Las relaciones humanas suelen ser bastante complejas, las personas suelen sufrir tergiversaciones en su comunicación, desde las más sutiles hasta las más complicadas. Generalmente solemos escuchar diversas opiniones y nos hacemos distintos panoramas sobre un mismo tema, de manera que es casi inevitable que ante ciertos aspectos de la vida siempre quepa la duda.
El problema en sí no está en dar paso a la
duda, sino en dar las cosas por sentado cuando no nos hemos dedicado aclarar
aquellas incógnitas que aparecen en ciertos aspectos de nuestra vida,
especialmente en las relaciones de pareja, cuando se nos suelen presentar
muchas preguntas, en muchas situaciones en las cuales nos quedamos con las
dudas, en lugar de recurrir a nuestro compañero o compañera para aclarar los
acontecimientos.
Lo mismo ocurre con los hijos, en las relaciones laborales,
con los amigos y con nuestro entorno en general, de allí que el ir y venir de comentarios negativos, destructivos e inciertos,
sea el día a día del ser humano.
Ante la presencia de la duda siempre es mejor recurrir a la
fuente directa y tratar de aclarar nuestras preguntas sin necesidad de estar
levantando falsas expectativas, de seguro siempre encontraremos la orientación
correcta si hablamos con la persona indicada y ésta, es aquella de la cual nos
proviene la incógnita.
Alimentar las dudas y los comentarios inciertos lo único que trae son complicaciones a
nuestra vida, dificulta las relaciones con nuestros amigos y la
manera en la cual nos comunicamos, se presta a malos entendidos y siempre da
paso a tragos amargos.
No te quedes con la duda ante las situaciones que no
comprendes, ante aquellas cosas que te sorprendan, simplemente si realmente
es un tema de interés y sientes que te está afectando, recurre la fuente
directa para aclarar la situación antes de que sea demasiado tarde para
remediarla.
Aunque pueda parecer lo más fácil, dar las cosas por sentado no suele ser una actitud sana,
especialmente cuando no se tienen los argumentos ni la información
necesaria para tener una justificación sensata y certera, sino simplemente nos
hemos ido formando juicios a partir de opiniones y comentarios, que pueden ser
tan veraces como falsos