la ley, la causa, e inclusive el sentido, busca la causa. Obedece al principio de causalidad causa-efecto.

¿Cómo llegar al conocimiento científico?

Por aproximaciones sucesivas.

De lo simple a lo complejo.

Características

El conocimiento científico no es acabado.

No puede dogmático, no hay verdad absoluta.

No es un fin en si mismo.

Está siempre dirigido a la transformación de la realidad.



Saber filosófico

Todo hombre, quiera o no, es filosófico, una vida sin filosofía no puede vivirse, el animal se orienta por medio del instinto, no es libre, no tiene opción, está determinado a hacer lo que hace. El hombre en cambio tiene conciencia de la problematicidad de su existencia, es inevitable en él la búsqueda de orientación y el forzoso discurrir para darse un sentido.

La encrucijada de la vida obliga al hombre a pensar, con el fin de saber a qué atenerse, vivir es tener que pensar sobre el peso de la existencia, y pensar es filosofar.

Características

La universalidad.

El carácter racional.

La unidad sistemática.

La Universalidad

El saber filosófico es la primera forma de saber teórico, es decir, abstracto y ordenado que se quiso desarrollar, seguramente, esta circunstancia llevó a que la reflexión filosófica sintiera el deber de ocuparse de la totalidad de los fenómenos, convirtiéndose en la ciencia del "todo".

Ese rasgo de totalidad fue desapareciendo con el nacimiento y crecimiento de las múltiples ciencias específicas, las cuales se ocupan de muy determinados sectores de la realidad (Física, Química, Biología y demás).

El conocimiento filosófico tiende a la universalidad, mientras que las ciencias particulares solo se ocupan de un sector limitado de los objetos, puesto que estudian solo una parte de ellos.

¿Por qué es universal?

Es universal por que no pretende buscar conocimientos cuya validez se limite a lugares o momentos específicos, sino que persigue aquellos fundamentos o principios esenciales de los problemas.

¿Cuáles son estos fundamentos o principios esenciales?

Cuando los griegos, con Sócrates y los Sofistas, afrontaron el problema del ser humano a través de la pregunta ¿Que es el hombre?, no buscaban una respuesta que sólo hablara del ateniense, o del griego, o del hombre de aquella época, ni del blanco, negro, o amarillo. Para Sócrates la preocupación por la naturaleza del ser humano se dirigía a cualquier persona que existiera, hubiera existido o estuviera por existir en cualquier parte del universo.

Y cuando en materia de moral concluyó que el bien es aquello que conviene a todos los seres humanos, no hizo distinciones entre libres y esclavos, ni entre griegos y extranjeros.

El carácter racional

La filosofía resulta de la lucha por superar las explicaciones mitológicas de los fenómenos del mundo humano y natural, la primera forma de superar esta situación sería la de llevar rigor lógico a las explicaciones y las reflexiones de los problemas afrontados, pero, ¿De dónde obtener ese rigor lógico? Para resolver tal problema se debió acudir a una de las más importantes facultades humanas, la razón.

Y en ella habrían de ser buscados los principios más evidentes, es decir, aquellos que no se prestaran a ninguna discusión respecto de la validez o de su universalidad.

Saber Teológico

El saber teológico es el estudio de Dios, la palabra teología proviene de dos voces griegas: Teo = Dios y Logos = Tratado, en resumen es el conocimiento de Dios por la fe.

La filosofía tiene también como uno de los temas de estudio a Dios, pero lo trata de explicar por medio de la razón.

¿Quién fue el primero en usar la palabra filosofía?

Refiere a la tradición de Pitágoras interrogado por el tirano Leonte acerca de su profesión, le respondió que era filósofo, es decir un simple "amante del saber" y no un sabio (Sofo). Pitágoras quería significar con esto que no poseía la verdad hecha, sino que su amor a ella le llevaba a consagrar la vida a su búsqueda.

¿Cuál es la definición etimológica de filosofía?

La palabra filosofía está formada por las palabras griegas: Philos = Amor y Sophia = Sabiduría, por consiguiente, etimológicamente filosofía significa Amor a la sabiduría.

Pero considerar la filosofía la filosofía como un simple amor a la ciencia de acuerdo con la etimología del vocablo, es darle un significado muy vago, porque sería filósofo el culto de cualquier ciencia o de un grupo de disciplinas especiales, sin embargo, hoy no es éste el sentido de los términos "Filósofo" y "Filosofía".

La filosofía en sus comienzos, indudablemente que abarcaba todas las ciencias, pero desde el siglo XVI, muchas cosas paulatinamente se fueron desprendiendo de su seno, hasta convertirse en disciplinas científicas independientes.

Es preciso saber ¿Qué a quedado como residuo de este gradual desprendimiento, que pueda considerarse como típicamente filosófico? Los filósofos ¿De qué han hablado, a que se han dedicado y cuál es la esencia del quehacer filosófico?.

Los filósofos contestan las eternas preguntas del hombre sobre la vida, la muerte, el hombre, la materia, Dios, el ser absoluto. La filosofía es la ciencia de las primeras causas y principios, por ello, su verdad es más fundamental que la verdad de las ciencias.

El Mundo Que Percibimos

Filosofía
El Mundo Que Percibimos
Durante mucho tiempo, filósofos y científicos se han preguntado cómo percibimos la realidad y cómo adquirimos el conocimiento. En este artículo vamos a hablar de una de las posturas que da respuesta a estas preguntas, el constructivismo. La teoría contructivista nos aporta una visión interesante a la hora de hacer frente al estudio de la psicología.

Antes de hablar del constructivismo per se, tenemos que hacer un repaso de su historia para entender de dónde viene esta postura. Buscando la sencillez en la exposición, vamos a intentar plantearlo siguiendo dos vías diferentes: los antecedentes sobre la adquisición del conocimiento y los antecedentes sobre la percepción de la realidad.

¿Cómo adquirimos el conocimiento?
¿De dónde vienen nuestras ideas y representaciones mentales? Las teorías clásicas que explican esta pregunta se agrupan en dos corrientes: el empirismo y el innatismo.

El empirismo parte de la premisa de que todo nuestro conocimiento viene dado por la experiencia. Hasta la idea más pequeña y simple vendría dada por nuestro ambiente, para luego ser captada por nuestro cerebro y aprenderla.

El supuesto de esta posición es que el conocimiento está por completo fuera del sujeto y este pasa a su mente: puede venir de otros o de la realidad misma, que el sujeto copiaría. El empirismo es una teoría muy acorde al sentido común y ha inspirado a corrientes psicológicas, como el conductismo.
El innatismo nace debido a que el empirismo parece insuficiente. Si bien podríamos aceptar que una buena parte del conocimiento lo hemos adquirido del exterior, no es menos cierto que nacemos con ciertas disposiciones, como la de relacionarnos utilizando un lenguaje sofisticado.

Así, el innatismo parte del postulado de que existen conocimientos o programaciones que no son adquiridas a través de la experiencia. Estos conocimientos -o programaciones- serían, por ejemplo, aquellos que son muy necesarios para organizar nuestra experiencia (categorías de espacio, tiempo, número…).

El problema que nos plantea el innatismo es que se queda corto a la hora de explicar cómo surgen esos conocimientos o por qué aparecen en distintos momentos, y sobre todo por qué existen las diferencias individuales. El constructivismo busca solventar este problema, junto con los problemas que también parece presentar el empirismo.

El constructivismo parte del principio de que la adquisición del conocimiento es el resultado de una interacción continua entre la realidad y el sujeto. El individuo es como un científico intuitivo, recoge datos sobre su realidad y crea interpretaciones sobre su ambiente. Estas interpretaciones nos ayudarían a crear nuestro propio mundo y utilizarlo como base para las siguientes interpretaciones.

¿Cómo percibimos la realidad?
Esta ha sido también una de las grandes preguntas, y han surgido multitud de posibles soluciones ante ella. La respuesta más intuitiva y de las primeras que nos muestra la historia es el realismo. Desde esta postura se piensa que nosotros recibimos una copia exacta de la realidad, lo que vemos, oímos y tocamos es exactamente lo que percibimos; y todos los individuos lo perciben igual.

El realismo pronto cayó por su propio peso, muchos filósofos se dieron cuenta que los sentidos no percibían la realidad de forma perfecta. Descartes y Hume incluso llegaron al punto de decir que era posible que no hubiera realidad detrás de los sentidos. Aquí aparece otra de las posibles soluciones, los sentidos nos dan un reflejo impreciso de la realidad. Ya no observamos la realidad directamente, esta premisa dice que lo que vemos es una sombra de la realidad.

Aun así podemos observas algunas deficiencias en esta última explicación. Por ejemplo a pesar de que todos tenemos los mismos sentidos, no todos percibimos lo mismo en la misma situación. Parece ser que la sombra de la realidad cambia según el individuo que la mire

Aquí es donde el constructivismo nos dice que nuestra percepción no es solo un reflejo, es algo más complejo.

La teoría constructivista nos dice que los sentidos nos aportan información de la realidad, pero esta es demasiado caótica para nuestro cerebro. Por lo tanto para poder procesar esta información, el cerebro tiene que estructurarla, y para ello categoriza toda esa información desestructurada en conceptos e interpretaciones. Con esta afirmación la realidad se vuelve algo inaccesible a nosotros.

Constructivismo y ocioconstructivismo
En resumen, podemos entender el constructivismo como un postulado epistemológico. En el cual nosotros somos agentes activos de nuestra percepción, no recibimos una copia literal del mundo.

Somos nosotros, a través de nuestras percepciones, los que le damos forma al mundo que hay dentro de nosotros, pero también fuera. Ahora bien, si cada uno de nosotros es una persona activa que construye su realidad ¿cómo es posible que todas las personas tengan una visión de la realidad muy parecida?

Para hallar respuesta a esto, podemos acudir al psicólogo Vigotsky y su teoría socio constructivista basada en la cultura. A pesar de que cada uno construye su mundo, todos nacemos en una sociedad y cultura que nos guía. Al nacer inmersos en una cultura, esta no solo orienta nuestras interpretaciones, sino que también cogemos prestada de ella multitud de construcciones. Una evidencia a favor de esto es que nuestras construcciones de la realidad se asemejan más con personas de nuestra cultura que con personas de países distantes.

La conclusión que subyace a esto es que todas las ideas, conocimientos y teorías son constructos sociales. La realidad es ajena a nosotros, hasta las leyes físicas tendrían una parte de construcción social en un marco conceptual compartido. En este aspecto la ciencia ya no explicaría los acontecimientos de la realidad, sino los acontecimientos de nuestra construcción conjunta de la realidad.

Estos postulados han supuesto en cierta medida una revolución en la historia de la psicología y en otras ciencias. Gracias al socio constructivismo muchas áreas de la psicología han cambiado totalmente de paradigma y han ampliado su espectro. La pregunta que nos puede surgir ahora es: ¿el constructivismo es la respuesta correcta o todavía nos queda mucho por saber?


Saber En Soledad

Si me lo permiten, quiero completar esto. Pienso que el conocimiento nunca es sufrimiento. Simplemente las cosas son como son. A veces las personas están como “dormidas”. Estas son aquellas que no quieren pensar. A lo mejor no quieren ver, porque si vieran no podrían soportar en qué estado están. El conocimiento sí que tiene un inconveniente: la soledad.

Todos estamos en una llanura. Todos estamos teniendo la misma visión de lo que nos rodea porque todos tenemos el mismo campo de visión. Al fondo de la llanura hay una montaña. De repente, a un grupo se le ocurre ir a la montaña porque se sienten picados por la curiosidad. Y suben un poco la montaña. Ahora desde la altura que han alcanzado ya tienen una visión distinta de cuando estaban abajo. Pero ya no están abajo con todos los demás.

Algunos de los que han subido se sienten satisfechos con lo que están viendo. También, de repente a algunos de estos, se les ocurre ¿y por qué no subimos más? ¿Qué veremos cuando subamos más? Y deciden subir.

Ya estos están teniendo otra visión superior y distinta de los de la llanura y de los que se quedaron en el primer tramo de la montaña. Pero ya son menos.

Y al poco tiempo, algunos de estos pocos deciden subir más a lo alto. Y consiguen otra perspectiva, porque su campo de visión ha cambiado. Pero ya estos pocos están separados de los de la llanura, de los del primer tramo, de los del segundo tramo.

Nadie es mejor ni peor. Todos están en el mismo. Pero las visiones de unos y de otros han cambiado. El que está más arriba saborea más porque su visión es más amplia. Pero está más solo. Y así pasa conforme vas subiendo.

Yo me dedico a acompañar a la gente a subir a la montaña. En este sentido soy como un sherpa. Te acompaño a subir la montaña. Pero la montaña la tienes que subir tú. Y en la montaña estaremos más solos. Eso es el conocimiento.


Sinceridad

La sinceridad es una virtud que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones.

Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que cuesta más trabajo. Con aires de ser “francos” o “sincero”, decimos con facilidad los errores que cometen los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.

Pero no todo esta en la palabra, también se puede ver la sinceridad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice. “dime de que presumes... y te diré de que careces”.

Cabe enfatizar que “decir” la verdad es una parte de la sinceridad, pero también “actuar” conforme a la verdad, es requisito indispensable.

El mostrarnos “como somos en realidad”, nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones.

Ser sincero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.

Para ser sincero también se requiere “tacto”, esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente pueda incomodarla principalmente debemos ser conscientes que el propósito es “ayudar” o lo que es lo mismo, no hacerlo por despecho, enojo o porque “nos cae mal”, eso tiene otro nombre, y no es el de sinceridad, aunque lo que digas no falte a la verdad. Hay que encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.

En algún momento la sinceridad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. La persona sincera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al que dirán.

Al ser sinceros aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.

“La sinceridad y la humildad son dos formas de designar una única realidad”


Para ver la realidad de tal modo que sirva de base para una progresión personal, hace falta distinguir entre lo importante y lo secundario. Si la persona no quiere mejorar, si entiende la vida como una condición en que puede encontrar el placer y no le incumbe ningún esfuerzo de mejora en función de la finalidad última por la cual ha sido creado, distinguir entre lo importante y lo secundario no vale la pena.

Esfuerzo Y Constancia

No tienes que ser un experto para saber que la constancia es el ingrediente clave para cambiar tus hábitos y tener los resultados que quieres.

Estoy seguro de que tú quieres ver la recompensa de tus acciones diarias. Quieres ver que tu esfuerzo por formar hábitos ha dado excelentes resultados. Y para eso necesitas ser constante.

El problema aparece cuando las cosas se complican y nos damos cuenta que ser constante es complicado.

Quiero empezar con una cruda realidad: No existen las historias de éxito espontáneo.

Como en la imagen del iceberg. Todas las historias de triunfo que has escuchado alguna vez, son solo la punta que podemos ver. Pero tienen una base mucho más grande y sólida. Como el gran antecedente en proporción con lo poco que vemos.

Seguramente alguna vez te ha pasado escuchar una canción nueva en la radio. La típica canción pegajosa que no te puedes sacar de la cabeza y la cual se ha convertido en el éxito número uno en más de 50 países.

Y tú solo te preguntas: – ¿Quién es el cantante? ¿De dónde salió? 

Lo que pocos saben es que ese artista, empezó con sus clases de canto desde los 4 años y tiene una larga trayectoria en el mundo musical (la base del iceberg).

Y así es como esas historias de éxito espontáneo se convierten en un mito urbano.


Con lo anterior no tengo la intención de desanimarte, sino todo lo contrario. Después de leer este artículo creerás que puedes ser constante y no solo eso: serás más constante en todo lo que hagas.

miércoles, 23 de enero de 2019

Entrometidos

Sobra decir que preocuparnos por los demás en un grado saludable es bueno. Los niños necesitan a toda costa nuestros cuidados, los amigos agradecen que les preguntemos por su vida, conviene estar enterados de los problemas de nuestra comunidad por si podemos echar una mano y a cualquier empresario le preocupa resolver los problemas de sus clientes.

Cuando la preocupación es saludable buscamos el bien de la otra persona (no el propio), asumimos que nuestras opiniones son discutibles y pretendemos dar más apoyo que consejos. Hasta ahí bien.

Sin embargo, hay un tipo de preocupación que se vuelve obsesiva y soberbia. Obsesiva porque nos pasamos las horas, los días y las semanas, rumiando los asuntos de otras personas (lo cual es una forma de pensar en bucle inútil e improductivo). Y soberbia porque pensamos que la solución al problema de tal o cual persona no la va a encontrar ella misma sino que lo haremos nosotros (¡qué casualidad!)

En este artículo vamos a revisar tres motivos por los que es inútil y contraproducente inmiscuirnos en los asuntos de los demás cuando no nos han pedido ayuda. El mero hecho de comprender, profundamente, que esta forma de actuar no trae beneficios a nadie puede abrirnos los ojos para dejar de hacerlo.

Y si en tu caso te sientes atacad@ por personas que no dejan de entrometerse en tu vida y darte consejos que no les has pedido te recomiendo tres cosas:

Paciencia
Poner límites (diles que NO trae beneficios a nadie ese comportamiento,
Prestar atención a tu comportamiento porque si has vivido con personas entrometidas o que te repetían en todo momento “lo mucho que se preocupaban por ti” es más que probable que tú tiendas a hacer lo mismo con los demás…  aunque sea sin darte cuenta.


Deambular Por La Vida


Caminar es una de las 4 dignidades del ser humano y aunque habitualmente lo hagamos con el fin de llegar de un lado a otro, sin realmente disfrutar del camino y de cada paso, andar puede volver a ser una forma de conectar con el mundo. 

Deambular sin un fin, permitiéndonos ser sorprendidos por el entorno, es una actividad que nos invita a estar  presentes de nuevo y conectar con la vida tal cual está sucediendo. Con cada pisada, con cada encuentro con el suelo.

En palabras de Henry David Thoreau:

¿Por qué resulta a veces tan arduo decidir hacia dónde caminar? Creo que existe en la naturaleza un sutil magnetismo y que, si cedemos inconscientemente a él, nos dirigirá correctamente. No da igual qué senda tomemos. 

Hay un camino adecuado, pero somos muy propensos, por descuido y estupidez, a elegir el erróneo.

Nos gustaría tomar ese buen camino, que nunca hemos emprendido en este mundo real y que es símbolo perfecto del que desearíamos recorrer en el mundo ideal e interior; y si a veces hallamos difícil elegir su dirección, es-con toda seguridad- porque aún no tiene existencia clara en nuestra mente.


Ampliar Horizontes

Registro del presente y pasado son dos elementos que son comunes a todos los seres vivos con los que podemos interactuar. Pero el ser humano trajo al mundo la proyección y construcción del futuro. 

Lo hizo por una ampliación de conciencia, y una ampliación del registro del pasado que sumado a una mayor capacidad intelectual le permitió aprender del pasado, proyectar al futuro y por tanto actuar distinto en el presente. Esto amplió su horizonte, y así evolucionó como especie muy por encima de otras especies que solo pudieron evolucionar más en su aspecto físico, en su adaptación al medio, pero no en su horizonte de acción.

A cada paso de su evolución la observación, el estudio, el análisis y las conclusiones (ciertas y erradas) le permitieron avanzar ampliando su horizonte, superando el conocimiento establecido y llevando el conocimiento y las explicaciones un paso más allá. Así fue, por ejemplo, como la supuesta tierra plana se convirtió en redonda, y la visión de estrellas y planetas girando en torno a la Tierra se convirtió luego en lo que hoy es el sistema solar. 

Y aún estamos yendo más y más lejos buscando explicaciones al propio sistema solar, al comienzo de este sistema, a nuevas partículas, e incluso a las supuestas realidades paralelas y modificaciones genéticas. Cada avance obliga a re-reflexionar sobre la visión que se tenía de las cosas. 

Desde ese sistema de creencias, desde ese sistema de conocimiento, tomamos decisiones. Entonces es importante entender que según sea nuestro horizonte, así son las decisiones que tomamos, mejores o peores. De ahí que la curiosidad y el espíritu de investigación del niño no deberíamos nunca perderlo, y deberíamos incentivarlos en todos los niveles. Lamentablemente el Sistema en que vivimos no permite que miles de millones de personas tengan esta posibilidad, y así miles de millones de ideas, de investigaciones, de nuevos conocimientos, no puedan surgir. El conocimiento es poder, poder para elegir, poder para entender mejor la realidad, poder para entender mejor lo que nos pasa fuera y dentro, poder para entender lo que nos podría pasar. 

La experiencia por su parte es el conocimiento puesto en práctica, y cada ser humano es un cúmulo de conocimientos convertidos en experiencias de formas completamente nuevas. Y así como cada ser humano tiene genes completamente distintos, de igual forma cada ser humano tamiza sus conocimientos convirtiéndolos en experiencias, visiones y acciones de formas totalmente nuevas, totalmente únicas. Dejar de estudiar, dejar de aprender, dejar de curiosear, dejar de investigar, y dejar de compartirlos, es dejar de crecer y de vivir en pos de esa ampliación del horizonte que es el motor primigenio, el motor genético humano. Detrás de esa ampliación del horizonte se encuentra la superación del dolor y el sufrimiento, la búsqueda de la felicidad, el desarrollo de la vocación, entre otras tantas acciones humanas fundamentales.

Pero esto se choca con una dura realidad que muchas veces nos condiciona al punto de aprisionarnos en rutinas donde la creatividad, la investigación, ni tan siquiera son bienvenidas. Pero ahí es donde tenemos que recurrir al mismo motor genético y a no dejarnos avasallar por esa realidad, para entonces insistir, en todos los espacios que podamos hacernos, para avanzar en esa ampliación del horizonte. Y muchas veces esa experiencia y ese conocimiento que precisamos se encuentra en otras personas, por eso es tan importante avanzar en ampliar el horizonte de personas que conocemos, cuantas más personas, más vidas, más experiencias, más amplio será nuestro horizonte, mejor serán nuestras decisiones.


Por esto, optemos siempre por abrirnos a la creatividad, al estudio, a la curiosidad, al desarrollo de ideas, al compartirlas con otros, al conocer nuevas personas con las que compartir y crear, y eso sin duda nos va a mantener en el camino del desarrollo de la vida, de la propia y de la de los demás.

Esclavos De Las Excusas

Los seres humanos somos expertos en crear pretextos. Somos capaces de crear mil y una excusas con el mero fin de sobreprotegernos, de mantenernos en nuestra zona de confort, donde sabemos lo que tenemos; pero jamás sabremos lo que podríamos llegar a tener. Y es que las excusas son pequeñas ladronas de oportunidades.

Una vez hemos convertido nuestras acciones en hábitos y, por lo tanto, en rutinas, es posible (sucede a menudo) que nos estén privando de lo que más queremos. Las excusas siempre están más cerca del engaño que del argumento. Existen infinitos pretextos para no llevar a cabo alguna acción que a priori, y en teoría, sí queremos llevar a cabo.

“El verdadero enemigo del éxito no es el fracaso, como muchos piensan, sino el conformismo y la mediocridad. Todos cargamos con más vacas de las que estamos dispuestos a admitir; excusas que ni nosotros mismos creemos, con las que pretendemos explicar por qué no hemos hecho lo que sabemos que tenemos que hacer”
Camilo Cruz

El ser humano tiene una conversación interna constante, que en coaching denominamos la columna izquierda. En esa conversación tratamos de autoconvencernos o de autoimponernos excusas que nos “permitan” no realizar la tarea que teníamos pensada “sin sentirnos mal”. El problema de ese “no sentirnos mal” es que es momentáneo. Porque, en el fondo, sabemos que esas excusas son mentiras que nos contamos, y una vez volvemos a la consciencia de nuestros objetivos se produce un efecto rebote que hace que no sólo nos sintamos mal, sino que comencemos a maltratarnos psicológicamente por haber hecho tal cosa.

Una vez que el diablo que tenemos dentro ha vencido a nuestro “Pepito Grillo”, comienza la lucha externa. Esa lucha externa nos hace poner en práctica todas esas excusas que nos hemos puesto, y nos quedamos paralizados sin llevar a cabo la acción.

Las excusas nos “protegen” del fracaso. Hacen que nos preparemos a nosotros mismos, que no intentemos algo “por sí sale mal”. Y lo que hacemos en realidad es no intentarlo, y así privarnos de la posibilidad de tener éxito; además de la generación de nuevas experiencias que siempre nos enseñarán algo.

“Una excusa es peor y más terrible que una mentira”
Alexander Pope

Caín Y Abel




En vez de psicologías personales o caracteres de grupo, priman en estos enfoques la ideología, el ángulo político y las novedades mediáticas. Entre tanto, la impronta del reality televisivo y sus flujos chismográficos hacen de las suyas. Es frecuente que, en medio del vértigo informativo, se pase del análisis a la interpretación y de la crítica a la propuesta. No está de más anotarlo. 
Una pugna que empieza con K

Véase cómo a propósito del polémico indulto al ex mandatario las posturas asumidas a diestra y siniestra parecen multiplicar los Keikos y los Kenjis, ya por la aprobación a la iniciativa consumada o por el cuestionamiento esgrimido ante tal arbitrariedad. Por un lado están los partidarios del perdón y quienes califican el indulto como una aberración; los que aparean el olvido con la superación del trauma y los que aducen, a capa y espada, que el recordar evita la repetición del crimen. 

Con harta frecuencia se opina desde el sentido común: he allí las redes de la democracia. En otras ocasiones se buscan argumentaciones más sofisticadas: se trata de la solvencia en la que se instala el discurso intelectual. 

Freud y el parricidio
Volvamos a los Fujimori: crecen los menores y ocupan lugares mayores, distintos episodios corroboran que están lejos de apuntar al mismo objetivo o, peor aún, que a fuerza de coincidir en él se van tornando mutuamente excluyentes. Asesinar al padre para luego gobernar entre hermanos: esa era la hipótesis que, con lujo de detalles, extendió Freud. Mantener vivo al padre mientras se prolonga la pugna entre hermanos: he allí este complejo fraterno que, a la fecha, parece no tener visos de resolverse. ¿Acaso los crímenes y despropósitos del padre son hereditarios y la rivalidad entre hermanos el mejor pretexto para validar tal malditismo? 

Crisis políticas al margen, las hostilidades entre descendientes no parecen tener buena tribuna, aunque, hay que decirlo, cuenten con harta vitrina. Quizá no sea casual que Huáscar y Atahualpa confirmen, para la historia del Perú, la visión catastróficamente criminal que Caín y Abel escenificaron en el relato bíblico. En el ámbito de los grandes pensadores pocos saben, por ejemplo, que los hermanos William y Henry James, connotado filósofo pragmatista el primero y una de las plumas cumbres de la literatura el segundo, no podían verse ni en foto. Digamos que la anormalidad atribuida a lo defectuoso y conflictual del vínculo fraterno supone también una lectura moralista que no debemos perder de vista. Algo parece asemejar la frustrada armonía entre hermanos y la supuesta inocencia infantil. ¿No se tratará de dos mitos seculares esgrimidos contra una realidad que nos sobrepasa diariamente? 

La cultura de los pares
A pocos tramos de un parricidio innombrable, ese que cristaliza en lo real el trágico desenlace edípico, se yergue el fratricidio innoble. Es un traspié que tira por tierra la labor civilizadora de la familia mientras certifica el ocaso de las jerarquías adultas y da paso a otro régimen más homogéneo donde la cercanía y la paridad suelen distanciar a los protagonistas. Quizá sea preciso recordar que la modernidad trajo consigo toda suerte de trajines, vértigos y aceleraciones. Su ocurrencia pretextada por aspiraciones económicas y empoderamientos diversos habría de rebotar, tarde o temprano, en toda convivencia y, por abrumadoras probabilidades, en el núcleo de lo familiar. Las jerarquías hogareñas de ayer empezaban a sufrir severos descalabros, cual si se tratara de sacudones sísmicos experimentados a pequeña escala. Los derechos individuales de cada cual crecieron desproporcionados, mientras que los deberes y obligaciones de otrora se encontraban en severa tela de juicio. Hablamos del advenimiento, con sus pros y contras, de la cultura, hoy vigente, de los pares. 

Reino competitivo sobre el que ya se ha dicho demasiado. 

Más allá entonces de las ventajas tomadas por uno de los contendientes/descendientes de la dinastía Fujimori, lo cierto es que en el balance tanto debe incluirse al que pierde cuando gana (que lo diga PPK), como los modos con que se benefician los aparentes perdedores. Habría que evitar, eso sí, lo que indica el proverbio oriental: que cuando de perpetrar una venganza se trata mejor sería cavar dos tumbas. 

Lo Que Debes Hacer


¿Te encuentras bloqueado? ¿Pero qué tengo que hacer?  ¿Estás pasando por un mal momento y no sabes cómo continuar? ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Te da la sensación de que por más que te levantes siempre hay alguna cosa que te vuelve a hacer caer? Da igual si subes o bajas en tus emociones… ¡al final el mundo se revela contra ti y siempre te tumba de nuevo! ¿Pero por qué tiene que ser todo tan difícil?

¡Pero si a todo el mundo le va muy bien! ¡Veo a la gente feliz y no tienen problemas todo el día! ¡Todos mis amigos están la mar de contentos con sus vidas! ¿Pero por qué me tiene que pasar siempre a mí? ¿Es que soy menos que todos los que me rodean? ¿Alguien me puede explicar qué hago mal para no ser tan afortunado como ellos?

¡Pero si me he leído los cinco mejores libros en Amazon para ser feliz! ¡Me los he estudiado por completo! ¡Y no lo he conseguido!¡qué tengo que hacer! ¡Quiero ser feliz ! ¡Quiero encontrarme siempre bien! ¡Quiero poder tomar un café todos los días y sentirme que no llevo problemas en mi mochila! Dime, ¿qué tengo que hacer?

¿De verdad que no sabes lo que tienes que hacer en la vida? ¿Cómo que no me habías preguntado aún? Es sencillo, ¡es muy fácil! ¡es un secreto que las personas de más éxito te pueden compartir! 

¿De verdad te vas a quedar sin que Te diga el maravilloso secreto? Me he leído infinidad de libros, he visto multitud de conferencias y además de haber compartido maravillosas experiencias con algunos de los más laureados gurús del mundo. ¡Sé lo que tienes que hacer!

 ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué es lo que tengo que hacer? Bueno, no te enfades ni enojes. Te lo voy a confesar, desde el corazón, desde mi más profundo interior. No tengo ningún doctorado en alguna famosa universidad, pero tengo una cosa que se llama sentido común. Eres la persona que mejor se conoce, y eso tiene un valor. 

Deja de buscar las respuestas en los demás, tómalas como simples experiencias de otras personas que siempre te pueden ayudar con referencias, pero fíltralas a tu propia realidad. Al final tú, las personas que te rodean, tu contexto, los familiares que te acompañen, tu situación profesional, cada segundo que tiene tu vida, son únicamente experiencias  tuyas. No eres dueño de ninguna estadística, así que tú y sólo tú, sabrás lo que mejor te conviene.


¿A qué esperas para aceptarte en lo bueno y malo, dejar de engañarte, y empezar a hacer lo que de verdad te gusta en la vida? Eres el único responsable de todo. Los demás, sólo te acompañan. ¡Ánimo!

martes, 22 de enero de 2019

Nuestras Aspiraciones

Uno de los primeros pasos para tomar conciencia de nuestra capacidad creativa para  trabajar en nuestro propio desarrollo personal y alcanzar el éxito, es descubrir cuáles son nuestros dones o habilidades especiales.

Una vez sabes cuáles son esas destrezas que te hacen especial y en las que destacas, es importante visualizar todo el potencial que puedes desarrollar si las pones a trabajar y las utilizas para el logro de tus aspiraciones de vida, con objetivos concretos.

Por muy grandes que sean tus dones innatos, si en la práctica no tomas acción, no serán útiles. Por ello, es básico que a través de tu imaginación, crees un cuadro mental de lo que deseas hacer con ellos para lograr diferentes objetivos y metas en las distintas áreas de la vida, ya sean materiales, de educación, de salud, espirituales o de otro tipo.

Anticipar mentalmente tus aspiraciones de vida, es algo fundamental, porque tus pensamientos son los cimientos donde construyes tu futuro, son la base que sustenta lo que tu denominas tu realidad.
De forma habitual, sólo anticipamos tareas cotidianas, como nuestro trabajo diario, las compras rutinarias, nuestras aficiones del fin de semana, o los viajes que deseamos hacer, por poner unos ejemplos. Pero debes saber que tienes plena potestad para poder crear mentalmente la vida que deseas tener y más tarde crear el plan de acción para que pueda materializarse.

Normalmente no lo hacemos con los sueños grandes, porque estamos condicionados desde la niñez y también por nuestras propias experiencias del pasado, en las que nos hemos sentido fracasados. Todo ello conforma una programación mental, que no nos beneficia para tener grandes objetivos, ya que a menudo los vemos como algo imposible de lograr.

La mayoría de los inputs que desde pequeños hemos recibido están basados en fijarnos y centrarnos únicamente en la realidad actual y no en crear la realidad que deseamos, como si no estuviera en nuestra capacidad el poder construir el propio destino y tuviéramos que conformarnos y resignarnos al que nos imponen.

Frases como “deja de soñar”, “vaya fantasías o aspiraciones tienes” o “eso no es para ti”, limitan mucho más de lo que creemos la capacidad innata que todos tenemos para desarrollar nuestros dones y poder vivir la existencia que deseamos con un propósito de vida.

Basado en este condicionamiento que en mayor o menor medida todos hemos recibido, la persona que desea romper con esas cadenas mentales que lo limitan, debe saber que sólo cuenta con el poder de su mente y su voluntad para transformar su realidad, pero que sólo eso le basta para lograrlo.
Si en las primeras etapas de la juventud no se realizan estos cimientos sólidos, cada vez será más difícil poder transformarnos, puesto que nuestra estructura mental será muy rígida. Esto lo puedes observar en muchas personas que llegados a los 40 años, parecen no tener más aspiraciones en la vida que el llegar a la jubilación para dejar de trabajar.

En otras ocasiones, algunos no tienen aspiraciones porque les hicieron creer que eso es propio de personas ambiciosas y egoístas. La ambición de este modo suele verse de forma peyorativa porque se asocia a quién sólo desea riqueza y fama desmedidas, pero también es el deseo puro por lograr nuestras metas y superarnos personalmente.

Elimina de tu mente que las aspiraciones son propias de los seres con ambiciones avariciosas, materialistas y sin escrúpulos que pisan a los demás con tal de lograr sus propósitos.

Sin aspiraciones vivimos una vida insulsa y carente de motivación, por el contrario, quien manifiesta aspiraciones auténticas y sanas, es alguien que posee determinación y está dispuesto a esforzarse para ser la mejor persona que pueda ser.