Filosofía
Los Límites Y La Modernidad
La frontera es necesaria
también para los ámbitos culturales. Aunque se diga que en la modernidad los
interdictos se levantan y se amplía al infinito el campo de lo permisible,
siempre se establece un principio de autocontención de la experiencia humana
ante ciertos temas básicos. Bell hace una revisión conservadora de la
experiencia de la modernidad norteamericana y sostiene que la modificación
constante de los límites entre lo sagrado y lo profano pueden llevar a la
destrucción de la civilización actual. Retomando el debate de la sociología
clásica, acerca de que las civilizaciones tienen que sostenerse sobre la base
de una diferencia entre lo sagrado y lo profano, lo permitido y lo prohibido,
este autor afirma que se deben restablecer esos límites para que la
civilización sobreviva y salga adelante (Bell, 1997: 139). Si las fronteras culturales
se eliminaran caeríamos en un estado de confusión y desorden que no permitiría
la convivencia humana. Los límites, las fronteras y las prohibiciones se
imponen en algún aspecto.
¿Entonces a qué viene esa visión posmoderna de
ampliación de las oportunidades al infinito? ¿Cómo es posible vivir en los
límites sin caer en un estado de confusión total? ¿Que acaso la demarcación no
ayuda a establecer un orden espacial y simbólico en la existencia humana? En
realidad, la experiencia posmoderna nos acerca a los límites, nos hace vivir en
ellos, pero existen límites imposibles de franquear y siempre volvemos a tratar
de reimplantar la geografía en la vida humana.
El juego de los límites y las
fronteras se vuelve más intenso en la globalización y la crisis de la
modernidad, ¿pero podemos sostenernos sin un marco de definiciones? Aunque sea
en menor medida, pero la frontera se restablece y se impone de algún modo.
Queda más debilitada y está más abierta que nunca, pero siempre fija un
parámetro existencial.
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