domingo, 6 de agosto de 2017

Nos Parece Difícil Hasta Que Lo Hacemos


Para algunos, la filosofía parece difícil porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, y genera a veces más dudas que respuestas.

Hay una razón por la que la filosofía resulta particularmente difícil: en ella se formulan preguntas inquietantes para las cuales no siempre hay respuestas definitivas. Por esto, la filosofía consiste básicamente en aprender a pensar y no en memorizar, ni repetir lo que otros han dicho. La consecuencia de esto es que al poner en obra la reflexión filosófica, nos arriesgamos a cuestionar incluso aquellas creencias y opiniones que consideramos más sólidas.

En síntesis, para algunos la filosofía parece difícil porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, ofreciendo a veces más dudas que respuestas. Hacer filosofía, por tanto, implica someterse a la duda profunda reconociendo la propia ignorancia.

El filósofo británico Bertrand Russell decía que algunas ideas filosóficas pueden ser fáciles de enunciar, pero que es difícil llegar a ellas con seguridad y comprender plenamente lo que significan. Lo cierto es que no se puede entender una respuesta si antes no se ha comprendido bien la pregunta.

Otra notable razón de la dificultad de la filosofía se deriva de la peculiaridad de su lenguaje. La filosofía no se ocupa de objetos corrientes; de ahí que su lenguaje no sea el lenguaje común. Los conceptos filosóficos encierran su propia especificidad y su propio rigor, ambos necesarios para la exposición teórica de sus indagaciones. Al igual que las ciencias y los saberes particulares, la filosofía exige la apropiación de sus nociones y categorías, las cuales por lo general suponen un considerable grado de abstracción y de generalización.

No te inquietes si no puedes responder en un momento preciso alguna pregunta que te hayas puesto, las vivencias personales, lo visible a los ojos, lo invisible, lo imaginario, tu roca, en lo que te fundamentas, en lo que crees, te ayudara, en  algún momento a responder esas preguntas, la ignorancia.

- Un pequeño ejercicio para ti, filósofo principiante:

Piensa en que te gusta hacer, y en lo que no te gusta hacer. Piensa en lo que te gusta comer, y en lo que no. Piensa en que te gusta practicar, y lo que nunca practicarías  Piensa en lo que te gusta charlar, y en que no te gusta charlar. 

Piensa en tus gusto, tus disgustos, en lo que te apasiona, y respondiendo estas cosas, tendrás una idea de quién eres verdaderamente, para este ejercicio, tus amigos(as) y tu familia te pueden ayudar, ya que son ellos quienes te observan a diario
.
Y con estas preguntas que son fáciles  con el tiempo, te iras haciendo preguntas más complicadas, y más complicadas, y más complicadas, que si podrás responder, y veras que la filosofía se trata de esto, de hacer muchas preguntas, que muchas veces, no tendrán una respuesta fija.


Hugo W Arostegui

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