La ansiedad me paraliza. Tengo muchas obligaciones que debería estar cumpliendo ahora mismo,
pero no puedo y siento que no puedo avanzar. Cuantas más crece
la lista de tareas pendientes, más me cuesta ponerme a ello. Así, saber que
todo lo que tengo que hacer se me acumula me causa aún más preocupación.
Esto es algo muy común, a veces la ansiedad se presenta de
una manera un tanto paradójica, y es que, tener una alta carga de trabajo
puede agobiarnos hasta el punto de no saber por dónde y cómo empezar. Es la
pesadilla que se muerde la cola, a más obligaciones, más ansiedad… y a más ansiedad, más dificultad para
ponernos en marcha.
Una buena idea para dar el primer paso será cortar el
círculo vicioso que nos envuelve en una espiral de estrés y preocupación sin
salida. Relájate, respira hondo y organízate. Lo primero, ¿qué es lo
más importante que tienes que hacer?. Una vez hagas una lista de prioridades para poder afrontar lo que te viene encima,
ponte en marcha.
En ocasiones es necesario no puedes esquivar a las
situaciones estresantes y no te queda más remedio que afrontarlas. Así, te
propongo que diseñes de manera inteligente dicho afrontamiento. Piensa que
antes de abordar un problema de ansiedad grave, es importante que identifiques
la forma en la que se presenta la ansiedad acudiendo a la consulta de un
profesional.
Los síntomas de ansiedad pueden presentarse con diferente
frecuencia, de una forma variada y ser desencadenados por diferentes
factores. Por ejemplo, si los síntomas se presentan en forma de crisis repentinas
en las que los síntomas aparecen de forma aguda y con intensidad
podría tratarse de un trastorno de angustia.
En casos graves es posible que el profesional aborde el
problema con tratamiento farmacológico con benzodiacepinas.
Pero también hay otras terapias psicológicas que pueden ayudar
a manejar situaciones estresantes y que provocan ansiedad. Como la
psicoeducación para detectar síntomas como la ansiedad anticipatoria. También,
el entrenamiento en técnicas de relajación o técnicas cognitivo-conductuales
que ayudan a valorar el riesgo real de amenaza.
El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza
por un estado de ansiedad y preocupación crónico, que dura más de seis
meses. Además, la persona no lo puede controlar y lo percibe como excesivo,
y se presenta y se manifiesta en forma de síntomas diversos:
Fatiga.
Irritabilidad.
Tensión muscular.
Insomnio.
Dificultad de concentración.
Inquietud.
Existe una capacidad reducida para afrontar las
situaciones estresantes y una actitud hiper vigilante que lleva a
magnificar la importancia de sucesos menores, por lo que incluso eventos
normales pueden causar una gran preocupación. Se ha relacionado la
vulnerabilidad a este trastorno con la existencia de relaciones de apego
inseguro durante la infancia.
Las personas que la padecen, utilizan la preocupación
como estrategia de defensa para evitar efectos negativos intensos.
Así, Preocupándose por amenazas poco realistas evitan tener que afrontar
problemas más reales y que no quieren tener que hacer frente. La adquisición de
estrategias para detectar las preocupaciones realistas y afrontar
los problemas cotidianos se puede realizar con técnicas cognitivo-conductuales.
La ansiedad puede ensombrecer nuestro potencial, frenarnos
en nuestro desarrollo personal y profesional. A veces toca elegir, afrontar
situaciones nuevas que supongan un desafío, pero que nos permiten alcanzar
logros importantes. O lo que puede parecer más sencillo, quedarse en la zona de
confort y así evitar la incertidumbre que tanto nos perturba.
No dejes que la ansiedad te impida conseguir todo aquello
que desees. El miedo al fracaso es uno de los factores que pueden
detenerte y vivir de una manera “cómoda”, sin arriesgar. Pero…
¿compensa? Probablemente no. Trabajar la tolerancia a la frustración, el afrontamiento de situaciones
estresantes y la aparición de la ansiedad anticipatoria es crucial.
El camino al éxito nunca es un camino de rosas, pero en ese
camino podemos aprender de los obstáculos y
superarlos. Una forma de afrontar los retos que se te presentan
a lo largo de la vida rebajando la ansiedad, es marcarte unas metas realistas. Asumir tus
limitaciones y potenciar tus habilidades puede llevarte tan lejos como desees.
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