Seguro que has
oído hablar de la conciencia o de los estados de conciencia: son
conceptos misteriosos y complicados para las personas ajenas a las ciencias
cognitivas. En este artículo te resumimos las ideas más importantes: cómo se miden
los estados de conciencia, niveles, contenidos, estados alterados de
conciencia, etc… de forma sencilla.
Vivir aquí y ahora. Estar presente parece obvio, y aunque
debería serlo, en realidad es la excepción. ¿Por qué? Porque la verdadera
presencia es más que estar físicamente en un lugar: es estar conectados con
nuestra esencia, que es hermosa e imperturbable.
Lamentablemente, esa paz interior se ve perturbada, a
veces violentamente, por nuestros pensamientos y emociones, que nos alejan
del momento presente, del aquí y ahora.
“El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí
por qué se nos escapa el presente.”
-Gustave Flauvert-
Descartes el famoso filósofo francés del siglo XVII dijo:
“Pienso, luego existo”. Esta frase define la forma como el ser humano
moderno se identifica a sí mismo: a través de sus ideas y
pensamientos. Sin embargo, en la actualidad existen otras visiones que se
permiten disentir de tan respetable y erudito pensador.
Y es que, aunque los pensamientos e ideas son poderosos
e importantes, no dejan de ser relativos y pasajeros. Es decir, si nos
definiéramos a nosotros mismos por lo que pensamos, estaríamos asentando
nuestra identidad sobre arenas movedizas.
Así, lo que los demás o incluso nosotros pensamos de
nosotros mismos, no nos define, sino que son solo conceptos que no logran
abarcar nuestra verdadera esencia. Además, la perorata interminable de pensamientos que
constituye nuestro diálogo interno produce un ruido que nos impide escuchar la
hermosa melodía que proviene de nuestra presencia y nos mantiene desconectados
del momento actual.
Desde que Freud destapó
la olla del inconsciente y comenzó a interpretarlo, la psicología comenzó
a moldear la forma como percibimos nuestra vida mental y emocional. Como
ciencia al fin, está basada en un modelo mecanicista y racional, con énfasis en
la patología o enfermedad.
Por lo tanto, si tenemos ciertos síntomas y conductas
que se ajustan a ciertos patrones, somos etiquetados, medicados y hasta
condenados a “cargar” con una “enfermedad mental” de por vida.
Aunque es innegable que las emociones son parte de nuestra
humanidad, estas son igualmente pasajeras y no constituyen la parte más
profunda ni real de nuestro ser.
“Las emociones son fenómenos
temporales como lo son las tormentas. Siempre pasan, y el imperturbable
firmamento reaparece porque en realidad siempre estuvo allí, a pesar de lo
escandaloso que haya podido haber sido el fenómeno meteorológico (o psicológico).”
Por lo tanto, como diría Eckhart Tolle, autor de El
poder del ahora, “no te tomes tus emociones demasiado en serio”. Estas
solo se instalan si nos identificamos con ellas y dejamos que se posesionen de
nosotros.
No te engañes, tu presencia está por encima de las
emociones y es imperturbable. Desde las alturas de la presencia puedes
observar la tormenta de tus emociones pasar; acéptalas, siéntelas, pero sin
sufrimiento innecesario. Ten la certeza de que la presencia que eres tú es
fuente inagotable y permanente de paz y felicidad.
La lista de lo que no eres y te impide el vivir aquí y ahora
no se agota con los pensamientos y las emociones. Hay muchas otras cosas
que nos desconectan de la presencia, como identificarnos con nuestras habilidades (soy
inteligente, o soy tonto), posesiones (soy rico o pobre), logros o títulos (soy
ejecutivo, doctor, o delincuente).
Todas estas condiciones van y vienen, y son relativas, pues
no son más que conceptos y etiquetas que no son la presencia, que hoy las tenemos
y mañana quién sabe.
Sin embargo, nos atormentan, porque nos mantienen
alejados del momento presente,
que es lo que nos permite conectarnos con nosotros mismos. Así, nos angustiamos
por lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado, o nos preocupamos por lo
que puede llegar a ocurrir en el futuro.
Entonces, solo es necesario que en este momento abras
el presente que tienes en tus manos. Allí encontrarás la presencia, el mejor
regalo que puedes darte a ti mismo y a los demás.