Como nuestras sociedades, obsesionadas con la imagen, no
enfatizan la autenticidad como valor, pueden pasar años antes de que uno se dé
cuenta que ha estado viviendo con poca autenticidad, y es usualmente frente al
severo llamado de atención de la muerte (la propia muerte que se intuye cercana
o la de un ser querido) cuando surge la pregunta fundamental: ¿estoy realmente
viviendo mi propia vida o estoy atrapado en pequeñas farsas cotidianas por
miedo, conveniencia o costumbre?
Una práctica para cultivar la autenticidad
Esta semana te invitamos a poner atención a un nivel sutil
de tu experiencia. Observa tu sensación de congruencia o incongruencia interna
cuando estás con diferentes personas en diferentes contextos. ¿Qué relaciones y
qué situaciones te facilitan ser completamente tú mismo? ¿Qué relaciones y qué
situaciones favorecen el que uses una máscara y dejes de escuchar la voz
interior que expresa tu verdad? Trayendo a tu experiencia la cualidad abierta y
ecuánime de mindfulness,
observa todo esto sin juzgarte, manteniendo una actitud curiosa, ya que
realmente este es un aspecto fascinante de nuestra experiencia humana. En este
mismo espíritu de curiosidad puedes preguntarte: ¿cuánto tiempo de mi día y de
mi semana siento que soy plenamente yo y cuánto tiempo siento que tengo que
aparentar ser algo distinto a lo que soy? ¿Qué es lo que me mantiene ligado a
estas situaciones en las que no me siento auténtico? ¿Cómo puedo aumentar el
tiempo y las situaciones donde puedo ser auténtico y disminuir las que me
obligan a encarnar un personaje?
Deja también algún tiempo para la soledad y la meditación.
Si no nos damos el tiempo de estar solos, se hace más fácil perdernos en las
actividades y las relaciones con otros, y si estamos constantemente en
comunicación, hay poco espacio y silencio para poder escuchar lo que surge
desde tu interior. En esta soledad observa cómo te relacionas contigo mismo y,
aunque pueda sonar un poco abstracto, pregúntate e investiga si te sientes
realmente acompañado por ti mismo en tu soledad. ¿Sientes que es posible
ofrecerte una amistad más cercana e íntima a ti mismo? ¿Puedes explorar con
tranquilidad y sin juzgarte tus deseos, necesidades y verdades más profundas?
Si notas que es común en tu experiencia tratarte con dureza, como alguien que
debe cumplir ciertas expectativas impuestas desde fuera, considera que
probablemente has aprendido este modo de funcionar por una buena razón y que
quizás te ha ayudado mucho en tu vida, aunque tal vez ahora valga la pena
reconsiderar los supuestos de base de esta forma y quizás este modo de
funcionar ahora puede ser un obstáculo para vivir plenamente.
Por último, nota la relación que hay entre cultivar la
autenticidad en tu vida y tu nivel de energía (tu ánimo, tus ganas de vivir y
tu creatividad). Generalmente, gastamos mucha energía cuando pretendemos ser lo
que no somos y, al volvernos más auténticos, recuperamos energía que estaba
perdida y nuevas posibilidades se abren naturalmente.
Disfruta de esta energía
que surge y úsala en parte para crear espacios amables y sinceros donde otros
también puedan explorar la posibilidad de ser más auténticos. Esto suena como
un gran proyecto, pero en realidad basta con comenzar a introducir pequeñas
semillas de autenticidad en nuestra casa, en el trabajo, en la escuela y en
nuestras relaciones; sin duda, la libertad y el relajo que surgen empezarán a
propagarse en un círculo virtuoso.