"El presente trabajo
interpreta de la teoría diltheyana de la concepción del mundo como una
ontología de la finitud de la existencia humana, para ello, se parte de la
diferencia entre límite y finitud y, desde esta distinción, se establece una
relación entre historia y vida. La historia como límite y la vida como finitud.
Esto implica que no es
posible una concepción del mundo más allá de los límites mismos de la historia,
es decir, no hay nada fuera de la historia.
Sin embargo, la vida, que
constituye la base de toda concepción del mundo, se refiere constantemente a
elementos atemporales y ahistóricos: la salvación, belleza, verdad, ideas y
esencias. La vida vive vivencias contradictorias consigo misma. Aunque es una
estructura de vivencias, éstas están limitadas históricamente y buscan
trascender ese límite.
La vida se constituye como
enigma que no encuentra respuesta en sí mismo y por ende la busca fuera de la
historia. El enigma sintetiza la finitud humana en una única vivencia: la
muerte. Esta síntesis implica una comprensión de la temporalidad como
historicidad distinta a una cronología lineal.
Hay un fundamento ontológico más
que positivo, así, la categoría base es la de
""estructura"" y no la de desarrollo. La muerte indica la
constante finitud y el límite de la vida, que no se da como una vivencia más
entre otras vivencias, sino que se constituye como elemento inherente de la
vida humana.
Es sobre la vivencia del
enigma y no sobre las ciencias del espíritu que la teoría de la concepción del
mundo adquiere un nuevo sentido y revitaliza la filosofía de Dilthey para la
actualidad."
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