Un maestro sabio estaba hablándole a un grupo de estudiantes
entusiastas. Les dio la tarea de salir y encontrar una flor pequeña e
inadvertida. Les pidió que la estudiaran por un tiempo prolongado.
-Consigan una lupa y estudien las delicadas venas
de sus hojas y fíjense en los matices y tonos de color. Volteen las hojas
lentamente y observen su simetría. Recuerden que esta flor pudo haber pasado
inadvertida y no ser apreciada si ustedes no la hubieran encontrado y admirado.
Después que el grupo regresó, el maestro comentó:
-Las personas son así, cada una es diferente,
cuidadosamente creadas y singularmente dotadas, pero hay que pasar tiempo con
ellas para saberlo. Hay tantas personas que pasan inadvertidas y no son
apreciadas porque nadie se ha tomado el tiempo para admirar su singularidad.
Con estas palabras quiero dejar un claro
mensaje: tomarnos un poco de tiempo para conocer a otros nos puede dejar
sorprendidos y nos da la oportunidad de encontrar en ellas cosas que nos hacen
falta o descubrir tesoros escondidos en nuestro interior.
Recordemos siempre
que los demás son nuestro complemento.
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