lunes, 11 de septiembre de 2017

Aprendiendo De Los Lobos


Los lobos son animales extraordinarios, que desde siempre han despertado la curiosidad y la admiración de los humanos. Hay muchos mitos y leyendas de diferentes pueblos que aluden a ellos. De hecho, en algunas culturas indígenas norteamericanas en el comienzo fue el lobo. Su mito de la creación dice que los seres humanos vivían bajo la tierra y fueron los lobos los que lo sacaron de ahí. Después los hombres los expulsaron.

Pocos animales tienen un comportamiento tan interesante como el de los lobos. Aúllan bajo la luna, aparentemente sin explicación, y son capaces de transitar enormes extensiones de tierra completamente solos. Pero siempre vuelven a su manada. Son solidarios y fieros a la vez. Son cautos y audaces. Tienen costumbres muy arraigadas y de todas ellas emana un aura de dignidad.

“El lobo es nuestro poder y nuestra fuerza, muchacho. La licantropía no es una maldición, sino un don”.
-Laura Gallego García-

Los seres humanos tenemos una gran afinidad con esta especie. De hecho, puede decirse que los perros son lobos que han permitido que los domestiquen. Su lealtad, su alegría y su capacidad de dar amor son algo que nos conmueve. También esto lo han heredado de los lobos llamados “salvajes”, que, sin embargo, son muy evolucionados.

Al frente de la manada siempre van unos cuantos lobos. A diferencia de los humanos, quienes los guían a todos son los más ancianos y los enfermos. ¿Por qué hacen esto? Simplemente porque la manada valora los conocimientos y la experiencia que ellos tienen. Tenerlos al frente es una manera de cuidarlos, de protegerlos y de aprovechar su sabiduría.

Los demás lobos de la manada siguen a sus mayores y acatan todas sus indicaciones. Los ancianos y enfermos van adelante porque si fueran atrás, posiblemente se rezagarían y terminarían apartados de la manada. Todos caminan al ritmo de los que se mueven con mayor dificultad.

En la segunda línea van los lobos más fuertes. En el centro del grupo van los demás lobos. Al final, en solitario, va el Macho Alfa. Este controla el avance de la manada y decide la dirección desde allí. No va al frente, sino que es el último. Precisamente esa figura del Macho Alfa en los lobos es una de la cual muchos “machos” de nuestra cultura podrían aprender.

Aquí Y Ahora


Seguro que has oído hablar de la conciencia o de los estados de conciencia: son conceptos misteriosos y complicados para las personas ajenas a las ciencias cognitivas. En este artículo te resumimos las ideas más importantes: cómo se miden los estados de conciencia, niveles, contenidos, estados alterados de conciencia, etc… de forma sencilla. 

Vivir aquí y ahora. Estar presente parece obvio, y aunque debería serlo, en realidad es la excepción. ¿Por qué? Porque la verdadera presencia es más que estar físicamente en un lugar: es estar conectados con nuestra esencia, que es hermosa e imperturbable.

Lamentablemente, esa paz interior se ve perturbada, a veces violentamente, por nuestros pensamientos y emociones, que nos alejan del momento presente, del aquí y ahora.

“El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente.”
-Gustave Flauvert-

Descartes el famoso filósofo francés del siglo XVII dijo: “Pienso, luego existo”. Esta frase define la forma como el ser humano moderno se identifica a sí mismo: a través de sus ideas y pensamientos. Sin embargo, en la actualidad existen otras visiones que se permiten disentir de tan respetable y erudito pensador.

Y es que, aunque los pensamientos e ideas son poderosos e importantes, no dejan de ser relativos y pasajeros. Es decir, si nos definiéramos a nosotros mismos por lo que pensamos, estaríamos asentando nuestra identidad sobre arenas movedizas.

Así, lo que los demás o incluso nosotros pensamos de nosotros mismos, no nos define, sino que son solo conceptos que no logran abarcar nuestra verdadera esencia. Además, la perorata interminable de pensamientos que constituye nuestro diálogo interno produce un ruido que nos impide escuchar la hermosa melodía que proviene de nuestra presencia y nos mantiene desconectados del momento actual.

Desde que Freud destapó la olla del inconsciente y comenzó a interpretarlo, la psicología comenzó a moldear la forma como percibimos nuestra vida mental y emocional. Como ciencia al fin, está basada en un modelo mecanicista y racional, con énfasis en la patología o enfermedad.

Por lo tanto, si tenemos ciertos síntomas y conductas que se ajustan a ciertos patrones, somos etiquetados, medicados y hasta condenados a “cargar” con una “enfermedad mental” de por vida.
Aunque es innegable que las emociones son parte de nuestra humanidad, estas son igualmente pasajeras y no constituyen la parte más profunda ni real de nuestro ser.

“Las emociones son fenómenos temporales como lo son las tormentas. Siempre pasan, y el imperturbable firmamento reaparece porque en realidad siempre estuvo allí, a pesar de lo escandaloso que haya podido haber sido el fenómeno meteorológico (o psicológico).

Por lo tanto, como diría Eckhart Tolle, autor de El poder del ahora, “no te tomes tus emociones demasiado en serio”. Estas solo se instalan si nos identificamos con ellas y dejamos que se posesionen de nosotros.

No te engañes, tu presencia está por encima de las emociones y es imperturbable. Desde las alturas de la presencia puedes observar la tormenta de tus emociones pasar; acéptalas, siéntelas, pero sin sufrimiento innecesario. Ten la certeza de que la presencia que eres tú es fuente inagotable y permanente de paz y felicidad.

La lista de lo que no eres y te impide el vivir aquí y ahora no se agota con los pensamientos y las emociones. Hay muchas otras cosas que nos desconectan de la presencia, como identificarnos con nuestras habilidades (soy inteligente, o soy tonto), posesiones (soy rico o pobre), logros o títulos (soy ejecutivo, doctor, o delincuente).

Todas estas condiciones van y vienen, y son relativas, pues no son más que conceptos y etiquetas que no son la presencia, que hoy las tenemos y mañana quién sabe.

Sin embargo, nos atormentan, porque nos mantienen alejados del momento presente, que es lo que nos permite conectarnos con nosotros mismos. Así, nos angustiamos por lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado, o nos preocupamos por lo que puede llegar a ocurrir en el futuro.


Entonces, solo es necesario que en este momento abras el presente que tienes en tus manos. Allí encontrarás la presencia, el mejor regalo que puedes darte a ti mismo y a los demás.

Altruismo


Altruista es un adjetivo que define a una persona que practica el altruismo, es decir, que es dedicada a los demás. El altruismo también se ve como sinónimo de filantropía y solidaridad. El término altruista proviene del francés antiguo altrui, que significa de los otros.

El término altruismo fue creado por el filósofo francés Auguste Comte en 1851 para designar una actitud solidaria opuesta al egoísmo. Es como el amor al prójimo abordado por el cristianismo, aunque no se basa en lo sobrenatural. El filósofo alemán Ludwig Feuerbach también defendió este concepto, a pesar de no utilizar la palabra altruismo literalmente.

Una persona altruista tiene una actitud altruista, o sea, tiene un comportamiento que aumenta las probabilidades de supervivencia de otros a costa de una reducción de las propias, un comportamiento de ayuda a los compañeros que están en peligro, un sacrificio personal por el beneficio de otros, es la preocupación o atención desinteresada por el otro o los otros.

Es por lo anterior que se usa el amor altruista que, a pesar de ser una redundancia porque el altruismo es necesariamente amor y el amor es necesariamente altruista, refuerza ambos términos porque a pesar de estar interligados son conceptos diferentes. El altruismo también se define como una acción que usa la cabeza y el corazón.

El altruismo no es una característica única del ser humano, también se puede encontrar en los animales, especialmente en los más evolucionados. El altruismo, en etología y en biología evolutiva, se ha observado en las aves (cuervos, por ejemplo) y en los mamíferos.

Un ejemplo de un animal altruista es el delfín, que ayuda a un compañero herido para mantenerse a flote, y lo alimenta y lo proteger de los ataques de los depredadores (como los tiburones).

El antónimo de altruista es egoísta, es una persona que no es altruista, es egocéntrica, es decir, siempre piensa en primer lugar en sus propios intereses y nunca en los de los otros.

Algunas investigaciones muestran que el altruismo aparece en el ser humano al cumplir los 18 meses, al igual que en el chimpancé; lo que sugiere que los seres humanos tienen una tendencia natural a ayudar a los demás.

Pese a esto, cabe destacar que algunos filósofos como John Stuart Mill defendían que el ser humano no es naturalmente altruista, sino que necesita ser educado para llegar a serlo.



Pensar Con El Ombligo


y cada uno de nosotros caemos con frecuencia en el autoengaño de pensar que interpretamos el mundo con objetividad e imparcialidad, cuando lo hacemos en términos de nuestro propio interés. Si prestamos un poco de atención a nuestro comportamiento diario, nos daremos cuenta de que interpretamos los datos y usamos la información de manera egocéntrica.

Tenemos una natural tendencia a buscar información que confirme nuestra manera de ver el mundo y a ignorar la que no encaja. Es lo que en psicología se llama “sesgo de confirmación”. Este sesgo hace que interpretemos información ambigua de manera que confirme nuestras creencias, en lugar de refutarlas. De este modo, desconfirmar nuestras creencias políticas, morales, filosóficas o religiosas, o nuestros estereotipos y prejuicios es mucho más difícil y costoso que confirmarlos.

El pensamiento egocéntrico se da también en los grupos. Hablamos entonces de pensamiento sociocéntrico o pensar y actuar desde el ego colectivo. Todos formamos parte de grupos. 

Compartimos una nacionalidad, una cultura, una profesión, una familia, etc. Cada uno de estos colectivos comparte una serie de creencias y de reglas, que pueden ser explícitas (como en un colegio profesional) o tácitas (como en un grupo de amigos). Para la mayoría de personas, la conformidad y el asentimiento acrítico al grupo es el pan de cada día.

Su sometimiento permanece en la inconsciencia, ya que en ningún momento se han cuestionado ese sistema de pensamientos, emociones y acciones. Es importante advertir que tanto el pensamiento egocéntrico como el sociocéntrico sirven para respaldar un pensamiento no crítico. Lo que persiguen no es la verdad o el conocimiento sino el propio interés (individual o grupal).

Tanto el pensamiento egocéntrico como el sociocéntrico, aunque nos produzca complacencia, solo sirven para avalar y respaldar un pensamiento no crítico, un pensamiento que no persigue la verdad o el conocimiento, sino el propio interés individual o grupal, y por ello, nos hace ser y estar irascibles y hostiles ante la crítica con una marcada intolerancia.

De vez en cuando debíamos examinar nuestro ego, y al mirar la realidad, ver las cosas como son y no intentar verlas para validar nuestro pensamiento de paso.

Hemos de estar abiertos honestamente al razonamiento y no devaluar la información por cuestiones de posicionamiento ideológico, que pueden sesgar la forma en la que vemos el mundo, ignorando lo que no nos encaja en nuestra psicología.


De Tripas Corazón


En los inicios de la medicina el padre de ella, o sea Hipócrates consideraba al corazón como el órgano que entregaba calor humano y el centro de la inteligencia. Para otras civilizaciones como la hindú o la egipcia era considerado como el símbolo del amor más elevado.

Este concepto tan prestigioso del órgano lo elevó por encima de los demás y hasta los poetas en los cantares antiguos le rezaban y pedían por la falta de su sufrir.

Las tripas en cambio no tuvieron esa suerte. Al tratarse de una parte baja del cuerpo y considerando el tráfico dentro de ellas les fueron cayendo las culpas de los miedos, el nerviosismo, o la incapacidad de hacer algo, aflojando al resto del cuerpo.

De esta forma, mientras al corazón valiente se lo puede enamorar y hasta creer que las decisiones bien tomadas dependen de él; las flojeras, las descomposturas y los calambres intestinales son producto de las debilidades que provocadas por distintas situaciones salen a la luz por culpa de las tripas.

La descripción de estos órganos sirven entonces para determinar que “hacer de tripas, corazón”, significa sobreponerse a las flojeras y a los malestares para, siendo valiente, ponerle el pecho a cualquier situación complicada.

La frase es muy antigua, tanto como lo es anónima y sin poder establecer un antecedente concreto. Pero lo cierto es que el descrédito de las tripas no podrá ser nunca reemplazado por otro órgano como el hígado, el páncreas o la próstata si hablásemos de hombres, ya que estos ni siguiera tienen una imagen, ni buena ni mala, y si la tuvieran habría que hacer de tripas corazón para bancarse el cambio.



domingo, 10 de septiembre de 2017

Entusiasmo E Ilusión


La mayoría de las personas que no persiguen sueños, que no se ilusionan o no viven con entusiasmo comparten una visión temerosa de sus vidas, una estrategia de conservar, una política de más vale lo malo conocido... En definitiva buscan razones, escusas, argumentos que les permita abandonar ante el temor a sufrir. Y, posiblemente, esa actitud les genera más dolor del que quieren evitar.

Compartiendo experiencias  de que apoyándote en tus fortalezas personales, en las cosas que amas hacer, viviendo apasionado con todo ello, llegas a un punto en que vivir se convierte en algo mucho más importante que conservar la vida, un modo perfecto de ejemplificar aquel axioma que decía "si tienes un por qué encontrarás el cómo".

Todos jugamos con el umbral del dolor o del miedo. Sucede que cuando no puedes más cambias, buscas, exploras, te expones. No hace falta llegar a ese punto para decidir cambiar, para vivir la vida con entusiasmo, abierto a las sorpresas que nos esperan.

El camino pasa por marcarse pequeños retos y no cejar. Si algo no se puede alcanzar buscar otra meta semejante que perseguir. Llenar a diario las dos cajas de sucesos. En una para dejar las malas experiencias y desprenderse de ellas, y en la otra ir anotando las buenas, los logros para tenerlos todo lo presentes que podamos en cada instante de vida.

Si pretendemos vivir con ilusión debemos practicar el entusiasmo. Es imprescindible saber lo que nos gusta, lo que nos satisface, lo que nos genera placer y bienestar. Y luego debemos ser conscientes de que lo que gusta, a veces, hace sufrir. 


Entrenando la ilusión, persiguiendo nuestros sueños, profundizando en nuestras fortalezas podemos llegar a vivir con entusiasmo, que no es más que una característica, un rasgo, de quienes viven habitualmente con ilusión.






Siempre Adelante


El futuro consiste en seguir adelante, siempre adelante.

La clave de nuestro futuro, de tu futuro, está en seguir adelante. El pasado nos puede ayudar a entender y aprender, pero el futuro ya no reside allí, aquel futuro que una vez fue, ya esta muerto.
Podemos sentir que son tiempos difíciles, pero por ello no podemos quedarnos de brazos cruzados lamentándonos de lo que podría ser, de lo que debería ser, y por desgracia no es. La situación es la que es, nuestras circunstancias hoy, son las que son, y nuestro futuro dependerá enteramente de lo que desde hoy hagamos con esas circunstancias.

Recuerda que mañana lamentarás no haber comenzado hoy a trabajar en dirección a ese sueño, a ese proyecto. En verdad hoy es más tarde de lo que imaginas, y de seguir postergando nuestro sueño, podría llegar un día que nos despertemos, y nos demos cuenta de que ya es demasiado tarde, que no tenemos tiempo para intentarlo.

Te invito a que escribas en un folio en blanco, ¿Cómo te gustaría que fuera tu futuro?. Después dejado madurar varios días, y vuelve a leerlo, reajusta aquello que consideres y vuelve a escribirlo para que quede limpio en un nuevo papel. Entonces, cuando sientas que ese es el futuro que deseas en este momento, coge otro folio y escribe una lista de acciones que puedes realizar desde hoy mismo, aun pese a tus circunstancias, que puedan acercarte aunque tan solo sea un poco, hacia ese sueño.

Recuerda comenzar hoy, no desperdicies la oportunidad de alcanzar tu sueño un día antes.




Esfuerzo Y Constancia


La ley de la vida dice: No hay dinero fácil. Hay veces en las que se gana más rápido porque se trabaja inteligentemente, pero no hay dinero fácil.

El árbol de la riqueza echa raíces profundas: su cosecha depende del proceso de cultivo. Esto no es de la noche a la mañana. Nadie se hace rico en 24 horas, ni en 48. A veces esto tarda años. Y recuerde, lo más valioso es el proceso, es el camino. Lo más valioso es la persona en la que usted se ha convertido, no lo que usted ha obtenido.

Así que, nada de desesperarse. Nada de dar pasos en falso. Nada de emocionarse con dineros mal ganados. Pasos firmes y permanente entusiasmo.

Desengáñate. Nada importante te llegará sin esfuerzo. Millones de personas juegan todos los días a la lotería y otros juegos de azar y mueren sin haber tenido "suerte". Gánate tu suerte, llame o no llame a tu puerta. Reivindícala por derecho propio.

Desarrollar una gran capacidad de esfuerzo es lo que te permitirá continuar a pleno rendimiento mientras que otros tirán la toalla. Podrás plantearte metas y retos que otros sólo se permitirán soñar, renunciando a aspirar por considerarlos inaccesibles.

Desarrollar tu capacidad de esfuerzo en el estudio exige 

y constancia. Si quieres desarrollar un músculo para hacer flexiones, sabes bien que de nada te sirve esforzarte mucho un día o dos.. Hay que empezar por pocas y cada día hace una o dos más.. muchos días. Eso es lo que tendrás que hacer para desarrollar tu capacidad de esfuerzo en el estudio. Empieza por poco porque al principio te costará mucho trabajo concentrarte. Cada día añade un poco de tiempo más, hasta alcanzar el tiempo que necesitas para preparar bien tus asignaturas. Al final, lo harás como si nada... "sin esfuerzo". 

Lo que a otros les costará una barbaridad, tu lo harás muy fácilmente.

Habrás conseguido una cosa muy importante. Tu mente te dirá ante cualquier reto: sí, puedo.


Sinceridad


Del latín sincerĭtas, sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos. El término está asociado a la veracidad y la sencillez. Por ejemplo: “La sinceridad es un valor muy apreciado en esta empresa”, “El jugador volvió a hacer gala de su sinceridad y reconoció que está jugando por debajo de su nivel”, “Si hubieras hablado con sinceridad, María estaría contigo”.

La sinceridad implica el respeto por la verdad (aquello que se dice en conformidad con lo que se piensa o se siente). Quien es sincero, dice la verdad. Si un hombre está casado y, ante la pregunta de una muchacha, afirma ser soltero, está mintiendo y, por lo tanto, no está respondiendo con sinceridad.
La cualidad que consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad. 

La persona honesta respeta la verdad y establece sus relaciones bajo este parámetro moral. Sin embargo, el sujeto puede autoengañarse y no ser honrado o sincero pese a que crea que, en realidad, sí lo está haciendo.

Hay situaciones que pueden llevar a la persona a dejar de lado la sinceridad, pero sin tener la intención de mentir. Las denominadas “mentiras piadosas” son un ejemplo de esta circunstancia: si un adolescente recibe un regalo que no le gusta de su abuela y no quiere herirla, dirá que está encantado con el presente (por lo tanto, no será sincero).

A veces, atravesamos malas experiencias… ¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que descubre un engaño o una mentira? El sentirnos defraudados provoca incomodidad, esta experiencia nos lleva a procurar que nunca nos suceda lo mismo, y a veces, nos impide volver a confiar en las personas, aún sin ser las causantes de nuestra desilusión.

Sin embargo, como los demás valores, la sinceridad, no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.

La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por su actitud congruente, que mantienen en todo momento, basada en la veracidad de sus palabras y acciones.

Si queremos ser sinceros necesitamos decir siempre la verdad; esto que parece tan sencillo, resulta una tarea muy dificultosa para algunas personas. ¿Cuántas veces utilizamos esas mentiras piadosas en circunstancias que consideramos poco importantes?: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente,  hasta que nos sorprenden.


Si nos mostramos tal cual somos en la realidad, nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos. De esta manera, logramos el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades, pero también de nuestras limitaciones: los demás nos quieren y aceptan como somos.

El Ser Y El Parecer


Esta frase es muy cierta.  Si quieres ser un profesional, tienes que parecerlo. Si vas al nutriólogo esperas que esté delgado, si te entrenan en algún deporte, esperas que esté  saludable y en forma. Si te detiene un policía de tránsito esperas que traiga un uniforme cuando te detiene.

De otra forma, si no eres congruente entre lo que proyectas y lo que haces, puede hacer que disminuya tu credibilidad.  Las personas hacemos juicios en base a poca información y aun cuando no sabemos la historia completa, asumimos que sí.

Pararte frente a un escenario no es fácil, y tratar de transmitir un mensaje y persuadir a otras personas a que ejecuten una acción después de escuchar tu presentación, tampoco es sencillo.  Me pareció un buen ejemplo de alguien que explicó con detalle, por qué es importante y cómo hacer una presentación, y lo pregonó con el ejemplo
.
Hay  personas que crecen hasta llegar a puestos claves en las organizaciones, y que tienen que mantenerse ahí proyectando un liderazgo fortalecido.  Deben tener las cualidades que hagan que un grupo de personas lo sigan y le sean leales.  No todos cumplen al 100% con la mayoría de los requisitos que se esperan de un líder. Sin embargo, es fácil trabajar en mejorar ciertos comportamientos y tu forma de comunicarte para poder lograrlo. 

Con esto me refiero simplemente, a que puedes llegar a la cima en base a tus aptitudes, tus conocimientos y experiencia pero también debes tener una capacidad para relacionarte con otros.  Las personas cerca de ti, esperan y exigen mucho más cuando llegas a tener niveles altos en la organización.

Estás en la mira de una lupa altamente magnificada y estarán constantemente observando y haciendo juicios de lo que haces. Si no cuidas cumplir con exigencia todo esto, puede ir mermando la credibilidad de tu liderazgo.  Es importante no sólo ser un líder, también debes parecerlo. Trabajar constantemente en mejorar tus habilidades para relacionarte, tu forma de comunicarte con otros, ser  accesible y considerado, permitirá que no sólo lo seas, sino que también lo parezcas.

Si llegas a este nivel y no cuidas tus formas al comunicarte, si eres desordenado, tu arreglo personal no es adecuado, impuntual y desconsiderado hacia otros, puede afectar el cómo otros te ven y es importante cuidar estos detalles para seguir siendo un buen líder.  Recuerda de rodearte siempre de personas más listas que tú.  Podrán realizar actividades para las que tienen mejores aptitudes que tú, fortaleciendo así  el trabajo en equipo que se verá reflejado en el resultado de tus metas. 

Tener duda de darle crédito a otros por que parezca que no eres tan buen jefe, solo es señal de inseguridad y disminuye tu mensaje profesional.

SI tienes que hacer presentaciones en público dada la naturaleza de tu puesto, puedes trabajar en perfeccionar estas habilidades de comunicación.  Si después de varios intentos, descubres que no es lo que mejor puedes hacer, no eches a perder tu liderazgo forzando la situación. Es mejor que reflejes que eres un profesional y escoger a alguien en tu lugar que lo haga mejor.  

Eso también transmite la inteligencia y sabiduría de un buen líder.  Reconocer que no puedes hacer todo el trabajo y que no tienes miedo a que esto parezca que  eres débil, hace más efectivo tu habilidad para tomar decisiones.


Si para ser hay que parecer, cuida entonces tu apariencia, tu forma de comunicarte, tu comportamiento y si esto significa rodearte de un grupo de personas con habilidades que te hagan brillar como líder, entonces hazlo y demuestra que eres congruente con lo la imagen que proyectas.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Hacer Lo Correcto


¿Qué tanta diferencia habrá entre robar y aprovechar algo que no le sirve a nadie, aunque… no sea exactamente tuyo? Hay ocasiones en las que la vida te enfrenta al dilema de querer hacer algo que dentro de ti sabes que no deberías. Una parte de ti te dice que “más vale pedir perdón que pedir permiso” pero otra te detiene porque, en el fondo, sabes que no es lo correcto.

Creo que es algo que pasa todo el tiempo, incluso ante pequeñas decisiones… el problema está cuando te encuentras en el momento de elegir entre un camino y otro con algo realmente importante que puede incluso afectar a terceros. Y es aquí donde me ha surgido la duda sobre el verdadero significado de “hacer lo correcto”; tal vez lo que para ti está bien para los demás no lo es del todo o puede ser que sepas que no es lo ideal pero a largo plazo todos se darán cuenta de que fue lo mejor.

Y el dilema puede ser aún peor cuando sabes que cualquier decisión que tomes tendrá serias consecuencias. Por eso te recomiendo que, ante esta situación, hagas una lista de los pros y contras de cada uno de los posibles caminos; valora los beneficios y perjuicios de cada uno y elige… siempre con la conciencia de que tendrás que enfrentarte a los resultados.

Es posible que tus decisiones puedan lastimar a alguien, por eso intenta tomarlas con la cabeza bien fría pero sin olvidar tus valores. Descarta aquellos caminos en donde será inevitable herir a otro y, si no encuentras una mejor opción, consúltalo con la persona involucrada… tal vez esté de acuerdo contigo o juntos logren encontrar otra solución.

Hagas lo que hagas siempre habrá peros, frustraciones y hasta decepciones porque no eres perfecto y puedes equivocar el camino; pero si no decides ni arriesgas, no serás dueño de tu destino.


Siempre Dar Lo Mejor De Ti Mismo


Dar lo mejor de ti mismo es la única receta que te llevará al éxito. En el plano material, aparentemente no siempre ganamos cuando damos lo mejor de nosotros mismos. Muchas veces las cosas no salen como lo planeábamos, y es frustrante a veces ver que nuestros sueños o ideales no se mueven al ritmo que nosotros queremos; pero en el plano espiritual, no hay forma de sentirte perdedor si estás dando siempre lo mejor de ti mismo.

La receta del éxito es simple: ¡Da siempre lo mejor de ti mismo! y no te rindas, no mires atrás, no midas tu valor en relación a la retribución o a la opinión de los demás; sino en respuesta a tu satisfacción personal. Toma tiempo  para que la gente te escuche, y te escucharán sólo quienes estén listos. Tu pasión, tu dedicación y tu determinación; son las herramientas que se encargarán de que tu voz llegue lejos, de que tus sueños se materialicen en una maravillosa realidad; que por maravillosa, nunca será perfecta, ni nunca estará completa. Porque los soñadores se alimentan de sueños, y cuando un sueño se cumple, uno nuevo y más grande se vuelve a soñar.

El mundo es de quienes tienen fe en si mismos, y encuentran en cada reto una oportunidad de transformación, de ajuste. Un llamado de atención! Acercarnos al éxito o crecer en él no hace las cosas más simples, sino que cuando estamos haciendo lo que amamos, esa pasión es la que hace que todo sea posible; y es la que nos mantiene conectados, activados y dispuestos a invertir toda nuestra fe en lo que creemos.

Un ingrediente indispensable de la receta al éxito es: Determinar cuál es tu propio éxito.
Mientras no tengas claro donde vas, estarás caminando en círculos.

Mientras dejes que el éxito ajeno influencie el tuyo, nunca llegarás a ningún lugar.

Cree en ti, en tu éxito personal, y sin mirar a los lados, camina despacio, o si quieres camina rápido.. pero no dudes que tarde o temprano llegarás, y es ese sendero el que te dará todas las armas para continuar; aunque a veces caigas, aunque a veces dudes o aunque a veces necesites parar a descansar.


Desmotivados


Es imposible no tener malos días, y es bastante difícil sobreponerse a esos momentos en los que faltan ganas para todo. Sin embargo, siempre hay un par de cosas que podemos hacer para ayudarnos a salir el hueco negro donde los vagos se quedan a vivir para siempre.

Hacer la cama todos los días
Esto suena sumamente simple y tonto, pero es letal. De hecho, cuando una persona está en duelo o deprimida, muchos terapeutas recomiendan intentar al menos hacer tu propia cama todos los días. La simple acción de "lograr" algo así sea tan simple como dejar una cobija sin arrugas sobre el sitio en el que duermes te da la sensación de que el día inició. A mi personalmente me da un poco de energía, y ver la cama hecha y bonita me borra la idea de la mente de que podría seguir durmiendo todo el día.

Hidratarse
Más del 60% del cuerpo humano es agua, y todo el tiempo perdemos el precioso líquido, aún cuando estamos simplemente sentados pensando en la inmortalidad del cangrejo. Mientras dormimos en la noche pasan muchas horas en las que no tomamos agua, al levantarnos es una excelente idea ir a por un vasito. La deshidratación leve es más común de lo que parece, si tienes los labios algo rotos, sientes seca la garganta y hasta los ojos te pican un poco, bebe agua y santo remedio.

Si bebes poca agua vas a funcionar muy por debajo de tu potencial, y solucionarlo es extremadamente fácil. Tu día puede mejorar un poco simplemente con esto. Apuesto a que tanto leer sobre agua ya te dio sed, pero, se lo que estás pensando, el café no cuenta, ni tampoco las bebidas esas que dan alas. Las bebidas con cafeína y mucha azúcar por supuesto te van a poner alerta en pocos minutos, pero no son lo mejor para tu salud, y no debes reemplazar el agua con ellas.

Desayunar
En las primeras horas del día tanto tu cerebro como tu hígado necesitan glucosa para funcionar bien. Ayunar es terrible para el cuerpo y la mente, aunque sea algo ligero, intenta siempre comer algo. Y tomar solo una taza de café con mucha leche y azúcar no cuenta, agrega algo que puedas masticar y no sea 80% de azúcares refinados.

Establece una rutina
No se por qué hay tanta gente que odia las rutinas, las rutinas son tus mejores amigas. ¿Por qué? pues porque todo tu organismo trabaja bajo su propia rutina interna, el reloj biológico que tenemos trabaja a horarios fijos y no le vienen bien los retrasos. Los ritmos circadianos hacen que nos sintamos de una forma de día y de otra de noche, por algo cuando confundimos a nuestro cuerpo viajando a países con otro huso horario terminamos sufriendo los horrores del jetlag.

Tener una rutina no te hace aburrido y predecible, te hace práctico y sano. Hacer la cama todos los días, beber agua, comer un buen desayuno, son cosas simples que muchos pasamos por alto por considerarlas poco relevantes, cuando en realidad determinan en gran parte el resto de nuestro rendimiento durante todo el día. Decir "no tengo tiempo para desayunar" equivale a rendir menos en tu trabajo o estudios y terminar perdiendo mucho más tiempo.

Muévete
Si tienes un trabajo moderno en los que la gente pasa la mayoría del tiempo sentado, es importante que te pares de esa silla y estires las piernas un par de veces cada hora. Si crees que tu jefe te vas a despedir al verte tomar un descanso de 5 minutos para no convertirte en arcilla humana, deberías considerar cambiar de trabajo.

Descansar la vista, relajarte unos minutos, no pasar más de una hora en la terrible posición destruye espaldas, etc., no te quita casi nada de tiempo, pero de aporta mucho. No cuenta solo hacer 30 minutos de ejercicio todos los días si igual pasas 6 horas seguidas sentado. Una cosa no elimina la otra.

Planifica tiempo para entretenerte
La mayoría de la gente cree que lo único que hay que planificar son las cosas del trabajo o la escuela, las bodas y los funerales. Es importante tomarse una parte del día para decidir qué hacer con nuestro tiempo libre, tal vez te parezca contradictorio tratar el ocio como su fuese otra cosa en tu lista de tareas, pero la verdad es que ayuda mucho.


Vivir en esta época en la que hay tanto entretenimiento disponible al nuestro alcance puede hacer que nos sintamos abrumados con tantas opciones. ¿Quién no pasa horas intentando elegir qué ver en la televisión y menos tiempo viéndolo? Intenta siempre separar tiempo para relajarte, ya sea paseando por un parque, saliendo a cenar, leyendo un libro, jugando videojuegos, tejiendo una bufanda o lo que sea que te guste hacer. ¿Por qué no ser productivo a la hora de entretenernos también?

Ignorancia


La ignorancia es la falta de conocimientos en particular o de cultura en general. Aparte de la ausencia total o parcial de conocimientos, la ignorancia puede ser determinada por la imperfección en los contenidos del saber o por la falta de congruencia de la información que se maneja como cierta, por ejemplo, al difundir una idea falsa, pensando que es verdadera.

El ignorante ignora, está ausente e inconsciente, pasa por la vida mirando sin ver, oyendo sin escuchar y hablando sin decir nada. Así, la ignorancia aplicada como adjetivo a una persona se toma como sinónimo de estupidez, tomándose de ese modo como un insulto o un desprecio.

“La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía”
Emiliano Zapata

“Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte”
Pancho Villa

“Si te vieres rodeado de mucha gente ignorante, no te envanezcas por lo que sabes, más bien mira a los que te superan en conocimientos y verás que aún no eres lo que te imaginas ser; y estás por debajo de muchos”
Mahoma

“Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”
Isaac Newton

“Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es”
Pitágoras

“No está bien ocultar la propia ignorancia, sino descubrirla y ponerle remedio”
Heráclito




viernes, 8 de septiembre de 2017

Cultivar Un Buen Carácter


Hace poco hablé sobre la ira y el auto-control, como nos enfadamos por pequeñas cosas sin importancia y como finalmente perdemos la paciencia, diciendo cosas a las personas que apreciamos, lastimando-los ,  sin haberlo pretendido, y al final nos arrepentimos.

A estas personas que normalmente actúan así, se las llaman comúnmente que tienen un mal carácter. (Entendido el carácter como la  personalidad o forma de ser). Si nos paramos a pensar un poco las personas de mal carácter o mal genio llevan etiquetadas palabras como:
agrio, amargo, apagado, áspero, brusco, fiera, duro, terrible, etc.

Estas personas llevan fijadas connotaciones muy negativas en su persona, y no creo que los individuos sólo sean lo que su carácter dice de ellos.

Por ello, aquellas personas que les gustaría suavizar su carácter, les narraré un pequeño cuento que les puede hacer ver, hasta que punto su forma de hablar puede hacer daño.

LOS CLAVOS
Había una vez un chico que perdía la paciencia con facilidad y por ello se enfadaba constantemente con sus compañeros y hermanos.

Es decir, que tenia mal carácter…

Un día su padre cansado de su mal genio, le propuso un juego. Le entregó un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien.

El primer día clavó 40 clavos, al chico le parecieron muchos, se sorprendió bastante y como no era una mala persona, durante las semanas siguientes se propuso ser más paciente. Día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos. Finalmente llego el día en el que ya no clavaba ningún clavo.

Entonces fue a ver a su padre para mostrárselo. Su padre lo elogió, por su perseverancia, su constancia y por alcanzar su objetivo. Pero le manifestó que en aquel momento era la ocasión de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia.

Los días pasaron y finalmente el chico pudo anunciar a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. Entonces el padre lo  condujo  hasta la verja y le dijo:

 “Hijo mío, has procedido correctamente, pero observa cómo está la verja, mira todos los agujeros que han quedado en la valla. Como sabrás, esta verja nunca será como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como esta. 

Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre quedará la herida. 

No importa las veces que pidas perdón, la herida permanecerá. Lo mismo pasa con la palabra, una herida provocada con la palabra (una herida emocional) hace tanto daño como una herida física.”

Este cuento nos hace ver como las palabras tienen el poder de dañar o sanar, tu eres el responsable de utilizar las palabras para tal fin, tú decides si quieres dañar o no. Enfadarse es fácil cuando los acontecimientos son molestos o fastidiosos, pero hacer frente a la frustración con calma precisa de una gran fortaleza, igual que aceptar a los demás y perdonar sus errores.

Necesitamos de una gran entereza para crear situaciones agradables.


El Ser Servicial


El valor de ser servicial, es el valor de sentir el amor y la disposición de ayudar a otros cuando nos necesitan, de darle una mano a quien la pide a gritos.

Ser una persona servicial, es pensar en los demás y en su bienestar, y más que eso, es idear la manera de ayudarlos a que sean felices y motivarlos a lograr sus sueños.

Las personas serviciales solo tienen como interés sentirse bien con los demás y sobre todo con ellas mismas, al saber que están dando de lo que tienen, para provocar sonrisas y bienestar en los que están a su alrededor.

La servicialidad nos permite atraer el bien a nuestra vida, rebozar de satisfacción y alegría por volver sólidas nuestras relaciones interpersonales.

Ser una persona servicial, es pensar en los demás y en su bienestar, y más que eso, es idear la manera de ayudarlos a que sean felices y motivarlos a lograr sus sueños
Dejamos de pensar que "siempre me lo piden a mí". Observemos cuantas veces nos negamos a servir, seguramente muchas y muy frecuentes.

Las personas serviciales solo tienen como interés sentirse bien con los demás y sobre todo con ellas mismas, al saber que están dando de lo que tienen, para provocar sonrisas y bienestar en los que están a su alrededor.

La servicialidad nos permite atraer el bien a nuestra vida, rebozar de satisfacción y alegría por volver sólidas nuestras relaciones interpersonales.

Observemos cuantas cosas hacen los demás por nosotros y sin que lo pidamos. Cada una de ellas puedes convertirla en un propósito y una acción personal.


Solidaridad Humana


Todo empezó en otro lugar
Aunque sus datos estén siempre a la espera de ulteriores hallazgos, los paleoantropólogos datan el origen remoto de lo que hoy entendemos por “humanidad” hace varios millones de años (200.000 años si hablamos del homo sapiens) y lo sitúan en el corazón de África. A partir de ahí y mediante sucesivas oleadas motivadas por causas diversas y no siempre suficientemente conocidas, esos primeros homínidos fueron paulatinamente poblando el resto del planeta, dando así lugar a la rica diversidad de la que hoy disfrutamos.

¿Disfrutamos? Bueno, disfrutamos y padecemos. Porque esa mixtura que conforma el género humano ha sido motivo y coartada a lo largo de los siglos para las más variadas tropelías. El “otro”, el extraño, el diferente, es decir, cualquier persona para todas las demás, ha sido a menudo tratado como chivo expiatorio, despersonalizado, cosificado y expuesto ante “los propios” como causante de todos los males, como origen último de todas las amenazas. Es como si en todas las culturas anidara, más o menos aletargada, más o menos vigilante, una perversa necesidad de encontrar un “otro” que focalice los temores de la comunidad y oficie así como “cabeza de turco”. Proyectar sobre esas personas todos los males que a una determinada comunidad aquejan, actúa como una suerte de exorcismo que, sin resolver realmente ningún problema, parece ser tranquilizador.

Como dice García Canclini (2004), “la extrañeza de la otredad y el rechazo de su diferencia se forman a menudo al ir depositando en los demás caracteres que negamos en nuestra vida para proteger la coherencia de nuestra imagen”. Caracteres que, a menudo, no tienen ninguna relación real con las personas sobre las que se proyectan, que acaban encarnando estereotipos imaginarios que, sin embargo, tienen un impacto cierto en la realidad. En palabras de Amin Maalouf (1999), “es nuestra mirada la que muchas veces encierra a los demás en sus pertenencias más limitadas”. En parte porque, al parecer, necesitamos esa proyección, de manera más o menos inconsciente, para construir nuestra propia identidad, nuestra particular diferencia. 

Como dice Amartya Sen (2007), “la atribución de determinadas características a un grupo específico puede preparar el camino para la persecución y la muerte”. A lo que añade que “ver a una persona solo en términos de una de sus muchas identidades constituye una operación mental profundamente rudimentaria”. Investimos a los otros de identidades que resultan, en gran medida, de construcciones imaginarias que, sin embargo, tienen un impacto efectivo sobre la realidad. Un impacto con frecuencia negativo para la convivencia entre personas diferentes, porque reviste la realidad de un sinfín de fantasmas de los que resulta difícil desprenderse.

Sin embargo, a pesar de que la historia revela incontables barbaridades basadas en esta dinámica social y cultural, también podría escribirse una historia alternativa de la humanidad en la que se pusiera de manifiesto el enorme acervo cultural que la diversidad que nos caracteriza como especie ha generado. Además, no se trata de una riqueza estanca como la que puede verse en cualquier museo que albergue en sus diversas salas momentos petrificados de la historia de la humanidad o de una determinada cultura o país. Por el contrario, humanos y humanas del siglo XXI somos lo que somos como resultado azaroso de un aluvión de mezclas en las que ya resulta imposible discriminar la procedencia de cada rasgo. Y no solo desde el punto de vista físico, que también. La música que escuchamos; los libros que leemos; las personas con las que trabajamos o nos relacionamos presencialmente o a través de internet; los alimentos que llenan nuestros platos; las ropas que vestimos; los objetos que decoran nuestras casas…; en definitiva, las personas que somos, son fruto del mestizaje, de la impregnación de nuestras culturas “de origen” por todas aquellas otras culturas que, a través de una relación directa o mediada, van formando los cimientos en los que nuestra identidad se basa. Somos, como dice Amin Maalouf (1999), “seres tejidos con hilos de todos los colores que comparten con la gran comunidad de sus contemporáneos lo esencial de sus referencias, de sus comportamientos, de sus creencias”. Una afirmación compartida por Sen (2007), en la obra ya citada, cuando recuerda que “cada uno de nosotros puede tener, y tiene, diferentes identidades relacionadas con diferentes grupos significativos a los que pertenece de manera simultánea”.

Somos, en definitiva, resultado de incesantes mezclas. Y podemos crecer con tal riqueza o utilizarla como vía para desacreditar al otro y mitigar así nuestros temores, nuestras inseguridades.


jueves, 7 de septiembre de 2017

Superación Personal


Hay veces en que la vida pega muy duro. Hay momentos en donde parece que todo se acaba, y casi no hay fuerzas ni ganas para seguir viviendo. Sin embargo, donde hubo llanto, desesperanza y dolor, también hay lugar para que lo mejor de cada uno florezca. “A los 19 años uno se cree inmortal, me sentía casi a la misma altura de Dios, sin embargo el accidente que tuve en la moto hizo que mi vida diera un vuelco tremendo”, así Lucas Nicolás Díaz Aspiroz comenzó relatándonos su historia. Una historia que por la manera positiva y esperanzadora con la que transita sus días bien puede sintetizarse en una frase que compartió en facebook: “La vida te pone obstáculos… Los límites te los ponés vos”. Hoy Lucas compite a nivel internacional en paracanotaje, y su presente merece destacarse porque inspira a no darse nunca por vencido y confiar.

El destino lo sentó de prepo en una silla de ruedas y lo llenó de culpas al ver todo el esfuerzo que su entorno hacía para que de algún modo pudiese volver a ser el mismo de siempre. Durante su etapa de recuperación pasó momento difíciles, pero salió adelante. Tuvo mucha fuerza de voluntad y una familia que además de apoyarlo siempre, también se animó a soltarlo cuando más lo necesitó. “La única manera en que te hacés fuerte es si te sueltan, sólo así ganás en confianza” enfatizó Lucas, quien hoy, a los 34 años, no sólo aprendió a valerse por sí mismo y se nutrió de grandes aprendizajes, también se transformó en un símbolo deportivo de autosuperación. 

Lucas integra la selección argentina de paracanotaje y viaja por todo el mundo compitiendo.

Jugó al tenis en silla de ruedas, pero ni bien conoció la disciplina del paracanotaje no solamente pensó en vincularse al deporte como un modo de integración, sino también en competir en los niveles de élite. “En realidad la vengo remando desde hace bastante” puntualizó sonriendo, en alusión a lo difícil que le resultó sobreponerse al accidente de tránsito que lo dejó sin volver a caminar. “Me gusta mostrar que se puede -remarcó-, cuando a mí me pasó lo del accidente YouTube no existía. Yo para salir adelante no tenía videos que me inspiraran a superarme, me maté a palos solo, por eso sé que se puede y eso es lo que quiero transmitirle a todos aquellos que hoy están en una condición similar a la mía“.

Cabe destacar que a varios de los eventos deportivos en los que le ha tocado participar, Lucas ha viajado con Brenda Sardón (integrante de la Selección Argentina de paracanotaje, que nació en la ciudad de Bolívar). Además, él tiene como máximo referente en su disciplina al brasileño Fernando Fernándes (un ex modelo de Dolce Gavanna y participante del “Gran Hermano” de Brasil, que ahora cuenta con un instituto cuyo objetivo es proporcionar motivación y ayudar a mejorar la calidad de vida de niños y adolescentes con diversos tipos de discapacidad a través de piragüismo), quien sufrió un accidente similar al suyo; ambos competidores también impulsan un mensaje de superación personal que va más allá del deporte.


Recientemente Lucas logró su pase a los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, que se desarrollarán en el mes de agosto, tras obtener el cuarto puesto en la final A en K1 200m KL1 del Mundial de Milán, Italia, de ahí que actualmente se encuentre entrenando duro y con mucho entusiasmo.

¿Qué Es Inclusión?


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La Inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los  procesos sociales, culturales y en las comunidad
La inclusión es necesaria si queremos:

• Un mundo más equitativo y más respetuoso frente a las diferencias.
• Beneficiar a todas las personas independientemente de sus características, sin etiquetar ni  excluir.
• Proporcionar un acceso equitativo, haciendo ajustes permanentes para permitir la participación de todos y valorando el aporte de cada persona a la sociedad.

Incluir y contener a algo o alguien.- Para entender lo que el término inclusión significa, deberíamos empezar por definir la acción de incluir. La misma supone contener o englobar a algo o alguien dentro de otra cosa, espacio o circunstancia específica. Incluir entonces es sumar algo a otra cosa ya existente. Así, el término inclusión hace referencia al acto de incluir y contener a algo o alguien.
Usualmente, este concepto se utiliza en relación con situaciones o circunstancias sociales en las cuales se incluyen o se deja afuera de ciertos beneficios sociales a grupos sociales específicos.

Inclusión social: no dejar fuera de beneficios a ciertos sectores de la sociedad
La inclusión, entendida desde un punto de vista social, tiene que ver con el trabajo que diferentes personas realizan a diario para asegurar que grandes sectores de la sociedad no queden por fuera de esta y entren entonces en una espiral de violencia, delincuencia y paupérrimas condiciones de vida. 

La inclusión social significa integrar a la vida comunitaria a todos los miembros de la sociedad, independientemente de su origen, de su actividad, de su condición socio-económica o de su pensamiento.

Normalmente, la inclusión social se relaciona con los sectores más humildes, pero también puede tener que ver con minorías discriminadas y dejadas de lado, tal es el caso de comunidades aborígenes o de etnias minoritarias.

Entonces, dentro de la inclusión debemos agrupar a las actitudes, las políticas y las tendencias, que se propongan integrar a las personas de distintos sectores a la sociedad a la cual pertenecen, 
proponiéndose que las mismas contribuyan aportando sus talentos y que al mismo tiempo obtengan un feedback recibiendo por parte de la sociedad beneficios. La inclusión debe concretarse desde todos los planos: político, económico, educativo, social, entre otros.


Los métodos a los que se recurre para llevar adelante el fenómeno de inclusión social pueden ser muy variados, aunque por lo general tienen que ver con proveer a esos sectores desprotegidos y discriminados con todos aquellos medios necesarios para poder desarrollar un estilo de vida digno y estable. En este sentido, la inclusión social puede significar asegurar trabajo, salud, viviendas dignas y seguras, educación, seguridad y muchas otras cosas que contribuyen a que toda la sociedad de desarrolle de manera orgánica y ordenada. 

La inclusión social es un fenómeno característico de estos últimos años en los que las crisis económicas mundiales y regionales han hecho que importantes sectores de las poblaciones humanas entren en desamparo y abandono.


Empatía


La empatía consiste en tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro. 

La empatía básicamente es comprensión. Comprender el punto de vista de la otra persona, 
comprender su estado emocional y anímico, comprender sus circunstancias personales y su historia de vida. La comprensión  nos ayuda a conocer al otro por lo que ese conocimiento profundo hace que sea más nuestro y nos facilita la aceptación y la capacidad de perdonar a la persona que tenemos en frente. 

Ser empático no implica necesariamente estar de acuerdo con el otro, ni supone abandonar nuestras creencias o valores. Puede darse el caso de opinar de manera totalmente contraria al otro y estar en completo desacuerdo, pero lo importante es intentar respetar su punto de vista y aceptar como válidas y correctas sus propias opiniones, ideas o valores.

La empatía es una habilidad social básica. Y como cualquiera de las habilidades sociales, no se nace con ella. Se puede entrenar, modificar y mejorar.

“La empatía es la que nos convierte en arquitectos de nosotros mismos, para salir del yo al tú, aceptarlo, amarle, desearle felicidad y procurársela en lo posible. La empatía es la que hace posible la socialización, porque ayuda al yo a humanizarse, a enriquecerse y a lograr una convivencia mutuamente constructiva y gratificante con el tú, y de ahí llegar al nosotros social de todos para todos.”
Bernabé Tierno

Ventajas de la empatía:
Favorece la afectividad, el cariño y la ternura
Desarrolla el diálogo y la conversación con los demás
Potencia la capacidad de respetar las opiniones del resto
Nos proporciona conocimiento sobre el otro y sus circunstancias
Propicia la conducta prosocial y el altruismo 

Con frecuencia, nos quejamos de los comportamientos y actitudes de los demás considerándonos a veces el centro del universo y pensando que somos los únicos que tenemos problemas. ¡Intentemos ponernos en el lugar del otro!


Ponte las gafas de la empatía y observa que hay detrás de las personas.