miércoles, 9 de agosto de 2017

La Paranoia Del Guerrero


Nuestra vida cotidiana está fuertemente influenciada por la ideología de la guerra. Aunque a veces aparecen los combates físicos, en realidad, la mayoría de las veces libramos esas contiendas en la esfera simbólica. Pero no por eso son menos feroces. 

En realidad, en numerosas ocasiones se nos concibe como guerreros que defienden su propia vida y realización personal.

Los patrones del pensamiento occidental gravitan alrededor de ideas como ambición, éxito, autonomía. Se valoran los atributos de los grandes guerreros: fortaleza, valentía, decisión y superación de adversidades. Todo lo que suene a fragilidad es visto con desprecio. Lo malo es que esta forma de pensar tiene un alto precio.

La sociedad actual nos pide que tengamos la piel dura y resistente. Pues según dicen no de otro modo vamos a lograr lo que el mundo contemporáneo nos ordena: tener éxito. Se nos insiste en que el triunfo está reservado para los “fuertes”, aquellos que son capaces de luchar con ahínco por sus metas.

En principio, se insiste en que las batallas se dan no contra otros, sino contra ciertos aspectos abstractos como “la adversidad”, “la voluntad”, “las circunstancias” o conceptos por el estilo. Pero más temprano que tarde, todos esos abstractos toman forma en personas reales
.
Así que finalmente terminamos dando la pelea contra personas con nombre propio o contra nosotros mismos. La adversidad ahora es “el jefe”, o “el prestamista” o, incluso, “el hermano”, “el cónyuge” o “el padre”… Sin apenas darnos cuenta, terminamos pensando y actuando como guerreros hasta en los terrenos que debieran ser completamente ajenos a esa lógica.

La contraparte de vivir como guerreros es que no podemos hacerlo sin incorporar también toda una colección de paranoias cotidianas. En términos generales, la paranoia se define como un miedo frente a peligros imaginarios. Más concretamente, el paranoico inventa persecuciones, complots y daños que existen solo en su mente.

Esas paranoias cotidianas nos llevan a ver un mundo dividido entre amigos y enemigos. Aliados o contradictores. Y puesto que la realidad es visionada con tanta carga de tensión también desarrollamos una fuerte sobrevaloración de la autonomía: lo mejor es no depender de nadie, nunca, para nada.

Hay muchas personas dispuestas a avasallar al mundo con su forma de ser, sus ideas o sus propósitos. Exaltan su yo en todo lo que hacen. Se ponen como ejemplo para todo, quieren ser modelo de algo. El paranoico, de uno u otro modo, se siente el centro del mundo. Por eso imagina que los demás no lo pierden de vista, lo envidian y quieren hacerle daño.

Eso lo lleva a vivir en medio de la zozobra, del miedo… No está en capacidad de construir una relación de afecto genuina con nadie. Esto le aliviaría sus miedos irracionales, pero le resulta imposible bajar la guardia. Un auténtico guerrero nunca lo hace.

Lo malo es que este tipo de paranoias son rentables para la sociedad en la cual vivimos. Llevan a la gente a trabajar doce horas continuas por varios años, si el premio es más dinero o el aumento del estatus social. También permiten que haya competencia entre los trabajadores, antes que solidaridad. Funciona perfecto para una sociedad que necesita producir más para ganar más, no se sabe exactamente para qué. 


La Vida Intensa


Hace un par de días alguien me preguntaba “qué lección me había dado la vida a mí para que la viviera tan intensamente“. Lo único que fui entonces capaz de contestarle es que hoy no sé vivir mi vida de otra manera… y que a la vida misma le gusta y solo entiende que la vivamos así! 

Seguramente no es mérito mío, simplemente procuro en todo momento vivir lo que llega y hacerlo intensamente, como si fuera lo último que vaya a hacer en mi vida! Para el Alma, cada momento es único, mágico e irrepetible, no hay más! Seguramente para llegar hasta aquí y hoy, tuvieron que pasar demasiados años de tránsito, rutinarios, en que mi vida era dominada solo por lo que sucedía a mi alrededor…

Para vivir intensamente la vida no debo hacer más que poner todo mi empeño en hacer realidad mis sueños… y luego dejar que la vida haga el resto y me traiga lo que ella considere mejor! Si, en cambio, me resisto a ello, lo único que obtendré es infelicidad, comparando todo aquello que deseo con lo que al final obtengo de ella! Acepto simplemente que mi Alma y la vida saben más de mí que yo mismo… y espero con ilusión todo lo que llega, sin resignación e intentando en todo momento sacar partido a lo que vivo a cada instante! Al fin y al cabo, no he logrado más que actuar como lo hace cualquier recién nacido… aunque hoy con plena consciencia de ello!

Es verdad que siempre he tenido el don de fijar mi atención y enfocar mi sensibilidad en todo aquello que me rodeaba. Pero también lo es que la atención mental es dirigida a lo que quieres ver, es decir, que sesga la realidad en toda su amplitud, a su antojo! Y, debo admitir que, durante demasiados años, mi atención mental estaba orientada a ratificar mis sombras y, como consecuencia de ello, a obviar la luz que había a mi alrededor! Y ni que decir tiene que la vida no me decepcionaba en mi propósito de ser infeliz y validar mis sombras, ofreciéndome todas las circunstancias propicias para seguir siendo infeliz en la oscuridad! La vida es obstinada cuando quiere darnos todo aquello que perseguimos en la vida o que creemos merecer…

Pero también es obstinada cuando cambiamos nuestra visión y elegimos ver luz y ser felices! Ese día, sin cambiar la vida en sí, empezamos a ver con el corazón y aprendemos a saber encontrar, ver y vivir la felicidad, propia y ajena! Y, día a día, se va haciendo el hábito, día a día vamos aprendiendo a tejer nuestra felicidad… aquella que tantas veces antes solo habíamos soñado!

Y, mientras creíamos que solo era posible soñar con la felicidad, la vida nos obsequiaba con muchos sueños felices… y poca feliz realidad! Pero, llega ese día en que te das cuenta de que los sueños son una pista inconfundible de todo aquello que requieres en tu vida para ser feliz! 

Y, si eres capaz de sentirlo así y, además, tienes el valor de hacerlo realidad, la vida y la manera de vivirla empiezan a cambia.


Convicciones


“La fe es la certeza[a] de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:1 (LBLA)

Los diccionarios generalmente definen  la convicción como una creencia fija o fuerte. La convicción es mucho más que eso. Tus convicciones son tus valores, compromisos y motivaciones.  

Me gusta la definición de convicción que una vez oí del gran maestro de la Biblia Howard Hendricks: "Una creencia es algo sobre lo cual discutirán. ¡Una convicción es algo por lo que morirán!"  

Nuestras convicciones determinan nuestra conducta. Nos motivan a adoptar una postura y a actuar conforme a nuestros valores.

Cuando te conviertes en Cristiano, a menudo haces cosas simplemente porque otros cristianos a tu alrededor las sugieren o las modelan.  Tú puedes orar, leer la Biblia y asistir a los servicios porque ves los ejemplos de otros.
  
Esto está bien para un cristiano nuevo; los niños aprenden del mismo modo. Sin embargo, a medida que creces, eventualmente debes desarrollar tus propias razones para hacer lo que haces. Esas razones se convierten en convicciones. 

Las convicciones bíblicas son esenciales para el crecimiento espiritual y la madurez. Lo que hoy es irónico es que las personas a menudo tienen fuertes convicciones sobre temas débiles (fútbol, moda, etc.) mientras tienen convicciones débiles sobre grandes temas (lo que es correcto y lo que está equivocado).


martes, 8 de agosto de 2017

Cuando Todo Parece Gris


Cuando sientas que la vida no te recompensa
por todas las cosas que has hecho
solo mira al cielo y aprecia su inmensa belleza.
Cuando todo te parezca gris
y no encuentres como ponerle color a la vida
mira los seres que te rodean
y piensa en los matices coloridos que te ofrecen.
Cuando sientas que se te viene el mundo encima 
piensa en las cosas que tienes por hacer
respira profundo y vuélvelo a intentar.
Cuando te sientas solo y sin ánimos
recuerda que hay un amigo 
que como tu sombra siempre esta ahí
aunque a veces no lo veas.
Y si alguna vez dudas de tu existencia
recuerda que Dios tiene mucho que regalarte
y solo tú decides si lo aceptas o no.
Recuerda la vida no te golpea,
¡Solo tú decides si fracasar o ganar!

Solo piensa en las cosas buenas que hay para ti y en las personas que te quieren y siempre están a tu lado. No lo olvides.
Colaboración de Abraham Rojas


Memoria E Identidad


Nuestra identidad está construida a partir de las historias, experiencias y valores que hemos ido incorporando desde nuestra niñez; es decir formamos nuestra identidad en base a recuerdos y experiencias.

Nuestra mente va juntando eventos aislados y los agrupa como escenas en una película, de esta manera empieza a darle una forma a nuestra identidad.

Cuando construimos una historia sobre nuestra identidad, solemos dar mayor énfasis a los recuerdos que van acorde a la historia que estamos construyendo, dejando atrás muchos otros recuerdos.

Esto suele ser positivo pues nos permite saber cómo normalmente reaccionamos y tener la sensación de que nos conocemos, sin embargo nos juega en contra pues restringe nuestra capacidad de elegir cómo reaccionar.

En cada recuerdo que tenemos hay diversas historias que se perdieron, lo importante es saber elegir qué recordar y que puntos dejar pasar, qué historias vamos a remarcar y guardar para un futuro.

Detrás de una historia de abuso sexual hay una historia de resistencia, detrás de una depresión hay una historia de emociones y sentimientos, detrás de una historia de trauma hay una historia de supervivencia y así sucesivamente con cada recuerdo.

Poder elegir las historias que nos contamos sobre nosotros mismos nos abre posibilidades, pues nos permite elegir nuestras formas preferidas de estar en este mundo y esa liberta no tiene precio.
Como dijo Proust:
“El descubrimiento no es ver otros mundos, sino cambiar los ojos”.

Construir la esencia de nuestra identidad resulta cada vez más complejo, al vivir en el mundo de la sobreinformación, donde los estímulos y mensajes contradictorios son constantes.

Para no sobrecargarnos de información disponemos del mecanismo de defensa de la introyección, que consiste en la incorporación automática de aquello que recibimos del entorno, sin que haya ningún tipo de criterio personal.

La introyección es algo que en mayor o menor grado todos estamos expuestos a experimentar, de hecho en cierta medida es necesario, como ahora veremos; el problema recae cuando este mecanismo se apodera de nosotros.

En nuestro día a día para integrarnos en sociedad estamos expuestos continuamente a acatar normas, leyes, comportamientos, ideas, creencias y patrones de conducta. Desde que somos niños nos han ido inundando con toda clase de estos elementos.

Ya en un entorno familiar hemos recibido mensajes de todo tipo, que a día de hoy, resuenan en nuestras cabezas y cuando no acatamos estos mensajes nos sentimos culpables.

Hemos integrado mensajes transformados en mandatos sin digerirlos, sin haberlos asimilado, ni haberlos pasado por nuestro propio criterio personal.


lunes, 7 de agosto de 2017

Niveles De Conciencia


“Si aumentas la conciencia, los cambios en tu vida vienen solos”

Vivir las crisis con plenitud es posible, afirma Jon Kabat-Zinn, promotor del mindfulness en occidente. Es más, según dice, si aumentamos la conciencia, los cambios en nuestra vida vienen solos.

Pero no se queda en una afirmación vaga e imprecisa, sino que este investigador lleva años dedicando su vida a evidenciar científicamente algo que la experiencia humana reconoce desde hace años: la exploración, la introspección y la conexión profunda nos ayudan a generar cambios duraderos.

Así, según afirma en una entrevista concedida al periódico español de La Vanguardia, gracias al mindfulness o, lo que es lo mismo, la conciencia plena, logramos prestar atención de manera activa al momento presente sin juzgar.

A través del desarrollo de esta capacidad logramos abrazar la realidad de las cosas, lo cual resulta curativo y transformador a todos los niveles, ya que incluso se produce una transformación neurológica.

Podríamos decir que la atención plena propone aumentar nuestra consciencia para lograr un cambio de actitud, de perspectiva y de vida. No nos dicen que nos enamoremos de la vida, sino que la aceptemos y la experimentemos como tal.

Este es un enfoque novedoso porque prácticamente la totalidad de nuestras disciplinas sanitarias de occidente están orientadas a la eliminación de los síntomas, al alivio de la incomodidad, a la destrucción del caos y a la necesidad de “normalidad”.

Sostener la experiencia desde la presencia
En la escuela nos enseñan a pensar para resolver pero, sin embargo, la atención plena busca que simplemente se experimenten las vivencias para lograr el cambio o la profundización en lo que es uno mismo y en lo que hay a su alrededor.

Los cambios neurológicos tras el entrenamiento adecuado en mindfulness se producen en regiones relacionadas con el aprendizaje y la memoria, las cuales se ensanchan. Concretamente, la amígdala se refuerza (recordemos que esta es la centinela de nuestras emociones, pues se encarga de reaccionar ante las amenazas y de avisar al resto de nuestro cerebro).

¿Cómo podemos conseguir todo esto a través del mindfulness? ¿Cuál es la verdad que trasciende a ello? No hay respuesta para esto. Simplemente se trata de dejar de vivir dormido y comenzar a estar despierto. Sin hacer nada ni intentar cambiar, solo meditando y haciéndonos conscientes (algo que, sin duda, requiere mucha disciplina).

Así, por ejemplo, si abrazamos los pensamientos negativos que nos hacen entrar en una espiral dañina, impediremos que estos sigan reproduciéndose. Es obvio que no todo es bello en la vida, simplemente tenemos que aumentar nuestra conciencia para dejar de alimentarlo.


Porque una mente distraída es una mente infeliz. Solo si conjugamos y reunimos todo en uno, lograremos salud, bienestar y sabiduría. Porque “el cultivo de la atención plena es un acto radical de cordura, amor y compasión por uno mismo”.

El cerebro Y Las Emociones


Como seres emocionales, no podemos negar que los sentimientos determinan nuestra conducta, de la memoria a la toma de decisiones, y como animales sociales necesitamos de nuestra capacidad de empatía para vivir en comunidad.

Esta base de conocimiento sobre uno mismo, sobre el cerebro, permite al ser humano saber que su manera de pensar está condicionada por su manera de sentir, lo que le posibilita para actuar sobre las ideas tóxicas, y con ello, vivir mejor.

El bienestar es un objetivo que depende de comprender que el cerebro ha desarrollado, a lo largo de miles de años, un sistema de toma de decisiones que en ocasiones es racional, pero que la mayoría de las veces es automática. Si no fuera por ese modo automático no podríamos sobrevivir, porque tomamos decisiones a diario, y no podemos sopesar pros y contras de todas ellas.

Previamente a la conceptualización y diferenciación entre estas entidades, será bueno aclarar que la sensación, la emoción y el sentimiento son términos que pueden ser fácilmente confundidos debido a que, coloquialmente se suelen emplear indistintamente, sobre todo los vocablos emoción y sentimiento.

El pensamiento (o cognición) es un fenómeno psicológico racional y complejo que expresa la capacidad mental que todos los seres humanos tenemos para ordenar, dar sentido e interpretar la información disponible en nuestra mente de la realidad percibida, y a partir de ello crear nuestros conceptos. Dependiendo de la interpretación o del sentido otorgado a los pensamientos, éstos podrán conceptualizar nuestra experiencia o realidad de un modo o de otro, e incluso activar determinados sentimientos.

El arte de vivir lleva al ser humano a relacionarse con sus pensamien­tos y sentimientos en forma activa y deli­bera­da. No está a merced de pensamientos y senti­mientos que lo dominan sino que, por el contrario, se dedica metódica­mente a conocer y armonizar su modo de pen­sar y de sentir.

Si bien la manera de pensar y de sentir está deter­minada en gran parte por la herencia y el medio, dentro de cualquier corriente de ideas y en cualquier medio la calidad de los pensa­mientos y sentimientos de un indivi­duo depende de su grado de concien­cia.

Cuanto menor es el grado de conciencia, más se identifi­ca uno con las corrientes mentales de su me­dio y más subordi­nada está su mente a sus impulsos, pasiones y deseos. En esta situación la propia vida se determina por pensamientos y sentimientos que no se eligieron ni se pueden controlar. Uno los defiende tenazmente, sin siquiera considerar si reflejan lo que en verdad cree y anhe­la.

Sentir y pensar de acuerdo con los condicionamien­tos sociales y los instintivos determina una larga etapa del desen­volvimiento humano y produce ignorancia, luchas, encono y dolor.

A pesar de que los pensamientos y los sentimientos están íntimamente ligados, su relación no siempre es armónica, sobre todo cuando los impulsos instintivos y los pensamientos egoístas mueven al ser humano en sentido opuesto al ideal que vislum­bra en sus mo­mentos de mayor comprensión.


Lengua Y Cultura


Si sabes más de un idioma, no necesitas que un lingüista te diga que el lenguaje moldea la manera en que ves el mundo. Cada idioma es una suerte de carrete que traduce el mundo de cierta manera. Por eso la extinción de un idioma es la extinción de una parte de la realidad. Pero más allá de ello, se cree que si hablas alemán, por ejemplo, podrías ser un poco más pragmático, si hablas francés, un poco más emocional, y así con cada uno. Te sorprenderá saber qué tan distinto es un cerebro dependiendo de en qué idioma hablen tus pensamientos.

En español hay dos distintos artículos determinados para referirse a un objeto, dependiendo si es masculino (el) o femenino (la), también existe el artículo neutro, pero se usa para referirse no a objetos, sino a cualidades de las que se pretende teorizar ("lo bello", "lo útil", etc.); en alemán hay tres (masculino der, femenino die, neutro das). Ahora, se ha propuesto que estar forzado a asignar un género a todos los objetos le da más importancia, en la mente del hablante, al sexo de las personas de lo que tendría si fuera neutro. En países donde la lengua dominante emplea un sistema de identificación genérica basado en el sexo, la participación femenina en la fuerza de trabajo se reduce alrededor de 12 por ciento; mientras que en países donde la lengua usa un sistema no sexual, la participación femenina de hecho aumenta un poco, en un 3 por ciento.

Pensar en una lengua distinta a la natal te fuerza a tomar mejores decisiones
Investigadores de la Universidad de Chicago encontraron una buena manera de pensar lúcidamente a la hora de tomar decisiones. La lengua madre puede estar repleta de emocionalidades adheridas a las palabras o las ideas, por lo tanto, si no estás seguro de que tu decisión puede estar intervenida por estos factores, trata de pensar en ello en una lengua extranjera. Lo que los investigadores piensan que pasa cuando hacemos esto es que traducir tu proceso mental a un segundo idioma te fuerza a  depender de la cognición analítica y fría, en lugar de en la cognición caprichosa y emocional.

Quizás los bebés no sean capaces de hablar hasta después de gatear y caminar por un par de años, pero aprenden su idioma mucho antes que eso. Un estudio ha demostrado que los bebés, de hecho, aprenden el idioma de sus madres mientras aún se encuentran en la matriz. ¿Cómo pueden saber eso? Porque cuando nacen lloran con acento.

En el estudio realizado, los investigadores escucharon a 60 niños franceses y 60 alemanes, y ambos grupos revelaron entonaciones claramente distintas a la hora de nacer. Los franceses, como es de esperarse, lloraban con acento gutural, y los alemanes con acento duro y áspero. Eso es porque cada lengua tiene su serie única de entonaciones, llamada prosodia. La prosodia de tu idioma está tan arraigada a ti, incluso desde antes de nacer, que entender otras lenguas puede ser muy difícil. El sarcasmo es buen ejemplo de esto.

Normalmente sabemos cuándo un enunciado es entregado de manera sarcástica en nuestro idioma. Y podríamos pensar que es lo mismo en otras lenguas, pero no es así. Las marcas acústicas del sarcasmo, aunque consistentes en todas las lenguas, suenan completamente distinto en cada una.

Recientes estudios han sugerido que el lenguaje puede actuar como una especie de máquina cultural que enmarca tus percepciones en una ideología determinada. En otras palabras: el “cambio de marco”, como lo llaman algunos psicólogos, es la habilidad de ponerte en los zapatos culturales de alguien más sólo con hablar su idioma. Un ejemplo de ello es un experimento que se llevó a cabo con participantes árabes israelíes que hablaban tanto árabe como hebreo (dos culturas que han tenido bastante animosidad entre ellas a lo largo de los años). 

Cuando el examen se les dio en árabe, los participantes escogieron nombres judíos como intrínsecamente negativos, pero este efecto desapareció cuando el examen estaba en hebreo.
Considera los tiempos pasado, presente y futuro. La diferencia entre “Lucía está regando sus plantas” y “Lucía va a regar sus plantas” tiene implicaciones explícitas acerca de qué tan lejos está Lucía de regar sus plantas. Esa es información necesaria, pensaríamos. Pero puede ser sorprendente que otras lenguas no tienen tiempo verbal futuro y funcionan de maravilla. En Mandarín, por ejemplo, está bien decir algo como “Lucía plantas regar”.

Resulta que los hablantes de estas lenguas atemporales toman mejores decisiones que los demás, acerca de casi todo. Un estudio de Yale Business School analizó data de 76 países y se enfocó en cosas como ahorro de dinero, fumar y hábitos de ejercicio. El increíble resultado fue que en las culturas donde la gente habla un idioma sin tiempo futuro, las decisiones económicas eran generalmente más sanas. De hecho, encontró que los hablantes de inglés y español, que tienen tiempo futuro, tendían a ahorrar 30% menos que los atemporales. Se piensa que los hablantes de tales idiomas ven su vida menos como una línea de tiempo que como un todo. De esta manera están automáticamente más conscientes de cómo sus decisiones afectarán su vida entera.


La Buena Fe


Antes de definir el significado de este concepto deberemos explicar lo que implican las dos palabras con las que se halla construido: buena y fe.

Bueno, del latín bonus, es un adjetivo que señala aquello que posee bondad y que resulta encantador, atractivo, apetitoso o conveniente. La persona buena, en este sentido, evidencia una predisposición a realizar el bien, mientras que las cosas buenas son las que superan lo frecuente u ordinario. Cabe destacar que la noción de bueno es tautológica, ya que bueno es lo que está bien y se define en oposición a lo que está mal.

Fe por otra parte, deriva del latín fides y nombra al grupo de las creencias de una persona o de una colectividad. La fe también es el concepto favorable que se posee de un individuo o de una cosa; la confianza; y la afirmación de que algo tiene certeza. por otra parte, deriva del latín fides y nombra al grupo de las creencias de una persona o de una colectividad. La fe también es el concepto favorable que se posee de un individuo o de una cosa; la confianza; y la afirmación de que algo tiene certeza.

Se conoce como buena fe a la integridad y la honestidad en el comportamiento. Quien actúa con buena fe, no pretende hacer el mal: si se equivoca o termina dañando a alguien o algo, no habrá sido con dicha intención.

En el derecho, el principio de buena fe está vinculado a la certeza que uno tiene respecto a la veracidad o a lo correcto de algo. La buena fe requiere honestidad en el vínculo con las partes que intervienen en un contrato.

Cuando una persona vende algo y se firma un contrato que detalla las características y condiciones de lo vendido, no debe faltar a la verdad ni tratar de engañar al comprador. Se espera, por lo tanto, que lo declarado sea de buena fe. Si un individuo vende una casa que tiene problemas en los cimientos y no lo dice, estará actuando con mala fe.

Se trata de un principio constitucional que exige a las leyes y las autoridades públicas de un lugar a que presuman la buena fe en las acciones de los ciudadanos y a su vez, que quienes dirigen el rumbo de las sociedades actúen procurando hacerlo con intenciones buenas.

Este principio ocupa un lugar fundamental desde los orígenes de la constitución del derecho y es una de las reglas principales que vela por la seguridad y la justicia. Si se ha cometido un delito, el jurado debe apoyarse en las pruebas para comprobar si el acusado ha actuado con conocimiento de causa, es decir deseando hacer el mal. Hasta que no se pruebe lo contrario, el jurado debe pensar que no ha habido intención de cometer delito, confiando en la buena fe del delincuente.

Aun si todo indica que el delito ha sido premeditado con saña, hasta que no se demuestre lo contrario, el jurado debe presumir la buena fe del acusado porque la ley así lo obliga.

Una vez que se presentan las pruebas y que se descubren las malas intenciones del acusado, recién entonces, puede dejarse a un costado este derecho y puede procederse a efectuar una sentencia acorde al delito cometido, el grado de presunción y demás aspectos que se han analizado con especial detenimiento.



domingo, 6 de agosto de 2017

El Camino Al Éxito


Ser valiente es tener el coraje de superar aquello que tenemos delante, es la oportunidad de afrontar esa situación que la vida nos ofrece, o que nosotros hemos elegido.

Ser valiente es una elección consciente, de poner a prueba nuestras capacidades, nuestros límites y bloqueos. La valentía es un reto al que nos exponemos para crecer, aprender y superarnos.

Es valiente aquella persona que reconoce sus miedos y los supera.
Para ser valiente, lo primero es reconocer nuestros miedos.

No existe la valentía si antes no hemos reconocido el miedo ante esa situación en la que hemos decidido ser valientes. Cuando no reconocemos el riesgo de una situación, y no reflexionamos 
acerca de sus consecuencias, podemos ser temerarios, pero no valientes
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Cuando hacemos algo, porque sabemos hacerlo y lo tenemos bien dominado, seremos expertos, profesionales o estaremos bien entrenados, pero tampoco seremos valientes por eso.

Para ser valiente, siempre reconoceremos el miedo de esa decisión o situación, sus peligros, riesgos y amenazas y, a pesar de ellas, decidimos afrontarlo, y tener el coraje de exponernos, correr riesgos y esforzarnos al máximo para que salga bien.

Ser Valiente, es decidir superar tus miedos. Cuando no afrontas tus miedos, no los superas, te bloqueas, te quedas quieto y no haces nada, la valentía es sustituida por la cobardía.

Aprovecha la oportunidad y demuéstrate a ti mismo que también puedes ser valiente.
El éxito es la recompensa de las personas valientes, de quienes se atrevieron a vencer sus limitaciones, y corrieron riesgos.

La persona valiente elige el camino del éxito, ya que mientras el miedo nos paraliza, la valentía nos pone en marcha, nos permite superar obstáculos, buscar soluciones, ser creativos y no parar hasta conseguir nuestros objetivos.



Ilusiones: Ese Tesoro Oculto


Rulfo se preguntaba: “¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido”. Tener ilusión es uno de los motores de nuestra existencia. Y la ilusión está estrechamente unida a los sentidos. Es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo.

Ilusión es una palabra que procede del latín ilusionis y significa engaño. Porque así es la ilusión, es ese don que tenemos los seres humanos para creer en aquellas cosas que no vemos, pero que nos ayudan a vivir.

“No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo que sería?”
–Ramón de Campoamor-

Por qué es tan importante tener ilusión
La ilusión está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, nos sentimos plenos y motivados. Nuestra mirada cambia. Nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos da fuerza.

Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.

“Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina.”
-Gilbert Keith Chesterton-

Renovemos nuestras ilusiones
La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Sin embargo, con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando.
Esta sensación está asociada a la experiencia. Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso no solo hay que tener ilusiones, sino que hay que renovarlas para que no se agoten.

El problema de las ilusiones llega cuando no sabemos conformarnos, es decir, cuando construimos nuestro objetivo sobre expectativas de las que dependen directamente nuestra felicidad o nuestra autoestima y que, si no las conseguimos, nos hacen sentir mal. Por eso debemos motivarnos, ilusionarnos sin despegar mucho los pies del suelo.

La ilusión conecta con los sentimientos más positivos del ser humano y es contagiosa. Recurrimos a ella para sentirnos mejor, para alcanzar algo que nos hace feliz. Eduardo Punset argumenta que “en el hipotálamo del cerebro está lo que los científicos llaman circuito de la búsqueda. 

Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, solo se enciende durante la búsqueda y no durante el propio acto. 

En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad”.



Percepciones


Son tiempos difíciles, donde el sexo, la política y la religión se mezclan sin un sentido claro para decir que la libertad de las personas está por encima de cualquier dogma, ley o imposición, convirtiéndose los defensores de esta libertad en dogmáticos doctores de la ley que acaban matando toda ilusión.

Vengo de tiempos pasados en los que la educación y la “titulitis”, igual que ahora ,eran cosas muy importantes y que imprimían carácter a aquel que era licenciado o doctor, pero en mi pueblo, en una pequeña taberna, conocí, y no porque me relacionara con ellos pues esto sucedió cuando yo tenía una tierna edad, a catedráticos, médicos, ingenieros agrícolas, agricultores, trabajadores de varios oficios, músicos, gente de derecha y de izquierdas, socialistas y comunistas, que convivían y charlaban alrededor de una botella de buen vino clarete.

¿Qué ha pasado que después de tantos años hay tanto odio? No se arregla el mundo con odio sino con ideas claras, haciendo autocrítica de nuestros actos y crítica de los actos de los demás, porque en la crítica está el separar la paja de la mies, la verdad de las medias verdades.

Las diferencias que puedo tener, y de hecho tengo, tanto con los partidos tradicionales como los nuevos son innumerables, porque no son tan nuevos como parecen por un lado e ideológicamente están indefinidos por otro, pero todo lo nuevo necesita un tiempo para asentarse en el espacio que le corresponde y solo el tiempo da esa mesura, que poco a poco hemos ido viendo en una formación, 
sobre todo en algunos de sus dirigentes, pero esas percepciones son bastante viejas y no ayudan a avanzar hacia un futuro más próspero y mejor.

Tener coraje no es ausencia de temor, sino más bien considerar que aquello que deseamos alcanzar es mucho más importante que el temor que sentimos.

De soltar los miedos y dejarlos ir para dar paso a todo aquello que anhelamos en la vida, y para ir en busca de aquello que amamos es necesario estar abierto a los cambios.

La vida es una eterna elección y los deseos más profundos que residen en nuestro corazón están allí para ser realizados.

Siempre se corre riesgos, pero es parte de esta historia, nuestra historia, nuestra vida.
No podemos evitar las penas o el dolor, si podemos evitar quedar atados a una pena.

De eso se trata la vida, de vivir en plenitud cada sentir, de no ser meros espectadores, sino de ser protagonistas de aquellos que hemos elegido amar. y se corren riesgos, pero vale la pena haberlos corrido si al mirar atrás ves dos pares de huellas que hicieron camino al andar, y sentirás plenitud al saber que has amado y te han amado. y es que cuando amas, entonces anhelas, abrazas a la vida, también lloras, lloras ausencias, lloras caricias, lloran tus necesidades, necesidades de sentir.

Hugo W Arostegui


El Valor De La Experiencia


Todos los días adquirimos conocimientos nuevos. No me refiero a los avances tecnológicos, sino a la capacidad que tenemos de aprender de las experiencias, situaciones, errores, fracasos y hasta de los triunfos.

El mundo en el que vivimos es un gran salón de clases; y aunque a muchos no les haya gustado ir a la escuela, el colegio de la vida siempre estará ahí.

Un título universitario es sólo un papel y de nada sirve que tengas toda la teoría si no tienes la práctica, por lo mismo algunas personas tienen desde muy jóvenes la convicción de trabajar para adquirir experiencia, desde el inicio o antes de la universidad.

El campo de la vida siempre nos dará experiencias y eso es lo que nos convertirá en expertos en el área que nos apasiona. Aprender es parte de crecer y madurar; así como de niños aprendimos el abecedario, cuando nos convertimos en adultos empezamos a vivir cosas diferentes y más complejas. Para muchos es difícil aprender algo de una mala experiencia, tal vez porque creen que sólo de las cosas buenas se saca una buena lección, pero no siempre es así.

Actualmente con tanta información terminamos saturados, sin embargo siempre es bueno volver a lo básico retomando lo valores y la sencillez de la vida. Nadie nace con un manual de instrucciones y sabiendo todo, aquí estamos para aprender y compartir y no tiene nada de malo decir que no sabemos algo. Lo importante es investigar y no quedarnos sin saber las respuestas.

Cuando se acercan a pedirme algún consejo y a preguntarme cómo he aprendido lo que sé acerca de las Relaciones Públicas, siempre les respondo que mis grandes maestros en esta vida han sido mi padre, mi familia, mi pareja, mis amigos, los libros, las experiencias, los tropiezos, los desafíos, las adversidades y la vida misma, seguido de la pregunta: ¿Y para ti, cuáles son o han sido tus grandes maestros?


Para cerrar quiero compartirles esta reflexión: Un marinero no se convirtió en el mejor navegando en un mar tranquilo, al contrario, las tormentas que venció durante la travesía lo llevaron a ser un gran lobo de mar. Aprovecha y agradece todas las tormentas que se atreviesen en tu vida.  

Nos Parece Difícil Hasta Que Lo Hacemos


Para algunos, la filosofía parece difícil porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, y genera a veces más dudas que respuestas.

Hay una razón por la que la filosofía resulta particularmente difícil: en ella se formulan preguntas inquietantes para las cuales no siempre hay respuestas definitivas. Por esto, la filosofía consiste básicamente en aprender a pensar y no en memorizar, ni repetir lo que otros han dicho. La consecuencia de esto es que al poner en obra la reflexión filosófica, nos arriesgamos a cuestionar incluso aquellas creencias y opiniones que consideramos más sólidas.

En síntesis, para algunos la filosofía parece difícil porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, ofreciendo a veces más dudas que respuestas. Hacer filosofía, por tanto, implica someterse a la duda profunda reconociendo la propia ignorancia.

El filósofo británico Bertrand Russell decía que algunas ideas filosóficas pueden ser fáciles de enunciar, pero que es difícil llegar a ellas con seguridad y comprender plenamente lo que significan. Lo cierto es que no se puede entender una respuesta si antes no se ha comprendido bien la pregunta.

Otra notable razón de la dificultad de la filosofía se deriva de la peculiaridad de su lenguaje. La filosofía no se ocupa de objetos corrientes; de ahí que su lenguaje no sea el lenguaje común. Los conceptos filosóficos encierran su propia especificidad y su propio rigor, ambos necesarios para la exposición teórica de sus indagaciones. Al igual que las ciencias y los saberes particulares, la filosofía exige la apropiación de sus nociones y categorías, las cuales por lo general suponen un considerable grado de abstracción y de generalización.

No te inquietes si no puedes responder en un momento preciso alguna pregunta que te hayas puesto, las vivencias personales, lo visible a los ojos, lo invisible, lo imaginario, tu roca, en lo que te fundamentas, en lo que crees, te ayudara, en  algún momento a responder esas preguntas, la ignorancia.

- Un pequeño ejercicio para ti, filósofo principiante:

Piensa en que te gusta hacer, y en lo que no te gusta hacer. Piensa en lo que te gusta comer, y en lo que no. Piensa en que te gusta practicar, y lo que nunca practicarías  Piensa en lo que te gusta charlar, y en que no te gusta charlar. 

Piensa en tus gusto, tus disgustos, en lo que te apasiona, y respondiendo estas cosas, tendrás una idea de quién eres verdaderamente, para este ejercicio, tus amigos(as) y tu familia te pueden ayudar, ya que son ellos quienes te observan a diario
.
Y con estas preguntas que son fáciles  con el tiempo, te iras haciendo preguntas más complicadas, y más complicadas, y más complicadas, que si podrás responder, y veras que la filosofía se trata de esto, de hacer muchas preguntas, que muchas veces, no tendrán una respuesta fija.


Hugo W Arostegui

sábado, 5 de agosto de 2017

Diferencias


¿Qué es lo que más nos separa a unas personas de otras?
No es tener un rostro diferente, o una altura diferente, o una complexión más fuerte o menos atlética.
Esto es sólo una cuestión de proteínas.

Tampoco es saber o no tocar el piano, jugar al tenis o pilotar un avión.

La verdadera diferencia que nos separa a unas personas de otras está  en el cómo nos enfrentamos a cada hecho que nos va ocurriendo a lo largo de nuestra vida
.
Tanto en lo más cotidiano, como en lo más excepcional.

Quizás esto sea también uno de los determinantes más importantes para medir el “grado” de felicidad de cada uno de nosotros.

Nos sentimos más o menos felices ante todo lo que nos va ocurriendo cada día dependiendo de cómo lo vivimos, de cómo lo interpretamos, de cómo ponemos nuestra disposición mental al servicio de los diferentes hechos o vivencias.

Este es el verdadero factor variable intrapersonal, que no sólo cambia de persona en persona, sino también en una misma persona dependiendo del momento en el que se encuentre.

Se trata de la visión momentánea que una persona tiene ante el análisis retrospectivo de algo que le ha pasado ya,  que le está ocurriendo en ese momento o que le espera en el futuro.

Pero claro, como es sabido, está basada en la interpretación que en ese momento se está haciendo 
de la realidad que le acontece.

Por lo tanto, la buena noticia, es que puede modificarla simplemente cambiando su propia  interpretación de dicha vivencia.

Aún a riesgo de ser demasiado simplista, creo que lo que realmente nos diferencia a las personas, se puede reducir a tres elementos fundamentales, todos de origen interpretativo:

1.- Tener o no una disposición mental  esperanzada ante las dificultades que suceden.
2.- La decisión de aprender de todo. 
Tanto de lo que nos produce gozo, de lo bueno, como de lo que nos genera malestar, nos enturbia, o nos produce vértigo.
3.- La capacidad personal para cambiar la perspectiva de las cosas, de los hechos, de las vivencias, es decir, el darnos el permiso o no para cambiar de punto de vista.

Destacamos entre estos puntos, ya que está contenido en estos tres fundamentos anteriores, los siguientes elementos:
a) El cómo sentimos apego ante ciertas estructuras, cosas, personas, …
b) La rigidez con la que vivimos para cambiar o no antes los conceptos aprendidos y convertidos en prejuicios.
c) El desprecio a las ideas ajenas.
d) La intolerancia con lo diferente.

Opino, no sé sin  o con razón, que nos sentimos más felices cuando aprendemos a no querer tener siempre razón.

Y creo que eso nos da la fuerza necesaria para tomarnos las cosas con mayor amplitud de miras.
Con más paciencia. Con más interés. Aprendiendo de todo. Innovando. Estando dispuesto a cambiar.
Somos diferentes por la forma como nos relacionarnos con el mundo que nos rodea.

Dicho más cuánticamente por la capacidad de crear diferentes realidades.

Me atrevo a decir que aprendamos a cuestionarnos la realidad que observamos para entender los otros puntos de vista, a cambiar si es necesario nuestra interpretación de los hechos, a no sufrir por la impaciencia,  a sentir a los demás con ternura, con amor, con compasión, a confiar, a relajarnos, a permitirnos sentir placer en la escucha, a explorar, a revisar nuestros paradigmas,  a pasar de lo competitivo a lo solidario cooperativo.


La Mano Amiga


Para mí, afrontar (no enfrentar) la negatividad inicia por hacer un trabajo de paraguas contigo mismo. Es un proceso de entrenamiento de tu mente para saber filtrar e iniciar los cambios.

Muchas veces decimos que es el otro el problema… pero, has pensado por qué atraes la gente negativa a tu vida. Yo los llamo Vampiros energéticos. 

Son aquellas personas que desde que se levantan hasta que se acuestan están con la misma cantarola.

Y cuando te sientas con ellos… parece que absorbieran todo tu ser. Pues es el momento de saber gestionar la  relación con estas personas, no alejándolos ni repeliéndolos con ajos; sino con una actitud y una adecuada gestión emocional que haga que el otro no tenga recursos para opacarte.

Los 5 tipos de vampiros emocionales en tu vida:
Los vampiros energéticos narcisistas poseen un enorme sentido de importancia personal y creen que tienen derecho a todo. Tienden a carecer de empatía y se tornan fríos o distantes si no haces las cosas a su manera. Esto se debe a su poca capacidad para dar amor incondicional.

 Los vampiros víctimas tienden a ver el mundo a través de la lente de la autocompasión. Piensan que el mundo está inherentemente en su contra y que los demás son los culpables de su infelicidad. Tienden a agotar la energía ajena al quejarse constantemente de sus problemas y se niegan a probar cualquier solución potencial que les sugieras.

Los vampiros controladores tienen la necesidad de controlar y manipular tus acciones. A menudo invalidan tus emociones a fin de dominarte o de menospreciarte.

 Los vampiros habladores se adueñan de las conversaciones al hablar constantemente de sus propios sentimientos y experiencias sin darte la oportunidad de participar. También podrían invadir las barreras físicas, acercándose tanto como para que puedas sentir su aliento sobre ti.

 Los vampiros melodramáticos roban tu energía al exagerar situaciones intrascendentes. Llegar tarde a una junta es el fin del mundo y se refieren a asuntos insignificantes exagerando su importancia, para bien o para mal.

Una vez dejas de escuchar y alimentar la negatividad del otro, le estas quitando poder al pensamiento negativo, de esta forma das paso a otras posibilidades, tu pensamiento positivo crece y se dan nuevas formas de relaciones, e incluso, porque no, nuevas relaciones, puesto que la vibración negativa de aquellos que todo el tiempo están en la negatividad ya no es la que tú necesitas, ni la que quieres a tu lado.

No esperes que los demás inicien el cambio, se tú el artífice y diseñador de tu vida.

Decide Hoy Pensar diferente, no te garantizo con ello que no tengas momentos de dificultad y miedo, pero si, puedo decirte desde mi experiencia, que puedes ser ver y vivir  el mundo de otra forma, con una actitud renovada, creativa y sobre todo SANA.


Hospitalidad


Existen algunas palabras con raíces latinas que están estrechamente relacionadas como hospital, hospicio y hostal. En cada una de estas palabras, el significado principal se centra en un anfitrión que da la bienvenida y responde a las necesidades de las personas que se encuentran temporalmente ausentes de sus hogares. La frase "recibir como invitado" implica al anfitrión prepararse para cumplir los requerimientos básicos de un invitado.

Los requerimientos de un huésped son tradicionalmente alimentación, bebidas y alojamiento o refugio. Adicionalmente, algunos huéspedes proveen algún tipo de entretenimiento a sus invitados. Sin embargo, el entretenimiento se ha convertido en una gran industria separada que incluye algunas de las más grandes empresas del mundo, como parques temáticos, las principales ferias, musicales y espectáculos deportivos, festivales y desfiles.

Así pues el entretenimiento está estrechamente asociado con los viajes y el turismo, pero no es un ingrediente necesario para satisfacer las necesidades básicas de los viajeros, lo que tratamos como parte de los viajes y el turismo son alimentos, bebidas y alojamiento-los elementos básicos de la hospitalidad.

Qué es Hospitalidad:
La hospitalidad es la cualidad de ser hospitalario, es decir, de ofrecer buena acogida y recibimiento al que lo necesita, especialmente a los visitantes y a los extranjeros. La palabra proviene del latín hospitalĭtas, hospitalitātis.

La hospitalidad también se ejercita con peregrinos, menesterosos o desvalidos, e implica prestarles ayuda para satisfacer sus necesidades básicas.

Hospitalidad cristiana
La hospitalidad es una característica muy importante entre los cristianos. De hecho, en la Biblia se encuentra expresamente el mandato por el cual Dios ordena a sus hijos ser hospitalarios y ayudarse entre sí sin quejarse. Dice: “Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones” (I Pedro 4:9-10).

En la hospitalidad, según la doctrina cristiana, se cumple el amor al prójimo, pues Dios quiere que seamos solidarios con el otro y que le demos la mano al que lo necesita, y que lo hagamos, además, con buena actitud.


Asistencia Social


Asistencia es un concepto con múltiples usos. En este caso, nos interesa destacar su acepción como una ayuda, un soporte o un auxilio que se le brinda a quien lo necesita.

Por su parte, es un adjetivo que refiere a lo vinculado con la sociedad. Este último término (sociedad), por otro lado, hace mención al conjunto de personas que comparten una cultura y otros rasgos y que interactúan en el seno de una comunidad.

La noción de asistencia social, por lo tanto, está asociada a un servicio que se presta para solucionar problemas de diversa índole y mejorar las condiciones de vida de las personas.

El objetivo de la asistencia social es que todos los integrantes de una sociedad gocen de los mismos derechos y oportunidades. Como en toda comunidad existen desigualdades, la asistencia social está dirigida a los más desfavorecidos. Su trabajo se orienta a que todos los individuos puedan satisfacer sus necesidades básicas.

Lo habitual es que la asistencia social se desarrolle a través de instituciones del Estado o de organizaciones no gubernamentales (ONG). Las prestaciones englobadas en el concepto pueden ser muy variadas e incluir desde apoyo educativo hasta la facilitación de una vivienda, pasando por la entrega de alimentos o de remedios.

En ocasiones, es la propia persona que necesita ayuda quien se acerca a una entidad dedicada a la asistencia social y pide aquello que requiere. En otras oportunidades, las organizaciones de asistencia social se trasladan hacia el lugar específico donde se encuentra la gente con necesidades. Incluso la asistencia social puede desarrollarse de manera concentrada ante una catástrofe, como una inundación o un terremoto.

Dependiendo del país, el concepto de asistencia social presenta claras diferencias con el de seguro social, un régimen basado en la cotización de sus afiliados, ya que se trata de un régimen que se financia a partir del tributo de la población nacional. En los países escandinavos se encuentra un claro ejemplo de esto; allí, los habitantes de la tercera edad fueron los primeros en gozar de sus beneficios, que pronto alcanzaron a aquéllos que sufrían de alguna invalidez o enfermedad, y a los que no tenían empleo o vivienda.

A grandes rasgos, es posible encontrar las siguientes características en el servicio de asistencia social:

* las prestaciones que ofrece al pueblo se financian completamente por medio de las contribuciones de los habitantes, ya sea a nivel nacional o local;

* cuando una persona expresa su necesidad de recibir asistencia social (realizando los trámites pertinentes, que varían en cada país) el Estado tiene la obligación de brindarle el servicio, ya que éste tiene fuerza de ley y es un derecho legal de todos los ciudadanos;

* ante una solicitud por parte de un ciudadano, se evalúan diversas variables de su situación, como ser sus ingresos, sus recursos y pertenencias y el estado de necesidad de los servicios que está demandando;

* las prestaciones de asistencia social tienen el objetivo de incrementar los ingresos de quienes las reciben hasta el punto que se considera mínimo para llevar una vida sana y poder desarrollarse en la sociedad. Para dar con dicho valor se toman en cuenta el número de integrantes de la familia y obligaciones tales como el pago de un alquiler;

* no existe relación alguna entre las prestaciones de un beneficiario y sus ganancias anteriores ni con el nivel de vida que haya tenido, ya que se busca un equilibrio de oportunidades para todos;

* es posible ejercer un cierto grado de discreción a la hora de fijar el monto de las prestaciones, siempre respetando los límites que se desprenden de los derechos que reconoce la ley.



Medio pan y un libro


Luis García Montero desveló las lecturas fundacionales de Lorca en su recientemente publicado ensayo: Un lector llamado Federico García Lorca. Lorca fue un estudiante medio, que no sobresalía por sus notas. Sin embargo, se convirtió en uno de los grandes poetas de todos los tiempos gracias tanto a sus múltiples y variadas lecturas como a su capacidad de absorber la cultura popular. 

De niño asistía a las lecturas en alto que realizaba su madre, doña Vicenta, a los campesinos de la Vega de Granada, la mayoría analfabetos pero de gran cultura oral. Lorca proclamó en la inauguración de la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros, en septiembre de 1931:

 “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro". En esa misma alocución recordaba las palabras de Dostoyevsky:

"Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón".

En su biblioteca se conservan unos quinientos ejemplares pero en realidad le apasionaba regalar libros más que  acumularlos. Luis García Montero señala que Lorca, a través de sus lecturas "selló pactos con la tradición para conducirla hacia la modernidad". 

Entre sus lecturas juveniles destacan autores de tan variada estirpe como: la Metamorfosis de Ovidio, -que fue un libro fundamental en su aprendizaje literario-, Platón, Shakespeare, Bécquer, Zorrilla, Victor Hugo, Maeterlinck, Baudelaire Oscar Wilde, Machado, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, T. S. Eliot, Walt Whitman, o Ramón Gómez de la Serna. Todos ellos le permitieron rescatar lo que Lorca llamaba en su poema Vuelta de paseo, perteneciente a Poeta en Nueva York,  "la mariposa ahogada en el tintero".