jueves, 2 de mayo de 2019

Peculiaridades

Día a día, maestros y profesores ven en sus salas a esos pupilos que, sentados en las últimas filas, se pasan toda la clase en silencio, abstraídos en un punto de la clase o bien garabateando en secreto en sus cuadernos.

No les complace contestar en voz alta las preguntas ni interaccionar en las lecciones. No marchan de esa forma. No obstante, los centros de educación, e inclusive las universidades, prosiguen valorando al alumno que participa.

Ese estereotipo que vincula extraversión de manera exitosa o bien eficiencia, prosigue muy arraigado en nuestras mentalidades y en nuestra sociedad.

Los expertos en sicología social, por servirnos de un ejemplo, nos señalan que en estas últimas décadas el perfil de la persona extravertida, atractiva mas al unísono egocéntrica y poco sensible a las necesidades extrañas.

Las personas mudas no son necesariamente tímidas. Son pausadas, tienen otro ritmo, otros tiempos y otras necesidades. Para ellas, el planeta, va en ocasiones demasiado veloz y no alcanzan a poder examinar tal como desean cada aspecto, cada detalle.

Pues cada matiz de su realidad debe pasar primero por el filtro de las emociones, y tal delicadez, tal minuciosidad lleva su labor, su lenguaje, su artesanía.

Las peculiaridades de la persona callada y retraída
Piensan ya antes de charlar. Son considerados en el momento de comunicar, saben oír, meditan y después responden.

No les complace la superficialidad. Su foco de interés navega en las profundidades de la realidad, son imaginativos, les agrada relacionar ideas, conceptos, son soñadores y acostumbran a charlar con ellos mismos todo el tiempo.

Las personas mudas acostumbran a caracterizarse por una buena autoconfianza. No se dejan llevar tampoco por creencias extrañas, tienen unos valores sólidos y unas ideas claras.

Prefieren redactar a comunicar. Se sienten más cómodos con la palabra escrita.

Para finalizar, como hemos señalado con previamente, la soledad es un cobijo común en la persona retraída.

No obstante, cabe apuntar que no la procuran como mecanismo de escapada, sino más bien como espacio para recobrar la energía y la claridad cuando el planeta les sobresatura con sus estímulos, sus voces y sus prisas.

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