Para entender lo que es la Inteligencia Emocional, empecemos
por entender que la inteligencia es la capacidad de entender, asimilar,
elaborar información y utilizarla para resolver problemas.
Ser inteligente nos
permite tener la capacidad de comprender ideas, adaptarnos al entorno, aprender
de las experiencias de los demás, superar obstáculos y tener la capacidad de
organizarnos y planificarnos.
Según Howard Gardner (psicólogo, investigador y profesor de
la Universidad de Harvard) existen y tenemos diferentes tipos de inteligencia
que nos relacionan con el mundo (“Frames of Mind: The Theory of Multiple
Intelligences”):
Inteligencia Lingüística: es la primera que desarrollamos
cuando aprendemos a hablar. Está relacionada con la capacidad verbal.
Inteligencia Lógica: pensamiento abstracto, precisión y la
organización a través pautas y secuencias.
Inteligencia Musical: habilidades musicales y rítmicas
Inteligencia Visual – Espacial: habilidad para integrar
elementos, percibirlos y ordenarlos en el espacio, y poder establecer
relaciones de tipo metafórico entre ellos.
Inteligencia Artística: asociada a las bellas artes.
Inteligencia Kinestésica: asociada con el movimiento
corporal, de objetos y los reflejos.
Inteligencia Interpersonal: capacidad de establecer
relaciones con otras personas.
Inteligencia Intrapersonal: se refiere al conocimiento de
uno mismo, autoconfianza y automotivación.
Edward Thorndike, psicólogo y pedagogo estadounidense,
definió la Inteligencia Emocional como “la habilidad para
comprender y dirigir a los hombres, mujeres, muchachos y muchachas, y actuar
sabiamente en las relaciones humanas”.
Según Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional “es
la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para
manejarlos”.
En base a estos conceptos, podemos definir que la Inteligencia
Emocional es la capacidad que tenemos de controlar y gestionar nuestras
emociones y la de los demás, en favor a los objetivos que queremos lograr.
La
inteligencia intrapersonal y la interpersonal están directamente relacionadas
con la inteligencia emocional. La habilidad de sociabilizarnos y de establecer
relaciones con otras personas, conocernos a nosotros mismo a nuestras emociones
y sentimientos nos hace emocionalmente inteligente. De igual forma, estar
preparados al cambio y no mostrar resistencia a estos, adaptarnos al entorno y a
las situaciones son también habilidades que caracterizan a las personas
emocionalmente inteligentes.
La Inteligencia Emocional puede ser fomentada y
fortalecida en todos nosotros y la falta de la misma puede influir directamente
en nuestra vida personal y en nuestras carreras.
Manejar nuestras emociones, tener autocontrol, gestionar lo
que sentimos es la clave del éxito laboral. Los grandes líderes han sido
siempre emocionalmente inteligente, Gandhi es un vivo ejemplo de esto: hubiese
sido imposible para el alcanzar sus logros si no hubiera podido controlar sus
emociones y la de sus seguidores. Y si Gandhi hubiese entrado en pánico? Sus
seguidores igual lo hubiesen hecho.
Controlar las emociones es una habilidad muy importante que
todos debemos de desarrollar. No dejar que los problemas de casa influyan en
nuestra vida laboral y que los problemas laborales no influyan en nuestra vida
personal es difícil, pero no imposible. Cuando hayamos logrado esto, y además
también hayamos logrado tolerar las presiones y frustraciones de nuestro
entorno y adoptemos una actitud empática y social que nos brinde mayores
posibilidades de desarrollo personal, podremos decir que somos emocionalmente
inteligentes.
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