La lectura es a la mente lo que el
ejercicio al cuerpo.
-Joseph Addison.
Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra
inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro
entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.
-Antonio Gramsci.
Sin duda una de nuestras herramientas más poderosas para
desarrollarla individualmente, así como para amplificarla colectivamente, es la
lectura. “La lectura es un proceso emergente de construcción de significado que
ocurre cuando la información topicalizada por el texto se sintetiza con el
conocimiento previo como parte de un proceso general de interacción mediada con
el mundo”
(Michael Cole y Bárbara Means, Cognición y pensamiento, 1986).
En los últimos años, desde el ámbito de la neurociencia, han
surgido fuertes confirmaciones de estas teorías, principalmente a partir del
concepto de “plasticidad neuronal”, que implica que nuestro cerebro no es una
unidad estática, sino que se trata de un continuo proceso de cambio y
adaptación de redes sinápticas, las cuales organizan y reorganizan nuestra
cosmovisión y nuestra percepción general del mundo. Para este complejo proceso,
el hábito de leer se convierte en uno de sus catalizadores más poderosos.
En un estudio llevado a cabo durante un programa de alfabetización
en Colombia, el doctor Manuel Carreiras del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y
Lenguaje comprobó que las personas alfabetizadas mostraron un
importante incremento frente a las no alfabetizadas en dos áreas relacionadas
con el procesamiento visual, fonológico y semántico de la información en un
texto: la materia gris (la densidad neuronal) y la materia blanca (encargada de
conectar los dos hemisferios del cerebro).
Guillermo García Ribas, Coordinador del Grupo de Estudio de
Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), concluyó que
“la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud, puesto
que se ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las
conexiones neuronales”. La lectura constante y prolongada mejora
nuestra capacidad de razonamiento, nuestra agilidad mental, nuestra
concentración y nuestra memoria, al tiempo que amplía nuestros recursos
lingüísticos y la profundidad de nuestras ideas.
Otra escritora argentina, Mori Ponsowy, rescata el valor único de los textos
literarios, al preguntarse en voz alta:
¿Por qué leer? Para huir de las grandes abstracciones y las
palabras simples. A diferencia del derecho, las ciencias y la política, la
buena literatura está hecha de profundidad, de detalles […] pues, antes que
nosotros, el escritor se tomó el trabajo de buscar lo que realmente importa en
medio del desorden informe de nuestras vidas, y de encontrar las palabras
exactas para desplegarlo ante nuestros ojos, iluminando detalles y matices que
nos despiertan del letargo y la costumbre ¿Por qué leer? Para sumergirse en
lo particular y único de cada vida. Para huir de los prejuicios de las grandes
palabras… Leer en serio es un modo de negarse a ser ovejas en un rebaño, ovejas
que no están muy seguras de qué piensan o en qué creen -o que. si lo están, es
porque otros se lo han dicho-, para convertirnos en individuos con rasgos
peculiares, con claridad de pensamiento, con ideas propias y precisas…
¿Por qué
leer? Para descubrir quiénes somos. ¿Por qué leer? Para poder pensar.