El sintagma “vida cotidiana” es un término que refiere a la vida de todos los días y se caracteriza por ser uno de los principales objetos y escenarios de estudio dentro de las disciplinas sociales. Más específicamente, esta palabra se utiliza para designar a todas las cosas que un individuo es capaz de percibir de manera empírica a lo largo de su jornada y sobre las cuales se puede ejecutar algún tipo de reflexión. No es otra cosa que una orientadora al momento de formular valoraciones personales y colectivas acerca de la existencia.
Si bien la vida cotidiana incluye una serie de eventos que
se repiten con frecuencia en la vida de cada persona, es necesario realizar una
distinción: la cotidianeidad consiste en una suerte de agenda establecida
socialmente en base a la división del trabajo y a la estratificación
ontogenética. De este modo, es posible construir diferentes conceptualizaciones
de los que significa la vida cotidiana,
teniendo en cuenta si un individuo es
niño, infante, adolescente, adulto o anciano.
Más allá de que una buena parte de la cotidianeidad esté
influenciada por el grupo de edad al que la persona pertenece (puesto que un
individuo cumplirá con una rutina determinada durante todos los años que se
encuentre inmerso dentro de una categoría), existen algunas conductas que
resultan indistintas a esta variable. La ingesta de alimentos en horas
determinadas y los menús posibles para cada comida forman parte de nuestra vida
cotidiana, del mismo modo que lo hacen las salidas y las conversaciones con
amigos y familiares
La importancia del estudio de la vida cotidiana nos resulta
de gran utilidad para comprender a las sociedades pasadas y presentes. En el
primer caso, se han logrado reconstruir numerosos escenarios cotidianos del
pasado a través de la Historia, que nos permiten en tender las causas y
motivaciones de muchos acontecimientos. En el segundo caso, existe una
Sociología de la vida cotidiana que, apoyada en el método de observación
participante, ha demostrado ser de gran ayuda al momento de estudiar las
problemáticas de la sociedad contemporánea.
Servirse de la vida cotidiana como método historiográfico
puede ser muy útil para obtener información acerca de un día común y corriente
en la vida de un individuo de una sociedad pasada. Si bien este método resulta
bastante arduo y laborioso, los resultados pueden proporcionar un conocimiento
más cabal acerca del sujeto en cuestión y de su tiempo socio-político. A pesar
de que sólo es recomendable que se lo aplique cuando existan pocas variables a
tener en cuenta, sus aportes no dejan de ser fascinantes.
Numerosas obras literarias y productos culturales se han
encargado de brindar una versión aproximada de qué representaba la vida
cotidiana en su tiempo. Así por ejemplo, el autor Jeremy Rifkin ha logrado
plasmar en su libro “El sueño europeo” (2004) las enormes variaciones que ha
sufrido la cotidianeidad en América del Norte y Europa, realizando un ida y
vuelta por el pasado y el presente a través de los usos y las costumbres, la
tecnología y la cultura en general.
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