Filosofía
Sobre La Percepción
La percepción
–término que etimológicamente (del latín, perceptio) significa
captación– es una operación o acto cognitivo por el que captamos inmediatamente
una realidad o un objeto, básicamente gracias a la estimulación sensorial, al
menos por lo que se refiere a cosas corpóreas y sensibles. Así, decimos que
percibimos un parque, un partido de fútbol, un grupo de amigos almorzando.
En
principio compartimos con los animales esta capacidad, sólo que el hombre, en
lo que percibe sensorialmente advierte aspectos que el animal no puede
alcanzar, y además el ser humano puede expresar con palabras lo que percibe, lo
cual es fruto no sólo de una percepción, sino de un juicio intelectual. Un
animal puede notar que estamos nerviosos, pero no lo sabe ni puede decirlo. El
ser humano puede percibir el nerviosismo de otra persona, pero sabe qué es
estar nervioso y por eso puede reflexionar sobre este estado anímico, para
analizar sus posibles causas y consecuencias, cosa que hace contando con el
lenguaje y la racionalidad.
En sus escritos
sobre el hombre y el conocimiento –antropología o psicología filosófica,
gnoseología–, los filósofos han planteado diversos interrogantes sobre la
percepción, dándoles más o menos importancia en el cuadro del conocimiento
humano. Uno de los aspectos filosóficos centrales es situarla en el contexto
del conocimiento en general, es decir, con relación a actos o procesos como son
las sensaciones, la memoria, el pensamiento y la justificación de los
conocimientos verdaderos.
Otro punto es indicar qué se puede conocer, o no,
mediante la percepción. Los temas gnoseológicos se refieren a la interpretación
del alcance cognitivo de la percepción, un punto en el que se ven involucradas
las distintas posiciones gnoseológicas (realismo, idealismo, escepticismo,
etc.).
Otro enfoque
disciplinar que estudia la percepción es la psicología científica y la
neurociencia. Estas dos aproximaciones hoy pueden considerarse convergentes. La
psicología estudia en detalle los procesos estimuladores que, a través de
diversos canales sensoriales, confluyen en la captación de un objeto visto,
oído, tocado, etc., tanto externo como interno (una mesa, la propia mano,
etc.). Se puede ir siguiendo la base neural que posibilita la puesta en acto
del acto perceptivo y su posterior influjo en la memoria. Además pueden
estudiarse las relaciones entre percepción –junto con las sensaciones–,
emociones y conducta. Puede plantearse, asimismo, si el fenómeno perceptivo es
siempre consciente o si puede ser también inconsciente.
Las perspectivas
filosófica y científica sobre la percepción se entrelazan (para una visión
histórica del problema filosófico de la percepción, ver Hamlyn 1961). No
siempre pueden delimitarse entre sí con nitidez. La filosofía de la percepción
se basa en experiencias psicológicas comunes o estudiadas por las ciencias, a
las que busca dar una última interpretación. Pero las investigaciones
neuropsicológicas pueden tener, por su parte, presupuestos filosóficos, o
pueden entrar en discusiones, incluso técnicas, de las que no es ajena la
filosofía.
En esta exposición,
dado su carácter fundamental, seguiremos un planteamiento filosófico, aludiendo
de modo más secundario a detalles conocidos en el campo de la psicología y la
neurociencia.
Comenzaremos presentando nuestro conocimiento ordinario, tal como
se manifiesta en el lenguaje común, y a la vez lo analizaremos críticamente.
Seguimos este método fenomenológico-crítico porque, en una primera fase, parece
el más adecuado para la filosofía. Es decir, no partimos sin más de lo que
dicen sobre estos temas las ciencias, ya que estas presuponen muchas
experiencias y elaboraciones hechas previamente. Lo propio de la filosofía es,
en cambio, no dar por supuesto cosas ya sabidas, sino analizar la realidad
partiendo de nuestras experiencias primarias.
Esto no significa que al hacer
filosofía se ignoren los conocimientos científicos. Al contrario, atendemos a
las experiencias primarias teniéndolo en cuenta, precisamente para comprender e
interpretar más a fondo el enorme caudal de conocimientos científicos sobre la
percepción de que hoy disponemos.
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