El envejecimiento progresivo
de la población es sin duda, y de todos conocidos, la principal característica
demográfica del mundo.
Los efectos que conllevan
están siendo asimilados por instituciones, gobiernos y sociedad que cada vez
más se enfrentan a retos positivos y negativos con un objetivo común: que la
longevidad de cada persona, con sus diferentes situaciones, sea vivida con la
mayor calidad y bienestar posible.
Por ese motivo se están
desarrollando iniciativas diversas en Envejecimiento Activo y Solidaridad
Intergeneracional, pero también se está actuando en la Prevención y en la
Dependencia de las personas adultas mayores, no solo en el ámbito sanitario,
que trabajan en tecnología y técnicas novedosas para mejorar la salud en
personas de mayor edad; sino en el social, a través de la sensibilización de la
sociedad hacia las necesidades y demandas de las personas adultas mayores, y su
adaptación al inevitable cambio demográfico. Son los lazos de la vida...
En esta evolución de
“esfuerzos”, sobresalen nuevas profesiones y oficios que en otros tiempos eran
impensables, como lo es la figura del cuidador y cuidadora de personas adultas
mayores. Actualmente ya se distinguen los cuidadores familiares –hasta hace muy
poco los únicos- de los cuidadores profesionales, que han especializado sus
conocimientos sanitarios hacia una necesidad realmente importante, y muy
heterogénea, debido al distinto grado de dependencia de la persona cuidada. Lo
que significa esta figura tan imprescindible en nuestro tiempo, es lo que este
boletín ha abordado, y lo ha hecho desde distintas perspectivas, difundiendo
buenas prácticas, iniciativas y consejos sobre y para estas personas que la
sociedad necesita reconocer más por las valiosas tareas que realizan.
Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/palabra/1/los-lazos-que-perduran-durante-toda-la-vida
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