lunes, 15 de abril de 2019

Dignidad Humana

Aunque el número de personas que viven en extrema pobreza se ha reducido a la mitad en veinte años, «si la desigualdad no hubiera aumentado en paralelo durante el mismo período, 200 millones más de personas podrían haber salido de la pobreza». El foro de Davos este año tuvo el tema de «crear un futuro común en un mundo fracturado». Pero los desniveles se han ampliado tanto que las acciones se limitan a las buenas palabras: «queremos acciones», palabras que la ugandesa Winnie Byanyima, directora de Oxfam, no dejó de decir. 

De hecho, desde la década de 1980, el «1% superior» de las personas más ricas del mundo ha captado el 27% del crecimiento de los ingresos, frente al 12% del 50% de los más pobres del mundo. Entre 1980 y 2016, las clases medias occidentales han experimentado esencialmente el crecimiento más débil, incluso el estancamiento de sus ingresos. Las desigualdades no se miden solo en términos de ingresos. También afectan al patrimonio en manos de los individuos. En este nivel, la curva también ha seguido la misma tendencia. En los Estados Unidos, el 1% de los más ricos posee el 39% de la riqueza familiar en 2014, en comparación con el 22% en 1980.

El fenómeno está menos marcado en Francia y el Reino Unido.

El cuadro de las desigualdades también es muy diferente entre las diferentes regiones del mundo, pero en todos los casos, están aumentando y de manera muy importante. En 2016, la evolución de la participación del 10% más rico de la riqueza nacional se ha elevado al 37% en Europa, el 41% en China, el 46% en Rusia, el 47% en los EE.UU. y Canadá, el 54 % en África subsahariana, el 55% en Brasil e India y el 61% en Medio Oriente. Los autores de todos los informes afirman que la capacidad de acción de los Estados se ve reducida por la «importante transferencia de propiedad pública a la esfera privada en casi todos los países. La riqueza de los Estados ahora es negativa o cercana a cero en los países ricos». Si se hace una proyección hacia el futuro y sobre la base de las tendencias actuales, los expertos anticipan un nuevo aumento de la desigualdad de aquí a 2050. La proporción de patrimonio mundial que está en manos del 1% de los más ricos aumentaría del 33% al 39%, mientras que el de la clase media se reduciría del 29% al 27%.

El informe publicado por las Naciones Unidas en 2017 nos recuerda otro flagelo que pensábamos que estaba en recesión, pero que, de acuerdo con las últimas estadísticas está resurgiendo: más de 815 millones de personas, el 11% de la población mundial padece desnutrición crónica. 

Este es el hallazgo más alarmante de las organizaciones internacionales: el hambre está progresando nuevamente. El objetivo de liberar el mundo de la hambruna para 2030 se está cuestionando. En 2018, según los informes de las Naciones Unidad, 135 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria. Los conflictos y desajustes climáticos, así como las comitivas de poblaciones desplazadas, parecen ser las principales causas del deterioro de la situación, especialmente en el África subsahariana, el sudeste asiático y el Occidente . Los informes enfatizan que, a falta de seguimiento y de remedio efectivo, la desigualdad podría conducir a todo tipo de desastres políticos, económicos y sociales.

La importancia de la educación y de un modelo social donde Estados puedan proteger a las minorías más pobres parece indispensable para salir del marasmo.

Estas cifras son terribles y nos afectan a todos. Pero, ¿cómo hemos llegado a esta realidad? ¿Desde cuándo nuestros modelos de sociedades occidentales han producido este camino hacia la desigualdad? El historiador e investigador español Gonzalo Pontón ha publicado un brillante libro que ha ganado el Premio Nacional de Ensayo en España, con el título: La lucha por la desigualdad, una historia del mundo occidental en el siglo XVIII.  Explica que, para enfrentar a un futuro amenazante y confuso, necesitamos una visión renovada del pasado, del que habríamos expulsado los mitos, lo cual habría contribuido a hacernos creer que vivíamos en el mejor de los mundos posibles y que era suficiente con hacernos llevar por la corriente imparable del progreso para seguir desarrollándonos. Gonzalo Pontón demuestra que la naturaleza de las desigualdades que nos aplastan se encuentra en los orígenes del capitalismo moderno, en el siglo de la Ilustración y su filosofía. 

Explica el ascenso de la burguesía en el siglo XVIII y su toma de control de la maquinaria del Estado con la creación de una nueva élite y el establecimiento de un sistema de desigualdades crecientes para mantener el poder. 


Por supuesto, nos sorprendería saber que hoy Gran Bretaña tiene casi el mismo coeficiente de desigualdad que en 1759 (Coeficiente de Gini Como explica Goran Therborn , las desigualdades constituyen una violación de las capacidades humanas, especialmente la desigualdad existencial, la que afecta a la dignidad de las personas, su grado de libertad y su derecho al respeto y al desarrollo personal. Es urgente recrear un nuevo humanismo que, por supuesto, no esté desconectado de las realidades sociales y materiales, sino que otorgue dignidad a los seres humanos.

Resultados Del Esfuerzo


Nada regalan en la vida, la suerte no existe, solo el esfuerzo y el trabajo. Así es, o así debería ser siempre. Nuestra sociedad nos ha creado el falso sueño de que saliendo en los medios de comunicación, inventando un personaje o una estrategia, podemos ser ricos y famosos en un momento. Con todo eso, lamentablemente hemos perdido el valor del esfuerzo, ya no creemos en él.

Pensamos que ganarse la vida con esfuerzo día a día es una estupidez, y soñamos con una lotería basada en la mentira, en el engaño o en la falta de respeto hacia nosotros mismos o hacia los demás. Muchos quieren ese minuto de gloria que les haga conseguirlo todo en un momento, conseguir cosas materiales…

Queremos todo a corto plazo porque lo saboreamos más rápido, pero bien es cierto que los grandes éxitos se van cultivando con el paso del tiempo.

“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total, es una victoria completa”.
-Mahatma Gandhi-

El esfuerzo es dignidad

Los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso. Son los que pasan su vida encerrados en un laboratorio buscando un descubrimiento que ayude a la humanidad. Esos panaderos que se levantan antes que el sol para ofrecernos “el pan nuestro de cada día”. O esos médicos que deciden cruzar fronteras para ayudar a los demás.

Esos reporteros que arriesgan su vida para ofrecer testimonio de lo que ocurre al otro lado del mundo; los profesores que dedican su vida al estudio y ofrecen sus conocimientos a los demás; esas mamás que cada día hacen de enfermera, de psicóloga o de amiga con sus hijos. Todas esas personas que se levantan cada día dando gracias por tener un trabajo y ganarse el pan “con el sudor de su frente”. Esos son los grandes hombres y mujeres.

No nos engañemos, el esfuerzo es dignidad, es intentar hacer las cosas mejor con una sonrisa, con ganas de seguir luchando día a día, hora a hora y minuto a minuto, por conseguir nuestros sueños; el ser consciente de los errores que cometemos y buscar alternativas, aunque ese día hayamos trabajado el doble, eso es dignidad y esfuerzo.

No queramos, no soñemos con imitar a esos personajillos; no le enseñemos a nuestros hijos que las cosas se consiguen fácilmente, porque todo tiene un precio, y aprender que todo se consigue con el esfuerzo es una de las grandes enseñanzas que podemos recibir cuando somos pequeños.

El esfuerzo es como el cultivo de una semilla, que con el paso del tiempo hay que regar y cuidar, para que en el momento adecuado nos de sus frutos. El esfuerzo es amigo de la motivación y la constancia, no de la pereza y el desinterés.

domingo, 14 de abril de 2019

Reclutamiento y Valores Personales


Una de las principales razones por las que los trabajadores abandonan sus puestos de trabajo, según la Sociedad Americana de Psicología, es porque sienten que los principios de la empresa no coinciden con sus propios valores personales.

Este mayor papel de los valores personales no es algo puntual, sino una tendencia en alta. De hecho, para los millenials, la ética y principios de la compañía son aún más importantes que para otros profesionales más veteranos, hasta el punto de que el 85% de los jóvenes trabajadores afirma que quiere trabajar para una empresa socialmente responsable y el 91% asegura tener en cuenta los esfuerzos en responsabilidad social de la organización cuando está considerando aceptar un trabajo, según un estudio de la Universidad de Bentley.

Como consecuencia, los departamentos de Recursos Humanos están amoldando sus procesos de selección de personal y reclutamiento a este nuevo escenario, implantando modelos en los que no solo se evalúen los conocimientos y habilidades de los candidatos, sino que también se tenga en cuenta la alineación de sus valores personales con el código ético de la empresa.

El modelo de reclutamiento basado en valores personales genera un impacto positivo en el posterior desempeño del trabajador, produciendo las siguientes ventajas para el profesional y la organización:
Reducción de la rotación de personal. Al identificar a los empleados que mejor se ajustan al puesto y la empresa, se aumenta la fidelidad de los mismos con la compañía, disminuyendo la rotación de personal.

Ahorro en gastos de contratación y formación. Como consecuencia, al registrar menos abandonos de los trabajadores, los procesos de selección de personal se reducirán, con el consiguiente ahorro en reclutamiento y formación de nuevos miembros del equipo.

Aumento de la motivación. Los trabajadores que comparten los valores de la compañía mostrarán mayores índices de implicación y satisfacción en el desempeño de sus funciones.

Mejora del clima laboral. Cuando los miembros de un equipo tienen un visión y misión común es más fácil que desarrollen un trabajo colaborativo, donde todos pongan lo mejor de sí mismos para alcanzar los objetivos marcados
.

Incremento de la productividad. El resultado de disfrutar de una plantilla motivada y cohesionada redundará en la productividad global de los equipos y la organización.

Construir El Futuro


Si todas las personas fuéramos capaces de vivir en el momento presente, realmente estaríamos a salvo de cualquier tipo de preocupación o sufrimiento. Esto de vivir en el día de hoy, que parece una obviedad, es básico para poder sentir y tener una vida plena.

A nivel físico, es obvio que vivas en el día de hoy. No es posible que una persona físicamente viva en el día de ayer o en el día de mañana, porque las leyes de la naturaleza lo impiden. Pero a nivel mental, a nivel emocional, a nivel sentimental es muy común que vivas arrastrándote y culpándote de errores que has cometido en el pasado, o bien temiendo el futuro.

El futuro no se piensa, se crea, y si lo creas basándote en el miedo, lo estás creando de forma negativa. Y esta creación te causa un efecto que se traduce en sentimientos de miedo o angustia en el presente.

Vivir el día de hoy significa disfrutar el momento presente, valorar todas las cosas positivas que tienes en el día de hoy.

Si lo miras con objetividad, siempre habrá miles de cosas por la que tienes que estar agradecido. Siempre habrá montones de situaciones que harán que otra persona desee estar en tu lugar, 
porque siempre habrá alguien que necesite las cosas que tú tienes.

Siempre tendrás miles de motivos para dar gracias por tu vida. Otra cosa diferente es que, si estás en el polo negativo, no seas capaz de ver las cosas maravillosas que tienes en tu vida hoy.

Para sentirte armonioso y con seguridad contigo mismo, es importante que no utilices tu memoria para recordar imágenes o sentimientos negativos que te provoquen sufrimiento, ya que si haces esto lo que realmente estarías haciendo sería traer ese sufrimiento al día de hoy.

Igualmente, es realmente importante no gastar el momento presente en construir tu futuro de la forma que no quieres, en pensar para mañana cosas negativas que te causan sufrimiento en el momento presente, como por ejemplo: "no me va a alcanzar el dinero el mes que viene", "nunca voy a aprobar el examen", "nunca voy a encontrar trabajo", "nunca voy a tener pareja", etc.

Esto es construir el futuro de forma negativa en el momento presente, y eso te hace sufrir. Por todo esto, es muy importante que estés alerta a lo que piensas y sientes en el momento presente, y esto lo haces a través de tu propia observación.

Con la observación vas a percatarte de tu realidad, de lo que eres y de lo que no eres, de lo que es pasado y de lo que es futuro. Con la observación vas a ser consciente del verdadero momento presente, del verdadero día de hoy.

Para ayudarte a vivir en el hoy le debes decir a todos tus errores del pasado que te estén provocando sentimientos de culpabilidad y sufrimiento en el día de hoy:
El pasado sólo existe en la mente de quien lo piensa
.
El pasado sólo existe cuando piensas en él, y si dejas de pensar en él se marchita y se olvida. Es como una planta que dejas de regar y se muere.

Pues eso mismo tienes el poder de hacer con los sentimientos del pasado que te están provocando sufrimiento en el futuro. A la decisión siempre la vas a tener tú libremente, ya que sólo tú, nadie más, tiene la capacidad de decidir qué pensar, qué sentir y en qué centrar tu atención. Y a eso no lo puede decidir ni tu madre, ni tu hijo, ni tu marido, ni tu gobierno: sólo lo puedes hacer tú como ser libre e individual.

¿Cuántas veces has escuchado esa frase que dice “todo tiempo pasado fue mejor”? ¿Puedes estar de acuerdo ante tamaña afirmación? De ninguna manera. ¿Para qué vives si lo haces pensando todo el tiempo que nada mejor te queda por delante? Encarar la vida con una actitud mental positiva, proyectando a futuro y esperando de este lo mejor, es el punto de partida para dejar atrás todos los malos presagios.

¿Qué sentido tiene pensar que el pasado siempre será mejor que lo que viene? Ninguno, claro está. Con esa mentalidad, difícil será tu progreso y sólo vivirás atado a recuerdos. Sí, es probable que de vez en cuando no venga nada mal recordar las cosas que has hecho bien y las que has hecho mal.

Pero sólo como una herramienta a futuro. Aprender de los aciertos y errores es la única forma de mirar el pasado con una actitud positiva, para plantear un futuro lleno de esperanzas y positividad.


El Juicio Justo

Lo cierto es que cada persona libra su propia batalla interna (algunos hasta la III Guerra Mundial). 

Una batalla de las que muchas veces desconocemos los detalles más importantes porque estos solo están registrados en la mente de la persona que la libra. Por otro lado, una persona con buena o mala intención rara vez es consciente de lo dañina que puede llegar a ser para los demás y para ella misma.

Esta inconsciencia se vuelve frecuente por una razón ajena a la intención: nuestra mente es como una locomotora que crea pensamientos sin pausa, de una forma frenética y vertiginosa. Da vueltas a todo, elabora hipótesis de lo que sucede a nuestro alrededor, hace suposiciones, crea nuevas ideas y conceptos, piensa y vuelve a pensar, anticipa lo peor y emite juicios sobre otros… Y también sobre nosotros mismos. Claro.

Ese incesante martilleo nos tortura, nos daña y como recuerdo nos deja “basura mental”. Los científicos afirman que tenemos más de 60000 pensamientos al día. Se estima que muchos de estos pensamientos (el 80% aproximadamente) en la mayoría de personas son negativos, tóxicos, disfuncionales…

Actuamos en automático la gran parte del tiempo. Así, estamos extremadamente influenciados por nuestras creencias; convicciones que se formaron en nuestra tierna infancia y se arraigan a través de nuestras experiencias. Algunas de estas creencias están en nuestro subconsciente, y de esas creencias nacen nuestros pensamientos y juicios más inmediatos.

Si algunas de tus creencias son erróneas o enfermizas, muchos de tus pensamientos y juicios también lo serán. Constantemente estamos juzgando, nos juzgamos a nosotros mismos y a los demás. Pero lo cierto es que la consecuencia más frecuente es el sufrimiento

Nuestra mente emite juicios para protegernos, por propia supervivencia, pero esto no quiere decir que en última instancia estos juicios secunden el propósito para el que fueron “convocados”.

Pensamos que el otro tiene el mismo punto de vista que nosotros y en parte por eso sufrimos tanto. Pero no, cada uno percibe la vida con unas gafas diferentes y para lo que a mí significa una cosa, para ti probablemente signifique otra. Y en esa mentira de creer que todos deberían de tener nuestro punto de vista (el nuestro por supuesto), nos atrevemos a juzgar al otro. Incluso a nosotros mismos, 
olvidando la falacia que encierra juzgar el pasado desde el futuro, conociendo las consecuencias de una acción que entonces no eran seguras, solo probables. Al igual que algunas otras.

En los dos casos no son los demás los que te hacen sufrir. En el primero son las propias expectativas que tienes sobre esas personas las que te hacen sufrir. Esperamos que los demás sean como nosotros deseamos y nos volvemos incapaces de aceptarlos como realmente son. Ese es el principio y el final de la batalla, al mismo tiempo.

Paradójicamente, cuando dejas de juzgar y machacar a los demás, también dejas de juzgarte y machacarte a ti mismo, porque la forma con la que juzgamos también suele ser el modo con en el que nos juzgamos.

Cuando aceptas tu esencia (incluidas todas tus sombras), comienzas a ver con ternura las sombras de los demás. Cuando creemos que alguien no ataca, en el fondo puede que ese alguien esté librando su propia batalla interna. Lo hacen desde la inconsciencia, desde sus heridas emocionales y sus estrategias de supervivencia aprendidas en la niñez, cuando se sentían profundamente heridas en su búsqueda de amor y aceptación. A veces, muchas veces, todo ello les lleva a actuar así.

Por eso, cuando creas que alguien te ataca, recuerda que es probable que no sea un ataque consciente, sino una sombra que tú imaginas o que el otro proyecta sin intención, al menos sin esa intención.
El amor aumenta a medida que el juicio decrece.

Hemos de aceptar cuando otras personas no se comportan como a nosotros nos gustaría, cuando nos nos cuidan de la manera que deseamos pero lo hacen de otra. Estamos aquí antes para querer que para juzgar, para sentir que para razonar. Así, si alguien dibuja un círculo para excluirte, dibuja tu uno más grande para incluirle.


Recuerda que el amor aumenta a medida que el juicio se hace flexible, compasivo y piadoso. El amor nos da felicidad, el juicio estricto nos aporta sufrimiento. No entiendas el amor como algo que se puede quitar como un refuerzo o un castigo: el amor incondicional está por encima de eso.

Falta De Escrúpulos


Si se efectúa un sondeo entre la gente, la definición más probable de escrúpulos sería: esas cosas que nos hacen sentir culpables y que se encuentran en la moral o en la conciencia de cada individuo. No está mal, pues el término se escucha y se pronuncia, exclusivamente, gracias a ésta frase que lo contiene.

¿Qué son los escrúpulos? Unas piedritas muy pequeñas, esas que suelen introducirse en los zapatos provocando notorias molestias y que obstaculizan la marcha u obligan a detenerse

Pasando en limpio y acercándonos al sentido popular: si tenés escrúpulos, no vas a seguir adelante tan tranquilo. La incomodidad física se trasladó a otras esferas para designar aquella situación en la que alguien, al momento de hacer algo que está mal a la vista de la mayoría, o luego de ejecutarlo, no presenta el menor trastorno o el mínimo sentimiento de culpa.


Obró sin escrúpulos, sin algo que lo frenara.

Cultivar La Esperanza


Hay días en que resulta difícil abrir los ojos y mirar de frente al mundo, ocasiones en las que la esperanza básica que sostiene el corazón en el día a día decae incluso en los más optimistas. A veces, simplemente tomar conciencia de las crisis globales que enfrentamos (desde el calentamiento global a las crisis migratorias, desde la emergencia de líderes con mentes psicopáticas hasta el hambre y explotación que acecha a millones de niños, desde la deforestación y desaparición de miles de especies animales al año a la desigualdad económica sin precedentes a nivel global) puede hacernos empatizar profundamente con Mafalda cuando pide que paren el mundo porque se quiere bajar.


En esta entrada quiero resonar, acompañar y abrir mi corazón a quienes, tal como yo, a veces sienten ese cansancio del espíritu que llamaré aquí desesperanza, y explorar a través de esta reflexión la posibilidad de conectar con una esperanza nacida desde la misma oscuridad a partir del coraje de observarla de frente y de trabajar con y a través de ella en vez de huir demasiado pronto de la incomodidad que nos provoca. 

También me gustaría apuntar al trabajo del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado y su mujer Lélia y hacer una lectura de su experiencia como un ejemplo encarnado de quien ha mirado el sufrimiento y la desesperanza de frente y se ha podido reconectar con un sentido de esperanza a través de algunas vías que podemos explorar también en nuestra propia vida. Estas vías son: 1. Atender nuestras propias necesidades fundamentales; 2. Conectar con la inspiración disponible en uno mismo  en los demás; 3. Nutrir nuestro sentido de comunidad y pertenencia; y 4. Conectar nuestras acciones cotidianas con nuestra visión para el mundo y con nuestros valores fundamentales. 

Como todo lo que escribo y lo que comparto en los grupos con los que trabajo, pongo estas ideas en palabras no porque sea experto en este tema (no lo soy), sino porque escribirlo me ayuda a comprender mejor y quizá aprender algo útil del proceso. Si a ti también te resulta de utilidad, la alegría es doble.

Nuestro Aporte A La Sociedad


En muchas ocasiones escuchamos exigir y reclamar en diferentes formas y por los distintos medios que el gobierno no ayuda, no apoya, debe irse, lo ideal sería no trabajar pero que me llegue un sueldo a casa.

Tener una casa muy bonita pero que esta no me cueste a por cierto incluya agua y luz gratis por supuesto, tener un vehículo para transportarme pero que la gasolina y los repuestos no me cuesten, en fin quiero que el gobierno me cubra todo, ese es el ideal, pero ¿Cómo ciudadano, cual es mi aporte para el progreso de mi PAÍS?

Una gran interrogante para cada uno de nosotros si damos cumplimiento  a nuestros deberes, cual es nuestro aporte real para el progreso del PAÍS, me permito citar algunos ejemplos vividos o conocidos muy de cerca; servidores públicos que hacen cola para picar 15 minutos antes de salir, taxistas que cobran demás las carreras, tenderos que no pesan la medida exacta, profesores que no se preparan para impartir conocimiento, enfermeras que les fastidia atender pacientes, ciudadanos que no respetan las paradas de bus, mecánicos que dañan vehículos para que los reparen y cobrar más, conductores que no cuidan los vehículos institucionales, servidores públicos que se creen propietarios de las instituciones, otros que son un vegetal en la institución etc. 

Ante esto, como ciudadanos debemos valorar cual es nuestro  aporte, debemos comprometernos como  ciudadanos de bien si tenemos que trabajar una o dos horas más cualquier día de la semana lo hagamos, si debemos enmendar de igual forma lo hagamos, actuemos con positivismo eso nos conlleva a poder confluir en ideas positivas, por ello dígame usted amigo lector cuál es su compromiso a partir de hoy, como va aportar en favor de nuestro PAÍS para que sigamos por el camino correcto, juntos podemos cambiar la historia rompamos que es un tema cultural idiosincrático, debemos cambiarlo YA empecemos por casa ahora.


Debemos estar convencidos que nuestras acciones se ven reflejadas en nuestras nuevas generaciones, dejémosles un buen legado para que ellos el día de mañana se vean involucrados en una sociedad más justa y más equitativa que logró cambiar gracias a una decisión de todos nosotros en el momento oportuno. 

Transparencia

Transparencia es una cualidad que tienen algunos objetos o materias a través de los cuales pasa la luz y se puede ver. Por ejemplo, la transparencia de una hoja blanca, del agua o de un vidrio.

También se denomina como transparencia a las láminas o diapositivas que se proyectan, bien sea en una exposición o conferencia, sobre una pantalla blanca y que contienen información e imágenes.

En el cine se denomina como transparencia la técnica de proyección de imágenes capturadas por medio de un dispositivo fotográfico.

También se entiende por transparencia la propiedad óptica que poseen algunas sustancias que pueden ser atravesados por los rayos de luz. Por ejemplo, los vidrios polarizados que forman parte de los vehículos.

Por otra parte, el término transparencia se acostumbra a emplear para indicar la conducta positiva de los individuos.

Se dice que una persona es transparente cuando es sincera, responsable, asume las consecuencias de sus actos, no miente ni tiene secretos. Es decir, las personas transparentes se muestran tal cual son.

Para muchas personas la transparencia es un valor social que genera confianza, seguridad y muestra el lado positivo de los individuos.

Entre las palabras que se pueden emplear como sinónimo de trasparencia están claridad, lucidez, luminosidad, nitidez o limpidez.


viernes, 12 de abril de 2019

Estabilidad Emocional

Las emociones son el fundamento de nuestra actividad mental. Sin ellos, no seríamos capaces de orientar nuestro comportamiento hacia ningún objetivo en concreto, ni sabríamos de una manera aproximada qué queremos y no queremos en nuestras vidas.

Sin embargo, el hecho de contar con un recurso como un amplio abanico de emociones tiene un lado no tan positivo: la posibilidad de experimentar inestabilidad emocional. Veamos en qué consiste y de qué maneras puede aparecer.

La inestabidad emocional es un rasgo de personalidad que pertenece al espectro del neuroticismo, y se expresa a través de la expresión de cambios relativamente bruscos en el estado emocional de una persona.

En algunos casos, la inestabilidad emocional puede ser prácticamente inocua, si el contexto es propicio; pero en otros casos extremos, puede llegar a ser un fenómeno psicológico vinculado al malestar tanto de quien lo experimenta en primera persona como de las personas cercanas a la anterior

Entre las características típicas de las personas con inestabilidad emocional, destacan las siguientes.
1. Sesgo hacia el malestar
Puede que en ciertos aspectos parezca que las personas emocionalmente inestables vivan la vida con intensidad, pero el hecho de ser tan sensibles a los cambios que se presentan con cada situación hace que con frecuencia focalicen su atención en esas experiencias que les hacen sentir mal, ya sea por enfado, tristeza o miedo.
Esto es debido a un sesgo dirigido a intentar alejarse del malestar, como objetivo prioritario, más importante que disfrutar de esos momentos de felicidad.

2. Cambios rápidos de humor
La inestabilidad emocional hace que los estímulos del presente se impongan con facilidad a los estados emocionales derivados de experiencias que han pasado hace poco, incluso aunque las nuevas situaciones que desencadenan esas emociones sean aparentemente menos importantes que lo que nos ha ocurrido antes y nos ha dejado ese buen o mal sabor de boca.
Por ejemplo, alguien con inestabilidad emocional que aprobó su examen de conducir hace pocas horas puede sentirse muy triste al ver un anuncio de televisión con un mensaje triste.

3. Baja tolerancia a la frustración
Las personas emocionalmente inestables no suelen asimilar bien los momentos en los que sus expectativas se frustran, ya que ven estas situaciones como problemas añadidos por el simple hecho de ser inesperadas.

4. Relaciones personales complejas
En general, las personas con una pronunciada inestabilidad emocional llegan a tener dificultades para tener una red social y de apoyo amplia, ya que sus habilidades sociales se resienten a causa del bajo control sobre las emociones.

El caso extremo: labilidad afectiva
Cuando la inestabilidad emocional llega a ser tan pronunciada que puede considerarse síntoma de un trastorno mental, es conocido como labilidad afectiva. Se trata de un fenómeno frecuente en trastornos de tipo psicótico como por ejemplo la esquizofrenia, la ciclotimia o el trastorno bipolar.

En estos casos, la situación es grave e incluso puede ir de la mano de otros síntomas que afectan fuertemente a los estados emocionales, como por ejemplo las alucinaciones.

En los casos no patológicos de inestabilidad emocional, suele ser posible entrenar la capacidad para regular las emociones de una manera útil y adaptativa. Sin embargo, para ello acostumbra a ser necesaria la intervención psicológica con la ayuda de profesionales de esta disciplina.

El ámbito de la Inteligencia Emocional, en concreto, es un área de intervención que apunta hacia descubrimientos prometedores. De esta aptitud mental se sabe que está relacionada con la inteligencia general (medida por el CI) sin ser exactamente lo mismo, y que tiene que ver con la facilidad con la que llegamos a ser felices.


Para gozar de un mejor equilibrio emocional, pues, resulta necesario pasar por una serie de situaciones prácticas que nos ayuden a trazar hábitos de vida que potencien una visión conjunta y coherente de nuestras experiencias, así como una modificación de nuestras creencias fundamentales mediante lo que se conoce como reestructuración cognitiva

De este modo, interpretaciones tremendistas de la realidad, que nos vuelven propensos a los cambios súbitos de humor, perderán fuerza a favor de una percepción más realista de las cosas.

La Conducta Disocial


El trastorno de conducta es una alteración del comportamiento, que a veces es diagnosticada en la infancia, caracterizada por un comportamiento antisocial que viola los derechos de otras personas, las normas y reglas adecuadas para la edad.

Entre los comportamientos antisociales podemos citar la irresponsabilidad, la trasgresión (como las ausencias escolares o el escaparse), la violación de los derechos ajenos (robo, por ejemplo) y/o la agresión física hacia otro (asalto u otra violación). Estos comportamientos a veces se presentan juntos, pero puede suceder que aparezca uno o varios de ellos sin estar acompañado por alguno de los demás.

Los factores que contribuyen al desarrollo del trastorno de conducta disocial son varios, los exámenes neuropsicológicos indican que los individuos que tienen este trastorno parecen tener afectado el lóbulo frontal del cerebro, lo cual interfiere con su capacidad de planificar, evitar los riesgos y aprender de sus experiencias negativas.

Se considera que el temperamento de los sujetos tiene origen genético. Los niños o adolescentes que provienen de hogares en desventaja, disfuncionales o desorganizados tienen mayor probabilidad de desarrollar este tipo de trastornos. Se sabe que los problemas sociales y el rechazo por parte de sus compañeros contribuyen a la delincuencia. Existe también una relación entre el bajo nivel socioeconómico y los trastornos de conducta.

Este trastorno se presenta con una frecuencia mayor en los hombres que en las mujeres. Los individuos que padecen trastornos de la conducta, en ocasiones presentan también otros problemas psiquiátricos que pueden contribuir al desarrollo de este trastorno. En las últimas décadas, los trastornos de la conducta han aumentado considerablemente.

La conducta agresiva es la causa de entre un tercio y la mitad de las derivaciones a los servicios de salud mental.


Dejar Que Aflore Lo Humano

Nada puede destruirnos más que nosotros mismos. Sin duda, somos nuestro peor enemigo, máxime en un momento de tantos absurdos, de tantas violencias que nos dividen y separan, lo que ha de exigirnos a impulsar una respuesta ética y responsable de proximidad humana. 

En este sentido, nos llena de tristeza que el año pasado fuese particularmente difícil para los niños que viven en zonas de guerra. Ahí están los datos proporcionados por Naciones Unidas: El número de violaciones de los derechos de los niños aumentó de 15.500 en 2016 a más de 21.000, de las que 6.000 fueron cometidas por autoridades gubernamentales y 15.000 por otros grupos. Más de 10.000 niños y niñas murieron o fueron mutilados y al menos 900 fueron violados. Afganistán fue el país donde ocurrió la mayor cantidad de asesinatos, seguido por la República Democrática del Congo, Somalia y Sudán del Sur. A pesar de estas cifras, el Secretario General también dijo que en 2017 se vieron resultados positivos, con más de 10.000 niños liberados de las filas de grupos armados.

Indudablemente este desconsuelo de vidas en formación, inocentes, es una total irresponsabilidad de los países y de sus administraciones, y de cada cual en particular. Deberíamos dejarnos de azotar por estos huracanes de odio y modelos de desarrollo, donde nadie respeta a nadie, provocando una degradación de la especie humana, social y ambiental sin precedentes.

Ojalá aprendamos a pasar de las páginas crueles y a renacer, a renovarnos de modo creativo y eficaz, poniendo la autenticidad del ser humano como valor supremo, y la misión responsable de hacer espacio en común dotándonos. 

Quizás tengamos que conciliar antes otros lenguajes, otros sentimientos, para que la conciencia, el conocimiento y la valentía de la acción, vuelvan a ser parte de la vida de cada uno de nosotros. Lo importante es fijar nuestra mirada en los demás, y ver que nadie avanza por sí mismo, sino todos junto a todos, haciéndonos más humanos, estableciendo un final para las inútiles contiendas, antes de que estas inservibles disputas entre semejantes nos pongan fin a todos. La cita del poeta y dramaturgo alemán Friedrich Schiller (1759-1805), de que “haciendo el bien nutrimos la planta divina de la humanidad; formando la belleza, esparcimos las semillas de lo divino”, puede ayudarnos a reconducirnos en nuestros pasos. 

Abramos, pues, camino a la novedad, tal vez nuestro propio trabajo personal no tuvo el espíritu humanitario que debía haber tenido. Es cuestión de repensarlo para poder rectificar, o de proseguir en el sueño del artista que todos llevamos dentro. Lo que no cabe en nosotros es resignarse. Somos vida, demos vida pues. Que el aliento es gratis para todos. Requerimos, sin más dilación, el descanso del dolor. ¡Vaya al destierro el sufrimiento injertado entre humanos! Es posible, sólo es asunto de planteárnoslo de corazón.


Aptitud Ante La Crítica

Hace muchos miles de años uno de los factores determinantes en nuestra supervivencia estaba directamente relacionado sobre la opinión que tenía la manada sobre nosotros y nuestra posibilidad de reproducirnos. De ahí que, como mejor nos vea el resto, mejor nos irá. Por lo que nuestros instintos más primitivos nos empujan ha darles demasiada importancia a lo que piensa el resto del mundo de nosotros.

Pero hoy en día, que la gente nos critique, no significa que realmente le importemos. En general, las personas que te critican simplemente hacen eso. Pero no les importa cómo te va y qué haces. Lo que significa que la mejor opción es ignorar estas críticas y seguir haciendo lo que haces. Piensa en esto cuando veas a alguien criticar a otra persona: ¿Crees que la persona que está criticando dejará de dormir por lo que está diciendo? ¿Tanto le preocupa? En pocas ocasiones la respuesta será afirmativa. 

La mayoría de las veces es chismorreo. Y la mayoría de las veces lo hacemos sin que realmente nos importe.


Hay muchas personas que tienen miedo escénico a hablar en público. Es algo habitual. Pero en general, cuando hablas en público, las personas que te escuchan están sentadas. Tranquilas. No tienen ningún tipo de tensión, ni están alertas para reírse y comentar todos y cada uno de los errores que cometes. 

Un buen consejo para relajarse antes de hablar en público es imaginar la sensación que tienen los que están en frente tuya. Si crees que están relajados, probablemente te ayudará a ti mismo a relajarte. Y te lo tomarás con más tranquilidad.

La Buena Disposición


Una buena disposición del ánimo facilita la relación armónica y afectuosa con las personas, al igual que padecer de una mala disposición del ánimo dificulta las relaciones con los demás. Y siendo ambas disposiciones del ánimo tan excepcionalmente importantes para bien o para mal, ¿cuál es la razón de no trabajar por la primera y por extinguir la segunda? Simplemente, porque no se nos ha dicho cómo hacerlo.

Una buena disposición del ánimo impacta en las funciones fisiológicas y mecánicas de nuestro cuerpo: nos sentimos ligeros, nos levantamos y sentamos con facilidad, sentimos gusto por el movimiento corporal, nuestros desplazamientos físicos denotan energía. En cambio, si nos encontramos en una mala disposición del ánimo, nuestro cuerpo lo sentimos pesado, no hay ligereza ni soltura en nuestros movimientos físicos, se nos impone una fuerte rigidez; sentimos incomodidad con nuestras reacciones físicas.

Nuestra mala disposición del ánimo se manifiesta en una languidez de nuestro espíritu. "La pereza, que es una languidez del alma, constituye un manantial inagotable del tedio", escribió Fenelón. La mala disposición del ánimo irremediablemente nos conduce al mal humor, la irritabilidad, y a una visión pesimista de la vida y del mundo. Sobre esto, Goethe escribió una reflexión apropiada al caso: "Sucede con el mal humor lo que con la pereza. Hay una especie de pereza a la cual propende nuestro cuerpo, lo que no impide que trabajemos con ardor y encontremos un verdadero placer en la actividad si conseguimos una vez hacernos superiores a esa propensión" (la propensión al mal humor).

La buena disposición de nuestro ánimo es hermana de la jovialidad, entendida como alegría y una apacibilidad de nuestro ánimo. Estamos joviales cuando vemos que nuestro mundo interior encaja con el mundo exterior, cuando no necesitamos de nada extraordinario para sentir elevado nuestro corazón. Nuestra jovialidad es como un imán que atrae hacia nosotros a muchas personas.

La mala disposición de ánimo es hermana de la tristeza y hermano del pesimismo. De hecho, cuando una persona padece ya de una crónica mala disposición de ánimo, al saludarla con la mano o con un abrazo, sentimos que nuestra energía se vacía. Y en cambio, cuando saludamos a una persona con una buena disposición de ánimo, conservamos nuestra energía, o bien, la incrementamos.

Es absolutamente cierto que un ánimo triste y abatido entorpece las funciones fisiológicas del cuerpo, y es cierto también que la actividad física ligera modifica increíblemente, para bien, el ánimo abatido de una persona.

La persona triste y pesimista tiene estropeada la visión de sí misma y del mundo. Por lo general, se mete en su concha y no quiere salir de ella. El mundo le parece difícil y siente que no embona en él. Todo lo ve negro, complicado, y no se siente capaz de hacer lo que quiere. Se esconde en la resignación y renuncia a los placeres de la vida, los que le parecen inalcanzables. Uno de los rasgos dominantes de estas personas consiste en que se sienten depositarias del dolor, como si fueran las únicas que sufrieran en el mundo; por ello, no son solidarias con nadie, pues nada tienen que compartir, y sí en cambio sienten que son los demás quienes deben acudir en su ayuda
.
La persona jovial se siente con ganas para hacer las cosas, y goza de la íntima seguridad de que puede lograr muchos objetivos que se proponga. En cambio, quien padece de un ánimo triste y pesimista siente en su interior que no puede hacer lo que quiere. Por esto, no le dan ganas de actuar ni de vivir plenamente.

La gana es el deseo, la propensión y la inclinación hacia una cosa. Hacemos algo con ganas cuando actuamos con diligencia y esfuerzo. Y la desgana es todo lo contrario. La persona jovial tiene ganas para muchas cosas, y la persona con desgana carece de apetito por la vida, y por ello, no quiere salir de su coraza
.

No es fácil que una persona con mala disposición de su ánimo pueda dejar la tristeza y el pesimismo como forma de vida. Pero no es cierto, tampoco, que estas personas en muy corto tiempo no puedan lograr extinguir ésta perniciosa disposición de su ánimo. Por lo general, la persona triste y pesimista no se ha dado cuenta de que sus males radican, fundamentalmente, en tres equivocadas distorsiones: a) creen que son incompetentes por naturaleza y que no pueden hacer lo que quiere; b) que el mundo que los rodea no le puede proporcionar lo que necesita, pues su mundo lo ve raquítico y pobre; y c) que su futuro nada tiene que ofrecerle. Estas tres suposiciones son falsas, por supuesto.

jueves, 11 de abril de 2019

Afrontar La Adversidad

Para afrontar la adversidad necesitamos recordar cuál es nuestro sentido vital. Clarificar propósitos y despertar la resiliencia nos ayudará a transitar por este proceso con mejores recursos y entereza.

Todos atravesamos momentos difíciles a lo largo de nuestras vidas. Afrontar la adversidad es algo más que un deseo o un propósito, es una necesidad, una obligación que integrar en la mente y el corazón. Ahora bien, si hay algo que todos sabemos es que aplicar este enfoque y desplegar adecuados recursos del cambio no siempre es fácil.

Las dificultades que nos encontramos en uno u otros momentos de nuestras vidas como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa o la mala noticia de un despido pueden ahogarnos en un océano de malestar. Tanto si lo queremos como si no, nadie es inmune a la adversidad. Ninguno nos encontramos a salvo de los vaivenes del destino, buenos y malos.

Es en estos momentos de adversidad cuando atravesamos emociones muy poderosas como la tristeza, la impotencia, la frustración, etc… Ahora bien, hay un dato interesante que vale la pena tener en cuenta.

En un estudio llevado a cabo por los psicólogos Linley, PA, y Joseph, S. de la Universidad de Warwick, Reino Unido se demostró que las personas capaces de afrontar los momentos difíciles, adquieren valiosos aprendizajes para encarar el futuro con mejores recursos.

“Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”
-Viktor Frankl-

Cuando la adversidad decide golpearnos y experimentamos esas emociones tan poderosas, resulta beneficioso expresar aquello que sentimos. Podemos hacerlo con un familiar o amigo, o a través de la escritura, para llegar a hacerlo cada vez más consciente y poder desahogar esos nudos emocionales.
Si ponemos palabras a cómo nos sentimos, nos será más fácil ir canalizando presiones, miedos, angustias. De ese modo, podremos asociar nuestros pensamientos con los sentimientos de forma rápida y casi simultánea.

Por eso, cuando nuestras emociones sean demasiado negativas, podemos emplear la escritura como medio para expresarlas, librándonos de ellas sin tener repercusiones exteriores.

Expertos en el tema como Scott Barry Kaufman, autor del libro Conectado para Crear, nos explica que hacer uso de la creatividad, es un mecanismo idóneo para liberar emociones. 

Cualquier situación adversa puede ser vista como una interrupción de nuestra trayectoria vital, pero si la relatamos y la expresamos, estaremos más cerca de la posibilidad de aceptarlo y seguir avanzando.
Incluso si tenemos dificultades a la hora de la escritura, también podemos utilizar otro tipo de actividades como la pintura, el baile, el deporte o el teatro… Todos estos tipos de arte son canales para poder llegar a controlar y elaborar lo que sentimos.

Tras esto, podemos poner en marcha todo nuestro propio mecanismo de resolución de problemas, ahí donde utilizar  nuestros propios recursos para avanzar y hacernos paso ante la dificultad que se nos presenta.

Ante una situación difícil hay veces que nos cuesta aceptar que nos está afectando. Todo ello pone murallas a la hora de afrontar la adversidad. Si nos negamos a reconocer lo que duele no avanzamos. De algún modo, estamos obligados a entender que el dolor, es parte del proceso de recuperación. 
Aceptarlo, integrarlo, desmenuzarlo y canalizarlo es parte de todo proceso terapéutico.

Hay que clarificar propósitos, darle un sentido a la vida. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza.


Pensemos en ello. Aprendamos a ser resilientes, encendamos esa fuerza interna para afrontar la adversidad con éxito y sabiduría.

Comportamiento Social

Normas del Comportamiento Social. Los hábitos de conducta social son conservados y trasmitidos de generación en generación. Ellos constituyen modos de actuar, formas de cortesía y respeto, manifestaciones de la cultura que se han acentuado sólidamente en nuestra conducta.

En los lugares públicos, los espectáculos, la calle, los medios de transporte, etc, es necesario observar las normas de convivencia que facilitan y hacen más agradables el trato humano con los que nos rodean. Es en estos lugares donde existe la oportunidad de demostrar que hemos adquirido correctos hábitos de conducta social.

Cuidar las instalaciones escolares, los medios de transporte, lugares públicos, calles y avenidas, parques y jardines, en fin la propiedad social, es una manifestación de desarrollo de la conciencia social y una demostración de los valores educativos que hemos incorporado a la conducta. 

Estos hábitos de conducta son formas de conducirse socialmente y su formación requiere un especial cuidado por parte de los padres, maestros, organizaciones sociales con el concurso entusiasta de los órganos masivos de comunicación e instituciones culturales del país.


Solo cuando logremos la manifestación masiva de estas hermosas formas de conducta social en la calle, en los cines, en los parques, museos, bibliotecas, vehículos públicos, etc por solo citar algunos, podremos afirmas que hemos cumplido con uno de los mas caros objetivos de nuestra educación.


La Era Digital

En los últimos años hemos observado cómo las formas de comunicarse han ido cambiando. Este cambio se debe a las formas modernas que utilizamos para interactuar, entre ellas el Internet. Entre los mecanismos de interacción más comunes ahora encontramos la digital.

Cada día nos damos cuenta cómo la mayoría de procesos pasan a ser digitales, incluso la comunicación. Así cómo la comunicación ha avanzado tanto, así nosotros tenemos que adaptarnos a estos nuevos cambios y acoplarnos a este nuevo sistema de comunicación. Estamos en la era de la revolución digital, de eso no hay duda. No solo nosotros las personas tenemos presencia digital, también diferentes empresas, instituciones, marcas, etc. ahora trabajan en conseguir una mejor reputación digital. La comunicación digital es simplemente la nueva forma de comunicar e informar.

¿Cuándo comunicamos? Siempre, siempre estamos comunicando. En cada conversación, ya sea en persona o digital, desarrollamos el proceso de codificación y decodificación de información. Hoy en día, que las formas de interacción se han vuelto digitales, tenemos que ser más inteligentes y efectivos para comunicar a través de ellas.

En Internet, y como medio de comunicación, se han creado diferentes plataformas para socializar. Hay que aprovechar y sacar ventaja de todas esas herramientas de comunicación y marketing que Internet nos ofrece. Por ejemplo: las redes sociales son herramientas que hasta la fecha han innovado las comunicaciones. Las empresas, las marcas, los políticos, las instituciones y diferentes movimientos tienen presencia en las redes sociales. A través de ellas se envían mensajes publicitarios, contenido informativo, convocatorias, formas de pensar, y hasta cualquier tontería o frase que pensamos y deseamos hacer saber a los demás
.
Según estudios al comportamiento realizados por ComScore, una empresa americana de sombreros blancos dedicada a la analítica de información digital, el número de internautas en Latinoamérica ronda por los 159 millones de usuarios, los cuales  serían relativamente jóvenes tomando en cuenta que el 60% tiene entre 15 y 34 años de edad y cerca del 25% serían mayores de 45 años. El estudio indica que en promedio los latinoamericanos consumen 26 horas mensuales de internet –siendo redes sociales, servicios, entretenimiento, y noticias las categorías con mayor frecuencia-. Cualquier estratega de marketing se da gusto segmentado con estos números. Tomemos en cuenta a las redes sociales, las más visitadas, tienen un uso aproximado de 10 horas mensuales, ¿cuál es la interacción que se da en estos sitios?

Fibertel, una firma argentina proveedora de Internet, informaba también que el 70% de los celulares que se venden en América Latina tienen acceso a Wi-Fi, y como consecuencia, el 38% de las interacciones diarias que se dan en Internet son hechas a través de un smartphone. Poderosa arma es el Internet móvil. Allí pasamos conectados a nuestros perfiles en redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Linked In, Whats App, Snapchat, etc. 

Según su informe hasta Marzo del año en curso: Facebook 1.28 billones de usuarios activos mensuales, Twitter tenía 560 millones, Linked In 240 millones e Instagram 150 millones. Todos estos millones de millones son usuarios, personas, clientes, consumidores, etc. No hay que olvidarnos que detrás de cada mensaje, correo, inbox o DM hay una persona. Debido a la popularidad de estas plataformas digitales, miles y miles de marcas y empresas ahora las usan para comunicar valores, mejorar la atención al cliente y como medio de interacción con los consumidores. Es una nueva forma de mantener las relaciones con los clientes durante el tiempo.


Cada vez que entramos a Internet estamos expuestos a ser objetivo de todo tipo de marca, publicidad, contenido, etc. Cada vez que nos conectamos permanecemos durante un tiempo suficiente para absorber publicidad comercial, política, informativa de manera implícita. Si nos gusta lo que vemos lo demostramos con un me gusta o un favorito o incluso lo compartimos o retuiteamos, interactuando así con la marca, empresa o persona que reproduce el contenido. Esto demuestra la eficiencia de estos medios como herramienta de comunicación y marketing. 

Tratemos simplemente de aprovechar y ser productivos con esta cantidad de tiempo que invertimos en internet, no vaya ser que luego nos falte tiempo para otras cosas más productivas.

La Responsabilidad


Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestros propios actos y de nuestras decisiones.
Somos responsables de lo que hacemos y decimos y también de lo que dejamos de hacer o decir.
Hoy en día se tiende a vivir fuera de todo compromiso, a pasarlo bien, a buscar la vida fácil y nos olvidamos que ser responsables significa tener que rendir cuentas. En nuestro día a día es fácil encontrarnos con personas que actúan según el ánimo del momento, actúan de acuerdo con cualquier capricho, o simplemente pasan de las situaciones que la vida va planteando.

Inmersos en una sociedad que prima la cultura del todo vale, que tan apenas valora el esfuerzo y sacrificio personal y donde el individualismo triunfa sobre la colectividad, el tener sobre el ser, no nos damos cuenta que las consecuencias de nuestros actos nos siguen cual si fueran nuestra misma sombra y al final rendiremos cuentas por lo que hemos hecho o dicho y por lo que hemos omitido.

Es muy frecuente eludir nuestras propias responsabilidades y tratar de culpar a otros.

A veces nos auto defendemos, nos engañamos a nosotros mismos con falsos pretextos, pero por ello no dejamos de ser responsables de nuestros propios actos.

Cómo me gustaría que este concepto de responsabilidad se diera en nuestros políticos. Cómo me gustaría que sus actos, sus propuestas buscaran el bien común en lugar de buscar el confortable sillón dónde dejar descansar sus posaderas.

Sus mítines parecen un mercado donde cada vendedor vocea más alto anunciando su mercancía y poniendo verde al contrario con el único objetivo de llevarse la clientela. Lo malo es que cuando te llevas la mercancía a casa te das cuenta que de las bondades anunciadas nada de nada.

Puestos a soñar me gustaría tener unos políticos responsables que actúen no por obligación, ni por conservar el sillón, si no encontrando en el trabajo que realizan una satisfacción personal que redunde positivamente en el pueblo que los ha votado.

Seguro que nuestra sociedad si funcionara con personas responsables de verdad disfrutaría de un bienestar mayor en las familias, en los trabajos, en la política, en la cultura, en la economía…etc.
¡Soñemos que por soñar no nos cobran impuestos!




miércoles, 10 de abril de 2019

Claridad De Objetivos


Si quieres alcanzar algo importante, tu camino será oscuro, difícil, incierto, incómodo y confuso. La necesidad emocional de obtener claridad y temer lo desconocido es una de las principales causas que llevan a las personas a abandonar sus objetivos / sueños. Intercambiándolos por pretensiones más mundanas y de bajo impacto.

Poseer claridad en objetivos es esencial para la motivación. Consecuentemente, para poder estar automotivado y no detenerte cuando no estés alcanzando tus objetivos, adivina, necesitas claridad. Sin embargo, esto no significa “tenerlo todo claro”. Significa que tienes muy claro cuál va a ser el siguiente paso.

Si estás en el paso uno hacia tu sueño y alcanzar tu sueño está en el paso 50. Lo que necesitas es la suficiente información, recursos, trabajo y consciencia para llegar al paso 2 o 3. Una vez llegues, entonces es cuando te preocupas por recoger más inputs para moverte hacia los siguientes pasos (el uno o el dos). No pienses todavía en esas instrucciones tan lejanas, porque no puedes saber lo que no sabes, ni el desarrollo de las acciones y las consecuencias previas. Cuando llegues al siguiente paso, podrás plantearte nuevas y mejores preguntas, tendrás más recursos. Podrás evaluar mejor qué o quién te puede ayudar a llegar a los pasos 5, 6, 7, 8.

Piensa que estás en busca del tesoro perdido. Y lo que haces es reunir pistas y guía mientras viajas, vives, trabajas. Ese es el proceso y experiencia emocional que requiere perseguir un sueño importante.

Avanzar más rápido
Esto es lo que necesitas si quieres avanzar ahora mismo:
Un punto de partida claro (saber lo que hacer)
Una elocuente y rápida línea del tiempo con las primeras acciones a ejecutar.
Las herramientas y sistemas de ultra productividad adecuados.
Una estructura (humana) de apoyo.

Si tienes estas cuatro cosas, tienes la suficiente claridad – y por lo tanto automotivación – para continuar hacia delante. Si lo haces, expandirás, crecerás y avanzarás, mientras que el resto permanecerá sobrecogido por la distancia entre el punto 1 y el 50. Mientras otros empiezan en bosques profundos con senderos sin camino, tú te podrás mover entre los árboles a favor del viento. Y pronto llegarás al otro lado.


La claridad aumenta con más experiencias, buenas y no tan buenas, eso se traduce en recursos. Y amigo o amiga, los recursos son claridad para avanzar en medio de la incertidumbre y superar cualquier tipo de adversidad.

Quererse A Uno Mismo


Un ingrediente fundamental para poder amar a otra persona es amarnos a nosotros mismos. Nadie puede dar lo que no tiene; así que, si alguien no es capaz de quererse a uno mismo, no puede amar a los demás.

Quererse a uno mismo significa darse la oportunidad de descubrir el gran potencial y la grandeza que llevamos dentro.

Quererse a uno mismo significa ser honestos y comprometernos con nuestra vida.

Quererse a uno mismo significa tener en cuenta nuestras necesidades y respetarnos, aceptarnos y querernos por ser solo quienes somos.

Quererse a uno mismo significa dejar de juzgarnos, de criticarnos, de compararnos con los demás, dejar de exigirnos ser diferentes de quienes somos y romper con la idea aprendida que tenemos respecto a nosotros. Ésta condiciona nuestra vida y nos lleva a vivir desconociendo una parte importante y valiosa de quienes somos.

Quererse a uno mismo significa atrevernos a ser quienes somos, abrazando nuestra realidad aunque a veces no nos guste o no se acerque a lo que queremos que sea, porque acogiéndola podemos atravesarla y trascenderla.

Cuando aprendemos a apreciarnos, buscamos nuestro bienestar y somos capaces de proporcionar bienestar a otras personas. Desde aquí, elegimos para relacionarnos personas que también se aman y establecemos relaciones saludables que nos permiten ser quienes somos y crecer y madurar de acuerdo con nuestro propio proceso, caminando a nuestro propio ritmo.

Cuando aprendemos a amarnos, perdemos el miedo a perder, entonces comienza nuestro crecimiento como personas autónomas:

Amarse es conocerse. No se puede amar lo que se desconoce. Poner conciencia en ese olvido que hemos hecho de nosotros es rescatarnos para la vida.

Amarse es escucharse. Atender y cuidar nuestras necesidades.

Amarse es abrirse. Liberar los condicionamientos que nos mantienen encerrados en nosotros mismos y atrapados en sentimientos caducos.

Amarse es atreverse a ser quienes somos despojándonos de las máscaras que nos hemos colocado para agradar a los demás y conseguir su amor.

Amarse es aceptarse con lo que nos gusta más, con lo que nos gusta menos, con todas nuestras capacidades y también con todas nuestras limitaciones.

Amarse es hacerse responsable de nuestra vida sin echar balones fuera.

Amarse es vivir presentes y conscientes de nosotros mismos.

Estamos en este mundo para ser nosotros, para crecer liberados de nuestros condicionamientos y encontrar nuestro propio sentido, para alcanzar la realización de todo nuestro potencial humano
.
Así que sé como eres, déjate fluir para encontrarte con ese quien eres, ese ser auténtico y maravilloso que vive dentro de ti repleto de posibilidades de ser y que solo puede expandirse si lo acoges, lo aceptas y lo abrazas.

Olvídate de lo que crees que debes ser y solo sé tú mismo, arriésgate a sentir lo que sientes, acepta y agradece tu vida. Limpia tus ojos de ayer y estrena una mirada nueva, deja que resuene en tu interior con toda su fuerza: “Este soy yo y así está bien”.


Es en ese momento cuando uno comprende de verdad lo que significa quererse a uno mismo.

Comunicación Pos Moderna

Parece contradictorio decir que estamos entrado a una fase cultural irreflexiva, ya que nuestra época tiende a ser criticada por su ensimismamiento. No obstante, con frecuencia expresamos nuestro solipsismo de manera externa en vez de explorarlo internamente, con más énfasis en las imágenes que nunca antes. Cuando hay texto, los nuevos medios como Instagram por lo general dejan de lado el papel del lenguaje.

Las selfies son algo muy obvio en este caso particular, pero consideremos un tuit. Su brevedad tiene la longitud perfecta para un aforismo y poco más (a menos que alguien publique una secuencia).

Para cierto porcentaje de la población, los pensamientos que podrían haberse guardado en una época previa a los teléfonos inteligentes —dejando así que se marinaran y quizá se hicieran más profundos hasta que ya no pudieran formularse en menos de 140 caracteres— ahora se expresan en un foro público.

Además, internet suele recompensar la velocidad por encima de cualquier otra cosa, una cualidad que contradice al pensamiento deliberativo, además, nuestra hambre de velocidad va en aumento conforme mejoran las tasas de transferencia de información. En 2006, Forrester Research halló que los compradores en línea esperaban que las páginas web se cargaran en cuatro segundos. Tres años más tarde, el tiempo se redujo a dos segundos. Las páginas web más lentas hacían que muchos compradores buscaran en otra parte.

Para 2012, los ingenieros de Google habían descubierto que cuando los resultados tomaban más de dos quintas partes de segundo en aparecer, la gente buscaba menos, y retrasarse un cuarto de segundo en comparación con un sitio rival puede alejar a los usuarios.

“Eso apunta a que, conforme nuestras tecnologías incrementan la intensidad de la estimulación y el flujo de cosas nuevas, nos adaptamos a ese ritmo”, dijo Carr. “Nos hacemos menos pacientes. Cuando surgen momentos sin estimulación comenzamos a sentir pánico y no sabemos qué hacer con ellos, porque nos hemos entrenado para esperar esa estimulación: nuevas notificaciones, alertas, y similares”.

Esto a menudo se traduce en el discurso que define internet como una demanda de “momentos estimulantes”, inmediatos y superficiales, en vez de juicios sopesados con cuidado, ya sea sobre asuntos serios o triviales.

Carr también señaló los argumentos contrarios: formular pensamientos relativamente simples en internet puede producir otros más complejos mediante intercambios en tiempo real con la gente, y puede que las personas cuyo reflejo es publicar algo con prisa en vez de pensar en ello, tampoco habrían sido los pensadores más deliberativos en una época anterior a los teléfonos inteligentes.
Aun así, Carr considera que nuestro rumbo actual indica “la pérdida de la mente contemplativa”. 

“Hemos adoptado el ideal mental de Google, que consiste en tener una pregunta que se puede responder rápidamente: Preguntas finitas y bien definidas. Perdida en esa concepción está la idea de que también hay una manera abierta de pensar con la que no siempre estamos tratando de responder una pregunta. Estás intentando ir al lugar al que ese pensamiento te lleve. Como sociedad, estamos diciendo que la manera de pensar ya no es tan importante. Se ve como algo ineficiente”.


Carr observó que, durante décadas, la escultura de Rodin “El pensador” (1902) representaba la forma de contemplación más elevada: una figura con un físico imponente que mira hacia abajo abstraídamente, encorvado para bloquear las distracciones, congelado porque es una estatua, desde luego, pero también porque los pensadores serios necesitan tiempo y no se inquietan. 

Es difícil imaginar que una nueva versión posmoderna llamada “El tuiteador” sea tan inspiradora.

El Fruto De Nuestro Esfuerzo


Indudablemente, que tener su propio negocio, disponer de un salario proporcional al esfuerzo y trabajar de forma independiente, son de las mejores formas de ganarse la vida: El primero disfruta con lo suyo, el segundo sabe que a mayor esfuerzo, mayores beneficios, y el tercero dispone del tiempo a su comodidad.

Todos tienen ingresos de acuerdo a sus capacidades, y éste será mayor, cuanto mejor dominen sus respectivas áreas.

A todos debo decirles que gasten en proporción a lo que ganen. Cuando se tiene un buen ingreso se desperdicia más dinero de lo que uno puede imaginarse. Sin convertirse en avaros, deben controlar sus egresos, proporcionándose la comodidad adecuada, y ahorrando el excedente, pudiendo también invertir o reinvertir alguna parte del mismo.


Si tienen empleados, deben de acuerdo a lo que producen, corresponderles con justicia. "Trata a los demás, de acuerdo a como te gustaría lo hicieran contigo", es una herramienta que te conducirá a comprender el sentido de la palabra "Humanidad" “Cultiva las buenas acciones, y mantente en paz con tu conciencia” “Se justo y serás recompensado"

Templanza

El catálogo de las cuatro virtudes cardinales se cierra con la virtud de la templanza. 

También esta virtud supone la justicia y está informada por la prudencia, de modo que, cuando el hombre y la mujer tratan de vivir templadamente, si tal moderación conculca derechos de un tercero o no va dirigida por la prudencia, cabría hablar de rigidez moral o de conciencia estrecha, de desapego o de insensibilidad..., pero no de la virtud cristiana de la templanza. 

Ahora bien, la templanza no es la pura calma ni la simple pasividad, sino la armonía interior, fruto del esfuerzo por disponer rectamente el mundo pasional del hombre.

Es claro que la persona humana ha ser dueña y señora de todas sus potencias y de todos sus apetitos.

Ciertamente, la fortaleza trata de ofrecerle el vigor para que actúe incluso hasta el heroísmo en las dificultades más graves por las que atraviesa; pero la vulnerabilidad del hombre es tal, que a veces no le es fácil superar ciertas circunstancias que conlleva el vivir, pues las pasiones humanas y las tentaciones de los "tres enemigos" son tantas y tan fuertes, que se expone al peligro de sucumbir.


Para evitar tales trances, es deseable precaverse con anterioridad a que esas situaciones hagan acto de presencia. Es aquí donde entra en juego la virtud de la templanza, la cual procura un uso razonable y medido de las cosas y de los placeres para evitar que las pasiones le dominen. De este modo, la fortaleza puede superar más fácilmente las situaciones desesperadas. 

Se trata, pues, no sólo de ser prudentes, justos y fuertes en la existencia personal y en la convivencia social, sino también y sobre todo de tener dominio de la propia concupiscencia, de hacer un uso medido y austero de lo bienes y goces que ofrece la vida y orientar tales tendencias hacia el bien integral de la persona, poniendo orden en su interior.