sábado, 5 de agosto de 2017

Hospitalidad


Existen algunas palabras con raíces latinas que están estrechamente relacionadas como hospital, hospicio y hostal. En cada una de estas palabras, el significado principal se centra en un anfitrión que da la bienvenida y responde a las necesidades de las personas que se encuentran temporalmente ausentes de sus hogares. La frase "recibir como invitado" implica al anfitrión prepararse para cumplir los requerimientos básicos de un invitado.

Los requerimientos de un huésped son tradicionalmente alimentación, bebidas y alojamiento o refugio. Adicionalmente, algunos huéspedes proveen algún tipo de entretenimiento a sus invitados. Sin embargo, el entretenimiento se ha convertido en una gran industria separada que incluye algunas de las más grandes empresas del mundo, como parques temáticos, las principales ferias, musicales y espectáculos deportivos, festivales y desfiles.

Así pues el entretenimiento está estrechamente asociado con los viajes y el turismo, pero no es un ingrediente necesario para satisfacer las necesidades básicas de los viajeros, lo que tratamos como parte de los viajes y el turismo son alimentos, bebidas y alojamiento-los elementos básicos de la hospitalidad.

Qué es Hospitalidad:
La hospitalidad es la cualidad de ser hospitalario, es decir, de ofrecer buena acogida y recibimiento al que lo necesita, especialmente a los visitantes y a los extranjeros. La palabra proviene del latín hospitalĭtas, hospitalitātis.

La hospitalidad también se ejercita con peregrinos, menesterosos o desvalidos, e implica prestarles ayuda para satisfacer sus necesidades básicas.

Hospitalidad cristiana
La hospitalidad es una característica muy importante entre los cristianos. De hecho, en la Biblia se encuentra expresamente el mandato por el cual Dios ordena a sus hijos ser hospitalarios y ayudarse entre sí sin quejarse. Dice: “Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones” (I Pedro 4:9-10).

En la hospitalidad, según la doctrina cristiana, se cumple el amor al prójimo, pues Dios quiere que seamos solidarios con el otro y que le demos la mano al que lo necesita, y que lo hagamos, además, con buena actitud.


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