Luis García Montero desveló las lecturas fundacionales de
Lorca en su recientemente publicado ensayo: Un lector llamado Federico García
Lorca. Lorca fue un estudiante medio, que no sobresalía por sus notas. Sin
embargo, se convirtió en uno de los grandes poetas de todos los tiempos gracias
tanto a sus múltiples y variadas lecturas como a su capacidad de absorber la
cultura popular.
De niño asistía a las lecturas en alto que realizaba su madre,
doña Vicenta, a los campesinos de la Vega de Granada, la mayoría analfabetos
pero de gran cultura oral. Lorca proclamó en la inauguración de la biblioteca
de su pueblo, Fuente Vaqueros, en septiembre de 1931:
“No sólo de pan vive el
hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un
pan; sino que pediría medio pan y un libro". En esa misma alocución
recordaba las palabras de Dostoyevsky:
"Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky,
padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la
Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas
llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo
decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros,
es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y
del corazón".
En su biblioteca se conservan unos quinientos ejemplares pero
en realidad le apasionaba regalar libros más que acumularlos. Luis García
Montero señala que Lorca, a través de sus lecturas "selló pactos con la
tradición para conducirla hacia la modernidad".
Entre sus lecturas
juveniles destacan autores de tan variada estirpe como: la Metamorfosis de
Ovidio, -que fue un libro fundamental en su aprendizaje literario-, Platón,
Shakespeare, Bécquer, Zorrilla, Victor Hugo, Maeterlinck, Baudelaire Oscar
Wilde, Machado, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, T. S. Eliot, Walt Whitman, o Ramón
Gómez de la Serna. Todos ellos le permitieron rescatar lo que Lorca llamaba en
su poema Vuelta de paseo, perteneciente a Poeta en Nueva York, "la
mariposa ahogada en el tintero".
No hay comentarios:
Publicar un comentario