El hecho de que miembros de
diferentes generaciones convivan en un mismo espacio de trabajo no es exclusivo
del siglo XXI; sin embargo, nos encontramos ante un hito histórico: ésta es la
primera vez que hasta 4 generaciones conforman las plantillas laborales de las
organizaciones y que, además, personas menores de 30 años lideran equipos
conformados por miembros que hasta doblan su edad. La alta capacitación y
temprana inserción en el mundo laboral por un lado, y la extensión de la vida
profesional activa, por el otro, son algunos de los motivos que explican dicho
fenómeno.
De acuerdo a un informe publicado por Deloitte,
para el 2020 la fuerza laboral mundial estará compuesta por,
6% de Baby Boomers (personas nacidas entre
1945–1960), 35% de Generación X (personas nacidas entre 1961–1980), 35% de
Millennials o Generación Y (personas nacidas entre 1980 y 1995), y 24% de
Generación Z (personas nacidas entre 1996 y 2010).
Ante un contexto tan diverso, es inevitable
preguntarnos cómo hacer para que personas
de diferentes generaciones no solo convivan en una misma oficina, sino que se
comuniquen efectivamente y logren sentirse parte del equipo de trabajo.
Para generar una cultura de
diálogo y comunicación fluida entre los miembros de diferentes generaciones, resulta
pertinente generar marcos para reconocer el valor que cada generación aporta a
la organización.
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