sábado, 11 de agosto de 2018

Hablemos De Actitud


Erase una vez, como empiezan los cuentos, un discípulo que siempre se quejaba de sus limitaciones.  Un día, como cualquiera de los que vivimos, su maestro lo oyó con su continua y consabida cantinela de quejumbre, que no aguantó, y le pidió que se acercara.

El maestro le dijo:
-Claro que tienes limitaciones, pero quiero hacerte razonar un concepto, que me imagino desconoces.
-Dime, maestro.
-¿No te has dado cuenta de que hoy puedes hacer cosas que hace unos años te habrían sido imposibles de realizar?
-Sí, maestro.  Tienes razón.  Hoy puedo hacer cosas que antes veía imposibles.
-Entonces, ¿qué ha cambiado?
El discípulo le contestó:
-Han cambiado mis talentos.
-No, le contestó el maestro.  Has cambiado tú.
-¿Y no es lo mismo?
-Claro que no.  Tú eres lo que tú piensas que eres.  Cuando cambias tu forma de pensar, cambias tú.

Si quieres dejar de ver las cosas como imposibles, cambia tu razonamiento, cambia tu forma de ver la vida, cambia tu actitud ante la vida, cambia tu actitud ante la gente con la cual convives, cambia tu estilo de ser, cambia tú, sin dejar de ser tú quién eres.

Ahí está el quid del asunto, seguir siendo tú, pero con otra visión, con otra dimensión de la vida, con una perspectiva diferente, con una actitud que sobrepase todo, hasta lo inimaginable.

La actitud lo es todo.  Cambia tu actitud, y la vida cambiará para ti.  Tú, como buen emprendedor, porque he de decirte que todos en esta maravillosa vida somos emprendedores, porque tarde que temprano, emprendemos un nuevo proyecto.  Eso todos lo hacemos.

Entonces, como buen emprendedor que eres, te voy a sugerir algunas actitudes que debes tomar para que te vaya muy bien en lo que estás emprendiendo.
Toma riesgos, sí, pero siempre bien calculados, para que ninguno te sorprenda.

Toma iniciativa en todo lo que desarrolles, porque eso te provocará la sensación de traer en tus manos el proyecto y que todo depende de ti, y el saber esto, te va a dar una seguridad y confianza en ti mismo, que te van a servir para que logres tu emprendimiento.

Busca hacer un registro de tu progreso en lo que estás queriendo hacer, porque si no analizas cómo va tu avance, no te vas a dar cuenta cómo vas.

Estudia mucho para que te estés actualizando continuamente en tecnología, y también, en la materia de tu proyecto.  Debes de estar al pendiente de los pasos que se van dando en el mundo entero de tu proyecto.

Toma decisiones y conviértelas en importantes para tu proyecto.  Recuerda, es mejor desarrollar lo urgente que lo importante.

Sé tenaz, duro y dale, sin descanso, sin desfallecer, con toda la persistencia y con toda la actitud.  Que los obstáculos no te impidan tu avance, y que sean un acicate para seguir adelante.

Con mucho entusiasmo, porque el entusiasmo es un motor que te genera actitudes importantes, y muchas veces el puro estar entusiasmado, minimiza las dificultades con las que te puedas encontrar.

Crea con creatividad, porque además que da mucha satisfacción personal, se te va a ocurrir alguna idea que será innovadora y que hará la diferencia en tu proyecto.

 Hay otras más actitudes, pero lo importante es la actitud personal, que puede hacer que te cambie la vida.  Te deseo mucho éxito en todo lo que estás desarrollando.


Inquietudes

Filosofía
Inquietudes
A través de la historia la filosofía se ha caracterizado por ser una actividad del pensamiento humano centrada en interrogar al mundo humano centrada en interrogar al mundo en buscar explicaciones satisfactorias frente a los diferentes problemas y acontecimientos que se presentan en todos los niveles de la vida.

La filosofía surge, no solo en Grecia sino también en la actualidad, precisamente del encuentro del ser humano con el mundo, de la admiración del hombre  frente a todo lo que existe. A diferencia de las demás ciencias, la filosofía no tiene un campo especifico de investigación, ya que se ocupa del mundo, de la totalidad de la realidad y por ello su reflexión tiene que ver con campos diversos como la cosmopología, la política, la psicología, la antropología, la ciencia, etc.

La interpretación que la filosofía ha hecho del mundo ha sido siempre distinta. por ello, su tarea ha tenido que ver más con la problematización de lo real que con ofrecer métodos o respuestas definitivas. El saber filosófico que presenta, entonces, como una serie de problemas entorno a los cuales se han desarrollado las principales corrientes y concepciones del pensamiento filosófico occidental.

 Las preguntas por la naturaleza de la vida humana, los valores, el conocimiento, lo trascendentes concierte en los grandes problemas abordados por la filosofía para intentar responder a las inquietudes mas apremiantes de la humanidad especialmente aquellas relacionadas con el ser con las cosas, del mundo del ser humano, la verdad, lo absoluto, etc.

El carácter problemático de la filosofía  permite que su comportamiento sea visto como una temática constante de puntos de vista, muchos considerados contradictorios e incluso inútiles. 

El saber filosófico está conformado por distintas maneras o perspectivas de abordar el mundo, las cuales se replantean y se someten a discusión constante.



Aprender A Saber

Al ritmo al que cambia la sociedad, depender únicamente de lo que se sabe, provoca que las personas rápidamente se deprecien, pierdan vigencia y valor. El único remedio para evitar anquilosarse es aprender. Para el presente, el conocimiento es esencial. Para el futuro, aprender es la clave.

Indiscutiblemente, nuestra vida está organizada alrededor del saber. Nadie te contrata para un trabajo sin revisar tu curriculum y verificar lo que sabes (qué carrera y en qué universidad estudiaste). Todos los países han establecido 12 años de enseñanza obligatoria pero el colegio ha terminado imitando al concurso Quien quiere ser millonario al convertirse en una interminable sucesión de saberes (asignaturas) que todos los niños deben dominar, aunque inmediatamente olvidan casi todos esos conceptos.

Para el sistema educativo, aprender no es prioritario ya que evalúa el resultado pero no el proceso. Nadie pregunta a un niño qué aprendió sino cómo le fue, qué nota sacó. Y la tendencia no hace más que acentuarse. La industria educativa nos bombardea con todo tipo de productos y nos tiene convencidos de que si no estudias al menos un Master, no tienes futuro laboral. Incluso socialmente, ser considerado una persona culta (haber leído libros y autores clásicos y saber muchas “cosas”) sigue siendo muy valorado.

 Sin embargo, la hegemonía del saber comienza a tambalearse. El responsable de RRHH de Google reconoce que, para su empresa, el expediente académico no sirve de nada. El Media Lab del MIT (uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo) contrató como director a un experto sin título universitario. Steve Jobs en Apple o Amancio Ortega en Zara, demostraron cómo crear y liderar multinacionales sin estar respaldados por esos saberes intelectuales aparentemente imprescindibles.

¿Por qué podría ser más importante aprender que saber? La primera razón es obvia: solo sabes algo si antes lo aprendiste. No hay conocimiento sin aprendizaje previo. La segunda razón pasa más desapercibida: El conocimiento tiene fecha de caducidad. Tarde o temprano, lo que sabes va perdiendo vigencia.

Recuerden los casos de Blackberry o Kodak. Ambas empresas disfrutaron de un saber (conocimiento) que les permitió liderar sus mercados ejerciendo un dominio aplastante. Sin embargo, las dos han desaparecido de la cúspide porque ese saber se estancó, no evolucionó y otros competidores con nuevos conocimientos más avanzados las sobrepasaron.

No hay duda de que saber es importante, sobre todo cuando eres el único que sabe y ese saber permanece inalterable. Pero dormirse en los laureles con lo que sabes puede ser letal. El refrán “Pan para hoy y hambre para mañana” lo ilustra a la perfección. 

Desde el momento en que el mundo cambia a velocidades vertiginosas, puedes estar seguro de que cada vez falta menos para que lo que sabes sea sustituido por otro conocimiento más innovador. En ese caso, la única alternativa posible es aprender.


Aprender está íntimamente relacionado con el pasado porque es lo que tuviste que hacer para acumular saber. Pero también condiciona el futuro porque todo lo que hagas de ahora en adelante depende de tu capacidad para aprender. Aprender, al igual que comer o dormir, es algo que necesitarás hacer durante toda tu vida. 

El conocimiento, sin embargo, tiene que ver con el presente, es lo que te permite tomar decisiones y actuar, aquí y ahora. Si te proyectas a medio o largo plazo, para tus planes de futuro, aprender es más importante que saber.

Enfoque Personalizado

La escuela, la universidad, la sociedad… todas ellas están sujetas a los múltiples cambios que vive nuestro mundo globalizado. En la sociedad actual el aprendizaje va más allá de asistir a la escuela y tomar apuntes en las clases; se trata de un aprendizaje cooperativo y personalizado donde los aprendices juegan un papel importante y mucho más activo de lo habitual.

¿Qué ocurre cuando aplicamos esta forma de adquirir conocimientos en las aulas?

Cuando hablamos de aprendizaje personalizado no hay metas de aprendizaje para todos los estudiantes, sino que los objetivos y métodos de aprendizaje y la velocidad se adaptan al individuo. La motivación grupal y personal son fundamentales, así pues, los niños deben ser alentados, según sea necesario y hacerles entender la importancia de la cooperación entre los componentes del grupo. Los estudiantes obtienen el contenido no solo con la entrega del material de trabajo, sino que aprenden a lo largo del camino, con responsabilidad personal y  autogestión.

Este objetivo se consigue en varios niveles. Los estudiantes son libres de elegir los temas que quieran aprender o repetir de una amplia gama de formatos digitales: se puede obtener en los resúmenes una visión general del tema, ver los cortos, videos de instrucción, etc. En este sentido, los alumnos trabajan conectados en red, para comprobar su rendimiento en función de diversos análisis y estadísticas. Los diferentes tipos de tareas que traspasan el libro, la Wikipedia y los resúmenes, pueden ser planteadas a modo de juego didáctico (tanto individual, como colectivo para promover la cooperación) sobre un tema determinado, promoviendo así la motivación de los estudiantes.

Los profesores han de desarrollar habilidades para cumplir la labor de “entrenadores, acompañantes de aprendizaje” y de esta manera, integrarse con el aprendizaje mixto basado en la web y en el aula; todo esto requiere el apoyo y colaboración de las escuelas y padres de los alumnos. 

Programas formativos en coaching educativo contribuyen a que las nuevas generaciones estén mejor preparadas y con más recursos adaptados a sus necesidades.

Para el enfoque educativo del aprendizaje personalizado surge, por tanto:
– El tratamiento respetuoso de la libertad con responsabilidad y compromiso de las personas.
– La promoción de la capacidad de comunicar e interactuar.
– La necesidad de una formación personal e integral con el objetivo de hacer personalidades responsables y promover la interacción social.

Se trata de una educación basada en competencias más que en el cumplimiento de un currículo académico, lo que representa que la individualidad y personalidad de los alumnos será el eje de la labor educativa, haciendo énfasis en los principios de individualización, la heterogeneidad, la diversidad y la sostenibilidad y la tensión entre el individualismo y la cooperación social.


La Serenidad


La capacidad de mantener la calma en situaciones difíciles puede aprenderse y practicarse. Ser paciente es una herramienta excelente para combatir el estrés y ser feliz.

Cultivar la paciencia puede ser muy beneficioso para el ser humano, porque ayuda a regular el estrés y educar el carácter. Y a pesar de ser una cualidad como cualquier otra, muy pocos saben cómo ponerla en práctica.

Sus significados en diferentes culturas
Para el diccionario de la Real Academia Española, la paciencia es la capacidad de soportar algo sin alterarse, o bien hacerlo de manera minuciosa o lenta. La palabra proviene del latín patientia, y su concepto varía de una tradición a otra.

Para los orientales, la paciencia se relaciona con la fortaleza de carácter. Ellos creen que cuanto más madura y evolucionada está la personalidad, más fácil debe ser mantener la calma en cualquier situación. Para lograrlo, se entrenan con largos períodos de meditación y votos de silencio.

El budismo utiliza el término kshanti, que significa “tolerancia” y “perdón”. Cuentan los historiadores que Buda, fundador de esta religión, no solo permaneció seis años en estricto ayuno, sino que se sentó finalmente a los pies de una higuera de la India, decidido a no levantarse de allí hasta haber alcanzado la iluminación. Él es sin duda un claro ejemplo de lo que la paciencia puede lograr.

Para los cristianos, la paciencia va de la mano de la fe y trata acerca de la espera de Dios como salvador de la Tierra. Para ellos es lo contrario a la ira.

“La Biblia alaba la paciencia como un fruto del espíritu (Gálatas 5:22) el cual debe ser producido por todos los hombres (1 Tesalonicenses 5:14). La paciencia revela nuestra fe en los planes, la omnipotencia y el amor de Dios”.

La naturaleza está llena de ejemplos de paciencia en todo su esplendor. Será porque comprende que cualquier proceso lleva su tiempo, independientemente de la voluntad del que lo observa.

Cotidianamente, se la puede encontrar en un majestuoso roble que nació siendo semilla y tardó más de 25 años en adquirir su tamaño final, en el esfuerzo de una flor esperando el deshielo para surgir bajo la nieve o simplemente en cualquier nido construido ramito por ramito. Basta con sentarse a observar sus manifestaciones, ya que todo en la naturaleza está regido por ciclos y cada uno de ellos lleva su tiempo particular.

Para el ser humano, sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Las personas que son más tranquilas que los demás suelen ser tildadas de “lentas” o, en el peor de los casos, de “raras”. A la mayoría les es difícil detener sus impulsos y esperar calmadamente. Suelen dejarse llevar por sus ataques del momento, aunque luego se arrepientan por lo sucedido y deban pedir perdón. 

Una y otra vez, repiten este ciclo, casi pareciéndose a la madre naturaleza, pero bastante alejados de la sabia paciencia.

viernes, 10 de agosto de 2018

Cuando La Vida Nos Enseña


Vivir es muchas cosas. Puede ser un gran viaje visitando bellas cumbres, secas llanuras e incluso sucios lodazales. También es una gran escuela que nos enseña mucho. Lo que no quiere decir que seamos capaces de aprenderlo todo. Nos informa bien, nos aporta conocimientos, y, como hay que vivirla, también nos permite adquirir habilidades prácticas y algunas buenas actitudes; pero a veces no las aprendemos.

Seguro que conoce algunas personas que tras un daño cerebral por ictus o traumatismo no pueden hablar, los médicos dicen que tienen “afasia”. Pues bien en la vida es más frecuente otra situación y no se considera ni siquiera una enfermedad. Está presente en muchas personas que son incapaces de dialogar; es así porque no son capaces de oír, o mejor oyen pero no escuchan. 

Son constructores de monólogos y circulan por la vida hablando ellos solos, porque lo de los demás no les interesa. No le prestan atención.

Ya le comenté que otros prefieren tener razón a ser felices. Discuten todo y no ceden y se esfuerzan en tener razón, lo que les evita o dificulta ser felices, pero se afanan en ello, discuten sin límite y ello les impide alcanzar la felicidad.

Otros no tienen claro la jerarquía o importancia de los verbos. Priorizan el tener al ser. Se afanan en adquirir más, en acumular lo material, más que esforzarse en ser algo más, y sobre todo mejores, en crecer como personas. En enriquecerse en valores, y le será más fácil transitar por este mundo ligero de equipaje.

He referido a que con frecuencia no valoramos lo que tenemos, y especialmente sólo somos conscientes de ello, cuando lo perdemos o estamos a punto de perderlo. Por ejemplo la salud. Es un bien muy grande que poseemos y no la valoramos aunque somos nosotros, no los sanitarios, los que debemos cuidarla. 

Erramos si nos arriesgamos a perderla por falta de sentido común, si nos implicamos en actividades de alto riesgo, ingerimos tóxicos o hacemos malas dietas.

Otras personas deciden hacer de la queja su bandera. Lamentarse y sentirse mal les da protagonismo social y así caminan por la vida, sin entender que a medio plazo pueden ser rechazados porque nublan su entorno, agobian a sus congéneres. Los aburren e incluso les abruman. Podríamos decir que sólo hablan para cantar ruina. O que sólo están bien cuando están mal.

No hemos aprendido que el que más da es el que más recibe. Pregúnteselo si no a los voluntarios; en cualquiera de sus actuaciones uno de ellos le explicará cómo se siente al hacer el bien.
  
También suele ser negativa nuestra visión del esfuerzo, y no lo vemos como una gran oportunidad. Sigmund Freud decía: “He sido muy afortunado; todo en la vida me ha costado mucho”. Sin duda, de no haberse esforzado su aportación, su legado al mundo hubiera sido menor.

También nos enseña Descartes que muchas veces sufrimos por cosas que nunca nos sucederán. En lenguaje llano: nos ponemos el parche antes de que salga la herida. Sufrimos con anticipación. Así sucede por ejemplo con los vómitos por recibir quimioterapia; sabemos que algunas quimioterapias los causaran, pero lo curioso es saber qué en muchas ocasiones algunas personas que iban a recibir quimio tienen los vómitos antes de iniciar su toma, antes de que se les administre; y eso es lo que llaman vómitos anticipativos y son debidos a que nuestro estado de nervios los provoca.

Importa saber lo costoso de fingir. Le aseguro que no compensa; cuanto más acerque lo que piensa, lo que dice y lo que hace, le será más fácil ser feliz.

También conviene recordar que el tiempo pasa para todos, los minutos, las horas, los días o los años, y al vivir lo vamos consumiendo todos; es un error plantearse ese consumo cuando uno es mayor o anciano. El momento que importa que valore es el ahora. Le he comentado a veces que el pasado fue, nos enseña, pero es irrecuperable, y el futuro es impreciso. Por eso él ahora es clave; hay que vivir todos los momentos con plenitud; como si fueran a ser el último.

También es importante soñar y lo hacemos poco. No digo que no seamos realistas, pero sí que elevemos nuestras miras. Hacerlo embellece el paisaje de la vida por el que debemos transitar. Dicen que los sueños suelen ser caros; yo pienso que es más caro no tener sueños.

Por otra parte le recuerdo que la mentira es un paso erróneo, como una salida en falso, con frecuencia le lleva a un corredor que retorna al mismo camino del que se parte y tendrá que volver a enfrentarse con la situación por la que mentimos. 

Por otra parte mantener esa irrealidad cuesta mucho esfuerzo. Yo no se lo aconsejo como vía de tránsito. La verdad abre ventanas, da luz y embellece el camino.

Otros son insensibles a lo que sucede en su entorno. Caminan con cara de póquer. Quizás lo hacen porque no quieren sufrir. Pero se equivocan. Compadecerse de los otros, y no en el sentido de ser dadivosos, sino en el de no querer que sufran, compartir, e incluso integrarse con ellos, sin duda puede doler, pero genera humanidad y múltiples satisfacciones.


Sea listo, aprenda y aplique muchas de las lecciones que la vida nos enseña. 

Cada día que vive asiste a muchas y magnificas clases, pero importa que las aprecie y tenga la actitud de aprender.

Libertad De Opinión

Las Redes Sociales han adquirido un papel muy relevante en nuestras vidas. Millones de personas las utilizan cada día para compartir noticias de actualidad, su vida personal o profesional, sus opiniones o sus ideas, sin ser plenamente conscientes de las repercusiones que ello puede traer consigo. Pero, ¿somos completamente libres a la hora de publicar lo que pensamos o sentimos en cada momento o existe algún límite? ¿Qué diferencia, en este ámbito, el mundo offline del mundo online?.

Cada vez son más frecuentes los asuntos que llegan a los Tribunales por publicación de comentarios lesivos en las Redes Sociales. En este sentido, la semana pasada salía a la luz la noticia de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional había acusado de cometer un delito de humillación a las víctimas del terrorismo a una estudiante de historia de 21 años por hacer bromas en Twitter sobre Carrero Blanco, pidiendo para ella dos años y medio de cárcel, tres de libertad vigilada y más de ocho de inhabilitación absoluta.

En esta misma línea, hace unos meses el Tribunal Supremo publicaba una sentencia por la que se condenaba, por primera vez, a un año de cárcel a una joven como autora de un delito de odio y de enaltecimiento del terrorismo cometido a través de Twitter, por haber difundido diversos tuits burlándose de las víctimas de ETA.

Otros casos polémicos por cuestionarse los límites de la libertad de expresión son el de Guillermo Zapata, ex edil de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, quien se vio obligado a dimitir al ser denunciado por difundir en su cuenta de Twitter mensajes burlándose de los judíos o de víctimas del terrorismo, o el revuelo desatado tras la muerte del torero Víctor Barrio en una plaza de toros, recogiéndose numerosas publicaciones en las Redes Sociales celebrando su muerte o vertiendo insultos hacia a él y su familia.

Todo lo anterior nos hace reflexionar acerca del alcance del derecho a la libertad de expresión para poder determinar hasta qué punto están amparadas nuestras opiniones, manifestaciones e ideas por la misma. 

Resulta indudable que la libertad de expresión, derecho fundamental reconocido en el artículo 20 de nuestra Carta Magna, es el derecho que todos tenemos a expresar y difundir libremente nuestros pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

Entonces, ¿tenemos derecho a publicar lo que se nos antoje en cada momento en nuestros perfiles en las Redes Sociales? ¿Tenemos derecho a expresarnos libremente? Por supuesto que tenemos derecho a expresarnos libremente siempre y cuando nuestros pensamientos, ideas y opiniones no colisionen con otros derechos igualmente protegidos. 

Es decir, la libertad de expresión prevalece sobre cualquier otro derecho siempre que no se vulnere el derecho al honor, intimidad personal y familiar o propia imagen de alguien y, siempre que no se caiga en el insulto o desprestigio gratuito.

Por ello, el hacer comentarios ofensivos, bromas o verter opiniones en las Redes Sociales podría constituir una vulneración del derecho al honor por "divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecten a su reputación y buen nombre" o por "la imputación de hechos o la manifestación de juicios de valor a través de acciones o expresiones que de cualquier modo lesionen la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación", tal y como establece la propia ley sobre protección civil del derecho al honor.

Además, la publicación en las Redes Sociales de comentarios o juicios sobre determinados temas, como pueden ser el terrorismo o la violencia, podrían ser constitutivos de diversas figuras delictivas como enaltecimiento del terrorismo, delito de incitación al odio o violencia, injurias, calumnias, acoso, amenazas, delitos contra la intimidad, humillación a las víctimas, etc.

Cabe también plantearse si es lo mismo hacer un comentario o bromear, por ejemplo, sobre Carrero Blanco en una cafetería, entre amigos, que hacer esos mismos comentarios, públicamente, en las Redes Sociales. Sin duda, las consecuencias serían diversas, precisamente, por la comunicación pública que se estaría produciendo en el segundo caso. No es lo mismo bromear en un ámbito privado o cerrado que en uno público, por su alcance y difusión y, consecuentemente por la mayor vulneración del derecho de que se trate.

Otro factor que entra en juego a la hora de establecer los límites a la libertad de expresión es el interpretativo ¿qué entiende cada uno por "insulto" o "desprestigio gratuito"? Se trata en todo caso de una percepción subjetiva: hay personas que pueden sentirse ofendidas por una broma que para otros carece de toda importancia. La gran diferencia en el mundo digital es que, en lugar de interpretar voces, gestos o tonos de voz (he aquí la riqueza de la comunicación), simplemente entran en juego letras o palabras en un "post". Es decir, no se interpreta más que una simple frase que, en el mejor de los casos, va acompañada de un emoticono. Pero, ¿qué es bromear? ¿Cuál es el límite de la broma? Hay casos, más allá de lo jurídico, como el de la revista sátira de Charly Hebdo, que nos muestran que el verdadero problema quizá sea la interpretación como concepto.

Por otra parte, en relación a los fallos de los Tribunales acerca de la publicación de comentarios vejatorios o lesivos en las Redes Sociales, cabe mencionar la cada vez más típica condena al infractor, además de a eliminar los comentarios constitutivos de la vulneración, a publicar el fallo en las Redes Sociales, en un horario establecido durante un número determinado de días. 

A título de ejemplo, el reciente caso del presidente de Ausbanc por intromisión ilegítima del honor del portavoz de Facua o, en el año 2012, la concejala del Ayuntamiento de Pamplona que fue condenada a publicar en Twitter durante un período de tiempo el fallo de una sentencia tras verter tuits ofensivos sobre otra concejala.

Este tipo de condenas son consecuencia de la aplicación de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, que establece como parte de la condena "la publicación total o parcial de la sentencia condenatoria a costa del demandado con, al menos, la misma difusión pública que tuvo la intromisión sufrida".

Resulta cuestionable la efectividad de este tipo de condenas, así como la garantía de que la publicación del fallo tendrá la misma difusión que tuvieron los comentarios objeto de la litis. Otro interrogante es la existencia del límite de un número determinado de caracteres, por ejemplo, en Twitter. Por suerte, nuestros Tribunales parecen ir buscando soluciones para estas cuestiones y así, en el caso del Presidente de Ausbanc, se acordó que la publicación del fallo se hiciera utilizando una herramienta elaborada al efecto para aumentar el número de caracteres permitidos. 

De todas formas, la ley hace referencia a la publicación total o parcial de la sentencia condenatoria por lo que, según el caso, podría resultar suficiente la publicación en 140 caracteres, cumpliendo así con la publicación parcial de la misma.


En conclusión, antes de publicar contenidos en las Redes Sociales debemos ser escrupulosos en el cumplimiento de nuestros derechos y deberes. Pues, si bien el derecho a la libertad de expresión nos legitima para manifestar con total libertad nuestros pensamientos, ideas y opiniones, no abarca un derecho al insulto o al desprestigio gratuito, ni nos ampara para efectuar comentarios lesivos o vejatorios sobre otros. No obstante, debemos atenernos al caso concreto, puesto que con carácter general no es posible determinar los concretos límites de la libertad de expresión y, a pesar de todo, no debe verse reducida nuestra autenticidad en las Redes Sociales, ni debe impedirse que cada uno de nosotros sigamos manifestando libremente nuestras ideas y opiniones, bien entendido que con la necesaria prudencia para respetar igualmente los derechos de los demás.

Creatividad E Innovación


«Otros han visto lo que es y preguntan por qué.
Yo he visto lo que podría ser, y me he preguntado por qué no»
Pablo Picasso

Nadie como Picasso definió la personalidad de alguien creativo. No es cuestión de ver las cosas como son, sino de ser capaces de vislumbrar todas sus posibilidades. O lo que es lo mismo, tener una mente abierta, una cualidad que permite a quien la posee ver el mundo de una manera totalmente diferente al resto de sus congéneres.

Así lo afirma un estudio encabezado por la psicóloga de origen italiano Anna Antinori para la Universidad de Melbourne, en Victoria, Australia. La psicóloga y su equipo publicaron un artículo en The Conversation explicando su experimento, que había sido publicado antes en el Journal of Research in Personality.

Lo que se viene a decir es que las personas de mente abierta no es que vean las cosas desde una perspectiva diferente, sino que ven cosas diferentes. Y para ello sometieron a 123 estudiantes voluntarios de la universidad a un test de rivalidad binocular.

El sujeto contemplaba una imagen roja por un ojo y otra verde por el otro durante unos minutos. Por lo general, el cerebro solo percibe una imagen a la vez, así que la mayoría de los voluntarios afirmaba haber visto oscilar la imagen entre el rojo y el verde.

Pero una minoría de ellos fueron capaces de ver las dos imágenes fusionadas, algo que se conoce como «percepción mixta». Los participantes que puntuaron con mayor nota en apertura mental fueron los que consiguieron percibir la imagen fusionada.

«Esos momentos de “supresión de la rivalidad”, cuando ambas imágenes son percibidas de manera consciente a la vez, parecen ser una solución “creativa” a un problema presentado por dos estímulos incompatibles», afirmaba Antinori en The Conversation. Es decir, sus cerebros son capaces de encontrar una solución menos convencional y más flexible a ciertos problemas.

«Nuestros hallazgos sugieren que la creatividad de las personas con mente abierta alcanza también a la percepción visual. Estas personas pueden ver experiencias fundamentalmente distintas a la media». Por ello, según la psicóloga, estos resultados podrían explicar por qué las personas más abiertas de mente tienden a ser más creativas e innovadoras.

¿Cómo se traduce esto en la práctica? Anna Antinori lo explicaba con un ejemplo claro. Si a un grupo de personas les ofreces un ladrillo y les preguntas qué pueden hacer con él, es probable que la mayoría responda que levantar un muro. Pero las otras con mente abierta, uno de los principales rasgos asociados a la creatividad, responderán que podría ser un ataúd en un diorama protagonizado por la Barbie.

No solo son capaces las personas de mente abierta de ver el mundo de manera diferente, sino que también pueden prestar atención a detalles que a los demás se les escapan. Sus cerebros dejan pasar más información que el resto de personas. O lo que es lo mismo, están atentos a otros estímulos que a los demás nos pasan desapercibidos: los sonidos del exterior, los olores que nos llegan, que cierto punto de nuestra espalda está apoyado en el respaldo de la silla…

La mayoría de esas decisiones se hacen por debajo del nivel de conciencia y sus resultados constituyen lo que vemos y percibimos, afirma la psicóloga en una entrevista para la agencia EFE.

Según afirma la directora del estudio, hay investigaciones que demuestran que la personalidad es maleable; que puede cambiar a lo largo de la vida y que la forma en que vemos el mundo puede variar en línea con la personalidad.

«Puede ser posible que un cambio en la personalidad de un individuo también pueda afectar a cómo ve el mundo», afirma un artículo de Quartz. Hay, por tanto, diferentes maneras para poder ser más creativos y abiertos.

Pero quizá el ejercicio más poderoso sea el tratar de ponerse en el lado contrario de nuestro pensamiento. Por ejemplo, intentar defender con argumentos válidos temas sobre los que estamos radicalmente en contra. ¿Eres de izquierdas? Trata de defender las ideas de la derecha. Sudarás tinta, pero aprenderás a ver las cosas desde ángulos diferentes.

El último consejo que Antinori da es buscar la manera de dar salida a la creatividad y expresarla. Y para ello, una vez más, debemos abandonar nuestra zona de confort. 

Nuestro cerebro necesita desafíos y si queremos ser abiertos y creativos, debemos entrenarlo.


Sentirnos Útiles


Pocas sensaciones son tan satisfactorias como la que sentimos cuando hemos hecho algo por los demás. De hecho, es muy fácil observar el gesto de alegría que inunda la cara del que ayuda a otro. Cuando nos sentimos útiles se despiertan en nosotros emociones positivas que repercuten en nuestro bienestar general.

Estoy segura de que sabes a qué me refiero cuando digo que sentirse útil es algo muy agradable. La sensación de poder hacer algo de utilidad es profundamente motivadora para el ser humano. Esta sensación nos aparta, durante un tiempo, de la vorágine egoísta y autocomplaciente en la que estamos inmersos.

Vivimos en un momento de la historia en el que cada vez estamos menos conectados unos con otros. Le llamamos la era de la comunicación pero nos comunicamos muy poco y, además, estamos cada día, más separados. Ya no es costumbre, como lo era antes, lo de ayudar a los miembros de tu comunidad como algo natural. 

Actualmente, los niños son educados más en la competitividad que en la cooperación. Sin embargo, por mucho que la sociedad se caracterice por la falta de empatía y el individualismo, dentro de los seres humanos siguen existiendo la necesidad de sentirse útiles y de hacer algo por los demás.

Así mismo, en muchas ocasiones aunque la ganas de hacer algo útil estén presentes, es probable que dudemos si tenemos la capacidad para hacerlo. Tampoco somos educados para encontrar aquello que nos haga brillar y disfrutar haciéndolo y ofreciéndolo a los demás.

La educación se orienta más a que todo el mundo sea exactamente igual, sofocando de esta manera, la originalidad y los talentos innatos de cada persona.


Valoración De Resultados

Como todos sabemos, en el principio de nuestra existencia hubo un tiempo en el que disponíamos de comida en abundancia, el clima era favorable, teníamos nuestras necesidades cubiertas. 

Hace decenas de miles de años tan sólo un puñado de humanos poblábamos la Tierra. Desde entonces, presionados por un número creciente de miembros, con cada vez mayor falta de alimentos, espacio y recursos naturales, nos fuimos internando en un sin número de luchas y crisis. Las nuevas tierras y el clima cada vez menos propicios para nosotros. El anhelo de nuestro bienestar perdido. 

Hoy vamos camino de los 10.000 millones de personas, y nuestra casa, la Tierra, es la misma! Es lógico que la palabra trabajo se asocie a estrés y obligación. Queda ya muy lejos, en nuestros orígenes, como un sueño, el esfuerzo que suponía el mero hecho de recoger los frutos que proporcionaba la tierra en un clima óptimo para nuestra especie. Competición, continua lucha y crisis, han dejado una huella en nosotros. Aquellos tiempos del paraíso donde todo era abundancia a nuestro alrededor, ¿pasó para no volver? 

Dejamos que nuestro subconsciente trabaje mientras hablamos un poco de trabajo, esfuerzo y perseverancia. 

Trabajo, esfuerzo y perseverancia, el empeño de llevar el trabajo a buen término con esfuerzo y determinación, todos éstos son valores que he visto desde pequeño a mi alrededor. Creo que para cualquiera de nosotros es muy gratificante la sensación que nos queda tras el trabajo bien hecho. 

A través de las siguientes líneas me gustaría trasladarte, de forma amena, unas simples reflexiones acerca de estos conceptos. Estos párrafos no pretenden nada más que invitarte a reflexionar conmigo sobre tan manidos y a la vez tan complejos, conceptos.

Nos agrada ver la imagen de un patito o de un cisne sobre las aguas de un lago, con qué facilidad se desplazan. Diríamos que casi sin esfuerzo. Nada más lejos de la realidad: por debajo del agua sus patitas despliegan una enorme actividad. 

Ser conscientes de estas paradojas nos ayuda a ser justos en nuestras valoraciones. Que una clínica, empresa, ayuntamiento, un cuartel o hasta una parroquia funcione bien, atienda las peticiones de sus clientes, contribuyentes o feligreses y las resuelva en un tiempo adecuado, que el trato sea humano y que económicamente marchen bien, siempre se debe al buen y gran trabajo de los equipos, de las personas que lo integran (aunque no lo apreciemos, no se vea). 

Tiene mucho mérito. Sabemos que en ningún caso se trata de algo fortuito. Es fruto del buen y acertado trabajo de una larga cadena de personas donde todos son importantes, como los eslabones de una inmensa cadena, cada uno en su puesto, realizando la función y responsabilidad que ostenta en ese momento, sea cual sea. 


Y es que sabemos que el trabajo y el esfuerzo no son mera actividad, no sólo consiste en dedicar horas, esforzarse a secas; trabajar no es consumir nuestro tiempo laboral sin más. Sabemos muy bien que consiste en aplicar nuestro esfuerzo eficientemente, productivamente. 

En el mundo empresarial, en el mundo de las artes y por qué no, en el de la ayuda a los demás, consiste en generar para uno mismo o para la organización para la que trabaja, un resultado, un fruto mayor que las energías y gasto que hemos consumido en ello. 

Dar más que lo que recibimos. 

jueves, 9 de agosto de 2018

Aspiraciones


Porque a pesar de la situación por muy adversa que se nos parezca siempre llegará un momento, una razón o un lugar en el que soñar, aquellas expectativas que tenemos y que pensamos que no podremos cumplir, son solo un pensamiento que debemos eliminar porque la esperanza es de todos y es lo único que no se puede perder.

No cabe duda que el sabor a gloria que existe por alcanzar eso por lo que tanto hemos buscado es gratificante. A tal punto de entender que nuestro esfuerzo vale la pena y es siempre recompensado.

La esperanza no debe perderse por muy difícil que se torne el asunto.

Esto porque posiblemente veamos un camino cerrado, duro e incomprensible pero saber que siempre al final del túnel encontraremos un camino es importante.

Por lo que no debemos desesperanzarnos, nosotros somos los responsables de nuestros actos y debemos medirlos lo suficientemente bien para que lo que hagamos no traiga consecuencias a mayores, de esas que sin importar como estén nos hieran, como personas a nosotros y a los demás.

La vida es maravillosa, seamos siempre personas positivas y luchemos porque las adversidades sean derribadas y nuestra calidad humana mejore.


Que esta imagen sea una muestra de las grandes expectativas que debemos tener y que como seres humanos siempre aspiremos a ser mejores personas.

Nuestras Historias


Hay una historia detrás de cada persona, unos pensamientos detrás de sus expresiones, unas emociones detrás de su sentir y un alma bajo su piel.

Cada uno de nosotros, a lo largo de este camino que es la vida, atraviesa momentos, vive experiencias y se encuentra con personas, que inevitablemente dejaran huella en alguna parte de nosotros. Incluso, aquellas circunstancias o personas que creíamos que pasarían inadvertidas, parecen resurgir más tarde de algún modo en nuestras vidas.

“Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón por la cual son como son. Piensa en eso antes de juzgar a nadie”

Todo cuanto acontece, matiza nuestra experiencia y nuestro sentir de la manera que sea, a veces intensamente y otras tan solo de pasada; a veces conscientemente y otras sin darnos cuenta… nos dan luces y sombras, y también tonos a medias

Por eso, cuando a veces observamos a alguien y pensamos que tiene un comportamiento inesperado o inexplicable, ¿de qué nos sirve darle nuestra interpretación o nuestro sentido?

Nosotros tan solo lo entenderemos desde nuestra visión, que no es más que aquella que se compone de nuestras experiencias y vivencias, pero ¿qué sabemos acerca del otro?, ¿qué sabemos de su sentir?

Si ya de por sí es complicado adentrarse en las profundidades de uno mismo e intentar conocerse, cómo vamos a saber cuáles son las intenciones o motivaciones de los demás, o cómo esa persona está viviendo esa situación. Nos pasamos media vida intentando averiguarlas, y casi la otra media, juzgando sus comportamientos, como si no tuviéramos suficiente con hacernos cargo de nosotros mismos.

Cada persona tiene su historia y muestra sensibilidad hacia algunos aspectos más que a otros; como tú y como yo. Que para nosotros sea fácil o sencillo enfrentarnos a una situación o expresarnos de determinada manera, no quiere decir que para el otro tenga que ser así…

“El zapato que le ajusta a un hombre, le aprieta a otro; no hay receta para la vida que funciones en todos los casos”
-Carl Gustav Jung-

Es normal que si estuviésemos en las situaciones de otras personas, hiciésemos cosas distintas… Es que no somos ellos, ni hemos vivido su vidas. Tan solo sabemos un poco acerca de cómo vivir la nuestra. Y digo un poco porque, en ocasiones, creemos que vamos a reaccionar de una manera determinada y cuando nos encontramos en la situación, nos comportamos de otra distinta….

En lugar de juzgarle, intenta comprender su historia
Debemos ver más allá de lo obvio y de la superficie y tener en cuenta que cada persona tiene su historia; un compendio de experiencias, sentimientos, emociones, encuentros, de variables biológicas y personales, a las que tenemos que sumar el poder de la situación y contexto.

Por el contrario, escuchar y tener en cuenta las historias, experiencias y sentimientos con los que se han construido las personas, nos ayudará a comprenderlas. Y a veces, si no podemos hacerlo no pasa nada, quizás nuestra propia situación lo haga imposible en esos momentos.

Tan solo recuerda que detrás de cada piel hay una persona, un alma fuerte pero también sensible que tiene sus heridas y cicatrices, que tiene su historia.


Envidia

La envidia es una emoción tan común y habitual como desagradable.

Etimológicamente viene de la palabra invidere, que significa ‘mirar con malos ojos’. Las personas que tienen envidia anhelan lo que otros han conseguido, tienen, son o hacen.

Sentirla produce una profunda insatisfacción. Está íntimamente relacionada con dos rasgos característicos de la personalidad: la soberbia y el egoísmo.

De hecho, cuando alguien recoge muchos éxitos a menudo surgen críticas y acosos. Lo que ocurre es que se trata de una reacción interior no confesable. Los que la sienten, incluso niños en edades muy precoces, no lo admiten.

Ahora bien, no hay que confundir la envidia con los celos. Éstos aparecen cuando alguien a quien queremos profesa su respeto o su afecto hacia otras personas, acciones u objetos y nos deja de lado.

En este caso, el miedo a no ser queridos o valorados o a ser abandonados puede dar lugar a un afán de posesión que provoca que seamos celosos.

En cualquier caso, se trate de envidia con sentimientos hostiles hacia los demás o de celos, lo importante es reconocerlo y ponerle remedio, para que no nos limite ni vayamos recogiendo el mismo sentimiento de los demás.

De hecho, existe otro sentimiento parecido pero que respondería a un instinto de superación: la admiración que sentimos hacia los demás, también conocida como envidia sana.

En este caso, si se canaliza adecuadamente y no va acompañada de pensamientos negativos, nos puede ayudar a crecer y desarrollarnos como personas.

Además, si admiramos lo que el otro ha conseguido y nos esforzamos por conseguir los mismos éxitos, si son comunes, nos servirá de guía y nos ayudará a sentirnos más satisfechos.



El Buen Ánimo


La mala disposición de ánimo es hermana de la tristeza y hermano del pesimismo. De hecho, cuando una persona padece ya de una crónica mala disposición de ánimo, al saludarla con la mano o con un abrazo, sentimos que nuestra energía se vacía. Y en cambio, cuando saludamos a una persona con una buena disposición de ánimo, conservamos nuestra energía, o bien, la incrementamos.

Es absolutamente cierto que un ánimo triste y abatido entorpece las funciones fisiológicas del cuerpo, y es cierto también que la actividad física ligera modifica increíblemente, para bien, el ánimo abatido de una persona.

La persona triste y pesimista tiene estropeada la visión de sí misma y del mundo. Por lo general, se mete en su concha y no quiere salir de ella. El mundo le parece difícil y siente que no embona en él. Todo lo ve negro, complicado, y no se siente capaz de hacer lo que quiere. Se esconde en la resignación y renuncia a los placeres de la vida, los que le parecen inalcanzables. Uno de los rasgos dominantes de estas personas consiste en que se sienten depositarias del dolor, como si fueran las únicas que sufrieran en el mundo; por ello, no son solidarias con nadie, pues nada tiene que compartir, y sí en cambio sienten que son los demás quienes deben acudir en su ayuda.

La persona jovial se siente con ganas para hacer las cosas, y goza de la íntima seguridad de que puede lograr muchos objetivos que se proponga. En cambio, quien padece de un ánimo triste y pesimista siente en su interior que no puede hacer lo que quiere. Por esto, no le dan ganas de actuar ni de vivir plenamente.

La gana es el deseo, la propensión y la inclinación hacia una cosa. Hacemos algo con ganas cuando actuamos con diligencia y esfuerzo. Y la desgana es todo lo contrario. La persona jovial tiene ganas para muchas cosas, y la persona con desgana carece de apetito por la vida, y por ello, no quiere salir de su coraza.

No es fácil que una persona con mala disposición de su ánimo pueda dejar la tristeza y el pesimismo como forma de vida. Pero no es cierto, tampoco, que estas personas en muy corto tiempo no puedan lograr extinguir ésta perniciosa disposición de su ánimo. Por lo general, la persona triste y pesimista no se ha dado cuenta de que sus males radican, fundamentalmente, en tres equivocadas distorsiones: a) creen que son incompetentes por naturaleza y que no pueden hacer lo que quiere; b) que el mundo que los rodea no le puede proporcionar lo que necesita, pues su mundo lo ve raquítico y pobre; y c) que su futuro nada tiene que ofrecerle. 

Estas tres suposiciones son falsas, por supuesto.



El Estar En Paz

La paz no está lejos de ti, no está fuera de tu alcance, la paz no la puedes perder.

La paz se esconde, se tapa y se bloquea por:

Otros sentimientos desagradables

Pensamientos en el pasado o en el futuro

Energía bloqueada que no has liberado

Tener a tu cuerpo en desequilibrio

Entonces, ¿cómo acceder a ella?

1. Pregúntate dónde estás poniendo tu atención, a qué le estás dando tanta importancia en tu vida, a qué le dedicas la mayor parte de tu esfuerzo mental y emocional, y atrévete a quitarle un mucho de esa atención y tiempo invertido.

Donde está tu atención está tu realidad…

2. Siéntate durante 10 min, cierra los ojos, respira profundamente un par de veces… y empieza a visualizar cómo vas quitando de tu cuerpo toda la energía acumulada, todos los sentimientos desagradables, y vas liberando capaz como si fueras una cebolla, hasta que no queda más que tú… y la paz que da ser tú y estar vivo.

3. Atrévete a creer que no necesitas realmente de nada más que de estar vivo, existir, respirar, para poder sentirte en paz.

4. Perdónate por lo que tu sientes que te has hecho daño, perdona tu pasado y a todas las personas que necesites perdonar para liberar ese enojo o resentimiento, que al final del día, al único que le impide estar en paz es a ti mismo.

5. Puedes decirte a ti mismo el siguiente decreto “Yo soy la paz que habita en mi interior, yo soy la paz que me rodea, yo soy la paz que respiro, yo soy la paz que necesito, yo soy la paz que transmito a los demás, yo soy la paz”.

6.- Hazte las siguientes preguntas:

¿De qué necesito deshacerme para poder estar en paz?

¿De qué tengo que dejarme de juzgar para poder sentirme en paz?

¿Qué necesito soltar para poder conectar con mi paz?

¿Qué miedos irracionales necesito desmentir para poder sentirme en paz?

7. Por favor, se tu mejor amigo, tu aliado, tu defensor, se compasivo contigo mismo, comprensivo y paciente, haz las paces contigo mismo y cesa la lucha y la guerra interna, amate y respétate como bien pides a otros que lo hagan.

Finalmente, para poder estar en paz, simplemente necesitas DARTE PERMISO de estarlo, darte permiso de dejar de sufrir o pasarla mal, darte permiso de que seas como seas, hagas lo que hagas, estés donde estés, la puedas sentir.

¿Por qué?

Porque lo mereces.

Derechos Y Obligaciones

Uno de los temas que ha hecho correr mucha tinta, es el de los derechos humanos. No así el que ahora ocupa nuestra atención en este trabajo: emparejar a los derechos humanos el tema de los deberes.

Sabemos que la palabra ‘derecho’, es objeto de diversos significados e interpretaciones: así tenemos que puede significar un determinado orden normativo vigente; mientras que por otra parte, puede designar algo diferente: una prerrogativa o facultad de la que estaría dotada una o más personas.

Así, en la expresión "derecho’ hace referencia a un ordenamiento jurídico determinado, en cambio, si digo "toda persona tiene derecho a expresar libremente sus opiniones", aquí, la palabra ‘derecho’, hace referencia a la facultad de externar lo que piensa, que posee el titular del derecho a la libertad de expresión. Aquí ya hablamos de lo que se conoce como derechos humanos.

Debido a esa diversidad de significados del término derecho, —Quintana Roldán y Sabido Peniche opinan— que múltiples y de contenidos muy diversos han sido los estudios y reflexiones filosóficas sobre el ser y la esencia, las causas, los valores y los fines de los derechos humanos.

Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los temas más complejos del análisis del derecho mismo, porque tiene como centro de especulación al propio hombre que es el creador del derecho, del sentido de su vida y de su existencia; del sentido de su papel en el mundo y de su propia trascendencia.

Y, más se complica el asunto si enfrentamos la polémica permanente sobre algo, de lo cual muchas veces ni siquiera queremos hablar: la reciprocidad y vinculación entre derechos humanos y deberes, si existe o no, ya que por lo general nos inclinamos de manera preferente por los derechos y no por los deberes: más nos gusta exigir que cumplir.


Las Culpas Del Otro

En el mundo existen dos tipos de personas: las que siempre se la pasan culpando a los demás por sus propios errores y las que atribuyen sus fracasos a la suerte.

Debo aclarar que esto no quiere decir que me esté limitando a clasificar en estos únicos grupos a las personas, lo expongo como un ejemplo para demostrarte que ambas creencias son erróneas. Es decir, las personas que culpan a los demás por sus errores, son aquellas que no les gusta asumir la responsabilidad de sus actos.

La palabra responsabilidad significa que uno debe tener el poder de su vida y sus decisiones.

Cuando le echas la culpa al otro, estás cediendo tu poder personal. ¿Más fácil? estás permitiendo que la otra persona tenga el poder de controlar tu vida. Un ejemplo bastante claro para representar este argumento es la típica frase: “tú me hiciste enojar” y no falta aquella persona que le gusta llevarte la contraria y responder con un: “te enojas porque quieres”, de ahí también la frase: “el que se enoja primero, pierde.” ¡Y es verdad! Nosotros decidimos enojarnos. No responsabilices al otro de tus actos.

Más bien, debemos responsabilizarnos de las decisiones que tomamos y sobretodo, de las consecuencias.

Después están esas personas que piensan que les va mal en la vida porque tuvieron “mala suerte”.

En realidad, la suerte tiene que ver con tus pensamientos, ya sean positivos o negativos.

Si tienes un mal día y piensas que es porque estás “quemado” o como comúnmente se conoce el hecho de ser una persona con muy mala suerte, con esas creencias no vas a cambiar tu día y lamento decirte esto pero, tu día seguirá empeorando.

Definitivamente no creo que exista la buena o mala suerte, sino que es el cómo decidimos tomarnos las situaciones.

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Amabilidad Y Tolerancia


En primer lugar, la tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás como si éstas fuesen nuestras propias maneras de ser, pensar y vivir. Como la verdad absoluta no le pertenece a nadie, cada uno de nosotros tenemos que interiorizar el hecho de que cada visión particular, creencia o costumbre puede ser diferente sin que la nuestra sea la correcta. Escuchar, valorar y respetar las opiniones ajenas nos ayudan a seguir aprendiendo día a día.

"Nunca te acostarás sin saber una cosa más" 

En segundo lugar, la amabilidad es una actitud. Con esto me refiero a que es una forma de actuar, de comportarse. Ser servicial, indulgente y tolerante es una cualidad que pone de manifiesto los buenos modales de cada uno. La amabilidad abarca los conceptos de los que os he hablado hasta ahora: naturalidad, respeto, prudencia, discreción, sencillez y tolerancia.

La amabilidad es saludar con una sonrisa al cajero del super, ayudar a cruzar a los mayores, aplaudir cuando otro cumple su objetivo... Existen mil ejemplos para poner en práctica y os aseguro que nadie rechaza un gesto amable.

"Ser amable, es ser invencible" 

En tercer lugar, la simpatía como una forma de ser y de carácter. La simpatía hace que cualquier persona resulte atractiva y agradable a los demás. De esta forma, genera más simpatía a su alrededor. 

Sin embargo, no existe relación alguna entre la simpatía y la ironía, la mordacidad, la sorna y el sarcasmo, pues fusionar esas características no hace que la persona sea más chistosa. La simpatía es comprender al prójimo, interesándonos por su felicidad o su desdicha. Crear un entorno de cordialidad hace que la comunicación y confianza favorezca nuestras relaciones personas y profesionales. 

La simpatía gusta, provoca que te vean agradable, encantador/a, afectuoso/a, inteligente, cordial, ingenioso/a, espontáneo/a. En cambio, la antipatía disgusta, irrita y distancia a las personas hasta el punto de provocar la ruptura de sus relaciones.

"La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz"

Por último, y no por eso menos importante, la cordialidad. Una simbiosis entre el buen humor y la amabilidad, aderezado con un toque de buena educación. Gozar de esta virtud expresa atención, buen gusto, franqueza y seguridad en la persona, haciendo de ella una persona positiva y alegre, cargada de afectuosas palabras. 

Aplicando la cordialidad en nuestros actos, acciones, conversaciones, sentimientos y emociones generaremos aceptación y relaciones de calidad.