miércoles, 21 de febrero de 2018

Lectura E Intelecto



La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo.
-Joseph Addison.

Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.
-Antonio Gramsci.

Sin duda una de nuestras herramientas más poderosas para desarrollarla individualmente, así como para amplificarla colectivamente, es la lectura. “La lectura es un proceso emergente de construcción de significado que ocurre cuando la información topicalizada por el texto se sintetiza con el conocimiento previo como parte de un proceso general de interacción mediada con el mundo” 
(Michael Cole y Bárbara Means, Cognición y pensamiento, 1986).

En los últimos años, desde el ámbito de la neurociencia, han surgido fuertes confirmaciones de estas teorías, principalmente a partir del concepto de “plasticidad neuronal”, que implica que nuestro cerebro no es una unidad estática, sino que se trata de un continuo proceso de cambio y adaptación de redes sinápticas, las cuales organizan y reorganizan nuestra cosmovisión y nuestra percepción general del mundo. Para este complejo proceso, el hábito de leer se convierte en uno de sus catalizadores más poderosos.

En un estudio llevado a cabo durante un programa de alfabetización en Colombia, el doctor Manuel Carreiras del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje comprobó que las personas alfabetizadas mostraron un importante incremento frente a las no alfabetizadas en dos áreas relacionadas con el procesamiento visual, fonológico y semántico de la información en un texto: la materia gris (la densidad neuronal) y la materia blanca (encargada de conectar los dos hemisferios del cerebro).

Guillermo García Ribas, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), concluyó que “la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales”. La lectura constante y prolongada mejora nuestra capacidad de razonamiento, nuestra agilidad mental, nuestra concentración y nuestra memoria, al tiempo que amplía nuestros recursos lingüísticos y la profundidad de nuestras ideas.

Otra escritora argentina, Mori Ponsowy, rescata el valor único de los textos literarios, al preguntarse en voz alta:

¿Por qué leer? Para huir de las grandes abstracciones y las palabras simples. A diferencia del derecho, las ciencias y la política, la buena literatura está hecha de profundidad, de detalles […] pues, antes que nosotros, el escritor se tomó el trabajo de buscar lo que realmente importa en medio del desorden informe de nuestras vidas, y de encontrar las palabras exactas para desplegarlo ante nuestros ojos, iluminando detalles y matices que nos despiertan del letargo y la costumbre ¿Por qué leer? Para sumergirse en lo particular y único de cada vida. Para huir de los prejuicios de las grandes palabras… Leer en serio es un modo de negarse a ser ovejas en un rebaño, ovejas que no están muy seguras de qué piensan o en qué creen -o que. si lo están, es porque otros se lo han dicho-, para convertirnos en individuos con rasgos peculiares, con claridad de pensamiento, con ideas propias y precisas… 

¿Por qué leer? Para descubrir quiénes somos. ¿Por qué leer? Para poder pensar.


Caminemos Juntos


Un paso. Otro paso. Uno más. La marcha se hace lenta.  Cuesta caminar. La subida es empinada. El sendero no está marcado. Contemplando las estrellas todo se vuelve más fácil.  No estamos solos. ¿Hacia dónde vamos? ¿Por qué tanta gente permanece indiferente? Subir aporta claridad, pero hacerlo implica un esfuerzo que muchos no están dispuestos a realizar. La seguridad se paga con la libertad. Debemos seguir andando. Hay que aprender a confiar.  El camino señalado es invisible. Sólo el corazón puede verlo. Sentir es la clave para seguir avanzando hacia la luz.

La constancia y la voluntad presentan síntomas de cansancio. La batalla es interna. Viejos cuestionamientos y dudas afloran, saben que sólo pueden vivir mamando de la inconciencia y dan sus últimos coletazos para intentar torcer el rumbo. A medida que ascendemos se caen los andamiajes. 

Las estructuras se esfuman. Hay que permanecer alertas. Nunca se sabe de qué manera se presentará el próximo desafío. Las pruebas son una constante que nos ayudan a elevar.

Hombro con hombro, alma con alma, así, juntos, todo se hace más simple. La mano cálida de un peregrino me apuntala. La sonrisa de otro hermano me infunde optimismo. Todo suma. Es un honor poder disfrutar cómo las mariposas danzan con el viento. Las abejas y picaflores también nos acompañan. Son mensajes sutiles que confirman la senda elegida. El corazón simplemente agradece por tanta felicidad.

A lo lejos, todavía se escucha el eco de la risa de las masas. Creen que estamos locos por querer que la paz y la armonía retornen a la Tierra. Cantemos. Que nuestras manos se unan bien alto, para que desde el valle de lágrimas vean que marchamos unidos en el amor, irradiando la energía de una nueva humanidad.

No somos mejores ni peores que los demás, sólo buscamos no vivir en la inconsciencia.

Se necesita coraje, fe y actitud para seguir peregrinando. La vibración del despertar insufla energía, cicatriza las heridas y abre los ojos del alma. La maestría del corazón nos guía.  Podemos no verlos, pero estamos acompañados.

Seres de luz nos protegen. El caos, la desesperanza y el odio quedan en sus bajos reinos de sombras. Luz por un lado, oscuridad por el otro. Las aguas se dividen.

Un nuevo orden se despliega.

Me pediste ayuda compañero de ruta, lo mejor que puedo hacer es recordarte que falta muy poco. No aflojes, ánimo. Toma mi mano y ponte de pié. Tenemos que continuar. Imagina lo majestuoso que será llegar a la cima.

Despreocúpate, vamos bien. Disfrutemos del silencio. Contemplemos el paisaje. 

No hacen falta las señales, nuestros espíritus saben que aunque no existan los carteles indicadores, éste es el camino señalado.


Orígenes De Nuestra Especie


La búsqueda de información genética en los fósiles permite conocer de primera mano sus filogenias y escudriñar en sus orígenes. 

De esta manera, se pueden contrastar datos de tipo paleontológico basado en el análisis morfológico de los fósiles que representaban los fenotipos con las estructuras de ADN genotípicas.

El origen de nuestra especie ha sido una incógnita hasta hace bien poco. Se desconocía su antigüedad y como se había extendido por todos los continentes. 

Los trabajos de Alain Wilson y Rebecca Cann en 1987 abrieron las puertas a este conocimiento sobre nuestras raíces. Pudimos saber que procedemos de África, donde emergimos hace más de 160.000 años, y a partir de hace unos 100.000 nos extendimos fuera de nuestra cuna.


Nuevos datos sobre la antigüedad y el origen de nuestra especie se han publicado no hace mucho en Science. La investigación ha sido llevada a cabo por miembros de la Universidad de Pensilvania (EEUU), bajo la dirección de la bióloga genetista Sarah Tishkoff. Se han comparado 1.327 marcadores de ADN en unos 4.000 individuos de poblaciones africanas, afroamericanas y no africanas.

Los resultados permiten plantear que nuestros orígenes específicos están en Namibia (África del Sur) y se remontan a hace unos 200.000 años.Una información relevante del estudio es la existencia hipotética de 14 grupos ancestrales a partir de los cuales han evolucionado todas las etnias africanas. Estos datos genéticos han sido contrastados en el ámbito lingüístico y cultural. 

Ya conocemos que son las poblaciones africanas las que presentan más diversidad genética de todas las existentes. Sabemos, por lo tanto, que son las que llevan más tiempo evolucionando y se encuentran más cerca del origen de la especie Homo sapiens.

Eudald Carbonell Roura es director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social y codirector del Proyecto Atapuerca


El Arte De La Duda


El ser humano busca certezas, pero no lo puede lograr sino a través de la duda. El dardo de la duda es el acicate que estimula la reflexión y permite hacer preguntas esenciales y poderosas, como demostró ampliamente Sócrates con su Mayéutica, 
o Descartes con su propuesta de la duda metódica. Quien no duda no se pregunta, quien cree tener la verdad completa obstruye la senda del conocimiento.

“Dudar permite frenar la precipitación del juicio y las acciones que son mera reacción. Quien duda considera y reconsidera, pesa y sopesa, discierne y distingue, en una palabra, hace que su vida sea resultado de la elección y no esa inercia de quienes se pierden en el coro aborregado de la sociedad”, expresó Óscar de la Borbolla en su libro El arte de dudar.

 “Dudar de uno: no creerse capaz o no creerse digno le quita al ser humano esa apariencia feroz que ostentan las locomotoras o la gente dogmática cuando, seguras y potentes, van a toda velocidad hacia donde los inmóviles rieles del destino las guían”.

Del filósofo chino, Hu-Ssong, se cuenta la siguiente anécdota mientras hablaba con sus discípulos. Le dijo uno: “Maestro: tengo muchas dudas. Aprenderás bastante - le respondió Hu-Ssong. Otro le dijo: Maestro: no tengo ninguna duda. Jamás aprenderás nada - le indicó el maestro. Y explicó: El que duda busca; el que no duda piensa que lo ha encontrado todo ya, y entonces deja de pensar. 

La incertidumbre del que duda enseña más que la certeza del que cree saberlo todo. La duda nos hace humildes; de la absoluta certidumbre nace la soberbia. 

Tienes razón - dijeron los alumnos. Y Hu-Ssong contestó: Lo dudo”.

 ¿Practico el arte de la duda? ¿Planteo preguntas esenciales y poderosas? ¿Me encierro en dogmatismos?



Valores


El verdadero valor de una persona no se encuentra en su inteligencia, ni en sus talentos, ni en sus habilidades, ni siquiera se encuentra en sus principios …
El auténtico valor de una persona, el más valioso, el que es exclusivo, inconfundible, el que es innato al gran ser humano, es esa capacidad tremendamente generosa de situarse en el lugar del otro, de olvidarse de uno mismo, de sustituir el YO por encima de todo a él TÚ como una misma parte. 

De postergar ser el centro del universo por empatizar con tus semejantes. De aparcar la falsa necesidad de nuestro ego por la bondad de prestar ayuda a los demás. De desatender nuestros arduos deseos por atender los deseos de los que de verdad te necesitan en ese momento.

Esa cualidad, que es tan escasa en la actualidad, es la que más valor tiene, porque en un mundo tan superficial y caótico como es el actual, donde cada cuál camina en soledad y mira por si mismo, es realmente difícil encontrar a personas que no solamente se preocupen por ti sino que se ocupen de hacerte sentir feliz.

Sentir empatía requiere de un grado de atención cuantioso, de un esfuerzo extraordinario de observar al otro.

Seamos más humanos y desarrollemos nuestra empatía, situémonos en el lugar del otro e intentemos comprenderlo en cada situación. Las relaciones humanas funcionarían mucho mejor si practicáramos la escucha activa desde nuestro corazón y apreciáramos de verdad los sentimientos y necesidades de los demás.

Pregúntate todos los días, ¿qué puedo hacer hoy para que tú te sientas mejor? 
   
“Quien escucha con el corazón encuentra la armonía entre la palabra, el gesto y el silencio”

(J. Bermejo)

martes, 20 de febrero de 2018

Lo Que Tu Mente “Piensa”


Todo depende de lo que pensemos! Es frecuente decir “estoy cansado, no puedo aguantar más” e inmediatamente después tener ganas de echarnos a dormir tres días seguidos. No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y especialmente el primero tiende a hacerlo a corto plazo

Sin embargo, también pueden llegar a ser una especie de genio de la lámpara que obedece sin protestar los deseos de su amo.

A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo contrario! Somos los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la culpa al entorno, a los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside en nuestro interior. Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable en el otro o en algo ajeno. 

De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y mejorar.

Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más demandan de nuestro físico, pero también de nuestra mente. 

Además de requerir una buena preparación física también demandan un entrenamiento mental. ¿Por qué? Porque en el preciso momento en que el cuerpo no puede más es el cerebro el que ayuda a seguir adelante… aunque después el dolor sea tan grande que no haya calmante que pueda atenuarlo.

Sin necesidad de convertirte en maratoniano para probar esta teoría, piensa en las veces en que estabas a punto de caer vencido por el sueño, el cansancio o el tedio de la rutina y dijiste “puedo seguir”, “estoy bien” o “lo terminaré”. Es probable que en ese momento consiguieras un plus de energía -que no salió de una taza de café- para continuar con tus tareas y luego caer extenuado en la cama para dormir varias horas seguidas.

Las maratones son una de las pruebas de resistencia que más demandan de nuestro físico, pero también de nuestra mente. Además de requerir una buena preparación física también demandan un entrenamiento mental. ¿Por qué? Porque en el preciso momento en que el cuerpo no puede más es el cerebro el que ayuda a seguir adelante… aunque después el dolor sea tan grande que no haya calmante que pueda atenuarlo.

Tampoco se trata de ser la persona más positiva del mundo y andar por la vida buscando el medio vaso lleno de cada situación, sino de saber que hay pensamientos que nos ayudan y otros que nos perjudican. Deja de prestar atención a lo irrelevante y céntrate en lo que realmente importa. Si las cosas rondan mucho por tu cabeza, tómate el tiempo para resolverlas y pasar a la siguiente tarea.

Si no puedes dormir porque tu mente es un torbellino de ideas, ten un pequeño cuaderno en la mesita de noche y aprovecha ese aluvión de creatividad para solucionar algunos de tus problemas. No malgastes tu energía en “rumiar” las cosas malas que te ocurren. Mejor aprovecha tu tiempo y tus recursos para encontrar una solución a los problemas.

Recuerda que no todo tiene por qué ser racional… ¡permite un poco de improvisación en tu vida! Si bien hay cosas basadas en la lógica, existen otras (muchas) que están más ligadas a las emociones, sensaciones e intuiciones.

Aprende a vivir con incertidumbre, aunque sea en una mínima dosis. Toma decisiones que también requieran ciertos riesgos y considera los errores como parte de las reglas del juego. Evita las auto presiones y acepta que eres imperfecto… eso disminuirá tus niveles de temor y ansiedad y como consecuencia, tus equivocaciones.

“Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella”
-Marco Aurelio-


El Enfoque Adecuado



Idealmente cuando empezamos un nuevo proyecto deberíamos poder continuar y proseguir hasta terminarlo por completo, sin embargo esto casi nunca pasa en la vida de la persona promedio.

¿Porque ocurre esto? Es muy simple, la motivación cambia a través del tiempo dependiendo de nuestro estado de ánimo, la variación de nuestras emociones, y diversos factores externos que nos afectan significativamente.

No es un secreto, que existen personas que se registran a un gimnasio para algún tiempo después desistir por completo, estar igual de gordos o incluso más, y fallar totalmente en el objetivo que se plantearon al inicio. Existen también personas que se proponen la meta de aprender un nuevo idioma, poco tiempo después, no se notan progresos ni se sabe que la persona efectivamente pueda hablar y entender el nuevo lenguaje.

Todo esto, ocurre porque sencillamente esas personas ven la meta como muy lejana. Y en ocasiones tienen razón.

No necesariamente te voy a decir que para que logres tu meta debes verla como algo posible de realizar, o cercano. Aunque sinceramente, ayuda, es indispensable que tengas en cuenta estos seis factores:

1. Imagínate Logrando La Meta Deseada, Con Todos Tus Sentidos

La visualización, no tiene nada de efectivo si no se usa la mayor cantidad de sentidos posible. Imagínate que ya estás logrando el resultado que deseas, y piensa en cómo sería a través de tu vista, tu olfato, tacto, tu oído, y tu gusto. Piensa en todos esos factores que estarán involucrados, una vez hayas alcanzado ese destino.

2. Recuérdate Diariamente El “Por Qué De Tu Meta”

¿Qué habrá mejorado en ti, una vez alcances el éxito? Es importante que te preguntes el “por qué” de aquello que estás haciendo. Las personas, a veces nos distraemos de ese “por qué”, y empezamos en un círculo vicioso a adoptar el auto-sabotaje.

3. Busca Apoyo (Especialmente De Quienes Ya Lograron Lo Que Tú Quieres)

Es mucho más fácil lograr una meta, si tienes alguien que te apoye en el camino. Sencillamente, si encuentras alguna persona que haya alcanzado ese destino que tú por ahora deseas, y ves cómo difícil, o lejano, tus probabilidades de éxito aumentarán increíblemente.

4. No Pierdas La Inercia

Puede que por momentos, te sientas agotado, desmotivado, y aburrido. Pero no dejes que esto te detenga, no permitas que tu meta deje de recibir acción de tu parte al menos una hora diaria. No dejes que nada ni nadie te impida continuar, por más cansado que te sientas en el camino.

5. Tómate Un Día Libre

Por otra parte, es bueno que consideres el descanso como parte fundamental de tu crecimiento, y de la adopción de nuevos hábitos para el éxito. Ninguna persona extraordinariamente exitosa ha logrado alcanzar sus metas trabajando sin descanso y acabando su cuerpo y su mente. Todo requiere de autocontrol y medida.

6. Celebra El Logro De Pequeños Objetivos

Ya he mencionado anteriormente, que se hace indispensable dividir una meta u objetivo grande en varias metas u objetivos pequeños, y más fáciles de digerir. Esto aplica para cualquier cosa en la vida, y una de las grandiosas ventajas de llevar a cabo esta estrategia, es que puedes celebrar y felicitarte por cada uno de esos pequeños objetivos que alcances, logrando así un aumento de tu motivación intrínseca.

Pues bien, no se trata de magia. Se trata de mantenerse enfocado, de estar pendiente de la meta, dedicarle tiempo a tus sueños, de sencillamente mantener presente la imagen de aquello que te hace verdaderamente feliz.

Si buscas y te dedicas a lo que te hace feliz, tu éxito está garantizado.

El Conocimiento Activo Y Pasivo


Filosofía
El Conocimiento Activo Y Pasivo

Puesto que en la Naturaleza toda existe algo que es materia para cada género de entes -a saber, aquello que en potencia es todas las cosas pertenecientes a tal género- pero existe además otro principio, el causal y activo al que corresponde hacer todas las cosas -tal es la técnica respecto de la materia-, también en el caso del alma han de darse necesariamente estas diferencias.

Así pues, existe un intelecto que es capaz de llegar a ser todas las cosas y otro capaz de hacerlas todas; este último es a manera de una disposición habitual como, por ejemplo, la luz: también la luz hace en cierto modo de los colores en potencia colores en acto. Y tal intelecto es separable, sin mezcla e impasible, siendo como es acto por su propia entidad. Y es que siempre es más excelso el agente que el paciente, el principio que la materia.

Por lo demás, la misma cosa son la ciencia en acto y su objeto. Desde el punto de vista de cada individuo la ciencia en potencia es anterior en cuanto al tiempo, pero desde el punto de vista del universo en general no es anterior ni siquiera en cuanto al tiempo: no ocurre, desde luego, que el intelecto intelija a veces y a veces deje de inteligir.

Una vez separado es sólo aquello que en realidad es y únicamente esto es inmortal y eterno.

Nosotros, sin embargo, no somos capaces de recordarlo, porque tal principio es impasible, mientras que el intelecto pasivo es corruptible y sin él nada intelige.

               

lunes, 19 de febrero de 2018

Las Acciones Humanas


Filosofía
Las Acciones Humanas
Entre las teorías sociológicas, algunas se fundamentan en la acción individual. Max Weber expresó: En la acción está contenida toda la conducta humana en la medida en que el actor le asigna un sentido subjetivo (sentido mentado)

La esencia de una teoría de la acción es la descripción adecuada de las motivaciones y de las causas que promueven la acción social. No toda teoría sociológica la ubica como la variable de mayor relevancia. Este tipo particular de teoría sociológica se ha de vincular necesariamente a la Psicología social y por ello ha de utilizar, en forma implícita o explícita, el concepto de actitud.

A modo de ejemplo se resume brevemente por ser una teoría representativa del caso considerado, a la propuesta por Talcott Parsons y colaboradores. Tanto las funciones a cumplir por la teoría, las variables relevantes y los fundamentos psicológicos, han sido extractados a partir del libro de Parsons y colaboradores citado abajo.

Funciones a cumplir por la teoría:
Ayudará a la codificación del conocimiento concreto existente, y esto puede hacerse suministrando hipótesis generalizadas para la reformulación sistemática de hechos e ideas.

Deberá ser una guía para la investigación. Por medio de la codificación podremos localizar y definir más exactamente las fronteras de nuestro conocimiento y de nuestra ignorancia.

Facilitará el control de las distorsiones de observación e interpretación, que son fomentadas por la departamentalización de la educación e investigación en ciencias sociales

Así como el individuo mantiene ideas y creencias que promueven determinadas acciones, en la sociedad existen conocimientos e información que conforman el sistema cultural promoviendo a su vez las distintas acciones individuales. 

La cultura y el sistema social influyen sobre las actitudes individuales, mientras que los individuos influyen sobre el sistema social y sobre la cultura. Para Parsons, la acción es la unidad elemental de la cual se ocupa la Sociología e involucra los siguientes elementos:

El actor que cumple la acción.
Una finalidad hacia la cual se orienta la acción.
Una situación inicial de la cual se desarrollan nuevas líneas de acción, en las cuales tenemos las condiciones ambientales sobre las cuales el actor no tiene posibilidad de control y los medios sobres los cuales tiene posibilidad de control.


Una orientación normativa de la acción que lleva al actor a preferir ciertos medios en lugar de otros, basándose en el sistema moral vigente en la sociedad. 

También puede haber orientaciones valorativas que conducen la orientación dependiendo de una escala de valores subjetivos.

La Isla Humana


El llamado "síndrome de la isla" hace referencia a las personas que ante la mirada del otro se muestran independientes y libres. Lamentablemente, esta actitud no es tan real, ya que dicho comportamiento enmascara algo mucho más profundo: el miedo al compromiso.

Lo más común es que no tengan conciencia de que están pasando por esta situación. Por eso, es muy frecuente que confundan sus conductas "evasivas" con manifestaciones de independencia.

Hay que tener en cuenta que las razones por las que una persona teme involucrarse demasiado en una relación de pareja varían, pero, en general, tiene que ver con el miedo a crecer o repetir un esquema violento de vinculación que se quiere dejar en el pasado.

La psicoanalista Beatriz Goldberg explicó a Infobae que hay personas que creen que involucrarse con alguien es perder espacios. "Existe el temor a dejar de ser uno y desvanecerse en el otro. Si alguna vez se estuvo en un fracaso amoroso, se tenderá a la decepción. También se auto convencen de que están bien de ese modo, pero en realidad, no quieren pasar nuevamente por una situación similar", aseguró.

Sin embargo, es posible diferenciar la independencia genuina de aquella que esconde el miedo a involucrarse. La primera permite crecer en todos los ámbitos de la vida, la segunda hace todo lo contrario y además fomenta el temor a perderse en el otro y asumir responsabilidades.

"La sociedad actual envía mensajes contraproducentes para algunos. Cuidarse mucho a uno mismo y no invertir tanto en el otro, cuando en una pareja hay que compartir y contenerse mutuamente. Si uno está con este síndrome, no da nada a su pareja porque sufre una carencia emocional", detalló la especialista.

Lo cierto es que si no hay compromiso seguramente la relación no llegue muy lejos, incluso si ya se convive o se tiene una familia en común. Esto puede pasar porque la vulnerabilidad aflora en exceso y pone trabas en la mente de quien padece este trastorno.

El yo se percibe débil y no se involucra para no sentir que está "cediendo" parte de su territorio al otro. Todo se centra en las cosas que se pierden estando en pareja y no en lo que realmente se gana. 

Pero también está el miedo a la libertad y a vivir, más precisamente, a tomar las riendas de la propia vida.


LA INTUICIÓN



Tenemos en nuestro poder un gran potencial, todavía no manchado con defectos de nuestro mundo. Es natural como un niño y nos preserva en un primer momento de aquello que podría ser nocivo para nuestra integridad.

Pero... ¿por qué no la atendemos?, ¿por qué no le prestamos atención?
Se halla libre de todo juicio al tiempo que unida a nuestras predicciones, aquellas que a menudo esbozamos en silencio tras confirmar una noticia que ya suponíamos.

A pesar de estar formada por lo mejor, seguimos sin darle adecuado crédito. Es rápida y no se halla teñida con mecanismos de defensa que protegen nuestro indefenso yo. ¡Qué curiosidad! Las defensas protegen al yo privándole de la única posible y real: la intuición.

Uno de los mecanismos para defender nuestro estimable Yo es la negación de una realidad. Si ese hecho llegara a nuestra conciencia tal y como ha sido presentido, probablemente nos llenaría de angustia o desasosiego. Y precisamente la justificación de la actuación de la negación es impedir que cualquier realidad sea mal vivida para el ser humano.

La gran virtud de la intuición es justamente que surge previa al proceso de enmascaramiento de la realidad. No se saca ningún provecho con ella a pesar del gran beneficio que podría reportarte si te acostumbraras a percibir sus señales o indicaciones.

La intuición ayuda al ser humano a captar una situación, hecho o persona que podría ser perjudicial. A menudo el miedo a que nuestra intuición tenga una justificada realidad nos hace bloquearla, negarla obstaculizando su reflexión.

Argumento e Intuición
Cuando un ser humano ha estudiado un cierto tema por un tiempo determinado, gradualmente se da cuenta de que el tema reviste cierta importancia dentro de su mente. La opinión que se forma del tema, es la resultante de concentrar los muchos detalles aprendidos.

Los detalles no se hallan presentes en la opinión a pesar de haber ayudado a que esta se formara. Luego de que el hombre ha estudiado un tema con suficiente dedicación y profundidad se puede decir que lo entiende. 

Siempre que se discuta algo referente al tema en cuestión el hombre juzgará el valor de las opiniones de los demás, según los dictados de su propia intuición. Así sabrá intuitivamente si un determinado expositor está en lo cierto.
La actitud de este hombre respecto de aquellos que discuten el tema que él conoce tan bien, debería ser de tolerancia y de paciencia. Cualquier cosa que se diga sobre el tema debería ser analizado con justicia.

Ahora supongamos que alguien con un evidente conocimiento superficial le contradice y exhibe numerosos argumentos en contra de sus opiniones. Estos argumentos no tendrían peso frente a el, porque su intuición le dice que son falsos.

De hecho, muy poca verdad se puede obtener por la argumentación. De esta resulta la agudización de las facultades mentales y un mayor conocimiento de los hechos. Pero, por tales medios las personas no pueden llegar al conocimiento interno de las cosas, el cual es superior a la mera reunión de eventos y situaciones.

La pequeña y silenciosa voz de la intuición no puede escucharse de las palabras en desacuerdo o de la discordancia de dos mentes. Solamente en el silencio puede oírsele; y es tan sutil que se desvanece tan pronto se pronuncian las palabras.


En la meditación, uno se vuelve intuitivo, y se acerca a la verdadera fuente de la real verdad... la suya. Ve y comprende el significado interno de las cosas. Que tosco, desagradable y burda es la argumentación cuando se le compara con el sublime proceso de la intuición. 

Claro está, que el origen de donde manan nos da la clave. Mente y espíritu.

La Esencia Del Ser



Somos como un Iceberg, la parte que está sobre la superficie es nuestro ego, es la máscara social, lo que mostramos a los demás con el fin de defendernos y no ser atacados. Nuestra verdadera esencia, el 90 % está bajo el agua, la mantenemos cubierta sin darnos cuenta que esa es nuestra parte verdaderamente valiosa. 

Permanecemos la mayor parte del día actuando desde nuestro ego, aunque estoy segura que todos hemos experimentado la libertad y la plenitud que se siente cuando permitimos que sea nuestra consciencia la que guíe nuestro camino.

 Necesitamos reconocer que no hay peligro, que no hay necesidad de luchar, de dramatizar, de atacar o defender. Es el momento de perseverar y generar hábitos que nos lleven a aquietar nuestro ego de una vez por todas. Es el momento de permitir que prime nuestro ser, es el momento de ser libres y vivir en la realidad, en la belleza y en la plenitud. Ha llegado la hora de que lo que reine en nuestros corazones sea nuestro sabio interior; permitámonos sentir la conexión con el universo y con todos los seres que nos rodean. 

Es tiempo de relacionarnos sanamente, es tiempo de regresar a la verdad y de vivir en paz.

El día que observemos lo que ocurre en nuestro interior en vez de poner la atención en lo que ocurre en nuestro exterior desaparecerá nuestro ego.

“Cambia por dentro y veras los resultados afuera”


Conectar Con Tu Esencia


¿Alguna vez te has sentido desconectado de ti mismo? ¿Te has sentido perdido en la vida mientras avanzabas sin saber hacia dónde? ¿Tienes la sensación que tu camino lo marca la sociedad, tus obligaciones o las presiones externas en lugar de ti mismo? En ese caso, probablemente necesitas reconectar con tu Esencia y convertirla en tu verdadera guía para recuperar las riendas de tu vida. En este artículo te explicaré cómo conseguirlo.

Lo primero que debes conocer para comunicarte con tu Esencia son las formas que ésta tiene de hablar contigo, es decir, saber en qué idioma habla. Y, puedo asegurarte que, aunque no la oigas, tu Esencia está hablándote continuamente. 

No obstante, si insistes en ver el mundo exclusivamente desde el modelo científico imperante, jamás lograrás oír nada. Porque la ciencia, 
desgraciadamente, tiende a convertirse en un modelo dogmático que no admite nada que se salga de sus dictados. Y además, la sociedad actual funciona casi exclusivamente a base de lógica, raciocinio e investigaciones científicas. Sin embargo, en muchas ocasiones, los canales por los cuales se comunica nuestra Esencia no tienen nada que ver con la lógica, la razón o la ciencia.

Las vías de comunicación que usa tu Esencia para hablar contigo
En nuestro interior circula una gran cantidad de información en forma de corazonadas, premoniciones y sensaciones varias de difícil catalogación. De hecho, tomamos muchas de las decisiones más importantes de nuestra vida en base a este tipo de información. Una información sutil, intuitiva y a veces subconsciente que transita por debajo de la superficie de nuestros aprendizajes, modelos de conocimiento y contexto social dominante. Incluso los científicos más acérrimos actúan y toman decisiones clave sin tener en cuenta lo más mínimo la razón, la lógica o la ciencia.

¿En qué basamos si no la amistad? ¿En la afinidad personal que percibimos con la otra persona o en base al beneficio objetivo que ésta puede aportarnos? Si optamos por lo último ¿Acaso es eso una verdadera amistad? ¿Quién es más feliz ejerciendo su profesión? ¿Aquél que realiza el trabajo que más le llena o el que odia lo que hace a expensas de ganar algo más de dinero? Y en cuanto a las relaciones ¿Cuáles son las más felices? ¿Las que se fundamentan en el amor o las que se basan en el interés económico, el aspecto físico o el hecho de cumplir ciertos requisitos mentalmente autoimpuestos? En definitiva: ¿Realmente usamos la ciencia para elegir nuestros amigos, la profesión que nos gusta o el amor de nuestra vida?

Las vías que nuestra Esencia usa para comunicarse con nosotros suelen proporcionarnos información sutil de difícil interpretación. Un claro ejemplo de ello son las intuiciones o primeras impresiones que sentimos cuando alguien nos genera desconfianza, o cuando un lugar o situación nos despierta un miedo irracional. Otro ejemplo son los sentimientos o sensaciones que experimentamos ante un hecho, un pensamiento o una posibilidad hipotética que podamos imaginar. Efectivamente, todo cuanto hacemos o pensamos suele venir acompañado de sensaciones físicas que se manifiestan en diferentes partes de nuestro cuerpo. A veces en el plexo solar y otras en el pecho o en la boca del estómago. Es ahí donde experimentamos esa sensación de agobio, ese extraño hormigueo o aquel incómodo nudo que nos oprime. También es ahí donde podemos sentir una sensación de relajación muscular, un bienestar localizado o incluso cambios de temperatura que se acompañan de sentimientos de tristeza, 

miedo o alegría. Todas estas sensaciones nos guían por encima de la razón o la lógica y nos informan de si aquello que hacemos, pensamos o decimos está en consonancia con nosotros mismos.

“Tu Esencia está hablándote continuamente. No obstante, si insistes en ver el mundo exclusivamente desde el modelo científico imperante, jamás lograrás oír nada”

En otras ocasiones, simplemente oímos una voz interior o tenemos un flash de una imagen, pensamiento o sentimiento que nos da una información muy concreta sobre algo muy particular en relación a nuestra vida. Todos hemos tenido sensaciones de este tipo. ¿Quién no ha hecho un curso a pesar de que, en el fondo, sentía que no era el adecuado? Sólo cuando nos llevamos la decepción al cursarlo dimos crédito a aquella parte de nosotros que nos decía que no lo hiciéramos. Todos hemos salido con alguien que, sobre el papel, era ideal pero que, en el fondo, sentíamos que no era una persona para nosotros. 

A veces necesitamos que nos rompan el corazón una o más veces para empezar a tomar en consideración lo que la intuición nos intentaba decir.

Sólo cuando hemos decido, nos hemos equivocado y hemos sufrido por nuestros errores empezamos a valorar seriamente la importancia que tienen las diferentes fuentes de información que usamos a la hora de decidir. Es entonces cuando empezamos a considerar la voz interna de nuestra Esencia, esa que realmente debería estar guiando nuestros pasos de forma continua.


En otros artículos hablaré más en profundidad sobre las vías de comunicación que utiliza nuestra Esencia. Por el momento, los mejores consejos que puedo darte son: empieza a seguir tus intuiciones, no desistas nunca a la hora de cumplir tus sueños de infancia e intenta interpretar las coincidencias que se dan en tu vida. 

Pregúntate por qué sientes envidia sana de lo que hace o tiene aquel amigo o sigue el impulso que te invita a realizar un viaje a la otra punta del mundo sin billete de vuelta. También te aconsejo que te acerques a aquella persona que tanto te atrae, te inscribas a aquellos estudios por los que siempre sentiste curiosidad o practiques aquel hobbies para el que nunca tuviste tiempo…

Si lo haces estarás, sin duda, empezando a escuchar tu Esencia y siguiendo el camino que ésta te marca.

Apoderados De La Razón



Vivimos en una sociedad que ha desterrado la necesaria posibilidad de estar equivocado, de errar y de, por qué no, aceptar la probabilidad del fracaso en aquello que se comienza. Todo se nos debe ofrecer y todo ha de ser conseguido sin asomarnos a la posibilidad de lo contrario, pues se nos ha inoculado de manera incesante el axioma que obliga a la vida a hacernos perennemente felices por la única razón de creernos merecedores de ello.

De un tiempo a esta parte, el discurso político-social se ha radicalizado, y no sólo en estas vertientes, sino que lo ha hecho en cualquier lugar donde la sociedad haya colocado su imperfecta presencia. Hemos elevado nuestras causas a los altares de las verdades irrefutables que no pueden, bajo ningún concepto, dar espacio a lo contrario.

Nuestras costumbres se han convertido en muchos casos, en sesgos de opinión por las cuales nos identificamos en la pertenencia a un grupo con el que compartimos sentimientos, ideales, retórica y objetivos. 

En caso de no ejercitar el sentido común, este alineamiento natural puede desembocar en la posibilidad de diluir nuestra capacidad de discernimiento individual gracias a una lobotomización asumida de manera consciente o inconsciente, al pertenecer a un grupo ungido por la gracia de tener toda la razón. Porque si algo queda patente en esta sociedad del aquí y el ahora, es que todos, absolutamente todos, tenemos razón.

Abrirnos a la duda es una acción temeraria para nuestra seguridad intelectual y sentimental, por lo que representa una seria amenaza para nuestro ego individual y para el que une a movimientos, colectivos, asociaciones, partidos políticos o clubes de toda índole. Quien decida optar por el camino de dudar sobre uno mismo, empezará a encontrar todo un abanico de probabilidades de progreso contra el estatismo que representa el convencimiento visceral de la supremacía que otorgamos a nuestras ideas, sensibilidades y razonamientos. 

El espinoso camino del escepticismo nos enseña, a base de humildad y un doloroso distanciamiento, que poner en cuestión los valores y puntos de vista ajenos es tan fácil como difícil es hacerlo con los propios.

La base de nuestra inflexibilidad a la hora de mover posiciones ideológicas, se resume en la eficaz afirmación de Bertrand Russell al emitir que la filosofía es siempre un ejercicio de escepticismo. Pero la filosofía ha sido atrozmente condenada al desuso y el olvido aun siendo la mejor y más necesaria herramienta de la que disponemos para forjar el bien común.

Y es que nos negamos taxativamente a que alguien con más clarividencia, conocimiento o retórica cargada de materia, sabiduría y experiencia pueda evidenciar nuestra equivocación dándonos un punto de vista diferente de aquella premisa que ha calado en nuestro convencimiento hasta convertir la causa en una materia inamovible, insustituible y de intachable veracidad y pulcritud.

Cualquier conflicto que se desarrolla en la faz de la tierra, desde una disputa entre hermanos por una herencia, una discusión en el patio de un colegio o una cancha deportiva hasta el estallido de la mismísima segunda guerra mundial, tiene un origen común que es intrínseco a la propia y volátil naturaleza humana: 

La absoluta necesidad de tener razón, que a la vez emana de la sensación que nos invade al creernos víctimas de una injusticia vital que se transforma en una energía de ofensa egotista.


domingo, 18 de febrero de 2018

La Manera En Que Pensamos


“En la última década aprendimos más del cerebro que en toda la humanidad”, aseguró el doctor Facundo Manes al dar comienzo a su charla, “la sociedad del conocimiento”, que ofreció ayer en Espacio Clarín. El rector de la Universidad de Favaloro y director de INECO remarcó que cada vez son más los países que están poniendo la mira en la neurociencia.

En la actualidad, lo que divide a los países ricos de los pobres no son los recursos naturales o la industria, sino “el conocimiento, la capacidad de tener habilidades para generar cosas nuevas”.  Por eso, remarcó la importancia de producir contextos que propicien el desarrollo intelectual y la creatividad. Dijo que es vital combatir la pobreza porque “genera deterioro cognitivo” . También habló de la necesidad de fomentar la creatividad en el proceso educativo.  Explicó que para ser creativos primero hay que capacitarse, luego incubar una idea y finalmente darse tiempo para la relajación, momento en que los conceptos nuevos terminan de tomar forma.  Y añadió: “Para crear también hay que estar un poco loco y no tener miedo a equivocarse”. 

En distintas ocasiones a lo largo de la charla, Manes recordó que el ser humano necesita del contacto con sus pares para nutrirse y seguir vivo. “Sentirse solo mata. La gente aislada socialmente muere antes”, dijo y también habló de la importancia de trabajar en equipo. “La inteligencia colectiva es más importante que la inteligencia individual”. 

El neurólogo analizó cómo impactan los traumas en la vida de una persona. En este sentido subrayó que no sólo tienen un impacto psicológico sino que también cambian la expresión de los genes y que por eso se puede transmitir  el estrés traumático de una generación a otra.

El especialista además abordó los mecanismos que entran en juego en la toma de resoluciones. “Para llegar a una decisión lógica, racional y deliberada necesitamos ciertos recursos cognitivos así como conocer los riesgos y beneficios de las distintas opciones y no siempre contamos con toda esa información”. Por eso nuestro cerebro desarrolló un sistema de toma de decisiones automático a partir de sensaciones basadas en memorias previas y en la información que construimos a partir de la gente que nos rodea. 

“El entorno influye en la forma en que sentimos, pensamos y decidimos”, dijo el doctor. En este sentido advirtió sobre la importancia de estar alerta para combatir los prejuicios o sesgos.

¿Cómo combatir el estrés cotidiano? La solución, explicó Manes, es estar en el presente sin juzgar, tal como sostiene la teoría (y la práctica) de mindfulness.

“Revisar el pasado o imaginar el futuro genera ansiedad, que es la respuesta del miedo. Hay que cambiar la manera en que pensamos para cambiar la manera en que vivimos”, concluyó.




Vivir Con Sentido



El sentido de vida podría decirse es la estrella que nos guía en el camino de la vida. Esa que nos permite darle una dirección para orientar nuestra acción en el mundo aun cuando los accidentes y los acontecimientos nos desvíen, permitiéndonos sostener o reencauzar nuestra coherencia interna y, por ende, nuestro bienestar físico, mental, emocional y social.

¿QUÉ RELACIÓN TIENE LA COHERENCIA CON EL SENTIDO DE VIDA?
La coherencia tiene relación con alinear internamente en una misma dirección lo que pensamos, lo que sentimos y lo que finalmente hacemos en el mundo, tanto para nosotros mismos como para los demás. Si esa acción en el mundo es coherente y conectada con un sentido de vida positivo y más elevado, creará como resultado un progresivo y sostenido estado interno de orden y de bien-estar que reforzará nuestro propósito como personas. Ese bienestar, aún cuando pueda verse comprometido por diversas circunstancias, será una construcción, una base interna y externa (familia, pareja, amigos, compañeros) cada vez más sólida que nos sostendrá en los malos momentos e impulsará en los buenos.

¿QUÉ TIENE QUE VER EL SENTIDO DE VIDA CON LA FELICIDAD?
Como resultado de tener un sentido de vida, una coherencia interna lo más alineada posible entre el pensar, el sentir y el actuar, así como un sistema de relaciones interpersonales en crecimiento (pareja, amigos, compañeros, hijos, familia), vivenciaremos un progresivo y sostenido estado de felicidad. Una felicidad que no es estática sino que se construye, refuerza y retroalimenta, en un trabajo continuo. Por esto es importante meditar regularmente sobre el avance de la felicidad o el sufrimiento en uno y nuestros afectos más cercanos como una forma de medir nuestra alineación o desvío del sentido de nuestra vida.

 ¿QUÉ PASA SI NO CREO EN LA EXISTENCIA O NECESIDAD DE UN SENTIDO DE VIDA?
Creer o no creer en la existencia de un sentido o un propósito es una decisión exclusivamente personal, y más allá de dejar esto en el simplismo de creer o no creer, lo recomendable es animarse a probar cómo es vivir con un sentido o sin ninguno en particular. No todo está dicho, ni esto aquí escrito es algún tipo de dogma. 

Muy por el contrario hay quienes encuentran en un momento de su vida la felicidad en la ausencia total de un sentido, y en un devenir en función de lo que el mundo les propone. Aun así, es importante no cerrarse a una u otra opción, sino estar siempre atentos a meditar si a medida que pasa el tiempo crece en nosotros y nuestros seres queridos la felicidad o el sufrimiento. 

Así entonces, puede ser que para un momento de nuestra vida el sin sentido nos provea un tipo de felicidad, pero en otro, nos enfrente a la necesidad encontrar un sentido que nos brinde orientación y dirección una vez agotada esa etapa vital del sin sentido. Entender que se puede sin problemas pasar de uno a otro y que la vida requiere múltiples estrategias a medida que crecemos y evolucionamos, incluso cambiar de sentido, o tener más de uno, es entender que somos seres complejos y que merecemos cuidarnos y auto-observarnos constantemente.

 ¿POR QUÉ A VECES UN SENTIDO DE VIDA PRODUCE SUFRIMIENTO?
 A medida que avanzamos en la búsqueda de ese sentido de vida que nos llene internamente, puede suceder que tomemos un objetivo y lo elevemos al nivel de sentido de vida. Ejemplo de esto es un viaje, comprar una casa, casarnos o tener hijos. Sentidos que no son menos importantes pero que están expuestos a dos situaciones potencialmente sufrientes. La primera, a que un accidente (en sentido amplio) nos lo aleje o arrebate. La segunda, a que una vez conseguido se presente nuevamente el vacío existencial. 

De ahí que un sentido de vida que no sea suficientemente elevado se podría vivir como un sentido provisional. O sea, un propósito temporal o provisorio, que luego pierde sustento una vez conseguido. Por esto es que un sentido de vida no provisional es uno que podríamos describirlo como elevado, como una síntesis de una idea que ha sido purificada y llevada a su mínima expresión. Un ejemplo como el de “superar el dolor y el sufrimiento” o “aportar lo mejor de mí al mundo para humanizarlo”.

Cada Nuevo Día




“Hay un comienzo para ti, también para mí,
Cada día, nace de nuevo la vida,

Cada día, es una esperanza renacida.
Mira al frente sin miedo, renuncia al apego, 

Recibe con alegría todo lo nuevo.
Abre tu corazón, que cada respiración
Llene y renueve tu interior;

No renuncies a vivir, no renuncies a sentir,
Pase lo que pase siente como renace
La necesidad de compartir.

Mira, recibe, abre, que no falte la alegría,
Que sobre el miedo, inúndate de aire;

Llena, siente, comparte, respira profundo,
Renueva tu mundo, disfruta cada segundo.


Seguridad Y Confianza


La confianza en uno mismo es una manera sana de comunicarse. 

Es la capacidad de defenderse de forma honesta y respetuosa. Todos los días, nos enfrentamos a situaciones en las que tener confianza y seguridad en nosotros puede ser de gran ayuda; por ejemplo al invitar a alguien a una cita, al acercarse a una maestra para hacerle una pregunta o presentarse a una entrevista para la universidad o un trabajo.

No todos tienen confianza en sí mismos naturalmente. 

Algunas personas se comunican de manera demasiado pasiva. Otras personas tienen un estilo demasiado agresivo. Un estilo seguro es el equilibrio ideal entre estos dos extremos.

Ser seguro significa lo siguiente:
Puedes expresar una opinión o decir cómo te sientes.
Puedes pedir lo que deseas o necesitas.
Puedes expresar tu desacuerdo de manera respetuosa.
Puedes hacer sugerencias o dar a conocer tus ideas.
Puedes decir "no" sin sentirte culpable.
Puedes defender a otra persona.

¿Por qué es importante?
Un estilo de comunicación seguro puede ayudarnos a hacer los que deseamos, pero es mucho más que eso. Cuando nos sentimos seguros de nosotros mismos, nos respetamos y respetamos a otros.

Las personas que hablan con seguridad y confianza demuestran que creen en sí mismas. No son demasiado tímidas ni demasiado avasalladoras. Saben que sus ideas y sus sentimientos son importantes. Tienen confianza.


Las personas seguras de sí suelen hacer amigos con más facilidad. Se comunican con respeto hacia las necesidades de las otras personas y a sus propias necesidades. Suelen ser buenas para resolver conflictos y desacuerdos. 

Las personas que respetan son respetadas.

sábado, 17 de febrero de 2018

Nuestro Sistema Perceptivo


Contemplar un atardecer en otoño y deleitarse con los rojizos y anaranjados que tiñen el cielo; el olor a café y tostadas de la mañana; el sonido de las gotas de lluvia al repiquetear en la ventana; el tacto de las sábanas limpias recién cambiadas. ¿Y si nada de esto existiera? ¿Y si las hojas de los árboles no fueran verdes, ni el azúcar dulce, ni de las rosas emanara fragancia alguna? ¿Y si viviéramos en un mundo silencioso, incoloro, sinsabor e inodoro y todo aquello que creemos ver, oler, saborear, tocar, oír fuera una invención de nuestro cerebro?

Los seres humanos siempre hemos considerado los sentidos una puerta de acceso al mundo exterior, a través de los cuales explorábamos nuestro entorno y obteníamos información sobre él, básica para poder velar por nuestra supervivencia. Aristóteles clasificó esos rádares naturales del organismo en cinco: vista, oído, gusto, tacto y olfato. Y a esos, hemos ido añadiendo, recientemente, otros como el sentido del equilibrio, la temperatura, el dolor, la posición corporal y el movimiento.

No obstante, nuestros sentidos, como ya sospechaba Descartes –quien afirmaba que no podíamos fiarnos de ellos para conocer el mundo– no son simples captadores de la realidad: transforman los fotones en imágenes, las vibraciones, en sonido y las reacciones químicas en olores y sabores. Tampoco las percepciones que recrea el cerebro a partir de esos estímulos identifican el mundo exterior tal y como es. De hecho, aquello que nos rodea y la imagen mental que tenemos no tienen mucho que ver.

“¿Y qué nos importa si la realidad difiere de lo que construimos mentalmente?”, pregunta desafiante el psicobiólogo Ignacio Morgado, quien acaba de publicar Cómo percibimos el mundo (Ariel). “Para cada uno de nosotros, lo más importante es lo que percibe nuestro cerebro, lo que sentimos, lo que captamos de eso que llamamos realidad, que no es otra cosa que un concepto filosófico; el medio en que vivimos es pura materia y energía.”

Cómo percibimos Mientras usted lee este artículo, todo su organismo está atento a los diferentes estímulos que hay en el ambiente. Para empezar, sus ojos están recogiendo la información visual y enviándola al cerebro; sus manos están sosteniendo el suplemento, sienten el tacto del papel en las yemas de los dedos; sus oídos están rastreando, quizás de forma inconsciente, el entorno en busca de variaciones, oyen a los niños en la habitación contigua, quizás el silbido de la cafetera alertando de que ya está el café; de la misma forma que su nariz también está atenta a cualquier cambio. Todos sus sentidos envían información al cerebro continuamente y con ella, éste se hace un mapa de la situación.

Para poder sobrevivir en el entorno en que viven, todos los organismos necesitan poder reconocer las características de ese entorno; percibir el mundo que los rodea a través de los sistemas sensoriales y crearse una representación del mismo que les permita hacer valoraciones rápidas, detectar posibles depredadores, peligros, si éste o aquel alimento es dañino, etcétera.

El sistema perceptivo del ser humano es, seguramente, el más complejo en su conjunto de todos los animales. Y es el salvavidas que nos ha permitido llegar hasta aquí.


El Intelecto Y Las Emociones



La Inteligencia Emocional (IE) es una parte de nuestra capacidad cognitiva que, básicamente, facilita el comportamiento interpersonal.
“Todo aprendizaje tiene una base emocional.” Platón

"El que no siente no crece. Sentir es necesario sin caer en sentimentalismo".

Las emociones son una parte del ser humano que surge espontáneamente con cambios fisiológicos.

El intelecto es la parte puramente del saber que radica principalmente en el lóbulo frontal del cerebro e interpreta las emociones y los sentimientos.

Las personas tienden a ser emocionales o intelectuales, dos posiciones que provocan reacciones diferentes y por ende conductas disímiles.

Las emociones trascienden a los sentimientos, que son una alerta de las emociones con un concomitante intelectivo o evaluador de estos.

Tanto las emociones como los sentimientos son estados afectivos que promueven sentir en los humanos.

Las personas intelectuales usan la razón o la lógica para evadir o disminuir las reacciones emotivas o estados afectivos.

Cuando encarnamos en un nuevo ser, ya hemos escogido qué emociones y sentimientos vamos a superar, elevándolas a nivel de la conciencia.

Cada uno de nosotros tiene un plan Divino y los que no aciertan enfrentar su evolución, el Alma les pone dramas o situaciones para hacerlos reaccionar.

El que vino a trascender una situación difícil y eleva su energía: perdona, comprende y ama.

 El que se mantiene en la separatividad culpando a otros, polarizando sus emociones y sentimientos en los demás, no trasciende y se mantiene estancado en el sufrimiento y el rencor.

Cualesquiera que sean nuestras emociones o sentimientos positivos o negativos, debemos aceptarlos y trascenderlos con amor, viendo a Dios en cada ser y circunstancia.