¿Quién no sueña despierto? “Es cierto que es un logro cognitivo, pero tiene consecuencias emocionales”. ¿Cuáles? “Si el pensamiento vaga por el pasado, escudriña el futuro o imagina sucesos que nunca se van a materializar, no solo implica desconexión con lo que se está haciendo, es fuente de tristeza ¿La solución? "Vivir en un estado de plena consciencia".
Ya sea por exceso de trabajo, de celo o por falta de organización, lo cierto es que es que sumar asuntos colapsa. “Saltar de una tarea a otra no ayuda a ser más resolutivo y reduce el rendimiento. Si es tu caso, organízate. Establece prioridades y ve cerrando frentes, comenta Beatriz González, psicóloga de Somos Psicología y Formación”. Programa actividades a corto plazo. Así concentras esfuerzos y evitas sentirte 'empachado'.
Atender al Whatsapp, ver de reojo el correo, hablar con el jefe... ¿Eres de los que creen que pueden hacer varias cosas a la vez y, además, bien? "No es posible y ocurre porque no sabes centrar la atención. También puede encubrir una falta de motivación”. ¿La solución? “Entrena la atención con meditación o técnicas que potencien la concentración (mindfulness).
"Si no acotas, no puedes centrarte", explica Beatriz González, psicóloga. "Identifica lo que te distrae: televisión, móvil, demandas de amigos. Cuando tu mente empiece a divagar, busca una frase que te sujete a la faena: "Regresa a la tarea", "vuelve a concentrarte"... pero no te juzgues porque tus pensamientos vayan de un sitio a otro; acéptalos y piensa que son nubes o globos. ¿Otras armas para desarrollar la atención? La respiración consciente y técnicas como la meditación o el mindfulness ayudan a concretar, a vivir el presente"
¿Buscas algo en el bolso mientras hablas por el móvil y repasas mentalmente la lista de la compra? ¿Estás convencida de que así llegas a todo? Pues te equivocas. “El cerebro solo está preparado para hacer una tarea. Esta es la única fórmula para ser eficiente y evitar la fatiga mental”, explica la psicóloga Beatriz González.
Una abundancia de pensamientos no es mala. El problema es cuando no mandamos en ellos. “Los dejamos deambular a sus anchas y nos invaden. Identificarlos y atenderlos es vital porque te están diciendo muchas cosas (miedos, inseguridades...). Concédete un tiempo de reflexión, para digerirlos, en vez de responder de forma automática”.
Embarcarte en proyectos y no resolverlos te hará sentir poco resolutivo. "Pasa cuando hay expectativas altas, imposibles de cumplir, que causan decepción. ¿Cómo evitarlo? Planifica y 'prémiate' con automensajes cuando hayas acabado. "También conviene analizar por qué no acabas una tarea. ¿No será que, quizás, no quieres hacerla?"
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