jueves, 29 de septiembre de 2016

Emprendedores


Hay personas que tienen incorporada una singular visión de cómo alcanzar determinados logros en sus vidas, son aquellas que vislumbran que a las oportunidades, como ocurre con los llamados milagros, no se piden ni se mendigan, simplemente se provocan utilizando un medio que nunca falla, la intervención de dos muy fieles aliados: determinación y constancia.
“Se denomina emprendedora a aquella persona que identifica una oportunidad y organiza los recursos necesarios para cogerla.
De hecho, en la etimología de la palabra se encuentra la voz latina prendĕre que significa literalmente coger tomar. Es habitual emplear este término para designar a una «persona que crea una empresa» o que encuentra una oportunidad de negocio, o a alguien quien empieza un proyecto por su propia iniciativa.
Pero, yendo más allá,  emprendimiento es aquella actitud y aptitud de la persona que le permite emprender nuevos retos, nuevos proyectos; es lo que le permite avanzar un paso más, ir más allá de donde ya ha llegado.
Es lo que hace que una persona esté insatisfecha con lo que es y lo que ha logrado, y como consecuencia de ello, quiera alcanzar mayores logros.
Por ello, el concepto de emprendedor está irremediablemente atado a la idea de innovación y riesgo por parte de alguien que cree en sus ideas y que es capaz de llevarlas a cabo, de encontrar la manera de materializar sus sueños.”
Es posible que encontremos muy dentro de nosotros mismos, como quién introduce sus manos en la médula misma, en lo recóndito de nuestro ser, el campo fértil donde florecen ciertos valores como los ya citados, determinación y constancia, una vez que les incorporemos a nuestras acciones diarias veremos que todo emprendimiento es posible, nadie nos puede proporcionar lo que sólo se encuentra en nuestro interior por muy santo y milagroso que sea.
Hugo W Arostegui


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