sábado, 19 de agosto de 2017

El Ejercicio Mental


Durante siglos, los científicos creían que la mayor parte del desarrollo cerebral se producía en los primeros años de la vida y que este órgano permanecía casi inmutable en la edad adulta. Pero en las últimas dos décadas estudios científicos, como los publicados en la revista Neuroscience, descubrieron el fenómeno de la neuroplasticidad: la capacidad del cerebro para permitir que las neuronas y las conexiones entre ellas estén en constante reciclaje.

Hay indicios razonables que muestran que entrenar la mente y aprender cosas nuevas puede proteger del declive cognitivo asociado a la vejez, un problema que afecta, según la OMS, a 35,6 millones de personas y aumenta en 7,7 millones cada año.

El mensaje está alimentando un auge en el mundo de gimnasios cerebrales digitales. Juan Fortea, vocal del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), apunta: “El Alzheimer se da en todo tipo de personas, seas Premio Nobel, presidente de un país o hayas estudiado y ejercitado tu mente a lo largo de toda tu vida. Aunque esta realidad no va a cambiar por mucho que entrenemos nuestro cerebro o practiquemos determinadas habilidades cognitivas, sí es cierto que no es lo mismo golpear a una persona que está en forma, pesa 80 kilos y está bien musculada, que a otra más frágil”. Sin embargo, en los pacientes con más reserva cognitiva la enfermedad avanza más rápido que en los carentes de ella… Parece una contradicción, pero no lo es. Según el especialista de la SEN, “en estos pacientes los síntomas clínicos se inician más tarde porque se compensa con su reserva y, cuando esta acaba, la progresión es más rápida. A mayor reserva, más tiempo sin los estragos que causa la enfermedad”.

Ejercite la mente
La escolaridad, la dieta y el ejercicio, entre otros, han demostrado su eficacia a la hora de recargar nuestra reserva cognitiva, pero tener la nevera llena no está del todo en nuestras manos. 

“El coeficiente intelectual está determinado por factores estructurales que no se pueden modificar, como el volumen intercraneal”, apunta el experto. ¿Entonces, qué papel juegan los gimnasios cerebrales digitales? “Pueden tener sus efectos beneficiosos, aunque aún no disponemos de la evidencia científica que nos permita aseverar que este entrenamiento por sí solo sea la solución. Lo que sí se ha comprobado es que la eficacia o impacto de las intervenciones de estimulación cognitiva es muy superior cuando se realizan en conjunción con el ejercicio físico”, responde Fortea.

No es lo mismo golpear a alguien en forma que a una persona frágil. Lo mismo pasa con el Alzheimer. Varias de estas premisas fueron valoradas por José Ignacio Bescós y Javier Sánchez, creadores de Unobrain, el primer club on line debrain fitness en el entorno hispanohablante, que cuenta ya con más de 100.000 seguidores. Dos emprendedores enamorados de las neurociencias que decidieron hace ahora dos años volcar todas sus inquietudes en una serie de juegos en línea que permitieran a los usuarios potenciar sus habilidades cognitivas al hilo de otras iniciativas que ya existían en el mercado. “Pensamos que lo importante era centrarse en las áreas cerebrales en las que había evidencias más sólidas sobre el papel del entrenamiento cognitivo, pero también nos dimos cuenta de que este proyecto debería contar con un grupo de expertos de distintas disciplinas”, recuerdan los padres de Unobrain.

Así, en su creación, ha participado un equipo multidisciplinario formado por neuropsicólogos, ingenieros, programadores, nutricionistas, médicos, diseñadores y meditadores, además de con la colaboración de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC). “El concepto de brain fitness pretende establecer hábitos de vida cerebro-saludables entrenando el control del estrés, la neuronutrición y el ejercicio físico”, recalcan. Por todo ello, su programa gira en torno a cuatro ejes: un gimnasio cerebral con programas personalizados de entrenamiento compuesto por ejercicios que trabajan de manera lúdica la atención, la memoria, el lenguaje y la velocidad de procesamiento del usuario; un programa de control del estrés implementado a través de un dispositivo de neurofeedback (un casco de electroencefalografía que captura las frecuencias asociadas a la actividad cerebral y permite evaluar el nivel de estrés); un menú cerebro-saludable diseñado por nutricionistas y un programa de actividad física cardiocerebral que mejora las capacidades cognitivas. “Crear un hábito es difícil, por eso nuestro gran desafío era diseñar juegos que, además de útiles, fueran amenos, supusieran un reto y animaran a la capacidad de superación de los usuarios”, reconoce Sánchez.

Paloma Barjola, investigadora del Departamento de Neuropsicología de la URJC e interesada en la Neurociencia Cognitiva y Afectiva y en la Psicofisiología, aclara: “En mi grupo realizamos estudios de funcionamiento del cerebro. Tratamos de averiguar qué áreas están involucradas en determinadas tareas, como la memoria, la concentración o el lenguaje y, a la luz de nuestros conocimientos, 
asesoramos en el desarrollo de los juegos de Unobrain. 

Lo que buscábamos los profesionales es un programa de entrenamiento cognitivo que no trabaje solo una función, sino que ejercite de forma más o menos equilibrada la atención, la memoria, la concentración o el cálculo”. Esta experta admite: “Hemos constatado que los entrenamientos de 15 a 20 minutos tres días por semana de determinadas funciones cognitivas ayudan a su mejoría”. Y refrenda sus palabras mencionando un estudio llevado a cabo con pacientes afectadas de fibromialgia, una enfermedad que causa dolores musculares, cansancio y falta de memoria. Los datos muestran que, tras una breve intervención cognitiva en línea, la atención selectiva, la fluidez verbal y la velocidad de procesamiento mental de estos pacientes mejoran en comparación con los que no ejercitan su mente a través de esta herramienta.

“Es importante asimilar que, al igual que entrenamos y cuidamos de nuestro cuerpo para mejorar nuestra calidad de vida y prevenir enfermedades, trabajar nuestra mente puede que no impida que desarrollemos Alzheimer, pero sí que preservemos un mayor número de habilidades cognitivas”, recalca la investigadora de la UJRC. Desde este punto de vista, millones de personas en el mundo se están inscribiendo (en EE UU se prevé que este sector supere los 2.000 millones de dólares en 2015). 

El motivo, según los expertos, es que hay más conciencia de que el cerebro se desarrolla y se preserva en función de lo que hacemos en nuestras vidas. Las personas que están envejeciendo ahora son más saludables y desean mantener sus cerebros vivos.

Fuente: El País.

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