martes, 26 de marzo de 2019

Los Caminos Del Alma

No se puede forzar a nadie a que crezca, despierte, o aprenda, sin violar su libre albedrío. Sólo se pueden ofrecer herramientas, cursos probables de acción y apoyo.

Si me paro frente a un mandarino y le digo: ¡dame mandarinas! ¿me las dará? No,  ¿verdad?, debo esperar que el árbol haga su proceso, florezca, y  sus frutos maduren.

Si le doy comida trozada a un bebé que sólo se alimenta de papilla, ¿podrá digerirla?

Lo mismo sucede en el camino espiritual. Todo a su tiempo, cada uno con su nivel de conciencia.
No se puede forzar a nadie a que crezca, despierte, o aprenda, sin violar su libre albedrío.

Sólo se pueden ofrecer miradas, puntos de vista, herramientas, cursos probables de acción y apoyo, para que cada quien tome las riendas de su vida y decida qué hacer con su camino evolutivo.

Lo hemos dicho ya incontables veces: nadie sana a nadie, nadie saca a nadie desde donde ese alguien no quiere salir.


A veces, incluso, sólo queda acompañar.  Y esperar con amor las mandarinas.

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