La solidaridad nace
del ser humano y se dirige esencialmente al ser humano.
La verdadera
solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de
cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está
fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres.
Esta igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad
del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin
importar su raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido.
La solidaridad
trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales,
culturales, etc. Para instalarse en el hombre, en cualquier ser humano, y hacer
sentir en nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la
humanidad.
La solidaridad
implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo
al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no
constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de
solidaridad.
Un análisis del
concepto del valor de la solidaridad nos ofrece los siguientes componentes
esenciales:
1º Compasión:
porque la solidaridad es un sentimiento que determina u orienta el modo de ver
y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y
horizonte. Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar
de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir la empatía
por el dolor de los otros.
2º Reconocimiento:
no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su
dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro
demanda una respuesta.
3º Universalidad:
“La desnudez del rostro”, la indefensión y la indigencia es toda la humanidad y
simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada.
La solidaridad
siempre implica los siguientes puntos:
· La
solidaridad es una virtud contraria al individualismo y al egoísmo.
· Se refleja
en el servicio y busca el bien común.
· Su finalidad
es intentar o solucionar las carencias espirituales o materiales de los demás.
· Requiere
discernimiento y empatía –ponerse en el lugar del otro-
Solidaridad, porque
es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos necesitamos de
todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque
somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos.
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