lunes, 19 de noviembre de 2018

Imponderables


Las evoluciones del destino, los posibles ISLOTES humanos con cierta autonomía, conforman un conjunto caótico, quizá ordenado por reglas desconocidas, pero caos al fin. No somos capaces de medir, ni con mediana exactitud, la inmensidad de los factores influyentes en el devenir vital. Unos por estar relacionados con esa Física profunda de los mundos, pero los condicionantes biológicos no le van a la zaga, por su dinamismo complejo. De tal guisa, pescamos en la vorágine apenas intuida, con las consiguientes inseguridades.

Solemos pasar por alto algunos desatinos importantes, con frecuencia son apreciados por cualquiera, pero con la dificultad de su deslinde adecuado.

Parece fuera de duda la exagerada presencia de la INSENSATEZ, aunque se den pocos acuerdos para delatarla nominalmente. Desde la imbecilidad por falta de intelecto, por la indolencia de mucha gente desinteresada del asunto, por el orgullo irracional de quienes medran a pleno rendimiento, desde las perversas mentalidades que todo lo malician; son cuatro frentes apuntando a las mayores insensateces. Con ese número de impulsos, entenderemos mejor la abundancia de actitudes insensatas en la vida diaria y sobre todo en las movidas sociales.

El mundo es injusto por su propia constitución. Para cada propiedad, las posibilidades de utilizarla son discordantes, ningún paralelismo es concluyente. 

La inmediatez de la justicia rápida, deja abarrotado el tintero de las circunstancias no analizadas. Cuando el retraso es notorio, la evolución temporal modificó las realidades. Las leyes y las personas ocupan espacios disociados. Las primeras fijan las situaciones, que los comportamientos individuales modifican. El buen juicio para un equilibrio es complicado. Los desequilibrios provocan la INJUSTICIA, acaso irremediable, pero acentuada por las participaciones irresponsables, sea por posición social, corrupción o por el nulo respeto por los razonamientos francos, que lamentamos a diario.

¿Se requiere la franqueza para unas relaciones gratificantes? ¿Qué papel juega la mentira o la simple ocultación en dichas actividades? Entre las respuestas viaja una gran parte de la felicidad a la que podamos aspirar o de los malos tragos en perspectiva. Pero enseguida notamos la distancia crucial que separa las vivencias íntimas de lo expresado hacia los demás; esa distancia que nunca sabremos con exactitud. Tratamos con la SINCERIDAD, imprevisible e inabordable; por lo tanto, tampoco vislumbramos los alcances de su ambigüedad, ese suelo resbaladizo dependiente de las circunstancias personales o ambientales, de las que menos podremos estar prevenidos.

Avanzamos hacia una sociedad caracterizada por la FRAGMENTACIÓN absoluta, de rasgos intolerantes; prevalecen las versiones fragmentarias sobre los planteamientos comunitarios. La gravedad no reside en la existencia de posiciones discordantes, propias de la diversidad; sino en la ausencia de razonamientos dialécticos, con franqueza, para la convivencia. 

Hay posiciones ilógicas, perversas, destructivas, de imposible acomodo en comunidades conformadas a base de experiencias y proyectos. Cualquier ocurrencia no puede pretender su imposición al conjunto. Tampoco la judicialización resuelve las discrepancias. La delimitación satisfactoria con la integración aceptada por sus miembros suena a ensoñación irrealizable.

En otro ejemplo, podemos fijarnos en todo lo que se ha discurseado, parloteado por charlatanes apoltronados, o disparatado, que también; sobre el asunto del ARRAIGO o desarraigo de las personas en un determinado lugar, en una comunidad concreta. Es una condición con gran variedad de matices. Si echamos un vistazo por los entornos, observamos, sobrepasado el asombro inicial, a los grupos políticos imbuidos del suficiente poder clasificatorio para discriminar de manera excluyente a los desafectos.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Criterios De Certeza

Filosofía
Criterios De Certeza
La base de la racionalidad humana es la aplicación universal de ciertos principios básicos de orden abstracto, filosófico, sin los cuales es imposible conocer, aun en el nivel más elemental.  Tales son: el Principio de Identidad, el Principio de no-contradicción, y el Principio de Razón Suficiente. 

Todo conocimiento científico, filosófico o teológico necesita seguir estas leyes lógicas, que manan de la misma naturaleza de la realidad, desde la grandeza de Dios hasta el nivel más ínfimo.

Pero la ciencia en el sentido técnico de la palabra, y especialmente la Física, exige más. El criterio último por el que se acepta una hipótesis o teoría es la comprobación experimental de sus predicciones y no se concede valor científico a ninguna elucubración, aun muy atrayente, si es imposible verificarla en un experimento. Incluso si hay limitaciones tecnológicas que hacen imposible actualmente el experimento necesario, por lo menos éste debe ser posible en principio. Por este criterio queda reducida a mera ciencia ficción toda hipótesis de ”otros Universos” (por definición, incognoscibles y sin interacción alguna con el Universo en que existimos), o de parámetros con valores estrictamente infinitos: todo instrumento de medida es siempre limitado en su rango de actuación, y no puede nunca dar una medida de infinitud real.

Esta exigencia de comprobación experimental puede decirse que es la que define a las ciencias de la materia como hoy las entendemos, en cuanto distintas de un conocimiento filosófico.  Incluso la Matemática es más afín a la pura Lógica desde este punto de vista, y la Matemática pura se gloría en su pureza, que desdeña cualquier aplicación de tipo tecnológico, mientras la Lógica actual utiliza simbolismos matemáticos como expresión de la concatenación exacta de sus argumentos.

La Filosofía, en todas sus ramas, tiene como único criterio de certeza el rigor de sus deducciones.  El argumento más definitivo contra una posición filosófica es que lleva necesariamente a un absurdo, en contra del Principio de no-contradicción.

En el campo de la Teología, el criterio de certeza es la Revelación, con el respaldo de infinito valor de la Inteligencia y Santidad de Dios.  Sus desarrollos, estudiando el contenido de la fe, deben ser de estricta lógica, y si llevan a conclusiones que desafían nuestra comprensión, no por eso deben rechazarse, con tal de que no terminen en un absurdo.  No es de esperar que la realidad suprema de Dios sea perfectamente comprensible para nosotros, pues ni lo es la materia ni nuestra propia personalidad humana.

Relaciones Física – Teología
Una vez descrito el campo de aplicación y los criterios de certeza de las diversas formas de conocer, es obvio que la Física, limitada a la descripción de la actividad de la materia en sus aspectos cuantitativos y experimentables, no puede directamente decir nada que afecte el contenido de la Teología, que nos habla de la realidad inmaterial de Dios y de sus planes para el Hombre. Ni siquiera puede la Física tratar de los aspectos artísticos o éticos de la actividad humana: no hay instrumento alguno que mida el valor literario de un poema, la bondad o malicia de una acción, o la satisfacción de una amistad o del deber cumplido, ni puede establecerse experimentalmente el contenido de verdad de un pensamiento, ni su existencia.

La Física reconoce solamente cuatro interacciones (fuerzas) y define a la materia por su capacidad de actuar por alguna de ellas: la fuerza gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil. Si hay una realidad que no puede describirse en términos de estas interacciones (como son la consciencia, el pensamiento abstracto y la actividad libre), no entrará dentro del concepto de materia y la Física no tendrá nada que decir de ella.

Consecuentemente, es improcedente preguntar si la Física puede demostrar la existencia de Dios o negarla: ningún experimento puede lógicamente contestar a la pregunta. Lo mismo puede decirse del espíritu humano, o de la existencia después de la muerte.  Tampoco puede la Física responder a preguntas sobre la razón suficiente de que exista el Universo, ni acerca de su finalidad: no son objeto de comprobación experimental posible, ni tienen expresión cuantitativa en una medida o fórmula matemática.

De modo correlativo, no puede pedirse a la Teología que nos aclare conceptos de la estructura y actividad de la materia a ningún nivel.  Ni la Biblia ni la enseñanza de la Iglesia nos dirá cómo ni cuándo comenzó el mundo, frío o caliente.  Nada hay en el Credo ni en el reciente Catecismo de la Iglesia Católica que nos evite el estudio científico de algún aspecto del mundo material. Ciencia y fe son dos maneras limitadas y complementarias de conocer la realidad total de Dios, el Universo y el Hombre. Son dos alas con que el Hombre puede volar en búsqueda de la Verdad, y que colaboran en el único esfuerzo de profundizar más y más en el misterio que es nuestra existencia y la del mundo que nos rodea y del que somos parte.


Entendimiento


El entendimiento es aquella facultad que diferencia a los seres humanos de los animales.

El entendimiento permite la comprensión de la realidad a partir de esta facultad mental. Desde el punto de vista filosófico, este concepto también recibe el nombre de intelección o aprehensión de la realidad a través de la que se accede a la esencia de las cosas.

El entendimiento muestra la capacidad de discernimiento racional que potencia la deliberación en la toma de decisiones. Esta capacidad de discernir muestra la posibilidad que tiene el ser humano de diferenciar aquello que es correcto de aquello que no lo es. El entendimiento muestra el valor del buen juicio, es decir, de obrar a partir del sentido de la prudencia.

El entendimiento es uno de los aspectos esenciales en el proceso de conocimiento por parte del sujeto. Una facultad que muestra la relación entre la mente y el objeto a través del ejercicio de conocer.

El conocimiento que es la base del entendimiento es una acción inmanente cuyo origen y término se encuentra en el propio sujeto. El entendimiento implica poner atención en cada cosa para poder captar la raíz esencial.

Además del plano del conocimiento, la capacidad de entendimiento también tiene una gran influencia en el contexto de la comunicación interpersonal puesto que dos personas pueden llegar a un entendimiento mutuo a través del poder de la palabra, es decir, pueden comprenderse al escucharse.
Desde el punto de vista de la comunicación, es positivo utilizar argumentos concretos que respalden el valor de un mensaje determinado a través de la organización adecuada de ideas principales e ideas secundarias. Se trata de aportar razones que tengan una validez sólida en la expresión de un mensaje determinado. 

Existe una actitud que dificulta la capacidad de entendimiento mutuo: querer llevar siempre la razón.

La reflexión sobre el propio entendimiento ha sido objeto de reflexión filosófica como muestra la epistemología que muestra la capacidad del filósofo de admirarse de esta facultad humana que aporta una gran libertad a la existencia. Y es que, el entendimiento permite poner conciencia a la existencia al tener la capacidad de reflexionar sobre los propios actos y sus consecuencias.

Esta reflexión también es base en la ética.

Preferir No Saber


Un total de cinco estudios realizados por la Asociación Americana de Psicología (APA) en Estados Unidos y Canadá sugieren que las personas menos informadas sobre temas sociales clave, como el cambio climático o la crisis económica, se sienten felices con esta actitud. Además, los individuos que ignoran estos asuntos también depositan más su confianza en que los Gobiernos sabrán encontrar soluciones a estos problemas. Los resultados obtenidos podrían ayudar a establecer estrategias para que la ciudadanía se involucre en cuestiones sociales, señalan los autores de la investigación.

Las personas que menos saben sobre temas difíciles e importantes como la economía, el consumo de energía o el medio ambiente son las que más evitan estar bien informadas, sugiere un nuevo estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología (APA). Y lo que es peor, cada vez más gente prefiere seguir ignorando este tipo de temas, según un artículo publicado por la revista de la American Psychological Association. 

"Diseñamos este estudio para intentar comprender el dicho ‘la ignorancia es felicidad’ con un enfoque social, ha señalado el autor de la investigación, Steven Shepherd, un estudiante graduado de la Universidad de Waterloo, en Ontario (Canadá). "Los resultados obtenidos podrían ayudar a los educadores a hacer frente a importantes barreras a la hora de que la sociedad se involucre y participe en cuestiones sociales", añade Shepherd. 

A través de una serie de cinco estudios realizados entre 2010 y 2011 con una muestra de 511 adultos de Estados Unidos y Canadá, los investigadores hallaron "una reacción en cadena que comenzaba en la ignorancia acerca de un tema y terminaba en la dependencia y confianza plena en el Gobierno para tratar dicho asunto". 
Cuanto menos conocimiento, más confianza

En uno de los cinco estudios, los participantes que se sentían más afectados por la recesión económica evitaban la información sobre la capacidad del Gobierno para manejar la economía. Sin embargo, estos mismos participantes no eludieron la información cuando se trataba de noticias positivas.

En este caso, la muestra incluyó a 197 estadounidenses con una edad media de 35 años (111 mujeres y 89 hombres), que habían recibido información compleja sobre la economía y habían respondido a una pregunta acerca de cómo les afectaba esta situación de manera directa.

En otro estudio, realizado para poner a prueba los vínculos entre la dependencia, la confianza y la actitud de evitar la información, los investigadores proporcionaron una descripción que podía ser simple o compleja sobre la economía a un grupo de 58 canadienses, con una edad media de 42 años y compuesto por 20 hombres y 38 mujeres. 

Los participantes que recibieron la descripción más profunda sobre el tema indicaron altos niveles de sensación de desamparo por la crisis económica, una mayor dependencia, y confianza en el Gobierno a la hora de manejar la economía, así como un deseo muy bajo de saber más sobre la materia. 

"Y esto sucede a pesar de que deberíamos tener menos confianza en alguien para gestionar con eficacia algo que es más complejo", ha explicado el coautor de la investigación, Aaron C. Kay, doctorado de la Universidad de Duke. "En cambio, las personas tienden a responder a este tipo de situaciones ‘externalizando’ el problema y dejándolo en manos del Gobierno, lo que a su vez hace que se deposite más confianza y se sea más dependiente. En última instancia, se evita aprender más sobre la situación, para así poder seguir confiando ciegamente en la labor Gobierno", comenta Kay. 

En un tercer estudio, 163 estadounidenses con una edad media de 32 años (70 hombres y 93 mujeres) aportaron su opinión sobre la complejidad de la gestión de los recursos naturales y luego se les comunicó que las reservas de petróleo de Estados Unidos durarán menos de cuarenta años. Posteriormente, se les pidió que respondieran a diferentes preguntas para evaluar su resistencia a aprender más sobre el tema. 


A partir de estos resultados, los autores de la investigación señalan que "más allá de restar importancia a los aspectos catastróficos, los educadores deberían aprender a explicar los temas sociales problemáticos de manera que los hagan fácilmente digeribles y comprensibles, con un claro énfasis en lo local y la causas que estos problemas pueden tener a nivel individual". 

Por otro lado, los investigadores recomiendan realizar más investigaciones para determinar cómo reaccionaría la gente cuando se enfrenta a otros asuntos importantes como la seguridad alimentaria, la seguridad nacional, la salud, la desigualdad social, la pobreza o los conflictos morales y éticos, y bajo qué condiciones las personas tienden a responder con más o menos participación e interés.

Mitos Y Leyendas


Cuando hablamos de mitos y leyendas, estamos hablando de formas de expresión narrativa que forman parte del imaginario colectivo de un pueblo con la intención de intentar explicar un aspecto de la realidad para la que en el momento del nacimiento del relato aún no había explicación, o cuyo origen se ha pretendido engrandecer. Se trata de relatos que han sido transmitidos oralmente a través de las generaciones, llegando muchos de ellos hasta nuestros días. Pero, ¿qué entendemos por mito y qué por leyenda?

Se considera mito a aquella narración que se sitúa fuera del espacio-tiempo real y que suele tener por protagonistas entes divinos o sobrenaturales, o grandes héroes que realizan gestas increíbles y cuya figura no ha existido en el mundo real. En general pretenden explicar conceptos abstractos cuyo origen es incierto, como el mundo, la vida, el amor o el odio. Su función principal es intentar dar sentido a las cosas, utilizando para ello analogías entre lo que no entendemos y elementos presentes en nuestra vida.


Una leyenda, si bien también es un relato en forma de narración que se transmite a través de las generaciones y que suele tener elementos sobrenaturales y ficticios, intenta por norma general dar una explicación de un hecho histórico concreto. Suelen basarse en hechos históricos reales, si bien incorporan elementos fantásticos que alteran, modifican o dan un sentido diferente a la historia. 

Su función se encuentra en hacer resaltar las características de un personaje o pueblo reales, no tratando tanto de dar un sentido a la realidad sino de fomentar valores sociales e ideologías concretas.

El Final Incierto



Este es un mundo donde la mayoría nos la pasamos corriendo a toda velocidad sin un rumbo. Malgastando los días, persiguiendo metas ilusorias e impulsadas por nuestra propia negación omnipotente de la finitud de la vida. En un contexto así, pareciera que recordarle a todo el mundo el “Carpe diem” es una buena idea, y posiblemente lo sea. Tiene poco sentido que nuestro tiempo se escape mientras estamos siempre con el foco puesto en la postergación, en la obtención de metas distantes que nunca llegan. Así, la gratificación sistemáticamente escasea, y el “Carpe diem” puede ayudarnos a recuperar cierto balance perdido.

Pero esta idea al pie de la letra es también peligrosa. Hay una frase que dice “vive cada día como si fuera el último, porque algún día, sin duda, estarás en lo correcto”. Pero esa frase olvida que, muy probablemente, ¡antes de ese día habrás errado decenas de miles de veces!

Me tomo la licencia de ser un tanto “literal” para marcar el punto: imagínense por un minuto que supieran que mañana es el último día de sus vidas y piensen qué harían con ese día. Casi con seguridad sería un día horrible, dedicado a ordenar asuntos pendientes y a despedidas entre lágrimas. ¿Queremos vivir cada día como si fuera el último?

Sí, ya sé. La idea de “como si fuera el último” no se refiere a despedirnos sino a enfocarnos en hacer aquello que nos gusta y nos gratifica a corto plazo, “como si no hubiera un mañana”. Pero… ¿qué cosas gratificantes se pueden hacer que se inicien y concluyan en un sólo día? Charlar con amigos, jugar a la Wii, tomar solcito en la plaza… Imaginen su último día bajo esta nueva lógica. ¿Queremos vivir cada día como este día?

Hay dos palabras en inglés de difícil traducción que expresan para mí los adjetivos que quisiera sentir respecto de mi propia vida: estos son “fulfilling” y “meaningful”.

“Fulfilling” tiene que ver con la sensación de gratificación asociada a alcanzar aquello que uno se propone, sea lo que sea que uno se haya propuesto.

“Meaningful” tiene que ver con la sensación subjetiva de tener un “sentido”, un propósito que va más allá de nosotros mismos.

La trampa reside en que muchas de las cosas que son “fulfilling” (nos gratifican a corto plazo), nos hacen sentir vacíos desde el punto de vista del “meaning”. Las cosas “meaningful” (significativas) no se construyen de un día para el otro. No pueden hacerse sin un horizonte más largoplacista en el que pensemos nuestra felicidad como algo intertemporal, más que como algo inmediato.

Con muchos de los hábitos saludables pasa lo mismo. Si la vida es finita, ¿dormimos menos? ¿No dormimos nada? ¿Comemos hamburguesa de Burger King (o la comida poco saludable de tu preferencia) todos los días hasta que el colesterol nos desborde por las orejas? Mi problema con el “Carpe diem” es que subraya hasta el exceso la realidad de nuestra finitud.

Encontrar un balance entre el “fulfilling” y el “meaningful es un arte difícil. Pero lograrlo, a mi modo de ver, nace de no olvidar el “Carpe”, pero reemplazar “diem” (día) por “vitam” (vida).

En conclusión, el punto que quiero marcar es que es un sinsentido vivir nuestra vida como si fuera eterna, pero no es menos absurdo vivirla como si la muerte fuera inminente (aun cuando lo sea). La vida es como una película que nadie sabe cuándo termina. Pero no tiene sentido por eso hacer que, por las dudas, cada momento sea como un final, por si justo “la peli” termina en ese momento.

Hay que vivir teniendo presente la muerte, pero vivir atemorizados e influenciados por su inminencia nos debilita. En el fondo, parafraseando a Lennon cuando dijo que “la vida es eso que nos pasa mientras estamos ocupados haciendo otras cosas”, yo creo que lo ideal es que apliquemos esa misma filosofía a la muerte: que nos agarre viviendo, sintiéndonos haciendo otras cosas, entretenidos, no luchando contra ella.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Naturaleza Humana

Filosofía
Naturaleza Humana
Desde una óptica filosófica, todos los seres humanos comparten un conjunto de rasgos sumamente particulares y constitutivos, que abarcan la manera de actuar, pensar y sentir dentro del contexto en el que se manejan. Existen muchas teorías acerca de lo que significa la naturaleza del hombre

Filósofos como Platón consideraban que la esencia del hombre se encontraba integrada por un alma inmortal que puede llegar a obtener el conocimiento.

En este sentido, platón opinaba que el alma se encontraba fragmentada en tres partes: la parte que complace los anhelos y las necesidades de la persona. La parte del razonamiento y la parte que controla el temperamento. Como se puede observar, cada una de estas partes del alma cumple con un desempeño específico, sin embargo, es la parte de la lógica o razonamiento la que debería dirigir a los seres humanos.

Lo cierto es que la naturaleza humana es aquella que muestra la esencia del hombre, es decir, cómo piensa, se comporta, se desarrolla en lo personal, en lo físico, en fin, ese instinto que impulsa al hombre a querer realizar cosas.

Desde que el ser humano nace tiene un destino reservado. Durante su vida, el hombre se ha dedicado a indagar y a explorar el mundo en que vive, queriendo siempre aprender y obtener, nuevos conocimientos; es por esto que siempre trata de entender todo lo que lee, observa y escucha, para luego enfocarse en la búsqueda de la verdad de todo cuanto existe.

Tanto los sentimientos, como los sueños y las metas son características propias de la naturaleza humana, aun cuando sean propiedades que no se puedan tocar. Sin embargo cuando el ser humano comienza a evolucionar en el plano físico y mental, va exteriorizando poco a poco algunos aspectos de sí mismo, que lo más seguro, era que lo tenía desde su infancia, pero que no habían aflorado.


El ser humano de forma espontánea va estructurando su vida, ya que su deseo es salir adelante, progresar de muchas formas diferentes, por ejemplo estudiar, tener su propia familia, obtener valores humanos, satisfacer sus necesidades, llevar a cabo sus metas, inventando cosas nuevas, vincularse con la naturaleza y seguir unos principios religiosos.

Tu Tono De Voz


El tono de voz es uno de los elementos con mayor influencia sobre la comunicación de cuantos existen. En tal tono hay una serie de parámetros sonoros que le dan sentido, consciente e inconsciente, al mensaje que se está transmitiendo. Algunos de ellos son: el timbre, la intensidad del sonido, la velocidad de la dicción, la claridad, la proyección, etc.

Varias personas pueden decir exactamente la misma frase. Sin embargo, el tono de voz que emplea cada una comunica una información psicológica diferente. Es entonces cuando se descubre que en las palabras hay un contenido verbal y no verbal. La esfera no verbal es menos controlable y, por lo mismo, más auténtica.

El 60% de la comunicación humana es no verbal: lenguaje corporal. El 30% es tu tono de voz. Eso significa que el 90% de lo que estás diciendo no está viniendo de tu boca”.
-Hitch-

Se puede saber mucho del estado de una persona examinando su tono de voz. Incluso cuando alguien habla en otro idioma que no conocemos, seríamos capaces de perfilar algo de su forma de ser y de sentir con solo escuchar cómo habla. 

El Laboratorio de Análisis Instrumental de la Comunicación sobre locución e imaginario, de la Universidad Autónoma de Barcelona, realizó un estudio sobre voz y percepción. Sus conclusiones son curiosas e interesantes. Veamos:

El tono de voz grave sugiere madurez y genera confianza en los demás. Es el más utilizado en los anuncios publicitarios.

Si el tono de voz es extremadamente grave, remite a sensaciones sombrías
Una voz firme y segura nos hace pensar en que el hablante es alguien distinguido e importante
Hablar en un tono de voz bajo nos sugiere que la persona tiene grandes debilidades o que es torpe
Quienes emplean un tono de voz muy agudo transmiten baja credibilidad.

La voz es un patrón tan personal, que actualmente se emplea para verificar la identidad y dar acceso a muchos sistemas informáticos. También sirve como evidencia en un juicio. Su confiabilidad es tan grande, o más, que la de una huella dactilar.

Algunos psicólogos se han tomado el trabajo de identificar los significados ocultos en el manejo de la voz. El resultado es todo un catálogo de interpretaciones para esas sutilezas, esas que muchas veces pasan desapercibidas para la mayoría de nosotros. Veamos.

Respiración
La forma de respirar mientras se habla da una idea del ritmo al cual se vive:
Tranquila: habla alguien equilibrado.
Profunda y constante: energía y dinamismo.
Profunda, constante y fuerte: ira reprimida.
Superficial: falta de realismo.
Corta y rápida: ansiedad, angustia.
Intensidad o volumen
Define de manera general cómo interactúa una persona consigo misma y con los demás:
Normal: autocontrol y capacidad de escucha.
Alto: debilidad, egoísmo y falta de paciencia.
Bajo: inexperiencia y represión.

Articulación o vocalización
La vocalización tiene que ver con la capacidad de comprensión y el interés en ser comprendido:
Bien definida: claridad mental, apertura a la comunicación.
Imprecisa: engaño o confusión mental.
Muy marcada: narcisismo, tensión.
Con trabas: agresividad, represión.

Velocidad
Habla del tiempo emocional en el cual está inmerso el hablante:
Lento: falta de interés, desconexión con el mundo.
Rápido: tensión, deseo de ocultar información.
Regular: contención, represión, falta de naturalidad.
Irregular: confusión, ansiedad, ruptura de la comunicación.


El tono de voz imprime un sello a la forma que una persona emplea para comunicarse con el mundo. Aunque su interlocutor no sea un experto en el tema, recibe inconscientemente una serie de mensajes a través de la voz del otro. Esos mensajes le dan forma a la imagen que tiene sobre la otra persona.

Diversidad De Opiniones


Aprendemos de la diversidad de opiniones
Si nos descuidamos un poco, estaremos actuando como los demás quieren que lo hagamos. Que digamos lo que ellos deseen y que callemos lo que a los otros les parece mal. Así muchos se encuentran asintiendo a todo lo que les dicen, nunca oponiéndose a algo. Sin embargo, cuando no están los otros presentes, se desahogan criticando y señalando lo que les parece mal.

Está bien respetar a los demás. Es una buena práctica de relaciones humanas. Sin embargo, esto debe ir equilibrado con el respeto a ti mismo. Las opiniones de los demás son importantes, pero también lo son las tuyas.+

Es correcto no ser destructivo, pero también tienes derecho a dar tu opinión y tu punto de vista. No tienes por qué estar de acuerdo con todo. Es más, aprendemos de la diversidad de opiniones y ellas nos permiten mejorar nosotros y mejorar los procedimientos.

La sinceridad en tu palabra permitirá ganarte el respeto y confianza de los demás, naturalmente con criterio y respeto. Que tú sí sea sí y tú no sea no.



Las Redes Sociales Y La Vida Cotidiana


Internet ha revolucionado muchos ámbitos y especialmente el de las comunicaciones de una manera radical hasta el punto de llegar a convertirse en un medio global de comunicación hoy día cotidiano en nuestras vidas. Lo utilizamos para casi todo, desde compartir un momento con un amigo enviando un foto a través de mensajería instantánea hasta pedir una pizza o comprar un televisor. Antes, si queríamos leer un periódico debíamos comprar una edición local en papel cuando abría el quiosco de prensa con las noticias del día anterior. Hoy, con un solo clic no solo podemos leer nuestro periódico local, sino también el periódico de cualquier parte del mundo, con una actualización permanente de contenidos.

Internet ha evolucionado muchísimo desde su creación, que es, sin embargo, muy reciente desde la perspectiva de la historia, y poco ha quedado de esa primera red estática concebida para transportar unos cuantos bytes o para enviar un pequeño mensaje entre dos terminales. Hoy cantidades infinitas de información son cargadas y descargadas en este gigante electrónico. Hasta hace no mucho tiempo internet era un simple repositorio de información donde solo aquellas personas capaces de entender y manipular código eran las encargadas de publicar y mantener contenidos; ahora todos somos partícipes fundamentales, teniendo la posibilidad de generar contenidos y comentar contenidos existentes.

Durante los últimos años de la década de 1980 y la década de 1990, internet creció hasta incluir el potencial informático de las universidades y centros de investigación, lo que, unido a la posterior incorporación de empresas privadas, organismos públicos y asociaciones de todo el mundo, supuso un fuerte impulso para internet, que dejó de ser un proyecto con protección estatal para convertirse en la mayor red de ordenadores del mundo, formada por más de 50.000 redes, cuatro millones de sistemas y más de setenta millones de usuarios.

La aparición de la llamada Web 2.0 en la primera década del siglo XXI supuso una importante revolución a su vez en esta joven historia de internet, posibilitando el desarrollo de una nueva era en internet que permitía el nacimiento e implantación de redes sociales y otras herramientas de comunicación interactivas, participativas y sociales.

Ya no era solo una red de intercambio de información, se llegó a convertir en una herramienta de trabajo multidisciplinar, una sofisticada herramienta de escape de la realidad y, sobre todo, una importante herramienta de generación de contenidos y de comunicación entre individuos. Hoy tenemos la posibilidad de enviar información de un lugar del mundo a otro en segundos, realizar presentaciones online, compartir nuestras vidas a través de fotos, vídeos, sonidos y textos, vivir en un mundo paralelo como nos proponen algunos juegos, pero, sobre todo, compartir nuestra vida real, nuestra identidad auténtica. De esta manera, historias personales se convirtieron en públicas y temas locales se convierten en globales.

El desarrollo de internet ha puesto en marcha un debate sobre el modo en el que la comunicación a través de internet afecta las relaciones sociales. Internet libera al individuo de las restricciones geográficas y une a las personas en torno a nuevas comunidades de interés que no están atadas a un lugar concreto. Vivimos en una nueva sociedad en red y globalizada, unida a través de las nuevas tecnologías. Internet es nuestra herramienta de interacción relacional y plantea también nuevos retos para la privacidad y la seguridad.

Así pues, las tecnologías de la información han forjado cambios fundamentales en toda la sociedad posibilitando el paso de la era industrial a la era de redes. Vivimos en una sociedad en la que las redes de información global resultan infraestructuras esenciales, pero ¿cómo han afectado estos cambios a las relaciones humanas? Internet ha cambiado el comercio, la educación, el gobierno, la salud e incluso la forma de relacionarnos afectivamente; podría decirse que está siendo uno de los instrumentos principales de cambio social en la actualidad.

Es especialmente importante cómo ha afectado a la propia comunicación social. No hay duda de que cada día las nuevas tecnologías siguen ganando terreno y transformando nuestros hábitos y posibilidades de comunicación, y lo han hecho especialmente entre el público joven, aunque a día de hoy todavía haya lugar para las herramientas analógicas en determinados sectores. 

Con internet no existen ya fronteras para la comunicación. A través de internet las barreras tradicionales de tiempo y espacio desaparecen, como he comentado antes, y las posibilidades comunicativas se amplían. Se ha llegado incluso a hablar de «la nueva democracia de la comunicación» gracias al impacto de las herramientas sociales.


Hoy en día la instantaneidad y la movilidad se vuelven predominantes en la evolución de internet. El internet móvil vuelve a revolucionar, una vez más, esta joven historia. No hay duda de que nos enfrentamos a una realidad que es cada vez más móvil, con conectividad total a internet a través de smartphones y tabletas en todos los ámbitos posibles. Una realidad en la que todo está en la nube sin depender de un dispositivo concreto.

viernes, 16 de noviembre de 2018

A Lo Hecho Pecho

“A lo hecho, pecho” es un refrán que se refiere a una situación irreversible en la cual la persona tiene que asumir las consecuencias de sus decisiones o acciones.

Este es un refrán de tradición oral que las personas mencionan cuando algo no resulta como se esperaban, bien sea porque se tomó la decisión errónea o porque las consecuencias de una acción fueron reversas a lo que se quería. Esto puede suceder tanto en una situación sentimental, laboral, de amigos, entre otras.

En este sentido, “a lo hecho, pecho” es una expresión que se relaciona con los conceptos de esfuerzo, constancia, responsabilidad, actitud y coraje. En estos casos de nada sirve arrepentirse, lo mejor es ser conscientes del error y su asumir las consecuencias de nuestros actos.

Por ejemplo, “Le dije que no lo quería volver a ver y se fue, ahora estoy arrepentida. Solo me queda esperar, a lo hecho, pecho”; “Nosotros te dijimos que no era buena idea ese negocio, ahora concéntrate y busca la mejor solución. A lo hecho, pecho”.

Es importante que las personas sean consecuentes con sus acciones y reflexionen sobre cuál es la mejor decisión a tomar e, incluso, de qué manera actuar ante una situación que no resulte cómoda.
Una decisión errónea puede generar graves consecuencias que se deben asumir y enfrentar de forma responsable a fin de no complicar aún más la situación.

En estos casos, lo importante es pensar antes de actuar para no tener arrepentimientos a futuro. No obstante, sea cual sea el caso, no se debe evadir lo ocurrido sino poner el pecho para enfrentar la situación.

“A lo hecho, pecho” también es una manera de expresar el esfuerzo hecho y el coraje que se tuvo para obtener los mejores resultados en una prueba o relación pero, de la que no se salió airoso a pesar de la actitud de constancia y brío

El Desinterés Por Aprender


Hay un tema recurrente en las escuelas: cómo responder y dar solución a la demanda de niños y adolescentes con problemas de aprendizaje. Son muchas las familias que se preguntan por qué sus hijos tienen dificultad para escuchar a los docentes y hacer la tarea, o son citados por mal comportamiento. Desde el curso de posgrado “Psicoanálisis y problemas de aprendizaje”, dictado por la UNNOBA, se buscan respuestas de intervención a estos problemas.

El Universitario dialogó con la docente María Victoria Rego acerca de la propuesta que viene desarrollando en la Universidad desde el año 2014, junto a un equipo de trabajo que proviene de la cátedra de “Psicopedagogía Clínica” de la UBA.

Rego explica que “en la actualidad predominan las propuestas con diagnósticos estandarizados, como la dislexia [alteración en la capacidad de leer y escribir] o el síndrome de déficit de atención [trastorno del comportamiento caracterizado por la distracción]”. Y agrega: “En un contexto en el que priman esas miradas más generalizantes, nosotros pensamos en otro tipo de propuesta, en la que se realce lo subjetivo, los aspectos en los que cada niño de una manera singular se relaciona con los objetos de conocimiento y con las ofertas escolares, y qué dificultades cada uno encuentra en ese proceso”.

“Nos encontramos con muchísima demanda de espacios como éste -dice la docente-, que abren el diálogo y el intercambio en una temática muy angustiante para quienes trabajamos con los chicos. Es interesante el encuentro de los distintos campos profesionales porque se marcan intereses en las fronteras disciplinares de los colegas”.

“Los motivos de consulta más comunes son la desatención, el desinterés en aprender cosas nuevas, la impulsividad, los chicos que no pueden quedarse quietos…”, comenta. Pero, ¿qué implica este tipo de propuesta, ese “realce de lo subjetivo” en vez de la respuesta estandarizada? 

“Cada vez que aparecen estas problemáticas, lo que hacemos es mirar hacia atrás y pensar cuáles son las condiciones psíquicas previas necesarias que tienen que estar dadas para, por ejemplo, poder concentrarse en la escuela”.

Aunque sentarse a pensar en algo pueda parecer un hecho natural, no lo es, por eso el psicoanálisis hace “una mirada desde los problemas hacia la constitución psíquica” y eso permite pensar de otra manera la intervención en el aula. “Se trata de intentar problematizar y pensar las mejores estrategias para cada niño en particular, es decir a no hacer diagnósticos a partir de etiquetas”.

-¿Se les ha planteado la pregunta sobre la época en relación al aprendizaje, el impacto de lo digital por ejemplo? Dicho de otro modo, ¿todo pasado educativo fue mejor?

-No lo creo. Los problemas de aprendizaje estuvieron siempre. Sí hay características en la época les que vale la pena ponerse a pensar, como qué recursos psíquicos se ponen en juego con las redes sociales y qué respuestas tiene la escuela frente a eso. Por ejemplo, el rol de la imagen y el uso de la palabra que tiene la escuela, con una versión mucho más moderna que posmoderna, en la que a veces ofrece propuestas que quedan muy alejadas de las condiciones psíquicas de los chicos de hoy. Pero eso hay que dilucidarlo, porque tenemos modalidades epocales enriquecedoras, niños con una riqueza psíquica que les permite concentrarse en múltiples cosas a la vez, con gran capacidad de reacción, porque pueden razonar con elasticidad. Sin embargo también hay modalidades empobrecedoras, por eso hay que ver el caso singular.


-En el marco teórico del curso se pueden leer los nombres de autores de un nivel de la filosofía más abstracta y general, como Cornelius Castoriadis, algo llamativo debido a esa demanda que mencionaba antes en relación a la “resolución de los problemas” en el aula, y llevar por esos caminos tan prácticos a ese tipo de filósofos puede resultar un gran desafío.

-La propuesta conceptual es desde el psicoanálisis contemporáneo, que son todos los autores poslacanianos que comenzaron a hacer hincapié en la actividad de representación del psiquismo, en la posibilidad de simbolización, de crear. Esas problemáticas abarcan un espectro muy amplio de complejidades psicopatológicas. Nosotros tratamos de ubicar a los problemas de aprendizaje dentro de estas modalidades precarias de la actividad representativa, que tienen un origen histórico, subjetivo, por eso hablamos de constitución psíquica. 

Partimos del problema de aprendizaje para pensar todos los momentos de estructuración del psiquismo del niño, cómo se fueron dando y en dónde podemos encontrar los conflictos restrictivos que empobrecen, justamente, esa actividad de representación. Por eso incorporamos autores como Castoriadis, Aulangnier o Green, que empiezan a plantear los problemas del pensamiento desde una óptica compleja.

La Presión Social

Las decisiones que tomamos como propias, o la forma en que dirigimos nuestra vida, están condicionadas por la sociedad. Todo esto es fruto de lo que es correcto hacer, lo que creemos que debemos hacer según la opinión de la mayoría o los procedimientos que estamos acostumbrados a percibir.

Desde la infancia sentimos una necesidad imperiosa de pertenencia a un grupo con la familia y el grupo clase. Además, tenemos dependencia o interdependencia de estos, ya que nos aportan seguridad e inclusión social.

Actualmente esta necesidad es cada vez mayor debido a la cantidad de grupos que existen a partir de las redes sociales y la facilidad de conexiones a través de Internet.

La presión social alcanza su mayor esplendor en la época adolescente. Se trata de un tipo de presión que condiciona la formación de la personalidad de los jóvenes. Además da lugar a ciertas prácticas negativas, a veces fuera de la propia voluntad, solamente para ser aceptados.

La presión social sigue presente a lo largo de la vida y en cierto modo afecta a nuestros actos e ideas.
¿De qué modo la presión social influye en nuestro comportamiento?

Recientemente realicé con un alumno la lectura del cuento “El traje del Emperador”.

Cuando pasamos a analizarla, al niño le resultaba difícil comprender por qué la gente del pueblo alababa la belleza de un traje inexistente si en realidad el Emperador iba desnudo, ¿por qué mentían? ¿Por qué consideraban que su respuesta sería estúpida si no era igual que la del resto de los ciudadanos?

Existen numerosos estudios en los que se demuestra cómo una persona cambia de opinión si el resto del grupo tiene un parecer común aunque sea contrario al suyo. Todo ello con el objetivo de obedecer a la conformidad social y sentirse aceptado.


Acuerdos De Convivencia


La escuela, como institución educativa, es una formación social en dos sentidos: está formada a partir de la sociedad y a la vez expresa a la sociedad. Lo que se habla en cada escuela, es el lenguaje particular de la sociedad. Por tal motivo, no es ajena a la profunda crisis socio política en la que estamos inmersos y que como ciudadanos nos afecta.

En este contexto, la escuela en general, está seriamente cuestionada porque no responde a las demandas, no prepara para este nuevo orden, no asegura mejoras. No obstante esto, y aún con estas fallas y carencias, es la institución social que sigue nucleando a un significativo número de niños, adolescentes y jóvenes. Por ser una institución pública, está sometida y padece los efectos producidos por la crisis social que la atraviesa, e incide tanto en la singularidad de cada uno de los actores como también en el colectivo institucional que conforman, y se pone de manifiesto en problemáticas concretas y observables: el miedo a un futuro incierto, el temor a estar cada vez peor, la vivencia de desolación, el debilitamiento de vínculos de solidaridad y amistad, la pérdida de relaciones institucionales, de grupos sociales de pertenencia y referencia; en realidad se trata de una progresiva pérdida del sentido de la vida. Estas pérdidas son carencias que afectan, limitan y someten a los niños, adolescentes y jóvenes, como sujetos de derecho en su condición y dignidad humana.

Siendo conscientes de esta realidad adversa, que se impone a nuestros alumnos, especialmente a aquellos con más limitaciones que posibilidades, con más carencias que logros, es fundamental que el tiempo que transcurren en la escuela durante su niñez y adolescencia, sea considerado por ellos, como un tiempo y un espacio valorizado, un tiempo de crecimiento, de creatividad, que favorezca la construcción de su subjetividad. Para ello la escuela debe generar, facilitar y promover tiempos y espacios para que pueda circular la palabra y no los silencios, el diálogo y la discusión y no la sumisión y acatamiento, el análisis y la reflexión sobre las acciones impulsivas y las actuaciones violentas.


La función socializadora de la escuela se manifiesta en las interrelaciones cotidianas, en las actividades habituales; también se hacen explícitas en las charlas espontáneas o en discusiones y diálogos planificados para reflexionar sobre esas interrelaciones, para reconocer los acuerdos, las diferencias, las formas de alcanzar el consenso, de aceptar el disenso. Sólo de esta manera se aprende a convivir mejor. 

Una escuela que intenta responder a su cometido de ser formadora de ciudadanas y ciudadanos, comprometidos crítica y activamente con su época y mundo, permite el aprendizaje y la práctica de valores democráticos: la promoción de la solidaridad, la paz, la justicia, la responsabilidad individual y social. Estos se traducen en las acciones cotidianas que transcurren en el aula, en la actitud comprensiva y educadora de los adultos que son los responsables de la formación de las jóvenes generaciones, por eso, el desafío de toda institución educativa es convertirse en propulsora de procesos de democratización y participación. 

Sin lugar a dudas si la escuela puede hacer esto - de hecho muchas de las escuelas lo hacen y lo hacen bien - está dando respuesta a una de las demandas más requeridas por la sociedad.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Trabajar Para Vivir O Para Consumir


El consumo parece ser la categoría predominante de nuestros tiempos: a los humanos nos encanta dividirnos por nacionalidades, géneros, raza o preferencias de todo tipo, pero nada segrega más en la práctica que la capacidad de consumo. No nos referimos solamente a la adquisición de todo lo necesario para sobrevivir, desde comida hasta vestido y alojamiento, sino a la subdivisión infinita de esas necesidades en opciones de consumo hiperpersonalizadas.

El hombre más rico del mundo, Carlos Slim, incluso se ha manifestado a favor de que la semana laboral sea de 3 días, y aunque los avances en materia de robótica y cibernética todavía no nos entregan un futuro donde el trabajo sea un placer más que un engranaje del sistema, en el presente, el trabajo de muchas personas ni siquiera les alcanza para cubrir esas “necesidades básicas”, mientras que otras se estresan más allá de toda racionalidad por participar en la vida del consumo.

¿Pero qué ocurre si nuestras necesidades “básicas” no pasan por adquirir los nuevos gadgets de la temporada sino por hacernos de tiempo libre para el ocio y la contemplación? ¿Qué sucede cuando lo “básico” para nosotros es aire y agua limpios, convivencia familiar, tiempo para organizar nuestra biblioteca o nuestra colección de libros o estampillas? ¿Por qué trabajamos, a pesar de que el estrés asociado al trabajo es nocivo para la salud? Escapar del consumo en masa no es cosa fácil, pero es posible hacernos una pregunta pertinente: ¿trabajamos para ganarnos la vida o para ganar el derecho a consumir?

Mohit Satyanand dejó de trabajar en una oficina hace unos años luego de visitar un paradisíaco lugar en las montañas de la India, donde decidió quedarse con su esposa para criar a su hijo durante sus primeros años. Comenzó a trabajar remotamente y, aunque pronto se dio cuenta de que ganaba una fracción de lo que le pagaban en su trabajo regular según sus años de experiencia, se sentía agradecido porque su calidad de vida estaba tasada según términos relevantes para él.

Satyanand no pasa por alto algunas de las desventajas: su auto es una antigüedad, y concede que el aislamiento extremo de la civilización no es para todos, pero renunciar al consumo masivo le dio una sensación de independencia y autonomía imposible de definir.

Probablemente la mayor lección que podríamos extraer de ese caso es lo que dice cuando le preguntan cómo hizo para poder tener esa vida: según Satyanand, la clave es no pedir permiso. No va a llegar nadie a darte la libertad para vivir tu vida en tus propios términos, pero sin duda llegarán muchos a decirte cómo debes vivirla según los de ellos. El mercado es parte de esa fuerza que pretende que todos vivamos pendientes de la moda y el consumo simplemente para mantener dicho mercado con vida. (Queda pendiente explorar el potencial político del consumo dirigido: ¿qué pasaría si la gente se comportara como ciudadanos y utilizara su poder de consumo para pedir sistemáticamente mejoras en las condiciones de vida de quienes producen lo que ellos consumen, que muchas veces viven en condiciones de esclavitud? ¿Qué pasaría si penalizamos a las marcas o productos que dañan el medio ambiente y que no dan buenas condiciones laborales a su personal, en favor de otras que sí?).

Sin duda dejar de trabajar no es una opción para muchos de nosotros, pero aunque siempre existan las famosas “cuentas por pagar”, hay que preguntarnos de vez en cuando qué haríamos si no tuviéramos el trabajo que tenemos. Simplemente por el hecho de tener acceso a Internet (y estar leyendo esta página, por ejemplo) seguramente vives en un mundo que millones de personas considerarían privilegiado, incluso “excéntrico”; podemos pensar que para un pescador en Guerrero o un minero en Sierra Leona, comprar el último videojuego/la última camioneta/el último smartphone/beber cafés saborizados/asistir al cine/etc., son ocupaciones superficiales e incluso excéntricas, y (también en el orden de la suposición) experimentan la alienación laboral de otra manera.

Si bien no es posible desentenderse por entero del trabajo (al menos no sin asumir ciertos riesgos, como estas personas que no sólo se alejaron del trabajo sino de la sociedad en su conjunto), trabajar únicamente por la opción de participar en la cultura del consumo suena bastante tonto. Pero si participar en dicha cultura es una respuesta válida para ti, seguramente existen razones igualmente válidas para asumir la alienación capitalista con alegría (pero ignoramos dichas razones).

En otras palabras, ¿buscas el trabajo de tus sueños o la vida de tus sueños? ¿Una y otra son enteramente compatibles?

Orfandad


Una familia está compuesta básicamente por un papá, mamá, e hijos, y de acuerdo a la diversidad de culturas puede variar, sumándose los abuelos, tíos, primos y una mayor cantidad de personas que forman parte del círculo familiar, pero no podemos negar algo real dentro de la sociedad: la orfandad.

La orfandad es un estado en el que un hijo o una hija es sometido(a) involuntariamente a carecer de padre o madre por circunstancias médicas, económicas, sentimentales, donde la ausencia de uno o ambos pilares del hogar tiene consecuencias visibles en todo el mundo.

El estado de orfandad hace que varios niños vivan el peligro de ser víctimas del tráfico de órganos, violencia sexual, adicciones, consumo o tráfico de drogas. Los hogares que acogen a los infantes son un refugio temporal ante el clima adverso de violencia de la sociedad y las calles, en algunos casos ayudan a que los niños adquieran confianza a partir del cariño que les brindan los educadores con los que cuentan los centros; en otros, ocurre todo lo contrario.


Esta situación genera incertidumbre personal a un niño o niña huérfano o en situación de calle, ¿Qué alcanzar?, ¿Qué soñar?, ¿Qué pensar? Gracias a Dios, algunos de  los infantes que atraviesan esta situación pueden superar la depresión con la ayuda de otras personas, pero otros viven albergando sentimientos negativos creyendo que no existe esperanza para el futuro.

La Salud Mental


La enfermedad mental no es como una infección. No se puede esperar que tomando una pastilla desaparezca. Nuestros cerebros son complejos y la salud mental abarca desde la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo que tienen un efecto grave y tangible en sus emociones y la motivación, a los trastornos psicóticos como la esquizofrenia que afectan a las percepciones o sentidos con delirios y alucinaciones. Los enigmas que envuelven a estas enfermedades provocan un importante número de creencias falsas que hacen mucho más difícil la recuperación. Desmontamos algunos de los mitos que todo el mundo debe conocer ya sea víctima de una enfermedad mental o no.

“Los problemas de salud mental son para siempre”
Son numerosas las personas que cuando mencionan las enfermedades mentales aseguran que nunca se curan. Creen que es una forma de reducir las expectativas que tiene el paciente porque rara veces hay una cura en el sentido tradicional y estricto de la palabra y al mismo tiempo creen que así ayudan a otras personas a entender la lucha que se ha de atravesar cuando se sufre una enfermedad mental. El problema está que a menudo se interpreta en el sentido de que los síntomas de la enfermedad mental nunca desaparecen. Si esto fuera cierto, la terapia y los tratamientos no tendrían sentido. De hecho, decirle a alguien con un trastorno de estado de ánimo como la depresión que sus problemas no desaparecerán puede minar su motivación y decidir no continuar su tratamiento. Sin embargo, la verdad es que si bien no se sabe aún cómo se puede curar la enfermedad mental, es muy posible tratar muchos tipos de enfermedades mentales hasta el punto de que los síntomas se pueden manejar y una persona puede vivir una vida plena y feliz.

Durante muchas décadas, se asumió que una vez que una persona alcanza la edad adulta, su cerebro ya no puede cambiar. Sin embargo, en las últimas décadas, los investigadores han descubierto cada vez más que la neuroplasticidad, que simplemente significa que el cerebro crea nuevas conexiones y se reestructura a lo largo de la vida, puede desempeñar un papel muy importante en cómo se desarrolla el cerebro y cambia con el tiempo. El concepto de neuroplasticidad es todavía una nueva área de investigación, pero da esperanza a las personas con enfermedad mental: sólo porque los síntomas sean intensos e insoportable en este momento no significa que siempre lo vayan a ser. Con el tiempo y con la ayuda de la terapia y el tratamiento, el cerebro puede adaptarse. Es posible que nunca se pueda “curar”, pero puede ser que algún día experimentar estas enfermedades sean una molestia menor.

“Sólo las personas violentas o inestables tienen problemas de salud mental”
Las enfermedades mentales son, por su propia naturaleza, perjudiciales para la vida de una persona. Sin embargo, la forma en que se manifiestan puede variar mucho de una persona a otra. La enfermedad mental no es el único factor que determina la forma en que una persona se comporta e interactúa con los demás. Algunos enfermos de depresión internalizan sus síntomas y pueden aparentar ser feliz para los demás, mientras que otros pueden muestras de forma evidente sus síntomas. La ansiedad puede hacer que una persona se vuelva irritable o simplemente evite las interacciones sociales.  En cuanto al estereotipo de la violencia, no hay ninguna evidencia que sugiera que la enfermedad mental y la violencia tienen ninguna correlación significativa. 

Tener un trastorno mental no convierte a alguien violento, ni tampoco ser violento indica que alguien tenga una enfermedad mental.

Eso no quiere decir que en ocasiones no se relacionen ambos términos. Las personas con trastornos del estado de ánimo y de ansiedad pueden ser violentos. Lo mismo ocurre con cualquier otra persona. Si es amigo de alguien con un trastorno del estado de ánimo, no tiene que preocuparse de que vaya a ser violento a menos que previamente haya demostrado ya una propensión hacia la violencia. Todo el mundo, independientemente de su personalidad, estilo de vida, o forma de ser, puede sufrir una enfermedad mental
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“Un enfermo mental no puede manejar relaciones sociales”
Sufrir una enfermedad mental no es un estado ideal para una persona, pero no significa que un paciente no pueda disfrutar de una vida normal y actúe como cualquier otra, teniendo relaciones personales. Como el estrés es una de las causas con las que se empeora si se tiene enfermedad mental, se cree que puede ser peligroso mantener amistades, relaciones de trabajo, o relaciones de pareja. Sin embargo es todo lo contrario. El aislamiento puede ser un obstáculo para la recuperación. 

Años de investigación han demostrado que tener apoyo social es una parte esencial de la recuperación de la enfermedad mental. Las relaciones de pareja, en particular, son importantes para la depresión, porque una buena relación puede ayudar a reforzar a alguien que está pasando por un episodio depresivo, mientras que una mala relación puede desencadenar la depresión o hacer que ésta sea aún peor.

Los amigos y seres queridos proporcionan un contrapeso necesario para que la persona con depresión mantenga los pies en la tierra y evite que vire hacia conductas autodestructivas. Aunque las enfermedades mentales puedan cobrar un peaje en las relaciones de pareja también son cruciales en la recuperación. 

Sin duda puede parecer difícil mantener una relación con una persona con una enfermedad mental pero no lo es más que mantenerla con una persona que tiene una enfermedad terminal, alguien que tiene hijos de una relación anterior o mantener una relación a distancia. Las relaciones de pareja en general no son fáciles pero sufrir una enfermedad mental no descalifica a nadie para tener una relación

“El paciente puede salir sólo de la enfermedad mental”
Una de las peores y más frecuentes ideas erróneas sobre la enfermedad mental es creer que uno solo puede salir de esa situación. Cuando se comenta que se tiene un problema de este tipo a un amigo no es raro escucharle frases del tipo “todo está en tu cabeza”, “no le des más importancia” o “hay que seguir adelante. A pesar de mostrarnos su apoyo, al final acaban creyendo que esa persona da más importancia a las cosas cuando la imposibilidad de superar algo por uno mismo es exactamente el problema que sufren. El cerebro “sano” es capaz de filtrar las emociones de los pensamientos. Todo el mundo tiene problemas para manejar sus emociones y le vendría bien un poco de aliento a veces. Lo que hace que precisamente que una persona sufra de una enfermedad mental es que esa parte del cerebro que ayuda a recuperar la normalidad no funciona correctamente.

No siempre mantenerse positivo con una persona que sufre depresión le ayuda a superar su situación. Cuando el paciente se siente incapaz de volver a su estado original, verse rodeado de tantos mensajes simples y optimistas acerca de superar ese estado de desesperanza agrava aún más el problema. Sentir que a pesar de estar luchando contra uno mismo se es incapaz de superar esa situación es el mayor síntoma de saber que se está sufriendo una enfermedad mental. Si todo el mundo le dice a esa persona que sea optimista y se sienta diferente pero él no puede, el estrés que le producirá no conseguirlo agravará la situación. La incapacidad para controlar la ansiedad vuelve a las personas más ansiosas. Lo mismo ocurre con la depresión. Es un círculo vicioso del que sólo se puede salir con ayuda profesional. 

“El tratamiento es una pérdida de tiempo”
Pero sin duda el error más perjudicial para la enfermedad mental es considerar que cualquier terapia es una pérdida de tiempo. Este sentimiento provoca que los enfermos se sientan sin esperanza y que las personas cercanas al paciente se sientan también frustradas. Por desgracia, la neurociencia es todavía un campo en desarrollo, lo que significa que incluso los profesionales de salud mental pueden equivocarse. Si los costes del tratamiento son demasiado altos, puede sentirse en ocasiones que está tirando el dinero al no ver los resultados esperados. La psicoterapia puede parecer una pérdida de tiempo pero no está pagando a alguien para hablarle únicamente si no para obtener la experiencia de ese profesional.


Algunos métodos de tratamiento como la terapia dialéctica conductual puede llevar que se necesiten varias sesiones hasta saber cómo afrontar los mecanismos o estrategias para ayudar a lidiar con brotes emocionales. Si el médico receta un medicamento, puede tener que probar varios tipos de píldoras antes de encontrar uno que funcione y produzca los efectos deseados. Todo ello es complicado de afrontar para una persona con este tipo de problemas y no es fácil mantener la motivación de continuar los tratamientos. 

Sin embargo es importante recordar que por pequeña que sean las posibilidades de mejora es mejor que no hacer nada por superarlo.

Mejor Prevenir Que Curar


“Más vale prevenir que lamentar es un refrán que advierte que siempre es preferible tomar las precauciones necesarias para evitar una situación desagradable o indeseable, que vivirla.

En este sentido, es un dicho popular que gira en torno a la idea de la prevención. Como tal, llama a evaluar y sopesar las posibles consecuencias de nuestras acciones o decisiones, y el impacto que pudieran tener en nuestras vidas y en la de los que nos rodean.

Es un refrán muy usado, y puede aplicarse a un sinnúmero de situaciones cotidianas. Por ejemplo, cuando nos llevamos un paraguas y zapatos impermeables en días en que amenaza la lluvia, o cuando, antes de hacer un largo viaje de carretera, verificamos que todo esté funcionando adecuadamente en nuestro 

El dicho, como tal, es una variante del refrán “más vale prevenir que curar”, que se refiere específicamente al tipo de medidas que deberíamos tomar para mantener nuestra buena salud y evitar enfermedades.

En este sentido, otras variantes serían “más vales prevenir el mal a tiempo que, después de venido, buscar el remedio”, “más vale sudar que estornudar”, “más vale un ‘por si acaso’ que un ‘quién pensará’”, “mejor es curarse en salud” o “más vale prevenir que remediar”.

En inglés, por su parte, el refrán “más vale prevenir que lamentar” puede traducirse como “prevention is better than cure”, que dice literalmente “la prevención es mejor que la cura”.