viernes, 3 de mayo de 2019

Recalcitrantes


Recalcitrante es el resultado del verbo recalcitrar, que procede en su etimología del latín “recalcitrare”, vocablo integrado por el prefijo reiterativo “re” y por “calcitrum” derivado de “calcis”, en el sentido de “talón”, pudiendo definirse a la palabra, en sentido literal, como los golpes de talón que se efectúan de modo repetitivo. De allí que se use para calificar a aquel que resulta testarudo, tozudo, aferrado a sus pensamientos o acciones, de modo irreflexivo, y que no piensa modificar a pesar de que resulte obvio su error.

Es muy común que se aplique a aquellas personas de edad avanzada, acostumbradas a ciertos prejuicios propios de la época de su juventud, y que el paso del tiempo ha ido desvirtuando, pero que en ellos quedaron grabados como verdades indiscutibles, y que no están dispuestos a modificar. Ejemplos: “Mi abuelo tiene ideas recalcitrantes acerca del rol de la mujer. Según él, en su época el hogar era el ámbito de ellas, y así debió continuar, ya que el salir a trabajar contribuyó al deterioro de las familias” o “Mi jefe es un hombre mayor, y sus recalcitrantes maneras de gestionar, lo hacen desalentar el uso de todo tipo de tecnologías, y con esa actitud, la empresa jamás progresará”.

También puede ser sinónimo de insistente y tenaz en algo, aun cuando sepa que lo que hace es en vano.

En otro sentido, y en el ámbito agrícola, se denominan semillas recalcitrantes o no ortodoxas, a aquellas que, al almacenarlas para su posterior siembra, no son capaces de resistir la sequía ni el frío que sea menos a 10º C. Se las debe germinar rápidamente si se quiere conservar su viabilidad e impedir su toxicidad. Como ejemplos de semillas recalcitrantes podemos nombrar las de mango y las de aguacat
e.
Se conoce como contaminantes recalcitrantes, a aquellos que son resistentes a ser degradados química o biológicamente, como los que provienen de los hidrocarburos.


En Medicina, se denominan recalcitrantes a las enfermedades que son crónicas y reinciden, como el caso de la dermatosis recalcitrante o las migrañas recalcitrantes.

El Ser Y El Deber Ser

El mundo se rige por diferentes normas. O al menos lo intenta. Las profesiones establecen códices de modo colegiado y así como hay pautas para la conducta médica, periodística o pedagógica, existe —deben existir— para los gremios, desde las secretarias a los panaderos. Obviamente, las normas, las pautas, los cánones tipifican. Si un inspector acepta soborno o procede con coacción, el peso de la ley debería ser el doble de tajante, por el carácter cínico y perverso del culpable.

En la vida cotidiana las normas también tienen compromisos. Ofrezco ejemplo real: un joven lanzaba su pita desde el muro del malecón habanero. Con el molinete que pretendía enviar lejos anzuelo, carnada, plomada y esperanza de captura, puso en riesgo a quienes hacían ejercicios en el área. 

Advertido del despropósito el joven respondió con burla «que tengan cuidado ellos que son los que se van a joder». El imberbe pescador pecó de incivilizado, sin la menor conciencia social. Mostró la más absoluta falta de ética.

Pero el deber ser, sea abstracta axiología o vulgar evaluación interior entre el YO y los demás, necesita florecer primero en el humano. Es cuestión de siembra. Se irriga con el ejemplo de la familia y se cultiva en la escuela.

Según cualquier diccionario, ética —del latín ethica y del griego ethika— es el conjunto de principios y reglas morales que regulan el comportamiento y las relaciones del ser humano. Es también la parte de la filosofía que estudia la moral de los actos del ser humano y los califica como buenos o malos. 

Es también apego a los principios y las reglas morales, que son las normas, conductas, prácticas, comportamiento, proceder y actuación. Y en versión del Gran Diccionario de la Lengua Española —Editorial 2001— la formación ektikos pyretos procede del griego para definir la fiebre constante y la tisis, similar a la tuberculosis. Pero no es el caso. O tal vez sí, metafóricamente hablando de enfermos o enfermedades.

El muchacho de anzuelo pavoroso, está enfermo; enfermo grave como un inspector que acepte coima.

Tiempos difíciles vive el mundo. Sin embargo, la ética sigue siendo la misma filosofía de la Antigua Grecia, una doctrina de lo bueno-malo-correcto-incorrecto-obligatorio-permitido. Y esta Cuba que amamos y padecemos es parte del contexto internacional en crisis en las que no nos faltan ejemplos criollos con anzuelos pavorosos, coimas perversas y doble moral. Muchos debaten si faltan leyes o si urge enseñar ética desde los rudimentos, los conceptos o los paradigmas.


Si es cierto que nacemos individuos pero no sujetos —y en el transcurrir nos trasformamos en tales—, resultan claves los principios ético-cívicos, en el camino de convertirnos en personas respetuosas, con dignidad y responsabilidad hacia nosotros mismos y hacia la sociedad. 

Pero es largo ese camino de ser ciudadanos libres, solidarios, participativos y capaces de sostener criterios humanistas, de defender derechos y de cumplir deberes, en una sociedad que castigue la falta de moral y de virtud, pero igualmente evalúe y encuentre maneras de premiar los paradigmas.

Soberanía Y Seguridad


En los últimos tiempos, se está demostrando que la globalización dista mucho de ser un proceso constante y sin altibajos. Ciertos líderes políticos la han etiquetado irresponsablemente como el origen de todos los males, lastrando con ello el desarrollo de instrumentos de gobernanza multinivel. Y es que las voces de la nostalgia son cada vez más numerosas, y defienden cada vez con más ahínco la necesidad de reforzar los muros y rescatar los vínculos tradicionales entre los conceptos de "Estado", "soberanía" y "seguridad".

Siempre fue ingenuo suponer que las organizaciones internacionales, los actores transnacionales, las regiones o las ciudades desposeerían fácilmente al Estado de su papel central en las relaciones humanas. Sin embargo, sería igualmente ingenuo concluir que fenómenos como el Brexit y la elección de Donald Trump nos han devuelto a un mundo puramente westfaliano, en el que la primacía del Estado era incontestable. La globalización está tan avanzada, y las interconexiones son tan profundas, que desandar lo andado es poco menos que una quimera.

Ahora bien, en materia de seguridad internacional, los mecanismos legales e institucionales existentes a escala global siguen sin ser los adecuados para hacer frente a las actuales amenazas. Esto ya era así antes de que el Brexit y la llegada de Trump empeoraran las cosas, obstaculizando más si cabe la cooperación entre países.

Como argumentan Chinkin y Kaldor en su imprescindible libro International law and new wars (Derecho internacional y nuevas guerras), la clásica distinción entre conflictos armados internacionales y no internacionales ha perdido vigencia, y lo mismo puede decirse de la dicotomía entre seguridad interna y externa. Un prototipo de las llamadas "nuevas guerras" es el conflicto sirio, que implica a un enorme abanico de actores (públicos y privados, domésticos e internacionales) y trasciende las fronteras estatales (ejemplo de lo cual era la presencia del Estado Islámico también en Irak, así como sus atentados en muchos otros países). Estas "nuevas guerras" suelen tener un fuerte componente identitario, extenderse durante un largo período de tiempo y afectar en gran medida a la población civil.El reciente repunte de conflictos con un componente intraestatal implica que el modelo westfaliano de soberanía, según el cual los Estados monopolizaban el uso legítimo de la fuerza dentro de sus fronteras, ha quedado totalmente obsoleto. Si pretendemos seguir construyendo una sociedad que merezca el apelativo de "internacional", no podemos entender la soberanía únicamente en términos de autoridad, sino también de responsabilidad. En buena lógica, pues, debemos estar abiertos a intervenir en un país determinado cuando su Gobierno está comprometiendo la seguridad de su propia población. Este razonamiento constituye el núcleo de la "responsabilidad de proteger" (R2P), una doctrina adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2005.

Gustos Y Disgustos

En ejercicio de su individualidad el individuo está comandado por sus preferencias, por eso hay a quienes les gusta la carne de res y a quienes les gusta la de cerdo.

A pesar de los modelos de conducta determinados por la cultura, por el entorno y la herencia genética, cada persona tiene una forma de pensar, de sentir y comportarse, una especie de libreto personal tan irrevocable que ha requerido de pactos que zanjen las diferencias entre seres de la misma especie.

 Dado el carácter fatal de los impulsos humanos, el papel de la educación es fundamental, pero su rol más dificultoso quizá sea moderar, mediante lo concertado socialmente, las insólitas propensiones con que los genes y memes nos arrojan a este mundo. Por ellas hay quienes prefieren Chopin a Diomedes Díaz, el reguetón a las tarantelas, el verano a los inviernos, el tequila a la sangría, el ocaso al amanecer y, los perros o los gatos, los hombres o las mujeres, sin hablar de las malévolas devociones que la química cerebral despierta en el amo del mundo.

Desde el principio de los tiempos nos caracteriza la diversidad, nos iguala la mortalidad y nos abruma la sexualidad, especialmente cuando esta última no corresponde al modelo heterosexual impuesto por el ritual reproductivo predominante.

Pero, aunque una orientación sexual homosexual o bisexual sea reprimida por un individuo –y repudiada por la sociedad–, ella será una inclinación que comandará cada uno de sus actos, y, así como hay quienes son generosos o mezquinos, benévolos o inhumanos, la sexualidad es algo más que una elección, es una circunstancia humana que  está respaldada por el derecho a la igualdad y la prohibición de discriminación en razón de la identidad de género y la orientación sexual.

Desde esta perspectiva, tanto usted, lector, como yo, también tenemos igual derecho a vivir una sexualidad convencional y a criar familias conforme el libreto personal nos exige. Pero hay que tener respeto por las diferencias.

Conceptos como sexo, género, identidad de género y orientación sexual no pueden estar sujetos a rigores religiosos o a contubernios políticos; y ambas cosas han marcado el debate originado por el documento con que el Ministerio de Educación –requerido por la Corte Constitucional– está invitando a los colegios a hacer una reflexión orientada a adaptar sus manuales de convivencia al cambio de imaginario que presenta hoy el concepto de diversidad sexual. 

La decisión de cómo hacerlo es potestad de cada institución, con ayuda de los padres de familia.


Participación Ciudadana

La participación ciudadana es un conjunto de maneras para que la población acceda a las decisiones del gobierno de manera independiente sin necesidad de formar parte de la administración pública o de un partido político

Se debe de tomar en cuenta que la participación ciudadana no solo se refleja a través del voto, sino que existen múltiples maneras de tomar parte en asuntos públicos. Ejemplos de esto pueden ser acciones como expresión, deliberación, creación de espacios de organización y disposición de recursos por medio de los cuales los ciudadanos se involucran en la elaboración y decisión de temas que son de su interés.

El término participación social o ciudadana puede ser conceptualizada desde diferentes perspectivas teóricas, así puede referirse a los modos de fundamentar la legitimidad y el consenso de una determinada población, por ejemplo participación democrática o también puede referirse a los modos de luchar contra las condiciones de desigualdad social y para cuya superación se necesita impulsar la participación.

 En la mayoría de las definiciones de participación ciudadana, existen elementos en común: una mediación entre sociedad y gobierno para que los distintos sujetos sociales intervengan, con base es sus diversos intereses y valores, los cuales influyen en políticas públicas y en las estructuras de gobierno, fundamentándose en el reclamo del derecho a la intervención en los asuntos que les competen.

La participación ciudadana es continuamente seguida por su lado opuesto, que es el abstencionismo

El desánimo y la desconfianza puede ser generalizada entre la población por la falta del contacto institucional con la sociedad civil, es decir por la falta del trato directo institucional. La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 21 indica que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. Y en su artículo 29 indica que toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.


Estos artículos muestran claramente que la participación y el desarrollo son derechos y deberes que impulsan la personalidad de cada persona habitante de este país. 

La Libertad Es Libre

Filosofía
La Libertad Es Libre
“El hombre está condenado a ser libre” es una frase del filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los máximos exponentes del existencialismo. Significa que la libertad es inherente a la condición humana y que, por ello, el hombre es absoluto responsable del uso que haga de ella.

En esta frase, probablemente la más célebre de las afirmaciones de Sartre, se concentran algunos de los aspectos esenciales de su pensamiento filosófico, como la reflexión sobre la condición humana, la naturaleza de la libertad y el sentido de la existencia.

Para entender en toda su dimensión lo que Sartre quiso expresar con esta frase, es importante señalar que está, al igual que el conjunto de su obra literaria, crítica y filosófica, adscrita al existencialismo, 
que es una corriente filosófica que indaga en torno a cuestiones relacionadas con la vida y la existencia, que interroga conceptos como el de la libertad humana, y reflexiona sobre los alcances de la responsabilidad individual del hombre
.
El existencialismo, como corriente de pensamiento, empieza a anunciarse en el siglo XIX, en el pensamiento de filósofos como Søren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche, que ejercieron una notable influencia en la obra de Sartre. No obstante, los eventos traumáticos de la primera y segunda guerra mundial dotarán al existencialismo de una nueva fuerza dentro de las corrientes de pensamiento de la humanidad. Será, pues, en este contexto, en el que Sartre desarrollará el grueso de su obra filosófica y literaria.

Análisis de la frase
“El hombre está condenado a ser libre” es una afirmación filosófica que se construye a partir de una aparente contradicción retórica. Pensemos en la manera en que se relacionan e interactúan los conceptos de la libertad, que se asocia a la facultad para obrar y actuar de manera libre, y el de condena, que convoca la idea de prisión, de no-libertad, dentro de la cual, sin embargo, Sartre sitúa, en toda su dimensión, la voluntad del hombre.

Pero, ¿por qué Sartre expresa la idea de la libertad humana como una condena?

En primer lugar, es importante destacar que Sartre rechazaba la idea de que hubiera un ser superior que determinara el curso de la existencia. Lo cual implicaba que el ser humano era responsable de su existencia, de sus acciones y decisiones, y que, puesto que nada había que prefigurara o definiera su conducta, no estaba atado sino a sus elecciones.

Así, para Sartre el hombre era el responsable absoluto de sí mismo, y, en consecuencia, era el que se inventaba a sí mismo, definiendo, mediante su conducta, sus obras y sus actos, quién era y cuál era el sentido de su existencia.


De este modo, la libertad del hombre, que es parte de la esencia humana, tendría expresión en dos dimensiones: una objetiva, que significa que la libertad es igualmente vivida por todos, y otra subjetiva, según la cual cada quien vivirá de acuerdo a sus peculiaridades.

Oralidad

Al pensar en la oralidad es común relacionarla con el lenguaje hablado, con una manifestación vocal que se exterioriza fonéticamente. Sin embargo, el problema se agudiza si se piensa cuáles son las características socioculturales y sociolingüísticas en que se manifiesta el habla, es decir, al preguntar si un discurso, previamente elaborado por escrito, pertenece al dominio de la oralidad o de la escritura.

Habría, entonces, que responder: a ambos. Haciendo referencia a lo que se conoce como “lengua hablada escrita” o “lengua escrita hablada” según Benveniste. En las investigaciones propuestas por Claire Blanche-Benveniste, se parte por diferenciar lo específicamente oral de aquello que depende de alguna manera de la grafía.

De esta manera se habla de lo que Walter Ong definió como oralidad primaria y oralidad secundaría. La oralidad primaria hace referencias a pueblos en los que no existen sistemas de escritura.

Para investigadores como Havelock, Walter Ong, Benveniste, la oralidad es aquella manifestación fonética que se presenta de forma alejada a la escritura y sus investigaciones, que se desarrollan etnográficamente, describen los rasgos de este tipo de sistema de comunicación. Este grupo de trabajos investigativos, fue llamado la “gran división”.

Como ya se mencionó, la oralidad primaria se manifiesta en pueblos que no poseen grafía, y como tal, han desarrollado sistemas complejos de comunicación, que les ha permitido, incluso, crear una conciencia histórica.

Un ejemplo común son los poemas homéricos, La Odisea y La Iliada, los cuales pertenecen a la historia oral y que fueron transmitidos oralmente, para luego llegar a esta época por medio de la grafía.

Pero, lo que más inquietaba a los investigadores era: ¿cómo Homero había memorizado aquello? O saber si él realmente había existido. Finalmente, Milman Parry, filólogo estadunidense, descubrió algunos rasgos o fórmulas desde las que se manifestaba la oralidad.

Haciendo una lectura de Milman Parry y de lo propuesto por Havelock, Walter Ong propone un número de características que definen la oralidad. Algunas son:

1-.“Acumulativas antes que subordinadas. El discurso oral acude más a la pragmática que a la sintaxis y presenta mayores conectores de tipo acumulativo”.

2-. “Acumulativas antes que analíticas. El discurso oral opta por el uso de un bagaje formulario: términos, locuciones, epítetos. Estas expresiones formularías de las culturas orales se mantienen intactas y no se cuestionan, ni analizan”.

3-. “Redundante o copiosa. A diferencia de la escritura, el discurso oral utiliza la redundancia y la repetición para captar la atención del oyente”.

4-. “Conservadora y tradicionalista. El discurso oral reprime la experimentación intelectual porque sus usuarios dedican gran energía a repetir una y otra vez lo que se ha aprendido arduamente a través de los siglos”.

Por oralidad secundaría entendemos las prácticas orales que dependen de alguna manera del texto escrito: la lectura vocalizada de los poemas homéricos, que han llegado hasta nosotros a través de la grafía, son un ejemplo de esto.

Al igual que los ritos religiosos, cánticos y rezos. Para la “gran división”, la oralidad y la escritura se desarrollan de manera independiente y los estudios de oralidad secundaría se hacen desde el análisis de lo escrito.

Las investigaciones en este campo son aquellas sobre tradición oral, generalmente en el campo literario o litúrgico: las indagaciones sobre la autenticidad de los textos bíblicos o sobre el análisis del discurso religioso.


Los estudios filológicos, permiten, por ejemplo, a través de los textos, identificar algunos elementos sociolingüísticos o socioculturales de alguna época o pueblo determinado.

Calidad Humana

No se puede empezar a escribir sobre calidad sin tener en cuenta que los pilares donde se asienta la CALIDAD con mayúsculas son las personas. Sin éstas, la calidad no adquiere un significado real. 

Las cosas pueden TENER calidad (texturas, sabores, confort, etc.) los lugares pueden TENER calidad (amplios, acogedores, luminosos, etc.) y todo ello está bien. Pero solo  SER de Calidad si el factor humano interviene en ellas.

Cuando hablo de calidad humana me refiero a los valores que una persona debe poseer. Hablo  de respeto, de educación, de espíritu de sacrificio, de espíritu de servicio, de bondad, de amabilidad, de responsabilidad, dulzura, paciencia, compromiso, lealtad, cariño,  etc.

Si pensásemos en el prójimo como aquellas personas que directa o indirectamente reciben el impacto, sufren o gozan en mayor menor medida las consecuencias o repercusiones de nuestros actos, deberíamos ser más cautelosos y más humanos a la hora de realizarlos.

Básicamente todos necesitamos las mismas cosas: alimento para el cuerpo y alimento para el alma. Las necesitamos de forma distinta, es cierto, pero todo se reduce a eso. Y  en la forma en la que recibimos ambos alimentos se encuentra las mil y una diferencias que nos diferencian. Y es en la manera que damos ambos alimentos donde se muestra nuestra condición de humanos.

La Calidad Humana se muestra siempre al DAR y al RECIBIR. Todos somos actores y espectadores al mismo tiempo. 

De todo. Así pues todos hemos de mejorar.


jueves, 2 de mayo de 2019

Decide Tu Rumbo

Imagina que por un momento pudieras saltar a otro plano de la realidad y te sentaras a observar tu vida como un espectador.

¿Crees que te gustaría lo que ves?
¿Crees que te reconocerías y que estarías intrigado por saber cómo sigue tu historia?
¿O piensas que, si fuera una película, tu vida sería de las que apagas a mitad porque te quedas dormido?

Un día me hice estas mismas preguntas y no me gustó mi respuesta. Me encontré viviendo una vida gris, tomando decisiones con prioridades equivocadas y sin ninguna pasión en el día a día. Una vida que podría ser perfecta para otra persona, pero seguro que no podía estar hecha para mí. ¿Cómo podía haber llegado a este punto sin darme cuenta?

Mi yo real aún estaba dentro de mí, escondido en alguna parte, pero en el día a día casi no podía oírme a mí misma. Sabía que estaba haciendo un trabajo con el que no me identificaba y para acallar la voz que no paraba de repetirme que no estaba en el camino correcto, llené mi tiempo de actividades, de listas interminables de cosas pendientes, de personas y de ruido.

Estamos cansados de oír que hoy en día el mundo gira muy deprisa. Que el tiempo es un bien muy valioso y escaso y que estamos demasiado ocupados. Tanto, que la mayoría de las veces no podemos ni siquiera permitirnos parar a preguntarnos hacia dónde nos dirigen nuestros pasos. “– Lo siento – te respondes – no tengo tiempo para eso.”

¿No te parece que antes todo era más sencillo?

De pequeño tenías unos sueños concretos y sabías que para alcanzarlos tendrías que dar una serie de pasos: acabar el colegio, ir a la universidad, viajar… Sin embargo, en algún momento empezaste a dudar de esos sueños y decidiste que por el momento era mejor dejarlos a un lado y centrarte en algo más productivo. La vida es larga – pensaste – ya tendré tiempo más adelante.

Pero ya nunca te permitiste volver a pensar en lo que querías hacer con locura y, cuando lo hiciste, siempre fue de manera melancólica o hipotética. “- A mí me habría gustado ser guitarrero y fabricar las mejores guitarras clásicas del mundo, pero mis padres me hicieron ver que era más práctico que estudiara económicas.” Y dijiste adiós a las guitarras y empezaste a trabajar en un banco.

En algunos momentos de nuestra vida, llevados por algún estímulo que no suele salir de nosotros mismos, tomamos una decisión errónea que nos lleva a un sitio en el que realmente no queremos estar. Otras veces, el camino se complica sin que nos demos cuenta de qué ha pasado y cómo se han ido desarrollando los problemas. Y un día te das cuenta de que no te sientes satisfecho con tu vida y empiezas a pensar que necesitas un cambio. 

Pero el estrés, la rutina y el miedo a lo desconocido te paralizan y al final optas por no hacer nada y sigues recorriendo sin ilusión un camino que sabes que no te gusta y que te llevará a un sitio al que no te apetece especialmente ir.

Lo bueno de este mundo que avanza tan deprisa, es que también viene de serie con palanca de freno. Puedes bajarte en cualquier momento del tren con destino al mundo de otro y subirte en el que quieras. Nunca es demasiado tarde para intentar hacer realidad tus sueños y cambiar de rumbo, si te arriesgas, eres paciente y crees en ti mismo.


Nunca es demasiado tarde para ser la persona que podrías haber sido (George Eliot)

Las Frustraciones

Frustración: definimos el concepto y explicamos cómo evitar caer en sus garras.
Se oye mucho en el día a día, en los medios de comunicación. "El entrenador acabó frustrado al no poder remontar el partido", "Le invadió una fuerte sensación de frustración al no poder lograr ese puesto de trabajo", etc. 

Pero, ¿qué es exactamente la frustración y qué implicaciones tiene para nuestro éxito en el terreno laboral y personal?

El concepto de frustración se define como el sentimiento que se genera en un individuo cuando no puede satisfacer un deseo planteado. Ante este tipo de situaciones, la persona suele reaccionar a nivel emocional con expresiones de ira, de ansiedad o disforia, principalmente. 

Considerando como un aspecto inherente a la vida humana el hecho de asumir la imposibilidad de lograr todo aquello que uno desea y en el momento en que se anhela, el punto clave reside en la capacidad de gestionar y aceptar esta discrepancia entre lo ideal y lo real. 

Así, el origen de la problemática no se encuentra en las situaciones externas en sí mismas, sino en la forma en la que el individuo las afronta. Se entiende, desde esta perspectiva, que la frustración se compone tanto de una situación real ocurrida como de la vivencia a nivel emocional elaborada a partir de dicha situación.

La adecuada gestión de la frustración deviene una actitud y, como tal, esta puede trabajarse y desarrollarse;  la frustración es un estado transitorio y, por ende, reversible. De esta manera, una adecuada gestión de la frustración consiste en entrenar al individuo en la aceptación tanto del evento externo -lo que ha ocurrido- como del interno -la vivencia emocional de ello-.

La frustración puede categorizarse como una respuesta primaria o instintiva. Es una reacción que de forma natural muestra un estado emocionalmente desagradable cuando se da la ocurrencia de una interferencia ante la persecución de un objetivo propuesto. 

Este es el planteamiento que propusieron autores como Dollard, Miler, Mower y Sears en 1938, originando un nuevo campo de investigación sobre esta temática poco explorada anteriormente. La intensidad de la reacción de frustración puede variar sustancialmente, hasta el punto de propiciar afectaciones incluso a nivel cognoscitivo en situaciones de elevada gravedad, como por ejemplo, la aparición de alteraciones en la capacidad de memoria, atención o percepción.

A las personas que de forma usual reaccionan manifestando frustración se les atribuye una característica funcional llamada baja tolerancia a la frustración. Este estilo parece ser más prevalente en la sociedad actual occidental, donde la mayor parte de los fenómenos que la componen se basan en la inmediatez y la incapacidad de espera.


Los individuos que presentan este modo de hacer se caracterizan también por poseer un razonamiento rígido e inflexible, con escasa capacidad de adaptación a los cambios no programados. Por otra parte,  suelen disponer de una serie de cogniciones distorsionadas que no se adecuan a la realidad, debido a la cual interpretan como insoportable el deber lidiar con emociones más desagradables como el enfado o la tristeza y les conduce, por otra parte, a elaborar una serie de expectativas previas alejadas de lo racional, desmesuradas y extremamente exigentes.

Sincerarnos Desde Dentro


Quiero compartir con vosotros una frase que me ha acompañado a lo largo de mi vida y qué seguirá haciendolo durante mucho tiempo:

No somos responsables de quienes somos, pero sí de quienes seremos.

Hay momentos en la vida en lo que te paras a reflexionar sobre dónde estas y hacia dónde vas. Muchas personas empiezan a compadecerse de si mismos de todas las cosas que no hicieron en el pasado y que les ha llevado a la situación actual. ERROR. No se puede cambiar el pasado, no tenemos que enfocar nuestro futuro con ejemplos pasados porque sino cometeremos los mismos errores. Tu situación actual es tan mala como quieras verla, si quieres que sea peor, encontrarás la forma fácilmente. Y lo que es más sorprendente, si quieres que sea mejor también encontrarás la forma fácilmente. Aunque lo mismo te requiere algo más de esfuerzo.

El futuro es incierto, así que tampoco hay que fijarse objetivos a largo plazo y obsesionarse con cumplirlos. La vida cambia, nuestras metas también. Es mucho más importante centrarse en el presente y en uno mismo. El cambio empieza en uno mismo: desde el interior y desde el exterior. 

Si queremos mejorar (¿y quién no quiere mejorar?) tenemos que cambiar como somos por dentro y para conseguirlo tenemos que ser capaces de vernos desde fuera. La autocrítica es fácil cuando se hace de forma subjetiva valorando nuestros puntos fuertes o débiles, pero muy difícil hacerlo de forma objetiva, y es de esta última forma como realmente encontraremos los pasos que queremos dar.

Gracias a nuestra empatía somos capaces de situarnos ponernos en el lugar de otra persona. Esta es una habilidad que resulta de gran utilidad. Seguro que alguna vez has visto a algún jugador de futbol meter un gol, a alguna cantante famosa en un concierto o a Steve Jobs presentando y te has imaginado en su situación, siendo todo un triunfador en la vida. 

Seguramente también lo hayas hecho en situaciones más cotidianas, como en tu trabajo o en clase cuando felicitan a un compañero. Pero, ¿alguna vez te has puesto en el lugar de una persona a la que has encontrado un defecto? Todos tenemos virtudes y defectos, también es importante ponerse en lugar de las personas cuando se equivocan. 

Al igual que cuando nos posicionamos y empatizamos con las virtudes de otro encontrando los puntos de similitud, también podemos encontrar esos puntos de similitud en los defectos. Y sabiendo los puntos que tenemos que mejorar, es todo cuestión de ser introspectivos con nosotros mismos y cambiar nuestra actitud. Se necesitan 21 días para crear un nuevo hábito o cambiar uno ya existente. 

Así que recuerda, no eres responsable de quien eres hoy, pero si de quién serás en 3 semanas.


Peculiaridades

Día a día, maestros y profesores ven en sus salas a esos pupilos que, sentados en las últimas filas, se pasan toda la clase en silencio, abstraídos en un punto de la clase o bien garabateando en secreto en sus cuadernos.

No les complace contestar en voz alta las preguntas ni interaccionar en las lecciones. No marchan de esa forma. No obstante, los centros de educación, e inclusive las universidades, prosiguen valorando al alumno que participa.

Ese estereotipo que vincula extraversión de manera exitosa o bien eficiencia, prosigue muy arraigado en nuestras mentalidades y en nuestra sociedad.

Los expertos en sicología social, por servirnos de un ejemplo, nos señalan que en estas últimas décadas el perfil de la persona extravertida, atractiva mas al unísono egocéntrica y poco sensible a las necesidades extrañas.

Las personas mudas no son necesariamente tímidas. Son pausadas, tienen otro ritmo, otros tiempos y otras necesidades. Para ellas, el planeta, va en ocasiones demasiado veloz y no alcanzan a poder examinar tal como desean cada aspecto, cada detalle.

Pues cada matiz de su realidad debe pasar primero por el filtro de las emociones, y tal delicadez, tal minuciosidad lleva su labor, su lenguaje, su artesanía.

Las peculiaridades de la persona callada y retraída
Piensan ya antes de charlar. Son considerados en el momento de comunicar, saben oír, meditan y después responden.

No les complace la superficialidad. Su foco de interés navega en las profundidades de la realidad, son imaginativos, les agrada relacionar ideas, conceptos, son soñadores y acostumbran a charlar con ellos mismos todo el tiempo.

Las personas mudas acostumbran a caracterizarse por una buena autoconfianza. No se dejan llevar tampoco por creencias extrañas, tienen unos valores sólidos y unas ideas claras.

Prefieren redactar a comunicar. Se sienten más cómodos con la palabra escrita.

Para finalizar, como hemos señalado con previamente, la soledad es un cobijo común en la persona retraída.

No obstante, cabe apuntar que no la procuran como mecanismo de escapada, sino más bien como espacio para recobrar la energía y la claridad cuando el planeta les sobresatura con sus estímulos, sus voces y sus prisas.

Inteligencia Intrapersonal


Despuntar en materias como las matemáticas o el lenguaje es importante, pero puede no ser suficiente para alcanzar un desarrollo personal y profesional adecuado. Sin embargo, si esas habilidades se complementan con una buena inteligencia intrapersonal, que es la capacidad de conocerse a uno mismo y actuar en consecuencia, las posibilidades de tener éxito en el trabajo y encontrarse feliz y satisfecho en el plano personal se acrecientan.evolucionó en los años 80 y 90  el concepto de inteligencia, hasta entonces encorsetado por un enfoque básicamente academicista, con su teoría de las inteligencias múltiples

Anteriormente, se consideraba que el cociente intelectual estaba relacionado únicamente con su rendimiento académico, teniendo en cuenta básica y casi exclusivamente las habilidades matemáticas o del lenguaje.

Gardner abrió ampliamente el concepto de inteligencia, dando cabida a una serie de actitudes que, o bien no se tenían en cuenta al valorar la inteligencia de las personas o, como mucho, se consideraban talentos. Howard Gardner diferenció entre las siguientes clases del inteligencia: intrapersonal o interpersonal (capacidad de interactuar con otros), intrapersonal (vida emocional propia), espacial (visualización), lógico-matemática (inteligencia no verbal, relacionada con el cociente intelectual), musical, lingüística (para discernir y dialogar) y sintético-corporal (deportes, danza, movimientos reflejos).

La inteligencia es la capacidad para formarse un modelo ajustado y verídico de uno mismo y ser capaz de usarlo para desenvolverse en la vida. Este tipo de inteligencia está directamente relacionada, por lo tanto, con el conocimiento de la propia persona y la capacidad de tener una imagen individual precisa y objetiva. También implica tener conciencia de los estados de ánimo interiores, intenciones, motivaciones, temperamentos y deseos y capacidad para la autodisciplina, autocomprensión y autoestima.

La inteligencia intrapersonal es también la capacidad de ver con realismo y veracidad cómo somos y qué queremos, estableciendo prioridades y anhelos personales para de esta forma actuar en consecuencia. Las personas con este tipo de inteligencia no suelen engañarse con respecto a sus propios sentimientos y emociones y saben como respetarlos.

Las personas con inteligencia intrapersonal son capaces de analizar el por qué de sus pensamientos y actitudes, siendo capaces de corregir los comportamientos y acciones que no les convienen. También tienen más posibilidades de tomar elecciones acertadas a la hora de elegir qué estudios cursar o qué trabajos aceptar.

Para lograr el equilibrio emocional es fundamental conocer cómo satisfacer nuestras necesidades emocionales, lo que nos permite calmarnos ante situaciones estresantes y actuar con practicidad y eficacia, evitando que tengamos que tengamos reacciones desmedidas ante determinadas situaciones. Todo esto redunda en la consecución de un marcado bienestar emocional que influye positivamente en el resto de inteligencias, así como en el plano físico.

Ligada a la inteligencia intrapersonal encontramos otro tipo de inteligencia: la interpersonal, que es la capacidad de entender a otras personas, interactuar con ellos y entablar empatía. Las personas con este tipo de inteligencia son capaces de discernir y comprender qué le sucede a otra persona en un determinado contexto. Esto supone una gran ventaja, ya que puede actuar de manera apropiada en relación con los estados de ánimo, las conductas y los deseos de las personas que le rodean en el plano familiar, social y profesional.

Por lo general, quienes poseen inteligencia interpersonal son populares, tienen muchos amigos y tienden a mantener una buena relación con los compañeros de trabajo y con la gente que los rodea. Les resulta sencillo captar las necesidades ajenas y, por lo tanto, reaccionan en consecuencia. Tienen una gran facilidad para encontrar las palabras adecuadas y el comportamiento idóneo para lograr la empatía con su interlocutor, y al leer emociones en los demás pueden adoptar una actitud positiva, puesto que es necesario tener en cuenta lo que la otra persona siente o necesita para lograr una comunicación realmente efectiva.

Una de las claves de la empatía se encuentran en prestar mucha atención al lenguaje no verbal: tono de voz, expresiones de la cara, movimientos del cuerpo, gestos, accesos oculares, etc. En caso que las palabras y el lenguaje no verbal de una persona no concuerden, es conveniente centrarse en cómo se dice algo más que en las palabras que se utilizan para expresarlo.


La inteligencia intrapersonal sumado a la inteligencia interpersonal dan como resultado la inteligencia emocional, una habilidad muy importante para desarrollarse con normalidad, prosperar en el plano profesional y personal y alcanzar un alto grado de bienestar y satisfacción.

Compartir Lo Aprendido


La mayoría de las personas, independientemente de su sexo, edad o condición social, quieren ser felices, sentirse bien con lo que hacen y que su vida tenga sentido. La clave para lograr esto es compartir, lo cual por supuesto incluye compartir tu conocimiento  con otros. 

Cuando se trata de dar, el aspecto materialista de la mente puede llevarte a pensar que si das lo que tienes a los demás no tendrás suficiente para ti. Interesantemente, la generosidad fortalece las relaciones entre los miembros de la comunidad que aprenden a compartir y logran enriquecer sus vidas mutuamente. 

Compartir nuestro conocimiento nos beneficia a nivel individual y colectivo, pero si aún dudas en compartir tu conocimiento con los demás, puede que estos tres puntos terminen por convencerte: 

Cuando compartes tu conocimiento con otros tienes la oportunidad de reforzar aquello que estás compartiendo, de tal forma que terminas por manejar dicho conocimiento aún mejor. Repasarlo una y otra vez cuando lo compartes también te da la oportunidad de reflexionar al respecto. Asimismo, estar en contacto con otras personas con diferentes puntos de vista, historias de vida y habilidades te ayuda a ver el mundo desde otra perspectiva, ampliando tus horizontes. 

Estar en contacto con otros individuos que poseen diversos talentos y personalidades te puede motivar a también aprender cosas nuevas, e incluso puede ocurrir que te motive para dejar algún mal hábito. Convivir con otras personas en un ambiente de cooperación te ayuda a desarrollarte a nivel personal y mantener tu entusiasmo en tus relaciones con los otros. Al compartir tu conocimiento con los otros, también te das cuenta de lo valioso que es aquello que has aprendido. 


Cuando te das cuenta que al compartir con los demás puedes transformar su vida la tuya empieza igualmente a adquirir sentido, ya que obtienes conciencia de tu potencial para influir en el mundo que te rodea y transformarlo. 

Al compartir tu conocimiento con otras personas también les ayudas a que vean posibilidades que de otra manera no hubieran contemplado. 

Las Noticias Falsas


Carlo Ginzburg es considerado el padre de la ‘microhistoria’.

Usted ha dicho que “la arrogante indiferencia hacia los hechos no es algo nuevo”. Como es crítico de la palabra “posverdad”, utilicemos fake news. ¿Cómo analizaría este fenómeno en la actualidad?

La propagación de noticias falsas y rumores que no se basan en hechos es historia antigua. Lo nuevo es el contexto: Internet, que nos está afectando de muchas maneras. La idea es mirar esta nueva realidad sin olvidar los instrumentos forjados durante siglos por los historiadores e incluso por otra gente. Creo que esta noción de posverdad es un desafío. Busco la verdad sin las comillas. Tenemos que develar esa verdad detrás de la llamada posverdad.

También ha dicho que los grandes novelistas del realismo son historiadores de costumbres. ¿Cómo se vinculan la literatura y la historia?

Ha habido una especie de competencia por la representación de la realidad entre, por un lado, poetas y novelistas; y, por otro, los historiadores. Pero también ha habido un intercambio de dispositivos utilizados por ambos grupos. Este intercambio mutuo me parece muy interesante. La etimología de la palabra “ficticio” también lo es: fingo viene del latín y significa ‘moldear’, ‘dar forma’, ‘hacer un objeto’. Podemos decir que lo moldeado es algo que se ha creado, pero no es la realidad en sí misma. He estado reflexionando durante mucho tiempo sobre esta ambigüedad. 

Creo que es muy importante y se vincula con la  idea de fake news, es decir, noticias que son difundidas a través Internet y afectan el comportamiento de las personas. Tenemos que analizar sus efectos

¿Cuáles son los peligros de Internet en el presente inmediato?

Usted habla de la pérdida del vínculo con el pasado, pero ¿también lo serían las múltiples interpretaciones y la perpetuación de lo irrelevante? Pero este no es un fenómeno nuevo. La imprenta también generó este tipo de reacciones: “ahora todo se puede publicar”, “se va a dar lugar a las mentiras”. Lo cierto es que Internet es una tecnología mucho más poderosa y rápida que la imprenta. Por eso me gustaría subrayar su potencialidad. Lo crucial es aprender a usar Internet de manera menos simplista: no solo buscar respuestas, sino también preguntas que, a su vez, nos lleven a otras. Esta no es una alternativa a las bibliotecas. Hay muchos libros en Internet, pero las bibliotecas siguen siendo la principal reserva del conocimiento.

¿Y cómo sería esa forma menos simplista de usar Internet?
Es un poco paradójico. Se dice que tenemos que evitar el ruido electrónico. Al contrario, creo que este es útil. De lo que puede comenzar como algo vago, puede surgir un nuevo conocimiento inesperado. ¿Cómo es posible? Pesan mucho los antecedentes y formación de cada uno, lo que contradice la noción de que Internet es una herramienta democratizadora. Esto se puede enseñar, pero no por Internet. Investigar no es simplemente encontrar una respuesta, la investigación es, sobre todo, encontrar preguntas.

Usted lamenta que los escépticos y los positivistas hayan puesto a la verdad de la historia en el centro de la discusión. Para usted, es mucho más importante el debate sobre la prueba histórica. ¿Qué lugar ocupa esta prueba entre estos dos extremos? ¿Habría que encontrar un equilibro?

No usaría la palabra ‘equilibrio’. Es mejor hablar de una tensión. Y tenemos que encontrar una trayectoria que esté lejos de ser solo positivismo o posmodernismo escéptico. Tenemos que ver la evidencia o prueba histórica como un fenómeno de múltiples capas y aprender a leer entre líneas. Esto es literal respecto a los textos y metafórico respecto a los objetos. La idea es ir más allá de la superficie, que es importante, pero siempre hay algo más profundo. 

Y así volvemos al tipo de análisis que propongo: la microhistoria. Así como con el microscopio, hay que ver más allá.



El Entorno Social


El comportamiento de una persona no puede comprenderse sin el entorno en el que vive y con el que interactúa constantemente porque este entorno ejerce una clara influencia como bien muestra la cultura

En la era de la globalización cuando las tecnologías acortan las distancias, este entorno es mucho más amplio puesto que cualquier persona accede a un montón de información cada día desde diferentes partes del mundo. El ser humano forma parte de una sociedad en la que ocupa un rol determinado. La interacción del individuo con el sistema refleja la vertiente social de la naturaleza humana.

El entorno social más directo es la familia en la que nace un bebé. Además, durante la primera infancia se forjan las raíces de la personalidad de un niño. En ese caso, todo ser humano también interioriza hábitos, costumbres y rutinas a través del ejemplo que ve en sus padres. Esta es una de las razones por las que la educación debe basarse en el ejemplo positivo porque un hecho deja más huella en la mente que una palabra.

El entorno social hace referencia a la integración o inadaptación de una persona desde el punto de vista laboral o social. Para tener una buena integración en el entorno social, cualquier persona aspira a tener un trabajo con el que sentirse desarrollada y poder aportar a la sociedad lo mejor de sí misma.
Un trabajo aporta autoestima, reconocimiento, amor propio y motivación. En cambio, uno de los grandes riesgos del desempleo de larga duración es la exclusión del entorno social porque los problemas económicos también repercuten en el nivel de vida.

Todo ser humano está influido por el momento histórico en el que le ha tocado vivir y por la situación familiar en la que ha crecido. Por esta razón, para poder tener una visión objetiva de una situación social hay que atender al todo pero también a la parte. En este sentido, conviene precisar que una persona está influida por el entorno social en el que ha crecido pero no determinada a modo de causa y efecto porque el ser humano es libre.

Otro de los pilares básicos del entorno social es la educación puesto que el conocimiento es vital para formar personas con formación para un buen desempeño profesional pero también, para tener un buen grado de reflexión y criterio propio en la vida. Una buena calidad educativa es sinónimo de un país desarrollado formado por personas que son felices.

Además, la integración en el entorno social también tiene su reflejo en la amistad que aporta una sensación de pertenencia.



Cultivar La Mente


En la psicología budista, la mente es descrita como un sexto sentido, que se suma a los cinco habituales (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Desde esta perspectiva, del mismo modo que el ojo percibe todo tipo de formas, colores y luces, el oído toda clase de sonidos, y la nariz todos los olores, la mente percibe todo tipo de pensamientos: grandes y pequeños, hermosos y feos, interesantes y aburridos, sabios y ridículos, etc. La mayoría de las personas no se identifican a sí mismas con los colores y las formas que ven, ni con las texturas que tocan. Normalmente no pensamos, por ejemplo: “Soy verde claro” o “soy rugoso”, cuando vemos algo verde o tocamos algo rugoso. Pero los pensamientos, como objetos de la mente, son un poco distintos y, quizás porque son inmateriales e internos, somos más propensos a confundirlos por quienes somos.

Los pensamientos de autoevaluación son particularmente seductores y convincentes. Aparecen en la mente disfrazados de verdad absoluta. Cuando aparecen pensamientos como: “No sirvo para nada”, “No soy querible”, “He defraudado a la gente” o “No tengo remedio”, enseguida nos quedamos atrapados en ellos y los separamos de otros comentarios internos como si fuesen verdades con autoridad. Aunque esto no les ocurra a todas las personas, muchos tenemos la tendencia profundamente arraigada de desestimar las fantasías y otras categorías de pensamientos como fabricaciones de la mente, y, en cambio, tomamos cualquier juicio sobre uno mismo como una verdad absoluta. Esta es precisamente la razón de que el reconocimiento de que los pensamientos no son la realidad pueda brindarnos una gran paz emocional.

Dependiendo de su grado de elaboración, los pensamientos pueden ir de simples movimientos rápidos de energía de la mente, a pensamientos diferenciados, hasta ensoñaciones elaboradas. Tal vez te preguntes: “¿Qué parte de mí es la que sabe que estoy pensando?” Vamos a llamarla “conciencia”. Aunque pueda parecer escurridiza, cuanto más llegues a conocerla y más aprendas a volver a ella y confiar en ella, más feliz serás. La mayor parte del tiempo, los pensamientos simplemente se producen sin ser conscientes de ellos.

La práctica meditativa no implica generar pensamientos voluntariamente, controlar los propios pensamientos ni tampoco manipularlos. Al contrario, supone ser consciente de los pensamientos como pensamientos, dejando que surjan y desaparezcan sin retenerlos ni rechazarlos. Esta capacidad de ser consciente de los pensamientos puede ser usada cada vez que te acuerdes de prestar atención, ya sea meditando o en la vida cotidiana.

Esta conciencia no es algo nuevo que necesites aprender. Ya está ahí y la tienes a tu disposición en cualquier momento, sin importar lo que está ocurriendo. La conciencia está ahí de forma natural, pero puede pasar inadvertida durante toda una vida, por lo que es necesario explorarla y conocerla experiencialmente.


A medida que te familiarices con tu conciencia, te darás cuenta de que se puede convertir en tu refugio último, un lugar natural de equilibrio para la mente y el corazón, con una capacidad ilimitada para encontrarse con la experiencia y abrazarla.

Cuando No Hacen Falta Las Palabras

Acumulamos palabras para decir lo que sentimos pero muchas veces no encontramos cupo suficiente para ello, no hay ninguna frase que nos haga sentirnos comprendidos por más que busquemos en el diccionario de nuestra mente. En ocasiones solo hace falta  encontrar esa foto que nos traslade a un sentimiento mejor, descubrir un poema que empatice con nuestra situación, una guitarra para disminuir la tensión, buscar una mano que nos acaricie el corazón o acortar distancias entre nuestro oído y la voz de un amigo.

Con razón decimos que en ocasiones “sobran las palabras”, que «con un gesto basta» y que «hay imágenes que valen más de mil palabras». Muchas veces nos cuesta encontrar conceptos para ponerle nombre a lo que sentimos, nos supone un reto ordenarlos y crear una descripción que resulte cohesionada para el oído ajeno y acertada para el propio.

A veces es una canción, esa que suena de pronto en la radio y que alegra un mal día, esa a la que recurrimos como alimento básico y no perecedero de nuestra alma, esa letra que se guía de música y que se convierten en unas palabras prestadas que encajan en nuestra situación y definen lo que nos ocurre sin conocernos.

Otras veces es un abrazo que se recibe en el momento preciso, ese en el que andabas ojeando en el diccionario como expresar lo que sientes. Abrazos que son salvavidas en el mar de las emociones. Abrazos que definen a quien los da, que cohesionan las partes de quien lo recibe y llenan de significado el momento.

Puede ser el silencio el que nos de las respuestas. La ansiada explicación deja de interesar cuando te encuentras contigo mismo, cuando levantas tu piel y descubres del fuerte material del que estás hecho.

Otras veces es una sonrisa, un conversar sin prisas, una mirada que te da cuenta de que no eres invisible, un oído que se posa en tu pecho y comprende lo que te sucede solo con oír los latidos de tu corazón.

En muchas ocasiones es esa persona que llega a ti en forma de regalo sin envolver, y que con su mezcla de gestos, palabras e historias en común, te inspira y ayuda a reordenar el discurso de tus emociones.

Por más que nos empeñemos, las palabras no son suficientes, y más que protagonistas son complemento. Las palabras son necesarias, pero el grado de empatía, nuestro efecto en los demás, no depende de la facilidad de oratoria, sino del saber mirar a través de la piel, de saber abrazar con una mirada y de ser el resultado más protagonista que la acción.

Que un discurso tenga calidad no asegura su éxito. El éxito depende de la conexión entre tus palabras y el corazón oyente (siempre he pensado que el éxito de mis textos se define por el efecto que provoca en vosotros y eso os aseguro que no depende solo de las palabras).


No te asustes si no encuentras ideas que definan lo que sientes, porque puede que la definición esté en un abrazo, en una canción o en un oído amigo.

Palabras Y Conductas


Aquellos que están llenos de vanidad con la codicia penetran en una corriente que les atrapa como la tela que la araña ha tejido de sí misma. Por esta razón, el sabio corta con todo ello y se aleja abandonando toda tribulación (Dhammapada)

Hay días en que uno se levanta y si no tiene bien puestas las orejeras puede ocurrir que caiga fulminado por el torrente de noticias envueltas en crisis.

Más o menos, casi todos nos hemos dado cuenta de que el origen de muchos desajustes actuales que afectan a nuestras circunstancias materiales cotidianas está en males anteriores, y que esos males tienen mucho que ver con la falta de valores éticos.

Caramba, qué coincidencia.

Los que creemos en la filosofía siempre hemos pensado que son los valores éticos los que conforman nuestra identidad como seres humanos y en su cultivo está la raíz de las soluciones que se manifestarán, igual que su ausencia fue la raíz de los problemas que afloran ahora a la superficie. Puede la filosofía, también, servir para encontrar una buena brújula para navegar en las procelosas aguas de la vida.

Esto, que suena tan rimbombante, no es ni más ni menos que lo que todo ser humano ansía interiormente por naturaleza, porque todos necesitamos saber para qué hemos venido a la vida, y si no queremos declararlo así, por lo menos nos gustaría tener un pequeño manual práctico de cómo ir capeando aquellas situaciones que nos provocan inquietud, esa inquietud que no es material, y que nos demanda insistentemente una meta que nos impulse hacia adelante y nos anime a no dejarnos aplastar por las olas cotidianas que ofuscan nuestra visión del horizonte.

Hemos conocido tiempos llenos de palabras. El mundo ya ha visto a dónde nos conducen. Es el tiempo de pasar a las acciones, pero no a las que son fruto del miedo, la inquietud, la desesperanza o el resentimiento. Es tiempo de reflexionar por un momento qué es lo verdaderamente importante, y sobre todo, qué es lo que depende de nosotros mismos, algo en lo que insistieron tanto los estoicos. Tal vez podamos evitar el sentido trágico de nuestro momento e interpretar nuestro papel lo mejor posible, tal como nos sugirió el gran Epicteto.

Lo pasado ya pasó. Hemos de aprender a diferenciar las situaciones que no dependen de nosotros de aquellas otras en las que sí podemos ser protagonistas activos. Todo ello redundará en una mejor vida para todos. Tal vez no seamos más ricos, o no tengamos tantas comodidades materiales, pero sabremos qué camino hemos de tomar ante las adversidades. Curiosamente, en la filosofía de los textos clásicos hay recetas que todavía no han caducado. ¿Qué tal si las echamos un vistazo?

Mejor que mil disertaciones, mejor que un mero revoltijo de palabras sin significado, es una frase sensata, al escuchar la cual uno se calma (Dhammapada)



Tiempos Modernos

“Tiempos Modernos” es una película protagonizada por el famoso  actor Charles Chaplin, en la cual a través del humor trata de mostrar lo que es la realidad de la vida en la época de la gran depresión bajo el contexto de la industrialización y la producción en cadena.

A pesar de que este largometraje se realizó en el año de 1936, parece que el título y la temática de la cinta siguen vigentes en pleno siglo XXI, en virtud de que en cada una de las escenas se plantean problemáticas que continúan latentes y constantes en la sociedad, tales como: el trabajo por medio de las maquinas en remplazo por el hombre, la producción en masa, el desempleo, las huelgas, el hambre, la pobreza e injusticia social.

Por ejemplo: Cuando el obrero, cuasi-demente Charlot (interpretado por Charles Chaplin) al inicio de la película está girando las tuercas sin hacer uso de  razón y realiza su trabajo a diestra y siniestra, sin importar que se encuentre en su camino. Esta escena es muy ilustrativa en cuanto a la similitud y acercamiento que hay de los seres humanos a entes sin pensamiento y que realizan el trabajo cual “burros de carga” dejándose manipular como “ovejas de rebaño” sin cuestionar, y obedeciendo a toda orden (Cualquier parecido con la realidad del pueblo mexicano es mera coincidencia).

Asimismo las condiciones laborales en las que se halla el protagonista son paupérrimas e inhumanas, se resalta en la película como a los trabajadores se les explota a tal grado que no tienen tiempo para pensar, comer o simplemente fumar un cigarrillo. Esta situación es debido a que el trabajador está oprimido y presionado por alcanzar su objetivo que es producir más a un bajo costo, incluso estas condiciones laborales provocan que los obreros se enfermen como en el caso de Charlot que sufre espasmos nerviosos y tiene que ser llevado a un nosocomio para ser atendido y recibir terapias de recuperación. Sin embargo, me pregunto, ¿Cuántos trabajadores en el día a día tienen la posibilidad de acudir al galeno para atenderse de sus múltiples enfermedades por trabajar en las fábricas con las más ínfimas condiciones laborales? Sinceramente creo que la respuesta es que a todas luces es mínima la cantidad de obreros que tienen acceso a la seguridad social y mucho menos a la posibilidad de llevar una vida digna y decorosa.

Habría que decir también que hay una escena que me hace recordar el famoso libro de George Orwell “1984”, ésta es cuando Charlot pretende tomar un descanso de su agotador trabajo y no lo puede hacer porqué hay pantallas de televisión que lo intimidan para no hacerlo. Algo similar sucede en el libro de Orwell con el “Gran Hermano”, además esta novela nos muestra a las sociedades modernas que reproducen actitudes totalitarias y represoras, tal como sucede en la cinta en la escena de los huelguistas que son reprimidos por la fuerza del Estado.

Por otro lado, del texto El Derecho del trabajo en el cine: A propósito de Tiempos Modernos de Joaquín García Murcia quiero destacar el análisis que hace de la película cuando menciona que las dos grandes preocupaciones del hombre moderno son: el consumo como razón de la existencia y el trabajo como puente de acceso a los servicios y bienes materiales. Pues ahora, el valor de las personas y sus relaciones sociales se miden a través de un “vanorómetro” que nos indica que una persona vale por la cantidad de bienes materiales que tiene, por la marca de ropa y de celular que utilice y todo tipo de vanidades que se acercan al infinito.

Se supone que actualmente vivimos en tiempos modernos y hemos dejado atrás la barbarie y el salvajismo. Ahora en todo impera el uso de la razón y vivimos mejor que como lo hacían nuestros abuelos, sin embargo hay que cuestionar hasta que punto este supuesto uso de la inteligencia y de raciocinio nos han llevado a las guerras, a las hambrunas, a la explotación del hombre y a toda una serie de hechos que hacen dudar acerca de la razón.

Para finalizar este escrito, hago la siguiente reflexión: Los seres humanos siempre han estado buscando la felicidad, la libertad y todo aquello que se considera deseable y bueno, hemos llegado a pensar que estamos a nada de alcanzarlo, no obstante estos objetivos están en una carrera en la que los hombres los está persiguiendo como si fueran caballos galopando detrás de una zanahoria que tienen colgada en el cuello a modo de incentivo para correr más rápido.