domingo, 16 de diciembre de 2018

Construir Identidad


Muchas ocasiones, hemos escuchado hablar de “Identidad”, se dice que cada uno forma la suya. Algunos mencionan que somos como un molde único, porque al nacer cada uno de nosotros, ese molde se rompe y quedamos en este mundo como seres únicos.

Pero derivada de esa palabrita que todos conocemos, o quizás hemos escuchado hablar, a la hora que alguien nos pregunta ¿Qué es identidad?, ¿Cómo definirías la palabra Identidad?; simplemente un sin fin de ejemplos nos pasan por nuestra mente, sin saber explicar con precisión y solo decimos lo primero que se nos ocurre.

Hay diferentes puntos que describen la identidad, diversos rasgos que nos caracterizan, tales como son carácter, valores, etc., en sí algo peculiar que funciona de distintivo en nosotros, es decir que llame la atención y muchas cuestiones se enlazan alrededor de esta. Originalmente surge de raíces familiares a través de costumbres, mitos, tradiciones, ritos, religión, valores, etc. que caracterizan a cada uno de los miembros del grupo, ya sea familiar, de amistad, laboral, entre otros y hasta que al final nos vemos sumergidos en la sociedad, pero con particularidades que hacen que sobrevivamos en ella.

Aunado a esto, se complica aún más, cuando tenemos que enfocar Identidad al rol en que nos desempeñamos, caso concreto del presente trabajo es materia jurídica.

De lo anterior se desprende, la idea de dar a conocer Identidad en conductas antisociales, el observar a las personas que cometen actos en contra del derecho, jugando a imitar una personalidad que nos la suya, así esconden su verdadera identidad, entrando a materia de psicoanálisis en criminología, al estudiar su verdadero Yo.

Ahora bien, para adentrarnos al tema, es necesario desglosar por puntos e indagar, para la obtención de un mejor contenido y comprensión; a continuación hago mención de las siguientes referencias a investigar:

“Identidad es la respuesta a las preguntas quién soy, qué soy, de dónde vengo, hacia dónde voy. Pero el concepto de identidad apunta también a qué quiero ser.

La identidad depende del autoconocimiento: ¿quién soy, qué soy, de dónde vengo?; de la autoestima: ¿me quiero mucho, poquito o nada?; y de la autoeficacia: ¿sé gestionar hacia dónde voy, quiero ser y evaluar cómo van los resultados?.

El autorretrato de la identidad. El ojo interno de la mente crea la identidad con la información que proviene de la experiencia en un proceso que dura toda la vida. Al responder a la sugerencia Socrática: Conócete a ti mismo y conocerás el Universo, la mente refuerza la identidad interconectando experiencia, vocación y filosofía de vida.

Pérdida de identidad. Si no se resuelve bien la crisis de identidad se puede aceptar una identidad creada por los padres, los amigos, o la autoridad. La falsa identidad pone en contradicción actos, pensamientos y emociones, elimina la pasión y rebaja la autoestima.

Crear la identidad. Para afirmar la identidad la educación debe sacar de adentro el potencial que traemos al nacer. El cerebro es una página en blanco a completar con el saber y la experiencia, que construye su realidad con las limitaciones de su sistema perceptivo.

Logro de Identidad. Construir identidad consume energías hasta que al final se convierten en el logro. Caer en la falsa identidad es fácil: asumir como propios planes ajenos, eludir el compromiso, como una hoja arrastrada por el viento o cambiar de colores según la ocasión, como el camaleón, diferir la resolución de la crisis produce parálisis por exceso de análisis.

Cultura e identidad. Mentalidad de empleado. Se puede esperar poco de una sociedad donde priva la conveniencia sobre la autorrealización, sálvese quien pueda sobre los valores. La cultura establece directrices; un poder central fuerte, articula la identidad según la distancia con el centro. La cultura de la función crea identidades: soy contador, abogado, obrero. La cultura de la tarea acentúa el proyecto y cuando este concluye sobreviene la desorientación. La cultura del individuo como centro de todo, es la categoría del consultor.”


Bajo ese contexto estoy en total acuerdo de la manera en que define identidad es el “Yo” que tenemos; es decir el “yo interno”, de lo antes mencionado, la identidad se adquiere con todo la información que vamos obteniendo a través de los años, valores que los padres nos enseñan, la educación, los amigos, entre otros, todos esas características van llenando nuestra mente, que sirve como elección de lo que queremos ser, elección de nuestro actuar.

El Escudo De La Indiferencia


La indiferencia es justo lo que indica la palabra, una falta de deferencia. La simpatía o no de una persona pasa por si la tiene o no como atributo. Sabemos que la indiferencia que se reviste de soberbia o de un extraño orgullo de superioridad en el fondo oculto una inhibición ante el otro, una vergüenza incluso cuando no un temor a transparentarse ante la mirada, por tanto la indiscreción, ajena. 

A la llegada a un país, a una región, a un nuevo lugar, incluso a una nueva persona lo primero que salta a la vista es su cuota deferencial, que puede recorrer un heterogéneo arco: desde los excesos de atención a la absoluta anulación de ésta. Es el contacto con el punto exacto de este gradiente lo que hace emitir juicios prontos y repentinos  del otro o del recién conocido, no siempre tan inexactos como se podría suponer por su injusticia inmediatista. Es así que caemos simpáticos o antipáticos en función de nuestra capacidad de escucha y concentración por lo ajeno, la retención de sus detalles, el recuerdo memorístico de sus confidencias y, por supuesto, sus nombres. 

Sin duda la indiferencia/deferencia dependen de códigos culturales y de costumbres educativas. La excesiva deferencia –como la africana- es empalagosa, especialmente cuando se viene habituado  de ámbitos culturales en los que predomina la frialdad y la indiferencia. El excesivo saludo reverencial  -como el oriental- resulta chocante. Al revés, el excesivo silencio, la falta de trato y la nula mención de saludo o su vocalización inaudible es propio de quien no quiere tener demasiado trato con el prójimo. La curiosidad de este fenómeno es que el gradiente deferencia-indiferencia varía y se adapta a las circunstancias. Los demás como paisaje pasan por la criba de la selección. 

Toda la indiferencia que se puede tener y se recibe a nivel de calle queda compensada, supuestamente, por la alta deferencia que se recibe de las personas especiales con las que se ama, se vive o se trabaja.

El estudio de la indiferencia es crucial en el estudio de la psicología de las relaciones humanas. Las personas que forman parte del conglomerado, del entorno, de ese paisaje inasible de formas inicialmente van diferenciándose a partir de los mensajes y energías que se van recibiendo de ellas. 

Cuanto más te ignore alguien menos querrás saber de ésa persona. Pero ni siquiera eso es exacto. Es difícil crear una ley interpretativa universal que capture todos los comportamientos predecibles. Hay muchas razones de todo tipo y las que más utilitaristas para mostrar interés por los demás. 

La deferencia no deja de ser una puesta en escena de una acción calcula si se quiere instrumentar para un fin determinado.  Inicialmente ante un nuevo grupo humano en el que te zambulles todos sus miembros pueden ser parecidos. Basta un primer intercambio de impresiones  para empezar a individuar a cada uno del conjunto al que pertenece o del que se le saca. Nada obliga en principio a hacerse amigo de nadie pero parece que lo más lógico, desde un punto de vista de lógica recursiva pero también  de lógica comunicacional, tomar contacto con las personas que te encuentras y que estas lo tomen contigo si las coordenadas de coincidencia son nuevas y la información  mutua de las realidades recíprocas es escasa. Teóricamente cuanto mayores sean los contactos con los demás más puedes abastecerte de informaciones y de experiencias. Esto, que desde luego tiene un punto de saturación, marca la dinámica de las primeras aproximaciones. 

Cuando llego a un lugar por primera vez me fijo más que nunca en las caras que hay, la gente que está con sus distintas poses, las formas de andar. Hay un tipo de personalidades que arrastran los pies y miran al fuego. Si por azar te cruzas con su campo visual hacen todo lo posible por no verte o por aparentar que no te han visto. Tú estás seguro de que no eres transparente y que tu atractivo no es tan terrible como para ser metido en un lapsus visual automáticamente, a pesar de todo no eres mirado ni hablado.

Cuanta más civilizada es una persona en el sentido de más saturada está del mundo y de sus estímulos más se inviste de un rol de indiferencia. Hay razones psicológicas poderosas que la explican, las de la autoseguridad o autoprotección entre ellas, después de unos cuantos intercambios desfavorables con desconocidos se opta por no aceptarlos en el campo relacional. Lo que pasa es que los desconocidos nunca dejan de serlo si no se les trata. Es una anti metáfora la tesis de quedarse en la reserva. Hay otra cosa, la indiferencia como regla criterial constante convierte al mundo de los otros en general, por lo tanto al mundo, en algo a lo que se quiere acceder nunca y como mucho se acepta el contacto si la iniciativa viene de alguien muy singular del otro lado. 

He comprobado que hay gente que jamás escribe, jamás llama, jamás propone, jamás toma la iniciativa y que lo sabe y que además eso considera que es lo razonable para su posición social. Al mismo tiempo y antitéticamente recriminará en los demás que no la auxilien, no la salven, no la inviten, no la lleven o no le hagan dádivas.

Hay muchos procesos causales de la indiferencia y sin discusión alguna hay conclusiones que avalan actitudes de indiferencia impecables que no tienen objeción alguna. No son pocas las personalidades con las que te encuentras por la vida que lo mejor que puedes hacer con ellas es ignorarlas no porque no tengan un valor humano potencial sino porque no estás dispuesto a perder tu tiempo miserablemente con ellas. Pero una cosa es poner a alguien con quien se ha tratado en ese grupo del que distanciarse para no tener problemas o porque sus malas energías no te dañen y otra muy distinta es adoptar la indiferencia total con respecto al resto de la especie.


Confieso que cuando me he fijado en personas y que las encuentro por segunda o tercera vez y ellas siguen sin verme desde la primera me siento algo perplejo. He experimentado que al tomar la iniciativa de ahí donde había alguien blindado  puede resurgir una personalidad pletórica, sensual y maravillosa.  Mi hipótesis es que el común denominador de las indiferencias es el de la toma de distancia de los demás porque en el fondo los demás se les impugnan a priori. Si alguien vale la pena ya luchará por vencer las barreras de esa indiferencia, 

Lo malo es que alguien que vale la pena que sufre el rechazo sutil de la indiferencia no tiene por qué quedarse con ganas para vencer las murallas del indiferente tratando de descubrir una persona sensible detrás o al menos un hablante con interés.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Interrogando A La Vida


Filosofía
Interrogando A La Vida
Los pensadores, que desde Tales y Anaximandro se fueron extendiendo por todo el cinturón de ciudades que entonces rodeaban al Mar Mediterráneo, recibieron muy pronto el nombre de filósofos, y la actividad a la que se dedicaban se llamó filosofía. Esta palabra abarcaba en principio una serie de ocupaciones en extremo diversas, que van desde el avance de actividades puramente teóricas acerca del origen y constitución del universo, al estudio de las matemáticas y las ciencias físicas e incluso a una forma sui generis de turismo.

Sin embargo la base de todas estas actividades es una actitud común, el deseo y la decisión de conocer las cosas, justamente lo que la palabra «filosofía» tomada en sentido lato quiere decir. Los griegos antiguos señalan de forma unánime esa actitud como el carácter distintivo del filósofo. Y eso aun por encima de todos los logros geniales que en sus teorías acerca del mundo o en cada uno de los primeros saberes positivos, desde la geometría a la medicina, la ciencia política o la astronomía alcanzó cada uno de ellos.

Es también esa actitud de inquisición y de búsqueda la que los filósofos clásicos sintieron como propia vocación y mantuvieron como forma de vida. Así pues, la filosofía en su inicio, tanto si se mira desde fuera ante los ojos perplejos y divertidos de los ciudadanos comunes, como si se experimenta desde la propia existencia del hombre que se lanza a la empresa de filosofar, se entiende en último término como una interrogación, un querer saber lo que las cosas son.

Nunca se insistirá lo bastante en esta doble dimensión que la filosofía tiene desde sus comienzos. Por una parte es un conocimiento y un lenguaje que intenta dar razón a distintos niveles de la naturaleza de cuanto es. En este sentido la filosofía ha experimentado una constante transformación. Y no sólo porque a lo largo de la historia y en función de las preocupaciones técnicas, económicas y sociales de cada momento van surgiendo sistemas diversos que intentan dar una visión global del universo físico y la vida humana, sino también y sobre todo porque las ciencias, que en un principio eran tarea exclusiva de los filósofos, se desgajaron del tronco común, multiplicándose y haciéndose totalmente autónomas en sus métodos y su objeto.

Primero la geometría, luego la astronomía, la mecánica estática y la medicina, y mucho más tarde la física, la biología y las ciencias humanas, forman una gigantesca enciclopedia que parece agotar a nivel experimental cualquier posibilidad de conocimiento. Hasta tal punto que desde el siglo XIX alguien se atrevió a pensar que todas las zonas de la realidad son el objeto exclusivo de uno u otro de estos saberes de observación, los únicos que tienen un método riguroso y preciso de investigación. La filosofía queda reducida a una función ancilar, y únicamente debe estudiar la dinámica de las sociedades en la medida en que producen un determinado tipo de conocimiento, o analizar las reglas de formación y transformación del lenguaje científico, en evitación de sinsentidos y de paradojas.

Lo que no ha variado a lo largo del tiempo, en medio de la proliferación de sistemas filosóficos y de nuevos conocimientos científicos, ha sido la segunda dimensión de la filosofía, tomada ahora en su sentido inicial. Justamente este es el aspecto que ha llamado la atención de los primeros griegos, mucho más que el ingenio demostrado en la explicación totalista del universo, los resultados, a veces asombrosos, de los descubrimientos de las ciencias, y de sus notables aplicaciones técnicas. Para un griego un filósofo es, antes que nada, un hombre que se decide a entender, que ante la realidad en su conjunto y cada una de sus zonas, toma una actitud interrogativa.


Y justamente es esta actitud de interrogación la que adoptan los filósofos y científicos que les suceden en la historia, cuando su tarea no se ve frenada por prejuicios de escuela o por la rutinaria repetición de saberes adquiridos. 

A esta segunda dimensión, que todavía permanece invariable y que se amplía a todo tipo de conocimiento cuando se vive en auténtica actitud inquisitiva, puede llamarse, sin hacer en absoluto fuerza al nombre, filosofía.

El Lado Bueno De Las Cosas


 “El lado bueno de las cosas” cuenta la historia de Pat Solatano (Bradley Cooper), un joven que acaba de salir de un centro de salud mental.

Los problemas de Pat comenzaron cuando, meses atrás, agredió al amante de su ex mujer. Una vez cumplida su condena, vuelve a casa de sus padres, quienes esperan que su hijo rehaga su vida con la ayuda del optimismo y de una pasión: el equipo local de fútbol americano.

Todo cambia cuando conoce a Tiffany, una chica con problemas que se ofrece a ayudarle a recuperar a su esposa.

La película de David O. Russell (“The fighter”, “La gran estafa americana”) aborda dos sentimientos: la ira y la generosidad.

En lo que a la ira se refiere, hay una verdad irrefutable: todos hemos perdido los estribos alguna vez. 

No vamos a entrar en detalles o anécdotas, que, a buen seguro, nos traen incómodos recuerdos. Pero es indudable que los nervios nos han traicionado en más de una ocasión a lo largo de nuestra vida.

Con frecuencia  se trata de enfados puntuales, que no tienen demasiada repercusión en un futuro cercano. En otras, por el contrario, los malos sentimientos nos transforman por completo y nos convierten en una suerte de monstruos violentos y encolerizados.

¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos? Pues cuando la ira forme parte de nuestra personalidad y no aparezca sólo en  un mal momento.

Si un brochetazo queda aislado, es imposible que forme parte de un cuadro, pero, si las pinceladas son tan constantes como para constituir un rostro, o un paisaje, entonces preocúpate.

Podemos afirmar que enfadarse es bueno. Es saludable. Mostrar nuestro rechazo ante una situación, expresar que estamos disconformes con algo o alguien, es una forma que tenemos de desahogarnos.

Es imposible estar siempre contento, de hecho, es indispensable visitar la orilla contraria, la del enojo, para llegar al destino universal: el de la felicidad.

Una persona razonablemente sana está satisfecha con su vida, pese a que ésta esté salpicada por la frustración y la cólera. Es decir, la felicidad es la norma por la que se guía la existencia, pero esta felicidad se ve alterada en ocasiones por su antítesis. Son necesarios ambos sentimientos.

El protagonista del film decide ir más allá. Cuando la indignación se apodera de él, Pat hace uso de la fuerza, de la violencia física. ¿Se trata de una señal? La respuesta es sí. La contención, en este caso, es primordial para mantener una óptima salud mental.

También hay que tener en cuenta que la contención es necesaria, al contrario que la represión. No hay que confundir una cosa con otra.

Reprimir nuestros sentimientos durante mucho tiempo puede tener un resultado catastrófico. El almacenamiento de ira sólo incrementa el resentimiento, por lo que es necesario soltar, de forma esporádica, todos los sentimientos y sensaciones que nos incomoden.

Según los expertos, una persona que muestra su malestar de forma regular, pero controlada, es más fiable que aquella que nunca se excita ante nada y que, un buen día, explota (emocionalmente). Son este tipo de sujetos los que causan más daños ya que expresan su dolor de forma brusca, incontrolada, y el descontrol suele afectar de forma altamente negativa a la sociedad que le rodea.

Una de las opciones más válidas a la hora de luchar contra las muestras desproporcionadas de enfado es el deporte. La actividad física constante (da igual el ejercicio que practiquemos) es un desahogo tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente.

El film también nos transmite un mensaje que, pese a que pueda parecer evidente, no hay que olvidar: la familia es importante, por no decir vital, para ayudarnos a superar cualquier tipo de problema.


En este largometraje, la familia está encarnada por personajes excéntricos, cómicos, pero cuya función es la misma que la de cualquier padre de familia: ayudar al hijo a superar una situación adversa, en este caso la agresividad.

La Habilidad De La Confianza


En la situación actual de sociedad en que vivimos,  oímos y hablamos  frecuentemente de la necesidad de cambio. En un momento de cambio es fundamental la confianza pues nos facilita poder alcanzar nuestras expectativas, nos permite realizar acciones y por otro lado nos predispone a colaborar en el cambio. Es esencial para poder fluir y relacionarnos con los demás. No tan solo la confianza en uno mismo y en las personas más próximas, sino la confianza en el mundo.

Por el mismo motivo también actualmente hablamos de la confianza. Hablamos de que hemos perdido la confianza en el Gobierno, en nuestras instituciones, en nuestro sistema educativo, financiero, etc… Por tanto es de vital importancia saber gestionar nuestra confianza.
La confianza tiene tres dimensiones que están relacionadas.

Confiar en uno mismo
Confiar en su capacidad, en sus recursos internos, que tiene que ver con conocerse a sí mismo, aceptar la realidad y actuar de acuerdo con sus principios y valores. Digamos que el resultado final de la confianza en uno mismo es la ética. No hay que confundirlo con la arrogancia o la temeridad, que no incluyen la aceptación de la realidad.

La credibilidad
Es ser digno de confianza. Establece qué grado de confianza depositan los otros en mí.

Ser una persona confiada
Establece el grado de confianza que uno deposita en las otras personas y en la comunidad en su conjunto. Hay estudios económicos que relacionan la confianza mutua con la capacidad de crear riqueza y por ello es un atributo deseable en los líderes, emprendedores o personas que desean hacer un cambio
.
La confianza en uno mismo, lleva a un comportamiento predecible, lo que aumenta la credibilidad de las personas y las hace más confiadas, porque la confianza actúa como causa y efecto en las relaciones. Una persona es más dada a confiar en los que confían en ella.

La confianza opera de forma sistémica. Pongamos por ejemplo un jefe, sea éste un director de una organización o un padre/madre de familia que se enfrenta a los desafíos diarios en un mercado cambiante o con unos hijos que crecen, que es otro tipo de cambio. Este jefe decide abordar el cambio desarrollando un ambiente de confianza. Para ello pone en marcha unas estrategias como:

Compartir sus expectativas y preocupaciones sobre el futuro, pero permitiendo expresar distintos puntos de vista.
Mantener una comunicación abierta y transparente sobre cuestiones de interés común.
Consensuar unas normas básicas de funcionamiento y unos resultados esperados de cada uno de los miembros.
Tratar a los miembros con justicia e igualdad, considerando las condiciones personales.
El resultado de estas estrategias, con el tiempo, es que facilitará la confianza entre los componentes del grupo.


Hay otra forma de abordar el cambio y orientar el comportamiento de las personas sin necesidad de usar mucha confianza. Este enfoque, habitual y conocido desde tiempos de Maquiavelo, supone que la confianza es una energía escasa y que conviene economizarla. 

El proceso de cambio se realiza buscando el máximo grado de control sobre el mismo.

El Poder De Crear


Si lo crees, lo creas. Buenos días amigos. Nada te puede ocurrir si no existe primero ese pensamiento en tu mente, si lo crees, lo creas. Recupera el mando sobre tu vida. Tú tienes el poder sobre tu propia vida y nadie más que tú. Tú permites cociente o inconscientemente quien entra a tu mundo. No pienses en tu mente que algo negativo te pueda su cederte, entonces no podrá sucederte. Así funciona. Si no existe a nivel cuántico, no puede existir a nivel físico.

Elige qué hacer durante el día, cuánto tiempo libre tener, dónde vivir. No te sometas a ninguna circunstancia. Nos quieren hacer creer que hay cosas que no se pueden cambiar, sin embargo esto es falso. Comienza a vivir con fe y conocimiento sobre la realidad. Acepta el momento presente, lo puedes cambiar todo, absolutamente todo.

Tu vida debe estar orientada a expandir tu corazón para liberarte del miedo y de la mente, en vez de perseguir pequeños placeres. Sientes miedo porque te sientes sin el control de tus pensamientos, piensas que en cualquier momento algo puede ocurrirte. No es cierto tu puedes elegir tus propias experiencias. El conocimiento de que tú puedes elegir las experiencias que se presentan en tu vida te libera del miedo. Y sin miedo, sólo queda el amor.

No permitas que la sociedad y la conciencia colectiva sigan robándote tu libertad. Siéntete fuerte, capaz, libre, poderoso, confiado. Mantén en tu mente la idea de que eres libre, intocable y poderoso, 
entonces podrás elegir tu propia vida. 

SI LO CREES LO CREAS.

CREA TU PROPIA VIDA Y CONSIGUE TU EXCELENCIA, TIENES TODO EL PODER DENTRO DE TI, NO LO OLVIDES.
TE ACOMPAÑO A TU CAMBIO!!!

viernes, 14 de diciembre de 2018

Cumplir Con El Deber


Uno de los temas que ha hecho correr mucha tinta, es el de los derechos humanos. No así el que ahora ocupa nuestra atención en este trabajo: emparejar a los derechos humanos el tema de los deberes. 

Sabemos que la palabra ‘derecho’, es objeto de diversos significados e interpretaciones: así tenemos que puede significar un determinado orden normativo vigente; mientras que por otra parte, puede designar algo diferente: una prerrogativa o facultad de la que estaría dotada una o más personas. Así, en la expresión "según el derecho mexicano", la palabra ‘derecho’ hace referencia a un ordenamiento jurídico determinado, que es el mexicano; en cambio, si digo "toda persona tiene derecho a expresar libremente sus opiniones", aquí, la palabra ‘derecho’, hace referencia a la facultad de expresar lo que piensa, que posee el titular del derecho a la libertad de expresión. Aquí ya hablamos de lo que se conoce como derechos humanos.

Debido a esa diversidad de significados del término derecho, —Quintana Roldán y Sabido Peniche opinan— que múltiples y de contenidos muy diversos han sido los estudios y reflexiones filosóficas sobre el ser y la esencia, las causas, los valores y los fines de los derechos humanos. 

Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los temas más complejos del análisis del derecho mismo, porque tiene como centro de especulación al propio hombre que es el creador del derecho, del sentido de su vida y de su existencia; del sentido de su papel en el mundo y de su propia trascendencia. Y, más se complica el asunto si enfrentamos la polémica permanente sobre algo, de lo cual muchas veces ni siquiera queremos hablar: la reciprocidad y vinculación entre derechos humanos y deberes, si existe o no, ya que por lo general nos inclinamos de manera preferente por los derechos y no por los deberes: más nos gusta exigir que cumplir.


La preferencia señalada y debido, a que no se ha hecho hincapié, y no se ha insistido en el tema de los deberes, pienso que todo eso ha contribuido de alguna forma para que la situación (en sentido amplio), que vivimos sea la que es y no otra. 

La Superación


La superación personal muestra la capacidad que tiene una persona a través de su inteligencia y de su dedicación para alcanzar sus objetivos y crecer como persona. Cómo bien explicó el científico Albert Einstein, explica que el deseo mueve el mundo con su impulso tan potente.

Es decir, dentro de ti tienes todos los recursos necesarios para lograr tus metas. Por ejemplo, la constancia, la tenacidad, la paciencia, la capacidad de sacrificio, la pasión… cualidades que acompañan de forma directa a la voluntad en un proceso de superación personal.

La superación personal no tiene límite, es decir, un ser humano puede seguir progresando a nivel de conocimiento y de toma de conciencia a lo largo de su vida. Voluntad y conocimiento que son la base de la superación personal, son dos cualidades que diferencian al ser humano del resto de seres del universo. La superación personal muestra la capacidad que tiene un ser humano para reflexionar sobre sí mismo, pero lo que es más importante, para actuar de acuerdo a sus valores y creencias. La superación personal tiene una base teórica a nivel de reflexión pero es fundamentalmente práctica.

La superación personal es ese motor intrínseco que a nivel de motivación mueve el corazón humano cuando una persona aspira a ser más sabia, más competente y más capaz. La superación personal remite a ese proceso temporal de cambio en el que una persona sale de su zona de confort para establecer nuevos hábitos y cualidades para mejorar su calidad de vida.

Pasado, presente y futuro definen la vida humana. Pues bien, la superación personal también se entrena en presente analizando los errores del ayer para obtener una experiencia práctica y evitar tropezar dos veces en la misma piedra.

El proceso de superación personal supone dejar atrás ciertos hábitos y creencias irracionales para dar paso a una nueva realidad que refuerce el bienestar personal. Existen recursos especialmente recomendados como el coaching y los libros de autoayuda para reforzar la superación personal.

La superación personal muestra el proceso de crecimiento interior ilimitado que marca la vida de un ser humano desde que nace hasta que muere. Mientras que el paso de los años deja una huella física en forma de arrugas, por el contrario, a nivel interior, los años son sinónimo de experiencia, madurez, riqueza de vivencias y sabiduría.

La superación personal conduce a una persona a ser más feliz. En última instancia, asumir un proceso de este tipo es una decisión personal que nunca puede ser impuesto de forma externa. Es decir, nadie puede ser ayudado si no se deja ayudar, y nadie puede cambiar si no quiere hacerlo.

La superación personal muestra, a nivel humano, que querer es poder y que los límites no están en la realidad sino en la mente.

Pensar Bien Para Hacerlo Mejor


El tiempo es lo que hace que las cosas no ocurran todas a la vez. Sin embargo, “los seres humanos, a través de los recuerdos, podemos vivir todas las cosas simultáneamente”. La memoria es la que se encarga de almacenar todos ellos, ya sean buenos o malos. Además de lo que realmente hemos presenciado, la memoria es capaz de creer y recordar cosas que jamás hemos vivido.

Estos recuerdos van variando según el estado anímico de las personas. Sin embargo, las personas, a la hora de evocar nuestros recuerdos “tendemos a hacerlo de forma defectuosa y muchas veces en nuestra contra”. Asimismo, tendemos a intentar darle sentido al presente desde el pasado.

Sin embargo, “cuando convocamos esos recuerdos, fallamos en las preguntas que nos hacemos”. A partir de éstas, deshacemos el pasado para dar sentido al presente. Por ello, considera que “lo importante no son las respuestas, sino las preguntas que nos hacemos”. A través de éstas, seremos capaces de construir una narrativa conjunta. Y asimismo, esas preguntas contribuirán a buscar los recuerdos que nos interesan.

“Desgraciadamente, los sentimientos negativos son más fáciles de recordar y duran más que los positivos”. Ante esta realidad, es importante aprender a recordar lo positivo. Para ello, Luis Muiño ha realizado un decálogo breve de lo que podría ser un buen viajero en el mundo de los recuerdos. En definitiva, ha hablado sobre varias cosas que nos ayudarán a utilizar bien los recuerdos.

La primera de ellas es el control. “Debemos aprender a rememorar más a menudo los hechos que nos ayudan a llevar las riendas de nuestras vidas”. Es decir, es importante que tratemos de recordar aquellos acontecimientos en los que cada uno de nosotros funcionó tomando el control. Asimismo, hay que evocar imágenes de cambio. Es importante evitar el estatismo, es decir, “evitar pensar que todo lo malo va a seguir estando ahí siempre”. Esto solo puede llevarnos al desastre mental y a sufrir.

Por ello, es importante aludir al dinamismo y recordar los momentos de cambio.
La precisión es también un elemento importante para utilizar bien los recuerdos. Debemos evocar en nuestros recuerdos zonas problemáticas concretas, sin generalizar. Es decir, “tenemos que ser conscientes de nuestras debilidades, pero sin llegar nunca a pensar que no servimos para nada”. De igual manera es importante que seamos capaces de integrar los recuerdos en nuestra historia vital con un cierto sentido; extrayendo de cada recuerdo la experiencia adquirida y evitando horrorizar.

Es fundamental también evitar los pensamientos sobre el pasado que irrumpen en el presente en cualquier momento. Asimismo, debemos tratar de objetivar los recuerdos, “evitando horribilizar los recuerdos“. Aprender a olvidar y eliminar ciertos recuerdos que influyen negativamente en nuestro estado de ánimo.

De igual manera, ha subrayado la importancia de encontrar el equilibrio. “Es importante que tratemos de eliminar los sesgos que introduce nuestro estado de ánimo”. Finalmente, Luis Muiño, ha hecho especial hincapié en que no debemos limitarnos a esperar que los recuerdos vengan a nosotros. Por el contrario, “debemos ser capaces de construir buenos recuerdos”; recuerdos que van a ser importantes y que pueden contribuir a favor de nuestra felicidad.


Ya que ésta supone “tener la fuerza suficiente para cambiar lo que puedes cambiar, la paciencia necesaria para sobrellevar lo que no puedes cambiar y la inteligencia para distinguir una cosa de otra”.

Lenguaje Y Comunicación

“La palabra es el hombre mismo.
 Sin ellas, es inasible.
El hombre es un ser de palabras.”
Octavio Paz
Hombre y lenguaje, imposible hablar de uno, sin la presencia del otro. Es el lenguaje la más grande creación concebida por el hombre  en todos los tiempos, pues a través de él ha logrado capturar el pensamiento, la acción y sentimiento de seres de distintas épocas. El hombre es el único de los seres vivientes que tiene la suficiente capacidad para representar simbólicamente la realidad.  Esta afirmación será el punto de partida de mi reflexión sobre el papel que juega el lenguaje en la conformación del ser humano.

El lenguaje es el medio por el cual nos expresamos, es la comunicación que consiste en emitir e interpretar señales. Las señales forman parte de un código o sistema y esto nos permite entenderlas: Las señales de los sordomudos son un código: (lenguaje mímico), las señales en calles y carreteras son un código: (lenguaje gráfico), el alfabeto es un código: (lenguaje oral o escrito).

Hoy podemos viajar a través de los tiempos: Desvestir al pasado, descubrir el presente e inventar el futuro, el uso del lenguaje nos permite eso y más.

La lingüística es la ciencia que estudia todos los aspectos de las lenguas, tales como su origen, evolución, características, utilización y relación.

El lenguaje es universal ya que permite una gran diversidad de formas o maneras de expresión que conllevan al establecimiento de la comunicación. La estructura del lenguaje en su calidad de modo de comunicación está relacionada con otros elementos de particular relevancia.

La lingüística estudia el lenguaje en sus dos ramas principales: el habla y la escritura; no obstante, el lenguaje oral y el escrito son tan sólo uno de los múltiples lenguajes que el hombre utiliza para comunicarse.

La expresión verbal es una forma directa de hacer llegar un mensaje, de hacerse comprender, motivar, etc., a pesar de que el sujeto no esté físicamente frente a su interlocutor. El empleo de la voz como medio de comunicación produce importantes efectos, pues las vibraciones de la voz son capaces de conmover y de emocionar a toda una audiencia.

La palabra escrita, por su parte, es otro medio de comunicación valioso, cuyo propósito fundamental es dejar huella y registro de mensajes que pueden referirse a un pasado remoto o cercano, a sucesos de actualidad, e inclusive a especular sobre el futuro. Obviamente este medio implica mayores exigencias en términos de redacción y estilo que las de expresión oral, puesto que la escritura permite afinar el mensaje y en consecuencia incrementa las posibilidades de estructurar un contenido, evitando confusiones respecto al significado.

Por lo anterior, el lenguaje es el vehículo de comunicación más eficiente, en cualquiera de sus formas y maneras de expresión; de ahí que el lenguaje y la comunicación vayan de la mano.

La comunicación humana es un fenómeno intrínsecamente social. Desde las primeras comunidades humanas (la horda, el clan, la tribu) el hombre ha tenido necesidad de comunicarse para interactuar en su grupo social y así resolver los retos que desde siempre la sobrevivencia le ha planteado.

El ser humano es gregario por naturaleza, es decir, se une a otros seres semejantes a él y convive con ellos participando en la evolución y desarrollo de su grupo. De esta convivencia se desprende la necesidad de comunicación, la cual, en un principio, era rudimentaria, con base en gestos y gritos indiscriminados, es decir no seleccionados; después, al evolucionar el hombre y ser capaz de aprender de sus aciertos y errores, se llegó a una forma de comunicación únicamente humana: El lenguaje.

“La primera actitud del hombre ante el lenguaje fue la confianza: El signo y el objeto representado eran lo mismo”, cita Octavio Paz, y comparto su afirmación, pues históricamente, el hombre fue capaz de hablar cuando, a partir del momento iluminado en que discriminó los sonidos, los aplicó, primero, a determinados objetos que formaban parte de su entorno y, posteriormente, a ideas cada vez más subjetivas y abstractas que emanaban de sentimientos y vivencias que formaban el bagaje de experiencias de que era objeto y sujeto. Esto ocurrió dentro del contexto social en el que interactuaba, ya que como ente social no puede vivir aislado.

Paz escribió que “Al cabo de los siglos los hombres advirtieron que entre las cosas y sus nombres se abría un abismo.”El argumento que encuentro es que se descubre una de las características inherentes del lenguaje: su arbitrariedad.

El lenguaje es arbitrario porque los creadores de una lengua usaron su arbitrio, no la relación lógica para nombrar a un objeto de acuerdo al gusto o a la circunstancia, lo cual es arbitrario, aunque se debe comprender que era imposible que los hablantes primitivos pudieran sentarse a discutir cómo nombrar los objetos, pues carecían de los elementos básicos de la lengua articulada, es decir, las palabras.

Es claro entender que las expresiones iniciales y primitivas no las conocemos en la actualidad, pues una lengua es algo vivo, como la comunidad que la utiliza, y varía desarrollando diferentes cambios a través del tiempo y del espacio.
Con la confección de los más sencillos instrumentos de trabajo surgió la necesidad de comunicarse con los demás hombres en el proceso de la actividad laboral y de empleo de los instrumentos; así nació el lenguaje articulado.

Puedo afirmar que la creación del lenguaje oral antecedió con mucho al lenguaje escrito y que ambos surgieron tanto del desarrollo del pensamiento humano y sus diferentes estadios evolutivos, así como de la conciencia paulatina desarrollada en el hombre de cubrir sus necesidades de cualquier tipo, incluidas desde luego las de comunicación.

Con el lenguaje escrito, el hombre dejó la prehistoria y entró al periodo denominado historia. Desde el momento en que deja piedras labradas, rollos, documentos que relaten sucesos vividos por él y su grupo, se convierte en un sujeto de la historia.


La lengua escrita está supeditada a la oral, aunque cada una de ellas cubre diferentes objetivos, pues la lengua hablada es por excelencia el mejor instrumento creado por el hombre para realizar su comunicación y la escrita es la forma mediante la cual el hombre conserva su pensamiento por medio de las letras o grafías, a través del tiempo y del espacio, lo cual nos lleva a considerar un rasgo fundamental de la palabra hablada, ser momentánea.

Decir Lo Que Se Debe Decir


Probablemente, más de una vez hemos deseado decir la palabra precisa en el momento oportuno, comunicarnos de forma abierta y sincera, sentirnos libres para expresar lo que deseamos pero respetando a los demás, discrepar con otras personas sin herirlas... En realidad, todo esto se refiere a comportarse de forma asertiva. En otras palabras, se entiende por asertividad la habilidad que nos permite expresar nuestros sentimientos, deseos, opiniones y pensamientos en el momento idóneo, de la forma adecuada y sin negar ni desconsiderar los derechos de los demás.

Cada persona tiene un estilo de relacionarse con los demás que depende de factores como la personalidad y las experiencias previas. Podemos decir que existen tres estilos de comunicación, entre los que se encuentra el asertivo. Si bien es cierto que habitualmente no se es al cien por cien de uno u otro:

- Pasivo o inhibido: no dice nada sobre el comportamiento que le molesta, evita actuar por miedo, aborda la situación usando caminos indirectos que denotan inseguridad.

- Agresivo: demanda un cambio inmediato en los demás, usa la intimidación, el sarcasmo, o apela a la violencia física. Aparecen conductas de pelea, acusación y amenaza. - Asertivo: un estilo adecuado porque ayuda a realizar sus objetivos interpersonales. Expresa lo que quiere, de modo directo y honesto, indica claramente lo que desea de la otra persona pero mostrando respeto por ella. Ser asertivo no significa llevar la razón, sino expresar nuestras opiniones y puntos de vista, sean o no correctos.

Estos tres estilos quedarán más claros con el siguiente ejemplo: usted va a cenar a un restaurante y le sirven la bebida caliente cuando la ha pedido fría. Los tres estilos serían los siguientes:

- No decir nada y tomar la bebida caliente aunque a disgusto. Estilo pasivo.
- Armar un gran escándalo en el local y decir al camarero que nunca volverá a ir a ese establecimiento. Estilo agresivo.
- Llamar al camarero y pedirle que por favor le cambie la bebida. Estilo asertivo.
La asertividad es una actitud intermedia o neutra entre una actitud pasiva o inhibida y otra actitud agresiva. Esta actitud intermedia es la idónea. Sin embargo, no debemos olvidar que hay situaciones en la vida en las que no se puede ser asertivo como por ejemplo sufrir un robo o ser atacado con peligro de muerte. Saber encontrar el momento adecuado para decir las cosas es también una habilidad.

Las habilidades sociales, y más concretamente la asertividad, pueden mejorarse a través de un aprendizaje adecuado. Disponemos de técnicas que pueden ayudarle a mejorar su asertividad. Sólo tiene que practicarlas y ensayarlas. Algunas de ellas son las siguientes:

- Disco rayado. Repetición de palabras que expresen nuestros deseos, una y otra vez y sin alterarnos, ante la insistencia de los otros por lograr los suyos. Ejemplos: «No, gracias». «Entiendo, pero no me interesa».
- Banco de niebla. Ante una crítica manipulativa, buscar algún punto limitado de verdad en lo que nos dicen pero manteniendo nuestra postura. Ejemplos: «Es posible que lleves razón, pero...». «Es cierto, a veces no tengo buen gusto».
- Enunciados en primera persona. Para solicitar un cambio de conducta es muy útil seguir el siguiente procedimiento: describir la conducta concreta no deseada del otro, expresar el propio sentimiento negativo, explicar la conducta deseada, comentar las consecuencias beneficiosas del cambio deseado y, si éste no se produjera, las consecuencias negativas de tal posibilidad. Ejemplo: «Cuando estamos con tus amigas y dices que no sé cocinar, yo me siento poco respetado. Me gustaría que dejaras de hacer ese comentario ya que me sentiré mucho mejor e incluso iré más a menudo con vosotras como deseas. Gracias por escucharme».

Como ya se imagina, la asertividad además de reflejarse en lo que se dice (comunicación verbal) se manifiesta en la comunicación no verbal, como es la expresión facial, la mirada, la postura corporal, los gestos con las manos, la proximidad espacial, el contacto físico, la apariencia personal y el tono, volumen, claridad, velocidad de lo que se dice. Por esta razón es importante ser coherente y no decir unas palabras que nada tengan que ver con nuestra mirada, por ejemplo.


La asertividad se puede aprender y mejorar. Si usted quiere ser asertivo puede conseguirlo, sólo tiene que entrenarse y cuánto más practique, mejores resultados. Aunque en un principio le parezca artificial pronto observará que realmente funciona. Comprobará que siendo asertivo, probablemente recibirá respuestas similares. ¿Le sorprenderá!

La Curiosidad Que Nos Conmueve

¿Cuántas Tierras cabrían en el Sol?* Es la típica pregunta que te toca cuando estás jugando al Trivial. La que te falta para conseguir el escurridizo quesito verde y ganar la partida. Por más que piensas no consigues dar con la respuesta, mientras notas cómo en tu cabeza algo no deja de crecer: la curiosidad.

“Parece ser un estado mental que aumenta nuestra atención hacia nueva información y también mejora nuestra memoria”, explica a Sinc Colin F. Camerer, investigador del área de Humanidades y Ciencias Sociales del Instituto Tecnológico de California (EEUU).

Su vago “parece ser” está justificado. De momento, no existe una definición científica sobre qué es la curiosidad. Este impulso innato, que experimentamos tanto los seres humanos como otros animales, nos ha permitido mandar robots a Marte –el último llamado, precisamente, Curiosity–, acabar con cientos de enfermedades o fabricar una estructura colosal para recrear cómo fue el principio de todo en el Gran Colisionador de Hadrones (Suiza).

No existe una definición científica de la curiosidad, que experimentamos tanto los humanos como otros animales.

Una de las primeras preguntas que formulan los niños es por qué. El propio Albert Einstein declaraba en 1955: “Lo importante es no dejar de hacer preguntas […] No perder jamás la bendita curiosidad”. Pero todavía no existe una definición que pueda explicarla con precisión.

En un estudio publicado recientemente en la revista Neuron, dos neurocientíficos de la Universidad de Rochester (EEUU) reivindican su importancia, dibujando una visión general de su estado actual.

“Ahora mismo no es importante establecer una definición sobre la curiosidad porque es un área nueva de investigación y todavía hay incertidumbre en cuanto a los mecanismos que subyacen”, puntualiza a Sinc Celeste Kidd, coautora del trabajo. Lo que propone es un marco más amplio, en el que la curiosidad se interprete como una fuerza motriz que impulsa el aprendizaje, y no se limite exclusivamente a la búsqueda de información


jueves, 13 de diciembre de 2018

La Postura Petulante


Tener confianza en uno mismo es fundamental para poder gozar de una vida plena y no depender de la buena opinión de los demás, si bien uno de los problemas surge cuando en ocasiones la confianza no se expresa de una manera apropiada. Otras veces, se confunde confianza y arrogancia,
especialmente cuando las personas que así lo juzgan tienen una baja autoestima, pues para ellas, cualquier demostración o expresión de fuerza interna es percibida de manera negativa.

Este tipo de personas no pueden soportar que otros tengan presencia, independencia de espíritu y que no vayan por la vida pidiendo permiso. En estos casos, se trata de una proyección propia del observador, incapaz de soportar que otros exhiban comportamientos que ellos envidian y que están fuera de sus habilidades. En lugar de mirarse hacia adentro y resolver sus carencias, prefieren criticar y juzgar duramente a aquellos que logran llevar a cabo lo que ellos soñarían y no se atreven a hacer.
Esas personas no podrían estar más equivocadas; la arrogancia es otra cosa. 

El individuo arrogante suele presentarse de una manera aplastante, fanfarrona y egocéntrica que no permite el diálogo y se sitúa automáticamente por encima de los demás, despreciando y ninguneando a los que considera están por debajo (todos los demás).

Por lo general, las personas más realizadas, sabias, excepcionales, son seguras, y por lo tanto no tienen la necesidad de ir mostrando lo increíbles que son. Sin embargo, los arrogantes destruyen sus oportunidades por diversas razones que valdría la pena enumerar:

1. Cuando eres arrogante, tiendes a anclarte en una cerrazón mental (por lo tanto, tendrás menos probabilidades de buscar nuevas técnicas y conocimientos, y como piensas que te lo sabes todo, dejas de seguir creciendo) .
2. Cuando eres arrogante, piensas que las personas te pueden aportar muy poco. Esto te impide establecer conexiones que puedes necesitar más adelante en la vida.
3. Cuando eres arrogante, tiendes a hablar más que a escuchar. Recordemos que se nos dio una boca y dos oídos por una razón; podemos aprender de la escucha, mientras hablar continuamente nos aporta poco beneficio.
4. Cuando eres arrogante, te crees que siempre tienes la razón. Esto conduce a falsas suposiciones, y te hace más propenso a cometer errores. Una segunda opinión sobre algo no te hace menos capaz; al contrario, demuestras que sabes valorar el trabajo en equipo, y muestras tu humildad, cualidades que mucha gente valora y busca.
5. Nadie quiere estar cerca de un ser engreído o soberbio a menos que pretendan algo de ti. Llegará el día en que te des cuenta que estás solo y las únicas interacciones sociales que puedes conservar son las utilitaristas, únicamente se quedarán a tu alrededor aquellos que quieran utilizarte.
6. Cuando eres arrogante, demuestras que no estás dispuesto a trabajar en equipo, y esto aniquila otras oportunidades de trabajo y de progresión laboral.
7. La arrogancia a menudo esconde paradójicamente una falta de confianza, una falta de conocimiento y muchas inseguridades. En ese afán por esconderlo, la arrogancia puede llevar a acciones poco éticas. Los arrogantes piensan que son infalibles, y toman un callejón sin salida.

Esto significa que el día en que una persona arrogante falla, lo que terminará ocurriendo, hará lo necesario para encubrir ese fracaso. Muchas veces, estas personas recurrirán a medidas extremas para asegurar que su culpa no se descubra, incluso cuando se trata de actos poco éticos.


Recordemos que la confianza es tranquila y las inseguridades son ruidosas. La modestia y la humildad son mucho más útiles. Aunque es comprensible que a la gente le guste presumir y hablar de sí misma, llega un punto en el que se vuelve molesto, irritante, cansino y a veces hasta ofensivo para los que tienen que aguantarlo.

El Mundo De Los Creativos

De hecho, el mundo está lleno de creativos, de personas con excelentes capacidades para la generación de ideas y conceptos, que constantemente encuentran distintas soluciones a los problemas cotidianos. El asunto es que no sabemos que están al lado nuestro.

Este perfil es lo que hoy buscan, o necesitan, muchas empresas: creativos, aquellos que piensan por fuera de la caja, que se atreven a cuestionar lo tradicional.

Sin embargo, las compañías poco confían en su talento creativo interno, y por eso acuden a agencias o empresas consultoras, para resolver sus inquietudes o planificar el futuro. Pese a que esta solución funciona a veces, normalmente a precios exorbitantes, no siempre es la más adecuada.

Durante muchas décadas, El Tiempo fue rediseñado por un consultor internacional. Sus directivas parecían confiar más en él que en la gente de casa. No eran malos rediseños, pero a finales del año pasado, el periódico capitalino salió al mercado con un producto nuevo hecho en casa, ‘home-made’, un proyecto liderado por el talento interno.

¿Resultado? Probablemente el mejor diseño que haya tenido El Tiempo en sus últimos 30 años.
¿La moraleja de este asunto? Que el talento está en casa. Que probablemente usted no lo ve porque no ha dado el espacio para encontrarlo. Porque quizás le parece más cómodo y seguro buscar a alguien de afuera. Seguramente para que le digan lo mismo que le llevan diciendo los de adentro meses, o quizás años.

Cada vez es más indispensable la cultura colaborativa, son más frecuentes las dinámicas laborales de sesiones grupales y el éxito de las empresas está siendo marcado por la creatividad de estas. Hoy ser diferencial es ser marcadamente creativo. Rappi, por ejemplo, es un muestra de ello.

¿Y cómo desatar esa creatividad? La revista Fast Company publicó un artículo en el que da una serie de recomendaciones, o ejercicios, para activar la creatividad de los empleados en sesiones grupales. Ejercicios básicos, breves, cuyos resultados pueden ser muy beneficiosos para todos.

El primero consiste en dibujar, en tres minutos, la cara del compañero, con la regla de poner los ojos en la mitad de la cara y el resto donde uno quiera. “Además de desatar la imaginación de la gente, los que se intimidan por trabajar en grupo se sueltan. Es una excelente forma de romper el hielo entre personas que poco se conocen”, señala FC.


El segundo, una técnica de Nike, consiste en la manera de presentarse. Se pide decir el nombre, una frase sobre lo que hace y lo que está sintiendo en ese preciso momento. “Aunque puede ser incómodo, suele liberar a la persona de todo tipo de emociones encontradas desde el principio. Por ejemplo, le da la oportunidad a uno de desahogarse”.

El Lado Irreal De La Realidad


¿La realidad es real? Esa pregunta ha circulado por la mente humana desde tiempos remotos. Hay algo en la realidad o en la relación de nuestra mente con el mundo que nos hace dudar y preguntarnos cuál es la naturaleza auténtica de lo que percibimos. ¿La realidad es una ilusión? ¿La realidad es un velo que podemos correr para descubrir lo que se oculta detrás? ¿Nuestros sentidos pueden engañarnos?

Este problema puede ser respondido de diversas maneras y desde distintos puntos de vista. También desde distintas circunstancias. Ontológica y epistemológicamente, desde la religión o desde la ciencia. También social y materialmente, sobre todo en nuestra época en que la realidad se ha convertido en un mecanismo complejo y delicado en donde se superponen múltiples planos, como una suerte de laberinto de espejos en donde es muy fácil perderse y después decir dónde estamos realmente, qué es realmente la realidad.

Hacia finales de los años 70, el gran Philip K. Dick ya lo había notado e incluso lo anunciaba con profética lucidez. Un poco en el sentido del hiperrealismo de Jean Baudrillard, Dick se dio cuenta de cómo la “realidad” de su época se había convertido en una red tejida cuidadosamente por agentes de poder con propósitos específicos. ¿Qué tan real, por ejemplo, es nuestra intención de comprar algo y qué tanto es una ilusión creada por un conjunto de marcas para las cuales nuestro consumo es imprescindible? ¿Qué tanto los trabajos que realizamos a diario son reales o sólo invenciones sostenidas por un engaño colectivo y necesario para mantener en funcionamiento una maquinaria también ilusoria?

En Cómo construir un universo que no se derrumbe en dos días, el escritor expone esta situación que en nuestra época ha alcanzado un grado de refinamiento que podría rayar en lo espeluznante. En efecto, como bien ha explicado Slavoj Zizek, actualmente pareciera no existir una realidad fuera de esta realidad, un lugar fuera de la ideología. En otras palabras, no existe un velo que nos oculte el mundo tal como es: nuestra realidad es ya su simulacro. Escribe Philip K. Dick:

Siempre tuve la esperanza, cuando escribía novelas e historias donde surgía la pregunta “¿Qué es la realidad?”, de que alguna vez obtendría una respuesta. Esta era la esperanza de muchos de mis lectores, también. Los años pasaron. Escribí más de 30  novelas y alrededor de 100 historias, y seguía sin saber qué era real. Un día una estudiante universitaria en Canadá me pidió que le definiera la realidad, era para un artículo que escribía en su clase de filosofía. Ella quería una respuesta de una sola frase. Yo pensé al respecto y finalmente dije, “La realidad es lo que no se esfuma cuando dejas de creer en ello”. Esto fue todo lo que pude decir. Era 1972. Desde entonces no he sido capaz de definir la realidad de una manera más lúcida.

Pero el problema es real, no un mero juego intelectual. Porque hoy vivimos en una sociedad en la cual realidades espurias son creadas por los medios, por los gobiernos, por las grandes corporaciones, por los grupos religiosos, grupos políticos --y existe el hardware electrónico necesario para llevar estos pseudo-mundos directamente a las cabezas del lector, del espectador, del oyente. Algunas veces cuando observo a mi hija de 11 años ver televisión, me pregunto qué le están enseñando. El problema es el desvío de la señal; piensen en eso. Un programa de televisión producido para adultos es visto por un niño pequeño. La mitad de lo dicho y hecho en un drama televisivo es probablemente malinterpretado por el niño. Quizás todo es malinterpretado. Y la cosa es, ¿cuán autentica es la información de cualquier modo, aun si el niño la entiende correctamente? ¿Cúal es la relación entre el sitcom promedio y la realidad? ¿Qué hay de los programas de policías? Coches que continuamente se desbocan fuera de control, se estrellan e incendian. La policía siempre es buena y siempre gana. No ignoren ese punto: La policía siempre gana. ¿Cuál es la lección? Tú no debes confrontar la autoridad, y si lo haces, perderás. El mensaje ahí es, sé pasivo. Y coopera. Si el oficial Baretta te pide información, dásela, porque el oficial Baretta es un buen hombre y es de fiar. Él te ama, y tú debes amarlo.

Y entonces yo me pregunto, en mi escritura, ¿qué es real? Porque incesantemente somos bombardeados con pseudo-realidades creadas por gente muy sofisticada usando mecanismos muy sofisticados. Yo no desconfío de sus razones; desconfío de su poder. Tienen mucho. Y es un poder inmenso: ese de crear universos enteros, universos de la mente. Yo lo tengo que saber, hago lo mismo. Mi trabajo es crear universos, una novela tras otra. Y debo construirlos de tal manera que no se derrumben a los dos días. O al menos eso es lo que mis editores esperan. Sin embargo, les voy a revelar un secreto: A mí me gusta construir universos que se derrumban. Me gusta verlos deshacerse, 
y me gusta ver cómo los personajes en las novelas lidian con ese problema. Tengo un amor secreto por el caos. Debería haber más. No crean --y lo digo en serio-- no asuman que el orden y la estabilidad son siempre buenos, en una sociedad o en un universo. Lo viejo, lo caduco, siempre debe hacer espacio a nuevas vidas y el nacimiento de nuevas cosas. Antes de que las nuevas cosas nazcan, las viejas deben perecer.

Reconocer esto es peligroso, porque nos dice que nosotros, tarde o temprano, partiremos con gran parte de lo que nos es familiar. Y eso duele. Pero eso hace parte del guión de la vida. A menos que seamos capaces de acomodarnos psicológicamente al cambio, empezamos a morir. Lo que quiero decir es que los objetos, las costumbres, los hábitos, y modos de vida deben perecer para que el auténtico ser humano pueda vivir. Y es el ser humano auténtico quien más importa, el organismo viable y elástico que puede rebotar, absorber, y hacer frente a lo nuevo.


“La realidad es lo que no se esfuma cuando dejas de creer en ello”, nos dice Philip K. Dick, pero quizá actualmente cabría preguntarse si esa última visión no es también un glitch, un holograma, la imagen residual de algo que nunca existió realmente.

El Pensamiento Crítico


De que vivimos en la era de la información no cabe ya ninguna duda. Tenemos acceso inmediato a todo tipo de información, datos y personas a través de múltiples dispositivos y fuentes. Por eso hoy en día es cuando resulta más necesario que nunca tener un pensamiento crítico y reflexivo. ¿Para qué? Es sencillo. El pensamiento crítico nos ayuda, a nosotros y a los más pequeños, a discernir entre lo cierto y lo falso, lo importante y lo superficial, las evidencias y las opiniones. Nos permite tomar consciencia de nuestros pensamientos para analizarlos y evaluarlos de forma efectiva. Y, si bien es cierto que todas las personas tenemos la capacidad de pensar, esta es una habilidad que puede y debe aprenderse, de la misma forma que aprendemos a escribir, a bailar o a cantar.

Te damos 8 consejos para desarrollar el pensamiento crítico con los más jóvenes, en el aula o fuera de ella:

Reserva tiempo y espacio. En nuestro día a día, ocupados con varias tareas a la vez durante la mayoría del tiempo, es difícil encontrar un rato en el que la mente se focalice solo en una cosa: pensar. Establecer un momento del día para pensar de forma reflexiva, siendo consciente de lo que está pasando por la mente, es importante para crear un hábito y adquirir práctica.

Promueve el conocimiento y la curiosidad. Anima a los más jóvenes a realizar nuevos descubrimientos, en su entorno más cercano o sobre ideas abstractas. Puedes proponer actividades que inciten a la curiosidad y al conocimiento, siempre adecuadas a su edad. De esta forma establecerás una puerta de entrada a nuevos aprendizajes y pensamientos.

Enseña a dudar. Sin intención de generar desconfianza a los más jóvenes, es importante que les plantees la fiabilidad de las fuentes que consultan y la veracidad de la información que reciben, para que sean ellos mismos quienes aprendan a diferenciar entre lo que está fundamentado y lo que no, entre conocimientos completos e incompletos, y puedan así emitir juicios elaborados.

Pregunta. Es fundamental para fomentar el pensamiento crítico: ¿qué opinas? ¿como lo sabes? ¿por qué? Es conveniente, además, que compartas con ellos tu forma de pensar, tus dudas y tu punto de vista sobre los aspectos que creas convenientes. No hay mejor enseñanza que dar ejemplo.

Justifica, argumenta, analiza. Busca razones, explica argumentos, compara ideas de forma ordenada con tus hijos o alumnos y pídeles que hagan lo mismo. Expresando pensamientos van a tomar consciencia de la madurez y grado de elaboración de los mismos. Una actividad interesante consiste en proponer que cada uno defienda una posición opuesta a la suya y con la que no se sienten identificados. Para ello puedes analizar textos, libros, charlas, anuncios publicitarios, noticias, declaraciones, etc.

Fomenta la autonomía. Respeta su espacio y propón lecturas, conversaciones, entornos y actividades que fomenten el desarrollo del pensamiento crítico de forma autónoma. De este modo tus alumnos aprenderán a pensar y a opinar a título personal con responsabilidad. Para compartir sus pensamientos, es importante respetar la forma de expresión en la que se sienten más cómodos: algunos prefieren explicarse de forma grupal y oral, mientras otros prefieren hacerlo en un formato más íntimo, por escrito o en pequeños grupos.

Amplía miradas. Plantea a tus alumnos otras perspectivas y otros ángulos desde los que se puede enfocar la realidad. Somos parte de un entorno social, político y cultural normalmente bien definido y nuestro punto de vista está siempre condicionado por ello. Por eso, intentar ponerse en el lugar de otros para comprender su punto de vista es una actividad formativa y creativa muy recomendable.


Profundiza. En el ejercicio de promover el pensamiento crítico, es importante llegar al fondo de algunos temas que se estén trabajando. Antes que pedir reflexiones rápidas sobre varios asuntos, es interesante escoger pocos para analizar en un grado de profundidad más elevado.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Opiniones Sobre La Lectura

Opiniones Sobre La Lectura
Alumnos  de  diecisiete años
¿Qué significa para mi leer?
Al principio para mí leer era una tortura, pero luego encontré un autor, García Márquez, éste, me cambió la manera de leer un libro, ya que antes para mí era simplemente cumplir con la fecha dispuesta por mi profesora.

Leer me proporciona poder salir de la realidad, sumergirme en mi imaginación explorando a veces lugares que nunca hubiese imaginado.

Gracias a ese libre que tuve que leer para la escuela, ahora se podría decir que soy una adicta a la lectura, siempre buscando un libro para mis momentos libres. (Kitty)

Leer es un mundo, tu propio mundo, donde no ves los horizontes y todo lo ves posible.

Gracias a la lectura la humanidad puede subsistir en el tiempo, transmitiendo así, los conocimientos de generación en generación.

Gracias a la lectura uno puede viajar, aprender, soñar, enamorarse, llorar, reír, odiar, comunicarse, expresarse, descargarse. (Canaya) 

Leer es imaginar otros mundos, compartir experiencias que nunca hubiéramos tenido, llenar nuestro tiempo con aventuras, fantasías, hechos reales. Leer no sólo nos permite compartir todo con un amigo y nosotros mismos. Leer es vivir. (El Tano)

Para mí es algo que te permite aprender más sobre lo que te interesa cuando lo elegís al libro, por eso es que no me gusta leer lo de la escuela. No me gusta hacerlo por obligación, tampoco acostumbro a hacerlo. (Nacho)

Yo creo que es bueno leer pero no cuando es por obligación, porque si es así no se lee con ganas y no se da la misma importancia a la lectura. Leer es una buena manera de expandir los conocimientos propios y también es bueno porque con la lectura se aprende un nuevo vocabulario. Yo leo muy poco.  (Lucio)

La lectura puede resultarme agradable o no, en función del texto que tenga adelante. Por ejemplo, si para leer tengo una obra de Sir Arthur Conan Doyle, sobre todo si es sobre Sherlock Holmes, la lectura me resulta atrapante y placentera. Si en cambio tuviera que leer Fuenteovejuna de Lope de Vega, la lectura sería más ardua. Estos son dos ejemplos, pues muchos más podrían darse, tanto de libros interesantes como aburridos.

En conclusión, creo que la lectura le resulta a la persona buena o mala dependiendo de sus gustos yo costumbres literarias. (Marcelo)

Yo leo únicamente cuando estoy obligada a hacerlo, ya sea por la escuela o por otra institución. 

Aunque no me gusta hacerlo, es decir no me gusta agarrar un libro y leer por mi cuenta, yo pienso que es una cuestión de vagancia y no de falta de interés, porque muchas veces que leí un libro para la escuela, sin importar la cantidad de páginas, encontré y descubrí algo nuevo e interesante y muchos de ellos me enseñaron cosas nuevas. (La Tuca)

Para mi leer significa adquirir más conocimientos, “educarse”, e interesante si lo que estoy leyendo es lo que yo elegí y realmente me gusta. Si nos obligan a leer es más aburrido, aunque muchas veces la lectura puede ser entretenida y después uno se siente “orgulloso” por el sólo hecho de opinar sobre algún libro (Peti)

A mí me obligan al leer en la escuela, porque para mi leer es algo aburrido, es imaginar mucho mediante descripciones y la verdad es que no me gusta para nada, pero igual es algo indispensable, aunque lo odie. (Nahuel)

Para mí leer es una manera de alcanzar placer sustrayéndome del mundo en que vivimos, alejándonos de todo aquello que nos sujeta a la realidad y entrar a lo ficticio, ampliando no sólo nuestros sentidos sino nuestra imaginación y conocimientos (JOI)

El leer es bueno ya que te ayuda a ampliar el vocabulario , a tener más imaginación ya tener ideas sobre otras cosas.

También, ayuda a desarrollar la mente y a tener más cultura. (GTA)
 .

Estrechez De Miras


A la gente sí se le hace difícil llevarse bien unos con otros, ¿no es cierto? Y aunque a la mayor parte de nosotros nos gusta pensar que somos imparciales, preguntémonos con toda sinceridad: ¿Es siempre la “otra persona” quien realmente es de miras estrechas e intolerante?

En realidad, tal vez su mente sea más estrecha de miras de lo que usted se imagina. ¿Dice usted a veces: “Hay dos asuntos sobre los cuales nunca hablo: religión y política”? ¿O hace una mueca de desprecio ante alimentos que no ha comido antes? “¿Comer caracoles? ¡Jamás!” ¿O qué opina de tipos poco comunes de tratamiento médico? “¿La acupuntura? ¡Eso es puro charlatanismo!” ¿O “sabe” usted —como, por ejemplo, lo sabe “todo el mundo” en Alemania— que los gitanos son ladrones, los alemanes del norte son testarudos, todos los de Berlín son fanfarrones, los suecos son tacaños y los extranjeros son perezosos? Por supuesto, hay ideas como éstas en todas partes... sí, también en el país donde usted vive.

¿Qué es una mente imparcial y receptiva?

Una mente imparcial y receptiva está libre de las cadenas del prejuicio, que ciertos diccionarios definen como sigue: “Juicio u opinión sobre algo antes de tener verdadero conocimiento de ello”; “opinión que se forma en el ámbito social, favorable o desfavorable a algo, sin ningún fundamento real”; “juicio que uno forma sin fundamento suficiente, o apartándose de lo justo o razonable”.

Una parte necesaria de la vida es el tomar decisiones y formar juicios. Pero las decisiones que se toman “sin ningún fundamento real” o los juicios que se forman “sin fundamento suficiente, o apartándose de lo justo o razonable” son pruebas de una mente estrecha de miras.

Por otra parte, el tener una mente imparcial y receptiva quiere decir ser receptivo a nueva información y nuevas ideas. Significa estar dispuesto a examinar y evaluar información sin tener una actitud parcial. Si recordamos lo que vale la pena y rechazamos lo que carece de valor, podemos llegar a conclusiones definitivas que tengan un fundamento sólido, o real, y dejar todavía nuestra mente en estado receptivo a una revisión posterior si llegara a haber disponible más información en el futuro. El que crea que lo ha aprendido todo puede estar seguro de que esta actitud impedirá que aprenda más.

Por qué es estrecha de miras la mente de la gente
Una mente estrecha de miras puede indicar falta de conocimiento. Puede que sepamos tan poco de un tema, o tengamos información tan tergiversada o incompleta, que nos falten los hechos necesarios para llegar a conclusiones correctas. Por ejemplo, si usted vive en Alemania y está muy seguro de que todos los de Berlín son fanfarrones, pregúntese precisamente a cuántas personas de Berlín conoce. 

¿Conoce a bastantes de ellas como para juzgar a varios millones de personas con exactitud? Tal vez si piensa con más cuidado llegue a darse cuenta de que ha conocido a más fanfarrones de Hamburgo, Francfort o Munich que los que ha conocido de Berlín.

Una mente estrecha de miras puede revelar falta de interés en el tema o una renuencia a examinar el asunto. De hecho, hasta pudiera ser una señal de incertidumbre o duda. Por ejemplo, si no podemos defender nuestros puntos de vista religiosos, puede que nos hallemos atacando a los que ponen en duda nuestras creencias, no con argumentos lógicos, sino con calumnias e indirectas. Esto huele a prejuicio y a una mente estrecha de miras.

La mente estrecha de miras puede indicar también un deseo egoísta de conservar ciertas ventajas que pudiéramos perder si tuviéramos una mente imparcial y receptiva. En algunos países se ha dominado a ciertos grupos raciales para que otros grupos puedan disfrutar de ciertos privilegios. Los grupos privilegiados, por no estar dispuestos a compartir sus privilegios con otros, se refugian en la posición que induce a prejuicio de que “somos mejores que ustedes”, y así cierran la mente a toda evidencia en contra de su punto de vista.


¿Es usted lo suficientemente imparcial como para considerar la posibilidad de que quizás no lo sea? Vale la pena averiguarlo. Mientras que una mente imparcial y receptiva puede ser una ventaja para usted, una mente estrecha de miras le causará casi de seguro perjuicio.

Las Diferencias Que Nos Igualan

Todos somos iguales porque tenemos los mismos derechos y, a la vez, todos tenemos diferencias que forman parte de nuestro origen o de nuestra historia personal.

Cada persona tiene sus propias emociones, cultura, lengua, en fin, una serie de valores que conforman la propia identidad. Cada persona es una ser único.

Los hombres y las mujeres, en tanto que seres humanos, somos iguales, y esto hace que tengamos las mismas necesidades y los mismos derechos: a la educación, al trabajo, a un trato digno, a ser valorados, al respeto a nuestras ideas y decisiones, a ser libres.

Pero nos diferencian nuestras costumbres, nuestra forma de vestirnos, nuestros gustos, la forma de hablar, de pensar, las creencias religiosas, la edad, e incluso aquellas cosas en las que cada uno de nosotros destaca por encima de los otros. Y todas esas diferencias nos hacen ser personas únicas.

Pero lo que a mí me parece evidente es que, por encima de todas las diferencias, nuestro valor como personas es el mismo.