En psicología hay dos tipos de motivaciones, las intrínsecas
y las extrínsecas. Motivación intrínseca es aquellas que vienen de nuestro
interior, y que no persiguen una recompensa externa. Es la que nos motiva a
tener deseos de autorrealizarnos y crecer como personas. La que nos motiva a
realizar tareas que nos den placer. Este tipo de motivaciones están
vinculadas a la buena productividad, ya que lo que hacemos no es para recibir
una recompensa, sino porque nos gusta hacerlo. La motivación extrínseca
es aquella que viene de afuera de nosotros. Aquí los factores que nos impulsan
son recompensas externas, ya sea económicas o de reconocimiento social.
En este caso la motivación no tiene que ver con el placer
que nos provoca realizar una tarea. Sino que más bien está concentrada en lo
que percibimos de ella.
También existen las motivaciones positivas y las
negativas. Las positivas son las que nos mantienen motivados, ya sea por la
obtención de una recompensa en dinero, o por el placer que nos da hacerlo. La
negativa es la que realizamos para evitar una circunstancia desagradable
externa o interna.
La motivación es directamente proporcional al pensamiento
positivo, a esperar el futuro con esperanzas. A vivir con alegría y ganas de
avanzar. Cuando estamos alegres y esperanzados, nuestra motivación surge para
cuidar que ese momento no sea fugaz.
Cuando nos fijamos una meta, a veces pensamos si vale la
pena el esfuerzo, pero solo lo sabremos si logramos esa meta. Si fuésemos
alpinistas, solo nos conformaría llegar a la cima, solo así el esfuerzo habrá
valido la pena.
Cuando somos mayores, tenemos recuerdos de algún momento en
que estuvimos desanimados, por alguna circunstancia. Sabemos muy bien que
siempre que estuvimos desmotivados hemos salido gracias a nuestra fuerza de
voluntad y el apoyo de nuestra familia o amigos. Hay que tener en cuenta
que la fuerza que nos impele a estar motivados viene de nuestro interior, no
importa la edad ni si hay recompensa o no. Solamente cuando estamos motivados
somos capaces de lograr lo que nos propongamos.
¿Cómo hacer para motivarnos?
Siempre debemos pensar en positivo, nuestros
pensamientos van a influir en cada paso que demos.
Escribir a modo de diario personal que progresos vamos
logrando. Así tendremos registro de que es lo que vamos consiguiendo en el
corto y mediano plazo.
Visualicemos mentalmente la meta que queremos alcanzar,
algunos minutos por día nos darán la fuerza para enfrentar el camino a seguir.
Un día podemos tener una falla, pero dos, no. No todos
nuestros días son iguales, algún día podemos tener pereza. Pero no nos podemos
permitir en nuestra mente, dos días de retraso.
Preparémonos mentalmente para los momentos de bajón
emocional. Y tengamos listas las ayudas que nos pueden servir para salir. Pero
no nos permitamos nunca abandonar el barco.
Hagamos una lista con las razones para estar motivados.
Conocer el “Por qué lo hacemos”. Tenerlo por escrito es la “vacuna”
contra la pereza, y sobre todo contra las excusas.
Descubramos nuestras verdaderas pasiones, aquellas que nos
da placer realizar.
Y recordemos siempre, que conocer nuestra motivación,
es el camino hacia la autorrealización personal.
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