martes, 26 de marzo de 2019

Los Límites Y La Modernidad

Filosofía
Los Límites Y La Modernidad

La frontera es necesaria también para los ámbitos culturales. Aunque se diga que en la modernidad los interdictos se levantan y se amplía al infinito el campo de lo permisible, siempre se establece un principio de autocontención de la experiencia humana ante ciertos temas básicos. Bell hace una revisión conservadora de la experiencia de la modernidad norteamericana y sostiene que la modificación constante de los límites entre lo sagrado y lo profano pueden llevar a la destrucción de la civilización actual. Retomando el debate de la sociología clásica, acerca de que las civilizaciones tienen que sostenerse sobre la base de una diferencia entre lo sagrado y lo profano, lo permitido y lo prohibido, este autor afirma que se deben restablecer esos límites para que la civilización sobreviva y salga adelante (Bell, 1997: 139). Si las fronteras culturales se eliminaran caeríamos en un estado de confusión y desorden que no permitiría la convivencia humana. Los límites, las fronteras y las prohibiciones se imponen en algún aspecto. 

¿Entonces a qué viene esa visión posmoderna de ampliación de las oportunidades al infinito? ¿Cómo es posible vivir en los límites sin caer en un estado de confusión total? ¿Que acaso la demarcación no ayuda a establecer un orden espacial y simbólico en la existencia humana? En realidad, la experiencia posmoderna nos acerca a los límites, nos hace vivir en ellos, pero existen límites imposibles de franquear y siempre volvemos a tratar de reimplantar la geografía en la vida humana. 

El juego de los límites y las fronteras se vuelve más intenso en la globalización y la crisis de la modernidad, ¿pero podemos sostenernos sin un marco de definiciones? Aunque sea en menor medida, pero la frontera se restablece y se impone de algún modo. Queda más debilitada y está más abierta que nunca, pero siempre fija un parámetro existencial.

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