A lo largo de la historia, hay casos sorprendentes de
generaciones que llevaron estampado en su sangre algún don determinado. Un
claro ejemplo es la familia Bernoulli. Esta familia dio origen a decenas de genios
matemáticos, los cuales engrosaron los conocimientos de varios campos de la
matemática y física, como la dinámica de flujos y cálculo infinitesimal.
Tanto la ciencia dura como la psicología trataron de
desentrañar la naturaleza del talento. ¿Tendrá un
componente genético o ambiental? ¿O una mezcla de ambos? Veamos que dicen los
especialistas...
Cuando oímos a un intérprete tocar un solo de
violín solemos decir: «Me gustaría ser tan talentoso».
Usamos esa expresión
aludiendo a que esa persona tiene una suerte de ADN propicio para desarrollar
esa tarea.
Sin embargo, los experimentos no apoyan esta idea
estrictamente genética del talento.
Tomemos por ejemplo un pintoresco experimento
llevado a cabo hace un tiempo atrás, nada menos que a fines del siglo XIX. Alferd Binet, un psicólogo francés,
comparó a dos prodigios matemáticos con dos cajeros comerciales de París con 14
años de experiencia en el oficio. Los cajeros nunca habían mostrado en el
transcurso de sus vidas haber tenido una facilidad innata para hacer cuentas
mentalmente.
Binet le dio, tanto a los prodigios como a los
cajeros, una serie de problemas de multiplicación de tres y cuatro dígitos y
comparó el tiempo que les llevó en resolverlos. ¿Se pueden imaginar quiénes
resolvieron las cuentas en menos tiempo? Probablemente acertaron: los cajeros.
La práctica, en sí misma, fue suficiente para que personas «normales» superaran
a los genios matemáticos. Este experimento apoya una idea muy instaurada por
los especialistas: no hay evidencias que denoten diferencias de capacidad
cognitivas para las matemáticas en las personas.
Volviendo al mundo musical, un interesante trabajo
encontró que los artistas más hábiles no adquieren su conocimiento más rápido
que aquellos músicos con menos pergaminos. La única diferencia es que los
músicos más dotados practican una mayor cantidad de horas. Investigaciones
posteriores apoyaron estas ideas, se cree que la causa última del virtuosismo
de estos artistas son causa de la intensa tutela y estimulación de sus padres.
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