Muchas veces en la vida nos
encontraremos ante situaciones muy complicadas en donde se nos pasará por la
mente el llegar a rebajarnos con tal de no perder lo que tenemos. Ya sea en el
trabajo o en nuestra vida social, tendremos que enfrentarnos ante cualquier
tipo de adversidad. Pero siempre debemos hacerlo pensando en lo mucho que
valemos como personas, porque si nos ponen como requisito el dejarnos mandonear
o pisotear, nos estaríamos humillando demasiado y puede que muchos de nosotros
lo podamos permitir, pero siempre llega el momento en que reaccionamos de tal
manera que nos podemos arrepentir de nuestros propios actos. Por ello, es mejor
siempre hacernos respetar desde el principio para que nadie se crea superior.
Nunca debemos dejar que nadie nos pase por encima
por más que tengan una mejor posición económica o un mejor rango en el trabajo.
Siempre se da el mismo caso en todos sitios. Personas que han sido más exitosas
en la vida se creen con derecho a todo y así piensan que tienen el poder de
controlar a las personas a su antojo. Hay muchos que se dejan pisotear, pero la
vida siempre da vueltas y al final eso les puede costar muy caro a aquellos que
se creen dueños del universo.
La humildad es lo que vale y eso se aprende desde
el hogar. Si no nos enseñaron a ser humildes, nunca dejaremos de creernos lo
máximo cuando obtenemos todo lo que nos proponemos, porque la verdadera persona
exitosa es aquella que logra todos sus objetivos con creces y no anda
comentándolo por todo sitio ya que se lo guarda para sí mismo y lo demuestra
rompiéndose el lomo por seguir creciendo como profesional y como ser
humano.
Por ello, nunca debemos sentirnos más que los demás
ya que no nos gustaría que nos hicieran lo mismo. Nosotros valemos muchísimo y
siempre debemos demostrarlo en donde sea. Sobre todo, siempre debemos tener eso
muy en claro, ya que aquella persona que no lo tenga, sufrirá mucho y las
consecuencias pueden ser muy perjudiciales.
Siempre demostremos lo que valemos
sin importarnos lo que digan los demás, porque no podemos caerle bien a todo el
mundo, y si sin motivo alguno no les caemos bien a las personas, pues qué
pena.