jueves, 13 de junio de 2019

Una Lección De Vida

Cuando te diriges a otras personas, empleando tonos despectivos, como: “qué se piensa ese que es”, deberías, previamente, intentar responderte algunos interrogantes relacionados con tu propia persona, claro que, para llegar a este punto, es necesario que poseas un mínimo de capacidad autocrítica, cualidad ésta, que de acuerdo a lo que se puede apreciar a simple vista, no tienes ningún interés en cultivar, sobre todo, cuando se tiene una tendencia natural a todo lo vulgar y mediocre, cuando la soberbia y la vanidad, que manan a raudales de tu ser interior, apenas pueden ocultarse tras tu apariencia de “niña bonita” ,apariencia que bruscamente se desvanece a la menor contrariedad de cualquiera de tus caprichos.

Se pueden tener caprichos eso no está mal, también se pueden anhelar o ambicionar, como es tu caso, un sinnúmero de cosas que otros tienen o dicen que tienen, a tu edad todo es posible, puedes defender tu espacio con uñas y dientes, tener más libertad de acción, no rendir cuentas a nadie de tus actos, etc. etc., todo eso puede ser… pero:

Cuando uno pretende transitar por los senderos de la “autosuficiencia” en el sentido de poder hacer “ todo lo que se le antoja” debe primero aprender algunos principios básicos que hacen a la convivencia entre humanos supuestamente civilizados, debes comprender que el ser humano es esencialmente un ser social, y esto no es simplemente una frase aprendida en alguna lección de sociología, nuestra condición, salvo muy raras excepciones, sencillamente no puede desarrollar todo su potencial a menos que se interrelacione con los demás miembros de su especie, aprendiendo, paso a paso, las leyes que regulan esa convivencia.

Personas como tú, quizás piensen que las leyes y las normas, dictadas mucho tiempo antes, de que los ovarios fecundados de tu madre, permitiesen tu irrupción al mundo de los seres vivos, no son otra cosa que restricciones arbitrarias, imposiciones de los más viejos, cuya finalidad tiene como único objetivo, el de pretender imponer su vetusta voluntad, sobre los que, como tú, son jóvenes, inteligentes, informados, modernos, y por ende, mejor dotados para tomar sus propias decisiones, sin depender de nada ni de nadie.
Hay Señor: ¡Cuánta ignorancia!

Vivimos en un planeta llamado Tierra, el cual, como todos hemos aprendido, forma parte de un sistema al que los científicos han llamado “sistema solar”, también nos han dicho, que este sistema solar, forma parte de una galaxia, y que incontables millones de éstas galaxias se interrelacionan armónicamente conformando nuestro Universo.

Este insignificante punto en la inmensidad del espacio, llamado Tierra, en el cual vivimos, también está regido por leyes, la de la gravedad, por mencionar una, la cual determina, entre muchas otras cosas, que todos los seres vivos, que habitamos su superficie, estamos literalmente, aprisionados a su suelo, desde el gusano que repta y orada sus entrañas, hasta el águila majestuosa, que surca con su vuelo las cumbres de las montañas.

Por qué menciono esto, por la sencilla razón de pretender demostrar que no existe ningún lugar en el universo donde no se respeten los espacios, tanto individuales como colectivos, y este equilibrio armónico sólo es posible, cuando cada uno de los actores cumple con la finalidad de su propia esencia y razón de ser, aquí y ahora, asumiendo las responsabilidades inherentes a la cohabitación en un mundo que nos cobija a todos, en la convivencia pacífica de todos los seres vivos, existen reglas que regulan y garantizan derechos y obligaciones, nadie, absolutamente nadie, puede exigir el respeto de los demás si en contrapartida no está dispuesto a respetar y salvaguardar el derecho de todos y cada uno.
Esto que te estoy diciendo, si aún no lo haz aprendido, se denominan principios básicos de convivencia, el desconocimiento de los mismos, no nos exime de su vigencia, sólo demostrará el grado de desviación que hayamos alcanzado en la ruta que nos conduce a nuestra propia realización, cuánto más tardemos en comprenderlo, mayor serán las posibilidades de frustración, este es un camino donde no existen atajos ni desvíos, ciertamente, por el bien de nuestra propia especie, no deberíamos pretender que alguien realice alguna tarea, por sencilla o compleja que nos parezca, que podamos estar capacitados para efectuarla por nosotros mismos.

Y esto no es por puro egoísmo, todo lo contrario, es la ley de la vida, la misma ley que impulsa a los pájaros a expulsar a sus pichones de sus nidos, una vez crecidas suficientemente sus alas, para que aprendan a volar por sí mismos y sobrevivan.

De manera que, si ya haz testado la fortaleza y longitud de tus propias alas y consideras que estás en condiciones de volar libremente, adelante. Pero… Cuidado!
Las aves no se arrojan solas al vacío, ni se separan de su grupo, permanecen juntas y se protegen mutuamente.

Hablando en términos tecnológicos, imagínate una gran aeronave, dotada de todos los elementos necesarios para garantizar la mayor seguridad en su desplazamiento por el espacio aéreo, piensas que esta majestuosa aeronave, ¿prescindiría de su contacto con la Torre de Control? ¿Viajarías tú en una aeronave, por mejor equipamiento que posea, si su piloto se comportara de tal manera? Sin duda que eres lo sufrientemente inteligente como para no cometer semejante imprudencia.

Cuánto más experimentado sea el piloto, mayor serán las precauciones que tome al pilotear su nave.

Te has puesto a pensar, que tú también eres un piloto, que estás pretendiendo conducir la nave de tu propia vida por los caminos desconocidos del porvenir, me viene a la mente, las palabras del poeta Antonio Machado, el cual sabiamente nos dice: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

El tiempo que llevamos compartiendo algunos espacios de nuestras vidas, me ha permitido captar algunas señales – sería prácticamente imposible pretender captarlas todas- señales que hacen a tu entorno, a tus preferencias e inclinaciones, a tu escala de valores, tales como los referidos a la cultura, al cultivo del lenguaje, la solidaridad que es fruto del grado de empatía que hayas desarrollado, sobre todo en lo que se refiere a tu entorno familiar, la ausencia de gratitud por todas las cosas que recibes a diario, el uso y abuso de todo lo que está a tu alcance sin importar su origen, tu vanidad y egocentrismo, etc. etc.

Estas señales que emites, las cuales, como te digo, he podido captar, me permiten percibir, que estamos ante la presencia de un ser, que no obstante, poseer potencialmente, digamos en el plano aún carente de cultivo de tus aspiraciones personales, corre el serio riesgo de convertirse en algo un tanto desagradable, una personita fútil, superficial y vanidosa, a la cual es mejor evitar.

Entonces, ante tu pregunta, un tanto despectiva, de ¿quién se piensa este que es? Cuando te diriges a otras personas, que quizás no compartan plenamente tus tan particulares puntos de vista, correspondería que previamente estuvieses en condiciones de formular juicios de valor sobre tu propia persona, y te respondas con sinceridad, ¿quién pienso que yo soy?

Tal como lo he mencionado antes, el valor que cada uno se pueda dar a sí mismo, está directamente relacionado, con el grado de desarrollo que haya alcanzado, en su capacidad de reconocer las innumerables acciones, que, día a día, son realizadas por personas de nuestro entorno, sin reclamo alguno, con la única finalidad de colaborar, para que nuestra propia vida, sea mucho más placentera,
de lo que sin duda sería, si ellas no estuviesen allí, para hacer que las cosas realmente sucedan.

Acciones tales como: Darte afecto, proporcionarte y servirte los alimentos que consumes, el abrigo que te cobija, los recursos que demandas para satisfacer tus necesidades, etc. etc.

Una lista enorme de bienes y servicios que diariamente consumes, que demandas que se te brinden, por la sencilla razón, que te consideras con el derecho de demandarlos, sin que te sientas con la elemental obligación de agradecer y si es posible, retribuir.

Si miras con atención tu entorno, podrás ver, aunque hay un dicho muy sabio que dice, “ no hay peor ciego que aquel que no quiere ver” que prácticamente no existe ninguna cosa de las que demandas día a día, que provengan de tu propio esfuerzo, en realidad se puede decir que eres tan dependiente de los demás, como lo podría ser una persona inválida, tu por ti misma, no aportas ningún valor, no agregas nada, sólo reclamas, ¿crees tú que mereces lo que a diario recibes?

¿Piensas que el simple hecho de que son tu familia obliga a los que conviven contigo a dar y dar, sin recibir ningún tipo de reconocimiento por lo que hacen?

Las personas que realmente te aman, están allí, siempre dispuestas a extenderte sus manos, pero debes entender, que esas personas tienen un gran valor en sí mismas, han aprendido que los milagros, no se piden ni se reclaman, simplemente se producen.
Ellos son los hacedores de la vida diaria, los que transforman dedicación y sacrificio en obras de invalorable valor, los que permanecen ignorados, ajenos al reconocimiento y a la gratitud.

Vivimos en un mundo de consumo, estamos permanentemente en acecho, buscando, como lo hacen las fieras en medio de la jungla, consumir, consumir, es la consigna de la hora.

Lo que anhelamos hoy, puede ser descartable mañana, siempre habrá algo que despierte nuestro deseo de consumir, todo esto ocurrirá, hasta que llegue el día en que la calesita de la vida se detenga y nos tengamos que descender de ella, es en este punto trascendente de nuestra efímera existencia, cuando nos damos cuenta de la naturaleza del valor, de aquello que hemos dilapidado, despreciado o simplemente ignorado.

Lo del principio, cuando te refieras a los de tu entorno, te sugiero que sustituyas los gestos despectivos, por sentimientos de afecto, por reconocimiento y gratitud, porque ellos están allí, no para ser consumidos y descartados, sino para darle sentido humano a cada día.

Si hoy, no le encuentras sentido a mis palabras, la esperanza de un mañana en que sí puedas entenderlas, permanece.


La Economía Del Pueblo


El Derecho y La Justicia, La Ética y la Moral:

Haremos de este relato un cuento corto, una simple reseña de acontecimientos lo suficientemente explícitos como para ayudarnos a entender un poco mejor, los cómo y los porqué, ocurren las cosas que ocurren, acciones que se desarrollan en nuestro entorno y que sin embargo, no obstante ser obvias, escapan al registro crítico de quienes las compartimos.

Una constatación flagrante de que la ética de los principios enunciados, se diluye en las acciones reales de la convivencia, moral es esencialmente, costumbre, la forma de hacer y entender lo correcto, como una respuesta práctica a la realidad posible.

Comenzaremos con Silvia, una mujer de mediana edad, que un día decidió hacer lo que muchas de sus conocidas, incluida su propia hermana, habían hecho, independizarse montando su propio negocio, de manera que buscó un local acorde a sus necesidades locativas, se proveyó de mercadería viajando con sus colegas a Buenos Aires , siguiendo una ruta segura, con los pasajes de frontera asegurados a un precio razonable, y como alternativa de aprovisionamiento viajaba cada dos semanas a Uruguayana, frontera entre Brasil y Argentina o a Ciudad del Este en Paraguay.

De esta manera se constituyó en empresaria de hecho, los trámites formales de inscripción quedarían para más adelante, cuando las circunstancias se lo permitieran, cuando sus costos operativos le dejasen un margen suficiente como para poder absorberlos.

Cuando las cosas mejoraron, buscó a alguien para que la ayudase y así, de un plumazo, sintió que además de empresaria era una patrona, tenía a alguien bajo su autoridad, alguien a quién tratar como había sido tratada ella en el pasado, había llegado el momento de mandar a otra persona, a quién la dependencia del salario obligaba a obedecer, a limpiar el local si había que limpiar, a hacer los mandados, cualesquiera que fuesen, y obligarla a estar a su orden todo el tiempo que entendiera necesario, ¿Cuántas horas? Todas las posibles, y si a la empleada no le gustaba, que se fuese nomás, no iba a faltar otra candidata que necesitara trabajar, así había sido con ella y así actuaba, no encontraba en su proceder nada anormal o censurable, otra vez, moral es fruto de la costumbre.

De esta forma, Silvia se vinculó con Mabel, su empleada para todo servicio, ambas decían que eran amigas, no obstante , cuando una se refería a la otra, en los círculos sociales que frecuentaban, los epítetos utilizados, dejaban entrever el descontento a duras penas contenido, es que hablar mal de un empleado y quejarse de lo que hace, es considerado natural entre los patrones, como así mismo , decir que un patrón, es un desconsiderado y explotador, es una reacción lógica de quienes desarrollan tareas en relación de dependencia. 

Ahora, pensar en agremiarse Silvia, a la asociación que agrupa a los comerciantes, ni hablar, eso es también parte de la marginalidad, al igual de Mabel, ella reclama sus derechos, pero no es capaz de recurrir al sindicato que la defienda y represente.


Tanto los unos como los otros, esgrimen sus razones, se quejan y reclaman del sistema, se sienten parte de la sociedad, son parte de la economía informal, sus ingresos se integran al gran caudal que mueve los mercados, son como pequeños diques de contención que provocan la sangría constante de los recursos previstos por la política fiscal de los gobiernos de turno, los atajos que han tomado les provee en lo mediato, pero sin que lo hayan premeditado, sin que tengan la intención de provocarlo, son parte de la gran hipoteca que les condiciona el futuro.

Es que historias de vida como las descriptas en este artículo, son aspectos de un mismo entramado social, una demostración de que informalidad y subdesarrollo, son hermanas gemelas, hijas de la improvisación del gobernante, que, dicta las normas con una mano, y las borra con el codo de la indiferencia a la realidad social que les circunda.

Hablemos De Economía

Cuando se tratan temas relacionados con la economía, la mayoría de los mortales pensamos, debido a la tremenda importancia que los hechos económicos han adquirido, que el manejo de esta disciplina, conocida como la reina de las ciencias sociales, debe estar en manos de especialistas en la materia y que solamente éstos “iniciados” son los únicos que pueden emitir una opinión autorizada al respecto.

La relevancia adquirida por la economía en la vida de las naciones ha otorgado superpoderes a quienes tienen la responsabilidad de conducir la orientación de la misma, convirtiéndolos en verdaderos “popes”, referentes ineludibles a la hora de tomar decisiones en cualquier área de actividad de un país.

Lo que hace la diferencia en economía, es la intervención del poder político, por eso, cuando hablamos de economía, siempre nos referimos por extensión, a la expresión, 
 “ que tipo de política económica aplica tal o cual gobierno”.

Es el gobernante que interviene en la economía, - no precisamente para cambiar sus enunciados desde el punto de vista de su aplicación como ciencia - sino que todo gobierno, como responsable del bienestar de la sociedad en su conjunto, es quien tiene el deber de orientar su programa económico a la satisfacción de las necesidades de todos los sectores que la componen, evitando la captura del Estado por intereses corporativos cercanos al poder de turno. 

Es de absoluta responsabilidad del gobernante – el político- asegurarse de que en los ciclos de crecimiento económico se puedan generar los recursos que permitan enfrentar con éxito los inevitables ciclos de contracción de la misma – que ciertamente se han de producir – debe instrumentar salidas para impedir que éstos ciclos negativos se extiendan en demasía, y sobre todo, asegurar que los resultados positivos del crecimiento económico – cuando éstos se alcanzan - no se concentren en determinados sectores de privilegio, sino que a través de su política social y fiscal, debe lograr una distribución de la renta nacional, lo mas justa y equitativa posible entre toda la sociedad.

En países con crisis macro recurrentes , que por efecto de la globalización sufren las consecuencias directas e indirectas de los resultados de la economía mundial, muestran un crecimiento inferior al de países estables, es necesario la consolidación de acuerdos regionales que fortalezcan la apertura al comercio internacional.

Esto no sólo genera ganancias de bienestar para los consumidores, sino que permite aprovechar las economías de escala derivadas del acceso a mercados de mayor tamaño y favorece la búsqueda permanente de mayor eficiencia. 

Sin duda, el poder político es responsable ante la sociedad toda, de defender sus intereses, y debe orientar su política económica a la búsqueda del desarrollo social, poniendo énfasis en mejorar las tasas de desempleo, invertir en salud, educación, y actualización de su tecnología.

Toda política económica debe tener claras sus prioridades y todo ciudadano, cada elector, debe exigir de sus gobernantes una información seria y responsable, evitando el manejo de esta disciplina como algo privativo de ciertos especialistas en la materia, algo inaccesible al conocimiento del ciudadano común, al cual no se le brinda ninguna explicación en un lenguaje entendible, franco y sincero. 

La sociedad debe reclamar al gobernante, definiciones precisas sobre su política social, cuando éstas políticas se asumen y se incorporan al plan de gobierno, deberán condicionar la orientación económica y fiscal, subordinándolas al compromiso social contraído. 

Economía y política se unen en la búsqueda del bienestar social, el orden de los factores en este caso altera el producto, no es la sociedad la que está al servicio de la economía y la política fiscal, sino que éstas son las herramientas a utilizar para alcanzar los objetivos que la sociedad se ha propuesto, entender este principio es fundamental. 

¿Podrá haber en los próximos años una tarea más prioritaria para el sistema político?.

Orígenes:


Evo: Dícese de aquello que es sin principio ni fin.

Hubo una vez, en que las inteligencias, carentes aún de organización, pugnaban unas contra otras.

En medio de la disputa, algunas de ellas, comenzaron a emitir ondas sonoras de intensa vibración, con la finalidad de imponer su criterio sobre las otras, lo que fue respondido con una reacción similar por parte de las demás.

A medida en que aumentaba el descomunal ruido, se dice que las menos desarrolladas aunaron esfuerzos en virtud de sus posibilidades acústicas generando tal estrépito que nadie podía siquiera lograr la mínima concentración.

Tal estridencia generó el caos entre ellas, y de este caos surgió el desorden jamás conocido anteriormente.

En medio de tal desorden no pudo establecerse el control y su ausencia dio lugar a que se instalase entre ellas la no conocida hasta entonces imprudencia.

La imprudencia trajo consigo la ausencia de límites.


Fue entonces que: El caos, el desorden, la ausencia de control, la imprudencia y la absoluta carencia de límites, colapsaron de tal forma que ya nada podía impedir que se produjese,  lo que los científicos modernos han denominado, La gran explosión, que como todos sabemos, se piensa, que haya sido la causa originaria del universo.

miércoles, 12 de junio de 2019

Por Quién Doblan Las Campanas

Para quienes cultivamos desde siempre el concepto de humanismo “universal” es decir,  el hombre como modelo de evolución y desarrollo de sus facultades creativas, sentimos en lo profundo de nuestro ser el dolor indescriptible, las pérdidas humanas irreparables tan abruptamente truncadas por una guerra que arrasa con todas nuestras más nobles expectativas de alcanzar en un futuro mediato la convivencia pacífica de nuestra especie, compartiendo los principios fundamentales de Igualdad, Fraternidad y libertad.

Quizás, o tal vez, sin quizás, el hecho de sentir en carne propia la insania de esta guerra fratricida nos permita comprender mejor todo lo que ocurre a nuestro alrededor aunque estos hechos ocurran “a nuestras espaldas” amparados por la desinformación y la notoria “falta de interés” de los medios informativos de describir estos hechos con el rótulo de “noticia” cuánto menos sabemos más nos refugiamos en la ignorancia, y sabido es que aquello que no se divulga como noticia simplemente no existe.


Volvemos a lo del título de esta nota, a la pregunta: ¿por quién doblan las campanas? Nuestra respuesta no puede ser otra que esta: Las campanas doblan llamándonos la atención, doblan transmitiendo el dolor de lo irreparable,  por la vida humana tan valiosa, doblan por la vida de un niño extinguida a orillas de una playa en Turquía, en definitiva, doblan por ti, por mí y por toda nuestra especie.

La Filosofía De Krishnamurti

El conocimiento propio no depende de ninguna fórmula. Uno puede ir al psicólogo o al psicoanalista para descubrir lo que uno es, pero eso no es conocimiento propio.
El conocimiento propio surge cuando nos damos cuenta de nosotros mismos en la relación, la cual nos muestra lo que somos de momento en momento.
La relación es un espejo en el cual nos vemos tal como realmente somos.

Sin embargo, la mayoría somos incapaces de mirar lo que somos en la relación, porque de inmediato empezamos a condenar o justificar lo que vemos. Juzgamos, valoramos, comparamos, negamos o aceptamos, nunca observamos realmente ‘lo que es’, y para casi todos parece que esto es algo muy difícil de hacer
.
Sin embargo, observar “lo que es” es en sí mismo conocimiento propio.

“Si hemos de crear un mundo nuevo, una nueva civilización, un arte nuevo, no contaminado por la tradición, el miedo, las ambiciones, si hemos de originar juntos una nueva sociedad en la que no existan el «tú» y el «yo», sino lo nuestro, ¿no tiene que haber una mente que sea por completo anónima y que, por lo tanto, esté creativamente sola? Esto implica, ¿no es así?, que tiene que haber una rebelión contra el conformismo, contra la respetabilidad, porque el hombre respetable es el hombre mediocre, debido a que siempre desea algo; porque su felicidad depende de la influencia, o de lo que piensa su prójimo, su gurú, de lo que dice el Bhagavad Gita o los Upanishads o la Biblia o Cristo. Su mente jamás está sola. Ese hombre nunca camina solo, sino que siempre lo hace con un acompañante, el acompañante de sus ideas. ¿No es, acaso, importante descubrir, ver todo el significado de la interferencia, de la influencia, ver la afirmación del «yo», que es lo opuesto de lo anónimo? Viendo todo eso, surge inevitablemente la pregunta: ¿Es posible originar de inmediato ese estado de la mente libre de influencias, el cual no puede ser afectado por su propia experiencia ni por la experiencia de otros, ese estado de la mente incorruptible, sola? Únicamente entonces es posible dar origen a un mundo diferente, a una cultura y una sociedad diferentes donde puede existir la felicidad.” El libro de la vida de Khrishnamurti

Hace unos cuántos días que vienen a mi mente las palabras de Krishnamurti las cuales había oído por primera vez en Montevideo, en la época de mis años jóvenes, recuerdo que participé invitado por amigos a una conferencia que se realizaba en la Sociedad Teosófica y como incursionábamos en el estudio de La Filosofía, en la Facultad de Humanidades y Ciencias, en el viejo local de la calle Juan Lindolfo Cuestas, encontramos muy interesante la concurrencia.

Recuerdo que la primera impresión que tuve ante este hombre de edad madura y mirada penetrante es que sus palabras estaban dirigidas a personas ausentes, que las cosas que manifestaba me llegaban como provenientes de un lugar que me resultaba vagamente conocido, algo que desde muy adentro pugnaba por el intento de identificarse, de liberarse, como si estuviese maniatado por una telaraña de preconceptos e ideas, implantadas desde vaya uno a saber cuántas generaciones anteriores, generándonos tanto a mí como a quienes me acompañaban, esa extraña sensación de estar encapsulados dentro de una mente cautiva y dependiente de su entorno “socialmente correcto”

Lo cierto es que ante mí, se abrían de par en par las puertas de mi intelecto, todo cuánto pretendía conocer, todo cuánto constituía “mi bagaje” de conocimiento académicamente adquirido, se precipitó encima, como una estantería plagada de libros de texto, escritos religiosos, etc., todo el entramado del pensamiento “occidental y cristiano” se mezclaron unos a otros, perdiendo su exclusividad en cuánto su “verdad verdadera” para mostrar impúdicamente su extrema desnudez, su absoluta interdependencia con el “pensar de los otros” y que cuánto intelectualmente nos cubría, no eran más que unas inútiles “hojas de parra” con las cuales pretendíamos, como hasta ahora, cubrir nuestra desnudez ante los ojos del “Gran Creador” de nuestros días.


Los años han pasado desde aquellos días de nuestra juventud, pero esa primera impresión ante la inmensidad y grandeza del intelecto humano permanece indeleble en cada una de nuestras manifestaciones.

La Calidad Del Servicio

Esta mañana recibí el siguiente Mensaje “Estoy de vacaciones pero me han llamado para trabajar esta tarde...”  mirado así, a simple vista, no parece poseer un contenido, lo suficientemente trascendente, como para que tal mensaje mereciese una especial atención para quién lo reciba.

Sin embargo, tal noticia merece ser tenida muy en cuenta sobre todo considerando la actividad que desarrolla la emisora de esta comunicación, mi amiga –persona a la que quiero muchísimo-  se desempeña como enfermera en uno de los hospitales más calificados de una gran ciudad y su respuesta a la convocatoria recibida bien puede considerarse una verdadera expresión de júbilo.

Para quienes hemos desarrollado tareas en las mal llamadas “Instituciones de Salud” como lo pueden ser, como en este caso, los hospitales, sabemos que en estos centros de atención lo que menos encontramos es precisamente, salud, digamos que en los hospitales por mejor equipados que estén y cuánto mayor sea la tecnología que exhiban, lo que la realidad nos muestra, es que en ellos lamentablemente lo que vamos a encontrar es “ausencia de salud”

De manera que cuando alguien recibe una convocatoria como la que mencionamos lo que ocurre es que quién es convocado integra un grupo humano de características excepcionales, el llamado a servir es una oportunidad de representar con su indumentaria blanca a ojos vista de los pacientes internados la oportunidad de ser asistidos por verdaderos “ángeles de la guarda” quienes acuden muchas veces como respuesta a los anhelos de aquellos que sufren en silencio en la salas de internación.


El “valor agregado” de este personal puede apreciarse en la calidad de la atención que recibe “su paciente” trasuntado en gestos de amor, esperanza, calidez humana y generosidad sin importar si a quiénes, eventualmente, tiene a su cuidado son niños, adolescentes, adultos o ancianos.

El Ombligo Del Universo

Cuánto más avanzamos en conocimiento, cuánto mayores  sean nuestras vivencias, mayor será nuestra soledad, las nuevas dimensiones que percibimos nos inhiben la posibilidad de una buena comunicación, existe una ausencia absoluta de modos de comparación, de equivalencias y, sobre todo, nos resulta demasiado cruel despojar a nuestros seres queridos del manto sobreprotector de la ignorancia en la cual persisten, sin duda, el “árbol de la ciencia del bien y del mal” continúa en las garras del pecado y la sutil suspicacia de la serpiente milenaria.

El hombre actual ya no discute las probabilidades de la existencia y pluralidad de mundos habitados, concepción que ayer era considerada absurda por la mayoría de los gobiernos y determinadas Religiones; casi se puede afirmar que hoy sabe, o presupone, que tales mundos existen y que el Universo está lleno de distintos “mundos habitados”.

Es más, lo que parece inadmisible en nuestros días, es creer que sólo la Tierra (minúsculo átomo que ocupa un insignificante lugar en la inmensidad del espacio sideral) pueda ser el único y exclusivo representante de manifestación de vida inteligente. El nuestro es, sencillamente, uno más de los incontables mundos que pueblan el Universo; aunque sea el más importante sólo para nosotros. Y el alcance y grado intelectivo que demuestra tener el hombre no puede ser otra cosa que una de las tantas manifestaciones de vida, diseminadas con infinita profusión por el área inconmensurable del “Gran Todo”.

Somos, simplemente, parte integrante de un TODO, cuyas infinitas posibilidades jamás será capaz de comprender ni precisar la mente humana.

No sería lógico, en consecuencia, que por vanidad, ignorancia u ocultamiento, continuáramos creyendo ser los únicos depositarios del más preciado de los dones existentes, como lo es la posesión de facultades tan excelsas como la vida y la inteligencia; muy por el contrario, la verdad más absoluta es que existen infinidad de mundos habitados diseminados por todo el Cosmos inconmensurable.

La libertad de vivir por uno mismo, es decir, una vez que las circunstancias nos han abierto las fronteras impuestas al pensamiento socialmente permitido nos pone en la disyuntiva de continuar al abrigo protector de nuestro entorno o tomar la decisión de “pagar el precio” que impone el vivir a la intemperie.


El Aniversario

Los brasileños cuando uno cumple años no dicen “feliz cumpleaños” como solemos decir los uruguayos sino que dicen y con muy buen tino “feliz aniversario”.

Siempre me ha causado una muy grata impresión esta expresión de mis hermanos brasileños con los cuales nos identificamos plenamente, considerando que compartimos una misma frontera que cual si fuera una línea de costura de doble trama nos mantiene asidos en una única tela que permanece inalterable uniendo nuestros sentires y corazones.


Nos parece que mencionar el aniversario de nuestro nacimiento contiene una connotación un tanto diferente, es como si tuviese implícito en la mención “aniversario” toda una invitación a la reflexión sobre el tiempo transcurrido y lo que hayamos hecho entre uno y otro ciclo de nuestra vida cual si fuese una línea imaginaria, como mojones incrustados en el sendero que nos van indicando el rumbo que tomamos en el devenir de los acontecimientos.

De La Piel Para Adentro

Dicen que la palabra cultura se puede asociar a esa tendencia natural que tenemos los autoproclamados “homo sapiens” de cultivarnos en cuánto a todo lo que se refiere a nuestra razón de ser, lo que vale decir que el concepto que tenemos de “razón de ser” se extiende a mucho más de lo que podamos apreciar tanto a nuestro entorno, digamos, exterior, como a las vivencias de carácter íntimo que vayamos experimentando y que por su relevancia tengan el poder de infiltrarse en las capas interiores de la consciencia.

Lo cierto es que cultura y cultivarse difieren en cuánto a su aplicación práctica uno puede creerse que el simple hecho de obtener cierta información de lo que se suele llamar como la práctica intelectual del conocimiento académico de ciertas disciplinas ya lo habilita a considerase como una persona con cierto grado de cultura aunque esa “cierta información” a la que hacíamos referencia no pase en los hechos de un cierto barniz superficial.

La superficialidad del comportamiento humano hace que cada vez más nos ocupemos de nuestra fachada, nuestra selfie pública, cuánto más nos exponemos, recurriendo a las redes sociales que nos divulgan en lo virtual, mayor serán los recaudos que utilicemos para mantenernos distantes totalmente ajenos al encuentro inevitable con “el” “o los otros” que intuimos cercanos, tan cercanos como lo puede estar nuestro teclado de la pantalla de un ordenador.

De esta forma actuamos como “si estuviésemos de paso” como si formáramos parte de una troupe, que desfila enmascarada por el “carnaval de la vida” dando y recibiendo descargas de nuestros pomos “lanza perfumes” nada penetra nuestros disfraces todo lo que demos o recibamos será fácilmente limpiado después de tanto jolgorio y si algo aun persistiese después de tanta confusión seguramente se ocultará detrás de alguna frase, de esas que tanto nos gusta “copiar y pegar”.

Las redes sociales deberían redefinir sus estrategias sobre todo en lo concerniente a lo conceptual, que entendemos por “amistad”, por ejemplo, no es posible que pretendamos compartir amparándonos en lo incógnito de nuestra postura ¿quiénes somos? realmente, cuales son las intenciones de nuestros abordajes.

Cuando mencionamos la cultura, deberíamos considerar que cultura y trabajo son sinónimos, como pensamiento y acción, y que la máxima expresión de nuestro ser creativo es la manifestación natural y espontánea del esfuerzo y sacrificio que estemos dispuestos a prodigar al compartir el fruto de nuestra cosecha, entonces sí podremos entender “de la piel para adentro” conceptos tales como:   Empatía, Generosidad, Amistad, Desprendimiento y amor.

Nuestros muros deberían ser como los receptores de nuestra capacidad creativa una gran mesa que se despliega delante de todos para poder nutrirnos los unos a los otros, degustando el sabor inigualable de todo lo mejor que sepamos cultivar en el huerto de nuestra existencia, eso sí, definitivamente, será la mejor demostración de nuestra cultura.



El Sentir Humano

Cuando deslizo mis manos por este ordenador intentando hilvanar un nuevo relato me encuentro conduciendo mis expresiones ante una bifurcación de caminos, y ante la disyuntiva de decidir cuál rumbo tomar, volver a considerar hacia dónde nos dirigimos, cual o quién es el destinatario, y sobre todo, quién será el conductor en la senda escogida.

Cuando la mente conduce seguramente tomará el camino de las razones que pueda dictarle su cerebro y el amplio margen de maniobra que el uso de un lenguaje, rico en expresiones  idiomáticas, pueda otorgarle.

Pero esta es la cuestión, la mente no puede asumir sobre sí misma, atribuciones que claramente no le competen, no nos estamos dirigiendo al intelecto humano, pretendemos  llegar  al único lugar de dónde han partido nuestras emociones y ese lugar no es otro que el corazón, donde anida lo más puro del sentimiento humano.

De manera que nos hemos enfrentado a definir nuestro rumbo y una vez que sabemos hacía dónde y a quién nos dirigimos, dejamos que toda nuestra habilidad expresiva pierda absolutamente todo  su sentido, no se trata entonces de meras construcciones intelectuales, se trata de superar razones y justificaciones que nada valen, para recurrir al único medio que siempre hemos utilizado el genuino uso de los dictados del corazón.

Ahora bien, lo dicho al corazón ya está dicho, este ha sido el destinatario y el único receptor de todo lo que hemos dicho, lo dicho y lo sentido tienen claramente todo lo expresado y no tendría mayor sentido volver a trillar una senda ya recorrida, esto es algo de tu y yo y nadie más podrá jamás entenderlo, es por eso que una vez que abrimos las puertas de nuestro “ser interior” sabemos que hemos tomado una decisión sin retorno, lo que tienes en el corazón pertenece a tu corazón y a nadie más, es algo íntimo, medular e incorruptible.

Las palabras ahora carecen de sentido, el único campo de pruebas es tu persona quizás puedas intentar elaborar una muy sesuda disculpa pero tanto yo como tú sabemos en lo profundo de nuestro ser, cuáles han sido los sentimientos que nos han embargado, nadie más lo ha experimentado, puedes cultivar lo que sientes o intentar extirparlo es  allí donde late como un embrión fecundado, unido al cordón umbilical de tu corazón y a sus latidos.


Pocos serán quienes puedan entender esto que hoy menciono, está escrito en un  lenguaje desconocido para muchos, está escrito en el idioma del  amor, el mismo amor que le da sentido a nuestra existencia.

martes, 11 de junio de 2019

El Ser Y La Nada

Filosofía

El Ser Y La Nada

Parecería ser que todo aquello que realizamos, las acciones que constituyen nuestro aporte diario en favor de la convivencia entre todos, nuestra aptitud para intentar armonizar las disonancias, limar asperezas, confraternizar solidariamente, es decir, el intercambio de las experiencias que dan sentido a la vida, todo esto y todas las que puedan haber acontecido con el pasaje de las horas, si no lo has publicado si no se han enterado “tus amigos” tus buenas acciones han perdido el valor que sólo la divulgación le hubiesen podido dar, aquello que hemos aprendido, de que tu mano izquierda no sepa lo que ha realizado tu mano derecha, ya no tiene mayor sentido, ahora, sólo lo que alguien divulga tiene carácter de noticia.

“Filosofía”, en el sentido vago y corriente de la palabra, acontece doquiera el hombre cavila sobre sí, doquiera se queda consternado ante la incomprensibilidad de su estar-aquí, doquiera las preguntas por el sentido de la vida emergen desde su corazón acongojado y trémulo.

De este modo se le ha cruzado la filosofía casi a cada hombre alguna vez – como un sobresalto que nos estremece de súbito, como una aflicción y melancolía al parecer sin fundamento, como pregunta inquieta, como una sombra oscura sobre nuestro paisaje vital.

Alguna vez toca a cada quien, tiene muchos rostros y máscaras, conocidas e inquietantes, y tiene para cada uno una propia voz, con la cual lo llama”.
Eugen Fink,

Fenómenos fundamentales de la existencia humana

“Los gobiernos no quieren gente bien informada, bien educada, capaces de pensamiento crítico. Eso va en contra de su interés.”

“Quieren trabajadores obedientes, personas que solo sean inteligentes para hacer funcionar las máquinas y hacer el papeleo, gente pasiva y sumisa”.
George Carlin

Generalmente, se cree que reflexionar sobre el sentido de las cosas es una pérdida de
tiempo.

Y cómo pensar distinto si vivimos en un mundo en el que estamos constantemente
siendo atropellados, porque todos corren de aquí para allá y las máximas que rigen son: “el tiempo es oro” o “el que pestañea, pierde”.

Y es que, convergen hasta este punto de la historia del hombre moderno: la Razón como eje fundamental hacia la construcción de una nueva forma de relacionarnos con la realidad; una desacralización creciente, a propósito de lo anterior; la competencia cada vez más salvaje con el surgimiento del sistema capitalista; y, finalmente, lo anterior que decanta en mayor segregación social.

Por otro lado, hemos asimilado, como hombres modernos, una noción de tiempo racionalmente orientada hacia el Progreso. Pero ¿de qué progreso se trata? Es aquí
dónde se vuelve relevante ponernos a pensar sobre el sentido de nuestro andar por el mundo.

Es aquí donde se torna práctico el ejercicio de reflexionar.

Práctico, porque sólo cuando logremos responder a esa pregunta, es que estaremos viviendo realmente, viviendo con sentido.

Si decidimos que el sentido está, por ejemplo, en conformar una linda familia, o en ser una “buena persona”, o, si resolvemos que el sentido, está en un Otro, o dentro de nosotros mismos, o en un servir a los demás, etcétera, sólo en ese momento para cada uno de nosotros, la vida significará.

Y en tanto se torne significativa es que, al mismo tiempo, podremos planificar y proyectarnos como queremos.

Mientras no hallemos respuestas, no obstante, pareciera no nos queda más alternativa que seguir dentro del huracán de la modernidad, que nos empuja a seguir su camino a la fuerza.

Escuchar Al Corazón

En estos tiempos en que nos resulta tan fácil el establecer una relación con personas que nunca antes hemos visto ni compartido otro vínculo que el que no fuese un “me gusta” en una “red de amigos virtuales”, suelen darse algunas situaciones en las cuales se pueden precipitar, como en una imaginaria cascada, una verdadera vorágine de emociones que en su ímpetu nos arrastre a compartir experiencias de vida, muchas veces traumáticas y dolorosas.

El hombre es por definición un ser social de manera que su irrupción en las llamadas redes sociales se puede considerar como un hecho natural y razonable propio de su naturaleza.

Ahora, los adelantos tecnológicos que han revolucionado los alcances de la comunicación entre personas han creado una brecha cada vez más profunda entre las posibilidades de las llamadas ciencias sociales y la capacidad de razonamiento de este nuevo “homo sapiens” social.

Vemos como cada vez, en forma más frecuente, el hombre y la mujer que cuentan con acceso a estos medios de comunicación anteponen el uso de su razonamiento como si ésta, su capacidad de razonar, oficiase como un filtro, un preservativo, para proteger sus partes más sensibles y de esta manera inocularse de los posibles efectos nocivos de su relación con “él o los otros”.

El recurso de nuestro razonamiento a la hora de pretender tomar una decisión, debería partir de la premisa de que no siempre nuestra capacidad de razonar nos hace actuar en una forma más razonable, como muestra de esta afirmación se pueden apreciar los efectos devastadores que la humanidad en su conjunto le ocasionan a nuestro medio ambiente.

Muchas veces escucho estas exclamaciones:  “No me ames, no creo en el amor, ya he sufrido demasiadas frustraciones por causa del amor, es mejor un pasatiempo que de la misma forma en que viene, de esa misma forma se irá.”

El razonamiento apunta a nuestra intelectualidad, al cerebro humano, pero la razón responde a “nuestro entorno social” a nuestras experiencias de vida y no puede explicar nuestras emociones más profundas, estas emociones no pueden analizarse con el cerebro por más evolucionado que pensemos que pueda encontrarse, debemos escuchar los dictados del corazón, este órgano, muchas veces ignorado y sometido por la soberbia, es el único capaz de darnos a conocer el más noble de nuestros sentimientos, nuestra propia capacidad de amar.

Nuestra resistencia al amor se debe a que es un sentimiento que no puede ser sometido ni condicionado, nuestra propia vida depende del amor, sin amor la existencia se marchita, se torna mustia, pierde su brillo y pierde su capacidad de florecer.

Si pensamos que el amor no es más que una pérdida de tiempo, démosle espacio en nuestro corazón, no le reprimamos, el amor es una fuente inagotable de agua viva que fluye para siempre, el amor es nuestro vínculo eterno con todo lo trascendente de la creatividad humana.



Cuando Duelen Los Palos


 “Tiene que ver con las galeras y los galeotes. Remes o no remes, te darán latigazos. Hagas o no hagas, palos te darán: siempre habrá alguien que te critique por lo que hagas o dejes de hacer.. 

Apreciaciones:

“Que nunca están de acuerdo... “

“Se oponen a que se haga una cosa
y si no se hace te critican por no hacerlo “

“O sea, hagas lo que hagas o dejes de hacer lo que dejes de hacer, siempre habrá alguien que te critique”
“Que nunca están de acuerdo...”

“Que no importa lo que hagas.
Siempre te criticaran, que es tirar palos remes, o no remes.”

Anoche al contestar algunas consultas que se habían acumulado en mi casilla de correo, encontré, como perdida entre los recibidos, la consulta de un joven lector en la cual me manifestaba su desazón  por las injusticias que le deparaba el hecho de ser muy joven y encontrarse inserto, por imperio de las circunstancias, conviviendo  en medio de personas mayores que él, aparentemente muy ocupadas en sus respectivas actividades y totalmente ajenas a lo que pudiese estar aconteciendo con un joven que apenas podían notar en medio de lo abrumadora de sus actividades.

Al leer el contenido de las expresiones de este joven lector confieso que mi primer impulso fue el de solidarizarme  con lo que se exponía ante mis ojos, contener en la madurez de mi análisis  esa reacción natural que nos lleva a pensar en los múltiples  casos de violencia, que diariamente son denunciados, en los cuales se puede apreciar como aquellos que manejan una mayor porción de un mal entendido poder, ejercen un injusto dominio sobre quienes consideramos como más débiles.

Creo que esta vez se accionaron “los frenos de la conciencia”  para evitar una colisión que a nada conduce entre la pasión que generan estos hechos enervantes y la necesaria mesura que debe primar a los efectos de aportar un enfoque que nos permita retrotraernos a los valores fundamentales que deben estar siempre vigentes y ser prevalentes en las relaciones entre humanos falibles, aportar a una convivencia pacífica hacen del hombre un “ser social” por excelencia.

Lo cierto es que situaciones como las descriptas son el caldo de cultivo para quienes se refugian “en dejar pasar”  los acontecimientos, quienes  hemos asumido alguna vez la responsabilidad de tomar decisiones hemos recibido  los consabidos “palos” tanto cuando acertamos o cuando aquello que hemos hecho no satisface a los consabidos “espectadores”  de todo lo que hacemos o dejamos de hacer.


Como puedes apreciar, joven amigo, esta es mi respuesta, nadie de los “hacedores” de algo está exento de los consecuentes palos, a lo largo de la historia, todos los hombres y mujeres que nos han  legado su valioso aporte, no se han librado de ser receptores de la reacción de sus contemporáneos, algunos, por no decir, todos ellos, han pagado el precio de su propia vida por ser coherentes con su pensamiento y sobre todo por no claudicar ante “las presiones” de quienes prefieren el uso de la crítica destructiva que solo destruye y apenas puede ocultar lo grosero de su mediocridad.

Cuando La Mente Divaga

La razón se despoja de sus esquemas y la locura toma cuenta de la sin razón

Tan simple como tomar un lápiz y un papel, es cuánto necesito para intentar plasmar dentro de un espacio sin límites un bosquejo de ese mundo, que digo, todos esos mundos que conforman una constelación que les abarca tanto a aquellos  que han sido como aquellos que aún persisten, incluyendo los que no han sido y los que nunca jamás lo serán.

La mente se introduce e intenta desplegar una frase que si bien existe aún no ha sido escrita como bosquejando una imagen sin forma en una tela desplegada en la nada.

Nadie contesta a una línea sin destinatario como nadie pregunta lo que nada se sabe, si tú no has estado en el presente mal puedes responder sobre el futuro, menos aún me darás un saludo cuando el tiempo no ha transcurrido entre los dos.

Sin existencia no hay encuentros y sin encuentros no hay preguntas sin halagos ni reproches

En algún lugar orbitando lo desconocido puede que nos encontremos ocupando mundos paralelos que tiendan a fusionar sus extremos en una misma dirección entonces todo puede ser posible, como es posible observar el arco iris cuando amaina la tormenta.

Pensar en encontrarte cuando ni siquiera he intentado buscarte es como pretender alcanzar el cielo desde lo alto de las cumbres donde anidan las águilas.

Hoy compartimos lo imposible lo que reside donde no hay encuentros, lo que puede estar orbitando en distancias no recorridas donde nuestros pies no han pisado, donde las huellas no han hollado un camino desconocido donde nunca has estado.

Existe un dicho que expresa: “Todo puede ocurrir en una dimensión desconocida” cuando hablamos del pensamiento humano y de su inconmensurable capacidad de crear nuevos mundos sería un grave error enfocarnos en una simple dimensión de su capacidad creativa.


Lo abstracto, lo irreal, lo subjetivo, son aristas de una constelación sideral donde se desplazan como en una autopista galáctica, todas las emociones, todos los encuentros y desencuentros, las vidas que fueron, las que nunca llegarán a ser y aquellas  que convergen y se plasman como pinceladas que salpican y dan forma a todo lo inimaginable que sólo un ser único, indiviso y absolutamente imprevisible puede crear desde algo tan simple como un lápiz y una hoja de papel.

Decir Lo Que Se Piensa


 Me preguntan si tengo alguna fobia o alguna cábala en particular, si tengo algún día preferido en la semana, e incluso, si tengo algún amuleto con el cual protegerme cada vez que me siento ante mi pc para intentar escribir algún artículo en cuestión.

Lo que resulta evidente es que se hace un tanto complicado hilvanar una respuesta ante tales preguntas, pienso que solamente alguien que en algún momento de su vida ha sentido en su ser interior el impulso de transitar por el relato de sus vivencias, es quien podría estar acreditado como para que, de alguna manera, realizar, o mejor dicho, intentar, satisfacer  con sus respuestas, la curiosidad de todo aquel que manifieste su inclinación por dilucidar el “instante preciso”  en el cual “el genio de la inspiración creativa” se apodera de dedos, manos y teclado para plasmar en contenido visible y entendible el fruto de su creación intelectual.

No es posible para quien escribe proveer a sus lectores de un “manual para principiantes”  si bien no deja de ser cierto que existe la técnica del relato y que es factible la transmisión de ciertas habilidades propias de una buena comunicación y que tales habilidades se adquieren y desarrollan en la práctica constante de esta disciplina, llegando, incluso, a dotarle a quien se interese, de la consecuente experiencia en la elaboración de un relato convincente, no menos cierto resulta que quien escribe no solamente utiliza la técnica del aprendizaje, sino que, además, debe tener muy en cuenta “el contenido” del relato en cuestión, y este, el contenido, suele manifestarse a través de la inspiración del autor, algo muy íntimo, imposible de delegar al mero entendimiento del interesado,  es allí , en esa comunión entre autor y lector donde se conjugan los sentimientos , único nexo que hace posible una comunicación creativa.


Es por eso que pienso que quién escribe, no lo haga impulsado por otro motivo que no fuese el deseo de transmitir ciertas vivencias que hacen a su fuero íntimo, algo muy cercano al estado espiritual de su condición humana, esencialmente solidaria con el exterior inteligible que percibe.

Lo Que Anida Dentro



Una hoja en blanco, una forma de vivir y sentir, y ese impulso que brota de lo profundo del corazón, conmueven el alma humana y hacen surgir incontenibles las emociones, como aflora la tierna sonrisa o se desliza furtiva una lágrima.

Es por esa sensación, propia del artista que anida en el interior de cada uno, que no resisto el impulso de contar, que más que un deseo de simplemente decir cosas, es como una huella, que en medio de la nada indica que allí , si se sabe buscar, hay una senda, y a través de ella, un escenario de hechos que se exponen para ser observados y evaluados según el propio sentir de quien es invitado a transitarlos



lunes, 10 de junio de 2019

De Mano En Mano

Desde mucho antes de que la palabra escrita se trasmitiese entre los hijos de los hombres los grandes maestros de la teología universal, recibieron, de mano en mano, las enseñanzas impartidas desde el “principio de los tiempos”  referentes a la relación estrecha y filial que unía a las criaturas humanas con los Dioses creadores del Universo.

Este conocimiento emana desde la fuente originaria a través de los canales abiertos por su primer receptor, el Patriarca de los patriarcas, nos referimos a Melquisedec, Rey de Salem, el Gran Sumo Sacerdote a quién rindieron tributo todos los discípulos iniciados según esta Orden Sacerdotal que rige los principios que dan sentido a todas las cosas.

Esta, un tanto extraña introducción para quienes no se sienten consustanciados con temas esotéricos, la realizamos con la sana intención de compartir con nuestros lectores conocimientos que nos han sido revelados desde mucho antes de que este mundo que habitamos nos cobijara y que se nos han transmitido de la misma manera, lo que equivale a decir “de mano en mano”  significando estas manos la capacidad de pensar, comparar, evaluar, transmitir y compartir, intercambio esencial entre las inteligencias, sean éstas humanas, angélicas, o provenientes del olimpo donde habitan los Dioses.
Si alguna duda pudiésemos albergar sobre la relevancia de nuestra condición de seres conscientes, los autodenominados “homo sapiens” bastarían con que evaluásemos el tenor de las enseñanzas que nos han sido impartidas para darnos cuenta del valor inestimable de nuestra especie en el macro marco del universo infinito.

Se nos ha instruido a lo largo de los siglos para ejercer el gerenciamiento responsable del planeta que habitamos, para que le administremos conforme a los principios que han sido aplicados en otros mundos para asegurar el bienestar y sustentabilidad de todos sus recursos, los cuales se nos han provisto en gran variedad y abundancia.

Estas instrucciones de valor inestimable, se nos han transmitido en el lenguaje propio de los seres inteligentes, el lenguaje de los símbolos, los cuales son recibidos mediante la comunicación creativa implícita en lo que identificamos como “La Ley De Analogía”

Veamos:
“Como la Alquimia y todas las disciplinas ocultas, La Cábala dice que el hombre contiene en su humana dimensión todo el universo.
Es por eso que se lo define como un microcosmo.

Notemos, de paso, que cuando el esoterismo dice que el hombre es como el universo, que lo que está encima es como lo que está debajo, no se está aludiendo a la igualdad sino que esa expresión es una analogía.
El hombre y el mundo no son semejantes y menos aún iguales: 
El hombre y el mundo son análogos.”
   La Kabbalah, Segunda Parte    Hugo W Arostegui

“Analogía significa semejanza. La analogía es la base del conocimiento.
Gracias a la analogía o semejanza que existe entre las cosas podemos aplicar el conocimiento y la experiencia de unas cosas a otras.  

Gracias a la analogía, la Taxonomía puede clasificar a los animales, la Química puede clasificar los elementos químicos, los astrólogos pueden clasificar las estrellas, etc., etc.  

Los seres humanos aprendemos por analogía y sólo podemos aprender aquello que se relaciona de alguna forma con lo que ya sabemos. Esta es la razón por la cual todo aprendizaje nuevo resulta lento y difícil

Cuando queremos aprende algo o resolver algo, utilizamos ideas y experiencias que hemos aplicado en circunstancias análogas.

Visto el mundo de forma superficial da la impresión de estar formado por infinidad de elementos y seres muy distintos, pero, cuando se profundiza en el conocimiento de su naturaleza, características y funcionamiento, se descubren muchas semejanzas o analogías.  

En todos los aspectos de la vida, rigen las mismas leyes naturales. Así, los sistemas planetarios son de análoga constitución. La misma ley de ramificación rige el curso de los ríos en la tierra, la corriente sanguínea y nerviosa y las raíces de los árboles, etc.

La Ley de Analogía es de gran trascendencia. Gracias
a ella descubrió la ciencia matemática de Adams y Leverrier la existencia del planeta Neptuno, antes de haber sido visto por el telescopio.

Gracias a ella ha descubierto la ciencia química multitud de alcoholes, hidrocarburos y otros cuerpos orgánicos, antes de haber conocido su existencia real.

Gracias a la Ley de Analogía han descubierto los astrónomos la existencia de los agujeros negros e Einstein descubrió la existencia de la relatividad.

Nada ha inventado el hombre cuyo mecanismo no preexista en algún ser de la Naturaleza.
El hombre piensa, aprende y crea sólo por analogía.
  
La analogía es una noción básica sin la cual no podríamos tener el menor conocimiento del mundo. Según esto, el principio de analogía es, probablemente, el pilar básico de nuestra percepción visual y de nuestras construcciones mentales.

La Ley de Analogía nos enseña que el ser humano aprende a partir de las ideas y de las experiencias que tiene, por lo cual, es fundamental tener criterios claros acerca de las cosas importantes, pues es a partir de ellos que percibimos las cosas y las resolvemos...”

Estos principios que mencionamos mantienen su vigencia y en nuestros días se han tornado imprescindibles en cuánto a su aplicación, la criatura humana debe reflexionar sobre el grado de responsabilidad individual que le compete en todo lo que sucede a su alrededor, es un compromiso irrenunciable e indelegable, en cada uno y en todos están las soluciones a todos los trastornos que hoy nos aquejan.

Lo que pasa en nuestro mundo es consecuencia de nuestro desorden, somos análogos al medio ambiente, al clima, a la violencia, si constatamos ausencia de valores es por dejarlos de practicar en nuestras acciones diarias, existe una relación muy estrecha entre el éxito y el fracaso, entre un mundo desarrollado y sustentable y las previsiones del Apocalipsis, todo dependerá siempre de ti, eres análogo al universo, si aplicas en tu vida este principio, por analogía, absolutamente todo cambiará para el bien de todos.