lunes, 2 de julio de 2018

Nunca Dar Nada Por Perdido


Las relaciones humanas suelen ser bastante complejas, las personas suelen sufrir tergiversaciones en su comunicación, desde las más sutiles hasta las más complicadas. Generalmente solemos escuchar diversas opiniones y nos hacemos distintos panoramas sobre un mismo tema, de manera que es casi inevitable que ante ciertos aspectos de la vida siempre quepa la duda.

El problema en sí no está en dar paso a la duda, sino en dar las cosas por sentado cuando no nos hemos dedicado aclarar aquellas incógnitas que aparecen en ciertos aspectos de nuestra vida, especialmente en las relaciones de pareja, cuando se nos suelen presentar muchas preguntas, en muchas situaciones en las cuales nos quedamos con las dudas, en lugar de recurrir a nuestro compañero o compañera para aclarar los acontecimientos.

Lo mismo ocurre con los hijos, en las relaciones laborales, con los amigos y con nuestro entorno en general, de allí que el ir y venir de comentarios negativos, destructivos e  inciertos, sea el día a día del ser humano.

Ante la presencia de la duda siempre es mejor recurrir a la fuente directa y tratar de aclarar nuestras preguntas sin necesidad de estar levantando falsas expectativas, de seguro siempre encontraremos la orientación correcta si hablamos con la persona indicada y ésta, es aquella de la cual nos proviene la incógnita.

Alimentar las dudas y los comentarios inciertos lo único que trae son complicaciones a nuestra vida, dificulta las relaciones con nuestros amigos y la manera en la cual nos comunicamos, se presta a malos entendidos y siempre da paso a tragos amargos.

No te quedes con la duda ante las situaciones que no comprendes,  ante aquellas cosas que te sorprendan, simplemente si realmente es un tema de interés y sientes que te está afectando, recurre la fuente directa para aclarar la situación antes de que sea demasiado tarde para remediarla.

Aunque pueda parecer lo más fácil, dar las cosas por sentado no suele ser una actitud sana,  especialmente cuando no se tienen los argumentos ni la información necesaria para tener una justificación sensata y certera, sino simplemente nos hemos ido formando juicios a partir de opiniones y comentarios, que pueden ser tan veraces como falsos




Ser Y Estar Es Asumir


De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española de la lengua la responsabilidad es “la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”.

El ejercicio de la responsabilidad individual depende de cada uno. En principio, en un contexto de libertad, y desde la perspectiva de una persona sana, es decir, libre de trastornos psicológicos graves,  todos podemos elegir libremente qué hacer con nuestra vida, hacia dónde dirigirnos, con quienes queremos estar, qué queremos ser. Podemos incluso decidir no tomar ninguna decisión acerca de nuestra vida.

La consecución de nuestros objetivos y de nuestras metas depende de muy diversos factores, pero el principal de todos ellos es ser conscientes de la responsabilidad que tenemos sobre nuestras propias vidas, sobre nuestro bienestar y sobre nuestra felicidad personal.

Ser responsable supone decidir acerca de cuáles son las acciones más adecuadas para conseguir nuestros objetivos, significa ser proactivos, tomar la iniciativa. La responsabilidad conlleva tomar conciencia acerca del nivel de atención que prestamos a nuestro trabajo, a nuestras actividades y tareas cotidianas, así como a las relaciones que mantenemos con las personas que se encuentran en nuestro entorno, ya sea personal o profesional.

Ser responsables significa asumir las consecuencias de las decisiones que tomamos, por tanto, significa excluir de toda culpa a las circunstancias o personas que nos rodean. Expresiones como “ella/el me está volviendo loca/o”, “esta persona me saca de quicio”, “todo lo que me pasa es por su culpa”, “esta situación es injusta”, son expresiones que ponen de manifiesto nuestra falta de responsabilidad.

Ser responsables supone también decidir cómo jerarquizamos nuestro tiempo, como disponemos de nuestra energía, a quiénes le dedicamos ese tiempo y esa energía. Asimismo, ser responsable afecta a la calidad de nuestra comunicación con los demás. En el ejercicio de nuestra responsabilidad somos nosotros los que nos cercioramos de que las personas han entendido el mensaje que transmitimos, y de que también hemos entendido lo que otros pretenden comunicarnos, por tanto, somos responsables de la forma y de la claridad con que expresamos nuestras ideas e interpretamos las de los demás.

La responsabilidad supone aceptar de forma incondicional que nuestra felicidad depende sólo y exclusivamente de nosotros. Esto exige un alto grado de madurez personal. Significa que no vamos a hacer depender nuestra felicidad del hecho de que otros nos quieran o no, cumplan nuestros deseos o no, actúen de la forma que creemos más oportuna o no, o nos presten o no la atención que consideramos nos merecemos. Otra cosa es reconocer que las personas, con su comportamiento, pueden entristecernos, especialmente si éstas son parte importante en nuestras vidas, pero ¿hasta qué punto vamos a dejar que ese comportamiento siga afectándonos?.

Actuar de forma responsable lleva consigo el decidir y asumir los valores conforme a los cuales deseamos vivir. El hecho de que estos valores hayan sido adquiridos de forma pasiva e irreflexiva es algo contrario a la acción responsable. 

Los valores, es decir, los aspectos que realmente nos motivan, nos impulsan en nuestra vida, influyen decisivamente sobre nuestra forma de comportarnos y sobre nuestro sentido de integridad. Somos íntegros cuando lo que pensamos, lo que decimos y, sobre todo, lo que hacemos, resulta coherente con nuestros valores. Por ello, elegir cuáles son esos valores y alinear nuestro comportamiento con ellos entra dentro del ámbito de nuestra responsabilidad.


Mantener una alta autoestima, es decir, la valoración que tenemos de nosotros mismos, es también nuestra responsabilidad. Difícilmente podemos tener una alta autoestima si no somos responsables de nuestra vida y nuestra felicidad.

domingo, 1 de julio de 2018

El Intelecto



Nuestra vida esta permeada por el estado de ánimo y la emocionalidad que en nosotros se haya instalado.

Todos tenemos un coeficiente de inteligencia, unos más altos que otros, pero todos lo tenemos y desde la infancia hasta la adultez escuchamos que de este coeficiente dependerá el éxito en la vida. Sin embargo los estudios recientes han demostrado que no siempre resultan personas triunfadores aquellas cuya capacidad intelectual es elevada. Existe otra inteligencia, la Inteligencia Emocional, ella es quien abre o cierra nuestras posibilidades de accionar en la vida.

Conocemos de personas brillantes en el estudio que han logrado hundir un capital en la nada y por otro lado también están aquellos que jamás concluyeron una carrera universitaria y conducen exitosamente destacadas corporaciones.
 
¿Golpes de la suerte?.Según plantea Charles R. Swindoll “¨… la vida es el 10 % de lo que me pasa y el 90 % de cómo reacciono a eso” “Somos responsables de nuestras actitudes” y los estudios recientes demuestran que el triunfo depende de cómo utilizamos nuestra Inteligencia Emocional para relacionamos con el entorno. El control sobre nuestro yo emocional es el que nos permite ir al éxito o al fracaso, para aprovechar las oportunidades que nos retan y están a nuestro alcance.

Daniel Goleman, en su libro Inteligencia Emocional en la Práctica, nos dice: “Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad no sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni por nuestra formación o experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos o con los demás.” 

Es entonces la hora de reflexionar sobre nosotros y cómo nos comunicamos en nuestro contexto para aprovechar las oportunidades de triunfar.



El Trabajo De La Mente


Nuestra mente funciona reaccionando por causas externas. Ésta responde a todo lo que vemos, escuchamos, olemos o tocamos; ante todo este movimiento, ante todas estas experiencias.

Posteriormente, estas reacciones internas son interpretadas por el yo, el ego, y por un historial de experiencias. Por tanto, son sólo reacciones mecanicistas, de defensa, para su supervivencia.

Por tanto, la mente no la utilizamos conscientemente. El ego dirige nuestra vida por medio de ella. Así, podremos presentar tantas formas de pensar como ‘yoes existan en nuestro interior.

La mente integra diversas facultades del cerebro, permitiéndonos reunir información, razonar y extraer conclusiones.

Nuestra actividad mental tiene tres tipos de procesos: los conscientes, los inconscientes y los procedimentales. También abarca funciones no intelectuales y funciones afectivas.

Estudios de laboratorio sugieren la idea de que la mente es un resultado de la actividad del cerebro, ya que podemos localizar la actividad pensante del individuo en regiones concretas, tales como el hipocampo.
Entonces… ¿cerebro y mente son lo mismo?

La respuesta es no. Una cosa es el cerebro, el encéfalo, y otra la mente. Así, ésta última no es el cerebro, sino la interacción entre el cerebro y el medio.

Sin medio no hay cerebro; de hecho, individuos aislados completamente terminan muriendo de forma prematura. Sin interacción no existe el ser humano, pues es un ente fundamentalmente social, por tanto esencialmente ‘interactuador’ (no encontramos otra expresión) con el medio.


Así pues, la actividad mental en sí es la emergencia de la actividad del cerebro en relación al entorno. Por ello, la mente individual es la civilización del individuo emergiendo desde la animalidad individual, igual que la civilización es la emergencia de la actividad global de los humanos civilizados en relación a su entorno global.

Actitud Y Aptitud

De nada nos valen las viejas recetas maquilladas de emprendedurismo, de ecología y de marketing agresivo si no existe lo que se entiende por emprendimiento sociocultural. Este es el que debe tomar las riendas del futuro crecimiento pero no solo de la mano del trabajo de los autónomos o de las mini empresas repletas de becarios y voluntariado, prácticamente sin ningún asalariado. Mejorar el tamaño de las empresas, una mayor industrialización, para poder abordar una mejor internacionalización.

Es más, la industria sociocultural es uno de los motores de desarrollo de nuestra región. Lo sociocultural contribuye de hecho al crecimiento de la economía, pero no puede convertirse en un mero instrumento económico. La diferencia estriba en que el negocio de este emprendimiento no venga avalado por los mitos del neoliberalismo. Y que no sean herramientas financieras en poder de los grandes, sino al servicio del bienestar socioeconómico de los ciudadanos y a la mejora de su cultura y espíritu.

En este modelo de crecimiento económico y del nuevo marco del mercado de trabajo que auspicia el neoliberalismo hay una apuesta tramposa por incrementar las empresas de emprendedores. En realidad, es un intento de maquillar la enorme desregulación y la precaria condición de los falsos autónomos. Lo de emprender no es más que la aplicación del viejo sueño neoliberal de una sociedad libre de productores independientes en el marco de un mercado perfecto.

Existen muchas sombras sobre este modelo de crecimiento que sustituye asalariados por autónomos, por falsos emprendedores. Cambiar los modelos de producción y del mercado laboral son funciones más bien de las Agencias y Centros de Recursos estatales, autonómicos y locales. La universidad debe colaborar en estos planes pero no dirigirlos ni generarlos. Para eso están las agencias de Innovación y Desarrollo, las empresas, las consejerías de Economía y Empleo, direcciones generales de Industria, Innovación, y fundamentalmente las Cámaras de Comercio.

¿Es esto lo que quieren nuestras universidades públicas? ¿Nuestros responsables universitarios „y el profesorado, PDI, y los trabajadores„ deben centrar sus esfuerzos y talento en crear espacios en los campus para los negocios emprendedores? O más bien sería primordial, crear, educar y formar a nuestros alumnos y titulados, en impulsos de ideas innovadoras, creativas, y fomentar la industria educativa y sociocultural. 

O sea, fomentar un ecosistema de innovación abierta al servicio del aprendizaje, la investigación y la creatividad. Eso es la esencia de la universidad, eso es su plan estratégico para el futuro.



Mantener La Iniciativa


Recuerdo que de pequeño me costaba tomar la iniciativa. Hasta que llegué a la adolescencia casi siempre fui más seguidor que iniciador, pero eso no impidió que fuera un niño travieso. En mi defensa diré que cuando hacía travesuras con mis amigos como subirnos hasta arriba de los andamios de las obras era porque ellos las proponían y yo no quería quedarme atrás.

Por culpa de su iniciativa me metí en más de un lío, pero poder recordarlo ahora mientras nos reímos a carcajadas demuestra que valió la pena.

Poco a poco fui liberándome de ciertos miedos y volviéndome más osado. Pese a que ahora puedo dar la imagen de un tipo serio y formal, incluso relajado, a veces mis acciones dicen lo contrario. En más de una ocasión he decidido no pensar en las consecuencias de mis actos y comprar un billete para irme solo a un país al que siempre había soñado viajar, sólo porque de esta forma ya era imposible arrepentirme y dar marcha atrás.

“Si quieres tener algo en tu vida que nunca has tenido, deberás hacer algo que nunca has hecho”
James D Houston

También he aprendido a asumir la iniciativa en mi entorno social aún a costa de exponerme a muchos rechazos. La experiencia me ha curtido. Creo que tener iniciativa es una actitud valiosísima para las relaciones sociales, mucho más que ser valiente en otros ámbitos. De hecho hay gente que se tira en paracaídas sin inmutarse y luego tiembla como un flan cuando tiene que hablar con desconocidos.


Estoy seguro de que muchas veces has sufrido el miedo al rechazo, al “qué dirán”, a que los demás se rían de ti, a quedar en ridículo o a parecer idiota. Sin embargo las consecuencias de tener un papel activo en las relaciones sociales pueden ser increíbles

Hablar con la persona que te gusta y tener una maravillosa historia de amor, conseguir ese puesto de trabajo que tanto ansías o simplemente convertir una conversación de ascensor en un momento único, son algunas de las cosas que les ocurren a las personas que toman la iniciativa.


Cuando Levantes Vuelo


“Cuando le dije a mi padre que me iba a echar a volar, que ya tenía mis alas y abandonaba el hogar, se puso serio y me dijo: A mí me ha pasado igual, también me fui de la casa cuando tenía tu edad. En cuanto llama la vida los hijos siempre se van; te está llamando el camino y no le gusta esperar.

“Camina siempre adelante, tirando bien de la rienda, más nunca ofendas a nadie para que nadie te ofenda. Camina siempre adelante y ve marcando tu senda, cuanto mejor trigo siembres, mejor será la molienda.

“No has de confiar en la piedra con la que puedas topar, apártala del camino por los que vienen detrás. Cuando te falte un amigo o un perro con quien hablar, mira hacia dentro y contigo has de poder conversar.

“Camina siempre adelante, pensando que hay un mañana, no te permitas perderlo porque está buena la cama. Camina siempre adelante, no te derrumbes por nada y extiende abierta tu mano para quien quiera estrecharla…”.

Esos justamente son los principios y valores que recibimos de nuestros padres (en algunos casos de manera muy estricta), los cuales faltan en el presente.

Más allá de la poca o mucha instrucción que hubiesen recibido, nuestros padres y abuelos eran unos verdaderos sabios. De mi padre aprendí a dar gracias a Dios antes de comer y de dormir; a ceder el asiento a la señoras y señoritas (sobre todo las embarazadas y las ancianas) en los autobuses, a no buscar ser el primero sino el último, a esperar ser llamado, a saber escuchar, a conmoverme con los niños recordando que yo también lo fui, a ser solidario, a ser un incansable caminador.

Aprendí a disfrutar el buen cine y toda buena lectura, comenzando con la Biblia, siguiendo con los periódicos, los clásicos de la literatura, a Julio Verne o la poesía de Machado, Neruda o García Lorca, o tocar la guitarra con los boleros de Pedro Infante y Javier Solís.

Sobre todo, aprendí a distinguir entre los políticos honestos y los mentirosos, demagogos y cómodos; los que prometen paraísos de igualdad y son los primeros en formar nuevas élites u oligarquías; los que se victimizan cuando se ven acorralados por la justicia y la razón.

Nuestros viejos sabían de ética y política más que nadie y no eran indiferentes a la situación del país, algo que ahora es muy común entre las nuevas generaciones, dadas más a la comodidad que a la responsabilidad.

En su “Carta a mi hijo”, el escritor Mathías Claudius escribe: “No te dejes engañar por la idea de que puedes aconsejarte solo y que conoces el camino por ti mismo. Este mundo material es para el hombre demasiado poco y el mundo invisible no lo percibe, no lo conoce, ahórrate, pues, esfuerzos vanos, no te aflijas y ten conciencia de ti mismo.

“Considérate demasiado bueno para obrar mal. No entregues tu corazón a cosas perecederas. La verdad, querido hijo, no es gobernada por nosotros, sino que nosotros debemos ajustarnos a ella”.

Démosle gracias a Dios por nuestros padres y madres (y por los cumplen ambos papeles a la vez). No los desilusionemos, no los olvidemos. Dediquémosle tiempo, busquemos su felicidad.


Decisión Y Coraje


A menudo escuchamos que los valientes, los que se arriesgan, los que se la juegan y apuestan por una vida distinta, por crear nuevas circunstancias cuya construcción se prevé difícil, incluso imposible, son unos locos. Pero quizás el coraje no tenga nada que ver con la locura. Probablemente el coraje más que la ausencia de miedo es la consciencia de que hay algo por lo que merece la pena que nos arriesguemos.

El coraje es fuerza al servicio del amor y de la consciencia. El coraje nos mueve porque creemos que aquello que queremos crear, cambiar, construir, tiene sentido. Tiene tanto sentido que nos puede llevar a arrostrar nuestros miedos, a enfrentar dragones internos y externos y partir en un viaje del cuál regresaremos completamente transformados, bien porque hayamos logrado encarnar el anhelo que nos llevó a partir, bien porque tras la aparente derrota habremos aprendido algo nuevo que nos llevará a ver con ojos distintos a la vida, a los demás y a nosotros mismos. Sea como sea, habremos crecido en el viaje interior, si somos capaces de hacer alquimia del dolor y de no dejarnos enloquecer por el éxito o la realización si hemos sido bendecidos por éstos.

Nuestros anhelos y nuestro coraje van a ir siempre de la mano. El anhelo nos invita a crecer y el coraje nos hace crecer. El primero es semilla, es potencia, es idea; el segundo es acción, transformación, realidad. Y en ese baile, el desarrollo en lo espiritual y en lo real que nos proporciona el coraje, alimenta nuevos anhelos en una espiral cada vez menos densa y más sutil. La danza de nuestros anhelos y nuestro coraje es la que transforma nuestra vida y la de los que nos rodean. Es esa extraordinaria danza la que hace que las utopías del pasado sean realidades hoy, y que nuestras utopías de hoy, quizás, sean las realidades de mañana. 

Porque la vida se construye en un diálogo entre el azar y nuestra responsabilidad.

Decir que todo depende del azar es resignarse, rendirse, dejar a cero nuestra capacidad para redirigir o redefinir la vida. Decir que somos nosotros los que podemos hacer todo cuanto queramos, que tenemos todo el poder para crear la realidad a nuestra medida, no tan sólo es una fantasía muy peligrosa para nuestro entorno sino más bien un oscuro delirio narcisista.

El veneno está en la dosis. Si nos resignamos porque creemos que no podemos hacer nada y que el destino está escrito, entonces la partida de la vida será dolorosa y seguro que muy aburrida. En el otro extremo, si caemos en un delirio de omnipotencia, las bofetadas que recibiremos serán de tal calibre y tan necesarias que o enloqueceremos o caeremos en una depresión que nos devuelva el sentido de realidad.


Entre lo uno y lo otro existe la capacidad de ir desarrollando la lucidez necesaria para saber a dónde podemos llegar, paso a paso, trabajando y esforzándonos en aprender y hacer crecer nuestras capacidades de comprender, amar y actuar. Quizás lo importante es no dejar de hacerse preguntas y de sembrar, cada día, semillas de posibilidades, crear nuevas circunstancias, prepararnos para cuando florezca la oportunidad que nos abra las puertas hacia una nueva realidad deseada y esperada durante mucho tiempo por la que nos hemos estado preparando. 

La buena suerte quizás es, simplemente, la combinación de la preparación y la oportunidad. La primera depende de nosotros, la segunda, no tanto, aunque con la práctica, quién sabe.

El Valor Del Entusiasmo


“Nuestra actitud es la que condiciona los resultados”. Estas palabras entrañan una gran verdad, la actitud (entusiasmo, pasión, motivación), si no es la adecuada, se puede convertir en una gran barrera a la hora de desempeñar un puesto de trabajo, relacionarse con el resto de compañeros, dar una imagen de uno mismo, entre otros aspectos. Por tanto, se trata de un aspecto fundamental para el empleado, pero también para la empresa y el resto de clientes (internos y externos) de la misma.

Tener entusiasmo implica predisposición, te facilita el trabajo y el de tus compañeros así como la consecución de objetivos, mejora el clima laboral, ofrece una mejor imagen de cara al cliente externo, aporta valor añadido, influye en promociones internas, mejoras en las condiciones laborales, etc. Como se puede apreciar la afirmación es más que correcta, para recoger primero hay que sembrar.

Por otro lado tenemos Iniciativa, la capacidad para idear, inventar o emprender acciones con el objetivo de mejorar la situación actual. Tener iniciativa no implica una alta capacidad de creatividad, pero sí inquietud, curiosidad, capacidad de mejora, motivación. Alguien con iniciativa está “maquinando” constantemente, buscando siempre la manera más eficiente de llevar a cabo el trabajo, reinventándose.

Compaginando ambas características puede decirse que, aun no siendo necesario, una persona entusiasta en su trabajo tiene más probabilidad de tener una mayor capacidad de iniciativa que una persona con actitud negativa. ¿Qué pensáis al respecto?


Ir feliz al trabajo, con ganas, influye directa y exponencialmente en los resultados obtenidos en el mismo. Las oportunidades a día de hoy son escasas y hay que aprovecharlas, dar lo mejor de uno mismo para sentir satisfacción personal ante todo. ¡No dejes que la actitud te amargue el día!

sábado, 30 de junio de 2018

Superar Los Reveses


Cuando sufres un revés imprevisto, grande o pequeño, pasas por un período inicial de negación y de buscar una explicación racional. Intentas justificar lo ocurrido como si eso pudiera cambiarlo, pero al final no te queda más remedio que procesar el hecho de que ha sucedido. Luego viene la parte, realmente difícil, en que lo aceptas. Sientes que nada volverá a ser como antes, así que te preparas para actuar conforme a tu nueva situación. Aceptarlo no quiere decir que has olvidado lo que era antes, sino que te preparas a vivir en el ahora en lugar de quedarte deseando que las cosas hubieran sido diferentes. Afrontar la realidad en vez de evadirte, ser actor en lugar de víctima.

Mientras que en el paso anterior aceptábamos emocionalmente el cambio, en este paso se trata de aceptarlo mentalmente.

Es como hacer un reset, como aplicar lo de “mañana será un nuevo día” a la propia vida. Para aceptar la nueva realidad, tienes que aceptar que la vieja realidad se ha ido, tienes que dejar de pensar en cómo eran las cosas antes para pensar en cómo son las cosas ahora, y poder actuar en consecuencia.

Ahora se trata de cambiar el marco mental, explorar los límites y condicionantes de tu nueva situación, y ver cómo puedes extraer lo máximo de ella.

Igual que un partido no se acaba hasta que el árbitro pita el final, la vida no se acaba hasta que se ha acabado, así que siempre tienes la oportunidad de hacer algo mientras sigas vivo.

Una vez pases por este proceso, veras que las cosas no suelen ser tan malas como te lo parecieron en un principio. Por extraño y duro que parezca, casi todo tiene un aspecto positivo, si lo buscas. 

La dificultad viene si comparas tu situación previa con la actual, por eso tienes que aceptar lo que ha pasado, hacer un reset en tu vida y cambiar tu perspectiva de acuerdo a tu situación actual.



Motivación


El estudio de la motivación, investiga la explicación de las propias acciones humanas: ¿qué es lo que motiva a alguien a hacer algo? ¿Cuáles son los determinantes que incitan a ello?

Toda actividad está motivada por algo, y ese algo es lo que hemos llamado motivo. Un Motivo: es lo que impulsa a una persona a actuar en determinada forma o, cuando menos, a desarrollar una propensión para un estímulo externo, o bien puede generarse internamente en los procesos fisiológicos y de pensamiento del individuo.

La motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo. La motivación está relacionada con el impulso, porque éste provee eficacia al esfuerzo colectivo orientado a conseguir los objetivos, por ejemplo, empuja al individuo a la búsqueda continua de mejores situaciones a fin de realizarse profesional y personalmente, integrándolo así en la comunidad donde su acción cobra significado.

La motivación es a la vez objetivo y acción. Sentirse motivado significa identificarse con el fin y, por el contrario, sentirse desmotivado representa la pérdida de interés y de significado del objetivo o, lo que es lo mismo, la imposibilidad de conseguirlo.


La motivación no es un concepto sencillo. Para los psicólogos es difícil describir el impulso que existe detrás de un comportamiento. La motivación de cualquier organismo, incluso del más sencillo, solo se comprende parcialmente; implica necesidades, deseos, tensiones, incomodidades y expectativas.

viernes, 29 de junio de 2018

Interculturalidad


Para conseguir un proceso real de Inclusión Social en el ámbito de la inmigración, se hace necesario establecer como metas, la Integración de la Equidad educativa y la Pedagogía Intercultural en la escuela.

Comenzamos exponiendo la definición de ambos conceptos:
El término equidad, en educación significa igualdad de oportunidades para que todos los alumnos logren desarrollar al máximo su potencial. Éste concepto, no debe confundirse con la igualdad efectiva, de resultados ni con la igualdad de experiencias educativas porque el potencial de los alumnos suele ser diverso, de modo que la equidad requiere un trato diferente a cada uno de acuerdo a diferencias relevantes.

Los objetivos de la Equidad en educación son:
- Transformar la escuela en inclusiva, donde todo el alumnado tenga igualdad de oportunidades de aprender en la escuela.
- Fomentar la convivencia de alumnos y alumnas que sean de diversos grupos sociales, culturales y étnicos.
- Incrementar el rendimiento académico de todo el alumnado.
- Reconocer y aceptar la diversidad cultural de la sociedad actual y defender la igualdad para todos los grupos etnoculturales.
- Educar en la convicción de que somos más iguales que diferentes, educar en valores y actitudes asociadas a éste lema.

Interculturalidad, multiculturalidad, educación intercultural, educación multicultural, son conceptos que se utilizan para definir un nuevo enfoque educativo que comprende la educación como un proceso continuo, holístico, inclusivo (una misma educación para todas las personas) y diverso (respetando las diferencias culturales). 

Los objetivos generales de la Educación Intercultural son:
- Incrementar la equidad educativa.
- Superar el racismo, la discriminación y la exclusión social.
- Favorecer la comunicación y las ventajas de los intercambios culturales.
- Fomentar el aprendizaje cooperativo para mejorar la convivencia entre culturas.
- Apoyar el cambio social para acercar a una sociedad justa, solidaria y respetuosa.

 La persona competente interculturalmente es aquella que tiene la habilidad de interactuar con “otros”, de aceptar otras perspectivas y percepciones del mundo, de mediar entre diferentes perspectivas y de ser consciente de sus propias valoraciones sobre la diversidad. 

La competencia intercultural se compone de conocimientos, habilidades y actitudes, complementados por los valores que cada uno tiene por su pertenencia a una sociedad y a unos grupos sociales determinados. Las actitudes constituyen la base de la competencia intercultural.


Agredir Al Diferente


En qué momento de nuestras vidas, aprendimos a agredir a aquellos que piensan diferente? Que si piensa como yo está muy bien y es muy sensato. Y si no, pues es un…. Pero somos muy buenas personas, solo que “los demás” son… demasiado por hacer o decir algo que nosotros creemos que es la verdad.

Y en toda la vida, por lo menos yo aprendí que está tu verdad, mi verdad y la verdad. Todos sabemos que hay que ser y dejar ser. Todos sabemos que cien personas pueden ver lo mismo y considerar algo diferente. Pero que poco que lo aplicamos.

Exponemos santas creencias, hablamos de códigos, pero a espaldas de los demás nos comportamos como el peor de los bichos, resentidos, limitados mentalmente.

Y lo más increíble de todo, es que nos sentimos con derecho a criticar y ofender. Ni siquiera la otra persona está presente para defenderse, más a nuestro favor no?
Pero claro, somos grandes personas. Solo que el otro no entiende, el otro es raro, el otro es incapaz, el otro es ignorante, el otro el otro el otro.

Somos los mejores siempre, tenemos la verdad, y todos los demás están de mi lado o en contra de mí. Vamos por la vida categorizando y batallando contra todo lo que es diferente porque por favor: no me vayan a hacer cambiar de opinión.

O no, yo soy “el sabio” y lo que yo sé y aprendí es lo único verdadero.


Y así vamos agresión tras agresión

La “Coraza” De Las Convicciones

Convicción: “Seguridad que tiene una persona de la verdad o certeza de lo que piensa o siente”

¿De verdad estamos hoy en día seguros de algo? ¿Tenemos la certeza absoluta sobre alguna cosa? ¿O más bien tenemos la sensación o sentimiento de que esa certeza es correcta?

En una Conferencia sobre Mindfulness que dio Javier Carril, nos interpelo sobre nuestras convicciones y su cuestionamiento. Sin duda hay convicciones que no nos cuestionamos y posiblemente por eso funcionamos en “Piloto automático”. 

Lo que es claro es que reaccionamos en nuestra vida según nuestras convicciones.

¿Qué pasaría si de vez en cuando nos las cuestionáramos? Eso sí, sin perder la esencia.

En las experiencias negativas, como el dolor, solemos huir de esas sensaciones, y nos perdemos una parte importante de la experiencia: El aprendizaje.

Si nos pasáramos a reflexionar por un momento lo afortunados que somos, el montón de cosas por lo que debemos ser agradecidos y fuéramos conscientes de nuestra situación privilegiada, aceptaríamos las cosas tal y como vienen, y lo más importante nos aceptaríamos a nosotros mismos.

Esa seguridad e infalibilidad que nos hace colocarnos por encima del bien y el mal, genera, en muchas de las ocasiones, conflicto, desencuentro y rencor entre los seres humanos.

Son la defensa de nuestras “intocables” convicciones, las que nos vuelven tercos en nuestras acciones y necios en nuestras palabras, provocando un alejamiento de las personas, por el mero hecho de defender unas convicciones.

¿Has probado en poner en entredicho tus convicciones? Es un ejercicio depurador y muy estimulante para poder avanzar en el desarrollo de la persona, alcanzando motivos para poder creerte “mortal” y con poca certeza sobre lo que piensas, sientes o vives.

Una convicción importante mía fue derribada hace ya un tiempo. Mi frase era “a mí no me va a suceder eso”, hasta que me sucedió. Juzgamos libremente desde nuestra humanidad y nuestra falta de perspectiva, debido a que no hemos vivido la situación o porque nos creemos como poseedores de la verdad.

Hace tiempo, en una conferencia mía, defendí que desde que “he dejado de tener la verdad, vivo más feliz”.

Por eso, de cuando en cuando, es bueno hacer una introspección y ver si nuestras convicciones son correctas. Cualquier Convicción que nos sitúe en una posición donde perjudicamos a otro ser humano, debería ser revisada. 

Todo aquello que genere desunión y conflicto, debe por lo menos ser motivo de reflexión.


La revisión de convicciones me ha llevado inevitablemente al Cambio, y por ello puedo afirmar que no soy la misma persona que hace unos años, unos meses o unos días. 

Por lo menos así lo siento y lo creo, y estoy convencido.

Caras Opuestas: Pesimismo-Optimismo


El pesimismo y el optimismo son 2 maneras de representar la realidad, totalmente opuestas.

Ambas, se basan en el hecho de que como seres humanos, tenemos la capacidad (o la actitud) de predecir lo que va a ocurrir con base en la experiencia que hayamos adquirido a través del tiempo.

En otras palabras, nuestras vivencias día a día, condicionan nuestra mente, para darnos idea de lo que podría pasar en casos futuros, dadas ciertas condiciones conocidas.

Por ejemplo, es muy común escuchar a las mujeres decir, que ya no creen en el amor… Todo, porque en algún momento de su vida, UNA persona, les falló. Y en el peor de los casos, 3 o 4 personas.

Tendemos a generalizar entonces, a través de nuestra percepción y nuestro sentido de anticipación, los resultados que ocurrirán cuando ciertas condiciones estén dadas… y todo esto, lo definimos a través de la experiencia.

Es nuestra experiencia, la que va moldeando nuestra percepción sobre la realidad, dado que dicha percepción no representa fielmente lo que verdaderamente es el mundo real.

Así como un mapa de una ciudad, no representa con exactitud la ciudad en sí, sino que da una idea de sus componentes, elementos, y composición en general.

Finalmente, terminamos creando mapas de la realidad en nuestra mente, cuyas representaciones pueden ser más, o menos exactas, dependiendo de lo que hayamos vivido, y de nuestra claridad en las cosas que pensamos y concluimos.

El Desarrollo Personal usualmente se enfoca en brindarte la manera de crear un mejor mapa de la realidad, sin que estés cegado por tus emociones, ni cuadriculado por tu racionalismo.

Y es aquí donde entramos a hablar sobre el pesimismo y el optimismo.



Escuchar Con El Corazón


Quisiera trasladar la comunicación al ámbito de persona a persona, enfocada desde dos puntos. El primero hablar y escuchar desde el corazón: Tenemos necesidades de contar, de abrir nuestro corazón, necesitamos sentirnos bien, y eso nos lo da la confianza de tener cerca a las personas que queremos y en las cuales confiamos. Queremos sentirnos escuchados, que nos arropen con palabras, con la mirada, con estar a nuestro lado. Eso requiere, como en toda comunicación, unos pasos y una manera de comportamiento. Ese es el camino para mí, de escuchar con el corazón.

El segundo desde la reflexión, poniendo una actitud positiva en la comunicación: Todos necesitamos amar y ser amados. Por falta de conocimiento experimentamos dolor, malentendidos y nos herimos unos a otros. En las relaciones de pareja, en las relaciones con nuestros hijos, con nuestros compañeros del trabajo, con nuestros empleados y jefes.

Es posible crear y mantener relaciones armónicas en  las que todos nos podamos sentir satisfechos y profundamente acompañados.

Debemos evitar muros, incomprensiones,  para ello debemos hacerlo desde una actitud positiva a la hora de escuchar y hablar, ponernos en el lugar del otro  y tener la oportunidad de explicar nuestro punto de vista.

Se hace notar la diferencia entre oír y escuchar. Oír es sólo usar ese maravilloso sentido que nos hace situarnos en el mundo que nos rodea. Escuchar tiene un especial sentido de prestar atención, de atender. Puede ser que oigamos, pero que no estemos escuchando. Escuchar implica un compromiso con el que nos habla.

Escuchar significa estar ahí, percibir lo que el otro dice y lo que no dice, y lo que quiere decir.
La atención es la clave de una verdadera escucha, no analizamos ni manipulamos.
Escuchar atentamente es dejar terminar de hablar y hacer pausas las cuales ayudan a no hacer juicios precipitados y a no reaccionar antes de tiempo o de una manera brusca.
Escuchar es el fundamento de toda relación humana y es una prueba de estima y de respeto hacia alguien. Sin hablar de que el hecho de escuchar también permite desactivar muchos sufrimientos psicológicos
.
No sabemos y no queremos escuchar. A nuestro alrededor está toda esa gente que tiene necesidad de ser escuchada. Todos necesitamos ser escuchados.

La escucha consciente implica que cuerpo y mente trabajan juntos para comunicarse. Es más, no se trata solo de escuchar atentamente, sino de ver, oír y sentir con todo tu ser. Prestar atención al mensaje, ya sea verbal o no verbal, implica percibir con la mayor claridad posible  la experiencia de quien te habla. 


jueves, 28 de junio de 2018

Convicción Sin Imposición


Mucho se discute hoy día alrededor de los diferentes estilos de liderazgo que predominan en nuestras organizaciones. Indudablemente, el liderazgo ha evolucionado hasta el punto de que, hoy por hoy, las compañías más exitosas a nivel mundial son aquellas en las que las líneas jerárquicas verticales han desaparecido casi por completo. La figura del líder se ha transformado, hasta el punto de que el rol de “jefe” se encuentra ya en vías de extinción, para dar paso al rol de facilitador, desarrollador de recursos y líder por convicción en lugar de por imposición.

Los días del liderazgo impositivo y de estilo autocrático o dictatorial se agotan.

 Aquellos líderes de equipos de trabajo que no puedan evolucionar con las tendencias mundiales, que no sean capaces de manejar situaciones complejas frente a frente (no por correo electrónico!), que no puedan guiar a sus equipos por medio de su ejemplo, que no tengan humildad para reconocer sus carencias y la habilidad para poder solventarlas por medio del conocimiento y la disposición de sus colaboradores, quedarán a la deriva en el proceso progresivo y escalonado que, a nivel mundial, se ha venido experimentando en la generación de los millenials, conformada por toda una gama de profesionales jóvenes, formados con el nacimiento del nuevo milenio, y que trabajan en un enfoque de confianza y totalmente orientado a resultados, en un marco de comunicación completamente abierto y directo.


¿Qué significar ser entonces un líder por convicción, y no por imposición? Significa tener la capacidad intelectual y emocional para poder lograr influenciar a un grupo de personas a seguirnos y que esa decisión sea tomada por parte de ellos de manera consciente y sin obligaciones de índole jerárquica. Es decir, escojo seguir a mi líder porque me inspira a seguirlo, no porque estoy obligado a hacerlo. Esto es más fácil decirlo que conseguirlo, pero es totalmente factible. Para algunas personas, sin embargo, posiblemente formadas en contextos rígidos, típicos de la década de los 80 y 90, esto puede ser sumamente difícil de lograr, pues supone superar conflictos generacionales, propios precisamente del cambio de milenio que hoy día experimentamos. 

Esto supone también dejar el ego a un lado, y eso no es fácil para muchos.

Inspirar no es lo mismo que convencer

Educar Para Compartir


“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.
Nelson Mandela.

No hay frase más acertada que la anterior, si existe un arma capaz de transformar el futuro, es la educación. La educación nos otorga las herramientas y libertades para alcanzar nuestros sueños.

El derecho a la educación de calidad en nuestro país para niñas, niños y adolescentes es parte de nuestra carta de derechos humanos y de desarrollo de cada país. Tener acceso a una plataforma educativa de libre acceso para todas y todos es imprescindible.

Invertir en educación es invertir en infancia. Invertir en educación involucra incluir a todos los sectores de una población, educación de calidad en zonas rurales y urbanas; educación inclusiva en escuelas públicas y privadas; escuelas generales, indígenas, comunitarias y para migrantes. Educación de calidad que fomente la reflexión y el actuar en niñas y niños. Educación que los lleve a formarse como mejores ciudadanos.

Los cimientos para una mayor igualdad se establecen en la niñez. Una educación de calidad en los primeros años de vida tiene excelentes beneficios para el desarrollo humano y otorga a niñas y niños fortalezas y herramientas para desarrollarse como un mejor ciudadano y agente de cambio.

Hablar de una equidad educativa es también considerar factores relacionados con un ambiente de tolerancia y respeto en todo ámbito escolar. Sentar las bases de éstos valores dentro de los programas educativos desarrolla la ciudadanía desde temprano, establece vías de participación y reflexión. En conjunto se construye una mejor articulación entre todos los actores que integran la comunidad educativa.

En Educación para Compartir, nuestra metodología nos permite actuar sobre cada uno de éstos valores, promoviendo un diálogo inclusivo con todas las niñas y niños. Compartimos una educación participativa a través del juego. Propuestas y acciones que mejoren la educación con la finalidad de crear agentes de cambio que juegan, reflexionan y actúan.

En cada uno de nuestros programas fomentamos actividades e iniciativas que impulsan la participación activa de niñas, niños y adolescentes, brindándoles herramientas para la construcción de su proyecto de vida. Una de las actividades que más disfrutamos fue el llevar nuestros programas y compartirlos con niñas y niños de escuelas rurales de la comunidad Tarahumara de Chihuahua.

Las actividades llevadas a cabo promovieron en gran medida la inclusión, igualdad de género, el respeto y el trabajo en equipo en esta comunidad. Con estas herramientas buscamos formar mejores ciudadanos desde la niñez, agentes de cambio con la capacidad de insertarse activamente en la sociedad y desarrollar un proyecto de vida en relación con los otros. 

Por ello no puede haber calidad sin equidad

Excelencia


La excelencia no tiene límites de velocidad y para eso se requiere libertad, decisión, voluntad e inteligencia. La libertad se considera como el centro de la vida humana y el utilizarla adecuadamente equivale a perfeccionar tu calidad de vida.

Un ser humano excelente es aquel que influye en los demás y que busca siempre el bien para él y para los que le rodean. La excelencia es saber amar, saber ser amado y ver siempre las cualidades de las otras personas, buscando constantemente su bienestar. La excelencia es saber servir y apoyar con placer a los demás, porque entre todos se puede encontrar una mejor forma de hacer las cosas.

Cuando una persona es excelente quiere decir que es un privilegiado como ser humano porque está en desarrollo constante. Ser excelente es saber comunicar paz a los demás, aprovechar puntos de oportunidad y transformar dificultades en acciones positivas, pero no hacer por otros lo que estos pueden hacer por sí mismos. Un ser excelente sabe proteger sin asfixiar, sabe guiar sin imponer, sabe motivar a los que están a su cargo para que también puedan desarrollarse.

La excelencia es saber construirse sólidamente como ser humano, con piezas de calidad como los buenos principios y los valores. El hombre que vive con excelencia posee, entre otras cosas, las siguientes características: Intuición y alegría, claridad en sus propósitos, originalidad, responsabilidad y libertad. 

Un ser humano excelente construye a otros, soporta el rechazo, no se frustra, mejor aún, le da sentido a la vida, es equilibrado en su pasión y responde con la razón.

Mente E Información

En el curso de la historia, la humanidad se ha preocupado por transmitir valores, actitudes y habilidades de una generación a otra. Estos tres tipos de conocimiento ya se enseñaban tiempo antes de que se inventara la escuela formal. Aun en la actualidad, es evidente que la familia, la religión, los compañeros, los libros, los medios de comunicación y entretenimiento, y las experiencias generales de la vida son las principales influencias que determinan las opiniones de la gente acerca del conocimiento, el aprendizaje y otros aspectos humanos. 

La ciencia, las matemáticas y la tecnología en el contexto de la escolaridad también pueden desempeñar un papel clave en el proceso, ya que se erigen sobre un conjunto claro de valores, reflejan y responden a los valores de la sociedad en general y tienen una influencia creciente en la conformación de riqueza cultural compartida. Así, en el grado en que la escuela se preocupe por valores y actitudes un asunto de gran sensibilidad en una sociedad que aprecia la diversidad cultural y la individualidad, y es cautelosa con la ideología, debe tomar en cuenta valores y actitudes científicos al preparar a los jóvenes para la vida fuera de la escuela.

De manera similar, hay ciertas destrezas de pensamiento asociadas con la ciencia, las matemáticas y la tecnología que las personas jóvenes tienen que desarrollar durante sus años escolares. Se trata, principalmente (pero no de manera exclusiva), de habilidades matemáticas y lógicas, que son herramientas esenciales para el aprendizaje formal e informal y para un tiempo vital de participación en la sociedad como un todo. En conjunto, estos valores, actitudes y destrezas se pueden considerar como hábitos de la mente porque todos ellos se relacionan de manera directa con la perspectiva de una persona sobre el conocimiento y aprendizaje, y las formas de pensar y actuar.

La educación en la ciencia debe contribuir al conocimiento de las personas de los valores compartidos de los científicos, matemáticos e ingenieros; el refuerzo de los valores sociales generales; la inculcación en los individuos de creencias informadas y equilibradas sobre el valor social de la ciencia, las matemáticas y la tecnología en el desarrollo de actitudes positivas en la gente joven hacia el aprendizaje de estas disciplinas.

La ciencia, las matemáticas y la tecnología incorporan valores particulares, algunos de los cuales son diferentes en tipo o intensidad de los de otras empresas humanas, como negocios, leyes y artes. Para comprender aquellas disciplinas es esencial estar pendiente de algunos de los valores que las sustentan y les dan carácter, y que son compartidos por la gente que trabaja en los tres campos. revolucionaría y conservadora. 

El conocimiento que genera obliga en ocasiones a cambiar incluso a descartar creencias añejas sobre la humanidad misma y su función en el gran esquema de las cosas. Las revoluciones que se asocian con Newton, Darwin y Lyell han tenido mucho que ver con el sentido de humanidad, lo mismo que con el conocimiento de la Tierra y sus habitantes. Además, el conocimiento científico puede sorprender, incluso causar problemas, especialmente cuando se descubre que el mundo no es como se percibe o como se desearía que fuera. Por ejemplo, el descubrimiento de que la Tierra tiene miles de millones de años (en vez de sólo miles) de haberse formado. Tales hallazgos pueden ser tan angustiantes que puede tomar años o la sociedad como un todo varias generaciones adaptarse al nuevo conocimiento. 

Parte del precio que se paga para obtener el conocimiento es que éste puede incomodar a la gente, al menos inicialmente. 

Darse cuenta de la repercusión del desarrollo científico y tecnológico en las creencias y los sentimientos humanos, debe ser parte de la educación científica de cualquier individuo.

miércoles, 27 de junio de 2018

Conciencia Sentidos Y Realidad


No podemos experimentar directamente la verdadera textura de la realidad a partir de la percepción de los sentidos, porque todo lo que miramos se materializa según nuestra experiencia y nuestro estado de conciencia. Además, el rango de percepción de los órganos sensoriales, particularmente la vista y el oído, es muy limitado, permitiéndonos funcionar apenas en un estrecho plano de la realidad. 

Por la misma razón, nunca podremos experimentar nuestra verdadera naturaleza a partir de los sentidos ni de la mente ordinaria (que depende de la información sensorial y de otros condicionamientos).
 

Para penetrar en nuestra esencia universal hay que trascender
 la barrera de la percepción ordinaria. Para esto la dirección no es hacia fuera sino hacia nuestro interior, ¿por qué?, porque ya poseemos fundamentalmente esta naturaleza.
Cada parte contiene la información del todo. Este principio de
 no localidad ha sido comprobado experimentalmente en numerosas ocasiones.

La
 mirada interior nos ilumina y nos permite acceder a información contenida en lo profundo de nuestro ser (y eso es muchísimo, incluso más de lo que podríamos procesar). Este tipo de visión envía fotones que intercambian energía e información a donde se dirijan. De hecho las células comunican entre ellas mediante fotones.

Cada
 átomo que compone nuestro cuerpo contiene la información de la totalidad y se encuentra entrelazado con el resto, y nosotros como partículas vivas del universo, contenemos toda la información en nosotros mismos y estamos entrelazados con el universo entero. 

La
 conciencia tiene infinitos niveles de manifestación, múltiples dimensiones coexistiendo en un mismo espacio-tiempo, pero en el nivel fundamental, más allá incluso de la escala de Planck, todo es unidad indiferenciada, no hay ni uno ni todo, todo es uno. Una misma conciencia que se manifiesta en innumerables partículas de experiencia. 

Esto significa que correr en todas las direcciones buscando la verdad de nuestra vida, no solo es cansador e inútil, sino que incluso es peligroso ya que este movimiento disociador genera errores y sufrimiento.