Para algunos, la
filosofía parece difícil porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, y
genera a veces más dudas que respuestas.
Hay una razón por la que la filosofía resulta particularmente difícil:
en ella se formulan preguntas inquietantes para las cuales no siempre hay
respuestas definitivas. Por esto, la filosofía consiste básicamente en aprender
a pensar y no en memorizar, ni repetir lo que otros han dicho. La consecuencia
de esto es que al poner en obra la reflexión filosófica, nos arriesgamos a
cuestionar incluso aquellas creencias y opiniones que consideramos más sólidas.
En síntesis, para algunos la filosofía parece difícil
porque obliga a pensar de un modo poco frecuente, ofreciendo a veces más
dudas que respuestas. Hacer filosofía, por tanto, implica someterse a la duda
profunda reconociendo la propia ignorancia.
El filósofo británico Bertrand Russell decía que algunas
ideas filosóficas pueden ser fáciles de enunciar, pero que es difícil llegar a
ellas con seguridad y comprender plenamente lo que significan. Lo cierto es que
no se puede entender una respuesta si antes no se ha comprendido bien la pregunta.
Otra notable razón de la dificultad de la filosofía se
deriva de la peculiaridad de su lenguaje. La filosofía no se ocupa de objetos
corrientes; de ahí que su lenguaje no sea el lenguaje común. Los conceptos
filosóficos encierran su propia especificidad y su propio rigor, ambos
necesarios para la exposición teórica de sus indagaciones. Al igual que las
ciencias y los saberes particulares, la filosofía exige la apropiación de sus
nociones y categorías, las cuales por lo general suponen un considerable grado
de abstracción y de generalización.
No te inquietes si no puedes responder en un momento preciso
alguna pregunta que te hayas puesto, las vivencias personales, lo visible a los
ojos, lo invisible, lo imaginario, tu roca, en lo que te fundamentas, en lo que
crees, te ayudara, en algún momento a responder esas preguntas, la ignorancia.
- Un pequeño ejercicio para ti, filósofo principiante:
Piensa en que te gusta hacer, y en lo que no te gusta hacer.
Piensa en lo que te gusta comer, y en lo que no. Piensa en que te gusta
practicar, y lo que nunca practicarías Piensa en lo que te gusta
charlar, y en que no te gusta charlar.
Piensa en tus gusto, tus disgustos, en lo que te apasiona, y
respondiendo estas cosas, tendrás una idea de quién eres
verdaderamente, para este ejercicio, tus amigos(as) y tu familia te pueden
ayudar, ya que son ellos quienes te observan a diario
.
Y con estas preguntas que son fáciles con el
tiempo, te iras haciendo preguntas más complicadas, y más complicadas, y más
complicadas, que si podrás responder, y veras que
la filosofía se trata de esto, de hacer muchas preguntas, que muchas
veces, no tendrán una respuesta fija.
Hugo W Arostegui
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