martes, 4 de junio de 2019

La Lucha Por La Existencia

Cuando uno piensa en lugares para tocar en Montevideo no puede restringirse a lo formal (teatros, boliches, grandes escenarios). Lo informal, medio clande, amenaza convertirse en una parte importantísima de la cosa. 

Y no hay una delimitación clara: puede haber una salita que, con algún permiso al día y otros no, sobreviva entre titubeos mientras el destino no disponga lo contrario. El problema es que un sector amplio de los músicos (y también actores, etcétera) depende de ese circuito para existir. Incluso quienes tocan de vez en cuando en alguna Zitarrosa, Solís o Sodre, el resto del tiempo lo hacen donde pueden. Los teatros han perdido un poco el hábito de dejar hacer ciclos musicales, y las salas “de música” son pocas y grandes, y no encajan con este tipo de espectáculos más bien íntimos. 

Las políticas culturales están orientadas, como es esperable, al circuito formal, con todos los papeles e impuestos en regla, pero no es fácil encontrar fechas libres y hay una parte del público que, directamente, no va mucho a esos lugares.

Una vez me contaron de un músico inglés del montón que dijo (refiriéndose a lo difícil que le resultaba tocar en Londres): “Lo que pasa es que en este país no se puede hacer música”. Lo digo porque hay una idea general, propia de los músicos, de que si no pueden tocar tanto como quisieran es por culpa del lugar en que les tocó nacer. Debe de existir alguna ley matemática por descubrir (¿tiene sentido decir eso?) que describa cuántos músicos satisfechos puede contener una sociedad, y otra que explique por qué siempre habrá muchos más que esos. 

Los esfuerzos de una política musical bien encarada deberían tener, como premisa básica, no agravar esa cuestión, tratando de que los lugares que naturalmente surgen no tengan que cerrar por causas antinaturales.


En síntesis, en Montevideo se puede tocar si uno carece de aspiraciones de superestrella. 

Es cierto que somos pocos (incluso los artistas más renombrados deben dosificar sus actuaciones para no saturar al público, cosa que dudo le suceda a sus colegas de China). Pero he leído varias biografías de astros del rock o del jazz, y no es raro notar cierta nostalgia por la época en que tocaban en un bar de mala muerte, con amigos y sin presiones insoportables, por no mencionar a los que no toleraron el trajín y terminaron sus días de mala manera. 

La fama no es puro cuento; lo que es puro cuento es que sea tan maravillosa. Así que, músicos montevideanos, tal vez nuestra estrella no sea tan mala; aprovechemos que a cualquier edad podemos (y, por lo común, debemos) disfrutar del placer de la cercanía, del espacio reducido, del misterio arcaico de distinguir rostros y sentir miradas.

Soluciones Alternativas

Todos a estas alturas ya sabemos que el detonante de esta crisis económica ha sido la avaricia especulativa de unos pocos, pero esto solo ha sido la punta del iceberg, porque es algo más profundo y afecta a las raíces mismas de nuestra sociedad y de nuestro sistema económico, ya que esta forma de crecer sin límite a costa del medio ambiente, de los recursos de todo el mundo y de la mano de obra barata que nos ofrecen los países subdesarrollados es algo que conlleva en sí mismo su propia destrucción, al no haber planeta que lo aguante.

El problema es si seremos capaces de verlo y rectificar a tiempo antes de que el daño sea irreversible o de lo contrario sigamos empeñados en apostar por un sistema caduco.

Parece que esta segunda alternativa es la apuesta de los gobiernos y de los agentes económicos implicados; su afán es intentar restablecer el proyecto neoliberal solucionando el problema a los bancos y reactivando el consumo: es parchear un sistema que hace aguas.

Nadie, por el contrario, se atreve a dar soluciones alternativas, como sería el caso de defender la solidaridad y el altruismo, el reparto del trabajo, la primacía de lo local, la reducción drástica del consumo superfluo y del despilfarro energético, preservando el medio ambiente y los derechos de las generaciones venideras. Y nadie se atreve porque son soluciones a largo plazo, en principio impopulares y posiblemente no dan votos, y porque a todos nos hacen creer que somos más felices cuanto más consumamos.


Y mientras tanto, como la cuerda siempre se rompe por el lado más débil ¿adivinan quién está sufriendo las consecuencias? Se estima que solo con el dinero invertido en el plan de rescate de los bancos en los Estados Unidos se podrían haber resuelto los principales problemas del mundo en alimentación, agua, educación y sanidad. 

Es algo para reflexionar.

lunes, 3 de junio de 2019

Discreción Y Prudencia


El gran problema de la indiscreción es que no tiene vuelta atrás. Las palabras no se las lleva el viento, y lo dicho, aunque pidas disculpas, dicho queda. Cuesta ganarse la confianza de la gente, cuesta ser alguien en el que poder confiar, pero bastan unas solas palabras para echar por la borda toda la reputación. Una frase o una conducta imprudente acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de ti.

Ser prudente supone guardar confidencialidad con la información de otras personas, con la tuya propia o tener cuidado de no lastimar a otros con comentarios que puedan ser hirientes. Ser prudente es estar en tu sitio con discreción. La prudencia está estrecha y directamente relacionada con la capacidad de valorar las consecuencias de nuestros actos y comentarios. 

La persona que consigue comportarse con prudencia realiza un análisis del impacto que puede tener lo que diga o lo que haga. Por el contrario, la persona imprudente no mide, no evalúa, no tiene en cuenta las consecuencias de lo que comparte. Y esto hoy en día, con la exposición a la que estamos sometidos, es un peligro. Puede arruinar una idea profesional, dejarte en ridículo, perder un trabajo, perder amigos…

La sociedad de hace treinta años facilitaba en mayor grado la prudencia. Al no existir redes sociales, compartías con menos gente la información. No existía tanto acceso a todo ni nos llegaban las últimas noticias al instante. El bombardeo de información y la exhibición que ronda ahora por las redes facilita la imprudencia y convierte lo que antes era privado en público. Las nuevas generaciones que se educan en este continuo escaparate terminan por no distinguir entre lo que es correcto compartir y lo que no lo es
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Dado que existen fórmulas para conocer el contenido desde el primer tuit que colgaste hace años, lo inteligente es actuar con prudencia para no convertirte en una persona que se cierra puertas a sí misma. Nadie quiere tener como compañero de trabajo o como amigo a una persona que no mide lo que dice o lo que hace.

Imponer Criterios

Yo tengo razón, tú estás equivocado
Somos adictos a "tener razón", pero quedar cautivos de nuestras opiniones es un trampa.

Escuchar a los demás es prueba de empatía y respeto, claves para crecer y estar en paz.

La mayoría de nosotros creemos que podemos cambiar lo que los demás piensan; de otro modo, no pasaríamos tanto tiempo en la vida dándole vueltas a “qué opinan los demás de nosotros” y tratando de mejorar su juicio sobre nuestra persona. Eleanor Roosevelt dijo: “Nadie puede hacer que te sientas inferior si tú no lo permites”. Esta afirmación pone el foco de atención hacia nosotros mismos y no en los demás; por ello, quizá el único pensamiento que precisa ser cambiado es la creencia de que “los demás deberían pensar diferente”.

Querer tener razón es la enfermedad crónica de la humanidad, seguramente una de las causas que han enfrentado más a las personas, las naciones y las religiones organizadas del planeta. La posesión de las personas por sus propias ideas es siempre una causa de sufrimiento. El problema, al consistir las creencias en “posesiones mentales” no visibles, ha sido buscar la solución a nuestras diferencias tratando de cambiar a los demás antes que examinar la causa real de los conflictos (la necesidad de tener razón).

En demasiadas ocasiones comprobamos cómo querer imponer nuestras razones y opiniones a los demás nos cuesta caro. Tal vez logremos desautorizar las ideas de alguien, pero al final acabamos con una razón más y un amigo menos. ¿Vale la pena? Seguramente no. El resultado es que querer estar siempre en posesión de la verdad consume una gran cantidad de energía y tiempo que nos impide disfrutar de los demás y de la paz mental de saber que en el fondo todos tenemos nuestra propia lógica.


¿Es mejor tener razón a toda costa antes que ser feliz? Que cada uno responda esta pregunta con sinceridad.

Los Sabelotodo

Si usted es de las personas que ha tratado con individuos que creen saberlo todo, que poseen la verdad absoluta o más bien, que antes de admitir que están en un error prefieren declararle la Guerra solo para ganar una Victoria teatral frente a los demás, déjeme decirle amado lector que usted es ampliamente bendecido.


7 características comunes de un típico sabelotodo:
1- Domina todos los temas aunque no tenga la más mínima idea.
2- Se cree culto, pero no investiga, habla solo de lo que sabe, no se abre a nuevos conocimientos.
3- Dependencia total de su Teléfono, Tableta, PC, para llenar esa brecha de falta de lectura, solo en momentos de apuro. NO LEE.
4- Lleva la contraria por placer, no basado en situaciones demostrables, es poseedor del conocido refrán que dice: “Si no sé, confundo” . Es ignorante.
5- No reconoce los buenos aportes de los demás en materia de conocimiento.
6- No escucha, está atento/a a los errores que cometes, no aporta, es tóxico/a, solo resalta lo que según él/ella está incorrecto.
7- Alega que los temas que desconoce o no domina es porque no le interesa, no sabe decir no sé, por ende, no aprende.

Está claro que este tipo de personas son incomodas de tratar, hasta cierto punto son catalogados como necias o personas tóxicas, y hacer vida social con ellos conlleva un sacrificio inmenso para mantener la paz, sin embargo esto no tiene por qué ser frustrante. Para aprender, hay que pasar por procesos, para ser grande hay que aprender a ser pequeño, para ser líder hay que aprender a ser seguidor, para tener autoridad de opinión hay que aprender a escuchar, en fin, sobre la base de la humildad predomina el verdadero éxito.


Amado lector, el ser humano pasa por circunstancias que marcan la existencia de su vida, recuerde que detrás de una persona difícil hay una historia difícil, cuando hay dos individuos en apuros uno de los dos tiene que ser el inteligente, sea usted el ser pensante que marque la diferencia, no deje que el barco se hunda por no pedir perdón por lo que usted no hizo, por no ceder la razón a cambio de la paz espiritual, por no dar la mano a quien se la niega, NO olvide, el sabelotodo no lo sabe todo, ni siquiera está consciente de cuan poco sabe.

La Vereda De Enfrente


Es cosa dividida el mundo. Entre quienes contestan el WhatsApp al instante y quienes lo piensan un par de días.

Entre quienes navegan las aguas de Facebook y quienes militan para ignorarlas.

Entre quienes cascan el huevo con una sola mano o quienes lo destrozan sobre la sartén con las dos. Se divide, por si acaso, entre quienes llevan la sartén por el mango y a quienes siempre les falta un mango.

Entre catadores conspicuos y catadores arremangados. Entre quienes subrayan los libros y quienes los leen sin tocarlos. Entre quienes devuelven el libro y quienes ni siquiera recuerdan que alguna vez lo pidieron prestado. Entre quienes duermen con el celular bajo la almohada y quienes lo dejan en el living, exiliado. Entre adoradores de “House of Cards” y adoradores de Tato. Entre paleos y veganos. Entre mareados y buenos muchachos.

Entre engrietados y agrietados. Entre quienes preguntan y escuchan y entre quienes preguntan y se contestan. Entre quienes aman demasiado y quienes aguantan por adelantado. Entre quienes escriben una carta de amor en tres carillas y quienes redactan un mensaje texto de una línea.
Entre quienes mandan palabras y quienes mandan carita. Entre besadores de ojos abiertos y besadores de ojos cerrados. 

Entre quienes miran a los ojos o miran por largavistas. Entre quienes anidan en la duda o quienes la pisan como surfistas. Entre Batman y Robin. Entre Mujeres Maravilla y Gatúbelas.


Entre optimistas y justos pecadores. Entre pesimistas y dulces malabaristas. Entre quienes piden sonrisas en el semáforo y quienes levantan la ventanilla.

Construir Los Buenos Momentos


La vida no es, no nacemos con ella escrita, la vida se construye cada día, paso a paso. Caminamos por ella, paramos, unas veces avanzamos y otras retrocedemos, pero siempre estamos dentro, construyéndola.

Nuestra vida se hace con cada paso. Podríamos asemejar nuestra vida a una escalera de caracol. Cuando miramos atrás, vemos todos aquellos peldaños sobre los que un día depositamos nuestros pies, esos peldaños que quedaron en nuestro pasado. Unos firmes y otros inseguros, unos querríamos volver a pisarlos y otros intentaríamos no volver a pisarlos nunca. Por mucho que tratemos de retroceder a nuestro pasado, nunca llegaremos al punto inicial, no podemos volver sobre nuestros pasos, ni a lo bueno, ni a lo malo. Pero sí­ podemos permanecer anclados a él, unas veces como una frenética huida de un presente insatisfactorio, buscando atrás tiempos mejores y, otras tratando de buscar «por qué» a las situaciones negativas que han acontecido en nuestra vida, lo que terminará, con una gran probabilidad, generándonos tristeza, culpabilidad, rencor…

Cuando miramos ahora detenidamente nuestros pies, sólo podemos ver ese peldaño pequeño que queda bajo ellos, ese que acabamos de alcanzar y ese mismo que quedará atrás en un breve espacio de tiempo, ese peldaño que abraza nuestro presente. Pues bien, ese pequeño y breve peldaño es lo único que tenemos. Sólo en nuestro presente podemos sentir, amar, sonreír, enojarnos, llorar, sufrir, cantar, bailar… sólo vivimos en presente.

Cuando miramos hacia delante no vemos nada, todo está por hacer.

Eso nos hace sentir desconcertados, inseguros, temerosos…

Como suele decirse, el pasado pasó y no volverá, el futuro está por hacer y no podemos saber cómo será, y el presente es el único momento de que disponemos en nuestra vida, el único momento para vivir. Por tanto, anclarnos a nuestro pasado  nos deprime y mirar constantemente nuestro futuro nos genera ansiedad. Sólo en nuestro presente podemos disfrutar y mejorar nuestra vida, sólo en nuestro presente podemos construir buenos momentos. El mejor momento es ahora.

No podemos construir buenos momentos desde lo negativo. Si estamos más empeñados en ver aquello que nos falta y no aquello que sí tenemos, nos sentiremos insatisfechos, frustrados… Lo que tenemos vale, por el único hecho de que es lo que tenemos, es el fruto de nuestro esfuerzo, de nuestra vida, aquello que nos dieron o regalaron… y eso vale, sí­, vale porque es lo que tengo.

Una pequeña historia…»Un niño creció en una casa pobre, húmeda, sin casi espacio, sin ventilación… cuando creció se prometió a sí­ mismo que lo primero que tendría en su vida sería una buena casa. Tiempo después, siendo ya adulto, nos invitó a ver su casa. Había tardado varios años en poder comprarla, había trabajado duro para cumplir su sueño. Era una casa pequeña pero cómoda, acogedora y bonita.

Ante nuestros halagos su respuesta fue la siguiente «Es muy pequeña, oscura y húmeda, no me gusta nada, ya estoy mirando otro lugar mejor para irme de aquí, esta casa no me vale». Aquello que tenemos raras veces es perfecto, raras veces es exactamente como yo quiero que sea, pero no vale menos por ello. Si lo miro bien, seguro que tiene aspectos positivos, bonitos o prácticos para mí, seguro que el tenerlo me da ventajas frente a no tenerlo. En nuestra vida podemos escoger «ver el vaso medio lleno o medio vacío». Ver y valorar cuanto de positivo hay en nuestra vida, por pequeño que sea, nos da más oportunidades de disfrutar y de ser felices.

¿Y qué hacemos con aquello que no nos gusta, aquello que desearíamos que fuese diferente en nuestra vida?. Podemos tratar de mejorarlo, al menos en todo lo que dependa de uno mismo. Si creo que puedo podré, si quiero podré,  y si lo intento podré. Quizás no hoy ni mañana, quizás no a la primera ni a la segunda, seguro me equivocaré en más de una ocasión, a veces incluso tendré que cambiar mis metas o de camino, quizás incluso necesite que me ayuden para conseguirlo… y, aún a pesar de y con todo eso, podré conseguirlo. Para ello, tendré que darme el tiempo necesario y tendré que invertir un esfuerzo considerable, tendré que permitirme equivocar  y, sobre todo, tendré que abandonar el sillón de la pereza y del autoflagelo.


Y como dice Jorge Bucay, «recuerda que los malos momentos vienen por si solos, pero es voluntaria la construcción de buenos».

Lo Mejor De La Vida

Estuve leyendo un artículo del NYTimes con ese título: "¿Es lo mejor de la vida gratis?"

Y me quedé pensando que ni todo lo mejor en la vida es comprable, ni caro, ni tampoco es siempre gratis.

En mi caso lo mejor de mi vida han sido experiencias, no tanto objetos. Y los objetos cuando son memorables, son porque tienen un vínculo emocional con alguien importante
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¿Qué es lo mejor de mi vida? Voy a hacer el ejercicio yo para que luego usted, si tiene interés lo haga.
Experiencias emocionales. La experiencia de convertirme en madre, la experiencia de encontrar y experimentar el amor verdadero, el disfrutar cotidianamente la evolución de mis hijos, el sentir el amor de mi familia y amigos. Todo eso es de lo mejor que me ha pasado, una mezcla de suerte, búsqueda y trabajo diario. Y, todo esto llena mi vida emocional enormemente.

Experiencias profesionales, laborales o intelectuales. La experiencia de terminar una meta como mi carrera, o el logro de obtener un buen trabajo, el haber escrito y publicado un libro, el reinventarme laboralmente son también una mezcla de mucho trabajo, esfuerzo y disciplina.

Experiencias espirituales. Cuando uno vive la compasión o caridad a través de una conversación que alivia a otro. Cuando uno vive su último propósito a través de servir a los demás. Cuando uno siente la trascendencia o el impacto de que logramos atisbar a un mundo más allá del material o sensorial, para unos puede ser orando en un templo, para otros puede ser la contemplación en la naturaleza. Esas son ejemplos de experiencias espirituales para mí.

Creo que los seres humanos somos tan complejos que lo mejor de la vida, son un conjunto de vivencias de distinta naturaleza, que se dan producto de la suerte, el esfuerzo, la disciplina, algunos recursos y la perseverancia.


En las vidas tan ocupadas que tenemos, estas vivencias, son todo con lo que contamos porque al final nuestra vida se termina.

Rebeldía Social


La rebeldía es la condición del individuo rebelde, siendo esta última palabra etimológicamente derivada del vocablo latino “rebellis”, compuesta por “re” que significa regresión, y por “bellum” que se traduce como guerra. Por eso la actitud de rebeldía puede definirse como volverse contra la autoridad establecida en posición de querella o guerra.

Es una actitud que suele darse a nivel individual (contra uno mismo) cuando alguien cambia su forma de ser o pensar, ante la disconformidad de quien ha sido ante ese momento, o contra la naturaleza (por ejemplo rebelarse contra una enfermedad, lo que en general resulta infructuoso); o social, cuando una o más personas se sienten en oposición a normas o valores impuestos jerárquicamente. Ejemplos: “la población expresó su rebeldía manifestándose contra la suba de impuestos”.

La rebeldía es una característica propia de la personalidad adolescente, en la búsqueda de su propio lugar en el mundo, para lo cual cuestionan las imposiciones de padres, maestros y otros adultos, y del sistema en general.


En Derecho la rebeldía es la situación procesal, que sucede en el ámbito civil cuando el demandado no contesta la demanda, o no comparece sin causa justificada, y el juicio, luego de declararse al demandado rebelde por el Juez o Tribunal, prosigue hasta la sentencia sin su intervención; y en el proceso penal, cuando el imputado no se pone a disposición de la justicia cuando es requerido o se fuga si está en calidad de detenido o preso. El sumario se instruye pero la etapa de plenario no se lleva a cabo pues debe garantizarse el derecho de defensa.

domingo, 2 de junio de 2019

Lo Que Todos Buscamos




Porque encontrarlo te da una paz inamovible pase lo que pase, una certeza, una seguridad y una fuerza capaz de esperar

“En medio de las lágrimas descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible. En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta” (Albert Camus).

Debemos, pues, llegar al punto en que nos preguntemos, de un modo realmente serio y profundo, si alguien puede darnos la paz, la felicidad, la realidad, Dios, o lo que os plazca.

¿Puede esta búsqueda incesante, este anhelo, brindarnos ese extraordinario sentido de realidad, ese estado creador, que surge cuando realmente nos comprendemos a nosotros mismos? ¿El conocimiento propio nos llega mediante la búsqueda, siguiendo a alguien perteneciendo a determinada organización, leyendo libros, etc.? Después de todo - ¿no es así? - ese es el principal problema: que mientras no me entienda a mí mismo, no tengo base para el pensamiento, y toda mi búsqueda será en vano. Puedo refugiarme en las ilusiones, puedo huir de la contienda, de la lucha, de la brega; puedo adorar a otro ser; puedo esperar mi salvación de otra persona.

Mientras sea, empero, ignorante de mí mismo, mientras no me dé cuenta del proceso total de mí mismo, no tengo base para el pensamiento, para el afecto, para la acción.

Pero esa es la última de las cosas que deseamos: conocernos a nosotros mismos. Y ese, por cierto, es el único fundamento sobre el cual podemos construir. Pero antes de poder construir, de poder transformar, antes de poder condenar o destruir, tenemos que saber lo que somos.

De modo, pues, que el emprender la búsqueda y cambiar de instructores de “gurús”, la práctica del “yoga”, los ejercicios de respiración, el realizar ceremonias, el seguir a Maestros y toda otra cosa análoga, es totalmente inútil, ¿verdad? Carece de sentido aun cuando las mismas personas a quienes seguimos nos digan: “estudiasen a ustedes mismos”. Porqué el mundo es lo que somos nosotros. Si somos mezquinos, celosos, vanos, codiciosos, eso es lo que creamos en torno nuestro, esa es la sociedad en la cual vivimos.

El Todo Y La Nada

Filosofía
El Todo Y La Nada
El coloquio estuvo integrado, acorde lo anticipado, por el Dr Ezequiel Achilli (dueño de casa y anfitrión), el Dr Gustavo Duek, el Lic Marcelo Ferrari y quién escribe. La idea era filosofar, y tal como estaba previsto, "fue". Todos teníamos muchas ganas de hablar, exponer la buena memoria que tenemos, hacernos íconos de nosotros mismos, perpetuar nuestro "yo soy". Así fue como, en tan amena velada, el tiempo "se pasó volando". Pero aprendí mucho, sobre todo de cuestiones acerca del "ser", y esa era la misión.

No debería resultarnos extraño, que, el ser en cuanto ser político y social, dogmatice sus saberes en torno a un conjunto de guías y métodos -sospechosamente necesarios -, los cuales salen expelidos en formato de "propia opinión y creencia", cada vez que se nos interroga sobre algo.

Las ideas en cambio, reclaman autenticidad, originalidad, libertad, un independiente vagabundeo que las aleje del corpus urbanizado por la cultura. Naturalmente los hombres, todos, suelen pergeñar al cabo de sus vidas, ideas propias y novedosas, que son rápidamente ajusticiadas por la sociedad. Las nuevas ideas, es decir las ideas de plano y de bulto, tienen una exigua expectativa de vida, so exigen de un enorme sacrificio y férrea voluntad para que se perpetúen públicamente. 

En síntesis, nuestro problema no es el poder concebir ideas, ya que, eso representa nuestra naturaleza, sino el de que, podamos hacerlas sobrevivir cuando se las intenta dar a conocer.

Filosofar nos exige de correspondencia, reciprocidad para con lo que no sabemos. Filosofar es entrar en los territorios de la "nada", trasvasar los límites del mero empirismo y dogmacentrismo. Matar al hombre, y darle espacio al ser, profanar la muerte. La curiosidad es una enfermedad que, solo se cura con la eternidad y trascendencia en el aplazamiento

¿Por qué la música tiene ese divino don de transportarme a las afueras de mi yo, elevándome por las alturas, perdiendo todo contacto con la entidad de mi materia, mis miserias, siendo en ese instante, parte de la inmensidad, del reino de los misterios, de la mitológica esencia?. 

Ese alejamiento, baja mis defensas, me expone, me convierte en sórdido Tamerlán de la vulnerabilidad cognitiva. Es el momento de mayor fertilidad para las ideas. Pero esa distancia, aunque ínfima, nos atemoriza, nos devuelve inmediatamente a la dimensión que conozco, ese líquido donde puedo volver a respirar la vitalista superstición que emergió de mi propia creación.

Nuestro verdadero "existencialismo" se torna así, en un callejón sin salida aparente. 
La enorme mayoría de nosotros, ante la encerrona, echamos mano a los grandes filósofos del pasado. Todo lo pasado es "mejor". No hay pases libres a nuestra gnosis; nuestra cultura no es algo gratuito donde cualquiera pueda  ingresar.

Nuestro compendio enciclopédico es nítidamente aristocrático, el abolengo y los títulos nobiliarios son la única credencial permitida. La casa se reserva el derecho de admisión. Los iracundos mortales pedestres, estamos inhibidos de participar. Somos demasiados próximos como para ser escuchados, tomados en serio. Necesito terapia, urgente. Mi yo no convence a mi otredad, no resulta confiable. Y esa disputa inmanente e interior, requiere de un lazarillo por fuera de mí.

Entonces, si lo que buscan es el conocimiento "envasado", en internet pueden deleitarse con las segundas marcas y blísteres genéricos. El dogmatismo tiene buenas murallas. De hecho, nunca más a salvo los intelectuales de wikipedia, para ellos su merced.

Según el vetusto, simplón y agonizante diccionario filosófico de Ferrater Mora: "La idea de la nada fue el desvelo de muchos pensadores, quizá desde el principio mismo de la filosofía. Y tal vez sea además, la pregunta por la cual muchos nos hemos interesado por vez primera en asuntos de índole filosófica. Varias ideas rondan el concepto de la nada."

"Entre los griegos -como común denominador -, puede observarse que, parecen haberse centrado en el problema del ser. En algunos casos, tomaron la nada como la negación del ser: lo que hay es el ser y solo cuando se lo niega, aparece la nada."

"Pensadores como Parménides, sostuvieron que sólo el ser es, y el no ser, no es. En diferente línea, se ha sostenido que de la nada no deviene nada, de manera tal que, afirmar tal cosa sería destruir la noción de causalidad y las cosas surgir por azar." 

"Platón procuró comprender cuál podría ser la función de una participación de la nada en la concepción de los entes que son." 

Artistóteles, sostuvo que "tanto la negación como la privación se dan dentro de afirmaciones, porque incluso del ‘no ser’ puede afirmarse que no es. Pero luego, la concepción cristiana instaló la idea de Dios creando el mundo a partir de la nada, lo cual transformó significativamente las bases de la especulación filosófica ejerciendo posterior influencia en la filosofía moderna."

Mientras que Kant, establecerá diferentes categorías de ‘nada’, será Hegel quien afirmará que "el ser y la nada son igualmente indeterminados porque la nada tiene la misma falta de determinación que el ser."

"Esta idea, parte de vaciar al ser de toda referencia tras el objetivo de alcanzar la pureza absoluta, así pues, purificado, el ser y la nada son lo mismo. La absoluta inmediatez del ser lo coloca en el mismo plano que su negación y solo en devenir podrá surgir un movimiento capaz de trascender la identificación de la tesis y la antítesis."

"Bergson señala que la metafísica siempre ha rechazado la duración y la existencia como fundamento del ser por considerarlos contingentes. Bergson, para resolver esta cuestión, argumenta que la idea de la nada es una pseudo-idea, porque en realidad no se la puede ni imaginar ni pensar."

"Ya que, el pensar únicamente suprime una parte del todo y no el todo mismo, es decir, suplanta un ser por otro ser. La representación de un objeto como inexistente incorpora la idea de exclusión. De ahí que, haya más o no menos la misma substancia en al idea de un objeto concebido como inexistente que, en la del objeto concebido como existente."

"Heidegger sugiere pensar el problema de ‘la nada’ desde un paradigma diferente: él no se pregunta por qué se afirma que hay una nada sino por qué no la hay."

"En realidad, lo que pretende observar Heidegger es que, la negación de un ente no es sino aquello mismo que hace posible la negación. Entonces, la nada es el ‘elemento’ sobre el cual se sostiene la existencia, y lo que lleva a descubrir el temple existencial de la angustia. Para los filósofos de la escuela analítica, esta concepción equivale a sostener una cierta redundancia, algo así como ‘la nada anonada’, lo cual podría interpretarse como la "lluvia llueve", y por lo tanto, la rechazan por considerarlas rebeldías inaceptables a las reglas sintácticas del lenguaje."

Para redondear este resumen de "enlatados", Sartre, por su parte, "acepta y corrige a Heidegger, sosteniendo que, el ser por el cual viene la nada al mundo debe ser su propia nada, porque solo la libertad radical del hombre, permite enunciar significativamente tales afirmaciones."

En síntesis, "para los existencialistas sartreanos, la consigna está en la impotencia lógica para resolver el problema de ‘la nada’, porque ésta solo aparece cuando alguien la enuncia, lo cual, es solo posible tras haber trascendido la nada."

Esta acá, el imprescindible y siempre pertinente resumen de la filosofía occidental estandarizada. No hace falta que lea mas. Con esto, ya puede lucirse ante sus amigos e interlocutores, cuanto menos salir airoso y con la ropa seca. Los que estudiaron filosofía, no son demasiado permeables a lo subyacente, a lo periférico, al marginalismo académico de moda.

Porque de acá en más, solo leerá mis pensamientos, quienes carecen de todo mecenazgo, excelsitud y cartel. Dese por advertido.
Supongamos que en estos momentos les preguntara ¿Qué les quedó de lo leído hasta ahora?, y alguno quizás me respondería -- "No me quedó nada". Frecuente era en los tiempos de estudiante escuchar ésta oración: "Estudié todo, pero no me quedó nada". ¿Qué es lo que decimos acá?, ¿Es esa nada literalmente nada, o posee otros significados?...

A su mejor amigo le interrogan ¿En qué quedó ese proyecto de poner tu propio restaurante?. Su amigo responde: -- No quedó en nada. Al concurrir a retirar los exámenes médicos de su madre, el galeno concluye: -- "Al final, no era nada".

Un día su novia los encara con gesto adusto y sentencia: -- "No siento nada por vos". O la otra espantosa oración de vuestra madre: -- "Ya no espero nada de ti". El elitista que suele refugiarse en la célebre "No tengo nada que ver con esa gente". Aquella famosa canción "Nada hará cambiar mi amor por ti".

¿Acaso alguien ha tenido problemas filosóficos para comprender cabalmente esas palabras, la noción semántica inequívoca de esa "nada"?.

¿Ahora entienden por qué la filosofía también se define como "un saber inútil"?

En matemáticas, la posición notarial del número cero no ofrece mayores desafíos, cero, significa "nada". Si afirmo, "tengo cero monedas", nadie se verá en la necesidad de hacer profundos análisis filosóficos. Es bastante claro el concepto.

Si digo "No sé nada de filosofía". Significa que, aún sin saber que per sé esa pregunta (originado en el tácito), es del tipo filosófica o no, la nada representa la ausencia de conocimiento. Pero esa nada no es una nada filosófica, ya que el conocimiento humano, la episteme, la ontología,  la teleología, las ciencias en general, tienen una consensuada solución para proveernos.

Basta que alguien o ustedes mismos lo decidan, esa nada en forma de desconocimiento, se extermina con la enseñanza o aprendizaje, dependiendo del ángulo de observación. A partir del saber, esa nada de extingue, deja de ser lo que era.


La curiosidad es el verdugo predilecto de la nada.   

Dones Y Talentos


A lo largo de la historia, hay casos sorprendentes de generaciones que llevaron estampado en su sangre algún don determinado. Un claro ejemplo es la familia Bernoulli. Esta familia dio origen a decenas de genios matemáticos, los cuales engrosaron los conocimientos de varios campos de la matemática y física, como la dinámica de flujos y cálculo infinitesimal.

Tanto la ciencia dura como la psicología trataron de desentrañar la naturaleza del talento. ¿Tendrá un componente genético o ambiental? ¿O una mezcla de ambos? Veamos que dicen los especialistas...
Cuando oímos a un intérprete tocar un solo de violín solemos decir: «Me gustaría ser tan talentoso». 

Usamos esa expresión aludiendo a que esa persona tiene una suerte de ADN propicio para desarrollar esa tarea.

Sin embargo, los experimentos no apoyan esta idea estrictamente genética del talento.

Tomemos por ejemplo un pintoresco experimento llevado a cabo hace un tiempo atrás, nada menos que a fines del siglo XIX. Alferd Binet, un psicólogo francés, comparó a dos prodigios matemáticos con dos cajeros comerciales de París con 14 años de experiencia en el oficio. Los cajeros nunca habían mostrado en el transcurso de sus vidas haber tenido una facilidad innata para hacer cuentas mentalmente.

Binet le dio, tanto a los prodigios como a los cajeros, una serie de problemas de multiplicación de tres y cuatro dígitos y comparó el tiempo que les llevó en resolverlos. ¿Se pueden imaginar quiénes resolvieron las cuentas en menos tiempo? Probablemente acertaron: los cajeros. La práctica, en sí misma, fue suficiente para que personas «normales» superaran a los genios matemáticos. Este experimento apoya una idea muy instaurada por los especialistas: no hay evidencias que denoten diferencias de capacidad cognitivas para las matemáticas en las personas.


Volviendo al mundo musical, un interesante trabajo encontró que los artistas más hábiles no adquieren su conocimiento más rápido que aquellos músicos con menos pergaminos. La única diferencia es que los músicos más dotados practican una mayor cantidad de horas. Investigaciones posteriores apoyaron estas ideas, se cree que la causa última del virtuosismo de estos artistas son causa de la intensa tutela y estimulación de sus padres.

Rumbo, Destino Y Vida Feliz

Para mí la vida es como transitar por un territorio desconocido del cual vamos haciendo el mapa a medida que lo vamos recorriendo. El nacer nos pone en un lugar determinado y empezamos a caminar sin tener muchas herramientas que nos ayuden a orientarnos.

Al principio empezamos a caminar buscando alcanzar objetivos puramente fisiológicos como comer, dormir,…. luego nos fijamos otro tipo de objetivos como divertirnos y pasarlo bien. Después tener un buen trabajo, quizás formar una familia,… cada momento de nuestra vida tiene sus propios objetivos.
¿Por qué son éstos y no otros? Son esos porque creemos que alcanzar esos objetivos nos hará felices. Así que, es como si tuviéramos una brújula interior que se orienta siempre hacia la felicidad.

Quisiera continuar con esta comparación para que veamos juntos la diferencia entre rumbo y destino.
Podemos utilizar la brújula como un instrumento de navegación para ir de un lugar a otro. Si no quiero perderme, antes de salir, consultaré la brújula y miraré en qué dirección está mi objetivo. Por ejemplo, supón que está en dirección Oeste, así que ese será el rumbo que deberé seguir para llegar a mi destino. Cuando en mi camino, las circunstancias del terreno me desorienten o cuando aparezcan obstáculos que me desvíen de mi rumbo, utilizaré la brújula buscar caminos alternativos que me lleven hacia el oeste. 

Por lo tanto, el rumbo me ayuda a no perderme en el camino a mi objetivo.

Para mi es muy importante tener claro que una cosa es el rumbo y otra cosa es el destino final al que quiero llegar. Si confundo el rumbo (en mi ejemplo es dirección oeste) con el destino (el lugar específico al que quería llegar) y me pongo como objetivo llegar al oeste me pasaré toda la vida dando vueltas al mundo sin llegar a alcanzarlo nunca. Así que esta confusión tiene sus consecuencias. Ahora me gustaría bajar todo esto de la diferencia entre rumbo y el destino a la vida cotidiana.

Como persona, lo que está a mi alcance es fijarme objetivos de una forma más o menos consciente y dirigirme hacia ellos haciendo cosas que me acercan o alejan de ellos. Vivir la vida es como caminar y los objetivos que me marco en mi vida son como los destinos que yo escojo. Los destinos viven en mi imaginación, en cambio, la vida consiste en caminar el camino. Como decía el poeta:
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar… ” A. Machado

Para fijarme los objetivos o destinos lo que hago es imaginarme si seré feliz cuando los alcance. Es decir que escojo un objetivo y no otro en función si creo que me va a hacer feliz o no. Así que utilizo la brújula interior que se orienta hacia Felicidad para guiarme por la vida.

Lo que quiero decir con esto es que ninguno de esos lugares es la Felicidad… o quizás la felicidad esté en cada uno de esos lugares y pasos que voy dando. Si pretendo fijarme como meta alcanzar la Felicidad no la alcanzaré nunca porque es un rumbo, una dirección y no un destino. Por eso te digo que es imposible ser feliz en el mismo sentido que es imposible llegar al oeste. En conclusión, creo que la felicidad no está en ningún lugar en concreto y que podemos encontrarla, potencialmente, en cualquier sitio.


Ahora bien, ¿cuáles son los puntos cardinales de la brújula de la felicidad? ¿Cómo se lee el rumbo de mi brújula interior? Si supiera cómo leerla y utilizarla entonces podría fijarme objetivos y escoger caminos que me llevarían hacia una vida lo más feliz posible.

Finitud De La Existencia Humana

"El presente trabajo interpreta de la teoría diltheyana de la concepción del mundo como una ontología de la finitud de la existencia humana, para ello, se parte de la diferencia entre límite y finitud y, desde esta distinción, se establece una relación entre historia y vida. La historia como límite y la vida como finitud.

Esto implica que no es posible una concepción del mundo más allá de los límites mismos de la historia, es decir, no hay nada fuera de la historia.

Sin embargo, la vida, que constituye la base de toda concepción del mundo, se refiere constantemente a elementos atemporales y ahistóricos: la salvación, belleza, verdad, ideas y esencias. La vida vive vivencias contradictorias consigo misma. Aunque es una estructura de vivencias, éstas están limitadas históricamente y buscan trascender ese límite.

La vida se constituye como enigma que no encuentra respuesta en sí mismo y por ende la busca fuera de la historia. El enigma sintetiza la finitud humana en una única vivencia: la muerte. Esta síntesis implica una comprensión de la temporalidad como historicidad distinta a una cronología lineal. 

Hay un fundamento ontológico más que positivo, así, la categoría base es la de ""estructura"" y no la de desarrollo. La muerte indica la constante finitud y el límite de la vida, que no se da como una vivencia más entre otras vivencias, sino que se constituye como elemento inherente de la vida humana.


Es sobre la vivencia del enigma y no sobre las ciencias del espíritu que la teoría de la concepción del mundo adquiere un nuevo sentido y revitaliza la filosofía de Dilthey para la actualidad."

La Sociedad Moderna


El presente artículo presenta la idea teórica relativa a que la sociedad moderna puede ser concebida como una sociedad capitalista sin contradecir su caracterización como sociedad funcionalmente diferenciada.

Propondremos para ello un modelo analítico de una sociedad capitalista basado en tres componentes. El primero de ellos refiere a estructuras y dinámicas intersistémicas mediadas por el dinero, las cuales son específicas de las relaciones entre la economía moderna y otros subsistemas sociales.

El segundo componente identifica a los mercados como estructuras de gobernanza intrasistémicas que poseen dinámicas peculiares, las cuales no pueden ser encontradas en otros subsistemas de la sociedad moderna.


Ambos componentes están íntimamente ligados: sólo debido a que los sucesos intrasistémicos de la economía irradian profundas repercusiones intersistémicas hacia los otros subsistemas sociales, es posible hablar de una sociedad capitalista producida por una economía capitalista. 

Estos dos componentes se encuentran acompañados por un tercero: dado que vivimos en una sociedad capitalista, ésta moldea nuestras acciones como un patrón cultural general de orientación y se convierte, de esta manera, en una profecía autocumplida.

Identidad Compartida

La elección de Quim Torra como president no es sorprendente, sino coherente con el relato del catalanismo conservador. Él ha dicho en voz alta lo que el pujolismo –y el republicanismo heredero de Heribert Barrera– viene diciendo en voz baja. Es la identidad al desnudo, sin ropa interior ni Photoshop. Hablar de identidad nacional era una manera de entendernos, siempre que no entrásemos en detalles sobre qué queremos decir cuando decimos “identidad” y “nacional”.

En cualquier caso, la identidad individual es una construcción de la historia personal marcada por la vida, que modela el pensamiento. “Uno no es de donde nace, sino de donde pace”, me repetía mi padre con el materialismo histórico autodidacta de los manobras perdedores de la Guerra Civil. Es el bienestar aquello que te fija de verdad a una tierra y a una sociedad, o como decía Marx, ese jovencito que ha cumplido 200 años, es la vida la que hace la conciencia y no la conciencia la que hace la vida. Nuestros jóvenes que han tenido que emigrar al extranjero para encontrar trabajo han sido desgajados de sus raíces, de su lengua materna, sea esta cual sea, una nueva versión de un viejo argumento.

¿No es nuestra identidad nacional, nuestra personalidad nacional, la suma de lo que somos todos? La Catalunya viva, compuesta de siete millones y pico de vidas de personas con nombres y apellidos, de sentimientos y emociones, no está hecha a pinceladas de un solo color, ni de dos, sino de la mezcla de orígenes y cariños. ¿Es la intensidad de los sentimientos nacionales, la calidad de sus emociones patrias, lo que da coherencia a ese grupo variopinto? La coherencia la da la mezcla de hilos de diferente color, de las relaciones personales, de tal manera que el resultado no sea un patchwork remendado sino un tejido reconocible y tornasolado, la nación real.

La política –que debería ser la primera interesada en construir consensos– ha descubierto las ventajas de cavar un abismo tectónico de disenso en función de un ideal DNI de identidad absoluta donde una, catalana o española, excluye la otra. No importa que en tu discografía compartan estantería y pendrive Joan Manel Serrat y Lluís Llach, o que en tu librería se rocen portada contra contraportada Manuel Vázquez Montalbán y Quim Monzó, o José Agustín Goytisolo y Joan Margarit, porque el conflicto que se establece no es entre Catalunya y España, sino entre la identidad nacional mestiza e integradora y las identidades nacionales purificadoras de malas compañías. 

Un disenso que ha ido ensanchando las fisuras en las junturas sociales hasta hacerlas grietas que extienden el desencuentro a la cultura y a las relaciones personales.

El procés no ha sido el camino hacia la construcción de una república, sino la creación de una identidad catalana a todo o nada, limpia de manchas españolas, que ha exigido la progresiva voladura de los consensos sociales que daban cohesión y fortaleza a la identidad nacional, sin tener en cuenta que aquello que suelda nuestra sociedad, el hilo que ensarta las cuentas de nuestra saludable diversidad, es lo que tenemos en un común la gente del país, nuestras causas comunes, esperanzas comunes y miedos comunes. Los fundamentos que dan solidez no están en lo que nos diferencia, sino en lo que el conjunto de la gente que forma la nación real somos capaces de compartir.

Una nación real, en palabras de Vázquez Montalbán de febrero del 2000, “formada por la ciudadanía realmente existente y no por un imaginario de ciudadanía a la medida de una nación ideal dictada por la Historia y por una voluntad esencialista.” Y añadía: “El nacionalismo al uso reaccionó con la sospecha de que aceptar esa nueva Cataluña solo conducía a desvirtuar la Cataluña de siempre, sobre la que tenían derecho de propiedad los supuestos catalanes de siempre, supongo que herederos directos de lo preibérico, o los que abjurasen de cualquier veleidad españolista, sea la de sentirse paisanos de los ciudadanos de España, superando el punto de vista que eran ciudadanos adosados, fuera la de alegrarse cuando Perico Delgado ganó la vuelta a Francia.”

El nacionalismo al uso ha convertido aquella sospecha en certeza, aunque esa certeza no ha apuntalado la identidad nacional de la Catalunya real sino que la ha erosionado. La identidad laica, la identidad de ciudadanía, la da la existencia de la ley, el acuerdo mutuo y democrático sobre las normas, los derechos y deberes por las que regirse en la relación con los demás. La Ley de Transitoriedad la pisoteó al derogar la Constitución y el Estatut, las dos leyes principales votadas y aprobadas por la nación real, y provocar el conflicto entre dos legalidades.

El procés ha practicado la demolición de las identidades compartidas para imponer una identidad catalana limpia de manchas españolistas, esmerándose en la progresiva destrucción de los consensos sociales que daban cohesión y fortaleza a la identidad nacional. En estos seis años hemos asistido a la voladura, a veces controlada y otras descontrolada, de los espacios comunes de doble pertenencia, mutilando los derechos reales de la totalidad en nombre de unos derechos retóricos de una parte de la ciudadanía catalana. La voladura de la unidad simbólica de la senyera, que encarnaba una catalanidad ecuménica, sustituida por la estelada diferenciadora, la ruptura de la fraternidad entre las dos lenguas principales, al señalar el castellano como lengua colonizadora por un lado, y por el otro, la operación inversa de Ciudadanos, señalar al catalán como lengua impuesta en la escuela por el nacionalismo, cuando formaba parte de un amplio acuerdo político y civil.

Se ha segado de un tajo el “nosotros” histórico de la Catalunya de la gente, nos-otros. A un lado el nos y enfrente el otros, impulsando una segregación emocional desde el poder político del procés y sus medios públicos de comunicación, la lucha del nos, los buenos catalanes, frente al otros, España y los españoles, la fuerza opresora.

El precio a pagar por crear la ficción del “malo” hispánico, malcarado heredero del franquismo, frente al “bueno” catalán, bello hereu de un pasado heroico de libertad y democracia, es el ascenso abrumador de Ciudadanos en la Catalunya del cincuenta y tres por ciento. Su crecimiento en el llamado cinturón rojo, desteñido en naranja el 21-D, tendría que llevar a la izquierda a reconducir su estrategia para recuperar el núcleo central de su espacio político natural, más que perdido, abandonado.

Nuestra izquierda debe dejar de defender el empate a nada y practicar un juego de ataque que les permita hacer legal y solidario el Estado plurinacional real, mejorar el autogobierno y la financiación de Catalunya y representar sin complejos a la nación real de los ciudadanos escapando del relato de corte tradicionalista, nacional-clerical del siglo XIX que atenaza la Catalunya del siglo XXI.


La izquierda catalana, sea vintage, nueva, novísima o postmoderna, ha de convencerse de que no basta con criticar el procés si no se propone en serio un modelo alternativo que utilice la identidad compartida catalana y española –motor del mayor autogobierno real y no imaginario de la Catalunya contemporánea: el conseguido con los dos Estatuts–, no como un defecto a corregir sino como una virtud mayoritaria y creadora, fecunda y equilibradora de tensiones.

Ampliando Horizontes

Registro del presente y pasado son dos elementos que son comunes a todos los seres vivos con los que podemos interactuar. Pero el ser humano trajo al mundo la proyección y construcción del futuro. Lo hizo por una ampliación de conciencia, y una ampliación del registro del pasado que sumado a una mayor capacidad intelectual le permitió aprender del pasado, proyectar al futuro y por tanto actuar distinto en el presente. Esto amplió su horizonte, y así evolucionó como especie muy por encima de otras especies que solo pudieron evolucionar más en su aspecto físico, en su adaptación al medio, pero no en su horizonte de acción.

A cada paso de su evolución la observación, el estudio, el análisis y las conclusiones (ciertas y erradas) le permitieron avanzar ampliando su horizonte, superando el conocimiento establecido y llevando el conocimiento y las explicaciones un paso más allá. Así fue, por ejemplo, como la supuesta tierra plana se convirtió en redonda, y la visión de estrellas y planetas girando en torno a la Tierra se convirtió luego en lo que hoy es el sistema solar. Y aún estamos yendo más y más lejos buscando explicaciones al propio sistema solar, al comienzo de este sistema, a nuevas partículas, e incluso a las supuestas realidades paralelas y modificaciones genéticas. Cada avance obliga a re-reflexionar sobre la visión que se tenía de las cosas. Desde ese sistema de creencias, desde ese sistema de conocimiento, tomamos decisiones. Entonces es importante entender que según sea nuestro horizonte, así son las decisiones que tomamos, mejores o peores. De ahí que la curiosidad y el espíritu de investigación del niño no deberíamos nunca perderlo, y deberíamos incentivarlos en todos los niveles. Lamentablemente el Sistema en que vivimos no permite que miles de millones de personas tengan esta posibilidad, y así miles de millones de ideas, de investigaciones, de nuevos conocimientos, no puedan surgir. El conocimiento es poder, poder para elegir, poder para entender mejor la realidad, poder para entender mejor lo que nos pasa fuera y dentro, poder para entender lo que nos podría pasar. La experiencia por su parte es el conocimiento puesto en práctica, y cada ser humano es un cúmulo de conocimientos convertidos en experiencias de formas completamente nuevas. Y así como cada ser humano tiene genes completamente distintos, de igual forma cada ser humano tamiza sus conocimientos convirtiéndolos en experiencias, visiones y acciones de formas totalmente nuevas, totalmente únicas. Dejar de estudiar, dejar de aprender, dejar de curiosear, dejar de investigar, y dejar de compartirlos, es dejar de crecer y de vivir en pos de esa ampliación del horizonte que es el motor primigenio, el motor genético humano. Detrás de esa ampliación del horizonte se encuentra la superación del dolor y el sufrimiento, la búsqueda de la felicidad, el desarrollo de la vocación, entre otras tantas acciones humanas fundamentales.
Pero esto se choca con una dura realidad que muchas veces nos condiciona al punto de aprisionarnos en rutinas donde la creatividad, la investigación, ni tan siquiera son bienvenidas. Pero ahí es donde tenemos que recurrir al mismo motor genético y a no dejarnos avasallar por esa realidad, para entonces insistir, en todos los espacios que podamos hacernos, para avanzar en esa ampliación del horizonte. 

Y muchas veces esa experiencia y ese conocimiento que precisamos se encuentra en otras personas, por eso es tan importante avanzar en ampliar el horizonte de personas que conocemos, cuantas más personas, más vidas, más experiencias, más amplio será nuestro horizonte, mejor serán nuestras decisiones.


Por esto, optemos siempre por abrirnos a la creatividad, al estudio, a la curiosidad, al desarrollo de ideas, al compartirlas con otros, al conocer nuevas personas con las que compartir y crear, y eso sin duda nos va a mantener en el camino del desarrollo de la vida, de la propia y de la de los demás.

El Tacto Y La Audacia

Jesús decía a sus discípulos: 

"Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.

Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.

El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.

¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.

Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.

'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.

Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.

Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz."

El pánico nunca ha solucionado nada. La sangre fría, la astucia y la audacia son el mejor remedio. Y he aquí que nuestro hombre se aprovecha de unos días de respiro que le concede su amo y empieza a rebajar la deuda de los que le debían a su amo.

Jesús, aunque resulte incomprensible, elogia al astuto administrador precisamente por su astucia, por saber tomar las decisiones oportunas, por tener la audacia suficiente para inventarse el modo de vida que las circunstancias imponen... De la noche a la mañana, todo se le viene abajo, pero el bribón sabe arreglársela.

Y es esa actitud la que Jesús quiere para sus discípulos: saber reaccionar a tiempo y tomar las decisiones oportunas ante las situaciones que la vida nos depara. Jesús quiere que los hijos de la luz brillen por saber discernir lo que se tiene que hacer para que siempre reine la medida abundante de la misericordia. Que la gracia que recibimos de Dios se exprese en nuestras vidas en un amor sin medidas. ¿Seremos capaces de reaccionar a tiempo y vivir todo desde esta gratuidad?

¡Paz y Bien!