Cuando las cosas no resultaban como yo esperaba, confiaba en
que había una razón más grande detrás de todo. Y al final, buscaba esa mayor
razón y me aferraba a ella. Ni siquiera podía imaginar que las cosas
simplemente ocurrían, por cualquier razón, y que sólo había que afrontarlo.
Eso me lleva a mi filosofía de vida actual. Mientras que
intento ser equilibrado para mantener una mente fresca y abierta, sé que no
todas las cosas tienen una razón de ser.
Las acciones que tomamos y
cómo elegimos responder a nuestro entorno es lo que crea los resultados. Pero ¿qué pasa con las cosas que se
salen de nuestro control? Todo simplemente sucede. ¿Por qué es tan difícil
aceptarlo para muchos de nosotros? ¿Por qué nos aferramos a la búsqueda de una
explicación más profunda del por qué? Nos centramos en la tormenta, cuando en
realidad deberíamos centrarnos en las consecuencias, las cuáles sí podemos
controlar; podemos controlar la forma en que respondemos a las
cosas y por lo tanto podemos controlar nuestro destino y el futuro de las cosas
que nos suceden. No completamente, pero por lo menos algunas de ellas. Entonces
nos preguntamos, ¿cuál es el significado de la vida? Y respondiendo con una
pregunta… ¿Hay necesidad que exista uno? ¿Por qué debería
de haber un significado? Los humanos solamente somos importantes los unos a los
otros y el sentido de la vida tomará el significado que tú le des. La gente con la que te rodeas, las
decisiones que tomas, los caminos que eliges y los que evitas, tus acciones, y
lo más importante, tus respuestas, son lo que definen el significado de tu
vida.
Todas estas cosas son las que
están detrás de todo lo que te sucede.
Hay tantas cosas en la vida que dejamos de conocer y de
descubrir, que creo que es demasiado egoísta por parte de nosotros creer que
somos lo suficientemente importantes como para que hayan razones detrás de las
cosas que nos suceden. Con razones me refiero a ir más allá de una
causa profunda. Por ejemplo, estás sosteniendo una manzana, se te cae y procede
a golpear el suelo. La razón directa por la cual la manzana golpea el suelo es
porque se te ha caído y luego las leyes de la gravedad jugaron su papel. No hay ninguna razón más profunda por
la cual la manzana cayó al suelo, sólo lo hizo. Este es un simple ejemplo del
punto que estoy tratando de hacer.
Hay razones para que las cosas pasen, pero no necesariamente
razones desencadenadas.
A veces siento que vuelvo a pensar como antes; echo de menos
la tranquilidad de pensar que todo estaba bien sólo porque estaba destinado a
salir bien. Pero ahora, me doy cuenta de que mi vida está
en mis propias manos, todo puede estar bien si así lo decido yo. Me he visto
obligado a afrontar mis fracasos, mis
defectos y mis malas decisiones. Muchas veces me dan nervios y me
pregunto si estoy viviendo mi vida como debería, sobre todo cuando las cosas no
van bien.
Si no hay ninguna razón por la que nos pasan las cosas en la
vida,
Entonces ¿por qué molestarnos en pensar tanto?
No me refiero a que la vida no tenga sentido, sino que sólo hay que vivirla.
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