A través de la historia la filosofía se ha caracterizado por ser una actividad del pensamiento humano centrada en interrogar al mundo humano centrada en interrogar al mundo en buscar explicaciones satisfactorias frente a los diferentes problemas y acontecimientos que se presentan en todos los niveles de la vida.
La filosofía surge, no solo en Grecia si no también en la
actualidad, precisamente del encuentro del ser humano con el mundo, de la
admiración del hombre frente a todo lo que existe. A diferencia de las
demás ciencias, la filosofía no tiene un campo especifico de investigación, ya
que se ocupa del mundo, de la totalidad de la realidad y por ello su reflexión
tiene que ver con campos diversos como la cosmopología, la política, la
psicología, la antropología, la ciencia, etc.
La interpretación que la filosofía ha hecho del mundo ha
sido siempre distinta. por ello, su tarea ha tenido que ver más con la
problematización de lo real que con ofrecer métodos o respuestas definitivas.
El saber filosófico que presenta, entonces, como una serie de problemas entorno
a los cuales se han desarrollado las principales corrientes y concepciones del
pensamiento filosófico occidental.
Las preguntas por la naturaleza de la vida humana, los
valores, el conocimiento, lo trascendentes concierte en los grandes problemas
abordados por la filosofía para intentar responder a las inquietudes más
apremiantes de la humanidad especialmente aquellas relacionadas con el ser con
las cosas, del mundo del ser humano, la verdad, lo absoluto, etc.
El carácter problemático de la filosofía permite que
su comportamiento sea visto como una temática constante de puntos de vista,
muchos considerados contradictorios e incluso inútiles.
El saber filosófico
está conformado por distintas maneras o perspectivas de abordar el mundo, las
cuales se replantean y se someten a discusión constante.
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